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The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
La idea de esta n.c esta de puta madre y nadie audiciona oks.
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Creo que pasó a ser Inscripción. xD
Que puta mierda c:
Chicas las amo(? xD
Que puta mierda c:
Chicas las amo(? xD
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
¿Por qué nadie audicionara si es una idea GE-NI-AL?
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Me alegra que creas en ello :3 mi motivación con esto está más abajo del subsuelo D:
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Oh no, no digas eso u.u
Pero vele el lado positivo, nosotras sí estamos y por lo menos yo apoyo la idea c:
Pero vele el lado positivo, nosotras sí estamos y por lo menos yo apoyo la idea c:
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Hola, soy Diana y vengo a fastidiarte un poco la paciencia. Demás está decir que me gustó mucho tu idea, (por algo estoy comentando, duh._.) Y te dejo mi ficha en un rato c:
bomb.
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
▲ Nombre: Julian Stone|Juddie Lancaster|Dylan While|Nieves McDonalds.
▲ Rol: Guitarrista 2{Banda 2| Guitarrista y Vocalista, Baterista {Banda 4|Fanatica.
▲ Representante: Cara Delevingne, Julie Kennedy, Michael Clifford y Adré Hamann.
▲ Influencias: Papa Roach, Epica, The Pretty Reckless.
▲ Escritos (Máx 2):[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
- Aquí hay otro que no he subido porque hace mucho no subo c::
- Capitulo Uno.Problemas.Era una noche oscura y silenciosa, muy silenciosa. No se escuchaba el susurrar del viento ni el tintineo de una gota de rocío solitaria, ni si quiera los autos que solían pasar a esas horas de la madrugada por las calles cercanas. No se escuchaba absolutamente nada, incluso ese extraño pitido que solía inundar el ambiente denotando la falta de ruido, estaba ausente. Igual que ella.
Sentada en el alfeizar de su ventana, su vista estaba puesta en algún lugar del jardín trasero, perdida y de tendencia triste. Sus pensamientos divagaban de un lado a otro, inconcinos y trastornados; tratando de olvidar los recuerdos de hacía unos segundos atrás en los que su “padre” había entrado a su habitación, ebrio, poco consciente de sus actos y había abusado de ella. Se levantó con lentitud y caminó en dirección al baño privado de su habitación, le dolían todos y cada uno de sus músculos; se lavó la cara y miró su reflejo en el espejo sobre el lavamanos. Su rostro estaba pálido, su piel seca, sus ojos estaban opacos, las grandes bolsas negras debajo de estos delataban la falta de sueño, bajo su ojo derecho empezaba a formarse un horroroso cardenal rojo que empezaba a tornarse purpura; sus pómulos se marcaban más de lo que debían y sus labios estaban pálidos y resecos. Suspiró a su reflejo y abrió el pequeño compartimiento debajo del espejo, sacó de él un pequeño frasco de vidrio oscuro lleno de pequeñas pastillas azules, tomó dos y las ingirió, regresó todo a su lugar y volvió a su cama, se recostó en ella, volviéndose ovillo y cerró los ojos con fuerza y esperó a que las pastillas hicieran efecto.
Eran las cinco y cuarto de la mañana, el despertador pitaba repetidas veces anunciando que era hora de levantarse. Selena estiró una mano hacía la mesita de noche ubicada a un lado de su cama y tanteo en su superficie en busca del reloj que insistía en seguir pitando, desesperada manoteó con fuerza, tumbando varias cosas por el suelo hasta que el reloj se calló. No quería abrir los ojos ni mucho menos levantarse, pues eso implicaba regresar a la realidad y su realidad no era algo que le emocionase afrontar, además era el primer día de clases. Su último primer día de clases, pensó. Esa idea le animó un poco y con un intento de sonrisa en sus labios, y algo de positivismo en su organismo, arrastró su trasero fuera de la cama hacía su baño; abrió la llave del agua y dejo llenando la bañera, mientras se desvestía y hacía sus necesidades básicas. Una vez que la bañera estuvo lista, se introdujo en ella y dejo que el agua y el jabón con olor a frutos rojos lavaran sus problemas, aunque fuese solo por unos pocos minutos. Salió del baño con su largo cabello rubio enrollado en una toalla, y el cuerpo en vuelto en una bata de baño; adoraba los minutos inmediatos después de la ducha, pues eran de los pocos minutos al día en los que se sentía parcialmente relajada. Sin embargo, esto no duró mucho pues su cuerpo se tensó justo en el momento en el que al salir del baño, se encontró con su padre sentado al borde de su cama. Robert Lightwood, un hombre de cuarenta y cinco años, alto, de contextura media, vestido con un lujoso traje Armani, en negro y azul, lucía su cabello rubio oscuro corto y lleno de canas, bien peinado, de rostro reacio, y sin algún tipo de arruga y unos ojos grises de un mirar serio, muy espeluznante que lograron hacerla sentir completamente indefensa.
— Buenos días, Selena. – saludó con una voz grave y autoritaria.
— Buenos días, padre. – murmuró ella con voz tensa, sus manos se cerraron en puños y frunció los labios para ocultar su temblor. Las comisuras de los labios de Robert se curvaron ligeramente hacia arriba en una especie de sonrisa cínica.
— Hace un par de días que el hijo problema de Anna y George regresó a la ciudad y en su honor han planeado un baile de máscaras que está pautado para esta noche. – hizo una pausa y la recorrió con la mirada. – Hemos sido invitados y he decidido que asistiremos, esta vez. – se levantó de donde estaba y caminó hacia la puerta de la habitación, se detuvo a su paso. – El baile es a las ocho, enviaré una limosina por ti a las siete y treinta en punto. – susurró inclinándose cada vez más sobre su oído, Selena sintió ese típico y repulsivo escalofrío que le recorría todo el cuerpo cada vez que lo tenía cerca de ella. – Dile a Laura que te ayude con lo que necesites. – y sin más que agregar a la conversación Robert siguió su camino y salió del cuarto con un portazo. Selena se quedó un par de minutos completamente en blanco. ¿Robert acababa de pedirle que asistiera con él a un evento? ¿en público? ¿O se había vuelto loco? Selena regresó a la realidad cuando escuchó la bocina de un auto sonar en la parte baja de la casa, corrió hacia la ventana y llegó justo a tiempo para ver a Robert saliendo en su Bugatti y perderse por el camino de graba que llevaba a la calle. Ahogó un suspiro y luego de contar mentalmente hasta diez, se alejó de la ventana y caminó hasta un par de puertas francesas blancas que estaban en una de las paredes de su cuarto, las abrió y se adentró en su inmenso armario. Sin darle mucha importancia a la cantidad de estantes vacios a su alrededor, tomó una de las cinco perchas más cercana y descolgó de ella la ropa que usaría esa mañana: su uniforme, el insípido y anticuado uniforme del instituto Sr. Morristown que consistía en una camisa de botones blanca, manga larga con el logo del instituto bordado al nivel del pecho en el lado izquierdo, unas cuantas tallas más grandes de la que ella debía utilizar; un chaleco de lana azul marino; una falda a cuadros escoceses, azules, rojos y negros, tan larga que llegaba unos dos o tres dedos más debajo de la rodilla; medias corte alto, blancas; bailarinas negras de taco medio, una corbata roja y una chaqueta negra que le quedaba enorme. Caminó hasta su tocador y arregló su larga melena rubia en una coleta de caballo alta, un tanto desprolija que dejaba caer unos que otros mechones de cabellos sobre su rostro, cubrió sus golpes y ojeras con una fina capa de maquillaje, tomó su bolso y su teléfono y bajó hasta la cocina. Al entrar en aquel gran espacio, moderno y de una escala monocromática, se encontró con Laura, una mujer de unos cincuenta y cinco años, rolliza y de cabellos canosos, de mal carácter, mezquina y odiosa.
— Buenos días Srta. Lightwood. ¿Desea algo para desayunar? – preguntó la mujer sin siquiera dedicarle una mirada, Selena hizo una mueca y tomó una manzana de la mesada.
— Buenos días para ti también Laura.- puntualizó la chica en tono monótono. – No gracias, no tengo hambre además voy tarde. – se excusó y caminó hacia la puerta que daba al estacionamiento subterráneo de la casa.
— ¿No tomará el autobús hoy, señorita? – preguntó justo cuando Selena estaba a punto de desaparecer por la puerta, la rubia se detuvo y se giró ligeramente hacia a ella.
— No. – dijo encogiéndose de hombros. – ¿Por qué irme en autobús si allá abajo hay una colección de autos a mi nombre esperando a ser usados? – preguntó con un toque de ironía. Laura se encogió de hombros e hizo una mueca.
— Discúlpeme, señorita. Como usted no acostumbra a… - Selena la cortó con un gesto de mano que le restaba importancia a su anterior comentario. – Su padre me han informado respecto a un baile que tendrá lugar esta noche, me ha pedido que la ayude ¿qué es lo que va a necesitar, señorita? – preguntó la mujer en un tono dulzón que le dieron nauseas a Selena.
— No necesito nada Laura. Iré yo misma esta tarde a comprar algo acorde con la magnitud del evento. Muchas gracias. – sin nada más que agregar y sin tener ganas de escuchar la réplica a aquella aclaración, Selena se aventuró al estacionamiento, encendió las luces del lugar revelando la gran colección de autos últimos modelos aparcados en el lugar, una pequeña sonrisilla se le dibujó en el rostro y tomando una de las tantas llaves al azar, terminó por montarse en un Ferrari rojo digno de una persona de su estatus social; arrancó el coche y partió hacia el instituto Sr. Morristown, el mejor instituto de la ciudad, una completa pesadilla a decir verdad.
Selena ingresó al estacionamiento privado, único para estudiantes y buscó un lugar en donde estacionarse, se apeó del auto y caminó tranquilamente hacía el gran edificio de unas cuatro plantas que se cernía imponente y majestuoso justo en frente de sus narices, ese era el edificio principal del Instituto Sr. Morristown, uno de los cuatro que formaban la estructura principal del Morristown, en él se encontraban la cafetería, las oficinas administrativas y directivas, el departamento de evaluación, las oficinas de los profesores, salas de detenciones, entre otras, detrás de ese se encontraban otros tres edificios más, de casi igual tamaño, uno para los estudiantes de cursos básicos, otro para los de curso medio y otro para los estudiantes de cursos superiores, eso sin contar las grandes áreas verdes a sus alrededores, ni las canchas de futbol, croquet, basquetbol, atletismo, waterpolo y voleibol, además de contar con piscinas olímpicas, dos gimnasios, uno para el equipo de gimnasia y otro para el equipo de lucha. Además de contar con una gran biblioteca, sala de computación, un gigantesco auditorio, y un estacionamiento privado único para profesores.
La rubia dejó caer su bolso justo al lado de la mesa en la que se había sentado y esperó tranquilamente a que tanto el profesor como sus demás compañeros abordaran el aula. A medida que los minutos pasaban sus compañeros iban llegando, y toda la rutina de años anteriores se repetía, las chicas se reencontraban y chillaban, los chicos hablaban de las chicas en su propio grupo, los nerds sentándose al frente de la clase, los chicos problemas sentándose a lo último del salón… sí, nada había cambiado. Entonces, porqué tenía ese presentimiento de que miles de problemas se le avecinaban.
— Buenos días clase. – la voz del profesor la sacó de sus cavilaciones, el Profesor Claus, un hombre sesentón de cabellos canosos y rostro gruñón, era uno de los profesores más temidos de todo el instituto.
— Buenos días Sr. Claus.- respondieron todos a coro, el hombre hizo una mueca de fastidio.
— Como todos saben este año es su último año en esta prestigiosa institución.- se escuchó los abucheos de victoria por parte del alumnado, el hombre rodó los ojos. – Y aunque nuestra política prohíbe la admisión de nuevos estudiantes en los cursos superiores el director me ha pedido informarles que para este año se han matriculado tres nuevos alumnos. – la atmósfera se tensó y se llenó de expectativas, altas expectativas, todos estaban emocionados, ansiosos, todos menos Selena, ella estaba un poco frustrada, jamás aceptaban a nuevos alumnos en los cursos superiores, mucho menos en el último curso, ¡nunca! ¿Por qué ahora? – Así que espero que sepan darle la bienvenida a sus nuevos compañeros y…- unos golpes en la puerta del salón interrumpieron el discurso del Sr. Claus, quien con el ceño ligeramente fruncido caminó hasta esta y la abrió.
— Buenos días, profesor. Lamento interrumpir su clase. – se excusó una voz femenina que se le hizo endemoniadamente familiar. – Pero soy nueva y estoy un poco perdida, ¿podría por favor decirme donde queda la clase del Sr. Claus? – Selena estiró el cuello y trato de ver a la chica parada en frente del profesor, pero se encontraba muy atrás en el salón y las cabezas de sus demás compañeros le estorbaban.
— Buenos días señorita…- el profesor calló un momento esperando a que ella terminara por él.
— Johnson. – respondió la chica y a Selena ya no le quedaba ninguna duda de quién era la chica, la conocía y el simple hecho de que ella estuviese ahí significaba una única cosa: problemas y más problemas.
— Bueno, señorita Johnson al parecer a podido llegar a su destino por su propia cuenta, y con…- el profesor hizo una mueca y miró su reloj.- Quince minutos de retraso, lo cual es inaceptable siendo su primer día y mucho menos si no lleva el uniforme reglamentario. – gruñó el Sr. Claus.
— Oh, lo siento… lamento el retraso pero es que este lugar es enorme y me tarde un poco en encontrar la oficina del director, y con respecto al uniforme ya hablé de eso con el Sr. Feelswing y me dio esto. – dijo la chica tendiéndole un papel al profesor. – Tanto por el retraso como por el uniforme. – murmuró ella, y Selena se la podía imaginar claramente soltando un hartada de insultos hacía el Sr. Claus en su mente.
— Ya veo…- siseó el profesor mientras leía la nota, alzó sus ojos hacía ella y después se giró hacia la clase, tomando puesto en frente de todos. – Señores, denle la bienvenida a su nueva compañera de clases la señorita Johnson. Señorita Johnson, pase y preséntese ante la clase. – ordenó el Sr. Claus caminando hacía su escritorio. Pocos segundos después una chica traspasó el umbral de la puerta y se paró justo en frente de todos. Los murmullos no se hicieron esperar, todos estaban impresionados e indignados seguramente. Selena hizo una mueca y suspiró.
— Hola… Soy Happines Johnson, tengo dieciocho años, soy de aquí y estoy aquí por una beca. – sonrió mordaz y paseó sus ojos por todo el lugar hasta que esto chocaron con los azules de la rubia, su sonrisa se ensancho y Selena la fulminó con la mirada, solo Happines podía resaltar tanto entre la multitud y sentirse tan cómoda, y es que su amiga desentonaba por completo en aquel lugar, con sus cabellos oscuros recogidos en una coleta de caballo desprolija, su tez morena, sus cejas gruesas y definidas, con un piercing en la ceja derecha, nariz respingona, pequeña, labios carnosos gruesos y pintados de un rojo opaco, un par de argollas gigantes colgaban de sus orejas. Vestida con un top crop tipo corsé negro, que le llegaba hasta las costillas y dejaba al descubierto la piel tatuada casi por completo de sus brazos y parte de su abdomen, unos jeans oscuros, rasgados, y algo desteñidos que se ajustaban a la perfección a sus torneadas y largas piernas. Su mochila de cuero negro llena de chapas de bandas colgaba de su hombro derecho y en su brazo izquierdo sujetaba su chaqueta de cuero. Sí, ella daba la impresión de no ser la mejor estudiante, ni la mejor chica, ni la mejor o más responsable persona, de hecho era una de esas chicas a la cual a simple vista catalogarías como un problema o de mala vida. Happines se sentó justo detrás de Selena, y pese a los esfuerzos de la rubia por ignorar su presencia, no se pudo resistir y entonces se vio obligada a preguntar:
— ¿Qué diablos haces aquí Happy? – gruñó lo suficientemente alto como para que solo la morena pudiese escucharle.
— Ya decía yo que te habías tardado mucho en reprocharme. – se mofó la susodicha, Selena resopló. – Eres tan predecible. Sólo logré conseguir una beca y ya. – se excusó y Selena apretó los puños.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? – riñó, girándose ligeramente a verla. Happy se encogió de hombros.
— ¿Habría habido alguna diferencia? No lo creo. – la morena hizo una mueca. – Te hubiese dicho o no igual te hubieses molestado tal cual como lo estás ahorita. – puntualizó y antes de que Selena pudiese refutarle algo, en lo más mínimo, la voz del profesor las interrumpió.
— Señorita Lightwood, señorita Johnson ¿algo que quieran compartir con la clase? - rezongó el Sr. Claus con el entrecejo fruncido, ambas chicas le miraron y negaron con la cabeza, el hombre les dio una mirada de advertencia y siguió su clase.
— ¡Oh, genial!, no has estado ni dos horas aquí y ya haces que nos reprendan. – bramó Selena y la morena se limitó a soltar una pequeña risita.
— Querida Selena, mejor dile adiós a tu record de cero detenciones. – el tono burlón y extremadamente dulzón que utilizó su amiga para aquella acotación la hizo querer golpearla fuertemente en la cara, sin embargo Selena se resistió al impulso y en cambio respondió:
— Tenerte aquí será un verdadero dolor de cabeza. – suspiró. – Trata de no causar muchos problemas… Bienvenida al Sr. Morristown – terminó con una media sonrisa que su amiga le devolvió gustosamente.
Las horas corrieron lenta y tortuosamente para la rubia que había estado cambiando de clase en clase según lo que horario le indicaba, para su suerte o su muy mala suerte, dependiendo de cómo quieran verlo, no le habían tocado más clases con Happines por lo que había podido estar mediamente tranquila en lo que llevaba de mañana. Era la hora del almuerzo y como todos los días la cafetería se encontraba abarrotada de estudiantes, unos comprando comida, otros comiendo, otros sentados en sus mesas con sus habituales grupos, hablando de quien sabe qué.
Era muy sencillo como era la pirámide social en el Morristown, con solo entrar a la cafetería podías darte cuenta de que los reyes, en lo más alto de la pirámide era los del equipo de croquet y soccer (eternos enemigos), pues eran los que se sentaban al centro de todo el lugar en las cuatro mesas más grandes, rodeándose así de los grupos siguientes, como lo eran las animadoras y las chicas del equipo de gimnasia, después le seguían los de los demás equipo deportivos y después los que se dedicaban al área artística, los que apenas aprobaban las materia y se la vivían en problemas, y por ultimo en lo más bajo los nerds, los come libros, las ratas de bibliotecas, ellos estaban por allá sentados al final de aquel gran lugar donde la luz que entraba de los enormes ventanales no alcanzaba a llegar. No obstante había una mesa, una única mesa, a tan solo unas tres mesas de las de los equipo de soccer y croquet en la cual no se sentaba nadie, nadie salvo ella, esa era su mesa.
Selena caminó a paso perezoso hasta su lugar después de haber comprado su bandeja de almuerzo, sumida en sus cavilaciones no se dio cuenta del pie extendido al frente suyo con todas las intenciones de hacerla caer, tropezó con él y se precipitó al suelo embarrando todo el contenido de su bandeja sobre sí misma, las risas no se hicieron esperar.
— Torpe, torpe, torpe. Torpe Lightwood. – se burló Kyle, el capitán del equipo de soccer, un chico alto, rubio y bien parecido. – Deberías tener más cuidado niña. Podrías lastimar alguien. – mofó, Selena se levantó como pudo pero no duró mucho tiempo de pie pues unos pocos segundos después una de las chicas del escuadrón de animadoras la obligó a caer de nuevo.
— Quédate ahí. Ese es tu lugar. - chasqueó la pelirroja con voz chillona, Selena alzó su mirada justo a tiempo para ver como Happines vertía el contenido de su malteada sobre la chica.
— Y el tuyo es con las perras desesperadas y descerebradas, con falta de personalidad, ética y dignidad. – escupió la morena, al mismo tiempo que la pelirroja chillaba, Happy se acercó hacía Selena y la ayudó a levantarse, todo se había quedado en silencio.
— ¿Qué diablos Happy? – frunció los labios la rubia, la morena le dedico una mirada fulminante.
— Jamás dejas que nadie te humille cuando estás con nosotros. ¿Por qué no eres así aquí? – le espetó la morena en tono molesto lo suficientemente fuerte para que solamente ella pudiera escucharle, estaban paradas la una al lado de la otra.
— ¿Quién eres? – Kyle se levantó de su asiento quedando a un paso de distancia de la morena, con una postura intimidante y una mirada impasible que congelaría a cualquiera, a cualquiera que no fuese Happines o Selena.
— ¿Importa? – preguntó la morena con un deje de fastidio.
— Debes ser nueva. Te explicaré algo niñita.- Kyle se acercó un paso más hacia ellas, Selena tiró del brazo de la morena haciéndola retroceder, por su propio bien, ella no quería problemas. – Aquí si hago una pregunta más vale que la respondas o sino… - la amenaza del chico se quedó a medias pues un chico alto, moreno y de ojos cafés le interrumpió.
— ¿Ahora amenazas a chicas? – preguntó con el ceño fruncido.
— Dylan… - susurró Selena frunciendo los labios, ¿es que acaso los problemas no pensaban dejarla tranquila hoy? El moreno le dedicó una dulce mirada.
— Cómo ellas no te hacen caso ahora no te queda más que amenazarlas, que triste ha de ser eso. – risas, pequeñas y casi inaudibles pero aun así presentes, risas hicieron que Kyle enrojeciera de cólera.
— ¿Y tú qué Rupert? ¿Ahora defiendes a los adefesios? – Los puños de Selena se apretaron y miró al muchacho con desaprobación, para después darle una pequeña mirada a su mejor amiga quien también miraba a Dylan de la misma manera que ella, nadie quería empezar una pelea el primer día de clases, pero por cómo iban las cosas esta no parecía estar muy lejos, pues ya cada respectivo equipo se estaba agrupando detrás de su respectivo capitán, porque sí, Dylan era el capitán del equipo de croquet.
— No, no te estoy defendiendo a ti. – contraatacó el muchacho y los puños de Kyle se apretaron más.
— Esto es todo Rupert. – y cuando creyeron que la pelea iba a iniciar uno de los chicos del equipo de soccer contuvo a Kyle. Luke Kingston.
— Kyle, no seas estúpido estás bajo amenaza, no puedes comenzar el año así o te sacaran del equipo. – el castaño habló con la verdad pero todo el mundo sabía que eso era únicamente una vil excusa para proteger a Dylan, que era uno de sus mejores amigos.
— Kingston, siempre del lado contrario, ¿no? A veces me pregunto porque sigues en mi equipo. – gruñó Kyle soltándose de su agarre, Luke hizo una mueca, el rubio se volteó a ver a Dylan. – Esto no se queda así Rupert.- lo apuntó con el dedo amenazante, el moreno se encogió de hombro con fastidio. Él no era un chico peleonero pero ya estaba cansado de Kyle, y de cómo trataba a todos los demás. El rubio se giro hacia ellas y apuntó a la morena. – Ni creas que me he olvidado de ti… o de ti. – dijo después de señalar a la morena y paso su atención a Selena, quien en lugar de esconderse como un ratoncito asustado, como solía hacer, se quedó ahí bien parada sobre sus pies y lo desafió con la mirada. Luego de un par de segundos y después de que Kyle dejó la habitación todo volvió a la normalidad, entre lo que cabía pues nada de lo que había sucedido segundos atrás había sido normal, ese episodio rompía la rutina en la cual Selena era fiel victima de los ataques de Kyle y Ámbar y nadie se atrevía a intervenir, hasta ahora.
Selena se dejó caer en su silla con pesadez y no dijo absolutamente nada cuando Happines y Dylan se sentaron con ella. Ambos chicos comieron tranquilamente como si nada de lo anterior hubiese sucedido, hablaban entre ellos y se reían como los amigos que eran, pero Selena no podía, esto era más de lo que ella podía procesar en una mañana y ellos lo sabían por eso ninguno de los dos había hecho gran énfasis en que ella hablara o interviniera en la conversación.
— ¡¿Es que acaso soy la única que se ha dado cuenta de que medio mundo nos está mirando?! – siseó ella tensa mirando a su alrededor como sus demás compañeros fijaban su vista en ellos.
— No les prestes atención Sel, se acostumbrarán. – habló Happines encogiéndose de hombros, la rubia la fulminó con la mirada.
— Si se te va hacer costumbre crear una casi pelea en cada almuerzo, creo que preferiría saltármelo entonces. – bufó la rubia y Dylan rió por lo bajo. – Y tú de qué te ríes Rupert, de pronto me crecieron monos en la cara o qué. – gruñó de mal humor, Dylan alzó sus ojos mieles hacia ella y le sonrió dulcemente.
— Quieta, cariño. Solo es divertido verte enojada. Hace mucho que no te veía tan fuera de tu zona de confort. – se burló el chico, Selena tomó un puñado de las papas de Happines y se las lanzó directo a la cara. Él rió.
— Idiota. – siseó ella, y él se encogió de hombros.
— Aún así me amas y lo sabes. – le guiñó un ojo y la rubia se limitó a rodar los ojos.
— No tienes remedio Dylan. – suspiró la chica y terminó por regalarle una media sonrisa a su mejor amigo.
Selena salió de su última clase arrastrando los pies, sintiéndose completamente agotada, le dolía la cabeza, seguro por la falta de alimento pero no le dio importancia, ya había terminado la jornada estudiantil, un día de locos era el que le había tocado hasta ahora y lo que le faltaba pues mientras guardaba sus cosas en su casillero recordó el baile del que Robert le había hablado y se acordó que tenía que buscar un vestido para ello. ¡Vaya que iba a ser una larga tarde!
— ¡Hey!- Dylan se materializó a su lado provocándole un gran susto a la rubia. Sonrió. – ¿Estás bien? – preguntó al notar lo pálida que la chica estaba, Selena hizo una pequeña mueca y se encogió de hombros.
— Bien, sí. – suspiró ella. – Dyl, no me mal entiendas pero esto… Esto es raro. – susurró ella bajando la mirada, y esta vez el que hizo una mueca fue él.
— Selena tarde o temprano iba a pasar, yo preferí que fuese tarde y me arrepiento por ello. – confesó y la tomó del mentón con delicadeza haciendo que lo mirara. – Eres muy importante para mí, lo sabes eres más que una simple amiga, tú y Happy y no pienso permitir que las lastimen, no más… en especial a ti. – susurró él y la abrazó, Selena reprimió la ganas enormes de llorar y aceptó el abrazo de su amigo. Se separaron después de unos minutos y Dylan la miró.
— Ahora, dime ¿qué es lo que en realidad te mortifica? – preguntó y ella hizo una mueca.
— Tengo que comprar un vestido para el baile de los Cox. – hizo una mueca de horror y el moreno rió.
— ¡Qué tortura! – se burló, la rubia le golpeo el brazo.
— Es enserio Dylan, no me gusta ir de compras lo sabes. – se quejó ella.
— ¿Qué Laura no siempre se encarga de eso? – cuestionó el muchacho y Selena gruñó.
— Sí, pero esta vez no quise que me ayudara, es que no la soporto. – masculló y el morocho soltó una sonora carcajada que llamó la atención de varios que pasaban a su alrededor, Selena le dio un pequeño golpe, él se quejó.
— Vale, ya no me rio. – hizo un puchero. – Pero si te hace sentir mejor puedo ir contigo y ayudarte, al fin de cuentas, yo también fui invitado al baile. – sonrió y ella hizo una mueca.
— ¿Podemos pasar por tu casa antes de ir de compras? – preguntó ella y él asintió.
— Seguro puedes cambiarte allá y dejar tu auto, iremos en mi camioneta. – sonrió él y ella asintió.
bomb.
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Almos. escribió:
▲ Nombre: Julian Stone|Juddie Lancaster|Dylan While|Nieves McDonalds.
▲ Rol: Guitarrista 2{Banda 2| Guitarrista y Vocalista, Baterista {Banda 4|Fanatica.
▲ Representante: Cara Delevingne, Julie Kennedy, Michael Clifford y Adré Hamann.
▲ Influencias: Papa Roach, Epica, The Pretty Reckless.
▲ Escritos (Máx 2):[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
You're Rolling Like a Stone
*O* Owww Querida mía. Déjame decirte que amé la fic de Michael C. No sé, la trama el diálogo y los giros de la trama son hermosos *o* Tienes una redacción hermosa, ten en cuenta que te comes algunas letras, nada importante, pero es que soy retrasada(? c: Besos.
Invitado
Invitado
Re: The Rock's Worldwide | Audiciones Abiertas
Inhale escribió:Almos. escribió:
▲ Nombre: Julian Stone|Juddie Lancaster|Dylan While|Nieves McDonalds.
▲ Rol: Guitarrista 2{Banda 2| Guitarrista y Vocalista, Baterista {Banda 4|Fanatica.
▲ Representante: Cara Delevingne, Julie Kennedy, Michael Clifford y Adré Hamann.
▲ Influencias: Papa Roach, Epica, The Pretty Reckless.
▲ Escritos (Máx 2):[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] You're Rolling Like a Stone
*O* Owww Querida mía. Déjame decirte que amé la fic de Michael C. No sé, la trama el diálogo y los giros de la trama son hermosos *o* Tienes una redacción hermosa, ten en cuenta que te comes algunas letras, nada importante, pero es que soy retrasada(? c: Besos.
Sí, a veces me pasa y por alguna razón mi autocorrector no me lo señala y entonces no me doy cuenta ._. Me alegro mucho que te haya gustado, a mí esta idea me ha fascinado, so... Espero anciosa los resultados c:
bomb.
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