Spring » z.m

Tercero.

3.- Spring detestaba varias cosas, algunas más que otras, y una de las que más detestaba era su trabajo como mesera en Joel’s.


El sol había salido y con su llegada un nuevo día, para Zayn era extraño tener un día libre, pero cuando los tenía trataba de aprovecharlos al máximo más sin embargo, ese día en particular se había quedado en su casa recostado en su cama todo el día pensando en la linda chica de cabellos negros, en la noche que pasó en su departamento y la mañana siguiente a esa donde ella le había preparado un delicioso desayuno casero, él se había cansado de decirle en el poco rato que se había quedado esa mañana que dejara de agradecerle porque para él no había resultado ninguna molestia, en absoluto. Cada vez que él recordaba esos ojos verdes algo en su interior se removía, su corazón se aceleraba y una sonrisa estúpida se colaba en sus labios, y eso lo frustraba porque de cierta forma sentía que eso no estaba bien, porque ella era una desconocida y él aún amaba a su ex… o al menos eso creía, aunque en esos momentos comenzaba a ponerlo en duda.
El pitido de su teléfono lo sacó de sus cavilaciones y con pereza tomó el aparatejo de la mesita de noche junto a su cama y contestó sin antes ver el identificador de llamadas.
— ¿Bueno?
— Hola cariño, ¿no te has levantado aún? — la voz alegre y cantarina de su madre al otro lado de la línea le hizo sonreír.
— Sí y no. — respondió él encogiéndose de hombros a pesar de que ella no podía verlo. — ¿Cómo estás?, ¿cómo están las niñas?— preguntó.
— Oh, todo bien, tus hermanas están bien, de hecho. Todas te extrañamos. — dijo su madre con un tono nostálgico que se le contagió. — ¿Cómo estás tú?, ¿y los chicos?
— Yo estoy bien má, y también las extraño. — dijo y se dejó caer de espaldas nuevamente sobre el colchón. — Los chicos también están bien, hoy tuvimos el día libre, ¿quieres que vayamos a cenar a algún lado? — propuso pues quería verla a ella y sus hermanas.
— O podrías venir a la casa y yo te cocino algo. — Trisha habló con dulzura pero el moreno negó.
— No, no quiero que estés cocinando má, dile a las chicas que se arreglen, mandaré a alguien a recogerlas para ir a Joel’s. — dijo y escuchó la risita de su madre.
— Está bien cariño, si tú insiste. — la mujer suspiró. — Estaremos listas a las siete. — le dijo. — Te quiero cariño.
— Yo también te quiero má. — y la llamada se cortó, Zayn miró su reloj y se dio cuenta de que eran la seis menos cuarto así que decidió levantarse y comenzar a arreglarse, además llamó a Joel’s y pidió una reservación, no era un restaurante extremadamente fino, pero era bastante bueno y trabajaban por reservación.
Para cuando el moreno bajó del coche tanto su madre como sus hermanas ya lo esperaban a la entrada del restaurante así que se acercó hasta a ellas y las saludó a todas.
— Cariño. — su madre le abrazó fuertemente casi sacándole el aire de los pulmones y él sonrió.
— Hola, mamá — dijo separándose de ella y tomando la mano de su hermanita pequeña. — ¿Entramos? — le preguntó a las tres mujeres que estaban junto a él, estas asintieron y el pasó su brazo libre por los hombros de su otra hermanita, apretujándola a él, provocando un pequeño quejido por parte de la chica.
El lugar era bastante elegante y al mismo tiempo tenía un deje de rustico que lo hacía bastante agradable para pasar el rato sin muchas preocupaciones. El recepcionista les sonrió y luego del moreno darle su apellido este los guió hasta una mesa en una de las áreas más reservadas del local, lejos de las ventanas que daban a la calle.
— ¿Cómo están los chicos? — su madre preguntó luego de unos segundos de haberse sentado en su mesa. — ¿Cómo van con los preparativos para el próximo álbum?
— Va bien, están bien, Harry y Niall creo que están juntos, Louis está con su madre y sus hermanas y Liam creo que anda con Sophia. — comentó encogiéndose de hombros, con una media sonrisa y miró a sus hermanitas. — ¿Y ustedes?, ¿qué tal la escuela?
— La escuela apesta. — bufó Walhiya, rodando sus ojos oscuros y él rió.
— No es tan mala, hermanita. — se encogió de hombros y la chica rodó los ojos.
— Lo es si todo el mundo quiere estar contigo solo porque tu hermano es un famoso. — resopló y batió su cabellera negra, la sonrisa de Zayn se borró y ella lo notó por lo que agregó. — Pero da igual Zayn…
— Lo siento, pequeña. — musitó él bajando la cabeza y su madre fulminó a la muchacha.
— Hijo, no te mortifiques, Wal solo está dramatizando. — el chico miró a su madre y luego miró a su hermana, él medio sonrió o al menos eso intentó.
— Sí Zayn, a veces exagero todo, ya sabes, adolescente. — dijo ella con un gesto despreocupado, medio burlándose de su madre sacándole una pequeña risa a su hermano mayor.
— Se me olvida que ya no eres una niña. — musitó el muchacho y acercó a su otra hermanita hasta a él y le besó la mejilla. — Safaa, ¿quisieras no crecer?
— Eso es algo inevitable querido hermano. — sonrió la más pequeña con una actitud madura y entonces todos en la mesa rieron.
— Buenas noches. — su dulce voz se hizo por encima de sus risas. — Sean bienvenidos a Joel’s, mi nombre es Spring y seré su mesera esta noche, estaré a su disposición mientras se hallen en nuestras instalaciones. — la chica sonrió y él la miró embobado, pudo notar en sus ojos la falta de  esa peculiar luminosidad que habían tenido hacia un par de noches, y que su tonalidad alegre había sido sustituida por una más opaca, más triste. — La especialidad de la noche son los camarones gratinados sobre una cama de algas cocidas al vapor. — musitó dejando un menú frente a cada uno de los que estaban ahí. — Volveré en unos minutos a tomar su orden, espero disfruten su visita. — la pelinegra volvió a sonreír pero esa sonrisa era forzada, y luego zigzagueó entre las mesas, perdiéndose entre la multitud que transcurría el pequeño local.
Spring se sentía exhausta y apenas llevaba la mitad de su turno, pero los brazos le pesaban y sus piernas le suplicaban por un descanso más, sin embargo, su jefe le tenía el ojo puesto y un simple desliz significaría su despido, y eso era algo que ella no podía permitirse. Tan consumida se sentía que ni siquiera le estaba prestando atención a las mesas que atendía por lo que terminó confundiéndose de orden una o dos veces. Regresó a aquella mesa a la que aún no había tomado la orden y en el camino una de sus compañeras le empujó y por poco cae de no ser porque logró sujetarse en una mesa cercana.
— Disculpen. — musitó, y acomodó su delantal más por nerviosismo que por otra cosa, podía sentir el nudo formándose en su garganta y apenas miró por encima del hombro a la chica que la había empujado. — ¿Están listo para ordenar? — preguntó, su voz salió más ronca de lo normal y sacando una pequeña libreta y un lapicero de uno de los bolsillos de su delantal alzó la mirada hacía los ocupantes de la mesa y fue cuando lo vio.
Zayn frunció el ceño, él no había pasado por alto el tono de la chica, ni lo vidriosos que sus ojos estaban, ni mucho menos el empujón que aquella otra camarera le había propinado a la pequeña pelinegra, y ahora ella lo estaba mirando, sus ojos verdes chispeaban con vergüenza, vergüenza que también se reflejaba en el rubor de sus mejillas, y en la manera en la que apartó su mirada casi de inmediato.
— Sí, cariño. — la voz de su madre lo sacó de su ensimismamiento en la chica, y apartó su mirada de ella, de cierta forma molesto, porque ella no se atrevía a mirarlo. — Yo quiero uno de los especiales de esta noche. — su madre ordenó, y seguido a ella pidieron sus dos hermanas, ella lo anotó todo y fue en ese instante que ella lo volvió a mirar, pudo sentirlo aunque sus ojos estuviesen fijos en el menú.
— Y usted señor, ¿qué desea? — preguntó, cuando él alzó su mirada para verla, ella apartó sus ojos y Zayn suspiró.
— El especial, también. — repuso y ella asintió anotándolo rápidamente.
— Enseguida. — musitó ella y tan fugaz como un rayo recogió los cuatro menús y desapareció de nuevo, nuevamente él la siguió con la mirada hasta que ya no pudo verla más, y terminó bufando sin darse cuenta.
— Si le sacas una fotografía te durará más. — la voz de Walhiya lo hizo apartar la mirada del punto en el que la chica había desaparecido y fijarla en ella, con una mueca, esta le sonrió burlón. — Es linda, y no enloqueció cuando te vio. — tarareó y movió sus cejas sugestivamente, Zayn negó con la cabeza y rió por lo bajo.
— Yo creo que en ese intercambio de miradas hay gato encerrado. — comentó su madre llevando la copa con agua a sus labios, mirándolo con perspicacia, perspicacia que el chico no toleró, por lo que apartó su mirada de la de su madre, y esta sonrió. — Se conocen. — la mujer acarició ambas palabras con la lengua y el moreno hizo una mueca. — Y te gusta… — se aventuró, haciendo que su hijo alzara la cabeza de golpe, con los cachetes colorados y los ojos abiertos como plato, negando efusivamente con la cabeza, sumamente avergonzado.
— No, mamá. — negó y su madre rió. — La conozco sí, pero no me gusta. — Su madre enarcó una ceja, — No es que no sea linda, es muy linda y creo que es una gran chica pero no la conozco mucho, digo… hemos hablado una o dos veces…. — comenzó a divagar y terminó por callar y rascar su nuca. Miró a las tres mujeres que lo miraban con ojos acusadores y él volvió a negar con la cabeza. — Ella no puede gustarme. — musitó y escuchó a su madre bufar.
— ¿Por qué no? — cuestionó. — Parece buena chica. — y él iba a responder cuando ella llegó, depositando un plato humeante justo frente a su madre.
Spring vació el contenido de su bandeja y aún le faltaban las bebidas y dos platos más, cuando les sonrió y avisó que regresaría en un instante con el resto de la orden, fue entonces que se volteó dispuesta a irse, tan solo dos pasos más allá fue empujada, de nuevo, esta vez de una manera brutal, provocando su caída al piso y en el trayecto tumbó varias cosas más.
— ¡Spring! — Zayn se acercó a ella, tomándola delicadamente por sus brazos hasta ponerla en pie, ella gimió. — ¿Qué te duele, cariño? — preguntó con dulzura, mirándola a esos ojos verdes que tanto habían estado persiguiéndolo en las ultimas cuarenta y ocho horas, ella entreabrió sus labios lista para responder, cuando de un jalón fue sacada de sus brazos, y un hombre: gordo, viejo y mal educado empezó a gritarle frente a todo el mundo.
— ¡…Jamás en toda mi vida laboral había conocido a una chica tan torpe y descuidada como tú…! — gritó el viejo, y Zayn apretó sus puños, molesto.
— ¡Ya basta! — exclamó por encima de la voz de aquel hombre. — ¿Qué no vio que una de sus empleadas fue la que la empujó? — le retó el moreno al hombre, fulminándolo con la mirada. — ¿Cómo puede tratar a una mujer así? No importa si es una empleada, no puede humillarle y gritarle de una manera tan vil, por un accidente del cual no fue culpable. — reprochó cruzándose de brazos, el hombre le frunció el ceño pero no dijo nada, solo asintió.
— Regresa a tu puesto Jones. — siseó el hombre. — Mis disculpas señor. — dijo entre dientes, con el rostro rojo de la rabia, el moreno bufó y antes de que Spring pudiera irse, la tomó del brazo con delicadeza.
— ¿Estás bien? — quiso saber, ella lo miró y asintió. Zayn se dispuso a decir algo más pero a ella la llamaron.
— Lo siento, tengo que irme. — susurró apenas audible y se dio a la fuga. Él suspiró y regresó a su asiento, recibiendo una mirada sugestiva de su madre que decidió ignorar al igual que las miraditas cómplice que compartían sus hermanas.
Spring sentía su cabeza punzar, y el dolor aumentó en el instante en el que al llegar a la cocina, Frank, su superior, reanudó los gritos que se había acallado frente a los clientes.
— Una más, tan solo una falla más Spring, ¡y estás despedida! — amenazó fulminándola con la mirada, y ella asintió con la cabeza efusivamente. No podía permitir eso, no, ella no podía darse el lujo de perder su única fuente de sustento, si lo hacía se vería en grandes aprietos, porque no importaba cuanto detestara trabajar ahí en Joel’s, ni que sus compañeras de trabajo fuesen realmente malas con ella, ella simplemente no podía permitir que la despidieran y por eso lo aguantaba todo.
Con cabeza gacha y un nudo en la garganta, Spring regresó a atender sus mesas, tratando de ignorar la insistente mirada del moreno. Podía sentir sus ojos taladrando su nuca y cada vez que se acercaba, el no hacía más que interrogarla con aquellos orbes mieles, y eso la intimidaba, la ponía nerviosa, porque ella no estaba acostumbrada a tener la atención de una persona, ni mucho menos la de un chico tan guapo como él. Entonces sus pensamientos vagaron a los recuerdos de aquella noche que compartieron en su departamento, él había sido tan dulce, tan… Su pequeña burbuja fue explotada por la voz de una de las personas a las que estaba atendiendo.
— ¿Disculpe? — preguntó ella aturdida a la mujer de actitud impertinente.
— ¿Estás aquí o qué? Niña, te estaba diciendo mi orden. — bufó, y ella suspiró disculpándose nuevamente. La mujer rodó los ojos. — Trae una botella de champan. — le ordenó, ella asintió con suavidad y cuando estaba alejándose la escuchó. — Incompetente. — Spring suspiró audiblemente y se dijo a sí misma que su jornada estaba por terminar, y se alegró con que mañana sería su día libre.
Zayn metió el último bocado de su comida a la boca, y sabía que su madre le estaba hablando pero el realmente no estaba escuchando.
— ¡Zayn! — su madre le reprochó y el alzó sus ojos a ella, tenía el ceño fruncido y parecía fastidiada, le sonrió inocentemente, — ¿has escuchado algo de lo que ye he dicho? — preguntó, él se mordió el labio y negó vagamente con la cabeza, su madre suspiró. — Dios, dame paciencia. — bufó la mujer llevando con dramatismo su mano a su sien y sobándola.
— Ya, perdón má. Estaba pensando. — se excusó él.
— ¿Tú piensas? — Wal se burló y él la fulminó con la mirada, ella rió.
— Calla enana. — dijo y volvió su atención a su madre — ¿Qué decías?
— Te estaba diciendo que haremos una cena familiar el fin de semana, ¿estarás? — preguntó ella con una sonrisa añorante. Él frunció sus labios e hizo una lista mental de todo lo que tenía que hacer, y después sonrió.
— Sí, creo que estaré libre. — afirmó y la sonrisa que se extendió por el rostro de su madre no tenía precio, al menos para él.
— Disculpen. — su voz suave le causó un cosquilleo inexplicable donde su aliento rosó su rostro, Spring estaba a un lado de él, llevando a su bandeja los platos vacíos, inclinada sobre su hombro para tomar el plato de Safaa, se enderezó. — ¿Desean ordenar algo más? — preguntó amablemente, las tres mujeres negaron y ella lo miró a él.
— No, gracias. — sonrió. — Tráenos la cuenta, por favor. — pidió con amabilidad y ella asintió.
— En seguida señor. — musitó u la vio partir nuevamente, Zayn suspiró.
— Y no te gusta. — se burló su madre, y él la miró rodando los ojos.
— ¡Mamá! — exclamó con las mejillas coloradas, y su madre rió al igual que sus hermanas. — Son insoportables. — masculló entre dientes.
Spring, llegó a la barra donde Frank procesaba las facturas, y llamó su atención sin quererlo realmente.
— La mesa cinco pidió la cuenta. — murmuró, el hombre la miró con cara de pocos amigos y llevó su mirada a dicha mesa, su ceño se frunció y gruñido salió de entre sus labios, algo ininteligible para ella, y después tecleó con fuerza en su computador y le extendió la factura en un folder negro.
— Su cuenta saldrá de tu salario. Diles que corre por la casa. — bramó el hombre cuando ella estaba a punto de irse, y sus ojos se abrieron como platos, viendo el monto exuberante de impreso en la factura, era al menos sus próximos dos salarios.
— Pero… — ella balbuceó con frustración y el hombre de otorgó una sonrisilla petulante.
— Es tu pago por la vergüenza que me has hecho pasar. — siseó, ella abrió sus labios para protestar pero él la calló. — Calla, no me interesa, ve y dile que su cena corre por la casa y no te atrevas a recibir propina de su parte. — le advirtió. Spring quiso gritarle lo desgraciado que estaba siendo con ella, él sabía mejor que nadie lo mucho que ella necesitaba ese dinero, ¡lo sabía! Y aun así no parecía importarle. — ¡Ve ya! — medio gritó y ella salió de su ensimismamiento con los ojos hechos aguas directo a la mesa de Zayn.
— Su factura señor. — musitó y tragó el nudo en su garganta. — La cuenta corre por la casa, que hayan tenido una bonita velada. — habló de manera apresurada y sin mirar a nadie, y antes de que él pudiera decir algo, o alguien más lo hiciera se giró y salió veloz, directo a la cocina.
Zayn la observó en su huida con el ceño fruncido, sin comprender muy bien su actitud y preocupado por las lágrimas que se refugiaban en esos ojos verdes.
— Hijo… — la voz de su madre lo sacó de su ensimismamiento y notó entonces, que ellas ya habían recogido todas sus cosas. — Vamos… — le sonrió, él asintió y se levantó de su asiento. Caminaron hasta la puerta, sabía que madre iba hablando de algo pero sus pensamientos seguían con la mesera. Supo sonreír para su madre y sus hermanas cuando las acompañó al taxi y caminó hasta su auto para irse.
Encendió el coche y arrancó con suavidad, subiendo por la calle cuando a unos pocos metros la vio, su silueta era algo borrosa en el vidrio empañado y la distancia, pero algo le decía que era ella, redujo un poco la velocidad y condujo a la par de su andar, bajó la ventanilla del lado del copiloto y la llamó.
— ¡Spring! — ella frenó su andar de golpe y aunque su movimiento fue rápido, notó el andar de sus manos sobre su rostro y luego cuando se volteó y lo miró, con sus ojos rojos y una sonrisa forzada él supo que, en efecto, algo iba mal. — ¿Quieres que te lleve? — le preguntó, ella frunció sus labios, y miró a sus lados como dudando y negó con la cabeza. — Vamos Spring, es tarde, no puedo dejarte caminando de aquí a tu departamento. — argumentó él y ella suspiró.
— Está bien. — susurró apenas audible, y él abrió la puerta del choche desde adentro para ella, se montó y se abrochó el cinturón de seguridad sin verlo.
— ¿Estás bien? — le preguntó él, ella negó con la cabeza aun evitando hacer contacto visual con él. — Spring… — insistió él y ella bufó.
— ¡Estoy bien, ¿okey?! — soltó con poca delicadeza y en un tono alto, sobresaltándolo un poco. — Solo… solo llévame a mi departamento, por favor. — pidió bajando el tono y con la mirada fija en la ventanilla, él suspiró pero aceptó.
— Está bien. — musitó arrancando el auto. Ella no dijo nada en todo el trayecto, él tampoco; pero aunque lo negase él sabía que algo no iba bien y lo certificó en el instante que una especie de sollozo ahogado salió de entre los labios de la pelinegra, entonces él frenó el coche aun lado de la carretera, justo en frente de su edificios, y la encaró, estirando una mano hacia a ella limpió las lágrimas sinuosas que resbalaban por sus mejillas, ella lo miró, esperaba que dijera algo, que la bombardeara de preguntas, pero en lugar de eso él solo tiró de ella, atrapándola en un gran abrazo.
— Mejorará. — susurró en su oído. — Lo que sea que este mal, se solucionara. — afirmó y se separó un poco de ella para mirarla. — Estarás bien. — le sonrió y con sus pulgares secó las insistentes lágrimas de la muchacha.
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó ella y apartó su mirada. — Para ti la vida es fácil… — ella se apartó. — Tienes seguridad, un futuro y un buen prospecto. — ella bufó — Tienes a tu familia… — su voz en un hilo y las lágrimas reaparecieron en su rostro.
— Spring… — él la llamó, pero ella fue rápida y se bajó del auto.
— Que tengas buenas noches Zayn, gracias por traerme. — y sin más cerró la puerta detrás de ella y entró en un abrir y cerrar de ojos por la puerta del edificio.

Hola