✞ Guardian Angels ✞

Las diez de la mañana, y el sol comenzaba a alumbrar la habitación, y yo solté un gruñido. Matthew se movió un poco en la cama, y noto un cuerpo suave y femenino bajo su musculoso brazo. Sobresaltado, abrí los ojos y mire a la hermosa jovencita. Una chica de unos dieciséis años, un buen cuerpo, pelo castaño y ojos color esmeralda. Y, lo que más me gustó, que estábamos desnudos. Pero, inexplicablemente, el rostro de la angelical rubia me sonaba, demasiado.


La desconocida chica se levantó, con una sonrisa coqueta en su rostro e intentó darme un beso en los labios, el cual negué, empujando a la chica. Después, ambos, nos lanzamos miradas de odio contenido.

—¿Quién eres?— pregunté, borde. Ya había utilizado a esa chica, por lo que ya no la necesitaba en mi vida.

— ¿No lo recuerdas? Soy Samantha, la hija de tu jefe, de dios— dijo la niñata, con un tono arrogante.

Simplemente sonreí de lado.

—Y, ¿tú sabes quien soy yo?— la chica negó.— El que te esta echando de este cuarto, ahora.

Y apenas deje que la chica se vistiera, la empujó fuera, mientras yo solo vestía sus boxers negros. Ella salió de la habitación al grito de Se lo diré a mi padre, imbécil. En vez de preocuparme, solté una carcajada y me volví a tumbar en su cama, intentando reconciliar el sueño que la chica gritona me había quitado. Pero, antes de dormir, cogí mi cuenta-cifras y añadió una más, ¿cuántas lleva? 398 chicas usadas. Y quiero llegar a 500 antes de su cumpleaños.


— Matthew, a mi despacho, ahora—  la voz del jefe supremo inundó los oídos de todos los presentes en el comedor, que dejaron de comer para observarme fijamente. Muy lejos de incomodarme, sonreí al ser tan observado, y le lanzó una de sus miradas matadoras a las chicas que estaban presentes. Finalmente, abandone el comedor y fue al despacho, abri la puerta y me senté sin ningún permiso en la silla que había frente el escritorio.

— ¿Qué pasa, viejo?

—No me hables así, Green— parecía enfadado, pues me llamó por su apellido.— Sabes para que estas aquí... ¿¡Por qué te acostaste con mi hija, eh!?

Solté una carcajada, que enfureció al hombre aún más. Será amargado, solo fue un polvo.

— No me he acostado con ella. Me la he follado, como a todas las putas, les doy lo que se merecen. Y tu hija se lo merecía— el rostro del viejales subió a un nivel de enfado innegable.

— Me tienes harto. Las mujeres no son objetos. Te has acostado con la mayoria de chicas del cielo, ¿y ahora mi hija? ¿quieres matarme?

— No. Bueno, ¿qué quieres decirme con todo esto, viejo?

— Que estas oficialmente expulsado del cielo, Matthew. No eres un buen ejemplo, y una buena persona. Pero, te encomiendaré una misión. Proteger a una chica.

—Tranquilo, usare protección al follar con ella.—  sonreí de lado segundos después de decir eso.

— Tienes que protegerla, no usarla. Ella... Tiene problemas. Muy graves.

Una imagen salió en medio de nosotros dos y en ella salió una chica, castaña. Salía en el instituto, y después, al llegar a casa, siendo golpeada por sus padres. Ella subió las escaleras llorando, y entró al cuarto de baño. La vi coger una... ¿una cuchilla? No ira a.... ¿verdad? ¡Joder! Esta cortándose, y la sangre gotea por la habitación. Por un momento me dio pena, pero, ¿qué digo? A Matthew Green no le da pena ninguna chica.


— París Hardone. Quince años. Maltratada por sus padres y su hermano mayor. Se corta y sufre de bullying en el instituto.

Simplemente salí de ahí. Necesito pensar que hacer.



¿Cómo mierda he aceptado esto? El mundo humano es horrible. Las chicas son muy lindas, si, pero esta todo destruido. Las chicas tontas de este instituto me miran como si fuera un trozo de carne y ellas perras hambrientas. Si no fuera porque ahora mismo debo situarme con París, ya estaría ligando con alguna. Me toca francés, que fácil. Me se más de cuarenta idiomas.

La profesora me pidió que me presentara en francés, que fácil. Todos se impresionaron, menos París, ¿porqué ella no? Esa chica es tan distinta...

leeme:

Suelto un carcajada. —; Antzas, a la oficina —me mira, yo niego. —; ¡ahora! —su voz ronca hizo que todo el lugar se moviera, será mejor hacerle caso.
 

holu.: