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"Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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"Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Nombre: Compañeros de trabajo
Autor: Nani Jonas
Adaptacion:Si
Genero: Romantica y tiene partes hot
Advertencias:No por mi parte
Otras paginas: creo qe no pero como es adaptacion puede qe si
Hola chicas aqi les dejo una nueva nove espero les guste :D
Sinopsis
______ Guthrie estaba acostumbrada a trabajar de incógnito, pero hacerse pasar por la amante de un hombre rico era una misión demasiado peligrosa. Especialmente si el “hombre rico” era su compañero Joseph Jonas, quien exigía que hicieran el amor de verdad para meterse en el papel.
El sexo entre ellos era increíble, pero ______ sabía que estaba rompiendo todas las reglas. Tenía que trabajar junto a él, y solo podían hablar con seguridad en la ducha o en la cama, donde el mínimo roce les hacía perder el control. Sin embargo, había una amenaza mucho más temible: los sentimientos que empezaban a apoderarse de su corazón.
La sigo?
Autor: Nani Jonas
Adaptacion:Si
Genero: Romantica y tiene partes hot
Advertencias:No por mi parte
Otras paginas: creo qe no pero como es adaptacion puede qe si
Hola chicas aqi les dejo una nueva nove espero les guste :D
Sinopsis
______ Guthrie estaba acostumbrada a trabajar de incógnito, pero hacerse pasar por la amante de un hombre rico era una misión demasiado peligrosa. Especialmente si el “hombre rico” era su compañero Joseph Jonas, quien exigía que hicieran el amor de verdad para meterse en el papel.
El sexo entre ellos era increíble, pero ______ sabía que estaba rompiendo todas las reglas. Tenía que trabajar junto a él, y solo podían hablar con seguridad en la ducha o en la cama, donde el mínimo roce les hacía perder el control. Sin embargo, había una amenaza mucho más temible: los sentimientos que empezaban a apoderarse de su corazón.
La sigo?
Última edición por Nani Jonas el Jue 26 Ene 2012, 10:49 am, editado 1 vez
Nani Jonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Waaaaa me encanta.
Soy primera lectora!! wajkjskajsk
Debes subir el primer cap.
Y obvio siguelaaaaa!!
Se ve muy demasiado interesante 8) xdd c:
Soy primera lectora!! wajkjskajsk
Debes subir el primer cap.
Y obvio siguelaaaaa!!
Se ve muy demasiado interesante 8) xdd c:
CrazyxJonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
claro que debes seguirlaaaaaaaaaaaaaaa
y como siempre aqui estare siendo fiel lectora
y como siempre aqui estare siendo fiel lectora
Julieta♥
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
aaaaaaaa
nueva pero vieja lectotra jajaj
se ve buenisimaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaa
nueva pero vieja lectotra jajaj
se ve buenisimaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaa
next to you
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Ola!!!!
ya me tienes aqui de nuevo jajajaja
siiiii
si siguela!!!!!
quiero cap!!!!!
ya me tienes aqui de nuevo jajajaja
siiiii
si siguela!!!!!
quiero cap!!!!!
jamileth
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Aun no la sigues?? u.u
Tienes qe subir el primer cap!!
Please!
Tienes qe subir el primer cap!!
Please!
CrazyxJonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Hola chicas bienvenidas aqi les dejo el primer cap espero
les guste
Capítulo Uno.
Los pezones de ______ Guthrie estaban duros, pero tenía una expresión impasible mientras observaba los ojos verde mar del hombre que se hallaba a menos de un metro. Era alto y de aspecto peligroso. Un hombre al que había admirado por sus reflejos felinos y su mente fría. Por su cuerpo duro, trabajado hasta las especificaciones físicas de un atleta olímpico. Pero Joseph Jonas no era ningún atleta. Era un ex agente de la CIA con el que a menudo trabajaba en proyectos especiales. Y en ese momento se encontraba allí porque necesitaba desesperadamente su ayuda.
—No te conozco lo suficiente como para hacer el amor contigo —dijo, humedeciéndose los labios resecos.
—Lo siento, se ha convertido en parte del trabajo —respondió Joseph Jonas, evaluando su cuerpo con la penetrante mirada verde.
La relación de trabajo que mantenían no había impedido que tuviera fantasías. Fantasías salvajes y eróticas. Pero jamás se había atrevido a imaginar que las compartiría con alguien... y menos con él.
—Aguarda un momento —alzó el mentón—. Yo soy la jefa de seguridad de Winston. Yo te llamé para esta misión. Eso significa que soy quien da las órdenes.
Él se encogió de hombros.
—Si quieres que participe contigo en esta misión, primero te irás a la cama conmigo.
La afirmación representaba un desafío, y ella jamás había retrocedido ante uno. Se hallaba ante ella, sereno y autosuficiente. En ese momento se enfrentaban más como oponentes que como aliados.
«No», se corrigió. No eran oponentes. Seguían estando en el mismo lado. Pero las apuestas habían dado un cambio radical.
Alzó los ojos. ¿Acaso había un destello de emoción bajo la fachada tranquila? ¿Algo que él no quería que viera?
Pensó en la causa de que se encontrara en esa lujosa suite con él: una joven de diecisiete años estaba metida en serios problemas, y ella, ______ Guthrie, era la responsable.
Como si Joseph le leyera la mente, comentó:
—Te dije que dejaras de culparte. La hija de Winston planificó su fuga con minuciosidad. Te puso un potente somnífero en el refresco. Ya había comprado un billete de autobús para Nueva York. Tenía la maleta escondida en el garaje.
Desde mi punto de vista, da la impresión de que alguien la ayudó. Alguien del personal de Winston.
—Nadie haría eso.
—Creo que te equivocas.
______respiró hondo. Si había alguien tan poco recomendable trabajando allí, debía averiguar quién era. Pero no en ese momento. En ese instante la prioridad era Dawn Winston.
—Lo que importa —manifestó en voz alta— es que Stan Winston me confió la seguridad de su hija y ella se me escabulló cuando se suponía que yo estaba de guardia —«mi primer error en siete años», pensó.
Trabajaba en el departamento de seguridad de Industrias Winston desde el verano de su último año en la universidad, cuando su padre le había pedido que lo ayudara a capturar a un ejecutivo de alto nivel que vendía documentos cruciales a la competencia. Lo había sorprendido fotografiando un análisis de costes y lo había escoltado a punta de pistola hasta el despacho de su padre.
A partir de ese instante, el curso de su carrera había quedado establecido. Había tomado cursos de investigación criminal, defensa personal y operaciones encubiertas. Y había ascendido con rapidez en el departamento de seguridad. En ese momento lo dirigía. Pero para esa misión necesitaba la ayuda de Joseph Jonas.
Joseph ya había hecho lo que ella no había podido. A través de su red de informadores pagados, y solicitando todos los favores que le debían, había averiguado dónde estaba Dawn. En Isla Orquídea en el Caribe, cautiva de Oliver Reynard, un hombre que desde hacía años odiaba a Stan Winston. En cuanto la joven pisó Manhattan, los hombres de Reynard cayeron sobre ella y la trasladaron a la isla.
Llevaba allí cinco días, en los que solo Dios sabía qué habría podido pasarle. Al pensarlo, ______ experimentó un escalofrío involuntario.
Alzó la barbilla y miró a Joseph directamente a los ojos. Cuando él descubrió dónde se hallaba Dawn, le había soltado que la operación de rescate era demasiado arriesgada para que la realizara ella sola.
—Muy bien, sé que invadir Isla Orquídea es peligroso. Sé que tenemos que trazar un plan detallado. Pero ¿por qué hemos de... de... de recorrer todo el camino? —preguntó con una oleada de pánico, pensando que parecía una adolescente a la que pegaran contra el asiento posterior de un coche en algún camino a oscuras. Sin embargo, no pudo evitar añadir—: Quiero decir, cuando lleguemos allí, nadie sabrá qué hacéis tú o tu amiga en la intimidad de la habitación.
Los labios bien formados de él esbozaron una sonrisa sarcástica.
—Me temo que no puedes contar con eso. Si de algo es fanático Reynard, es de la seguridad. Así que lo más probable es que haya una cámara y un equipo de grabación en nuestra habitación, como en todas partes.
—Pero grabar a los invitados en sus habitaciones privadas es... ilegal... e inmoral.
—Exacto. La descripción perfecta de Isla Orquídea. Si le añades «traicionera», «peligrosa» e «insidiosa», tendrás todo el cuadro. En cuanto pisas un lugar así, abandonas toda semblanza de intimidad... y seguridad.
Reconoció que él sabía de qué hablaba. Después de abandonar la CÍA, había establecido su propia empresa de seguridad. Tenía acceso a toda clase de información secreta sobre la isla que Reynard gobernaba como un tirano medieval.
Joseph volvió a hablar
—Los hombres que van a Isla Orquídea como invitados de Reynard lo hacen por dos motivos. Quieren realizar negocios con él. O quieren relajarse en un entorno donde no existe ninguna prohibición. Cuando llevan a sus mujeres, les gusta exhibirlas ante el resto de los chicos. Las visten con sedas escuetas y joyas caras para asistir a los cócteles. En definitiva, las exhiben como trofeos caros. Y nosotros debemos encajar en el patrón que espera Reynard. Si averigua que nos hemos presentado allí para rescatar a Dawn, nos hará matar con la misma facilidad que si aplastan a un insecto.
Las palabras helaron a ______. Intelectualmente, había entendido los peligros. Pero hasta unos momentos atrás, no había imaginado las ramificaciones de la farsa que quería interpretar Joseph Jonas.
—Me llamaste para que te ayudara a infiltrarte en la isla —continuó él—, y puedo hacerlo. Pero en cuanto estemos allí, tu vida dependerá de seguir mi ejemplo. O de acatar mis directrices sin cuestionarlas. De modo que será mejor que me enseñes que puedes hacerlo... en las circunstancias más difíciles que puedas imaginar. Porque si no es así, voy a tener que buscar a otra compañera que no tenga esos reparos.
¿Significaba eso que pensaba insistir en la intimidad entre ellos como condición para introducirla en la isla de Reynard? ¿O la ponía a prueba, para descubrir hasta dónde estaba dispuesta a llegar?
Bueno, si el juego era descubrir sus límites, jugaría.
— ¿Qué quieres que haga? —preguntó, pensando que aún había tiempo para echarse atrás.
—Quiero que entres en el dormitorio.
Joseph dio la vuelta y atravesó la puerta como si en su mente no albergara duda alguna de que lo seguiría.
Fingió que no estaba como una gelatina y obedeció. Era la suite de invitados que Stan Winston mantenía en el último piso del Edificio Winston en el centro de Manhattan. Ya había estado allí realizando comprobaciones de seguridad. Pero jamás había soñado con emplear uno de los dormitorios para propósitos íntimos.
La habitación tenía muebles antiguos y alfombras orientales sobre el lustroso parqué. Pero fue la cama gigante con dosel lo que atrajo su atención al seguir a Joseph y detenerse. Él la rodeó y cerró la puerta.
Luego se dirigió a la repisa victoriana y se volvió para observarla con esos ojos penetrantes que parecían taladrarla hasta los huesos.
Logró permanecer quieta, con los labios un poco abiertos y las manos a los costados.
Él la hizo esperar unos segundos largos y agónicos antes de murmurar
—Creo que empezaremos con un striptease. Quítate la falda, la blusa y las medias. Quítatelas para mi placer; luego dóblalas con cuidado y deposítalas en aquella silla.
Conocía a ese hombre. Había trabajado con él. Bromeado con él. Sentido una profunda conexión entre ambos. Pero había una línea que ninguno de los dos había cruzado, porque ambos eran muy respetuosos de las reglas. Y la primera era no salir con compañeros de trabajo.
Y de pronto se encontraba en esa habitación, quebrantando todas las reglas de moralidad y supervivencia por las que se había regido.
Cuando había soñado estar con él, la escena en su mente siempre se iniciaba con una cena íntima, en el apartamento de ella o de Joseph. Después bebían un buen brandy. Escuchaban música lenta. Quizá bailaban. Al final él la acercaba y la besaba. Lo había imaginado como un amante atrevido y experto. Un hombre capaz de ofrecerle placer a su pareja, aparte de tomarlo.
En ese momento quería la reafirmación de ese beso. Bueno, más que un beso. Necesitaba los preludios tradicionales que conducían a la intimidad que había imaginado.
— ¿Vas a dar marcha atrás? —preguntó él con tono burlón.
—No —se equivocaba si crea que ella no podía llevar a cabo esa misión.
Llevó los dedos a los botones de la blusa. Era una agente de seguridad entrenada que conocía cada matiz de su profesión. Había interpretado papeles con anterioridad y había estado en situaciones apuradas. Y siempre había salido vencedora.
No obstante, sentía los dedos como embotados al separar los botones. Una parte de su mente agradeció haberse puesto el sujetador y las braguitas de color melocotón, el conjunto que iba tan bien con su pelo rubio y su tez blanca.
Pareció necesitar siglos para quitarse la blusa. Al final se quedó sin ella. Arrugó la tela fina en las manos y giró y se dirigió hacia la silla que había en el otro extremo de la habitación.
—Te dije que la doblaras con cuidado —le recordó con voz dura, que exigía obediencia.
Parpadeó, clavó la vista en la tela arrugada en sus manos y luego cumplió lo que le ordenaba, sabiendo que él seguía cada movimiento que hacía.
La falda era más fácil. Solo tenía un botón y la cremallera. Cuando acercó la mano para bajarla, una orden seca la detuvo.
—Date la vuelta y mírame. No quiero mirarte el trasero... aunque es bonito. Quiero observar tus pechos adelantados cuando te lleves las manos hacia atrás para bajar la cremallera.
El rostro se le encendió al darse la vuelta, con la vivida orden reverberando en su mente. Él tenía razón. Al llevar la mano atrás para bajar la cremallera, los pechos se adelantaron hacia él como si suplicaran que los tocara.
Intentó mantener la mente en blanco mientras plegaba la nuda sobre la blusa, y luego se descalzó y se inclinó para enrollar las medias. Con la vista hacia abajo, las colocó encima del resto de la ropa.
Entonces, antes de que pudiera darle otra orden, se giró para quedar de cara a él. Con el sujetador y las braguitas de encaje se sentía demasiado vulnerable y expuesta para mirarlo a los ojos. No necesitaba ver cómo la estudiaba. Los pezones contraídos y duros eran tan bochornosos como su estado de semidesnudez. La situación comenzaba a excitarla. Y no podía ocultarlo.
Estaba casi desnuda, pero él seguía vestido. Hasta llevaba la corbata. Solo le faltaba la chaqueta azul marino.
—Ven aquí —ordenó.
les guste
Capítulo Uno.
Los pezones de ______ Guthrie estaban duros, pero tenía una expresión impasible mientras observaba los ojos verde mar del hombre que se hallaba a menos de un metro. Era alto y de aspecto peligroso. Un hombre al que había admirado por sus reflejos felinos y su mente fría. Por su cuerpo duro, trabajado hasta las especificaciones físicas de un atleta olímpico. Pero Joseph Jonas no era ningún atleta. Era un ex agente de la CIA con el que a menudo trabajaba en proyectos especiales. Y en ese momento se encontraba allí porque necesitaba desesperadamente su ayuda.
—No te conozco lo suficiente como para hacer el amor contigo —dijo, humedeciéndose los labios resecos.
—Lo siento, se ha convertido en parte del trabajo —respondió Joseph Jonas, evaluando su cuerpo con la penetrante mirada verde.
La relación de trabajo que mantenían no había impedido que tuviera fantasías. Fantasías salvajes y eróticas. Pero jamás se había atrevido a imaginar que las compartiría con alguien... y menos con él.
—Aguarda un momento —alzó el mentón—. Yo soy la jefa de seguridad de Winston. Yo te llamé para esta misión. Eso significa que soy quien da las órdenes.
Él se encogió de hombros.
—Si quieres que participe contigo en esta misión, primero te irás a la cama conmigo.
La afirmación representaba un desafío, y ella jamás había retrocedido ante uno. Se hallaba ante ella, sereno y autosuficiente. En ese momento se enfrentaban más como oponentes que como aliados.
«No», se corrigió. No eran oponentes. Seguían estando en el mismo lado. Pero las apuestas habían dado un cambio radical.
Alzó los ojos. ¿Acaso había un destello de emoción bajo la fachada tranquila? ¿Algo que él no quería que viera?
Pensó en la causa de que se encontrara en esa lujosa suite con él: una joven de diecisiete años estaba metida en serios problemas, y ella, ______ Guthrie, era la responsable.
Como si Joseph le leyera la mente, comentó:
—Te dije que dejaras de culparte. La hija de Winston planificó su fuga con minuciosidad. Te puso un potente somnífero en el refresco. Ya había comprado un billete de autobús para Nueva York. Tenía la maleta escondida en el garaje.
Desde mi punto de vista, da la impresión de que alguien la ayudó. Alguien del personal de Winston.
—Nadie haría eso.
—Creo que te equivocas.
______respiró hondo. Si había alguien tan poco recomendable trabajando allí, debía averiguar quién era. Pero no en ese momento. En ese instante la prioridad era Dawn Winston.
—Lo que importa —manifestó en voz alta— es que Stan Winston me confió la seguridad de su hija y ella se me escabulló cuando se suponía que yo estaba de guardia —«mi primer error en siete años», pensó.
Trabajaba en el departamento de seguridad de Industrias Winston desde el verano de su último año en la universidad, cuando su padre le había pedido que lo ayudara a capturar a un ejecutivo de alto nivel que vendía documentos cruciales a la competencia. Lo había sorprendido fotografiando un análisis de costes y lo había escoltado a punta de pistola hasta el despacho de su padre.
A partir de ese instante, el curso de su carrera había quedado establecido. Había tomado cursos de investigación criminal, defensa personal y operaciones encubiertas. Y había ascendido con rapidez en el departamento de seguridad. En ese momento lo dirigía. Pero para esa misión necesitaba la ayuda de Joseph Jonas.
Joseph ya había hecho lo que ella no había podido. A través de su red de informadores pagados, y solicitando todos los favores que le debían, había averiguado dónde estaba Dawn. En Isla Orquídea en el Caribe, cautiva de Oliver Reynard, un hombre que desde hacía años odiaba a Stan Winston. En cuanto la joven pisó Manhattan, los hombres de Reynard cayeron sobre ella y la trasladaron a la isla.
Llevaba allí cinco días, en los que solo Dios sabía qué habría podido pasarle. Al pensarlo, ______ experimentó un escalofrío involuntario.
Alzó la barbilla y miró a Joseph directamente a los ojos. Cuando él descubrió dónde se hallaba Dawn, le había soltado que la operación de rescate era demasiado arriesgada para que la realizara ella sola.
—Muy bien, sé que invadir Isla Orquídea es peligroso. Sé que tenemos que trazar un plan detallado. Pero ¿por qué hemos de... de... de recorrer todo el camino? —preguntó con una oleada de pánico, pensando que parecía una adolescente a la que pegaran contra el asiento posterior de un coche en algún camino a oscuras. Sin embargo, no pudo evitar añadir—: Quiero decir, cuando lleguemos allí, nadie sabrá qué hacéis tú o tu amiga en la intimidad de la habitación.
Los labios bien formados de él esbozaron una sonrisa sarcástica.
—Me temo que no puedes contar con eso. Si de algo es fanático Reynard, es de la seguridad. Así que lo más probable es que haya una cámara y un equipo de grabación en nuestra habitación, como en todas partes.
—Pero grabar a los invitados en sus habitaciones privadas es... ilegal... e inmoral.
—Exacto. La descripción perfecta de Isla Orquídea. Si le añades «traicionera», «peligrosa» e «insidiosa», tendrás todo el cuadro. En cuanto pisas un lugar así, abandonas toda semblanza de intimidad... y seguridad.
Reconoció que él sabía de qué hablaba. Después de abandonar la CÍA, había establecido su propia empresa de seguridad. Tenía acceso a toda clase de información secreta sobre la isla que Reynard gobernaba como un tirano medieval.
Joseph volvió a hablar
—Los hombres que van a Isla Orquídea como invitados de Reynard lo hacen por dos motivos. Quieren realizar negocios con él. O quieren relajarse en un entorno donde no existe ninguna prohibición. Cuando llevan a sus mujeres, les gusta exhibirlas ante el resto de los chicos. Las visten con sedas escuetas y joyas caras para asistir a los cócteles. En definitiva, las exhiben como trofeos caros. Y nosotros debemos encajar en el patrón que espera Reynard. Si averigua que nos hemos presentado allí para rescatar a Dawn, nos hará matar con la misma facilidad que si aplastan a un insecto.
Las palabras helaron a ______. Intelectualmente, había entendido los peligros. Pero hasta unos momentos atrás, no había imaginado las ramificaciones de la farsa que quería interpretar Joseph Jonas.
—Me llamaste para que te ayudara a infiltrarte en la isla —continuó él—, y puedo hacerlo. Pero en cuanto estemos allí, tu vida dependerá de seguir mi ejemplo. O de acatar mis directrices sin cuestionarlas. De modo que será mejor que me enseñes que puedes hacerlo... en las circunstancias más difíciles que puedas imaginar. Porque si no es así, voy a tener que buscar a otra compañera que no tenga esos reparos.
¿Significaba eso que pensaba insistir en la intimidad entre ellos como condición para introducirla en la isla de Reynard? ¿O la ponía a prueba, para descubrir hasta dónde estaba dispuesta a llegar?
Bueno, si el juego era descubrir sus límites, jugaría.
— ¿Qué quieres que haga? —preguntó, pensando que aún había tiempo para echarse atrás.
—Quiero que entres en el dormitorio.
Joseph dio la vuelta y atravesó la puerta como si en su mente no albergara duda alguna de que lo seguiría.
Fingió que no estaba como una gelatina y obedeció. Era la suite de invitados que Stan Winston mantenía en el último piso del Edificio Winston en el centro de Manhattan. Ya había estado allí realizando comprobaciones de seguridad. Pero jamás había soñado con emplear uno de los dormitorios para propósitos íntimos.
La habitación tenía muebles antiguos y alfombras orientales sobre el lustroso parqué. Pero fue la cama gigante con dosel lo que atrajo su atención al seguir a Joseph y detenerse. Él la rodeó y cerró la puerta.
Luego se dirigió a la repisa victoriana y se volvió para observarla con esos ojos penetrantes que parecían taladrarla hasta los huesos.
Logró permanecer quieta, con los labios un poco abiertos y las manos a los costados.
Él la hizo esperar unos segundos largos y agónicos antes de murmurar
—Creo que empezaremos con un striptease. Quítate la falda, la blusa y las medias. Quítatelas para mi placer; luego dóblalas con cuidado y deposítalas en aquella silla.
Conocía a ese hombre. Había trabajado con él. Bromeado con él. Sentido una profunda conexión entre ambos. Pero había una línea que ninguno de los dos había cruzado, porque ambos eran muy respetuosos de las reglas. Y la primera era no salir con compañeros de trabajo.
Y de pronto se encontraba en esa habitación, quebrantando todas las reglas de moralidad y supervivencia por las que se había regido.
Cuando había soñado estar con él, la escena en su mente siempre se iniciaba con una cena íntima, en el apartamento de ella o de Joseph. Después bebían un buen brandy. Escuchaban música lenta. Quizá bailaban. Al final él la acercaba y la besaba. Lo había imaginado como un amante atrevido y experto. Un hombre capaz de ofrecerle placer a su pareja, aparte de tomarlo.
En ese momento quería la reafirmación de ese beso. Bueno, más que un beso. Necesitaba los preludios tradicionales que conducían a la intimidad que había imaginado.
— ¿Vas a dar marcha atrás? —preguntó él con tono burlón.
—No —se equivocaba si crea que ella no podía llevar a cabo esa misión.
Llevó los dedos a los botones de la blusa. Era una agente de seguridad entrenada que conocía cada matiz de su profesión. Había interpretado papeles con anterioridad y había estado en situaciones apuradas. Y siempre había salido vencedora.
No obstante, sentía los dedos como embotados al separar los botones. Una parte de su mente agradeció haberse puesto el sujetador y las braguitas de color melocotón, el conjunto que iba tan bien con su pelo rubio y su tez blanca.
Pareció necesitar siglos para quitarse la blusa. Al final se quedó sin ella. Arrugó la tela fina en las manos y giró y se dirigió hacia la silla que había en el otro extremo de la habitación.
—Te dije que la doblaras con cuidado —le recordó con voz dura, que exigía obediencia.
Parpadeó, clavó la vista en la tela arrugada en sus manos y luego cumplió lo que le ordenaba, sabiendo que él seguía cada movimiento que hacía.
La falda era más fácil. Solo tenía un botón y la cremallera. Cuando acercó la mano para bajarla, una orden seca la detuvo.
—Date la vuelta y mírame. No quiero mirarte el trasero... aunque es bonito. Quiero observar tus pechos adelantados cuando te lleves las manos hacia atrás para bajar la cremallera.
El rostro se le encendió al darse la vuelta, con la vivida orden reverberando en su mente. Él tenía razón. Al llevar la mano atrás para bajar la cremallera, los pechos se adelantaron hacia él como si suplicaran que los tocara.
Intentó mantener la mente en blanco mientras plegaba la nuda sobre la blusa, y luego se descalzó y se inclinó para enrollar las medias. Con la vista hacia abajo, las colocó encima del resto de la ropa.
Entonces, antes de que pudiera darle otra orden, se giró para quedar de cara a él. Con el sujetador y las braguitas de encaje se sentía demasiado vulnerable y expuesta para mirarlo a los ojos. No necesitaba ver cómo la estudiaba. Los pezones contraídos y duros eran tan bochornosos como su estado de semidesnudez. La situación comenzaba a excitarla. Y no podía ocultarlo.
Estaba casi desnuda, pero él seguía vestido. Hasta llevaba la corbata. Solo le faltaba la chaqueta azul marino.
—Ven aquí —ordenó.
Nani Jonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
QUE?
Como puedes dejarla ahi!?
Te matare, simbolicamente xdd
Es que no puedes.... esta demaciado genial *-*
Asi que acostrase con Joseph es la única condición?
Pues entonces yo acepto encantada :¬w¬:
Wajskajsakjsak me encanto.
Asi que un striptease?? Eso te gusta Joseph? wajkajka
Siguelaaa... y para qe sepas ya me cae mal Dawn, aunqe gracias a ella Joe y ______ estaran juntos :scratch: no, de todas formas me cae mal xdd
Sigueeee pleasee! c:
Como puedes dejarla ahi!?
Te matare, simbolicamente xdd
Es que no puedes.... esta demaciado genial *-*
Asi que acostrase con Joseph es la única condición?
Pues entonces yo acepto encantada :¬w¬:
Wajskajsakjsak me encanto.
Asi que un striptease?? Eso te gusta Joseph? wajkajka
Siguelaaa... y para qe sepas ya me cae mal Dawn, aunqe gracias a ella Joe y ______ estaran juntos :scratch: no, de todas formas me cae mal xdd
Sigueeee pleasee! c:
CrazyxJonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
uuyy pero que mandon jejeje
siguelaaaaaaaaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaa
Julieta♥
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Waaaa siguelaa
Ya sabes, amo esta novela...
Me. Encanta.
Ya sabes, amo esta novela...
Me. Encanta.
CrazyxJonas
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
Oh!! oh!!
con que asi son las cosas :twisted:
jaj me encantaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
con que asi son las cosas :twisted:
jaj me encantaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
next to you
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
nuevo cazador
siguela esta genial
me a gustado mucho
y es intrigante
siguela pronto
siguela esta genial
me a gustado mucho
y es intrigante
siguela pronto
Invitado
Invitado
Re: "Compañeros De Trabajo" - Joe y tu Terminada
aw me encanto el capi 8) joe es un mando pero asi me gusta :twisted: jiji ya me voy pero siguela pronto :P
aranzhitha
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