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Persiguiendo la verdad
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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¿Que les parece la primera parte de mi novela "Persiguiendo la verdad"?
Persiguiendo la verdad
FICHA TECNICA
Titulo: Persiguiendo la verdad
Autor: Romivi
Adaptacion: No
Genero: Drama, romance y superacion
Contenido: Familia, conflicto, perdon, amor, realeza
Advertencias: No
Otra paginas: No
SINOPSIS
Grace, una chica de pueblo, acaba de perder a su madre, antes de su fallecimiento le entregó unas cartas como respuesta a sus constantes preguntas; ahora que Grace está sola tomará la decisión de al fin conocer a su padre, de quien no tiene ninguna información excepto aquellas cartas. El viaje será más largo de lo que ella espera al enterarse que su padre es el rey de una ciudad llamada Cromeldi; la experiencia de la ciudad y las personas que conocerá en el camino traerá consigo lágrimas, risas y sobre todo la verdad.
PARTE 1:
Es una vista hermosa, puedo ver un paisaje lleno de campos interminables de tulipanes, los colores vivos me traen miles de recuerdos, llenando mi corazón de esperanza, la esperanza de encontrar un lugar al cual pertenecer, un hogar. Veo la infinita belleza reflejada en aquellas poderosas montañas, en los arboles diversos, en los pájaros de colores cálidos, y no puedo evitar pensar: a mama le hubiese gustado tanto ver este maravilloso paisaje; jamás pude convencerla de salir de su amado pueblo, de nuestra hermosa casita con un bello jardín lleno de margaritas, no fue capaz de dejar aquella casa ni siquiera estando tan enferma; los médicos le recomendaron internarse en el hospital de la ciudad más cercana, pero ella se negaba, nuestro médico le decía:
- Señora Tamara su pueblo esperará por usted, pero la enfermedad ni su cuerpo lo harán.
- Bello monte es lo que necesito, a él y a mi hija…
Mamá solía contarme de niña su historia, me decía que muy joven se fue a la ciudad esperando encontrar su realización, su felicidad, sin embargo nada la completaba, hasta el día en que me tuvo y decidió que el caos de la ciudad no era para nosotras, entonces conmigo en brazos regresó a Bello monte, su pueblo natal, lugar en el que fui criada, educada y amada por mi madre.
Siempre existió en mí la curiosidad de saber acerca de mi padre, siempre insistía a mi madre para saber quién era él y dónde estaba; pero mamá evadía el tema astutamente, siempre con esa sonrisa en el rostro que tanto la caracterizaba, llegué a pensar que la verdadera razón del por qué ella dejó la ciudad fue a causa de que mi padre le había roto el corazón, eso pensé hasta que un día jugando en su dormitorio terminé revisando sus cosas, escudriñando encontré unas extrañas cartas envueltas en un listón rojo y un sello en relieve de color dorado, mamá me encontró antes que pudiera abrir dichas cartas y las volvió a ocultar alegando que no necesitaba de un padre, que teniéndonos una a la otra bastaría; así fue hasta que cumplido mis 19 años ella enfermó y su diagnóstico decía que era incurable.
El día de su muerte tendida en su cama, me sonrió y extendiendo su mano con las cartas me dijo:
- Eres casi tan terca como yo mi niña; yo tuve que ir hasta la cuidad para darme cuenta que Bello monte era mi felicidad, lo que yo buscaba…ya eres una señorita, es hora que tú salgas y veas el mundo afuera, es hora que tú también hagas tu elección; no importa cual fuera, yo siempre estaré contigo.
No pudo decirme nada más, nada acerca de mi padre o la historia de su amor, ya que en seguida deliraba en fiebre; supuse que la respuesta a mis preguntas estaba en aquellas cartas.
La tristeza y la soledad invadieron mi ser, no supe qué hacer, más que huir y abordando el primer tren que partía de Bello monte, huía sin rumbo alguno; viendo por mi ventana la vista que me recordaba a mi madre, mi mente estaba llena de preguntas pero también de esperanza. Aunque la tristeza por la muerte de mamá continuaba latente, no derramé ni una sola lagrima desde su funeral, mis ojos parecían haberse secado al igual que mis sentimientos con ellos.
Al escapar tan repentinamente no tuve la oportunidad de revisar el contenido de las cartas, así que me dispuse a hacerlo. Las cartas parecían hechas meticulosamente con letras adornadas, todas escritas a pluma y tinta, en un papel amarillento y de un grosor considerable. Todas eran dirigidas solo a mamá, no mencionaban mi nombre u otro dato al respecto, por lo que supuse que mi padre no sabía de mi existencia, las palabras escritas estaban llenas de cariño y de dulzura.
Querida Tamy
Reinado de Alberto II, Cromeldi.
Cada carta estaba llena de poesía, “tu eterno caballero” parecía un código utilizado que solo ambos conocían, además al pie de cada carta estaba la misma frase: Reinado de Alberto II, Cromeldi. Todo esto me hizo llegar a la conclusión que el amor de mamá y aquel hombre era prohibido, por eso el código; a juzgar por lo elegante de las cartas y la redacción, mi padre era un rey. Mamá no le dijo de mi existencia porque sabía que un hijo fuera de la realeza no sería bienvenido y sería fuente de muchos problemas, sin embargo yo quería conocer a mi padre, hacerle saber de la muerte de mamá y encontrar un hogar al cual pertenecer, una compañía a la tremenda soledad que sentía; Cromeldi era la ciudad a la que me dirigía y buscar al rey Alberto II es mi misión.
Parte 2:
Cromeldi es conocida por su hospitalidad, su arte, cultura y por supuesto por la residencia de la familia real Pierre.
Salir del pueblo en el que fui criada se siente abrumador y al mismo tiempo fascinante, bajé del tren en mi primera parada para toparme con mucha gente yendo y viniendo; colgando mi mochila al hombro me dirigí a la boletería para comprar el boleto a Cromeldi, una fila larga me retrasó de modo que tuve que correr para subir al tren que me dirigía a la ciudad. Una vez adentro, recorrí los pasillos por 2 vagones hasta encontrar mi asiento en el tercer vagón, observé a un muchacho sentado al lado de mi asiento, él me miró y luego desvió su mirada para poner la mano en su mentón de manera pensativa; caí pesadamente en mi asiento lo que hizo sobresaltar al muchacho, puse mi mochila en mis pies y luego miré por la ventana; en seguida una voz me habló:
- ¿La vas a dejar ahí?
- Sí, ¿por?- dije volteando para mirarlo
- Hay un lugar aquí arriba para dejar las maletas
- No confío en ese estante, las cosas se mezclan y alguien podría tomar mi mochila- dije recordando las cartas de mi padre.
- Mm…tal vez tengas razón pero las probabilidades son pocas. Soy Daniel, Daniel Fleder- dijo extendiendo su mano.
- Grace Leconi
Daniel era un muchacho de mi edad o tal vez un año más, de tez blanca, ojos marrones, cabello rizado y algo alborotado; su vestimenta casual y relajada insinuaban que él no estaba acostumbrado a estar preocupado, más bien parecía ser alguien relajado y al mismo tiempo aventurero, por lo que me interesaba saber qué era aquello que tanto le preocupaba y estaba dispuesta a obtener dicha información.
- Dime Grace, ¿Qué hay en tu mochila de tanto valor que no quieres perderlo?
- Pues…las respuestas a mis preguntas.
- Quisiera tener eso que tú tienes, porque ahora mismo me encuentro lleno de preguntas- dijo llevando nuevamente la mano a su mentón.
- Yo creí que las personas de ciudad tenían las cosas muy claras.
- ¿Tú no eres de la ciudad?- dijo intrigado
- Soy de Bello monte, un pueblo pequeño pero pintoresco.
- ¿Y qué te trae por aquí?...espera, ya sé, un gran sueño y anhelos de éxito ¿verdad?
- No en realidad…estoy en busca de mi padre
- ¿Se reunirán en algún lugar?- dijo algo confundido.
- Él no sabe que yo existo, nos conoceremos en Cromeldi.
- Pues ya somos dos, yo también voy a Cromeldi.
- Genial, seremos compañeros de viaje todo el camino.
- Te aseguro que conmigo no te aburrirás, he viajado a muchos lugares y tengo para contarte las mil y un historias.
- Entonces cuéntame de Cromeldi.
- Nunca he ido pero dicen que hay lugares geniales para divertirse, desde discotecas hasta grandes castillos…
Se detiene por un momento y un rostro serio se apodera de él.
- ¿Qué pasa?¿Te asustan los castillos?
Vuelve en sí y me mira con una sonrisa.
- No, no es eso, es que tengo que ir al castillo de Cromeldi para atender ciertos asuntos.
- ¿Te enamoraste de una princesa o algo parecido?
- Si crees que te voy a contar, sigue intentándolo- dijo sonriente.
- Dijiste que me contarías muchas historias, ¡quiero oír esa!
- Eres astuta Grace…pero ¿qué tanto?- dijo con una sonrisa pícara, mientras se levantaba de su asiento tirando de mi mano.
- ¿Qué haces?
- ¿Quieres cenar?, entonces sígueme.
- ¿De qué hablas?, no dan comida a los de tercera clase.
Caminó por los pasillos algo acelerado y delante de mí, pasamos cuatro vagones hacia adelante y finalmente llegamos al quinto vagón con gente de mandil blanco y atareada; era la cocina. Mientras observábamos por la pequeña ventana instalada en la puerta, Daniel me susurró
- No te separes, sólo esperamos su distracción.
Ingresamos sigilosamente a la cocina abriendo la puerta. El chef nos vió y dijo
- ¡Este no es su lugar, vuelvan a sus vagones!
- Lo sentimos, creo que nos confundimos.
El chef se dio la vuelta para atender las ollas y Daniel tiró de mi brazo fuertemente para cruzar las puertas de vaivén hasta llegar al comedor. Yo me sentía ilegal pero en cambio Daniel tenía una cara triunfante. Nos acercamos a una mesa y él recorrió la silla para ofrecerme el asiento guiñándome el ojo; sonreí, estaba impactada por la forma que aquel muchacho pensativo ahora parecía tan despreocupado y activo, lo que hizo intrigarme aún más por la situación que tanto lo atormentaba.
El mesero se acercó a nuestra mesa, la cual estaba decorada por un florero y un mantel de color pálido.
- Los platos de hoy son pasta boloñesa y sushi.
- Tráiganos uno de cada uno, estamos hambrientos.
Yo no podía hablar del nerviosismo, así que suspiré aliviada cuando Daniel ordenó por ambos.
- Relájate Grace, nadie está sospechando.
- Sabes que esto está mal ¿verdad?, nos podrían bajar del tren.
- Solo el chef nos notó, y está demasiado ocupado preparando tu sushi.
- Ja ja ja, eres divertido cuando no estás preocupado.
- Soy así todo el tiempo cuando la vida no me arruina el día.
- Puedes confiar en mí, cuéntame que te preocupa.
- Mejor cenemos tranquilos.
- Yo te confié información que tal vez no debía. Es hora que confíes en mí también.
- Pff…está bien señorita perseverancia…vivo en la capital, mi madre Estefanía se encuentra ahí, está muy enferma, le hicieron miles de exámenes y nadie nos puede decir qué tiene…
- Lo siento mucho.
- Todo lo que teníamos ahorrado ya fue gastado, a mi madre nunca le gustó pedir ayuda pero dada la situación me dio dos nombres que podrían ser mis padres; al primero lo busqué y prácticamente me echó de su casa, no insistí porque al parecer estaba en peores condiciones que nosotros…al segundo lo conoceré en el castillo de Cromeldi.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no puede ser posible.
- Es el rey Alberto II. Sabes Grace no me importa si es él o no, solo quiero ayudar a mi madre, y si tengo que fingir ser su hijo así lo haré.
No pude decir ni una palabra.
- ¿Qué sucede? No estoy jugando, es cierto lo que te dije…
Nos trajeron los platos, Daniel parecía más aliviado y dando el primer bocado dijo
- ¿Y cómo es tu padre? ¿También es el rey Alberto II?- dijo en un tono bromista.
- Claro que no. La verdad no tengo ni una sola fotografía, solo una dirección que mi madre me dio antes de morir.
No pude decirle la verdad, ese momento pensé que un segundo hijo del rey arruinaría sus planes y su madre no podía esperar más. Éramos hermanos y eso explicaba lo bien que habíamos congeniado desde el principio, estaba dispuesta a no perjudicar ni a su madre ni a Daniel.
- Lo siento Grace no sabía.
- Está bien, se fue habiendo cumplido su sueño.
- ¿Es por eso que cuidabas tu mochila? ¿Ahí está la dirección de tu padre?
- ¡Mi mochila!- dije recordando haberla dejado en mi asiento.
La puerta sonó y entraron 2 jóvenes con vestimenta semiformal, ambos casi de la misma altura pero en uno de ellos se notaba la inmadurez en su rostro delatando sus 14 a 15 años; en cambio el otro tenía una mirada seria con más cuerpo que su acompañante parecía 3 años mayor que yo. Al ver las mesas todas ocupadas se dirigieron a la nuestra viendo las dos sillas sobrantes, en seguida desvié la mirada y noté que Daniel me había estado hablando, algo de no preocuparme y un tren seguro.
- Buenas noches, ¿podemos sentarnos?- dijo el mayor.
Sus ojos plomos se toparon con los míos, su tez era solo un poco más morena que la de Daniel, de mirada penetrante sus cabellos cortos y negros complementaban su porte rudo y a la vez propio de un caballero. Daniel volteó rápidamente.
- Claro, nosotros ya nos íbamos- respondió algo nervioso.
- No por favor, lo último que queríamos era molestarlos- dijo el menor con una apariencia similar al del otro joven, por lo que supuse eran hermanos. Nuevamente sus cabellos más largos y desordenados, que los de su hermano, delataban su edad. Daniel me susurró
- Tanta cortesía me hará vomitar.
Le di una leve patada en su pie. El mayor al ver nuestra incomodidad extendió su mano a Daniel diciendo
- Eric Coste, y este es mi hermano Austin. Somos de la sección B, ¿y ustedes?
- Soy Daniel Fleder y ella es mi amiga Grace Leconi, somos de…
Lo miré y casi podía ver el sudor recorrer su frente, como un escape ante su bloqueo mental dije
- ¡Lo sabía!
Todos voltearon a verme; aquella mirada penetrante me ponía nerviosa, no sabía si era su clase, el color de sus ojos o el hecho que estábamos ilegalmente cenando.
- Sabía que eran hermanos, se parecen mucho ¿lo sabían?- dije poniendo un bocado de sushi en mi boca. Daniel casi no aguantaba la risa.
- Gracias por el cumplido- dijo Eric algo extrañado por nuestro comportamiento.
Ambos ordenaron pasta y un silencio incómodo se apoderó de la mesa, Daniel y yo comíamos callados.
- Y... ¿hacia dónde se dirigen?- dijo Austin.
- Vamos a Cromeldi- respondí mientras Daniel me pateaba esta vez.
- ¡Qué bien! Nosotros también vamos para allá.
Daniel me miraba con cierto enojo por compartir la información, hasta que interrumpió en la conversación.
- Entonces les deseamos un feliz viaje, nosotros ya nos retiramos…Grace.
- Un gusto conocerlos, adiós.
Mientras me levantaba de la silla Eric me miraba con una expresión de confusión, y yo me preguntaba si habíamos hecho o dicho algo contrario a sus modales. Daniel tiró de mi brazo repentinamente mientras me decía entre dientes.
- No viajamos en la cocina Grace.
Ni bien cruzamos las puertas hacia la sección de los de primera clase aceleramos el paso, el pasillo estaba alfombrado y al costado estaban las puertas de acceso a los asientos. Casi al final del pasillo Daniel me detuvo
- ¿Por qué les dijiste que vamos a Cromeldi?
- Lo siento, se me escapó.
- Ahora podrían buscarnos y si no nos encuentran les avisarán a los encargados y ellos al saber de nuestro verdadero lugar nos botarán del tren.
- Tranquilo Dani, ya pensaremos que hacer.
- Espérame aquí, iré a ver si hay alguna forma de escapar de aquí; luego nos bajaremos en la siguiente parada para subir a otro tren que nos lleve a Cromeldi, ¿entendiste?
- Tranquilo Dani, no iremos a la cárcel por esto.
Después de la cena yo me sentía extrañamente tranquila o tal vez distraída, obviamente Dani lo notó.
- A veces me das miedo Grace- dijo mientras se alejaba.
Estuve unos minutos pensando si habían atrapado a Dani, la preocupación volvía a mí mientras minuto a minuto la calma aparente desaparecía. De pronto escuché unos pasos provenientes del inicio del pasillo y voces varoniles, o supe qué hacer y decidí arriesgarme abriendo la última puerta del final del pasillo para entrar en la habitación. Para mi buena suerte se trataba de una pequeña sala común, la elegancia del lugar era acogedora, unos cuantos libros adornaban un estante de madera junto al juego de sillones de cuero adornados con almohadones de algodón, una pequeña sección con refrigerios completaban aquel lugar de ensueño, además de la vista observable a través de las ventanas espaciosas. Mientras admiraba aquel lugar los paso se acercaron cada vez más hasta que la perilla de la puerta viró y no supe qué hacer más que sentarme en los sillones de cuero.
Aquellos ojos de mirada penetrante volvieron a toparse con los míos.
- ¡Grace!, lo siento no sabía que estabas aquí…
Esa reacción nerviosa era algo que no esperaba después de tanta cortesía calmada en la cena.
- Solo quise venir para relajarme, pero no me molesta tu presencia.
- Vamos, no tienes que esforzarte tanto…tu amigo no aguantaba la risa en la cena…- dijo mientras se sentaba en el sillón cerca de mí, yo solo podía pensar que ya nos había descubierto.
- yo sé que no les caemos bien, Austin no lo notó pero yo sí. Si quieres que me vaya solo tienes que decirlo, no es necesario tanto protocolo.
No sabía si estar aliviada porque no nos descubrió o preocupada por el malentendido.
- Dani es siempre así…
Me miró interrumpiéndome para decirme
- Prácticamente salieron corriendo ni bien terminaron su cena.
- Eso fue por otra situación…
De pronto Dani entra
- Grace ya encontré… ¿Eric?
- Un gusto nuevamente Daniel.
- Dani que bueno que viniste, Eric tiene una idea equivocada, cree que nos fuimos rápidamente porque no nos caen.
Dani se acercaba tratando de fingir tranquilidad mientras que me susurró
- Tal vez no esté tan equivocado.
Se sentó en el poco espacio entre Eric y yo, mientras decía
- Claro que no, solo queríamos hacer un poco de digestión.
Eric lo miró extrañamente diciendo
- ¿Digestión?, no hablas en serio ¿verdad?
- Claro que sí, ¿Qué pasa, tú no haces digestión?- dijo dándole unas palmadas en la espalda.
Un silencio se produjo mientras yo deseaba ahorcar a Dani y largarme antes que nos sacaran.
- En qué sección se encuentran
- Pues estamos en la última…- dije tratando de remediar el daño causado por Dani.
-De qué familia provienen, es que no conozco a ningún Fleder ni Leconi.
-Es hora de irnos Grace- dijo Dani agarrando mi mano mientras se paraba y mantenía los ojos en Eric.
- Ustedes no pertenecen aquí, debí imaginarlo por su falta de cortesía y educación- dijo al mismo tiempo que se paraba.
- ¿Nos estás diciendo vulgares?- dijo Dani algo alterado.
- No es eso lo que quise decir…- dijo Eric mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro; lo que molestaba a Dani provocaba en mí la inevitable necesidad de mirarlo, antes rudo ahora parecía una persona totalmente amable.
- Por favor, siéntense díganme las condiciones que los obligó a tomar un tren ilegalmente; estoy seguro encontraremos una solución.
Ambos tomamos asiento, pero yo sabía que Dani aún estaba alterado.
- No necesitamos de tu caridad si a eso te refieres, y no tomamos el tren ilegalmente- dijo Dani algo molesto.
- Fue una estúpida travesura, eso es todo- dije para calmar las cosas.
- Pueden estar tranquilos, no le diré nada a nadie.
-Perfecto, vámonos Grace- dijo mientras estiraba de mi mano, Eric nos veía alejarnos con una sonrisa, y yo no entendía por qué.
Pasamos la cocina en ausencia del chef y una vez sentados en nuestros asientos, empecé la conversación.
- ¿Por qué te comportaste así? Ni siquiera le agradeciste.
- ¡Ese tipo creía que le pedíamos caridad! ¿Qué querías que le agradeciera?
- Solo entendió mal, de todos modos debimos agradecer.
- Pero no lo hicimos, ya duérmete Grace.
El comportamiento cambiante de Dani era confuso, o tal vez solo los ricos le ponían de mal humor; de todos modos la idea de agradecer a Eric seguía rondando mi cabeza.
A la mañana siguiente Dani aún dormía profundamente, y aproveché de retirarme para evitar las preguntas. Caminé nuevamente los pasillos hasta la cocina, todos estaban atareados preparando el desayuno, llegué a un comedor casi vacío, un hombre mayor leía el periódico y unas damas tomaban el té entretenidas. Cruzando hacia el pasillo caí en cuenta que no sabía el asiento de Eric, solo me quedaba esperarlo en la sala común rogando que se le ocurriera dirigirse al lugar. Esperando decidí disfrutar de un café y observar la maravillosa vista; un hombre entró, agarró un libro para luego retirarse mirándome de manera altanera y confusa. Como si de telepatía se tratase, Eric fue el siguiente en entrar, en cuanto me vio una sonrisa se dibujó en su rostro mientras me decía
- Buenos días Grace. ¿Qué te trae por aquí, no te resistes a la comida?
- Tienen un buen café
- Dije que no diría nadad, no que eran bienvenidos cuando quisieran- dijo sonriendo.
- Lo sé, solo quise venir a darte las gracias, si no fuera por ti ahora estaríamos en otro tren.
- No fue nada, para mí estas divisiones son innecesarias- dijo mientras se servía un café para pararse junto a mí.
- ¿Y tu hermano?
- Aun durmiendo
- ¿Y tu novio?
- También está… ¡Dani no es mi novio!- dije sorprendida por la suposición.
- Por la reacción de anoche creí que lo era.
- Nosé que sucedió, pero solo somos amigos.
- Está bien, validaré tu aclaración.
- Este lugar es bastante cómodo, ¿por qué nadie viene?
- La aislación no es bien vista
- Pero a ti no parece importarte
- Para mí esto es un respiro a todos los modales, un espacio para mí.
- Si claro, es que vivir cómodamente debe ser agotador- dije sarcásticamente.
- Es más difícil de lo que crees
- Voy a suponer que te creo
- No lo supongas créelo. Hacer siempre lo que digan los demás es agotador, a veces te olvidas de pensar por ti mismo y con el tiempo te conviertes en lo que todo quieren que seas, sin importar lo que te diga tu corazón o lo que te grite la razón.
- Jamás lo vi de esa manera.
- Ser como ustedes tiene más libertad, es más divertido y emocionante, un día deciden ser científicos y al día siguiente grandes escritores románticos.
- No es tan sencillo. Las decisiones cuestan, y siempre son fuente de preocupación; mientras que ustedes tienen una vida resuelta nosotros no sabemos qué nos depara la vida, más tristezas o más alegrías.
- Eso es lo que quiero, quiero ser capaz de decidir por mí mismo
- Entonces deberías empezar a hacerlo, nada te detiene.
- Me agrada tu actitud Grace.
- A mí me agrada tu café
- Ja ja ja, en serio, siento que contigo puedo ser libre, libre de todo protocolo, libre de miramientos y prejuicios.
- Puedes hacerlo, solo tienes que quererlo.
Una voz se oye a lo lejos: ¿Eric?
- Es Austin, debo irme, seguro ya está hambriento…la vista por la tarde es más bonita, el sol no refleja tanto como ahora…- su voz nerviosa se hacía presente una vez más.
- Seguro que sí, quizá hasta el café mejore.
- Adiós Grace, gracias por la charla.
- Adiós
La vuelta hacia mi asiento fue más sencillo debido a la hora pico del desayuno; cuando llegaba a mi asiento noté que Dani ya estaba despierto.
- Grace ¿Dónde anduviste?
- Fui a tomar un café
- Espero hayan mejorado ese servicio
- Pues… no estaba mal
- Genial, iré por uno
Esperaba que el café de la tercera clase estuviese aceptable.
Volvió Dani con una expresión de quien fue engañado.
- Ni siquiera hay café Grace, apenas agua.
- No me culpes de tu tardanza, hace unos minutos aún quedaba.
- Maldición, no me queda de otra que comprar algo en la siguiente parada, o morir de hambre.
- ¿Qué sucede Dani? Tuviste una cena de primera clase y aun así ¿te quejas?
- Que quieres que haga, sangre real corre por mis venas, la primera clase es donde pertenezco- dijo sonriendo.
- Ja ja ja, aun no Dani
Suspiró y echando la cabeza hacia atrás dijo
- Espera un poco mamá, ya casi llego
- No te preocupes, ella sabrá esperar, es fuerte- le dije poniendo mi mano en su hombro en señal de apoyo. Me miró fijamente y dijo
- Gracias Grace
No dejó de mirarme y me sentí muy incómoda, de modo que tuve que retirar la mirada para cambiar de tema
- Dime Dani, ¿Cuáles son los planes a la llegada a Cromeldi?
- Te ayudaré a encontrar a tu papá y luego iremos al castillo- dijo sonriendo y poniendo las manos detrás de la cabeza.
- Eso no es necesario
- Lo sé pero quiero hacerlo
- Dani tu mamá te necesita, primero iremos al castillo.
- Está bien, pero no me iré sin antes verte reunida con tu padre
- Trato hecho- le dije sabiendo que eso no ocurriría
Toda la mañana Dani me tuvo entretenida con sus historias de viaje, sus ojos brillaban como si hubiera nacido para la aventura, sin embargo se sentía culpable porque la extraña enfermedad de su madre había aparecido cuando él estaba en una de sus aventuras. Yo solo pensaba en que sería de él después de Cromeldi, le diría que éramos hermanos después que lo tuviera todo resuelto, tenía que hacerle saber. Después del almuerzo había una última parada antes de la llegada a Cromeldi y yo empezaba a preguntarme cómo distraer a Dani para asistir al encuentro con Eric; de modo que lo convencí de bajarse en la parada del tren.
- Dani ¿bajarás en esta parada?
- No, ya conseguimos suficiente comida en la anterior
- Creo que sería muy útil un mapa de Cromeldi, ya que ninguno conoce la ciudad.
- No será difícil encontrar un gran castillo Grace- dijo dándole un mordisco a su manzana.
- Aunque serviría para encontrar a tu padre…de acuerdo, iré por él.
Cuando bajó del tren me dispuse escapar para verme con Eric como habíamos quedado; mientras cruzaba los vagones me sentí mal por mentirle a Dani y decidí que ya no le mentiría. Llegando a la cocina me di cuenta que a esas horas de la tarde ni el personal ni el chef estaban atareados, al entrar nadie me notó pero si cruzaba se darían cuenta, me escondí de tras de un estante dándome cuenta de mi error. Nuevamente la extraña telepatía o suerte se hizo presente y frente a mí veía a Eric a través de la pequeña ventana del otro lado de las puertas de vaivén, al verme yo hice una señal de auxilio y él entendió mi apuro, entró y pidió hablar con el chef y el poco personal presente para una supuesta observación de la comida, inteligentemente logró poner a todos de espaldas a mí, me hizo una seña con la mirada y yo sigilosamente crucé la cocina hasta llegar a un comedor totalmente vacío; continué caminando con toda la normalidad posible hasta llegar al pasillo alfombrado, en eso sentí pasos detrás de mí, Eric pasó por mi lado susurrándome al oído
- Hola Grace
Provocándome que se me erizaran los pelos, al estar delante de mí me sonrió y se dirigió a la sala común, yo correspondí a la sonrisa y apresuré el paso hasta llegar a la sala común, cerrando la puerta y con una sonrisa le dije
-¿Qué jueguito fue ese?
- Nada yo solo estaba feliz de verte nuevamente- dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla para luego decirme
- Buenas tardes señorita Leconi
- Buenas tardes señor Coste, ¿Cómo sabías que estaría en la cocina?
- Simplemente lo supuse
- Bien supuesto- dije sentándome cómodamente en el sillón.
- Grace, ¿qué harás en Cromeldi?
- Tengo que atender unos asuntos y ayudar a Dani a llegar al castillo real.
- Entonces supongo es un viaje de turismo
- No, Dani no va al castillo por turismo
Su rostro expresó confusión y dijo
- ¿Qué es lo que Daniel debe hacer en el castillo real?
- No puedo decírtelo, nosé si podría molestarle el que te lo diga.
- Lo entiendo
- Y tú ¿qué harás en Cromeldi? ¿Reunión familiar de primera clase?- dije sonriendo
- Algo parecido
Ambos miramos a la puerta cuando sentimos girar la perilla
- Austin
- Supuse que estarías aquí Eric, pero no con compañía- dijo dirigiéndose a mí.
- Hola Austin
- Buenas tardes Grace, qué bueno verte nuevamente
- Ven siéntate con nosotros
Tomó asiento y mirándome con confusión dijo
- ¿Dónde estuvieron tú y tu amigo hoy, es que no desayunan?
Miré a Eric en busca de respuestas, pero él solo escapó a mi mirada mirando bruscamente a otro lado; volví a mirar a Austin y dije nerviosamente
- Bueno, es que nosotros preferimos desayunar aislados.
Austin estalló en risa y dijo
-Tranquila Grace, solo bromeaba, Eric ya me contó de su ilegalidad, no te preocupes que no diré nada
Miré a Eric y también sonreía, le empujé suavemente con mi codo y le dije
- Si, que graciosos
- Lo siento Grace, a Austin le gusta hacer bromas
- Sí, ya me di cuenta
Austin dejó de reír y habló
- Me gustaría que nos encontráramos en Cromeldi, los demás se enfadan con mis bromas pero tú y tu amigo son diferentes.
- A mí también me gustaría, ya veremos la forma de encontrarnos todos otra vez.
- ¿Qué pasó con tu amigo, por qué no está aquí?
- Pues la verdad es que no le dije que venía- Eric me miraba fijamente, continué hablando
- Creo que hice mal, me tengo que ir, ya debe estar preguntándose donde estoy.
- Antes prométeme que nos encontraremos en Cromeldi
- Promételo Grace- dijo Eric apoyando a su hermano.
- Está bien, se los prometo
Me paré y me dirigí a la puerta, Eric me siguió, me besó en la mejilla y dijo
- No olvides tu promesa
A lo lejos Austin dijo emocionado
- Nos vemos en Cromeldi
- Adiós chicos, nos vemos.
De vuelta a mi asiento estaba nerviosa, no sabía cómo decírselo a Dani; me vio y dijo
- Grace dónde estabas, conseguí el mapa
Me senté, di un suspiro y empecé a hablar
- La verdad es que esta mañana y hace unos minutos estuve en primera clase
- ¿Qué?
- Quería agradecer a Eric y luego nos quedamos a charlar
- ¿Cómo puedes hablar con ese niño rico?
- Ambos son buenas personas y, les prometí reunirnos en Cromeldi…todos incluyéndote.
Dani expresó molestia y dijo
- ¡Grace!...está bien, te cubriré en esta
- Dales una oportunidad, son buenas personas
- Grace Grace, los líos en que me metes
- ¡Gracias Dani! Sabía que entenderías- dije abrazándole.
- Si, si, pero que quede claro sólo nos reuniremos una vez.
- ¡Dani!...está bien, tienes razón, debemos apresurarnos por tu mamá.
- Y también por tu papá Grace, no lo olvides
Sentí una culpa incómoda y sentí que debía decírselo.
- Dani... tengo que decirte algo
Un fuerte rechinido me interrumpió, era la última parada…Cromeldi.
Recogí mi mochila y Dani su maleta, me miró y sonriente dijo
- ¿Lista?
Asentí con mi cabeza y al bajar del tren vino a mi mente la pregunta: ¿Cómo no reuniríamos si ni números ni direcciones compartimos?, en seguida otro pensamiento de resignación asaltó mi mente: Lo siento Eric, lo siento Austin.
Parte 3:
No había otra opción más que admirar la bella Cromeldi; abordamos un taxi pidiéndole nos llevara al hotel más cercano; conforme el taxi avanzaba Dani y yo estábamos atónitos al ver las hermosas calles de Cromeldi acompañadas por grandes y poderosos edificios, áreas verdes inmensas y concluyendo su imponente y también tranquila playa.
Finalmente llegamos al hotel y cansada me tumbé en mi cama dispuesta a realizar una pequeña siesta.
Soñé con mamá, estaba en nuestra casita, sonreía bajo un sol radiante, acariciaba las flores de nuestro jardín con sus tiernas manos, al verme sonrió aún más y abriendo la puerta me invitaba a entrar. La voz de Dani y el golpe en la puerta de mi habitación me despertaron.
- ¿Grace?
Refregándome lo ojos y sentándome en mi cama respondí
- Entra Dani, está abierto
Dani entró cautelosamente y al verme se echó a reír diciendo
- Perdóname Grace, no quería despertarte pero debes cenar.
- ¿Estuve dormida por tanto tiempo?
- Totalmente dormida, pero no te preocupes, ya averigüé un restaurante que queda a unas pocas cuadras.
- Está bien, solo dame un minuto.
- No te importa si me quedo aquí ¿o sí?
- No, solo quiero arreglarme un poco el pelo
- Genial, porque hay mujeres que exageran con eso de arreglarse
- ¿Te refieres a las chicas de ciudad?
- ¡Esa es mi chica de Bello monte!
- No soy tu chica Dani
- Vamos Grace, es solo un decir
- Pero no lo hagas en frente de otras personas, porque podrían malinterpretarlo, Eric creyó que éramos pareja.
- ¿Y qué importa?, que importa lo que crean los demás
- Importa Dani
- Está bien- dijo alzando ambas manos en signo de inocencia.
- Listo, ¿nos vamos?
- Después de usted chica de nadie- dijo abriendo la puerta y sonriendo.
Al pasar por su lado le sonreí y comprendí que tal vez había exagerado.
Nos sentamos a cenar en un restaurante que tenía una bonita vista a un parque cercano; toda la cena estuvimos entretenidos riendo con las historias de sus viajes, también comentamos algo acerca de nuestras madres y regresamos satisfechos con la cena y la bienvenida con la que Cromeldi nos recibió.
Dormí plácidamente pero no volví a soñar con mamá.
A la mañana siguiente decidí ser yo la que despertara a Dani, me dirigí a su habitación y toqué su puerta tres veces, adentro una voz ronca se quejó
- ¡Media hora más!
- Dani soy yo
- ¡Grace!- dijo algo asustado; supuse que entre sueños pensó que estaba en otro lugar hablando con otra persona
- Dani ábreme la puerta
- ¿Y dejar que me veas sin arreglarme? Ni loco Grace
- Me la debes Dani
Después de unos segundos contestó
- Está bien, pasa
Al entrar lo vi y me eché a reír; su cabello rizado estaba aún más alborotado que de costumbre y su pijama con cohetes y astronautas delataban el aún “niño de mamá”.
Levantándose y dando un gran bostezo dijo
- ¿Qué te pasa?, ¿nunca habías visto una pijama tan genial como esta?
Aun riendo le contesté
- La verdad que no, no sabía que pudiesen existir pijamas tan creativas como esa.
- Admira el arte en una pijama- dijo antes de entrar al baño y cerrar la puerta detrás de él
Me tumbé en su cama dispuesta a esperarlo, Dani me habló desde dentro del baño
- Deberías aprovechar de buscar la dirección de tu padre en el mapa que compré.
Se me hizo un nudo en la garganta y la culpa volvió, mientras que él continuó hablando
- Está en el bolsillo izquierdo de mi maleta
Saqué el mapa y lo miré fijamente pensando en cómo y cuándo se lo diría, pero no encontré la mejor forma ni el lugar, o más bien no encontré el coraje para decírselo.
Salió del baño y mientras se peinaba dijo
- ¿Lo encontraste?
- Aún no, pero sé cómo llegar al castillo
- ¿Y quién no?
Sonrió y salimos del alojamiento, una vez afuera me preguntó
- ¿Aproximadamente con cuánto dinero cuentas?
En ese momento me di cuenta que al salir de Bello monte tomé lo que tenía ahorrado y no había previsto una posible vuelta.
- No mucho
- Entonces tomaremos el bus
Así lo hicimos y volvimos a admirar las bellas playas de Cromeldi con sus imponentes edificios; de pronto vimos una enorme meseta elevada ante nuestros ojos, el bus ingresó por lo que parecía una enorme puerta enrejada de entrada, subimos por una carretera curveada que nos guiaba al gran castillo real situado en la poderosa meseta; finalmente paramos en una hermosa entrada, las puertas del bus se abrieron de par en par y una elegante guía nos esperaba sonriente en la hermosa entrada; bajamos y la señorita extendiendo su mano en dirección al castillo dijo
- Sean bienvenidos al castillo real de Cromeldi de la familia Pierre, con el reinado de Alberto II.
Aquella frase hizo que sintiera un escalofrío mientras pensaba: Ahora sé por qué te enamoraste mamá; tan solo la vista ya prometía y enamoraba a cualquier persona que pisara aquellas tierras reales; Dani interrumpió mis pensamientos diciendo
- Bienvenida a mi humilde morada
- Aún no Dani, aun no
Mientras la señorita guía empezaba el relato de la historia del castillo yo me dirigí hacia Dani
- Y ¿cuál es el plan? ¿Cómo llegaremos hasta el rey Alberto II?
Una voz interior gritaba en mi mente: ¡Debes decírselo ahora!
- El mapa turístico dice que la parte que nos muestra la guía no es más que los exteriores y unas salas comunes; así que debemos buscar las áreas restringidas para los turistas.
- Está bien, pero primero sigamos a la guía- dije mirando alrededor.
Fuera del castillo parecía existir una pequeña ciudadela, todas las casas tenían un aspecto similar, eran simples pero al mismo tiempo tenían un lujo similar al del castillo real.
Mientras nos acercábamos por aquella lujosa entrada el lujo y la belleza del castillo se hacían evidentes, tan solo la entrada poseía pequeños pilares que delimitaban el camino a la puerta y los espacios a los costados alfombrados con pequeños cantos rodados, uno que otro asiento de madera reluciente y otros pequeños árboles de un verde brillante todos de un tamaño y forma similar; la primera vista al castillo poseía colores entre blanco, un color amarillento y hueso; a lo lejos torres de piedra bien conservadas, ventanas perfectamente limpias con marcos blancos y la entrada con la puerta parecía brillar gracias a los pilares de mármol, además de figuras elegantes en lo alto también talladas en mármol, la puerta era bastante gruesa de madera algo gastada con manijas y otros detalles tallados en bronce.
Entramos y un patio enorme se abrió ante nosotros con una hermosa fuente que contenía ángeles de piedra sosteniendo cántaros, de los cuales salía el agua delicadamente; los jardines llenos de flores de colores trajeron a mi memoria la carta de mi padre, casi podía verlo ahí recogiendo una flor y mirándola nostálgicamente. Posteriormente nos dirigimos por un costado y una subida que parecía dirigirnos a una enorme torre de piedra en la que en lo alto sostenía flameante la bandera de Cromeldi, aquella subida tenía faroles en cada lado que parecían antigüedades pero brillaban como nuevos.
En lo que subíamos Dani me sujetó por el brazo
- Es ahora, no notarán que nos fuimos
- ¿Por qué contigo todo es ilegal?
Sonrió y dijo
- Andando Grace
Volvimos a bajar rápidamente hasta llegar al enorme patio con un jardín llenos de flores, Dani sujetó mi mano y me llevó hacia un pasillo con un techo semicircular que contenía hermosas pinturas religiosas, al pasar ese pasillo salimos hacia otro jardín, solo que a diferencia del anterior éste se encontraba totalmente al aire libre; nos detuvimos un instante mientras admirábamos el pasto fresco verdoso y los árboles medianos combinados con una que otra palmera, seguimos recto pasando por un pequeño puente color blanco con las barandas y la base de piedra, frente a nosotros se erguía una enorme construcción que poseía detalles parecidos al de una catedral, la entrada poseía una gran puerta de vidrio y encima estaban cuatro majestuosos ventanales, toda la construcción tenía un color hueso adornado con muchos detalles, excepto por el techo de aspecto curvilíneo que era de color verde opaco; la entrada poseía múltiples gradas extendidas.
Dani atónito al igual que yo, me dijo
- Éste tiene que ser un lugar restringido
Nos acercamos a la entrada y nos miramos uno al otro antes de subir las enormes gradas. Llegamos a la puerta de vidrio y un hombre de traje nos abrió la puerta, en seguida un guardia bastante corpulento vestido de negro se apareció frente nuestro y pidiéndonos documentos de identificación nos habló
- ¿Qué es lo que ustedes jóvenes vienen a hacer aquí?
Dani estaba algo nervioso pero contestó naturalmente
- Tenemos asuntos pendientes con la familia Pierre
En seguida lo ojos del guardia saltaron al rostro de Dani diciendo con voz enérgica
- Qué clase de asuntos
- Disculpe, no quise decir eso, yo…
- ¿Programaron su visita?- dijo el guardia con los ojos fijos devolviéndonos los documentos.
- Claro que sí, por eso estamos aquí
Dibujando una ligera sonrisa en el rostro nos dijo
- Lárguense de aquí muchachos, no estoy de humor para bromas.
- ¡Pero qué le sucede!- dijo Dani algo alterado, mientras yo jalaba de su brazo para evitar problemas. El guardia simplemente nos miró seriamente y nos abrió a puerta.
Mientras volvíamos por donde llegamos Dani se quejaba
- ¿A qué se refirió con broma?, ¿que acaso no sabe quién soy?
- Quien podrías ser, no lo olvides Dani
- De todos modos no nos puede tratar así
Regresamos al grupo quienes ya bajaban de la torre y se dirigían a otro lugar, en eso Dani me susurraba
- Debemos encontrar la manera de entrar
- Pero cómo, si apenas llegamos a la puerta
La guía nos mostraba una enorme sala de un suelo reluciente, cortinas de seda, grandes sillones de lino y almohadones tejidos; en eso un niño exclamó con asombro
- ¡Mira mamá, el rey estuvo aquí!- dijo apuntando una mesa que tenía una taza vacía y un libro al lado.
Todos rieron y la guía respondió
- Lo siento pequeño, eso no es posible ya que el rey no se encuentra en Cromeldi.
Dani y yo nos miramos uno al otro cayendo en cuenta del por qué el guardia se había reído de nosotros.
Para la vuelta a la ciudad decidimos en el bus que antes de ingresar teníamos que averiguar más de la familia Pierre y el castillo real.
Titulo: Persiguiendo la verdad
Autor: Romivi
Adaptacion: No
Genero: Drama, romance y superacion
Contenido: Familia, conflicto, perdon, amor, realeza
Advertencias: No
Otra paginas: No
SINOPSIS
Grace, una chica de pueblo, acaba de perder a su madre, antes de su fallecimiento le entregó unas cartas como respuesta a sus constantes preguntas; ahora que Grace está sola tomará la decisión de al fin conocer a su padre, de quien no tiene ninguna información excepto aquellas cartas. El viaje será más largo de lo que ella espera al enterarse que su padre es el rey de una ciudad llamada Cromeldi; la experiencia de la ciudad y las personas que conocerá en el camino traerá consigo lágrimas, risas y sobre todo la verdad.
PARTE 1:
Es una vista hermosa, puedo ver un paisaje lleno de campos interminables de tulipanes, los colores vivos me traen miles de recuerdos, llenando mi corazón de esperanza, la esperanza de encontrar un lugar al cual pertenecer, un hogar. Veo la infinita belleza reflejada en aquellas poderosas montañas, en los arboles diversos, en los pájaros de colores cálidos, y no puedo evitar pensar: a mama le hubiese gustado tanto ver este maravilloso paisaje; jamás pude convencerla de salir de su amado pueblo, de nuestra hermosa casita con un bello jardín lleno de margaritas, no fue capaz de dejar aquella casa ni siquiera estando tan enferma; los médicos le recomendaron internarse en el hospital de la ciudad más cercana, pero ella se negaba, nuestro médico le decía:
- Señora Tamara su pueblo esperará por usted, pero la enfermedad ni su cuerpo lo harán.
- Bello monte es lo que necesito, a él y a mi hija…
Mamá solía contarme de niña su historia, me decía que muy joven se fue a la ciudad esperando encontrar su realización, su felicidad, sin embargo nada la completaba, hasta el día en que me tuvo y decidió que el caos de la ciudad no era para nosotras, entonces conmigo en brazos regresó a Bello monte, su pueblo natal, lugar en el que fui criada, educada y amada por mi madre.
Siempre existió en mí la curiosidad de saber acerca de mi padre, siempre insistía a mi madre para saber quién era él y dónde estaba; pero mamá evadía el tema astutamente, siempre con esa sonrisa en el rostro que tanto la caracterizaba, llegué a pensar que la verdadera razón del por qué ella dejó la ciudad fue a causa de que mi padre le había roto el corazón, eso pensé hasta que un día jugando en su dormitorio terminé revisando sus cosas, escudriñando encontré unas extrañas cartas envueltas en un listón rojo y un sello en relieve de color dorado, mamá me encontró antes que pudiera abrir dichas cartas y las volvió a ocultar alegando que no necesitaba de un padre, que teniéndonos una a la otra bastaría; así fue hasta que cumplido mis 19 años ella enfermó y su diagnóstico decía que era incurable.
El día de su muerte tendida en su cama, me sonrió y extendiendo su mano con las cartas me dijo:
- Eres casi tan terca como yo mi niña; yo tuve que ir hasta la cuidad para darme cuenta que Bello monte era mi felicidad, lo que yo buscaba…ya eres una señorita, es hora que tú salgas y veas el mundo afuera, es hora que tú también hagas tu elección; no importa cual fuera, yo siempre estaré contigo.
No pudo decirme nada más, nada acerca de mi padre o la historia de su amor, ya que en seguida deliraba en fiebre; supuse que la respuesta a mis preguntas estaba en aquellas cartas.
La tristeza y la soledad invadieron mi ser, no supe qué hacer, más que huir y abordando el primer tren que partía de Bello monte, huía sin rumbo alguno; viendo por mi ventana la vista que me recordaba a mi madre, mi mente estaba llena de preguntas pero también de esperanza. Aunque la tristeza por la muerte de mamá continuaba latente, no derramé ni una sola lagrima desde su funeral, mis ojos parecían haberse secado al igual que mis sentimientos con ellos.
Al escapar tan repentinamente no tuve la oportunidad de revisar el contenido de las cartas, así que me dispuse a hacerlo. Las cartas parecían hechas meticulosamente con letras adornadas, todas escritas a pluma y tinta, en un papel amarillento y de un grosor considerable. Todas eran dirigidas solo a mamá, no mencionaban mi nombre u otro dato al respecto, por lo que supuse que mi padre no sabía de mi existencia, las palabras escritas estaban llenas de cariño y de dulzura.
Querida Tamy
Paseando por los jardines el suave perfume de las flores me recordó a ti, me tomé la libertad de recoger una de ellas para depositarla en mi cuarto como un recordatorio tuyo; la flor se ha secado y debo recoger otra, me pregunto si habrá jardín lo suficientemente grande para llenar el vacío que has dejado en mí. Hoy las flores me recuerdan a ti, mañana el sol, el viento y todo a mi alrededor gritará tu nombre. Espero encuentres tu felicidad, así como yo encuentro el gozo en mis recuerdos al pensar en ti.
Con amor, tu eterno caballeroReinado de Alberto II, Cromeldi.
Cada carta estaba llena de poesía, “tu eterno caballero” parecía un código utilizado que solo ambos conocían, además al pie de cada carta estaba la misma frase: Reinado de Alberto II, Cromeldi. Todo esto me hizo llegar a la conclusión que el amor de mamá y aquel hombre era prohibido, por eso el código; a juzgar por lo elegante de las cartas y la redacción, mi padre era un rey. Mamá no le dijo de mi existencia porque sabía que un hijo fuera de la realeza no sería bienvenido y sería fuente de muchos problemas, sin embargo yo quería conocer a mi padre, hacerle saber de la muerte de mamá y encontrar un hogar al cual pertenecer, una compañía a la tremenda soledad que sentía; Cromeldi era la ciudad a la que me dirigía y buscar al rey Alberto II es mi misión.
Parte 2:
Cromeldi es conocida por su hospitalidad, su arte, cultura y por supuesto por la residencia de la familia real Pierre.
Salir del pueblo en el que fui criada se siente abrumador y al mismo tiempo fascinante, bajé del tren en mi primera parada para toparme con mucha gente yendo y viniendo; colgando mi mochila al hombro me dirigí a la boletería para comprar el boleto a Cromeldi, una fila larga me retrasó de modo que tuve que correr para subir al tren que me dirigía a la ciudad. Una vez adentro, recorrí los pasillos por 2 vagones hasta encontrar mi asiento en el tercer vagón, observé a un muchacho sentado al lado de mi asiento, él me miró y luego desvió su mirada para poner la mano en su mentón de manera pensativa; caí pesadamente en mi asiento lo que hizo sobresaltar al muchacho, puse mi mochila en mis pies y luego miré por la ventana; en seguida una voz me habló:
- ¿La vas a dejar ahí?
- Sí, ¿por?- dije volteando para mirarlo
- Hay un lugar aquí arriba para dejar las maletas
- No confío en ese estante, las cosas se mezclan y alguien podría tomar mi mochila- dije recordando las cartas de mi padre.
- Mm…tal vez tengas razón pero las probabilidades son pocas. Soy Daniel, Daniel Fleder- dijo extendiendo su mano.
- Grace Leconi
Daniel era un muchacho de mi edad o tal vez un año más, de tez blanca, ojos marrones, cabello rizado y algo alborotado; su vestimenta casual y relajada insinuaban que él no estaba acostumbrado a estar preocupado, más bien parecía ser alguien relajado y al mismo tiempo aventurero, por lo que me interesaba saber qué era aquello que tanto le preocupaba y estaba dispuesta a obtener dicha información.
- Dime Grace, ¿Qué hay en tu mochila de tanto valor que no quieres perderlo?
- Pues…las respuestas a mis preguntas.
- Quisiera tener eso que tú tienes, porque ahora mismo me encuentro lleno de preguntas- dijo llevando nuevamente la mano a su mentón.
- Yo creí que las personas de ciudad tenían las cosas muy claras.
- ¿Tú no eres de la ciudad?- dijo intrigado
- Soy de Bello monte, un pueblo pequeño pero pintoresco.
- ¿Y qué te trae por aquí?...espera, ya sé, un gran sueño y anhelos de éxito ¿verdad?
- No en realidad…estoy en busca de mi padre
- ¿Se reunirán en algún lugar?- dijo algo confundido.
- Él no sabe que yo existo, nos conoceremos en Cromeldi.
- Pues ya somos dos, yo también voy a Cromeldi.
- Genial, seremos compañeros de viaje todo el camino.
- Te aseguro que conmigo no te aburrirás, he viajado a muchos lugares y tengo para contarte las mil y un historias.
- Entonces cuéntame de Cromeldi.
- Nunca he ido pero dicen que hay lugares geniales para divertirse, desde discotecas hasta grandes castillos…
Se detiene por un momento y un rostro serio se apodera de él.
- ¿Qué pasa?¿Te asustan los castillos?
Vuelve en sí y me mira con una sonrisa.
- No, no es eso, es que tengo que ir al castillo de Cromeldi para atender ciertos asuntos.
- ¿Te enamoraste de una princesa o algo parecido?
- Si crees que te voy a contar, sigue intentándolo- dijo sonriente.
- Dijiste que me contarías muchas historias, ¡quiero oír esa!
- Eres astuta Grace…pero ¿qué tanto?- dijo con una sonrisa pícara, mientras se levantaba de su asiento tirando de mi mano.
- ¿Qué haces?
- ¿Quieres cenar?, entonces sígueme.
- ¿De qué hablas?, no dan comida a los de tercera clase.
Caminó por los pasillos algo acelerado y delante de mí, pasamos cuatro vagones hacia adelante y finalmente llegamos al quinto vagón con gente de mandil blanco y atareada; era la cocina. Mientras observábamos por la pequeña ventana instalada en la puerta, Daniel me susurró
- No te separes, sólo esperamos su distracción.
Ingresamos sigilosamente a la cocina abriendo la puerta. El chef nos vió y dijo
- ¡Este no es su lugar, vuelvan a sus vagones!
- Lo sentimos, creo que nos confundimos.
El chef se dio la vuelta para atender las ollas y Daniel tiró de mi brazo fuertemente para cruzar las puertas de vaivén hasta llegar al comedor. Yo me sentía ilegal pero en cambio Daniel tenía una cara triunfante. Nos acercamos a una mesa y él recorrió la silla para ofrecerme el asiento guiñándome el ojo; sonreí, estaba impactada por la forma que aquel muchacho pensativo ahora parecía tan despreocupado y activo, lo que hizo intrigarme aún más por la situación que tanto lo atormentaba.
El mesero se acercó a nuestra mesa, la cual estaba decorada por un florero y un mantel de color pálido.
- Los platos de hoy son pasta boloñesa y sushi.
- Tráiganos uno de cada uno, estamos hambrientos.
Yo no podía hablar del nerviosismo, así que suspiré aliviada cuando Daniel ordenó por ambos.
- Relájate Grace, nadie está sospechando.
- Sabes que esto está mal ¿verdad?, nos podrían bajar del tren.
- Solo el chef nos notó, y está demasiado ocupado preparando tu sushi.
- Ja ja ja, eres divertido cuando no estás preocupado.
- Soy así todo el tiempo cuando la vida no me arruina el día.
- Puedes confiar en mí, cuéntame que te preocupa.
- Mejor cenemos tranquilos.
- Yo te confié información que tal vez no debía. Es hora que confíes en mí también.
- Pff…está bien señorita perseverancia…vivo en la capital, mi madre Estefanía se encuentra ahí, está muy enferma, le hicieron miles de exámenes y nadie nos puede decir qué tiene…
- Lo siento mucho.
- Todo lo que teníamos ahorrado ya fue gastado, a mi madre nunca le gustó pedir ayuda pero dada la situación me dio dos nombres que podrían ser mis padres; al primero lo busqué y prácticamente me echó de su casa, no insistí porque al parecer estaba en peores condiciones que nosotros…al segundo lo conoceré en el castillo de Cromeldi.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no puede ser posible.
- Es el rey Alberto II. Sabes Grace no me importa si es él o no, solo quiero ayudar a mi madre, y si tengo que fingir ser su hijo así lo haré.
No pude decir ni una palabra.
- ¿Qué sucede? No estoy jugando, es cierto lo que te dije…
Nos trajeron los platos, Daniel parecía más aliviado y dando el primer bocado dijo
- ¿Y cómo es tu padre? ¿También es el rey Alberto II?- dijo en un tono bromista.
- Claro que no. La verdad no tengo ni una sola fotografía, solo una dirección que mi madre me dio antes de morir.
No pude decirle la verdad, ese momento pensé que un segundo hijo del rey arruinaría sus planes y su madre no podía esperar más. Éramos hermanos y eso explicaba lo bien que habíamos congeniado desde el principio, estaba dispuesta a no perjudicar ni a su madre ni a Daniel.
- Lo siento Grace no sabía.
- Está bien, se fue habiendo cumplido su sueño.
- ¿Es por eso que cuidabas tu mochila? ¿Ahí está la dirección de tu padre?
- ¡Mi mochila!- dije recordando haberla dejado en mi asiento.
La puerta sonó y entraron 2 jóvenes con vestimenta semiformal, ambos casi de la misma altura pero en uno de ellos se notaba la inmadurez en su rostro delatando sus 14 a 15 años; en cambio el otro tenía una mirada seria con más cuerpo que su acompañante parecía 3 años mayor que yo. Al ver las mesas todas ocupadas se dirigieron a la nuestra viendo las dos sillas sobrantes, en seguida desvié la mirada y noté que Daniel me había estado hablando, algo de no preocuparme y un tren seguro.
- Buenas noches, ¿podemos sentarnos?- dijo el mayor.
Sus ojos plomos se toparon con los míos, su tez era solo un poco más morena que la de Daniel, de mirada penetrante sus cabellos cortos y negros complementaban su porte rudo y a la vez propio de un caballero. Daniel volteó rápidamente.
- Claro, nosotros ya nos íbamos- respondió algo nervioso.
- No por favor, lo último que queríamos era molestarlos- dijo el menor con una apariencia similar al del otro joven, por lo que supuse eran hermanos. Nuevamente sus cabellos más largos y desordenados, que los de su hermano, delataban su edad. Daniel me susurró
- Tanta cortesía me hará vomitar.
Le di una leve patada en su pie. El mayor al ver nuestra incomodidad extendió su mano a Daniel diciendo
- Eric Coste, y este es mi hermano Austin. Somos de la sección B, ¿y ustedes?
- Soy Daniel Fleder y ella es mi amiga Grace Leconi, somos de…
Lo miré y casi podía ver el sudor recorrer su frente, como un escape ante su bloqueo mental dije
- ¡Lo sabía!
Todos voltearon a verme; aquella mirada penetrante me ponía nerviosa, no sabía si era su clase, el color de sus ojos o el hecho que estábamos ilegalmente cenando.
- Sabía que eran hermanos, se parecen mucho ¿lo sabían?- dije poniendo un bocado de sushi en mi boca. Daniel casi no aguantaba la risa.
- Gracias por el cumplido- dijo Eric algo extrañado por nuestro comportamiento.
Ambos ordenaron pasta y un silencio incómodo se apoderó de la mesa, Daniel y yo comíamos callados.
- Y... ¿hacia dónde se dirigen?- dijo Austin.
- Vamos a Cromeldi- respondí mientras Daniel me pateaba esta vez.
- ¡Qué bien! Nosotros también vamos para allá.
Daniel me miraba con cierto enojo por compartir la información, hasta que interrumpió en la conversación.
- Entonces les deseamos un feliz viaje, nosotros ya nos retiramos…Grace.
- Un gusto conocerlos, adiós.
Mientras me levantaba de la silla Eric me miraba con una expresión de confusión, y yo me preguntaba si habíamos hecho o dicho algo contrario a sus modales. Daniel tiró de mi brazo repentinamente mientras me decía entre dientes.
- No viajamos en la cocina Grace.
Ni bien cruzamos las puertas hacia la sección de los de primera clase aceleramos el paso, el pasillo estaba alfombrado y al costado estaban las puertas de acceso a los asientos. Casi al final del pasillo Daniel me detuvo
- ¿Por qué les dijiste que vamos a Cromeldi?
- Lo siento, se me escapó.
- Ahora podrían buscarnos y si no nos encuentran les avisarán a los encargados y ellos al saber de nuestro verdadero lugar nos botarán del tren.
- Tranquilo Dani, ya pensaremos que hacer.
- Espérame aquí, iré a ver si hay alguna forma de escapar de aquí; luego nos bajaremos en la siguiente parada para subir a otro tren que nos lleve a Cromeldi, ¿entendiste?
- Tranquilo Dani, no iremos a la cárcel por esto.
Después de la cena yo me sentía extrañamente tranquila o tal vez distraída, obviamente Dani lo notó.
- A veces me das miedo Grace- dijo mientras se alejaba.
Estuve unos minutos pensando si habían atrapado a Dani, la preocupación volvía a mí mientras minuto a minuto la calma aparente desaparecía. De pronto escuché unos pasos provenientes del inicio del pasillo y voces varoniles, o supe qué hacer y decidí arriesgarme abriendo la última puerta del final del pasillo para entrar en la habitación. Para mi buena suerte se trataba de una pequeña sala común, la elegancia del lugar era acogedora, unos cuantos libros adornaban un estante de madera junto al juego de sillones de cuero adornados con almohadones de algodón, una pequeña sección con refrigerios completaban aquel lugar de ensueño, además de la vista observable a través de las ventanas espaciosas. Mientras admiraba aquel lugar los paso se acercaron cada vez más hasta que la perilla de la puerta viró y no supe qué hacer más que sentarme en los sillones de cuero.
Aquellos ojos de mirada penetrante volvieron a toparse con los míos.
- ¡Grace!, lo siento no sabía que estabas aquí…
Esa reacción nerviosa era algo que no esperaba después de tanta cortesía calmada en la cena.
- Solo quise venir para relajarme, pero no me molesta tu presencia.
- Vamos, no tienes que esforzarte tanto…tu amigo no aguantaba la risa en la cena…- dijo mientras se sentaba en el sillón cerca de mí, yo solo podía pensar que ya nos había descubierto.
- yo sé que no les caemos bien, Austin no lo notó pero yo sí. Si quieres que me vaya solo tienes que decirlo, no es necesario tanto protocolo.
No sabía si estar aliviada porque no nos descubrió o preocupada por el malentendido.
- Dani es siempre así…
Me miró interrumpiéndome para decirme
- Prácticamente salieron corriendo ni bien terminaron su cena.
- Eso fue por otra situación…
De pronto Dani entra
- Grace ya encontré… ¿Eric?
- Un gusto nuevamente Daniel.
- Dani que bueno que viniste, Eric tiene una idea equivocada, cree que nos fuimos rápidamente porque no nos caen.
Dani se acercaba tratando de fingir tranquilidad mientras que me susurró
- Tal vez no esté tan equivocado.
Se sentó en el poco espacio entre Eric y yo, mientras decía
- Claro que no, solo queríamos hacer un poco de digestión.
Eric lo miró extrañamente diciendo
- ¿Digestión?, no hablas en serio ¿verdad?
- Claro que sí, ¿Qué pasa, tú no haces digestión?- dijo dándole unas palmadas en la espalda.
Un silencio se produjo mientras yo deseaba ahorcar a Dani y largarme antes que nos sacaran.
- En qué sección se encuentran
- Pues estamos en la última…- dije tratando de remediar el daño causado por Dani.
-De qué familia provienen, es que no conozco a ningún Fleder ni Leconi.
-Es hora de irnos Grace- dijo Dani agarrando mi mano mientras se paraba y mantenía los ojos en Eric.
- Ustedes no pertenecen aquí, debí imaginarlo por su falta de cortesía y educación- dijo al mismo tiempo que se paraba.
- ¿Nos estás diciendo vulgares?- dijo Dani algo alterado.
- No es eso lo que quise decir…- dijo Eric mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro; lo que molestaba a Dani provocaba en mí la inevitable necesidad de mirarlo, antes rudo ahora parecía una persona totalmente amable.
- Por favor, siéntense díganme las condiciones que los obligó a tomar un tren ilegalmente; estoy seguro encontraremos una solución.
Ambos tomamos asiento, pero yo sabía que Dani aún estaba alterado.
- No necesitamos de tu caridad si a eso te refieres, y no tomamos el tren ilegalmente- dijo Dani algo molesto.
- Fue una estúpida travesura, eso es todo- dije para calmar las cosas.
- Pueden estar tranquilos, no le diré nada a nadie.
-Perfecto, vámonos Grace- dijo mientras estiraba de mi mano, Eric nos veía alejarnos con una sonrisa, y yo no entendía por qué.
Pasamos la cocina en ausencia del chef y una vez sentados en nuestros asientos, empecé la conversación.
- ¿Por qué te comportaste así? Ni siquiera le agradeciste.
- ¡Ese tipo creía que le pedíamos caridad! ¿Qué querías que le agradeciera?
- Solo entendió mal, de todos modos debimos agradecer.
- Pero no lo hicimos, ya duérmete Grace.
El comportamiento cambiante de Dani era confuso, o tal vez solo los ricos le ponían de mal humor; de todos modos la idea de agradecer a Eric seguía rondando mi cabeza.
A la mañana siguiente Dani aún dormía profundamente, y aproveché de retirarme para evitar las preguntas. Caminé nuevamente los pasillos hasta la cocina, todos estaban atareados preparando el desayuno, llegué a un comedor casi vacío, un hombre mayor leía el periódico y unas damas tomaban el té entretenidas. Cruzando hacia el pasillo caí en cuenta que no sabía el asiento de Eric, solo me quedaba esperarlo en la sala común rogando que se le ocurriera dirigirse al lugar. Esperando decidí disfrutar de un café y observar la maravillosa vista; un hombre entró, agarró un libro para luego retirarse mirándome de manera altanera y confusa. Como si de telepatía se tratase, Eric fue el siguiente en entrar, en cuanto me vio una sonrisa se dibujó en su rostro mientras me decía
- Buenos días Grace. ¿Qué te trae por aquí, no te resistes a la comida?
- Tienen un buen café
- Dije que no diría nadad, no que eran bienvenidos cuando quisieran- dijo sonriendo.
- Lo sé, solo quise venir a darte las gracias, si no fuera por ti ahora estaríamos en otro tren.
- No fue nada, para mí estas divisiones son innecesarias- dijo mientras se servía un café para pararse junto a mí.
- ¿Y tu hermano?
- Aun durmiendo
- ¿Y tu novio?
- También está… ¡Dani no es mi novio!- dije sorprendida por la suposición.
- Por la reacción de anoche creí que lo era.
- Nosé que sucedió, pero solo somos amigos.
- Está bien, validaré tu aclaración.
- Este lugar es bastante cómodo, ¿por qué nadie viene?
- La aislación no es bien vista
- Pero a ti no parece importarte
- Para mí esto es un respiro a todos los modales, un espacio para mí.
- Si claro, es que vivir cómodamente debe ser agotador- dije sarcásticamente.
- Es más difícil de lo que crees
- Voy a suponer que te creo
- No lo supongas créelo. Hacer siempre lo que digan los demás es agotador, a veces te olvidas de pensar por ti mismo y con el tiempo te conviertes en lo que todo quieren que seas, sin importar lo que te diga tu corazón o lo que te grite la razón.
- Jamás lo vi de esa manera.
- Ser como ustedes tiene más libertad, es más divertido y emocionante, un día deciden ser científicos y al día siguiente grandes escritores románticos.
- No es tan sencillo. Las decisiones cuestan, y siempre son fuente de preocupación; mientras que ustedes tienen una vida resuelta nosotros no sabemos qué nos depara la vida, más tristezas o más alegrías.
- Eso es lo que quiero, quiero ser capaz de decidir por mí mismo
- Entonces deberías empezar a hacerlo, nada te detiene.
- Me agrada tu actitud Grace.
- A mí me agrada tu café
- Ja ja ja, en serio, siento que contigo puedo ser libre, libre de todo protocolo, libre de miramientos y prejuicios.
- Puedes hacerlo, solo tienes que quererlo.
Una voz se oye a lo lejos: ¿Eric?
- Es Austin, debo irme, seguro ya está hambriento…la vista por la tarde es más bonita, el sol no refleja tanto como ahora…- su voz nerviosa se hacía presente una vez más.
- Seguro que sí, quizá hasta el café mejore.
- Adiós Grace, gracias por la charla.
- Adiós
La vuelta hacia mi asiento fue más sencillo debido a la hora pico del desayuno; cuando llegaba a mi asiento noté que Dani ya estaba despierto.
- Grace ¿Dónde anduviste?
- Fui a tomar un café
- Espero hayan mejorado ese servicio
- Pues… no estaba mal
- Genial, iré por uno
Esperaba que el café de la tercera clase estuviese aceptable.
Volvió Dani con una expresión de quien fue engañado.
- Ni siquiera hay café Grace, apenas agua.
- No me culpes de tu tardanza, hace unos minutos aún quedaba.
- Maldición, no me queda de otra que comprar algo en la siguiente parada, o morir de hambre.
- ¿Qué sucede Dani? Tuviste una cena de primera clase y aun así ¿te quejas?
- Que quieres que haga, sangre real corre por mis venas, la primera clase es donde pertenezco- dijo sonriendo.
- Ja ja ja, aun no Dani
Suspiró y echando la cabeza hacia atrás dijo
- Espera un poco mamá, ya casi llego
- No te preocupes, ella sabrá esperar, es fuerte- le dije poniendo mi mano en su hombro en señal de apoyo. Me miró fijamente y dijo
- Gracias Grace
No dejó de mirarme y me sentí muy incómoda, de modo que tuve que retirar la mirada para cambiar de tema
- Dime Dani, ¿Cuáles son los planes a la llegada a Cromeldi?
- Te ayudaré a encontrar a tu papá y luego iremos al castillo- dijo sonriendo y poniendo las manos detrás de la cabeza.
- Eso no es necesario
- Lo sé pero quiero hacerlo
- Dani tu mamá te necesita, primero iremos al castillo.
- Está bien, pero no me iré sin antes verte reunida con tu padre
- Trato hecho- le dije sabiendo que eso no ocurriría
Toda la mañana Dani me tuvo entretenida con sus historias de viaje, sus ojos brillaban como si hubiera nacido para la aventura, sin embargo se sentía culpable porque la extraña enfermedad de su madre había aparecido cuando él estaba en una de sus aventuras. Yo solo pensaba en que sería de él después de Cromeldi, le diría que éramos hermanos después que lo tuviera todo resuelto, tenía que hacerle saber. Después del almuerzo había una última parada antes de la llegada a Cromeldi y yo empezaba a preguntarme cómo distraer a Dani para asistir al encuentro con Eric; de modo que lo convencí de bajarse en la parada del tren.
- Dani ¿bajarás en esta parada?
- No, ya conseguimos suficiente comida en la anterior
- Creo que sería muy útil un mapa de Cromeldi, ya que ninguno conoce la ciudad.
- No será difícil encontrar un gran castillo Grace- dijo dándole un mordisco a su manzana.
- Aunque serviría para encontrar a tu padre…de acuerdo, iré por él.
Cuando bajó del tren me dispuse escapar para verme con Eric como habíamos quedado; mientras cruzaba los vagones me sentí mal por mentirle a Dani y decidí que ya no le mentiría. Llegando a la cocina me di cuenta que a esas horas de la tarde ni el personal ni el chef estaban atareados, al entrar nadie me notó pero si cruzaba se darían cuenta, me escondí de tras de un estante dándome cuenta de mi error. Nuevamente la extraña telepatía o suerte se hizo presente y frente a mí veía a Eric a través de la pequeña ventana del otro lado de las puertas de vaivén, al verme yo hice una señal de auxilio y él entendió mi apuro, entró y pidió hablar con el chef y el poco personal presente para una supuesta observación de la comida, inteligentemente logró poner a todos de espaldas a mí, me hizo una seña con la mirada y yo sigilosamente crucé la cocina hasta llegar a un comedor totalmente vacío; continué caminando con toda la normalidad posible hasta llegar al pasillo alfombrado, en eso sentí pasos detrás de mí, Eric pasó por mi lado susurrándome al oído
- Hola Grace
Provocándome que se me erizaran los pelos, al estar delante de mí me sonrió y se dirigió a la sala común, yo correspondí a la sonrisa y apresuré el paso hasta llegar a la sala común, cerrando la puerta y con una sonrisa le dije
-¿Qué jueguito fue ese?
- Nada yo solo estaba feliz de verte nuevamente- dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla para luego decirme
- Buenas tardes señorita Leconi
- Buenas tardes señor Coste, ¿Cómo sabías que estaría en la cocina?
- Simplemente lo supuse
- Bien supuesto- dije sentándome cómodamente en el sillón.
- Grace, ¿qué harás en Cromeldi?
- Tengo que atender unos asuntos y ayudar a Dani a llegar al castillo real.
- Entonces supongo es un viaje de turismo
- No, Dani no va al castillo por turismo
Su rostro expresó confusión y dijo
- ¿Qué es lo que Daniel debe hacer en el castillo real?
- No puedo decírtelo, nosé si podría molestarle el que te lo diga.
- Lo entiendo
- Y tú ¿qué harás en Cromeldi? ¿Reunión familiar de primera clase?- dije sonriendo
- Algo parecido
Ambos miramos a la puerta cuando sentimos girar la perilla
- Austin
- Supuse que estarías aquí Eric, pero no con compañía- dijo dirigiéndose a mí.
- Hola Austin
- Buenas tardes Grace, qué bueno verte nuevamente
- Ven siéntate con nosotros
Tomó asiento y mirándome con confusión dijo
- ¿Dónde estuvieron tú y tu amigo hoy, es que no desayunan?
Miré a Eric en busca de respuestas, pero él solo escapó a mi mirada mirando bruscamente a otro lado; volví a mirar a Austin y dije nerviosamente
- Bueno, es que nosotros preferimos desayunar aislados.
Austin estalló en risa y dijo
-Tranquila Grace, solo bromeaba, Eric ya me contó de su ilegalidad, no te preocupes que no diré nada
Miré a Eric y también sonreía, le empujé suavemente con mi codo y le dije
- Si, que graciosos
- Lo siento Grace, a Austin le gusta hacer bromas
- Sí, ya me di cuenta
Austin dejó de reír y habló
- Me gustaría que nos encontráramos en Cromeldi, los demás se enfadan con mis bromas pero tú y tu amigo son diferentes.
- A mí también me gustaría, ya veremos la forma de encontrarnos todos otra vez.
- ¿Qué pasó con tu amigo, por qué no está aquí?
- Pues la verdad es que no le dije que venía- Eric me miraba fijamente, continué hablando
- Creo que hice mal, me tengo que ir, ya debe estar preguntándose donde estoy.
- Antes prométeme que nos encontraremos en Cromeldi
- Promételo Grace- dijo Eric apoyando a su hermano.
- Está bien, se los prometo
Me paré y me dirigí a la puerta, Eric me siguió, me besó en la mejilla y dijo
- No olvides tu promesa
A lo lejos Austin dijo emocionado
- Nos vemos en Cromeldi
- Adiós chicos, nos vemos.
De vuelta a mi asiento estaba nerviosa, no sabía cómo decírselo a Dani; me vio y dijo
- Grace dónde estabas, conseguí el mapa
Me senté, di un suspiro y empecé a hablar
- La verdad es que esta mañana y hace unos minutos estuve en primera clase
- ¿Qué?
- Quería agradecer a Eric y luego nos quedamos a charlar
- ¿Cómo puedes hablar con ese niño rico?
- Ambos son buenas personas y, les prometí reunirnos en Cromeldi…todos incluyéndote.
Dani expresó molestia y dijo
- ¡Grace!...está bien, te cubriré en esta
- Dales una oportunidad, son buenas personas
- Grace Grace, los líos en que me metes
- ¡Gracias Dani! Sabía que entenderías- dije abrazándole.
- Si, si, pero que quede claro sólo nos reuniremos una vez.
- ¡Dani!...está bien, tienes razón, debemos apresurarnos por tu mamá.
- Y también por tu papá Grace, no lo olvides
Sentí una culpa incómoda y sentí que debía decírselo.
- Dani... tengo que decirte algo
Un fuerte rechinido me interrumpió, era la última parada…Cromeldi.
Recogí mi mochila y Dani su maleta, me miró y sonriente dijo
- ¿Lista?
Asentí con mi cabeza y al bajar del tren vino a mi mente la pregunta: ¿Cómo no reuniríamos si ni números ni direcciones compartimos?, en seguida otro pensamiento de resignación asaltó mi mente: Lo siento Eric, lo siento Austin.
Parte 3:
No había otra opción más que admirar la bella Cromeldi; abordamos un taxi pidiéndole nos llevara al hotel más cercano; conforme el taxi avanzaba Dani y yo estábamos atónitos al ver las hermosas calles de Cromeldi acompañadas por grandes y poderosos edificios, áreas verdes inmensas y concluyendo su imponente y también tranquila playa.
Finalmente llegamos al hotel y cansada me tumbé en mi cama dispuesta a realizar una pequeña siesta.
Soñé con mamá, estaba en nuestra casita, sonreía bajo un sol radiante, acariciaba las flores de nuestro jardín con sus tiernas manos, al verme sonrió aún más y abriendo la puerta me invitaba a entrar. La voz de Dani y el golpe en la puerta de mi habitación me despertaron.
- ¿Grace?
Refregándome lo ojos y sentándome en mi cama respondí
- Entra Dani, está abierto
Dani entró cautelosamente y al verme se echó a reír diciendo
- Perdóname Grace, no quería despertarte pero debes cenar.
- ¿Estuve dormida por tanto tiempo?
- Totalmente dormida, pero no te preocupes, ya averigüé un restaurante que queda a unas pocas cuadras.
- Está bien, solo dame un minuto.
- No te importa si me quedo aquí ¿o sí?
- No, solo quiero arreglarme un poco el pelo
- Genial, porque hay mujeres que exageran con eso de arreglarse
- ¿Te refieres a las chicas de ciudad?
- ¡Esa es mi chica de Bello monte!
- No soy tu chica Dani
- Vamos Grace, es solo un decir
- Pero no lo hagas en frente de otras personas, porque podrían malinterpretarlo, Eric creyó que éramos pareja.
- ¿Y qué importa?, que importa lo que crean los demás
- Importa Dani
- Está bien- dijo alzando ambas manos en signo de inocencia.
- Listo, ¿nos vamos?
- Después de usted chica de nadie- dijo abriendo la puerta y sonriendo.
Al pasar por su lado le sonreí y comprendí que tal vez había exagerado.
Nos sentamos a cenar en un restaurante que tenía una bonita vista a un parque cercano; toda la cena estuvimos entretenidos riendo con las historias de sus viajes, también comentamos algo acerca de nuestras madres y regresamos satisfechos con la cena y la bienvenida con la que Cromeldi nos recibió.
Dormí plácidamente pero no volví a soñar con mamá.
A la mañana siguiente decidí ser yo la que despertara a Dani, me dirigí a su habitación y toqué su puerta tres veces, adentro una voz ronca se quejó
- ¡Media hora más!
- Dani soy yo
- ¡Grace!- dijo algo asustado; supuse que entre sueños pensó que estaba en otro lugar hablando con otra persona
- Dani ábreme la puerta
- ¿Y dejar que me veas sin arreglarme? Ni loco Grace
- Me la debes Dani
Después de unos segundos contestó
- Está bien, pasa
Al entrar lo vi y me eché a reír; su cabello rizado estaba aún más alborotado que de costumbre y su pijama con cohetes y astronautas delataban el aún “niño de mamá”.
Levantándose y dando un gran bostezo dijo
- ¿Qué te pasa?, ¿nunca habías visto una pijama tan genial como esta?
Aun riendo le contesté
- La verdad que no, no sabía que pudiesen existir pijamas tan creativas como esa.
- Admira el arte en una pijama- dijo antes de entrar al baño y cerrar la puerta detrás de él
Me tumbé en su cama dispuesta a esperarlo, Dani me habló desde dentro del baño
- Deberías aprovechar de buscar la dirección de tu padre en el mapa que compré.
Se me hizo un nudo en la garganta y la culpa volvió, mientras que él continuó hablando
- Está en el bolsillo izquierdo de mi maleta
Saqué el mapa y lo miré fijamente pensando en cómo y cuándo se lo diría, pero no encontré la mejor forma ni el lugar, o más bien no encontré el coraje para decírselo.
Salió del baño y mientras se peinaba dijo
- ¿Lo encontraste?
- Aún no, pero sé cómo llegar al castillo
- ¿Y quién no?
Sonrió y salimos del alojamiento, una vez afuera me preguntó
- ¿Aproximadamente con cuánto dinero cuentas?
En ese momento me di cuenta que al salir de Bello monte tomé lo que tenía ahorrado y no había previsto una posible vuelta.
- No mucho
- Entonces tomaremos el bus
Así lo hicimos y volvimos a admirar las bellas playas de Cromeldi con sus imponentes edificios; de pronto vimos una enorme meseta elevada ante nuestros ojos, el bus ingresó por lo que parecía una enorme puerta enrejada de entrada, subimos por una carretera curveada que nos guiaba al gran castillo real situado en la poderosa meseta; finalmente paramos en una hermosa entrada, las puertas del bus se abrieron de par en par y una elegante guía nos esperaba sonriente en la hermosa entrada; bajamos y la señorita extendiendo su mano en dirección al castillo dijo
- Sean bienvenidos al castillo real de Cromeldi de la familia Pierre, con el reinado de Alberto II.
Aquella frase hizo que sintiera un escalofrío mientras pensaba: Ahora sé por qué te enamoraste mamá; tan solo la vista ya prometía y enamoraba a cualquier persona que pisara aquellas tierras reales; Dani interrumpió mis pensamientos diciendo
- Bienvenida a mi humilde morada
- Aún no Dani, aun no
Mientras la señorita guía empezaba el relato de la historia del castillo yo me dirigí hacia Dani
- Y ¿cuál es el plan? ¿Cómo llegaremos hasta el rey Alberto II?
Una voz interior gritaba en mi mente: ¡Debes decírselo ahora!
- El mapa turístico dice que la parte que nos muestra la guía no es más que los exteriores y unas salas comunes; así que debemos buscar las áreas restringidas para los turistas.
- Está bien, pero primero sigamos a la guía- dije mirando alrededor.
Fuera del castillo parecía existir una pequeña ciudadela, todas las casas tenían un aspecto similar, eran simples pero al mismo tiempo tenían un lujo similar al del castillo real.
Mientras nos acercábamos por aquella lujosa entrada el lujo y la belleza del castillo se hacían evidentes, tan solo la entrada poseía pequeños pilares que delimitaban el camino a la puerta y los espacios a los costados alfombrados con pequeños cantos rodados, uno que otro asiento de madera reluciente y otros pequeños árboles de un verde brillante todos de un tamaño y forma similar; la primera vista al castillo poseía colores entre blanco, un color amarillento y hueso; a lo lejos torres de piedra bien conservadas, ventanas perfectamente limpias con marcos blancos y la entrada con la puerta parecía brillar gracias a los pilares de mármol, además de figuras elegantes en lo alto también talladas en mármol, la puerta era bastante gruesa de madera algo gastada con manijas y otros detalles tallados en bronce.
Entramos y un patio enorme se abrió ante nosotros con una hermosa fuente que contenía ángeles de piedra sosteniendo cántaros, de los cuales salía el agua delicadamente; los jardines llenos de flores de colores trajeron a mi memoria la carta de mi padre, casi podía verlo ahí recogiendo una flor y mirándola nostálgicamente. Posteriormente nos dirigimos por un costado y una subida que parecía dirigirnos a una enorme torre de piedra en la que en lo alto sostenía flameante la bandera de Cromeldi, aquella subida tenía faroles en cada lado que parecían antigüedades pero brillaban como nuevos.
En lo que subíamos Dani me sujetó por el brazo
- Es ahora, no notarán que nos fuimos
- ¿Por qué contigo todo es ilegal?
Sonrió y dijo
- Andando Grace
Volvimos a bajar rápidamente hasta llegar al enorme patio con un jardín llenos de flores, Dani sujetó mi mano y me llevó hacia un pasillo con un techo semicircular que contenía hermosas pinturas religiosas, al pasar ese pasillo salimos hacia otro jardín, solo que a diferencia del anterior éste se encontraba totalmente al aire libre; nos detuvimos un instante mientras admirábamos el pasto fresco verdoso y los árboles medianos combinados con una que otra palmera, seguimos recto pasando por un pequeño puente color blanco con las barandas y la base de piedra, frente a nosotros se erguía una enorme construcción que poseía detalles parecidos al de una catedral, la entrada poseía una gran puerta de vidrio y encima estaban cuatro majestuosos ventanales, toda la construcción tenía un color hueso adornado con muchos detalles, excepto por el techo de aspecto curvilíneo que era de color verde opaco; la entrada poseía múltiples gradas extendidas.
Dani atónito al igual que yo, me dijo
- Éste tiene que ser un lugar restringido
Nos acercamos a la entrada y nos miramos uno al otro antes de subir las enormes gradas. Llegamos a la puerta de vidrio y un hombre de traje nos abrió la puerta, en seguida un guardia bastante corpulento vestido de negro se apareció frente nuestro y pidiéndonos documentos de identificación nos habló
- ¿Qué es lo que ustedes jóvenes vienen a hacer aquí?
Dani estaba algo nervioso pero contestó naturalmente
- Tenemos asuntos pendientes con la familia Pierre
En seguida lo ojos del guardia saltaron al rostro de Dani diciendo con voz enérgica
- Qué clase de asuntos
- Disculpe, no quise decir eso, yo…
- ¿Programaron su visita?- dijo el guardia con los ojos fijos devolviéndonos los documentos.
- Claro que sí, por eso estamos aquí
Dibujando una ligera sonrisa en el rostro nos dijo
- Lárguense de aquí muchachos, no estoy de humor para bromas.
- ¡Pero qué le sucede!- dijo Dani algo alterado, mientras yo jalaba de su brazo para evitar problemas. El guardia simplemente nos miró seriamente y nos abrió a puerta.
Mientras volvíamos por donde llegamos Dani se quejaba
- ¿A qué se refirió con broma?, ¿que acaso no sabe quién soy?
- Quien podrías ser, no lo olvides Dani
- De todos modos no nos puede tratar así
Regresamos al grupo quienes ya bajaban de la torre y se dirigían a otro lugar, en eso Dani me susurraba
- Debemos encontrar la manera de entrar
- Pero cómo, si apenas llegamos a la puerta
La guía nos mostraba una enorme sala de un suelo reluciente, cortinas de seda, grandes sillones de lino y almohadones tejidos; en eso un niño exclamó con asombro
- ¡Mira mamá, el rey estuvo aquí!- dijo apuntando una mesa que tenía una taza vacía y un libro al lado.
Todos rieron y la guía respondió
- Lo siento pequeño, eso no es posible ya que el rey no se encuentra en Cromeldi.
Dani y yo nos miramos uno al otro cayendo en cuenta del por qué el guardia se había reído de nosotros.
Para la vuelta a la ciudad decidimos en el bus que antes de ingresar teníamos que averiguar más de la familia Pierre y el castillo real.
Última edición por romivi el Vie 21 Ago 2015, 1:24 pm, editado 4 veces
romivi
Re: Persiguiendo la verdad
¡Al fin me he puesto a leer aquí! Ahora sí puedo decirte que en lo que es la novela como tal no has hecho nada mal, me ha gustado esta primera parte lo suficiente como para querer saber qué es lo que sigue y eso es lo más importante, por lo menos a mí me has enganchado Lo que tienes que acomodar ahora es el color del título pues el cyan (que es el que has puesto) es de género infantil, el drama y el romance va de índigo Tu estilo narrativo es bastante bueno, sencillo y lindo, sólo habría que cambiar el guion corto - por el guion largo — que va pegado a la palabra y no en el aire, ¿de acuerdo?
Sigue así, me gusta cómo va
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Spencer
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