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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Cuando Sally murió.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Cuando Sally murió.
- ficha:
Titulo: Cuando Sally murió.
Autor: yo, Lucy.
Adaptación: no.
Género: romance, tragedia, drama. Y angst, por que es una fic mía.
Advertencias: muerte del personaje principal.
Otras páginas: Acá.
— ¿Qué sucedió?
— ¿Sabes? Creo que tenías razón. Las historias de amor trágicas son las más hermosas.
— ¿Sabes? Creo que tenías razón. Las historias de amor trágicas son las más hermosas.
Última edición por ácido. el Vie 13 Feb 2015, 9:06 pm, editado 2 veces
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Re: Cuando Sally murió.
Prefacio, o Memorias de Un Corazón roto.
Sally solía tener una caja escondida en su armario, detrás de sus rotos y arruinados vestidos. Solía llamarla la caja de los secretos, donde guardaba memorias de sus amores, memorias de amistades y memorias de guerras sin terminar. Sally frecuentaba esta caja muchas veces, cuando creía que nadie miraba (Pero las paredes tienen ojos, querida).
Sally detestaba su vida. No había nada que despreciará más que a su malvada madrastra, que la hacía lustrar los pisos con sus propias manos hasta que sus nudillos sangraban en un grito de auxilia; No había nada más que Sally depreciará que a sus hermanastras, que le obligaban a callar cada vez que abría la boca; Excepto tal vez a su madre, la cual despreciaba con su vida, abandonándola en un infierno que se repetía cada día. ¿Todo por qué? Por amor. Por amar a otro hombre. ¿Por qué amar, si el amor no es nada más que una ilusión de algo que añoramos? Todos añoramos ser amados, el problema es, que ningún ser humano puede vivir con la carga de amar.
Sí, alguna vez, Sally amó. Fugazmente, eso fue. Un verano que ella ya no recuerda, antes de que su padre enfermara y muriera, conoció un muchacho, que guardaba tantos secretos como ella. Sus palabras cargaban un peso sin levantar en sus hombros, pero eran tan poéticas y hermosas que jamás lo notó. Pero él joven era un noble, aclamado por muchos, y Sally solo lustraba. Sally nunca fue capaz de mirarlo a los ojos después de rechazarlo. Tres días después, el noble muchacho encontró una noble muchacha que podía hablar con mucha más delicadeza que ella y quién, en sus palabras, era mucho más fácil de amar.
Sally no lloró. Sally lustró, y lustró, y lustró hasta que sus manos se tornaron violetas y sus ojos celestes se apagaron. El amor, a veces, es solo una ilusión de lo que añoramos. Pero, algunos, no están dispuestos a sufrir por el.
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
Sally me recuerda a a Cenicienta, y que vos me rompes el alma con tus escritos. Chau, te amo.
dipper.
Re: Cuando Sally murió.
jason todd. escribió:Sally me recuerda a a Cenicienta, y que vos me rompes el alma con tus escritos. Chau, te amo.
vos sabes que te rompó el corazón con mucho amor
Invitado
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Re: Cuando Sally murió.
Capitulo uno, o Tormentas que Sanan.
“Y se marchó. Como la niebla misma en…”
John arrugó el papel descaradamente, mientras el ruido del papel crujiendo dejaba un sabor amargo en sus labios. Se frotó la sien, desesperado, buscando entre millones de palabras, la correcta. La oración que debía dejar a todos los críticos con la boca abierta; La oración que podría redimirlo otra vez como el escritor sensacional que John sentía y sabía que él podía ser. Tal vez así Molly volvería a amarle.
A decir verdad, John no tenía idea de cómo terminar su libro. Pero debía ser épico. Esa última oración podría salvar su carrera como escritor y volver a ser aclamado por miles incluso luego de siete años de completa inactividad. Y eso era lo que cada vez presionaba más y más a John a mejorarlo y no dejarlo así. Inconcluso. Inestable. Malo. Pésimo.
Desde pequeño, John se aferraba a las grandes oportunidades que se le presentaban: Como la vez que debía decidir si vivir con su madre o con su padre. Su madre era una simple ama de casa, mientras que su padre era un empresario. Un estricto, golpeador y malvado empresario. Pero tenía dinero, y su madre no. Su padre podía pagarle las clases de literatura que añoraba tanto. Su madre solo podía darle amor. Amor que, según su punto de vista, era inútil. Por eso mudarse le pareció una gran opción para descargarse y al fin terminar su nuevo proyecto ― La mansión rústica que su padre le dejó como única herencia le pareció un nuevo aspecto para que su imaginación por fin volará y su libro, ese maldito libro, se convirtiera en su salvación. Siendo honestos ― El dinero se estaba acabando. Y rápido.
En realidad, fue lo contrario. La mansión parecía solo costarle dinero. Dinero y más dinero. Esta casa, esta maldita y jodida casa lo estaba consumiendo. Vivir en medio de la nada no era inspirador en lo absoluto, y solo le costaba migrañas al pobre hombre. John vivía una pesadilla, bautizada por él mismo como, "La gran Idea de Papá". En el testamento del padre de John, llamado Densell Osbourne (Qué en paz descanse), había explicado, y cito: "La casa en el lago va para mi único hijo, John. Espero que algún día te traiga algo de alegría, e inspiración para terminar tu puto libro, porque la maldita nunca me ha servido de nada."
John creyó que le faltaba uno de los comentarios típicos de su padre al final, "Como mi hijo, que no sabe escribir libros ni aunque su vida dependa de ello y que es un bueno para nada." Pero nunca vino y John nunca cuestionó. Su padre siempre fue un canalla. Nunca un canalla estúpido.
Así que él estaba hundiéndose, solo, en esta triste casa, pensando en Molly y libros. Y a veces en Shakespeare. A veces en Romeo y Julieta. Pocas veces en su madre, y, algunas veces, veía las peores películas que podía rentar y sus labios se curvaban hacía arriba solo un poco.
Era la tarde del más oscuro de domingo cuando John recibió una visita. Cabe decir que definitivamente no era el momento más adecuado, siendo que el mencionado estaba en la cocina, balbuceando bajo los mágicos efectos del whisky barato. El alcohol tenía una clase de hechizo en él, que le hacía ver las cosas de un lado positivo. O, simplemente, ni siquiera le dejaba pensar. Lo cual era bueno. Muy bueno. Por que cuando John se ponía a pensar, habría infiernos que pagar.
El timbre resonó en toda la casa, haciendo que John levanté la cabeza en lo que un ojo parpadea, alarmado, mientras el ruido de la tormenta calla cualquier otro sonido que podría existir en ese momento. John no se preguntó: “Oh, Dios Mío, ¿Quién podrá ser?” Porque en lo que a él le concierna, eso solo se lo preguntan las personas estúpidas en las películas de terror clase D. No, John solo se levantó y caminó lentamente hasta la puerta principal, mientras su respiración irregular delataba un poco su pánico a las tormentas.
No se atrevió a abrir la puerta en ese momento. Esperó hasta el segundo llamado, esta vez, venía acompañado de un gritillo obviamente femenino, “¡Abre, por favor!”. Y qué lo parta un rayo si eran esas malditas niñas exploradoras otra vez. Tomó el perillo de la puerta y con un ‘click’, esta se abrió, revelando así una muchacha, adolescente, cubierta de agua de los pies hasta la cabeza.
― Al fin ―Masculló la chica, esquivando su brazo y entrando dentro de su hogar, como si fueran mejores amigos de toda la vida. Estupefacto, John quedó helado, mirando a la oscuridad detrás de la puerta ― Eh, John. Estoy aquí atrás.
Reaccionando, el mencionado giró sobre sus talones, el efecto del alcohol al fin dejando de martillar su cabeza. Algo confundido y asustado, preguntó cobardemente: ― ¿Quién eres?
La chica, todavía empapada y todavía dentro de su hogar, lo fulminó con la mirada. John notó que de sus labios brotaba una sustancia carmesí que inmediatamente identificó como sangre. Había marcas moradas en su cuello.
― No te hagas el idiota, John ― Rodó los ojos la muchacha, exasperada ― Soy yo. Sally.
― ¿Me has llamado idiota? ― Negó con la cabeza, sin creer las palabras de la chica. La mencionada, ahora identificada como Sally, ladeó la cabeza, igual, o tal vez aún más confundida que John ― Lo siento. Creo que me has confundido con alguien más. Yo no conozco a ninguna Sally ― Suspiró él ― Necesito que te vayas, ¡Estás empapando todo!
― ¡Eh! ―Frunció el ceño ella, el sonido petulante de un trueno resonando por la puerta principal, que permanecía abierta ― ¿Qué te sucede? ¿Has bebido demasiado otra vez, John? ― Suspiró ella, un aire de arrogancia a su alrededor.
― ¡¿A ti qué te importa si he bebido demasiado, eh?! ― Exclamó John, sus mejillas sonrosadas del enojo. Los ojos de la muchacha, azules como el mar, se abrieron de par en par. John rápidamente miro al suelo, algo avergonzado por gritarle a una adolescente ― Oye, lo siento.
― No… Yo… ― Balbuceó Sally, sus mejillas sonrosadas y mirando al suelo. John vio como sus ojos destellaban con lágrimas frescas ― No puedo volver a casa.
― ¿Por qué? ― Preguntó John sin siquiera pensarlo.
― Mi madrastra esta algo enojada, ya sabes cómo es ella ― Respondió, pero rápidamente se corrigió ― Oh, cierto. Bueno, supongo que no recuerdas como es ella ― Soltó una risita nerviosa, y John sintió como sus labios se curvaban hacia arriba inevitablemente ― Creo que debo contarte la historia completa… ¿Podemos ir a la cocina?
John asintió aceleradamente la cabeza, pensando que era bastante extraño como esta joven que nunca en la vida había visto supiera tanto sobre su mansión. Se dirigieron rápidamente hasta el lugar de encuentro, donde Sally miró disimuladamente la botella de whisky con repulsión, pero en lo que alguien puede decir “hola”, lo cubrió con una sonrisa triste. La joven rubia se sentó en la mesa, en la parte más alejada de la mesa del comedor, y John se sentó en la otra punta.
― Continúa, por favor ― Pidió él.
― Oh… Bueno ― Habló ella, luego de una corta pausa ― Crecí en la casa de al lado, con mi madre y mi padre, como hija única. Cuando tenía cinco años, mi madre escapó con otro hombre. Mi abuelo paterno se volvió loco, y comenzó a gritar y gritar. Tenía mucho miedo ― Relató con tristeza Sally ― Finalmente, mi abuelo concluyó con una oración, « Si no consigues esposa pronto, me llevaré a tu hija. »
» Así que mi padre se casó ― Continuó ― No era necesariamente una Marilyn Monroe… pero era buena, ¿Sabes? Y sus hijas eran preciosas, y gentiles. O así eran hasta que mi padre enfermó. Y, ¡Sorpresa! ― Negó con la cabeza Sally, sus ojos azules bañados en lágrimas que no se atrevían a deslizarse por sus mejillas ― Resulta que solo querían dinero. Y lo consiguieron cuando él murió. Ahora solo soy la sirvienta ― Miró al suelo, avergonzada ― Y, alguna que otra vez, el saco de patatas para golpear.
John no podía encontrar palabras para describir el dolor en el pecho que sentía luego de escuchar la penosa historia de la muchacha. Él conocía millones de historias trágicas, y él mismo había vivido una, pero ninguna tan horrorosa como la que había escuchado escapar de los labios de la chica frente a sus ojos. Una adolescente, que se supone que debería estar escuchando Los Beatles y llorar escuchando la voz angelical del vocalista de The Doors. Su boca se abrió, fromando un perfecto cero, estupefacto, mientras un escalofrío recorrió su espalda y ¡Demonios! Olvide cerrar la puerta.
― Yo… ― Comenzó a hablar John, viendo como Sally jugueteaba con un mechón (Rubio dorado) de su cabello ― Puedes quedarte esta noche… Supongo.
Sus ojos se iluminaron, y con un estruendo se abalanzó sobre él: ― ¡Gracias, John!
Y hasta hoy realmente no sabe si fue efecto del alcohol, pero nunca se sintió más vivo como aquel día que le escuchó decir su nombre.
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
quE FORRA BASTA SOS PERFECTA. MIRÁ LO QUE ES ESTO. no, chau, no se puede así.
kuchta
Re: Cuando Sally murió.
reality. escribió:quE FORRA BASTA SOS PERFECTA. MIRÁ LO QUE ES ESTO. no, chau, no se puede así.
JAJAJJAJAJA, te amo fuerte, anASTACIA. averigüe tu nombre porque soy re mala. re que lo ví en la presentación de tu OS cállate lucila.
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
me volvés a decir anastacia y te vas a comer un bife de mi parte ahre.ácido. escribió:reality. escribió:quE FORRA BASTA SOS PERFECTA. MIRÁ LO QUE ES ESTO. no, chau, no se puede así.JAJAJJAJAJA, te amo fuerte, anASTACIA. averigüe tu nombre porque soy re mala.re que lo ví en la presentación de tu OS cállate lucila.
kuchta
Re: Cuando Sally murió.
reality. escribió:
me volvés a decir anastacia y te vas a comer un bife de mi parte ahre.
bueno................................................................................................... anastacia.
ahre.
ahre.
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
esto es lo más hermoso que leí posta. la seguís o te mato. fin. AHREEEEE na mentira me encanto demasiado, seguila pls te amo
ceonella.
Re: Cuando Sally murió.
ceonella. escribió:esto es lo más hermoso que leí posta. la seguís o te mato. fin. AHREEEEE na mentira me encanto demasiado, seguila pls te amo
aYy camz beba. llego a casa el sábado y la sigo. te amo más
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
jason todd. escribió:Adoro tanto a Sally y John. Te amo. Ve detective Conan.
te amo más. y ya te dije que no sé. (?)
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
Capítulo dos, o No Recuerdo tus Ojos.
John despertó con un estruendo. O, mejor dicho, con la estresante música de su celular.
Algo agitado, John miró a sus alrededores, masajeándose un poco la sien (Una acción que el rubio se encontraba a sí mismo haciendo mucho estos días). ¿Qué sucedió anoche? Lo último que recordaba era un cabello rubio dorado y el distante aroma a whisky escapar de sus labios. Posando su mirada en la mesita de roble a su lado, John observó por un segundo como la música de "Creep" de Radiohead hacía que su celular se agitará de tal manera. Lentamente, tomó el aparato en sus manos y murmuró, suavemente:
— ¿Quién mierda es?
— Deberías mirar el identificador de llamadas de vez en cuando — respondió la voz del otro lado.
— Molly — John de repente sintió como el aire abandonaba sus pulmones.
— John — repitió la misma en el otro lado de la línea, y él podía sentir su sonrisa.
— ¿Qu...?
— Quería asegurarme de que estuvieses bien — lo interrumpió rápidamente — Qué comas lo suficiente... Qué tomarás tu...
— No necesito una niñera — bufó John, mirando el despertador: Mediodía. En punto. John Osbourne era un hombre demasiado frío, y Molly Sheppard una mujer demasiado terca para notarlo. O Molly era demasiado terca hasta unas semanas, que se dio cuenta que merecía algo más que un escritor perdido y alcohólico que escribía tragedias como si él las hubiese vivido. O, tal vez Molly era demasiado terca como para reparar de una vez a John. O tal vez Molly solo era Molly y John solo era John. Dos piezas de distintos rompecabezas que intentaban desesperadamente encajar, pero que nunca lo lograron sin importar sus esfuerzos desesperados. Por qué aunque John nunca lo admitiese, la amaba.
— No — concordó ella, y John podía imaginarla mirando sus zapatos y asintiendo levemente.
— Adiós, Molly.
Y la línea murió.
Su teléfono sonó exactamente treinta segundos después. Él nunca contesta.
Suspirando erráticamente, John se levantó y caminó, tropezándose por el camino con ropas y papeles arrogados. El rubio soltó un suspiro, pasando su mano por su cabello. Hablar con Molly no había sido lo que él creyó que sería (John siempre tuvo expectativas demasiado grandes sobre ella, incluso cuando lo abandonó.
Una pequeña parte de John esperaba que viniese a sus pies y de una vez por todas dejará de ser tan terca y Díos Mío, Lo siento. Tenías razón por primera vez).
Llegando a su destino, la cocina, el joven escritor cree percibir el suave y ligero olor a café matutino. Como él que Molly solía hacerle, Molly y su cabello rojizo — Basta. Molly se ha ido. Se recordó a sí mismo, mientras miraba a su alrededor. Sus ojos cayeron sobre una melena dorada, y un par de manos pálidas, las cuales, incluso dada vuelta, parecía brillar con la luz del sol. De repente, la noche anterior lo golpeó como un rayo y cayó en la cuenta de que ella era Sally, su vecina, la chica de ojos azules.
Como si le leyera la mente, la mencionada giró sobre sus talones, y John se encontró con la cálidez de sus ojos azules observándolo, mientras él sentía que mil cuchillas se le clavaban en el estomago en un nuevo y mal recibido nerviosismo. El tipo de nerviosismo que sientes cuando vez a tu cita para el baile y te preguntas, "¿Realmente esta chica acepto ir al baile conmigo?"
— Hola, John — le regaló una cálida sonrisa la adolescente. Intentando imitarla, él la devolvió. John pareció notar muchas cosas más que la noche anterior, la forma en que su cabello rubio bajaba como una cascada hasta su cintura, y allí, abruptamente, se detenía. Sus ojos azules danzaban con la tenue luz del sol, y él vagamente recuerda tormentas pasadas — Todavía me recuerdas, ¿verdad? — El joven autor asintió un poco.
— No recuerdo todo, evidentemente — se corrigió antes de que la sonrisa de la joven se ensanchará —. Solo recuerdo - vagamente - lo de anoche.
— Estaba esperando que olvidases lo del asunto de mi madrastra — confesó, su sonrisa cálida transformándose en una más forzada, mientras sostenía la taza de té fuerte contra su pecho, sin querer dejar ir —. De todas formas, debería volver con ella hoy.
Sorpresivamente, se encontró a sí mismo asintiendo. Los ojos de Sally miraron a sus pies desnudos; Luego a él, y luego devuelta a sus pies. Sus acciones gritaban de alguna manera algo, que John se sorprendió queriendo saber. Apoyando su cuerpo contra la puerta, la miró intensamente.
— Estas escondiéndome algo — Aunque John intentó formularlo como pregunta, parecía más una declaración. Sally, nerviosa, comenzó a juguetear con su cabello. El joven, con una fuerza sobrehumana, contuvo sus ganas de rodear sus ojos y se acercó un poco más a ella. Sallt, en un acto de nerviosismo aunque todavía mirando sus pies, dejó la taza en la mesa. Así que John repitió: — Estas escondiéndome algo.
— ¡N-no! — Exclamó la adolescente, quien de repente volvió a fijar sus ojos en los de él. Ojos verdes, salvajes e indomables se toparon con el astuto e intranquilo azul océano. (Son ese tipo de cosas que un escritor piensa, ¿Sabes? Un poeta arruinado y abandonado con demasiadas hojas, demasiados demonios y demasiadas excusas para ser feliz) — E-es solo que...
— ¿Solo qué...? — Por más que lo intentará (Y lo intentó) el rubio no pudo despegar sus ojos de los suyos. Había algo en sus ojos - algo tan distante e irreal que parecía algo así como... algo así como una ilusión.
Negó con la cabeza, — John me hubiese dejado quedarme.
— Yo soy John — bufó el mencionado.
— El John que me recordaba — Y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Todas las palabras se borraron en la mente de John, mientras se congeló en su lugar. ¿Había sufrido de algún tipo de Amnesia sin recordarlo? ¿Debería buscar ayuda…? No. Si él se atrevía a poner un pie en la ciudad…
— De todas formas — afirmó rápidamente ella, sorbando su nariz — No planeaba quedarme por mucho tiempo — Sally rompió el contacto visual, haciendo que John se percatase de que intentaba esquivarlo para poder irse — Iré a empacar... yo –
— Quédate.
De repente, sus ojos se iluminaron.
— Gracias — respondió, con sincera gratitud bailando en sus ojos azules. Después de unos minutos de mirarse intensamente a los ojos (cosa que intrigaba a John hasta más no poder), Sally volvió a hablar: — ¿Quieres saber un poco sobre… sobre el viejo tú?
La pregunta ciertamente lo tomó desprevenido, ya que frunció el ceño con curiosidad. ¿Saber sobre el viejo John? Aunque en realidad, John no creía que hubiese cambiado en lo absoluto. Recordaba todos los eventos desde que se mudó a esta casa y ninguno, absolutamente ninguno, involucraba a Sally ni a su familia. Es más, lo único que John alguna vez había hecho en la casa fue emborracharse y pensar en un final para esa maldita novela que según muchos no vería siquiera la luz del día.
John asintió.
Sally suspiró.
— El antiguo tú... — comenzó la rubia, mirando un punto fijo detrás de su nuca — Solía leerme historias.
— ¿Qué clase de historias? — preguntó antes de que pudiese siquiera pensarlo.
— Cualquier tipo de historias que se le ocurrieran — se encogió de hombros, otra vez concentrándose en él — Pero mayormente, Cenicienta. Decía que le recordaba mucho a mi.
(John pensó un poco. Sonaba a algo que él haría).
— Una vez inventó una historia — suspiró melancólicamente Sally — para mí. Sobre una muchacha con cabellos dorados y un príncipe con demasiados demonios. Sus nombres era Sophie y Mark — dirigió su mirada al piso, esta vez, soltando una apenas audible risita — Al final, ambos morían. Tomados de la mano.
(Sonaba a algo que él haría).
- ábreme sésamo (?¿):
- ¡Mis bebesssss! perdón por no subir antes, la verdad ni sabía como hacer ese capítulo. Ojalá no haya quedado muy mierda. Por si no entendieron — John no recuerda nada sobre Sally así que piensa que tuvo algún tipo de Amnesia, pero le parece demasiado raro por que es de lo único que no se acuerda. Y Sally le cuenta un poco como ellos dos convivían antes de todo esop. Y Molly y John no terminaron bien, ¿por qué? va a ser revelado en un futuro próximo (?) AVISO: esta historia no va a ser larga, máximo son diez caps. Bueno, en fin, gracias por leer
Invitado
Invitado
Re: Cuando Sally murió.
AMO TANTO A SALLY, NO SE ES PERFECTA Y TENGO AS ESPERANZAS DE QUE ACABE SIENDO FELIZ CON JOHN. ES QUE NO SE. VISTE LA CENICIENTA, TODO CALZA. Y ESO DEL ANTIGUO JOHN Y SALLY. AH. ME ENCANTA, LO AMO, TE AMO.
dipper.
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