Good Girls|N.C

Good Girls.

Dulces, tiernas, adorables, simpáticas, educadas…

Estas seis chicas de apariencia inofensiva y refinada, no son lo que aparentan ser. Viviendo en un mundo cuyo principal ideal es mantener las apariencias, ellas se ven obligadas a llevar una especie de “doble personalidad”.

Siempre esforzándose por mantener una reputación perfecta, pese a que ellas sean completamente lo apuesto a lo que dicen ser. La frustración a todos sus años de esfuerzos llega de la mano de estas seis personas.
Unos completos dolores de cabeza.


♥ Reglas.
♥ Orden de las Escritoras.
♥ Roles y Personajes.
♥ Guía de Capítulos.



Hola, soy Diana, acá Di, aunque son libres de llamarme como se les plazca, esta idea ya tiene un gran tiempo en proceso de transcición y por distitas razones, (en su mayoría culpa mía), no habíamos podido empezarla, espero que disfruten, se diviertan y seamos responsables. No insultos, ni peleas c:

Código:

Capítulo 001.

— Nicky, no creo que esto sea una buena idea. — rodé los ojos por enésima vez cuando Melinda habló, a veces me hacía odiarla con tanta facilidad. — Si te descubren...— no la dejé terminar, sinceramente ya estaba cansada de su negatividad y pesímismo, un poco de diversión no me vendría mal y de cierta forma me hartaba que ella solo estuviese tratando de hacer arrepentir, sí, es mi amiga, quizá la única real que tengo, y sí, sé que le preocupa las consecuencias que podría acarrearme lo que haré esta noche pero, vamos, ¿qué tan mal podría salir?

— A ver Melinda, ya basta, ¿okey? — gruñí de mala gana y me acerqué a ella. — Tranquilízate, no me van a descubrir, ¿sí? — traté de calmarla, ella hizo una mueca y negó, un poco molesta.

— ¿Cómo puedes estar tan segura? — dijo cruzándose de brazos. — ¿Qué es lo que te impide pensar de que hay la probabilidad de que alguien te reconozca y todo tu plan se vaya por la borda? — resoplé, y tomé asieto junto a ella.

— Las probabilidades de que alguien ahí me reconozca es de una en un millón Mely, por favor... Yo quiero hacer esto, ¿sabes? Estoy harta de no poder ser o hacer nada sin tener que estar pensando en "el que dirán". — me quejé, ella me miró dudativa, y traté de reprimir mi sonrisa de triunfo, sabía que lo esta considerando. Melinda era muy fácil de manipular lo cual me convenia y muchas veces había usado a mi favor, sí, se que suena mal, pero era algo bueno. Aunque me molestaba cuando alguien más lo hacía, y normalmente solía sobreprotegerla, porque una cosa era que yo la manipulara para cosas tan inofensivas como que me apoyara en mis estúpideces, que casi nunca traian consecuencias graves más que un simple regaño, y otra muy diferente es que alguien más tratase de aprecharse de ella por el simple hecho de que era una chica muy dulce e ingenua.

— Lo sé Nicky, yo también estoy harta de eso pero... — murmuró mordiendose el labio y dejando la frase sin terminar, puse mi mejor carita de cachorro, de niña que no rompe ni un plato, la misma que podía cuando mi papá estaba molesto por algo que hacía y quería librarme del castigo. — ¡No me mires así! — se quejó, sabía que ella no podía decirle que no a esa cara. Ella resopló.

—  ¡Está bien!, ¡te cubriré! — exclamó rindiendose, vitoreé, agarrandola cor las mejillas y besando su frente.

— ¡Eres la mejor amiga en este planeta tierra! — chillé, acomodando los últimos detalles de mi atuendo. Ella rodó los ojos con parsimonia.

— ¿Solo de la tierra? — se quejó indignada, yo reí.

— ¡Del universo entero!— chillé, abrazandola fuertemente antes de dirigirme a la ventana de su habitación, con mis zapatos de tacón en mi bolso, pues me tocaria trepar al árbol  que, no está exactamente al lado de su ventana, como en las películas sino un poco más allá... sí, probablemente moriría en el intento.

— Trata de no matarte, por favor. — me pidió siguiendome hasta la ventana, me escabullí por esta y me paré en un pequeño bordecito que había en el marco, sosteniendome del...eh... ¿marco?, supongo que eso también lo era. La miré.

— Deseame suerte. — murmuré, ella asintió y me dio un último abrazo que casi me tumba, miré hacia el piso, sería una fea caida. ¡Diablos!, me despejé a mi misma, y le sonreí.

— Buen viaje Alicia. — susurró y tuve que contener el impulso de soltar una carcajada, ella siempre se burla de mí y mi amor por las películas infantiles.

— Nos vemos Mely. — salté con toda la fuerza que mis piernas me permitieron, y debo tener mucha suerte, o muy poca quizás, porque llegué justo a la rama más cercana y quedé colgando a unos pocos metros del suelo. Me solté una vez asimilé que la caída no sería muy dura. Inconscientemente una especie de chillido/quejido/sollozo se escapó de mi boca en el momento en el que mi cuerpo golpeó el suelo de una manera no muy amigable, pero tampoco tan ruda.

— Nicky, ¿estás bien? — siseó Melinda desde su ventana apenas audible. Me levanté del suelo, sacudiendo mis ropas, y asentí. — ¡Mucha suerte! — gritó en un suspiró muy bajito, yo le sonreí.

— Gracias amore. Yo te ando avisando. — corrí por el extenso patio de su casa, hacía el gran muro que cercaba los alrededores de la gran mansión del Marqués de Cambrige.

Esquivé a los guardías que custodiaban el muro, y corrí hasta una de las esquinas, evitando ser vistas por las cámaras de seguridad, y no activar la alarma, esto era una travesía. Me sentía como una súper espía, o parte del FBI, ah no, que esto es Londres, me sentía miembro de la Inteligencia Británica. Trepé el muro lo mpas rápido y silenciosamente posible.

Cuando por fin pude llegar al otro lado casi me pongo a gritar y a bailar, pero, eso sería una muy mala idea pues me descubriría así que contuve mis impulsos y en lugar de eso, corrí a la calle y tomé un taxi hasta la Arena O2, el plan de esta noche era muy sencillo y se dividía en tres faces, la primera: Convencer a Melinda de cubrirme, salir de su casa sin ser vista ni reconocida y llegar a la Arena O2, ya estaba lista. Ahora venía lo mejor de todo que era disfrutar del concierto y pasarla en grande el resto de la noche.

Me ubiqué a las afueras del enorme estadio, al final de la gran fila que esperaba por entrar y luego de unos quince minutos deseaba poder decir: "Soy Nicolette Rockfoth, haganse a un lado inútiles y déjenme pasar", pero si lo hacia todo mi plan de «disfrutar una noche de mi juventud» se iria a la mismísima mierda. Así que muy a mi pesar me tragué mi impaciencia y esperé "tranquilamente" a que la fila avanzara. Una hora y media después porfin estaba ubicada en mi lugar, en la tercera fila más cerca a la enorme tarima en la que se presentaria System Of a Down en un concierto especial, estaba realmente emocionada. Tan solo una media hora después el concierto empezó y el ambiente se volvió tenso, demasiado agitado y de cierta forma ezquisofrénico. ¡Demasiado genial!

Estaba realmente disfrutando de BYOB cuando alguien me empujó tan fuerte que caí de bruces al piso. Aturdida alcé la cabeza y traté de volverme a poner de pie cuando me patearon en el estómago, —¡Oh, mierda. ¡Es en serio!— gruñí mentalmente, apoyandome en mis manos y rodillas, tratando de enderesarme antes de que me golpearan más. Sentí un par de brazos tirar de mi cintura por atrás, poniendome nuevamente sobre mis pies, para poco después tenerlos colgando sobre el pecho de un chico, chillé por la sorpresa, y miré al muchacho desde arriba.

— ¡Ahí estarás a salvo! — gritó y alzó su rostro para verme, él era hermoso, debería ser un pecado que un ser humano sea tan sexy, su cabello rizado caía suelto a los lados de su rostro, largo como hasta por encima de los hombros, estaba algo sudado, pero no importaba igual se veía muy bien, de finas cejas y unos preciosos ojos verdes, con una nariz bien perfilada, y unos labios ni muy finos ni muy gruesos naturalmente rosados. Sonrió de medio lado dejando que un hoyuelo se marcara más que el otro.

— ¡Soy Dylan, por cierto! — exclamó. —Lamento si te asusté en un principio, pero te vi ahí y supuse que necesitabas ayuda.

— Sí... muchas gracias. — sonreí, él asintió y volví mi atención al concierto y a la voz de Serj, que ahora cantada Violent Pornography.

El resto del concierto se fue sin más inconvenientes, Dylan se encargó de cuidarme como si me conociese de toda la vida. O algo así, fue realmente encantador aunque no pasé por alto sus intentos de ligue. Cuando salimos al concierto el se ofreció a llevarme a la fiesta.

— ¿Quieres que te lleve a la fiesta? — preguntó caminado hacia un lujoso Bugatti, sonreí y lo miré desconfiada.

— ¿Cómo sé yo que no eres un loco psicópata que quiere asesinarme o un violador empedernido de rubias o...? — su risa me interrumpió y rodó los ojos.

— Si te das cuenta, justamente ahora estamos solos y podría hacer lo que quiera contigo. — dijo acercandose a mí peligrosamente, miré a mi alrededor y me di cuenta de que él tenía razón, el estacionamiento estaba completamente vació y no había ni un alma por los alrededores, ¿cuánto tiempo había estado hablando con él? Parpadeé un poco aturdida. — Pero no te he hecho nada, ¿no? — inquirió y me tomó de la cintura apegadome a él, sentí un escalofrío recorrerme por completo en el momento que sus dedos rozaron la piel que se dejaba ver entre mi croptop y el short de tiro alto. Mi corazón se aceleró por sobre manera y tragué duro, lanzado mil y un plegarias al cielo.

— Tranquila... No te haré nada. — sonrió y dejó un suave beso en mi mejilla, su labios quemaron donde rozaron, se separé de mí y me extendió una mano hacía a mí invitandome a irme con él. — Igual tampoco te dejaré sola aquí. Cualquier loco podría verte y antojarse de una chica bonita como tú.

— Casi me causas un infarto, imbécil. — gruñí pasando por un lado de él hacía su auto, pues como yo lo veía tenía dos opciones, irme con él o quedarme sola a las una y algo de la madrugada a esperar que pasase algún taxi, por obra y gracia del espíritu santo. Lo escuché soltando una carcajada y seguirme de cerca.— ¡Ugh, idiota!— mascullé entre dientes.

— Te escuché. — se burló. Rodé los ojos y esperé a que abriera el coche para poder subir en él.

El interior del coche era bastante lujoso, aunque ya estaba acostumbrado a ello, pues bueno... era la hija de un Duque, creo que era de espererarse, ¿no? Él tomo su puesto del lado del copiloto unos pocos segudos después, encendió el coche y arrancó rumbo a la gran fiesta.

— ¿Puedo poner algo de música? — pregunté cansada de ese silencio sepulcrar, no incómodo, pero si extraño, en el que estabamos en vuelto, él se limitó a asentir con la cabeza, así que saqué mi teléfono de mi bolso y lo conecté al equipo de sonido, Psychosocial de Slipknot empezó a sonar a todo volumen, aturdiendome un poco y sobresaltandolo a él un poco, reí y le bajé volumen a la radio.

— Tranquilo, solo es Psychosocial. — me burlé, él rodó los ojos y bufó.

— Eres la primera chica que conozco, que sea delicada y escuche este tipo de música. — comentó, reí un tanto confusa.

— ¿Se supone que eso es un cumplido o...? — pregunté divertida, él sonrió.

— Algo así, por cierto, no me haz dicho tu nombre. — dijo y me dedicó una rapida mirada curiosa. Fruncí mis labios, un tanto dudosa.

— Eh... ¿Andrea? — dude, él enarcó una ceja.

— ¿Andrea? — inquirió desconfiado, yo asentí repetidas veces con la cabeza. Su mirada me ponía nerviosa.

— Sí, mi nombre es Andrea. — traté de sonar un poco más convincente.

— Eres una terrible mentirosa. — se rió y negó con la cabeza. — Creí que habíamos quedado en que yo era alguien de confiar. — se quejó, fruncí mis labios.

— Jeniffer. — sonreí, él me miró.

— ¿Jeniffer? — sabía que aún no me creía así que rodé los ojos.

— Es Nicolette, ¿feliz? — me quejé cruzandome de brazos, fastidiada. Él sonrió aún más amplio que Chesire y asintió.

— Me gusta, es un lindo nombre. — halagó, sonreí encogiendome de hombros.

— Es muy largo, hasta a mí me da pereza pronunciarlo completo. — bromeé, rió, su risa era demasiado sexy y su voz, ronca, demasiado seductora. «Puto».

— Tienes razón, ¿puedo ponerte un apodo? — preguntó, me encogí de hombros a manera de respuesta. — Tomaré eso como un sí. — sonrió y se quedó callado un par de segundos, pensando. — Supongo que todo el mundo te dice Nicole o Nicky. — me miró, yo asentí. — Colette.

— ¿Colette? — enarqué una ceja burlona. — Muy francés, ¿no crees?

— Me gusta el francés, ma chérie.

— Le dices «Ma chérie», a cualquier chica que conoces por ahí.— inquirí enarcando una ceja con sorna, él negó, aparcando el cohé a unos pocos metros del gran almacen en el que se notaba la fiesta, ya llevaba rato de haber comensado.

— No realmente, ¿tu eres cualquier chica de por ahí? — me preguntó perspicáz.

— Touché, monsieur. — pronuncié, no era gran fan del francés, pero sabía hablarlo casi tan fluidamente como el inglés, él me sonrió. Bajamos de su coche y entramos a la fiesta, tan pronto como pusimos un pie dentro el olor a alcohol, sudor, marihuana, y muchas otras sustancias no deseadas nos golpeó fuertemente, por lo menos a mí me golpeó.

De un momento a otro Dylan ya no estaba a mi lado, o yo ya no estaba al suyo, no lo sé, creo que el acohol empezaba a afectarme, creo que no solo era alcohol pero ya que más da. Me estaba divirtiendo estaba bailando y riendo como una estúpida pero no importaba porque bueno, esto era algo que no se repetiría tan pronto, ¿no?, tenía que disfrutar de la vida, de mi adolescencia, mandar a la mierda por un momento todo lo que me rodeaba.

Meneaba mis caderas al ritmo de la música que desde hace rato había dejado de ser pesada y había comenzado a ser más sensual, cuando sentí una fuertes manos cernirse en mi cintura, no le di mucha importancia, ya había bailado con un par de chicos más... Fue alrededor de la tercera canción que bailaba con ese chico cuando las cosas empezaron a ponerse feas. La gente comenzó a gritar y a empujarse, de pronto se escucharon tiros y todo se volvió un completo caos. Por instinto y nada más que instinto comencé a correr, podía sentir la drenalina corriendo por mis venas mientras empujaba y era empujada entre la multitud alterada. Estar ebria en estos momentos no era lo mejor pero me hacía ver todo de una manera divertida. ¡Una aventura!

Sí... estaba muy ebria y drogada.

Casi caigo un par de veces y llevar los tacones que llevaba no me ayudaban en nada, de pronto luces rojas y azules se hicieron presentes seguidos del estridente sonido de las sirenas de las patrullas policiales, traté de escapar si algún policia me agarraba sería mi fin. Estaba corriendo hacía... realmente no sabía a donde me dirigía, solo sabía que ya no estaba cerca de todo aquel desastre, es más nisiquiera sabía porqué seguía corriendo, así que paré y me calmé un poco, traté de ubicarme pero la calle estaba oscura y mis sentidos muy atontados, entonces escuché voces, voces masculinas.

— ¡La princesa está perdida! — gritó uno de los chicos, me giré a vrlos, no tenían buena pinta.

— ¡Es la misma zorra con la que estaba bailando!— exclamó otro, fruncí mi ceño y comencé a andar, sentí sus pasos detrás de mi así que apresuré los míos, las pisadas se hicieron más fuertes y pesadas, me estaban siguiendo. ¡Oh, mierda! Corrí lo más rapido que mi torpe andar me permitió, pero no duré mucha cuando me tropecé y caí de boca al piso. Escuché risas seguido del sonido deunos cauchas frenando bruscamente contra el asfalto, y unas manos tirando de mi a un auto. La cabeza me dolía y todo comenzaba a darme vueltas.

— Colette, ¿estás bien? — me preguntó una voz ronca que se me hacía familiar. — ¿Ma chérie? — sacudí un poco la cabeza y miré a mi lado, donde el rizado me miraba preocupado. De pronto unas nauseas horripilantes se apoderaron de mí y necesitaba vomitar, así que mi primer instinto fue abrír la puerta del coche, él pegó un frenazo. y yo caí en mis rodillas sobre el asfalto, vomitando todo lo que había ingerido esa noche. Sentí como apartaba mi cabello, sosteniendolo para que no se ensuciara y daba pequeñas caricias en mi espalda incitando a que me calmara. —¡No me mires, que estoy vomitando!—  me quejé mentalmente y trate de apartarlo de mí, pero no lo hizo. Para cuando hube terminado, él me ayudó a incorporarme y me miró como analizándome. Nos subimos de nuevo a su Bugatti, me abroché el cinturón de seguridady recoste mi cabeza del cristal.

— ¿Estás mejor? — me preguntó, me limité a asentir y el encendió el coche y comenzó a conducir. — ¿Qué bebiste, ma chérie? — quizó saber, me encogí de hombros.

— Realmente no lo sé, no lo recuerdo. — murmuré. — Pero se sentía bien... hasta ahora. — hice una mueca y él sonrió.

— Por supuesto, es así con las bebidas que ahí venden, no es solo alcohol, pero unas son más fuertes que otras. — explicó. — No debí haberte dejado sola ahí, se nota que eres novata. — suspiró con cierta culpabilidad, negué con la cabeza.

— No tienes porqué cuidarme, apenas y me conoces. Yo solo era otra chica de las que estaba por ahí.— musité media ida.

— No eres "solo otra chica de las que estaba por ahí". De ellani el nombre me sé, ma chérie. Creí que ya habíamos aclarado eso. — sonreí, él era un ligón empedernido, un dulce ligón. Pronto todo se volvió oscuro y no supe más nada del mundo o de la vida.

Capítulo 002.

 

Salí de la uni y de inmediato paré un taxi o llegaría tarde a mis clases de danza. Si no amara tanto mi carrera de diseño probablemente probaría suerte con el baile. Solo que a papá eso no le parecería grato ya que aunque él cree que tomo clases de danza clásica -como desde niña- sin que él lo supiese, me había inscripto en una academia de diferentes tipos de danzas, ya bastante le había costado aceptar que no estudiaría arquitectura, como él, pero mamá me había apoyado en mi decisión así que tuvo que aceptarlo, sin contar que él nunca me daba un "no" como respuesta pero sabía lo sacrificado que podía ser dedicarme a la danza y que tal vez nunca llegase a triunfar así que lo tomaba como lo que era para mí, un escape de la vida diaria, nada más que un hobbie.  Amaba sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo. Era algo sumamente gratificante y mi profesora no se cansaba de alagarme, eso también se sentía muy bien.
Tomé una ducha en el vestuario de damas y colgué mi gran bolso channel sobre mi hombro para salir de la academia imaginando la expresión de mi padre si se enterase que bailaba sucio meneando mi cadera ante algún chico. Moriría.   
A unos pasos de la puerta, se encontraba un moreno que repartía volantes, no era de la academia, nunca lo había visto por allí y aunque no lo demuestre soy muy observadora, recuerdo cada rostro que se me cruza. Definitivamente no conocía al chico de ojos miel de aspecto varonil y ropa cool.
Pasé a su lado como si realmente no me hubiera percatado de su presencia.
―Hey―voltee a verlo y me estiró su mano para entregarme un folleto.
Leí el folleto que anunciaba una competencia de baile callejero― no creo que pueda asistir ―mentí con cierto nerviosismo, la verdad era una propuesta interesante, pero no era el ambiente al cual estaba acostumbrada a frecuentar por lo que dudaba sentirme cómoda.
―Puedes invitar a alguien si quieres... Todos son bienvenidos ―habló mientras le entregaba el mismo folleto a otra chica que salía de la academia.
―Ok, gracias ―sonreí apenas, tampoco quería demostrar demasiado entusiasmo.
―Por cierto, soy Zayn― estiró su mano en forma de saludo y dude unos instantes pero no podía ser tan descortés siendo que él había sido tan amable conmigo así que la estreche con la mía― pregunta por mi esta noche si decides ir, te espero ―sonrió e hice lo mismo.
―Adiós ―me despedí antes de emprender rumbo a mi casa.
 
 
―Te lo suplico Val, debes acompañarme, siempre quise ir a un sitio así pero no me animaría a hacerlo sola ¿Quién mejor que mi best friend para acompañarme? ―sonreí ampliamente intentando convencerla.
―No creo que sea buena idea, no sabes siquiera donde es ¿Break dance? ¿Desde cuándo te interesas en ese tipo de baile? ―suspiró apenas, sabía que estaba a punto de convencerla aunque no quisiera admitirlo.
―No me niegues que es cool cuando los chicos saben bailar. Deberías haber visto a Zayn, era muy agradable y de seguro también te caerá bien ¡Por favor! ―pedí juntando mis manos y haciendo un pequeño puchero.
― ¿Quién es Zayn? ―preguntó confusa evadiendo el tema una vez más.
―El chico que me dio la invitación ―tomé el papel de mi bolso y se lo entregué― Vamos, prometo que si te sientes incómoda nos tomamos el primer taxi que pase y volvemos a casa.
― ¿Me lo prometes? ―me miró frunciendo el seño.
― ¡Lo juro! ―exclamé para darle mayor seguridad.
 ―Está bien, iré ―dijo con resignación ladeando la cabeza sin estar segura de haber hecho lo correcto.
― ¡Gracias! ¡Gracias! ―La abracé fuertemente y besé sonoramente su mejilla a lo que ella me alejó.
―Ya, ya, deja de hacer eso o me arrepentiré ―quiso sonar ruda aunque no le salió. Valerie era probablemente la chica más dulce que pudiera existir.
―Lo lamento ―me separé de inmediato conteniendo mis ganas de brincar por toda su habitación.
 
 
Papá me había permitido quedarme a dormir en casa de Valerie, y los papás de ella creerían que cenaría en casa y luego iríamos a la suya. Nunca le había mentido a mi padre, ni ella a los suyos, pues no había habido necesidad y confiaban ciegamente en nosotras, pero si le decíamos que planeábamos ir a ver una competencia de break dance probablemente nos encerraran a cada una en su habitación por un año mínimo por tan solo haberlo pensado.
 
― ¿Estás lista? ―pregunté con notorio entusiasmo chequeando mi vestuario frente al espejo. Una simple remera gris manga corta, jeans rasgados color azul oscuro y zapatillas con taco interno con estampado animal print, realmente no tenía nada como para la ocasión y me pareció lo más adecuado.
―No ―suspiró― Nunca les había mentido a mis padres ―susurró con un gesto triste.
―No se enterarán, enserio, relájate, todo saldrá bien y no demoraremos mucho, solo veremos algún baile y nos volvemos ¿Si? ―sonreí queriendo transmitirle tranquilidad pero realmente podía notar lo nerviosa que estaba.
Me coloqué una fina cadena de plata con una medalla que tenía la inicial de mi nombre, solo me dejé el anillo que siempre llevaba puesto, mi abuela me lo había regalado en mi cumpleaños número dieciséis y desde entonces no me lo había quitado. Evité los aretes ya que con mi cabello suelto no se verían de todos modos  pero no podía no usar reloj por lo cual busqué el más discreto, un rolex de plata el cual escondía debajo de la chaqueta blanca que llevaba puesta. Enmarqué mis ojos verdes con delineado y mascarilla negra, solo un poco de sombra plateada y brillo labial. 

 
El taxi nos dejó a poco menos de una cuadra de la dirección que decía en el folleto. Bajamos del vehículo luego de haber pagado y luego de que este se fuera nos miramos.
 
―Dime que nos bajamos en el lugar incorrecto y llama a otro taxi ya ―dijo Val abrazándose a sí misma.
―Ya estamos aquí ¿Si? Vemos que tal y nos vamos ―tomé su brazo y lo entrelacé con el mío para hacerla caminar a mi lado.
 
Nos acercamos a la puerta del club con cierto nerviosismo, el cual intentaba ocultar para que Val no se sintiese aun peor. Los guardias nos miraron de arriba abajo y de inmediato nos dejaron pasar. Digamos que íbamos algo diferente que las demás chicas que entraban allí. El vestuario de Valerie era más propicio para una noche de cine que para una noche en un baile pero no importaba, había aceptado acompañarme, bastante era eso como para intentar cambiar su aspecto de sweet girl.
La música se empezó a sentir, debía admitir que probablemente ese fuese mi género favorito “animals” de Martin Garrix sonaba entre la gente. El ambiente era alegre, las luces psicodélicas invadían el lugar y había algo de humo provocado por una máquina. Todo era fiesta y diversión, algo a lo que realmente no estábamos acostumbradas.
 
―Me siento desubicada aquí ―mencionó cerca de mi oído casi gritando ya que era imposible escucharla si no lo hacía.
―También yo, pero ¿No crees que es cool? ―sonreí y la llevé del brazo hacia la barra. Era mejor que nos quedáramos juntas en algún sitio.
 
Pasó un rato en donde evitamos cualquier tipo de contacto tanto visual como físico con cualquier otra persona del lugar. De vez en cuando debía admitir que mis ojos se iban hacia la pista donde algunos bailaban juntos de más para mi gusto, refregando sus cuerpos de una manera tan intensa que se veía casi pornográfica.
Cuando realmente estaba meditando la idea de irme una voz sonó por los parlantes anunciando el inicio del concurso de break dance, todo el mundo empezó a silbar, aplaudir y festejar. No veíamos el escenario de donde estábamos ya que no era muy alto.
 
―Deberíamos acercarnos ―dije levantándome del taburete donde me encontraba sentada esperando que Valerie hiciese lo mismo pero solo miraba hacia la multitud y luego volvió la vista a mí.
―No iré allí entre la gente ―negó reiteradas veces.
―Pues te quedarás aquí sola entonces ―me encogí de hombros.
―No serías capas de…
Sabía lo que diría, y por eso, voltee y comencé a caminar hacia donde se concentraba la gente, no pasaron ni diez segundos cuando tenía a Valerie tomada de mi brazo lo cual me hizo sonreír triunfalmente.
 
―Me debes una muy grande ―habló mientras caminaba pegada a mí.

Una loca competencia se llevaba a cabo donde cada una de las personas que participaba bailaba de maravilla.
 
―Él es Zayn ―señalé cuando el moreno se hizo presente para deslumbrar a los presentes con sus increíbles movimientos. Realmente era bueno.
Valerie parecía estar hipnotizada, no sabía si por el baile en sí o por el chico, pero ya lo averiguaría. Mientras tanto el presentador alentaba al público a gritar y alentar por cada uno de los participantes. Cuando Zayn dejó de ser el centro de atención y pasó a serlo una pelirroja mi atención se fijo en el castaño de la bonita voz que presentaba a los concursantes.
Llevaba puesta una remera blanca ajustada, que dejaba en evidencia su físico privilegiado. Tenía los brazos tatuados, unos jeans oscuros rotosos, una gorra con la visera hacia atrás que le daba un touch muy cool y estaba casi segura que lo que llevaba puesto en los pies eran zapatillas vans.
Ese sin dudas era el chico más sexy que había visto en mi vida.
Podía ver su cabello castaño lacio escaparse por debajo de la gorra tapando una de sus cejas ya que estaba peinado hacia un lado. Su voz era sexy, tenía un tono divertido que llamaba poderosamente mi atención y desde que lo vi no pude quitarle mis ojos de encima.
Sentía una enorme necesidad de verle de cerca, quería saber cómo eran sus ojos.
 
―acerquémonos más ―pedí cinchando el brazo de mi amiga sin esperar su respuesta queriendo abrir paso entre la gente.
Aunque creí que lo haría, no se opuso aunque sé que dijo algo que no pude oír por la multitud y la música.
Zayn volvió a ser el centro de atención cuando el sexy presentador lo llamó para hacer el famoso “aplausometro”  en donde robó por lejos ante los demás participantes. Val y yo ayudamos mucho a ello, nunca la había visto tan entusiasmada como cuando aplaudió a aquel chico.
 
 
Había pasado un buen rato, quería irme, pero a la vez quería hablar con aquel chico al cual no había perdido de vista en todo ese tiempo. Había pasado la medianoche, pero no me iría de allí sin al menos saber su nombre, solo que claro, no podía dejar a Valerie sola.
 
― ¡Hey! Viniste ―volteé al sentir aquella voz y una mano posada sobre mi hombro y al voltear choqué mis ojos con los del moreno pero noté que él no hacía contacto visual conmigo, sino con Valerie, quien agachó la mirada con cierta timidez y fue con él volvió a mirarme.
―Sí, ella es mi amiga Valerie ―los presenté empujándola apenas para que de una paso adelante y lo salude. La obligué, si. Pude ver como Zayn posó la mano en su cintura al besar su mejilla.
―Zayn ―se presentó él y sentí que ese era mi momento, aunque Val probablemente me odiaría por esto, necesitaba ir donde el chico sexy o esa noche no podría dormir en paz.
―Vuelvo de inmediato ―dije sin darles siquiera tiempo a responder cuando ya estaba abriéndome paso entre la gente.
 
Él estaba recostado sobre un parlante con una botella de cerveza en su mano ¡Ese chico era lo más sexy que mis ojos hayan visto jamás! Su aspecto de bad boy despreocupado hacía que mi mente pensara en cosas indiscretas por lo cual pensé en darme la media vuelta hasta que hicimos contacto visual y quitándose la botella de los labios me dedicó una media sonrisa.
Creí que me desmallaría ahí mismo ¿Desde cuándo me pasaba eso con un chico? Nunca, nunca me había sucedido, había sido como amor a primera vista.
Mientras caminaba hacia mi intenté recordar si alguna vez me había sentido tan atraída por un desconocido y la respuesta fue no. Si había salido con chicos, pero claro, estaban lejos de parecerse a él. Él se veía rebelde y sumamente masculino, mientras que los niños ricos con los que acostumbraba frecuentar solían demorar más en la ducha que yo. Ahí estaba la gran diferencia.
 
―Hola ―Saludó al llegar frente a mí con una seductora sonrisa.
―Hola ―respondí saludándole con un beso en la mejilla como si tuviese la suficiente confianza para hacerlo. Nunca fui una chica tímida ¿Por qué lo sería ahora?
―Te invito un trago ―dijo tomando mi mano y asentí tomando la de él.
Busqué a Valerie con la vista y aun estaba con Zayn, dejé de preocuparme por ella, estaría bien, Zayn era un buen chico ¿No? No, no lo sabía pero en ese momento el chico sexy quería ligar conmigo y yo quería ligar con él, mi amiga era grande y sabría qué hacer, debía dejar de preocuparme y eso hice.
Llegamos a la barra y me senté en el taburete, él se quedó parado a mi lado apoyando su codo sobre la barra para observarme detenidamente.
 
―Nunca te había visto por aquí ―dijo convencido y pude sentir como recorría mi cuerpo con su mirada―. Definitivamente no olvidaría a una chica como tú ―dijo sonriendo de costado.
―Es la primer vez que vengo ―le quité la botella de la mano para beber un trago y el sonrió con picardía ¡mierda! ¿Cómo era  posible que existiese alguien tan jodidamente sexy?
Podía ver sus ojos, eran de color azul, claros, hermosos, ese chico era la perfección en persona. Tenía una barba apenas crecida que le daba un touch desprolijo. Dios había sido demasiado generoso con ese chico.
 
 ―Y… ¿Cómo te llamas?
―Amada ¿Tú?
―Troy.

Bebí de su cerveza y decidí olvidar el tomar el trago, no estaba acostumbrada a beber nada y no quería emborracharme y quedar ridícula ante él, así que preferí tomar el cuello de su remera y llevarlo a la pista de baile en un acto de seducción.
Aceptó gustoso, su rostro era todo lo que mis ojos podían ver entre tanta gente, no quería perderlo de vista ni separarme de él, y al parecer el tampoco ya que tomó mi cintura y pegó bruscamente mi cuerpo contra el suyo.
Bailamos un buen rato, así, pegados, el calor era intenso, su piel me quemaba en cada roce, agradecí cuando sus labios chocaron contra los míos, estaba desesperada porque ese momento llegase. Pasé mis manos tras su cuello y seguí aquel apasionado beso.

¡Qué beso! Jamás había sido besada de tal manera. 

Perdí la noción del tiempo. Troy era lo único que existía en ese momento para mí hasta que un sacudón en mi brazo me hizo quitarle los ojos de encima y detener mi baile.
 
―Debemos irnos ―dijo Valerie cinchando mi brazo.
― ¿Ya? ―pregunté con disgusto.
― ¡Son las tres de la madrugada! ―exclamó con preocupación, al parecer ella también había perdido la noción del tiempo y eso estaba muy mal. Si mi padre o el suyo se enteraban de donde estábamos y con quien a esas horas de la madrugada probablemente no volveríamos a salir de nuestras casas sin escoltas.
―Debo irme ―dije con tristeza despidiéndome rápidamente de Troy dejando un beso sobre sus labios.
―Espera ¿Te volveré a ver? ―preguntó jalando mi brazo.
―Dalo por hecho ―sonreí y me soltó. Ahora quien me jalaba era Valerie pero en dirección contraria.
 
Salimos y caminamos un par de metros, estaba frío y ambas estábamos algo desabrigadas, maldije por no haberme llevado algo más aunque Valerie estaba peor que yo y se abrazaba intentado darse calor.
 
― ¡Valerie! ―ambas volteamos al sentir su nombre, Zayn venía corriendo hacia nosotras.
―Ya debemos irnos ―dijo ella.
―Por favor, acepta esto ―dijo dándole su chaqueta la cual puso sobre los hombros de mi amiga quien sonrió tímidamente.
―Gracias.
―Nos vemos chicas ―saludó amablemente antes de voltear para irse.
―Oye, Zayn… ―llamé su atención haciendo que me mire― deberías pasarte por la academia en estos días, creo que eres realmente bueno y están haciendo audiciones para una beca de baile, no es exactamente break dance pero tal vez estés interesado.
― ¿Hablas enserio? ―los ojos del chico se iluminaron y yo asentí― oh claro que iré, gracias Amanda ―sonrió. No recordaba haberle dicho mi nombre pero supuse que Valerie se había encargado de hacerlo.
―bueno ¿Vamos? ―pregunté a mi amiga quien asintió sin quitarle los ojos de encima al moreno quien hacía lo mismo.
―Me encantó que vinieran chicas, espero volver a verlas por aquí ―hizo una leve guiñada antes de ahora si irse para volver a entrar al club.
 

Lunes otra vez, volver a comenzar la rutinaria semana. Mi rutina no me desagradaba, a decir verdad, me gustaba, pero desde la noche del sábado mis pensamientos rondaban en una sola persona; Troy.
Había quedado peligrosamente obsesionada con el sexy castaño de ojos azules y no había salido de mi mente ni un segundo. Deseaba volver a verlo y si Zayn se aparecía esa tarde por la academia no dudaría en preguntarle por él.
Labial natural, delineado negro, rímel, sombra del mismo color para resaltar el verde de mis ojos como solía hacer y un poco de rubor para darle color a mi pálido rostro.
Peiné mi castaña cabellera a un lado para luego colocar un broche formando una media cola baja dejando caer algo de cabello sobre mis hombros.
Un vestido de cuello redondo color beige sobre las rodillas con un fino cinto negro a la altura de la cintura. Tacones color marfil, un saco desabrochado a tono y un bonito bolso fue lo último que tomé del vestidor antes de salir de mi habitación.
Estaba algo molesta, aun no eran las ocho de la mañana y ya habían empezado los ruidos que hacían los obreros que papá había contratado para hacer la barbacoa al fondo de casa y la piscina.
Bajé taconeando a la cocina en busca de mi desayuno y quedé boquiabierta al entrar en ella.
Veía la espalda de mi padre y hablando con él, estaba Troy. El chico que había pasado todo este tiempo en mis pensamientos vestido de mameluco color azul oscuro con el logo de la empresa de papá. Tenía el casco blanco en su mano, los lentes protectores puestos y una pala en la otra.   
Ninguno se había percatado de mi presencia hasta que aclaré mi garganta a propósito para que me notaran, fue allí cuando mi papá volteó a verme con una tierna sonrisa y él abrió sus ojos con sorpresa, tanta sorpresa como la que yo tenía de verlo ahí.
 
―Buenos días cariño ―se acercó y besó mi frente pero yo no podía sacar los ojos de encima del chico―. Él es el señor Parker, será el encargado de la obra que se llevará a cabo en la casa así que deberás acostumbrarte a su presencia, y si tienes alguna queja puedes planteársela ¿Si? ―preguntó con ternura separándose de mí.
―Si papi ―respondí aun algo confusa por la situación. De alguna extraña manera, tener a Troy en casa se volvía peligroso y tentador, no estaba segura de que eso fuera buena pero podía ser interesante. 
 

Di: diii, ame el capítulo y mi mel estuvo en el!!! no puedo creer todo lo que me voy perdiendo por estar offline, me gusto mucho el ship aunque me cuesta muuuucho imaginarme a harry cof dylan de macho jajajjajaja, aun así todo perfecto di, tuve que saber lo que decían en francés por gugul transleit xd

Vic: me encantó vic!!! fue buenísimo, no puedo creer que ya en el primer capítulo ya haya chape, y prácticamente cojen! bue, pocas palabras estoy que me duele el culo de estar tanto tiempo sentada, sabes que amo el capítulo y a troy, a nadie mas!   porque no me ayudas a buscar el chico ideal, decis que fran, ser, wade o quien?