Spring » z.m

Spring.

    Había un sin fin de cosas que Spring amaba hacer, otras tantas que no, y algunas pocas que en verdad odiaba.

    Spring era una chica normal. Ella no poseía una belleza exhuberante, tampoco el cuerpo de una barbie, ni mucho menos una personalidad burbujeante y divertida. Ella era una chica sencilla, bastante ordinaria y algo malhumorada y gruñona.

    Sin duda alguna, a ella le costaba socializar con los demás, siendo tímida e ingenua en algunas ocasiones, y odiosa y sarcástica en otras, aún así Spring contaba con un don natural para agradarle a las personas icluso cuando no lo intentaba ni lo deseaba.

    Spring trabajaba y estudiaba como toda chica de su edad hacía y salía con sus amigos cada vez que podía. Todo aquel que la conocía la creía una chica alegre y muy risueña, pero solo unos pocos sabía realmente que había un sin fin de cosas que Spring odiaba.



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Hola :V:

Prólogo.

     Todo el mundo hacía de Spring una chica poco interesante, sin nada en particular que la hiciera especial o diferente de los demás, pero para Zayn Malik, Spring no era solamente una chica ordinaria. Desde la primera vez que la vio él supo que ella era hermosa y su belleza iba más allá de algo tan superfecial como la apariencia física. A su parecer:

    Spring era hermosa por un sin fin de pequeñas cosas, pequeños detalles, que la hacían ser justo quien era ella. Ella era hermosa porque tenía esa habilidad para hacer reír a los demás, incluso cuando estaba trsite. Era hermosa porque tenía un corazón tan grande y puro que siempe, sin importar qué, ella iba a estar ahí para ti. Ella era hermosa porque era como ella quería ser, única y original. Ella era hermosa porque tenía esa luz propia tan característica de ella que la hacía especial.

    Desde el primer instante en el que Spring llegó a su vida el supo que ella lo cambiaría todo, porque Spring llegó a él como la primavera llega invierno: calída y magestuosa.

Hola :

   Holaaaa, mi nombre es Carry, solo quería decirte que amé la introducción y el prólogo y espero que subas pronto, en serio amé la idea y *estoy super excitada UuU* no te tardes mucho, soy muy impaciente y luego comienzo a comentar y a molestar, te vas a querer deshacer de mi luego de un tiempo, pero en fin, siguela pliz, escribes muy bien, ok ya, me cayo mejor, siguela c:

Primero.

1.- Spring amaba hacer muchas cosas, entre ellas: dibujar, era una de sus favoritas y había un lugar en específico que ella adoraba.


     La tarde en que Zayn vio por primera vez a Sprign no se encontraba del todo bien, no por su encuentro con ella en particular, sino porque esa misma tarde se cumplían tres meses desde que su relación de casi tres años con su novia se había ido por el caño, y él ni siquiera se había dado cuenta. Así que con el ánimo por el suelo y un dolor de cabeza que amenazaba con matarlo, el moreno caminaba cabiz-bajo por las frías calles de Londres, con las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero negro, a pasos largos y perezosos. Su aliento se arremolinaba frente a su rostro en pequeñas nubes blancas, y su mente estaba en todos lados menos en este planeta tierra.
    De pronto su andar fue interrumpido por un pequeño grupo de chicas, fans, que aclamaban por fotos y autógrafos. Él realmente no estaba para esa clase de cosas, y aunque hubiese preferido ignorarlas y seguir su trayectoria, se detuvo y posó para una que otra foto, firmando uno que otro autógrafo, lo suficiente como para que no lo criticasen por no atender a sus fans como se merecían porque tampoco estaba de ánimo para esa clase de cosas.
    Cuando Zayn llegó a aquel pequeño café-librería  tenía frío,  hambre y estaba muy cansado como para seguir caminando, así que cuando vio al otro lado de la calle que el pequeño local estaba abierto aun a esas horas de la noche no dudo ni un instante en ir hasta él. El lugar era cálido y acogedor, tenía cierto aire bohemio y relajado que transmitía calma, con una decoración más que todo en colores terracota y ocres, la estancia parecía estar dividida, sin estarlo completamente, en dos áreas, una en la que grandes rumas de libros viejos, nuevos, grandes y pequeños se amontonaban sobre mesas o estantes a la espera de ser leídos, y otra en la cual había una pequeña barra/mostrador, y unas cuantas mesitas de café con muebles bajos a sus alrededores. El moreno se acercó a la barra/mostrador donde se exponía una de esas viejas máquinas registradoras, que le otorgaba un toque más antiguo al lugar y tocó la pequeña campanilla a un lado de esta. Una mujer, de baja estatura y unos setenta y tanto años de edad, arrugada como una pasa y con una sonrisa amigable en el rostro salió de detrás de una cortina y lo miró.
— ¿Puedo ayudarte, muchacho? — preguntó la ancianita con dulzura, el moreno le sonrió a medias y asintió.
— Me gustaría un chocolate caliente y, ¿le quedará algo de comer? — preguntó rascándose la barbilla, sintiendo su estómago rugir.
— Seguro, muchacho. ¿Ponqués o tartaletas? — preguntó la mujer marcando su orden en la vieja máquina registradora, él se encogió de hombros.
— Cualquiera de los dos, gracias. — sonrió y le pago a la mujer con el poco efectivo que tenía, dio una mirada de nuevo al lugar y lo notó lleno, las mesitas todas estaban ocupadas y eso suponía un problema para él pues no quería irse de ahí.
— Niño. — la voz de la mujer lo sacó de sus cavilaciones, ella empujó hacía a él la taza con el chocolate humeante y el platillo con una tartaleta de frambuesas y un ponqué de arándanos, él le sonrió en muestra de agradecimiento y la mujer volvió a hablar:
— Atrás hay un pequeño lugar, cariño. Sígueme. — le sonrió y salió de detrás de la barra, Zayn obedeció y con paso lento siguió a la mujer a través del lugar, aventurándose en el laberinto de libros hasta llegar a una puerta mitad de cristal mitad de madera que la mujer empujó para dejar ver un paraíso secreto.
   Un hermoso vivero se extendió ante sus ojos cafés, con dos grandes árboles de cerezos al centro del lugar, había un camino de graba y todo lo demás estaba lleno de flores tan hermosas como la primavera misma. Una mesita de hierro forjado blanca estaba al centro frente a los dos árboles y entre estos está sujetado, a una rama de cada árbol un columpio de dos plazas, una chica estaba en él. Zayn se giró hacia la mujer para agradecerle pero ella ya no estaba, le pareció raro pero se encogió de hombros y se acercó un tanto dudoso hacía donde estaba la chica en el columpio.
    Ella era hermosa, su piel era tan blanca como la leche y su cabello tan negro como una noche oscura, llevaba jeans y un suéter de punto beige, parecía estar concentrada en lo que sea que estuviese garabateando en ese viejo portafolio de cuero que descansaba sobre sus piernas, su ceño se fruncía un poco y su lengua sobresalía entre esos labios rojos que ella poseía, en una mueca de concentración que le pareció muy adorable. Él se detuvo a un par de pasos de donde ella estaba y ella siguió sin siquiera dedicarle una mirada o inmutarse por su presencia, el moreno tomó asiento en la mesita de hierro forjado frente a donde ella estaba. Y dejó reposar tanto el platillo con su comida como la taza de chocolate ahí y se quedó mirando a la nada.
      Spring aunque era distraída sí había notado la presencia del moreno, así como también su estado de ánimo desde el primer instante en el que pisó el suelo del vivero. Ella lo había estudiado lentamente, cada una de sus facciones, el color de su cabello, el de sus ojos, el grosor de sus labios, la voluptuosidad de sus pestañas y cómo estas acariciaban sus mejillas cada vez que parpadeaba. Ella había cambiado la dirección de sus trazados sobre el papel y para cuando se dio cuenta ya llevaba medio retrato hecho y no le importaba, le gustaba pintar cuando alguien o algo le interesaba, plasmarlo en un papel y ella deseaba desde lo más profundo de su ser, dibujarlo y dejar una prueba del estado del chico, de ese aura melancólica y depresiva, de esa profunda frustración que parecía estar carcomiéndolo. Era como si su alma se lo exigiese, y aunque ella muchas veces no comprendía la necesidad de este impulso, nunca lo ignoraba pues de ahí nacían sus mejores obras, jamás se había arrepentido de pintar algo por impulso, nunca.
     No pasó mucho para que el moreno se percatase de que la chica lo estaba dibujando, lo supo en el instante en el que la miró de soslayo y la pilló analizándolo con esos profundos ojos verdes, desde ese momento él había hecho lo posible por no moverse, así quizás se le haría más fácil a ella retratarlo y aunque no tenía sentido, no le molestaba lo que ella estaba haciendo. Volvió a mirarla y se repitió a si mismo que ella era una chica linda, no solo físicamente sino también en su interior porque tenía ese aura dulce que le inspiraba confianza. De pronto la chica alzó sus ojos y sus miradas colisionaron, miel y verde mezclándose en el espacio.
     Spring sintió sus mejillas arder y una pequeña sonrisa se dibujó en los finos labios del moreno, alzó una mano hacia a él en un torpe saludo y volvió a bajar su mirada al dibujo mordiéndose los labios sumamente avergonzada. Siguió haciendo trazos sobre el papel, haciéndose la desentendida cuando sintió el columpio hundirse a su lado y con una miradita de soslayo vio al chico sentado a su lado. Él no dijo nada, tampoco se movió más allá de la ligera inclinación de su cuerpo hacia el de ella para poder ver lo que ella pintaba, y entonces sintió sus majillas arder aún más.
— Es muy bueno. — Zayn alagó y notó como las mejillas de la chica se coloraban más y sonrió en su interior por eso. Ella negó con la cabeza, y volvió a morder su labio.
— No creo, algunas sombras no están bien y hay rasgos que no hacen justicia a lo que estoy pintando. — murmuró con voz dulce, muy tímida como para mirarlo. — Pero, gracias. — añadió luego de unos segundos y giró ligeramente su rostro, permitiéndole apreciar nuevamente esos hermosos orbes verdes, el moreno sonrió.
— Pues yo creo que es muy bueno, así que no tienes que agradecerme nada. — comentó él encogiéndose de hombros. — Por cierto, soy Zayn, Zayn Malik. — se presentó ante ella con una media sonrisa torcida, ella asintió.
— Spring, Spring Jones. — Lo imitó.
— ¿Spring? — Preguntó. — ¿Cómo la estación?, ¿por qué?— ella asintió e hizo una mueca.
— Exactamente igual. — musitó y se encogió de hombros. — Hasta donde sé nací en pleno invierno y mi madre era amante de la primavera… No tiene mucho sentido realmente. — comentó arrugando la nariz.
— Es un lindo nombre. — alagó y ella volvió a sonrojarse.
— No me gusta, tampoco me disgusta pero no sé; hay otros más lindos. — repuso volviendo a bajar la mirada hacia sus dibujos, comenzó a trazar nuevamente.
— Pues a mí me parece un nombre muy bonito. — Zayn se encogió de hombros — Es la primera vez que lo escucho como nombre. — ella sonrió. — Tienes una linda sonrisa. — Spring alzó su cabeza y sus ojos se dirigieron tan rápido hacia otro lado que por un instante se sintió mareada.
— Gracias, supongo. — musitó avergonzada y eso a Zayn le causaba gracia.
— También es lindo verte sonrojar cada tanto. — comentó haciendo un gesto con la mano, ella lo fulminó con la mirada fugaz.
— Y tú eres odioso, lo haces a propósito. — lo acusó fingiendo molestia, él rió con inocencia.
— No, no lo hago. — negó repetidas veces y ella rodó los ojos. Quiso replicar pero la puerta del vivero se abrió y la mujer sesentona que les había atendido en un inicio apareció con una media sonrisa en el rostro.
— Lamento interrumpir querida, pero es pasada medianoche y ya no soy tan joven como antes. — dijo la mujer en tono jovial, Zayn notó a la pelinegra sonreír y mirar a aquella mujer con gran amor.
— Está bien Jo, cerraré cuando salga. — dijo la chica empezando a recoger su desastre. — Ve a descansar, que mañana de segur madrugarás. — comentó y la viejita sonrió.
— Buenas noches cariño, muchacho. — se despidió.
— Buenas noches señora, gracias por todo. — le respondió el moreno con una sonrisa sincera y amabilidad.
— Buenas noches Jo. Descansa. — se despidió igual Spring y la mujer desapareció por la puerta.
— ¿Me estás esperando? — preguntó la muchacha enarcando una ceja al notar que el moreno se había quedado a observarla mientras ella ordenaba su desastre. Zayn se sonrojó.
— Es tarde, me preguntaba… — dudo un momento. — ¿Tienes quién te venga a buscar o como irte? — finalmente preguntó, Spring se sonrojó pero negó.
— Esperaré un taxi. — musitó encogiéndose de hombros, queriendo restarle importancia.
— Puedo llevarte. — se ofreció y antes de que Spring pudiera reprochar, el chico volvió a hablar: — Es casi la una, a esta hora ya no pasan taxis y esta zona no es muy segura, no podría dejarte aquí, sino confías como para que te lleve está bien, si prefieres llamar a una agencia y pedir un taxis, okey, pero si no te molesta preferiría acompañarte hasta que llegue. — sus palabras fueron torpes y rápidas, Zayn se sentía repentinamente nervioso, pero el nudo de su garganta se disolvió cuando una linda sonrisa avergonzada tiró de los labios de la muchacha.
— Está bien, te dejaré llevarme. — dijo y apartó su mirada, terminando de recoger lo último de sus cosas y Zayn sonrió.
— Estoy lista. — dijo después de unos minutos y tiró de su mochila negra sobre su hombro, el moreno asintió y se levantó de donde había estado sentado todo ese rato y juntos se dirigieron a la salida del vivero y posteriormente a la del local. Ella cerró tal cual había prometido a la viejecita dueña de la tienda y comenzaron a caminar por la acera en busca de la moto de Zayn, en completo silencio.
— ¿Qué tan lejos aparcaste? — preguntó ella después de unas dos cuadras caminadas, él rió un poco.
— Ya estamos cerca. — dijo y doblaron por una esquina hasta llegar al frente de un edificio, la calle estaba desierta a excepción de la hermosa Harley roja aparcada a unos pocos paso de ellos.
— ¿Una moto? — dudo un instante si seguir caminando y el moreno paró al lado de esta, zafando el casco de la cadena que aseguraba la moto a su lugar.
— ¿No te gustan? — indagó, Spring hizo una mueca.
— Son bonitas, pero… me asustan un poco. — admitió abochornada, él asintió comprensivo.
— No pasará nada, lo prometo. Iré suave. — dijo y tendió el casco negro hacia a ella, Spring dudó por unos segundos pero al final lo tomó y se lo colocó. — Llegarás sana y salva. — afirmó el moreno subiéndose a la moto y arrancándola con un estruendo. Ella asintió y se subió tras él. — ¿Lista?
— Ajá. — musitó ella y él aceleró de un tirón, ella chilló y se aferró a la cintura del muchacho, soltando un improperio que lo hizo reír. — ¡Maldita sea Zayn! — gritó ella en su oído y sintió el pecho del moreno vibrar por la risa, pero unos segundos después disminuyó la velocidad a una moderada, ella suspiró aliviada.
— ¿A dónde vamos? — le preguntó él por encima del ruido de la motocicleta.
— A la siguiente a la izquierda. — respondió de igual forma haciendo referencia a la intersección que acababan de pasar y él asintió. De a poco Spring terminó de darle las indicaciones al moreno y como si el destino tuviese algo en su contra a un par de cuadras antes de llegar a su pequeño departamento, se desató un diluvio sin igual.

Hola

2.- Spring odiaba algunas cosas, muy pocas a decir verdad, pero una de ellas era las noches de tormenta. Le aterraban. Le traía malos recuerdos.


Spring bajó de la motocicleta de un saltó y corrió a refugiarse de la lluvia, Zayn por su parte se vio obligado a bajar también y llegó a su lado.
— Es un suicidio conducir con este tiempo. — resopló el morocho, frustrado, la pelinegra sostuvo el casco entre sus piernas y exprimió su cabello.
— Puedes quedarte si quieres. — susurró apenas audible y Zayn no supo si había oído bien o si lo había imaginado, entonces la miró, interrogándola con la mirada, Spring inspiró profundo e hizo acopio de su valor.
— Puedes quedarte si quieres. — habló más alto. — No creo que escampe pronto y es tarde, arriba hay espacio y puedes meter la moto en aquel garaje para que no se moje… más. — dijo atropellando sus palabras, sus mejillas se sonrojaron y fue incapaz de mirarlo cuando él sonrió.
— No te quiero molestar. — musitó él, también sonrojado, ella negó con la cabeza.
— Es mi culpa que estés acá. Solo… — ella pausó y mordió sus labios, suspiró. — Solo trae tu moto para acá. — dijo y salió de debajo del pequeño techo que los protegía de seguir empapándolos y abrió el portón de un garaje al lado del edificio. El moreno sonrió y tomó su moto, llevándola hasta donde la chica estaba.
El departamento era un ático ni muy pequeño ni muy grande, donde la cocina, la sala, y el cuarto quedaban en diferentes puntos de la misma estancia, el techo en desnivel, era bajo pero lo suficientemente alto como para caminar tranquilamente, la pared que quedaba enfrentada a la puerta era completamente de cristal por lo que daba una hermosa vista a la ciudad, las paredes estaban tapizadas de estantes en los cuales se ordenaban de manera desordenada una gran cantidad de libros, fotografías y utensilios artísticos, habían cuadros amontonados por todos lados, y aunque estaba algo desordenado, era un lugar acogedor, un refugio digno de una artista bohemia.
— Lamento el desorden. — susurró ella apenada, y quitó un par latas de pinturas que estaban tiradas a mitad de camino y se acercó a un viejo baúl que quedaba a un lado de la cama improvisada, que no era más que un colchón con su cubre cama y ciento de almohadones, ese lado iluminado por luces flotantes, y adornado con telas que daban una sensación de división entre ese espacio y el de la cocina que estaba justo en frente.
— Es un lindo lugar. — sonrió el muchacho y ella regresó hasta a él con una toalla y ropa seca.
— No es mucho, pero al menos tengo un lugar donde dormir. — ella se encogió de hombros y él aceptó la ropa. — Detrás de ese empapelado de bocetos está la puerta del baño. — le indició señalando a una de las paredes tapizada con fotografías de lugares y personas y dibujos.
— ¿Las tomaste tú? — preguntó él mirando las fotografías detenidamente y luego a ella, ella se sonrojó pero asintió con la cabeza. — Son buenas. — él le sonrió y entró al baño.
Spring aprovechó que el chico había entrado a cambiarse y arregló un poco el desastre de departamento que tenía, se cambió y prendió la calefacción, para cuando Zayn salió ella estaba empezando a hacer un poco de chocolate caliente.
— ¿Dónde puedo poner esto? — preguntó el muchacho, alzando su ropa chorreante de agua, ella le señaló la nevera.
— Cuélgala detrás, el calor la secará. — le sonrió, y el moreno obedeció.
— ¿Qué haces? — le preguntó llegando hasta donde ella estaba tratando de alcanzar una taza, se estiró por encima de ella y la cogió primero, se la tendió.
— Gracias. — Musitó con las mejillas nuevamente coloradas, — ¿puedes bajar otra? Digo, si quieres chocolate. — ella miró hacia otro lado y Zayn simplemente rió, porque la timidez de a ratos de la chica le divertía y al mismo tiempo le enternecía, bajó otra taza.
— Me encantaría, gracias. — ella sirvió un poco del líquido humeante en una de las dos tazas y se la tendió, él la tomó con una sonrisa en los labios, y una vez los dos tuvieron sus tazas entre sus manos se dejaron caer sobre la cama de la chica, ella recostada, él sentado en una esquina con la espalda apoyada a la pared.
Estuvieron en silencio entonces, Spring con la mirada en la nada y la mente en blanco, y Zayn… bueno Zayn tenía los pensamientos revueltos y su mirada estaba en la chica pelinegra a su lado, él no comprendía el sentimiento de familiaridad que tenía con ella. Tampoco comprendía por qué le gustaba tanto su sonrisa o hacerla sonrojar, y no podía evitar compararla con su antigua novia, y ni siquiera en sus mejores momentos se había sentido tan cómodo y relajado como se sentía con esa chica prácticamente desconocida. Entonces quiso conocerla un poco más.
— ¿Qué edad tienes Spring? — se encontró preguntando antes de siquiera pensarlo, la pelinegra lo miró.
— ¿Qué edad me calculas? — inquirió enarcando una ceja, Zayn lo pensó un poco y la analizó, era joven, eso era seguro, no debía superar los veinte pero tampoco era menos a dieciséis, según él debía estar entre los dieciocho o diecinueve.
— ¿Dieciocho? — ella negó.
— Casi, diecisiete. — sonrió y él asintió. — ¿Y tú?
— Veintiuno. — contestó encogiéndose de hombros. — ¿Estudias algo? — curioseó, ella hizo una mueca y suspiró.
— Ojalá pudiera, pero la verdad es que no puedo darme el lujo de costearme una carrera universitaria. — musitó con un deje de tristeza en su voz.
— ¿Por qué? — se atrevió a preguntar él.
— No es como si mi trabajo de mesera me permitiese mucho, el sueldo apenas cubre la renta de este huequito y con las propinas cubro todo lo demás. — dijo ella mirando el techo. — No es como si tuviese excedente para pagar una colegiatura. — murmuró algo abatida.
— ¿Y tus padres? — la pregunta salió de sus labios sin previo aviso y al instante en que la muchacha se tensó se arrepintió completamente de haberla hecho. — Perdón, no debo inmiscuirme en eso. — se disculpó avergonzado por su intromisión, pero ella negó con la cabeza y le dedico una sonrisa ladina que no llegó a sus bellos ojos verdes.
— Mi madre murió cuando tenía doce y jamás conocí a mi padre. — aun así ella le respondió. — Pero suficiente de mí, háblame de ti, superestrella. — la melancolía de su ostro fue sustituida sentido de curiosidad innata que le causó cierta gracia. Zayn bufó y rodó los ojos.
— Realmente no es la gran cosa. — comentó encogiéndose de hombros y dejó su taza de chocolate vacía a un lado de la cama, y se acomodó al lado de ella. — O sea, no me mal entiendas sí amo lo que hago es solo que… — él dejó la frase incompleta, sin saber cómo terminarla realmente.
— ¿Cansa? — ella lo miró a los ojos, y él suspiró perdido en ellos, asintiendo tontamente con la cabeza.
— Algo sí. — dijo, ella quiso decir algo más pero un halo de luz y un estruendo la interrumpieron, provocándole que diera un respingo, la energía eléctrica se cortó.
— Creo que esa fue la manera de la naturaleza de decirnos que ya deberíamos irnos a dormir. — sonrió el moreno en la oscuridad y otro relámpago resonó por todo el lugar, ella soltó una pequeña maldición y se acercó más a Zayn.
— Odio las tormentas. — se quejó ella y al darse cuenta de que estaba casi encima del moreno se apartó con las mejillas sonrojadas. — Perdón. — musitó apenas audible.
— Hey, está bien. — dijo él y se tomó el atrevimiento de tirar de ella, hasta poder abrazarla, Spring estaba tan roja que agradeció que en ese momento todo estuviese a oscuras y el no pudiese verla. — ¿Te asustan?
— No… — negó ella y se relajó un poco, — Me traen malos recuerdos. — susurró y se acomodó mejor en el pecho del moreno. — Gracias, Zayn.
— ¿Por qué? — peguntó él. — ¿Qué es lo que me agradeces? — aclaró acariciando la espalda de la muchacha.
— Todo. — ella calló un instante. — Por traerme, por querer quedarte aunque esto sea una caja de zapatos, por… esto. — Spring enterró su rostro en el pecho del moreno. — Quizás te parezca estúpido pero… es raro, no sé, siento que… — ella no terminó, se vio interrumpida por un trueno y se aferró más fuerte a él, con la respiración entre cortada.
— Yo también lo siento… — susurró él y ella alzó sus ojos hacia a él, le sonrió. — Es como si… es muy familiar, muy cómodo para ser un par de desconocidos. — ella asintió y se volvió a acurrucar cuando otro relámpago se escuchó.
— Odio las noches así. — lloriqueó ella contra el pecho del moreno y él la apegó más a sí mismo.
— No pasará nada malo. — la tranquilizó él. — Estoy aquí. — susurró y se atrevió a dejar un casto beso en la frente de la muchacha.
Spring tenía la cabeza recostada en su pecho, y podía sentir el palpitar tranquilo del corazón y el sube y baja pausado de la respiración del moreno, y trató de acompasar la suya con la de él. Cerró sus ojos con fuerzas y trató de hacer oídos sordos a la tétrica sinfonía que la naturaleza estaba empeñada en tocar. Zayn la miró un instante, comparándola con una niña pequeña, y de alguna forma se acordó de su hermanita, Safaa, quien cada vez que había alguna noche de tormenta o no podía dormir y él se quedaba con ellas, se escabullía hasta su cama y se acurrucaba con él, pidiéndole que le cantase. Entonces Zayn cantó para ella, esperando que como Safaa, la chica se tranquilizara y terminara por dormirse, y vaya que no se equivocó. Su voz dulce y serena fue todo lo que bastó para que Spring se olvidase por completo de los horribles sonidos de la naturaleza y se concentrara en ella, en cada verso, en cada tono…
«And I don't want the world to see me
Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am… »
Spring logró reconocer la melodía, justo antes de quedarse dormida, como Iris de Goo Goo Dolls, era de sus favoritas y ahora sin dudas tendría un lugar mucho más importante en su lista de reproducción.

Hola