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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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no llores por mi, lola. {novela.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: no llores por mi, lola. {novela.
Capítulo 002.
Nos subimos a un auto, obviamente suyo. Una locura si se lo veía a simple vista, me estaba subiendo al auto de un tipo que acaba de conocer. En mi opinión personal, se veía buena gente. Subí yo de copiloto mientras que él posaba sus manos en el volante, y antes de arrancar, me miró.
—¿Qué? ¿Tengo un animal en la cabeza?—dije, tal vez, de mala gana.
—No no no es eso.—sonrió—Es que hace tanto que no tengo a un adolescente, a un nene chiquito conmigo.—
—Bue bue tan chica no soy eh.—le aclaré con el dedo indice.
—Sí pero adulta no sos.—y volvió a colocar en su rostro esa sonrisa que te daba una sensación de juventud.
—Sí, bueno sí no soy la más grande de todas, pero 16 recién cumplidos.—dije orgullosa.
—No te pregunté por qué andabas sola, digo, yo a tu edad seguía estudiando y na, con mis viejos.—comenzó a conducir, y a dirigirse a su casa, mi nueva casa.
—Me fui de mi casa, en busca de una vida libre, pero no me estaba yendo bien.—él suelta una risa.—Estuve un tiempo con una señora, Guillermina, un ángel, grosa pero grosa mal.—
—Ya me vas a conocer a mi, soy un tipo groso.—dijo guiñando el ojo.
—Ah ¿sos canchero?—
—Cómo no—sonreía con los ojos cerrados.—Pero bueno, no hablemos de mi, me estabas contando sobre esta mujer, Guillermina.—
—Ah sí, me quedé con ella, pero sentí que era una molestia para ella, entonces decidí dejarla, tranquila.—
—¿Por eso no querías venir conmigo?—
—Sí, digo, una pendeja en tu casa, debe ser tedioso. Además, vos no sabes lo terrible que soy.—y ambos reímos, me estaba cayendo bien el chico este.—No te pregunté tu nombre, ¿puedo saberlo?—
—Matias Beltrame. ¿El tuyo?—
—Lola Delmau.—asentí al decir mi nombre. Y él sonrió, como lo hizo durante el viaje.
Llegamos al departamento, que era, wow.. un departamentazo. Gigante, lujoso, y obviamente de alguien que tenía bastante dinero para pagarlo. De por si, el auto de este chico era lujoso, no me imaginaba la casa. Por dentro era hermosa, seguía con la boca abierta, observando todo. Espacioso y, muy cuidado. Mientras seguía disfrutando y viendo todo, apareció una mujer que supuse que era la que limpiaba y dejaba todo tan lindo. Matias me la presentó, Lydia, una mujer muy humilde y que por lo que contó, cuidaba a Matias desde chico y trabajaba para su familia desde hace bastante tiempo. Me cayó bien.
Después de haberme enseñado los baños, la cocina, su estudio y cuartos, que eran 3 más el de visitas, nos encontramos con, su mujer. Mirala a la loca esta, rubia, histérica a primera vista e, insoportable. Dónde me habré metido.
—Ay Matu, ¿quién es esta chiquita? La llamaste para limpiarme la pieza ¿no? Che el cuarto queda por el pasillo..—Matias la interrumpió.
—No Vale, no es así.—por lo que escuché, o se llamaba Valeria o Valentina.—Ella va a vivir acá, con nosotros. Es como si la hubiese adoptado, se llama Lola.—cuando dijo eso noté la cara que puso esta mujer, con lo que le contó Matias básicamente la mató. Él de todas maneras, sonreía, que bonita sonrisa tenés loco.
—Em Matu querido amor de mi corazón, podemos hablar un ratito, por favor.—él asintió y ambos fueron a su estudio.
—Matias explícame ya que hace esta pendeja en mi casa, ya.—
—Valeria, por favor, calmate un poco. Ella tiene 16 y..—
—Sí se le nota que tiene 16, no soy boluda. Espera.. Matias.. ¡¿vos no tendrás nada con esa piba no?!—dijo en un tono muy histérico.
—No no no—reía—Nada que ver, ella estaba sola, la traje porque la vi así, sin techo, no sé. Es como si tuviésemos una hija, es genial ¿no?—sonrió pensando que la respuesta y opinión de su novia iba a ser, positiva.
—Yo no quiero ningún pibe de la calle ¿me escuchaste?—
—No, no estoy de acuerdo con vos Vale, perdón, pero ella se queda.—
—¿Y vos desde cuándo sos bueno con los nenes? Matias por favor.—
—Ehh.. no quiero hablar de eso, ella se queda, ya esta dicho.—salieron ambos del estudio, y no con lindas caras. Noté esto, sus rostros, simplemente eran de enojo, estaba segura de que habían discutido, y tal vez por mi culpa. Tenía planeado irme, si a Matias le molestaba mi presencia, no iba a seguir acá metida, no no.
—Matias, creo que si te molesto, no tengo nada que hacer acá.. digo.—
—No no no—sonrió y posó sus manos en mis hombros.—No me molestas para nada Lola, vos te quedas, y de paso ahora que dejas todas tus cosas en la pieza, me contas tu vida, tu historia ¿dale?—
—Dale.—le devolví la sonrisa.
Me sentía bien después de todo con Matias, él era diferente, grande pero diferente. Esto de estar en Capital, no me acostumbro mucho, y más si vengo de un barrio humilde de Rosario. ¿Cómo andará la gente allá? Papá y mamá, buscándome, cosa que se me hace imposible de aceptar. Se preocuparon por mi, por lo que se ve. Y Máximo, lo extraño, bastante. En mi familia a Máximo se lo apreciaba mucho, lo querían ya como un hermano, sabiendo que es mi novio. Sí, es 3 años más grandes que yo, pero me quería, tanto como yo a él.
Podría decirse que acá me sentía segura de mi misma. La insignificancia es siempre una garantía de seguridad. La seguridad es mayormente una superstición pero la desconfianza es la madre de la seguridad. Tenemos que hacer planes para la libertad, y no sólo para la seguridad, por la única razón de que sólo la libertad puede hacer segura la seguridad. Quiero ambas, mi libertad y mi seguridad, pelearía por ellas.
—Y tus viejos, ¿de qué trabajan?—preguntó Matias después de haber acomodado todo en su lugar.
—Mi viejo es parte de una empresa, no sé muy bien de qué, y también se dedica a la abogacía. Mi mamá es más tranqui, maestra de primaria.—
—Claro, sí, mi mamá también era maestra.—
—¿Era?—me miró y noté en sus ojos, un poco de tristeza. No dijo nada, sólo se quedó viendo la habitación en silencio.—Che.. perdón si pregunté algo.. capaz..—
—No no paso nada, esta bien, estabas contándome, seguí.—dijo mientras secaba, ¿lágrimas?
—Si bueno, mis papás viven trabajando y yo nunca los veía, tuve muchos problemas con ellos, por eso me encuentro acá pero es no significa que no los quiera. Tengo a mi hermano Facundo, que es tres años mayor que yo, igual que mi novio, Máximo.—
—Ah ¿tenes novio?—
—Sí sí, lo quiero bastante al insoportable.—reí ante mi comentario—pero nada, eso más que nada.—
—¿Serían tus más cercanos? Acá yo tengo a Lydia, que es una grosa mal, bueno a Valeria, a veces a mi hermano Franco, que esta en Europa de viaje por la empresa que llevamos y nada, viejos amigos.—
—Mis más cercanos sí, va y Guillermina capaz, la conocí en un mes y ya es como mi nueva abuela. Allá es distinto en Rosario, en mi barrio somos todos conocidos y nos cuidamos entre nosotros.
Che, una preguntita, ¿qué empresa es la que llevan tu hermano y vos?—pregunté curiosa.
—Se llama Ridesur, trabajamos con la fruta, con la eliminación de desechos tóxicos, es algo muy variado pero la tenemos por todo el país, así que esta bueno. Tenemos algunos enemigos pero, todo tranquilo.—volvimos a reír.
—Excelente.—sonreí, asombrada.
Quería, muy dentro de mi, saber cómo estaba mi familia. Obviamente me preocupaba, por más que ellos no lo hagan, quería saber si estaban bien. A los primeros días pensaban que estaba de salida con mis amigos, solía irme de casa y volver en tres días cuando salía con mis amigos, pero luego comenzaron a preocuparse, de verdad. Máximo por suerte no les dijo nada, aún así se sentía culpable por ayudarme en esto, vive diciéndome que vuelva a casa. Dentro de todo, él es el que más me ayudo en todo esto, en mi depresión, en mis problemas y con esto de Capital. En Rosario, él es el único que me ama de verdad, y vivo agradecida. Es lindo saber que alguien quiere saber si estas bien, es lindo entender que alguien se preocupa por ti, verdaderamente. Esos amores que valen la pena.
Matias había ido a trabajar junto a su novia, Valeria, que me caía pésimo. Mujeres así, como ella, insoportable, discriminadora, molesta, poco humilde, soberbia, no no para nada me iba a caer bien. No entendía muy bien de qué iba el trabajo de Matias, si bien me explicó que Valeria lo ayudaba, por eso ella iba con él.
Por lo que me avisó Máximo, la gente en el barrio no estaba bien, la empresa más grande del lugar, a la que más le conseguía trabajo a los demás, no funcionaba bien. Tenía varios problemas con demandas, no me quiso explicar más, pero espero que papá esté bien.
—¿Qué? ¿Tengo un animal en la cabeza?—dije, tal vez, de mala gana.
—No no no es eso.—sonrió—Es que hace tanto que no tengo a un adolescente, a un nene chiquito conmigo.—
—Bue bue tan chica no soy eh.—le aclaré con el dedo indice.
—Sí pero adulta no sos.—y volvió a colocar en su rostro esa sonrisa que te daba una sensación de juventud.
—Sí, bueno sí no soy la más grande de todas, pero 16 recién cumplidos.—dije orgullosa.
—No te pregunté por qué andabas sola, digo, yo a tu edad seguía estudiando y na, con mis viejos.—comenzó a conducir, y a dirigirse a su casa, mi nueva casa.
—Me fui de mi casa, en busca de una vida libre, pero no me estaba yendo bien.—él suelta una risa.—Estuve un tiempo con una señora, Guillermina, un ángel, grosa pero grosa mal.—
—Ya me vas a conocer a mi, soy un tipo groso.—dijo guiñando el ojo.
—Ah ¿sos canchero?—
—Cómo no—sonreía con los ojos cerrados.—Pero bueno, no hablemos de mi, me estabas contando sobre esta mujer, Guillermina.—
—Ah sí, me quedé con ella, pero sentí que era una molestia para ella, entonces decidí dejarla, tranquila.—
—¿Por eso no querías venir conmigo?—
—Sí, digo, una pendeja en tu casa, debe ser tedioso. Además, vos no sabes lo terrible que soy.—y ambos reímos, me estaba cayendo bien el chico este.—No te pregunté tu nombre, ¿puedo saberlo?—
—Matias Beltrame. ¿El tuyo?—
—Lola Delmau.—asentí al decir mi nombre. Y él sonrió, como lo hizo durante el viaje.
Llegamos al departamento, que era, wow.. un departamentazo. Gigante, lujoso, y obviamente de alguien que tenía bastante dinero para pagarlo. De por si, el auto de este chico era lujoso, no me imaginaba la casa. Por dentro era hermosa, seguía con la boca abierta, observando todo. Espacioso y, muy cuidado. Mientras seguía disfrutando y viendo todo, apareció una mujer que supuse que era la que limpiaba y dejaba todo tan lindo. Matias me la presentó, Lydia, una mujer muy humilde y que por lo que contó, cuidaba a Matias desde chico y trabajaba para su familia desde hace bastante tiempo. Me cayó bien.
Después de haberme enseñado los baños, la cocina, su estudio y cuartos, que eran 3 más el de visitas, nos encontramos con, su mujer. Mirala a la loca esta, rubia, histérica a primera vista e, insoportable. Dónde me habré metido.
—Ay Matu, ¿quién es esta chiquita? La llamaste para limpiarme la pieza ¿no? Che el cuarto queda por el pasillo..—Matias la interrumpió.
—No Vale, no es así.—por lo que escuché, o se llamaba Valeria o Valentina.—Ella va a vivir acá, con nosotros. Es como si la hubiese adoptado, se llama Lola.—cuando dijo eso noté la cara que puso esta mujer, con lo que le contó Matias básicamente la mató. Él de todas maneras, sonreía, que bonita sonrisa tenés loco.
—Em Matu querido amor de mi corazón, podemos hablar un ratito, por favor.—él asintió y ambos fueron a su estudio.
—Matias explícame ya que hace esta pendeja en mi casa, ya.—
—Valeria, por favor, calmate un poco. Ella tiene 16 y..—
—Sí se le nota que tiene 16, no soy boluda. Espera.. Matias.. ¡¿vos no tendrás nada con esa piba no?!—dijo en un tono muy histérico.
—No no no—reía—Nada que ver, ella estaba sola, la traje porque la vi así, sin techo, no sé. Es como si tuviésemos una hija, es genial ¿no?—sonrió pensando que la respuesta y opinión de su novia iba a ser, positiva.
—Yo no quiero ningún pibe de la calle ¿me escuchaste?—
—No, no estoy de acuerdo con vos Vale, perdón, pero ella se queda.—
—¿Y vos desde cuándo sos bueno con los nenes? Matias por favor.—
—Ehh.. no quiero hablar de eso, ella se queda, ya esta dicho.—salieron ambos del estudio, y no con lindas caras. Noté esto, sus rostros, simplemente eran de enojo, estaba segura de que habían discutido, y tal vez por mi culpa. Tenía planeado irme, si a Matias le molestaba mi presencia, no iba a seguir acá metida, no no.
—Matias, creo que si te molesto, no tengo nada que hacer acá.. digo.—
—No no no—sonrió y posó sus manos en mis hombros.—No me molestas para nada Lola, vos te quedas, y de paso ahora que dejas todas tus cosas en la pieza, me contas tu vida, tu historia ¿dale?—
—Dale.—le devolví la sonrisa.
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Me sentía bien después de todo con Matias, él era diferente, grande pero diferente. Esto de estar en Capital, no me acostumbro mucho, y más si vengo de un barrio humilde de Rosario. ¿Cómo andará la gente allá? Papá y mamá, buscándome, cosa que se me hace imposible de aceptar. Se preocuparon por mi, por lo que se ve. Y Máximo, lo extraño, bastante. En mi familia a Máximo se lo apreciaba mucho, lo querían ya como un hermano, sabiendo que es mi novio. Sí, es 3 años más grandes que yo, pero me quería, tanto como yo a él.
Podría decirse que acá me sentía segura de mi misma. La insignificancia es siempre una garantía de seguridad. La seguridad es mayormente una superstición pero la desconfianza es la madre de la seguridad. Tenemos que hacer planes para la libertad, y no sólo para la seguridad, por la única razón de que sólo la libertad puede hacer segura la seguridad. Quiero ambas, mi libertad y mi seguridad, pelearía por ellas.
—Y tus viejos, ¿de qué trabajan?—preguntó Matias después de haber acomodado todo en su lugar.
—Mi viejo es parte de una empresa, no sé muy bien de qué, y también se dedica a la abogacía. Mi mamá es más tranqui, maestra de primaria.—
—Claro, sí, mi mamá también era maestra.—
—¿Era?—me miró y noté en sus ojos, un poco de tristeza. No dijo nada, sólo se quedó viendo la habitación en silencio.—Che.. perdón si pregunté algo.. capaz..—
—No no paso nada, esta bien, estabas contándome, seguí.—dijo mientras secaba, ¿lágrimas?
—Si bueno, mis papás viven trabajando y yo nunca los veía, tuve muchos problemas con ellos, por eso me encuentro acá pero es no significa que no los quiera. Tengo a mi hermano Facundo, que es tres años mayor que yo, igual que mi novio, Máximo.—
—Ah ¿tenes novio?—
—Sí sí, lo quiero bastante al insoportable.—reí ante mi comentario—pero nada, eso más que nada.—
—¿Serían tus más cercanos? Acá yo tengo a Lydia, que es una grosa mal, bueno a Valeria, a veces a mi hermano Franco, que esta en Europa de viaje por la empresa que llevamos y nada, viejos amigos.—
—Mis más cercanos sí, va y Guillermina capaz, la conocí en un mes y ya es como mi nueva abuela. Allá es distinto en Rosario, en mi barrio somos todos conocidos y nos cuidamos entre nosotros.
Che, una preguntita, ¿qué empresa es la que llevan tu hermano y vos?—pregunté curiosa.
—Se llama Ridesur, trabajamos con la fruta, con la eliminación de desechos tóxicos, es algo muy variado pero la tenemos por todo el país, así que esta bueno. Tenemos algunos enemigos pero, todo tranquilo.—volvimos a reír.
—Excelente.—sonreí, asombrada.
+++
Quería, muy dentro de mi, saber cómo estaba mi familia. Obviamente me preocupaba, por más que ellos no lo hagan, quería saber si estaban bien. A los primeros días pensaban que estaba de salida con mis amigos, solía irme de casa y volver en tres días cuando salía con mis amigos, pero luego comenzaron a preocuparse, de verdad. Máximo por suerte no les dijo nada, aún así se sentía culpable por ayudarme en esto, vive diciéndome que vuelva a casa. Dentro de todo, él es el que más me ayudo en todo esto, en mi depresión, en mis problemas y con esto de Capital. En Rosario, él es el único que me ama de verdad, y vivo agradecida. Es lindo saber que alguien quiere saber si estas bien, es lindo entender que alguien se preocupa por ti, verdaderamente. Esos amores que valen la pena.
Matias había ido a trabajar junto a su novia, Valeria, que me caía pésimo. Mujeres así, como ella, insoportable, discriminadora, molesta, poco humilde, soberbia, no no para nada me iba a caer bien. No entendía muy bien de qué iba el trabajo de Matias, si bien me explicó que Valeria lo ayudaba, por eso ella iba con él.
Por lo que me avisó Máximo, la gente en el barrio no estaba bien, la empresa más grande del lugar, a la que más le conseguía trabajo a los demás, no funcionaba bien. Tenía varios problemas con demandas, no me quiso explicar más, pero espero que papá esté bien.
- read:
- well acá cap 2, perdón por tardar <3, espero de todo corazón que les haya gustado y esop, abajo las aclaraciones de palabras y nada, cualquier duda consultar, besos
canchero = soberbio.
groso = genio.
ceonella.
Re: no llores por mi, lola. {novela.
Capítulo 003.
En si, adaptarse a Buenos Aires, no era fácil y estaba, bastante, claro. Los problemas empezaban por Valeria, que era un dolor de cabeza enorme. Luego, perderme cada vez que salía a caminar. Y por último, las peleas con Matias. Es muy raro pelearme con él, pero, siempre voy a decirle que soy una molestia, por más que él quiera hacerme creer que no. Después de todo eso, me llevaba muy bien con él, y mi vida acá, me gustaba.
Entre Matias y Lydia, mi confianza iba creciendo, y cada vez sentía más amor a mi misma. Sí, Máximo seguía intentando convencerme de volver, pero esa decisión, estaba en un futuro muy lejano. Lo que más me apasionaba eran las ferias de libros, que podías conseguir cd's de vinilo a 130$, cuando en una disqueria te los venden, que yo considero un delito, a 2020$. De todas formas, nunca faltaban los caprichos de Valeria, cada día llegaba con un reclamo más, con un insulto más y volvíamos a discutir. Siempre es así, es obvio que con ella, no me llevo muy bien.
Me sentía mal en parte, Matias tenía que venir apurado de su oficina a venir a tratar de calmar las aguas, eramos, ambas, una molestia.
—Lolucha querida, cuántas veces te tengo que aclarar que acá en mi casa no se toma del pico de la botella, esa agua sale más cara que toda la ropa que tenés puesta.—me gritó Valeria mientras agitaba sus manos para todos lados.
—Y yo ¿cuántas veces te voy a decir que no me importa?—
—¡Matias! ¡Matias!—
—¿Qué Valeria? ¿Qué son esos gritos?—vino corriendo desde su habitación, llego temprano para el almuerzo porque Valeria lo llamó para que venga rápido. Según ella, soy "la basura que se tira los viernes de la casa".
—Esta chiquita necesita modales, ¿sos consciente de eso? Acordate que vos la trajiste.—
—Sí, todo lo que digas amor, pero Lola no estaba haciendo nada malo, vos también acordate que no me podes llamar en plena reunión.—dijo y sus ojos al final de la oración, se agrandaron para caer en los míos.
—Ay si bolu pero, ay no sé te pido mil disculpas, ¡nunca más!—
—Que talco che, Valerita querida zafando como siempre.—
—Lola..—me reprochó Matias.
—Anda viejo loco, me vas a decir que no esta mintiendo la rubia esta, ¡por favor!—
—Lola, basta, no quiero que sigas tratando así a Valeria y menos en la mesa.—
—Viste Matu, la nena necesita educación, metámosla, va, metela vos en un colegio, ¿sabes lo qué es eso no Lolita?—dijo Valeria con un gran sarcasmo y una gran ironía.
—¡Ah no pero esta tipa me esta jodiendo!—
—Sí Lola, ¿queres que te lleve a una secundaria? Acá hay una privada, buenísima te va a encantar.—a veces Matias, se equivocaba totalmente.
Me daba miedo la idea de volver a la escuela. Sí, es natural, digo, a los adolescentes no les gusta estudiar, no piensan en eso hasta crecer. Bienaventurado el que comienza por educarse antes de dedicarse a perfeccionar a los demás ¿no? Si me quiero aventurar, bueno, que pase lo que tenga que pasar. Si bien, uno siente que el primer día es el peor, pero se convierte en peor porque uno mismo lo hace así. Caen los nervios, la idea de encajar en todos lados, cuando hay que dejar que fluya todo.
No, nunca había ido a una escuela privada. Sé que hay personas de todo tipo dentro, las que presumen su dinero, las que son normales y te llevas bien con ellas, y las que son como yo, becados o por alguna razón especial se encontraban allí. O ese era el cliché que tenía de este tipo de escuelas. Por suerte, siempre brilla el sol, siempre brillará.
Matias me llevó hasta la puerta del curso, si muy infantil, pero tenía algunos miedos metidos dentro.
—Bueno, vos sabes, te lo dije en el camino, tenés que hacer amigos y te vas a portar bien, nada de macanas ¿esta bien? ¿cuento con vos?—crucé los brazos.—Dale Lola, haceme ese favor ¿si?—tiró una sonrisa, un tanto graciosa.
—Bueno dale dale.—reí.—Pero me prometes un Mc cuando me vengas a buscar.—
—Ah bueno, ¿ahora queres negocios? ¿Mañana vas a queres trabajar conmigo? Trato.—y ambos reímos.
Ahora sí, dentro de este mundo con ausencia de neuronas y abuso de hormonas inquietas. Me pregunté varias veces si de algún lado conocía a los chicos que irían a ser mis futuros compañeros, pero no, eso era imposible. En el grupo más ruidoso estaban, dos rubias muy bonitas, tres chicos, uno de ellos de un castaño claro y apariencia de haber repetido varios años y luego una de las chicas que puede que sea la líder ahí. Luego, gente normal, como en todos lados y a lo lejos, un chico, con el cabello más oscuro y revuelto, con una pinta de esos chicos rebeldes que están en las películas. Me senté justo al lado de su banco, él me miró, bufó y volvió a lo suyo. Que pibe.
La profesora entró, bueno, era una anciana que ya no se podía ni mover, sentí un poco de pena y ganas de ayudarla, pero, no me animé. Vaya que cagona resultaste ser Lola eh. Lo peor de todo es que, era la única nueva aquí, obviamente, por lo que la mujer que nos enseñaba me presentó y pidió que valla hacía delante. Solté un chistoso "Soy Lola" y muchas bromas cayeron en él. La joven que parecía líder dijo un par de barbaridades a las cuales sólo decidí responder con una mirada mala mientras que el chico más "lindo" de ahí, se presentó amable pero pretenciosa mente. ¡Por favor, pero que compañeros te tocaron Lola!
¿La escuela? Nah, nada mal. Era una escuela católica, por lo tanto, iglesias, misas, coros, monjas, todo en el combo. Algo aburrido para mi ser rebelde, pero, me podría mantener tranquila acá y cambiar un poco mi actitud de hacer macanas. Estaba dentro de mi, molestar, divertirme, jugar, cosas muy grandes que para mi eran sencillas.
—Nena, ¿qué haces acá?—preguntó una mujer, en traje de monja, mientras observa como yo estaba metida en la cocina, lugar donde los alumnos no tendrían que estar. ¡Ja!
—Ah, em, me sentía un poco mal, pensé que acá iba a haber algún remedio.. no sé.—
—Acá no vas a encontrar ningún remedio mi amor.—dijo muy dulce y tiró una risa.—Me llamo Julieta, soy una de las monjas de acá, del convento y de la escuela. ¿Sos nueva? No te había visto por acá.—
—Sí, soy re nueva eh, me llamo Lola.. vengo de un barrio de Rosario, nada importante.—
—Oh Rosario, siempre me gusto ir para allá, pero viste, me quede acá en esta burbuja de Capital.—
—Na igual Capital la rompe—
—Sí pero, tiene sus pro y sus contra, como todo.—
—Sí, eso es cierto.—definitivamente era cierto.
Entre Matias y Lydia, mi confianza iba creciendo, y cada vez sentía más amor a mi misma. Sí, Máximo seguía intentando convencerme de volver, pero esa decisión, estaba en un futuro muy lejano. Lo que más me apasionaba eran las ferias de libros, que podías conseguir cd's de vinilo a 130$, cuando en una disqueria te los venden, que yo considero un delito, a 2020$. De todas formas, nunca faltaban los caprichos de Valeria, cada día llegaba con un reclamo más, con un insulto más y volvíamos a discutir. Siempre es así, es obvio que con ella, no me llevo muy bien.
Me sentía mal en parte, Matias tenía que venir apurado de su oficina a venir a tratar de calmar las aguas, eramos, ambas, una molestia.
—Lolucha querida, cuántas veces te tengo que aclarar que acá en mi casa no se toma del pico de la botella, esa agua sale más cara que toda la ropa que tenés puesta.—me gritó Valeria mientras agitaba sus manos para todos lados.
—Y yo ¿cuántas veces te voy a decir que no me importa?—
—¡Matias! ¡Matias!—
—¿Qué Valeria? ¿Qué son esos gritos?—vino corriendo desde su habitación, llego temprano para el almuerzo porque Valeria lo llamó para que venga rápido. Según ella, soy "la basura que se tira los viernes de la casa".
—Esta chiquita necesita modales, ¿sos consciente de eso? Acordate que vos la trajiste.—
—Sí, todo lo que digas amor, pero Lola no estaba haciendo nada malo, vos también acordate que no me podes llamar en plena reunión.—dijo y sus ojos al final de la oración, se agrandaron para caer en los míos.
—Ay si bolu pero, ay no sé te pido mil disculpas, ¡nunca más!—
—Que talco che, Valerita querida zafando como siempre.—
—Lola..—me reprochó Matias.
—Anda viejo loco, me vas a decir que no esta mintiendo la rubia esta, ¡por favor!—
—Lola, basta, no quiero que sigas tratando así a Valeria y menos en la mesa.—
—Viste Matu, la nena necesita educación, metámosla, va, metela vos en un colegio, ¿sabes lo qué es eso no Lolita?—dijo Valeria con un gran sarcasmo y una gran ironía.
—¡Ah no pero esta tipa me esta jodiendo!—
—Sí Lola, ¿queres que te lleve a una secundaria? Acá hay una privada, buenísima te va a encantar.—a veces Matias, se equivocaba totalmente.
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Me daba miedo la idea de volver a la escuela. Sí, es natural, digo, a los adolescentes no les gusta estudiar, no piensan en eso hasta crecer. Bienaventurado el que comienza por educarse antes de dedicarse a perfeccionar a los demás ¿no? Si me quiero aventurar, bueno, que pase lo que tenga que pasar. Si bien, uno siente que el primer día es el peor, pero se convierte en peor porque uno mismo lo hace así. Caen los nervios, la idea de encajar en todos lados, cuando hay que dejar que fluya todo.
No, nunca había ido a una escuela privada. Sé que hay personas de todo tipo dentro, las que presumen su dinero, las que son normales y te llevas bien con ellas, y las que son como yo, becados o por alguna razón especial se encontraban allí. O ese era el cliché que tenía de este tipo de escuelas. Por suerte, siempre brilla el sol, siempre brillará.
Matias me llevó hasta la puerta del curso, si muy infantil, pero tenía algunos miedos metidos dentro.
—Bueno, vos sabes, te lo dije en el camino, tenés que hacer amigos y te vas a portar bien, nada de macanas ¿esta bien? ¿cuento con vos?—crucé los brazos.—Dale Lola, haceme ese favor ¿si?—tiró una sonrisa, un tanto graciosa.
—Bueno dale dale.—reí.—Pero me prometes un Mc cuando me vengas a buscar.—
—Ah bueno, ¿ahora queres negocios? ¿Mañana vas a queres trabajar conmigo? Trato.—y ambos reímos.
Ahora sí, dentro de este mundo con ausencia de neuronas y abuso de hormonas inquietas. Me pregunté varias veces si de algún lado conocía a los chicos que irían a ser mis futuros compañeros, pero no, eso era imposible. En el grupo más ruidoso estaban, dos rubias muy bonitas, tres chicos, uno de ellos de un castaño claro y apariencia de haber repetido varios años y luego una de las chicas que puede que sea la líder ahí. Luego, gente normal, como en todos lados y a lo lejos, un chico, con el cabello más oscuro y revuelto, con una pinta de esos chicos rebeldes que están en las películas. Me senté justo al lado de su banco, él me miró, bufó y volvió a lo suyo. Que pibe.
La profesora entró, bueno, era una anciana que ya no se podía ni mover, sentí un poco de pena y ganas de ayudarla, pero, no me animé. Vaya que cagona resultaste ser Lola eh. Lo peor de todo es que, era la única nueva aquí, obviamente, por lo que la mujer que nos enseñaba me presentó y pidió que valla hacía delante. Solté un chistoso "Soy Lola" y muchas bromas cayeron en él. La joven que parecía líder dijo un par de barbaridades a las cuales sólo decidí responder con una mirada mala mientras que el chico más "lindo" de ahí, se presentó amable pero pretenciosa mente. ¡Por favor, pero que compañeros te tocaron Lola!
¿La escuela? Nah, nada mal. Era una escuela católica, por lo tanto, iglesias, misas, coros, monjas, todo en el combo. Algo aburrido para mi ser rebelde, pero, me podría mantener tranquila acá y cambiar un poco mi actitud de hacer macanas. Estaba dentro de mi, molestar, divertirme, jugar, cosas muy grandes que para mi eran sencillas.
—Nena, ¿qué haces acá?—preguntó una mujer, en traje de monja, mientras observa como yo estaba metida en la cocina, lugar donde los alumnos no tendrían que estar. ¡Ja!
—Ah, em, me sentía un poco mal, pensé que acá iba a haber algún remedio.. no sé.—
—Acá no vas a encontrar ningún remedio mi amor.—dijo muy dulce y tiró una risa.—Me llamo Julieta, soy una de las monjas de acá, del convento y de la escuela. ¿Sos nueva? No te había visto por acá.—
—Sí, soy re nueva eh, me llamo Lola.. vengo de un barrio de Rosario, nada importante.—
—Oh Rosario, siempre me gusto ir para allá, pero viste, me quede acá en esta burbuja de Capital.—
—Na igual Capital la rompe—
—Sí pero, tiene sus pro y sus contra, como todo.—
—Sí, eso es cierto.—definitivamente era cierto.
- hi.:
- bolu = boludo = chico.
talco = que tal.
cagona = miedosa.
la rompe = expresión para demostrar que, esta buena.
ceonella.
Re: no llores por mi, lola. {novela.
Capítulo 004.
Me traté de adentrar a los grupos en el curso al que esta asignada, pero no servía. Todos en sus mundos cliché. Yo sola, sentada, no en el fondo, pero lejos de ellos. Todos riendo, felices, disfrutando de una buena vida, y yo ni una sonrisita. Me concentré en el chico que estaba sentado a mi lado. Malo, rebelde y muy lindo. Otro cliché. Pero no lo conocía, me interesaba, pero él de mi no lo hacía. Cabello castaño claro, unos ojos muy bonitos y una sonrisa, bueno.. no sabía como era su sonrisa puesto a que nunca lo había visto sonreír, aun.
Mientras estaba concentrada mirándolo interrumpió mi sesión preguntándome algo que me sorprendió mucho.
—¿Te queres ir de acá no? Yo también, es un embole, y son todos unos pelotudos. ¿Me acompañas?—me miró, ahí si que sentí que el mundo se caía, si señor.
—Em, no sé...—
—No hace falta, vení conmigo, te lo aseguro, es preferible estar lejos.—
No confiaba en nadie a primera impresión, pero este chico, tal vez era distinto. Salió él primero del salón con la escusa de ir al baño, y luego me tocó a mi. Misma escusa. Corrí con él a la salida. Él sonreía y, en mi caso quedaba acomodarse la falda del uniforme —que de por si era horrible— y correr.
No me había dicho ni su nombre y ya era el primer día escapándome con él. Matías me iba a matar, pero ahora él no me importaba. Quería conocer bien a este chico.
Luego de alejarnos de la escuela y estar más en centro, paró en seco y me miró.
—Por alguna razón no dejo de mirarte Lola, ¿sabes por qué?—
—Em... no.. va.. no.—
—Sos tímida eh, te veía más suelta, más liberal. Igual, siendo hija de Matías Beltrame, no me sorprende. Es aburridísimo ese tipo, y todas lo aman. Nunca lo voy a entender.—reí ante eso.
—No soy tímida, para nada eh. Pasa que ni siquiera sé tu nombre, no sé ni por qué accedí a escaparme con vos. Y Matías no es mi papá.—crucé mis brazos.
—Sebastian Russo.—
—¿Cómo te gustaría que te apodara?—
—Como vos quieras apodarme.—luego de eso saco un cajita de cigarrillos y continuó matándose, aspirando el humo.
Pasé toda la tarde conociéndolo, y me parecía un chico increíble. Le conté parte de mi historia, y ni siquiera sé cómo hice para sacar tanta confianza en hacerlo. No volvimos a la escuela, no pensábamos hacerlo. Claramente no. También supe de su historia, y no era yo la única sufriendo algún problema familiar. Él tenía varios, y me di cuenta que los míos al lado de los suyos, eran pequeños.
Luego de varias caminatas por casi todo capital, me acompaño a ver a Guillermina. Pasamos la tarde ahí para ir cada uno a su casa cuando terminara el día.
Ya con las llaves del lujoso apartamento, entré y me deje todas mis cosas en mi cuarto. Me sentía en casa, por alguna razón, me sentía querida, amada. Cuando volví al comedor, estaban Valeria, Matías y Lydia, todos de brazos cruzados y con rostro de pocos amigos. La que se te viene Lola..
—Haber pendeja ya explicas dónde estabas.—gritó Valeria, histérica como siempre.
—Para Valeria. Arreglemos las cosas bien.. Lolita, ¡¿dónde te habías metido?! Me tuviste preocupado toda la tarde cuando me avisaron de la escuela, toda la tarde.—pegó el grito esta vez, Matías.
—En ningún lado en especial. Con Guillermina.—
—Daaaaaaa, en serio, vos te crees lo que dice esta pendeja, porque yo no Matías, yo no.—volvió a responder Valeria.
—Lola, me tuviste muy preocupado, a mi y a Lydia.—
—¿Puedo hablar con vos a solas?—
—Sí.. cómo no, claro. Vamos a tu cuarto.—asentí.
Entramos y un silencio lleno toda la habitación. Simplemente me sentía culpable, de no agradecer tener a estas personas que me sostienen cuando no tengo dónde caer. No es fácil, no era sólo un adolescente más que se sentía abrumado y que "odiaba su vida", mis problemas me estaban matando lentamente.
—Y bien, dónde andabas, qué paso.—
—Me escapé con un chico del colegio. Sebastian Russo, es buen pibe, me cayó de diez y no me pasó nada. En serio, perdón.—
—Uh Sebastian, ese chico es problemático eh. El tema es que, el primer día te escapas nena, te tiene fichada, son bravas las monjitas.—reí junto a él.—Pero bueno, no te paso nada, que es lo importante.
Mira Lola, yo la verdad, por alguna razón, me encariñé mucho con vos, y te quiero en mi vida, conmigo, acá en Capital. Te quiero cuidar, pase lo que pase en Rosario, vos ahora sos Beltrame.—sonrió y lo abracé, sin soltarlo, llorando y sonriendo, pero sin soltarlo.
Mientras estaba concentrada mirándolo interrumpió mi sesión preguntándome algo que me sorprendió mucho.
—¿Te queres ir de acá no? Yo también, es un embole, y son todos unos pelotudos. ¿Me acompañas?—me miró, ahí si que sentí que el mundo se caía, si señor.
—Em, no sé...—
—No hace falta, vení conmigo, te lo aseguro, es preferible estar lejos.—
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No confiaba en nadie a primera impresión, pero este chico, tal vez era distinto. Salió él primero del salón con la escusa de ir al baño, y luego me tocó a mi. Misma escusa. Corrí con él a la salida. Él sonreía y, en mi caso quedaba acomodarse la falda del uniforme —que de por si era horrible— y correr.
No me había dicho ni su nombre y ya era el primer día escapándome con él. Matías me iba a matar, pero ahora él no me importaba. Quería conocer bien a este chico.
Luego de alejarnos de la escuela y estar más en centro, paró en seco y me miró.
—Por alguna razón no dejo de mirarte Lola, ¿sabes por qué?—
—Em... no.. va.. no.—
—Sos tímida eh, te veía más suelta, más liberal. Igual, siendo hija de Matías Beltrame, no me sorprende. Es aburridísimo ese tipo, y todas lo aman. Nunca lo voy a entender.—reí ante eso.
—No soy tímida, para nada eh. Pasa que ni siquiera sé tu nombre, no sé ni por qué accedí a escaparme con vos. Y Matías no es mi papá.—crucé mis brazos.
—Sebastian Russo.—
—¿Cómo te gustaría que te apodara?—
—Como vos quieras apodarme.—luego de eso saco un cajita de cigarrillos y continuó matándose, aspirando el humo.
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Pasé toda la tarde conociéndolo, y me parecía un chico increíble. Le conté parte de mi historia, y ni siquiera sé cómo hice para sacar tanta confianza en hacerlo. No volvimos a la escuela, no pensábamos hacerlo. Claramente no. También supe de su historia, y no era yo la única sufriendo algún problema familiar. Él tenía varios, y me di cuenta que los míos al lado de los suyos, eran pequeños.
Luego de varias caminatas por casi todo capital, me acompaño a ver a Guillermina. Pasamos la tarde ahí para ir cada uno a su casa cuando terminara el día.
Ya con las llaves del lujoso apartamento, entré y me deje todas mis cosas en mi cuarto. Me sentía en casa, por alguna razón, me sentía querida, amada. Cuando volví al comedor, estaban Valeria, Matías y Lydia, todos de brazos cruzados y con rostro de pocos amigos. La que se te viene Lola..
—Haber pendeja ya explicas dónde estabas.—gritó Valeria, histérica como siempre.
—Para Valeria. Arreglemos las cosas bien.. Lolita, ¡¿dónde te habías metido?! Me tuviste preocupado toda la tarde cuando me avisaron de la escuela, toda la tarde.—pegó el grito esta vez, Matías.
—En ningún lado en especial. Con Guillermina.—
—Daaaaaaa, en serio, vos te crees lo que dice esta pendeja, porque yo no Matías, yo no.—volvió a responder Valeria.
—Lola, me tuviste muy preocupado, a mi y a Lydia.—
—¿Puedo hablar con vos a solas?—
—Sí.. cómo no, claro. Vamos a tu cuarto.—asentí.
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Entramos y un silencio lleno toda la habitación. Simplemente me sentía culpable, de no agradecer tener a estas personas que me sostienen cuando no tengo dónde caer. No es fácil, no era sólo un adolescente más que se sentía abrumado y que "odiaba su vida", mis problemas me estaban matando lentamente.
—Y bien, dónde andabas, qué paso.—
—Me escapé con un chico del colegio. Sebastian Russo, es buen pibe, me cayó de diez y no me pasó nada. En serio, perdón.—
—Uh Sebastian, ese chico es problemático eh. El tema es que, el primer día te escapas nena, te tiene fichada, son bravas las monjitas.—reí junto a él.—Pero bueno, no te paso nada, que es lo importante.
Mira Lola, yo la verdad, por alguna razón, me encariñé mucho con vos, y te quiero en mi vida, conmigo, acá en Capital. Te quiero cuidar, pase lo que pase en Rosario, vos ahora sos Beltrame.—sonrió y lo abracé, sin soltarlo, llorando y sonriendo, pero sin soltarlo.
- hi.:
- embole = aburrido.
ceonella.
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