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Where You Stand
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Where You Stand
- Ficha:
Ficha» Nombre: Where You Stand.
» Autor: Edith.
» Adaptación: Sí, una vieja novela de mi autoría.
» Género: Romance, drama.
» Advertencias: Algunas malas palabras.
» Otras páginas: Nope
By: αngel.
Where You Stand
En donde sea que estés, en donde sea que esté yo, no importa si estamos juntos o no, no me importará si me amas o no; yo cuidaré de ti.
Te voy a amar siempre cariño, así como lo he hecho desde que era sólo un niño.
Te prometo nunca olvidar tu esencia, ni la frescura de tu risa.
Amaré todo de ti y tus defectos más que nada.
No olvides, mi amor, en dónde sea que estés, mi amor será tuyo.
Te voy a amar siempre cariño, así como lo he hecho desde que era sólo un niño.
Te prometo nunca olvidar tu esencia, ni la frescura de tu risa.
Amaré todo de ti y tus defectos más que nada.
No olvides, mi amor, en dónde sea que estés, mi amor será tuyo.
Última edición por Eddie el Sáb 01 Ago 2015, 9:00 pm, editado 7 veces
Eddie
Re: Where You Stand
¡Hola! ¿Qué hay?
Sí, yo otra vez.
Para las que quizá no me conocen soy Edith pero pueden llamarme Eddie.
Esta historia es una adaptación de una vieja fic que hice hace dos años, la cual terminó este febrero que acaba de pasar.
Les dije a mis lectoras que la volvería a reescribir alguna vez ¡y heme aquí! Me animé a hacerlo porque conocí a una pareja que me inspiró.
Ya sé que quizá diran: "mejor que se ponga a terminar las otras fanfics que tiene..." Pero ¿qué puedo decir? Inicié el tema porque siento que no sé... mi tiempo en el foro es limitado (ya saben, esa nostalgia cuando te das cuenta que el ciclo se ha cerrado y todo) así que quizá este sea mi último tema aquí.
Esta historia en lo personal a mí me encanta. Afiné detalles, la haré más corta y espero que alguien se animé a acompañarme en este trayecto.
¡Mil gracias por leer!
Sí, yo otra vez.
Para las que quizá no me conocen soy Edith pero pueden llamarme Eddie.
Esta historia es una adaptación de una vieja fic que hice hace dos años, la cual terminó este febrero que acaba de pasar.
Les dije a mis lectoras que la volvería a reescribir alguna vez ¡y heme aquí! Me animé a hacerlo porque conocí a una pareja que me inspiró.
Ya sé que quizá diran: "mejor que se ponga a terminar las otras fanfics que tiene..." Pero ¿qué puedo decir? Inicié el tema porque siento que no sé... mi tiempo en el foro es limitado (ya saben, esa nostalgia cuando te das cuenta que el ciclo se ha cerrado y todo) así que quizá este sea mi último tema aquí.
Esta historia en lo personal a mí me encanta. Afiné detalles, la haré más corta y espero que alguien se animé a acompañarme en este trayecto.
¡Mil gracias por leer!
Eddie
Re: Where You Stand
.
Nueva lectora. Creo que ya había comenzado a leer tu novela antes pero, como no tenía una cuenta en el foro y fue hace como dos años, perdí el link y no la terminé (?) En fin, eso no importa. Espero que la actualices pronto. ¡Saludos!
P.S. me encanta tu firma
P.S. me encanta tu firma
Última edición por sangster. el Miér 12 Nov 2014, 12:52 pm, editado 7 veces
Invitado
Invitado
Re: Where You Stand
Prefacio
Mi época favorita siempre ha sido el verano, he amado ver las olas del mar cesar ante la arena cada año cuando llega esta estación desde que tengo memoria. Las alegres playas de Francia siempre han sido mi lugar favorito.
Sin embargo, tarde o temprano el destino viene a tocar a tu puerta cuando menos te lo esperas, en las circunstancias menos adecuadas, con los pretextos más ilógicos. No soy una persona que crea en las casualidades, al contrario, yo creo que todo sucede por alguna razón.
Aquella tarde de verano, mientras reposaba en la arena bajo el azulado e intenso cielo francés, vino el destino por mí. Y aparentemente de la nada, dos días después me encontraba parada sobre suelo inglés mientras un cielo menos intenso se alzaba sobre mi cabeza.
Ocurrió que mis padres se divorciarían porque su matrimonio ya no funcionaba, la verdad resultó que mi papá se había enamorado de alguien más y que a mi mamá todo le parecía rutinario y aburrido… Me consideré lo suficientemente madura como para tomar una decisión: Alejarme del problema.
Anticipé los planes que había armado por meses, volaría a Londres para ingresar a la Universidad de Oxford en septiembre, entonces me independizaría y viviría sola. No todo resulto de acuerdo a lo planeado, no viví sola, viví con una familia que era íntima amiga de la mía… Los conocía desde hace años, desde bebé para ser exacta. Eran únicamente cuatro miembros –igual que en mi familia- Randall, Zelfa, Soumaya y Skandar, éstos últimos eran los hijos.
Soumaya, un amor de persona. Skandar, el típico malcriado consentido por ser el menor.
Sin mi hermano mayor, Max, no sé que haría en medio de todo este mar de tempestades. En cuanto se enteró, regresó de la Universidad de Nueva York para que ambos lidiáramos con la situación y no dejarme sola, vino a vivir con los Keynes y, de ser necesario está dispuesto a quedarse a estudiar en Inglaterra.
Con ilusiones rotas sobre la felicidad y los lazos de unión:
Sarah Brown.
Eddie
Re: Where You Stand
- Rebeca :):
- sangster. escribió:Nueva lectora.
Creo que ya habia comenzado a leer tu novela antes pero, como no tenía una cuenta en el foro y fue hace como dos años, perdí el link y no la terminé (?)
En fin, eso no importa.
Espero que la actualices pronto. ¡Saludos!
P.S. mi nombre es Rebeca y me encanta tu firma
¡Hola! ¡Bienvenida!
¿Sí? ¡Qué gusto! Well, el link se movió a la sección que le corresponde :) Pero me parece genial que estés en el proceso de edición de la novela. ¡Espero que te guste! Cambié algunas cosas, pero intenté mantener la misma trama.
Si hoy puedo, subiré todo lo que llevó escrito :3
¡Gracias! A mí también me encanta, creo que es notorio que estoy loca por Coldplay, jajajaja!
¡Un abrazo!
Eddie
Re: Where You Stand
Capitulo 01
Por -look-Luego de desistir de los cinco intentos que realicé por lograr conversar con mi novia Lily, tuve que obedecer a mi madre y dejar el teléfono celular a un lado. Centré la vista en mi plato que no me provoco ni el más mínimo apetito, entonces me animé a mirar a todos los presentes en la mesa. Max conversaba animadamente con mi padre, siempre conservando su buen parecido, sus ojos plateados lograban idiotizar a Soumaya –no despegaba su vista de él ni un segundo- mientras que mi mamá tenía sus ojos fijos en la chica que se encontraba al lado de Max, quién únicamente se limitaba a comer en silencio, sin demostrar ninguna expresión… pude deducir en un segundo que Sarah Brown era completamente diferente a su hermano, de vez en cuando se limitaba a sonreírle amigablemente a mi mamá pero parecía como si internamente se negará a pronunciar palabra alguna.
-Sarah, nena –susurró mi madre- ¿estás bien? –evidencio su preocupación.
-Es obvio que no –respondió la chica con toda naturalidad- estoy cansada y me frustra la situación de mis papás, es todo –completó sin inmutarse, logrando una mudez inmediata en toda la estancia.
Rápidamente Max se volvió para sujetar la mano de su hermana.
-Todo está bien, princesita –le dijo.
-Probablemente sí. Pero nada será igual –contestó la chica de las pupilas amieladas- quiero que estén juntos, Max.
-Cariño, a veces no todo resulta como queremos y lamentablemente…
-Lo sé, Zelfa. Tengo muy en claro que mis padres resultaron tener diferencias irreconciliables, sé que están tratando de arreglarse de la mejor manera en sus planes de divorcio por mí y por Max, ¿pero qué puedo decir? Para mí… para medio París eran el matrimonio perfecto. ¿Qué se puede esperar cuando algo así sucede? ¿Te das cuenta que mi familia fracasó? –Sarah Brown lucía tranquila, sus labios estaban llenos de razón.
-No lo veas así, ya verás que…
-No hay ninguna otra forma de verlo. Habrá que aceptarlo y salir adelante. Solo necesito tiempo para procesar todo esto, necesito espacio –volvió a interrumpir la menor de los Brown.
-Tienes todo mi apoyo, princesita –Sarah entrelazó fuertemente sus dedos con los de Max- estamos juntos en esto –sonrieron, dándose ánimos.
Honestamente, luego de parecerme impactante la actitud que adoptó Sarah Brown, me pareció una completa niña mimada que no era capaz de quedarse con lo que sentía para ella misma ¡oh, no! Solo abrió la boca para que mis padres sintieran compasión y siguieran consintiéndola a como ella estaba acostumbrada. Era evidente que el primero en mimarla era Max, el “princesita” solo confirmaba mis sospechas: era una completa malcriada a la que le cumplían hasta el más mínimo capricho.
Me puse de pie sin probar un bocado.
-Skandar –advirtió mi madre.
-No tengo hambre –anuncié.
No estaba dispuesto a seguir presenciando una escena donde la pequeña Sarah se hacía la víctima.
-Además, se me hace tarde para ver a Lily –me excuse.
-La ves mucho tiempo, muchas veces a la semana –intervino mi papá.
-No es verdad, no la veo tanto como quisiera. Aparte, es la fiesta de Oliver… tengo que ducharme, pasar por ella, no quiero que se me haga tarde.
-¿Oliver? –cuestiono Sou.
-Es su cumpleaños.
-¿Por qué no presentas a Max y a Sarah con tus amigos? Será bueno que hagan amistades lo más pronto posible –sugirió mi mamá.
Lo medité por medio segundo.
-Ah… claro. ¿Vienes Max? –no quería que fuera su hermana.
-¿Vienes princesita? –genial. La respuesta estaba en ella.
-No. Ve tú –quiso sonreírle, todo quedó en un intento fallido.
-Vamos, acompáñame. Me gustaría que estuvieras conmigo en la primera fiesta en Londres. Por favor ¿sí? –la observó enternecido. En lo que a mí respecta, la situación me estaba cansando- Por mí –agudizo ligeramente su voz.
-De acuerdo –accedió la chica.
-Bien, la fiesta empieza en dos horas –avisé- iré por mi novia y luego…
-¿Quieres mi auto, Max? –interfirió mi padre.
-Ah sí, creo que sería lo más prudente por los enamorados. Solo dame la dirección y ahí nos vemos –respondió Brown mirándome con seriedad.
-Perfecto. Iré a ducharme.
-Sería bueno que ustedes también comenzarán a alistarse –escuché a lo lejos la voz de mi mamá.
Subí los escalones de dos en dos con gran velocidad. Me deshice de la camiseta que llevaba puesta y leí el mensaje de Lily.
Me di una rápida ducha, al salir me coloqué unos jeans de mezclilla negra en combinación con la camisa celeste que abotoné en un santiamén. Estaba irresistiblemente listo.
Quince minutos después, salí de mi habitación dispuesto a ir a la casa de mi novia para esperarla el tiempo que fuera necesario, las mujeres siempre requieren más tiempo en su arreglo personal. Caminaba por el corredor cuando casi tropiezo con la mimada número uno, estaba exactamente igual que hace una hora a excepción de su cabellera, la cual estaba suelta y esponjada.
-¿Piensas irte así? –le pregunté sin antes pensar lo brusco que sonó.
-Sí –se encogió de hombros- por supuesto que no –aclaró- no sé cómo se supone que debo de ir, ¿casual?
Me esforcé en no rodar los ojos.
-Oliver ama celebrar su cumpleaños en grande. Las chicas llevan vestidos, brillos, lentejuelas, yo que sé…
-Bien –contestó dudosa. Se dio la vuelta y se fue sin decir más.
Un rato después, Lily confirmo mi explicación: ataviada en un ajustado vestido rojo carmesí fue el centro de atención cuando llegó de mi brazo.
El siguiente centro de atención se divido en dos: una elegante pareja cruzó la entrada sonriendo a todo el mundo como si se conocieran de toda la vida, un chico de ojos metálicos vestido con una camisa negra robaba los suspiros de la mayoría de las presentes mientras que su compañera, luciendo un vestido azul marino se ganó la simpatía de los chicos solteros.
-No entiendo que le ven –se quejó Lily.
No le contesté. No estaba dispuesto a ser una especie de intermediario entre los celos repentinos de mi novia y la sorprendente amabilidad que estaba demostrando Sarah Brown, quien no parecía ser la misma chica con la que compartí la comida esta tarde y mucho menos, la muchacha cuya melena esponjada no sabía que atuendo elegir.
Agité mi mano sin exagerar logrando captar la atención de Max. Rápidamente, los recién llegados caminaron a donde estábamos Lily y yo.
-¿Se conocen? –cuestiono mi pareja confusa, tratando de disimular su disgusto hacia la chica de brillantes pupilas miel.
-Sí. Lily, él es Max, mi mejor amigo de la infancia –los presenté.
-Un placer –mi chica, la bella rubia, se mostró encantada al estrechar manos.
-Y ella es Sarah, su hermana –La menor de los Brown no pudo evitar mostrarse irónica apenas escuchó mi manera de presentarla.
-Lilian Webber, encantada –la de melena dorada sonrío desdeñosa.
-Sarah Brown, igualmente –a diferencia de su hermano, Sarah no extendió su mano para saludar a Lily, únicamente le demostró superficialidad y le obsequió otra sonrisa arrogante.
-¡Skandar! –Oliver, el festejado, llegó en el momento oportuno evitando la incomodidad de la obvia rivalidad que se acababa de formar en las dos chicas.
-Feliz cumpleaños –le dijo Lilian.
-¡Lily, precio…! ¡Pero que hermosura hay por aquí! –exclamó exagerado mientras observaba a Sarah.
-Oye –interfirió Max a modo de sobre protección.
Presenté nuevamente a los hermanos Brown, Oliver estaba encantado con la belleza de Sarah y con el humor de Max, a tal grado que me felicitó repetidas veces por haberlos llevado a su fiesta. En cambio, el disgusto de Lily se acrecentaba cada vez más, evidentemente no ayudó para nada cuando le dije que los radiantes hermanos se quedarían en mi casa por un largo tiempo.
-Lils, no te enojes. No es para tanto –quise tranquilizarla una vez que decidimos ir a la terraza.
-¡Cómo no quieres que me enoje! ¡Ya la viste! ¡Es una zorra! –gritaba escandalosamente.
-¡Lilian! –Si continuaba así, terminaría agotando mi paciencia- no puedes decir eso, ni siquiera la conoces, además… ¡no! Es ilógico suponer que yo… Lilian, Sarah Brown no es mi tipo. Yo te quiero a ti –fue lo más coherente que se me ocurrió decirle en aquellos momentos- No tienes por qué estar celosa.
Sin necesidad de decir más, Lily se lanzó a mis brazos para darme un largo y desesperado beso, situación que se repitió varias ocasiones.
No queriendo usar nada extravagante, encontré entre mis maletas un femenino vestido dividido en dos colores por medio de una cinta de pedrería dorada ubicada en la cintura, a partir de ahí la tela color azul marino caía ligeramente hasta poco antes de las rodillas, mientras que en la parte superior el color perla combinaba a la perfección con el escote de un solo hombro. Sería la segunda vez que lo usaría, la primera ocasión fue mi aliado magistral para brillar en la fiesta de cumpleaños de mi entonces novio.
Gaspard.
Dispuesta a no rememorar recuerdos que me pondrían sentimental, me puse los tacones en color nude y tomé el clutch azul que hacía juego con mi atuendo. Salí de la habitación, bajé las escaleras y me encontré a Max esperándome en uno de los sofás de la sala.
-¡Al fin! –dijo exagerado.
-Ayúdame –extendí mi brazo izquierdo mientras le entregaba un brazalete en color oro para que me lo pusiera alrededor de la muñeca.
-Princesita –dijo mientras atoraba la joya- ¿estás segura de que no prefieres ir en jeans y sudadera?
Me reí al escucharlo.
-Max, el vestido no es tan revelador, es perfecto.
-No es el vestido, es que luces preciosa en él e independientemente de si es o no revelador sé que…
-Relájate. Tú estarás ahí para cuidarme –lo interrumpí- y yo te cuidaré a ti.
-No me gusta que crezcas –lo abracé al escucharlo.
-Te quiero mucho, Max.
Veinte minutos después, nos encontrábamos entrando a la fiesta del amigo de Skandar. Como es lo habitual, las chicas no despegaron sus ojos de mi hermano por ningún segundo. Posteriormente, caminamos hacia donde se encontraba Skandar con su flamantísima novia: una antipática rubia enfundada en un llamativo vestido escarlata saturado de pedrería plateada en la parte superior, ajustado a la mitad de los muslos mientras un tono carmesí resaltaba sus labios, los cuales se curvearon de mala manera al verme llegar. Se portó encantadora con Max pero no conmigo.
Al cabo de un rato, la pareja de novios se fue a quién sabe dónde; en tanto, el chico de los ojos plateados hizo lo suyo socializando con medio mundo y, por ende yo también tuve que hacer amistades con las personas que me resultaban agradables. Al tiempo que hablaba con una chica de nombre Jane, volví a ver a Lilian y a Skandar dándose desesperados besos de varios minutos en un lugar algo alejado sin tantas personas.
-¿Te recuerda a alguien en especial? –me preguntó Jane al ver que mi atención se centró en la rubia y el castaño.
-¿Eso? –Los señale con una mirada nauseabunda- ¡para nada! –Al terminar la frase, me uní a las risas de la amigable cobriza- se quieren comer –exageré mi sorpresa.
-Skan me cae bien. Lilian, en cambio, es una perra –se limitó a comentar.
No pude evitar soltar una carcajada, fue lo único en lo que pensé apenas la vi.
-Siempre creyéndose la gran cosa, piensa que está por encima de todos. No sé por qué Keynes está con ella… –volteó los ojos.
-En fin, es su asunto, no nuestro –finalicé el tema.
Poco tiempo después, vi a Max conversando con Soumaya –lo cual me sorprendió porque ella me dijo que no vendría- Jane fue a bailar con su enamorado y yo me quedé sola, sin ganas de seguir conociendo gente. Repentinamente, un chico de estatura media, cabello rubio cobrizo y ojos azules se acercó a mí.
-Sarah, ¿cierto? –sonrío.
-Sí –respondí con expresión seria.
-Soy Charlie, Charles pero todos me dicen Charlie –se sentó a mi lado.
-Mucho gusto, Charlie –suavicé mis facciones al notar su amabilidad recordando que se llamaba igual que uno de los personajes de mi libro favorito.
-Eres muy linda, Sarah. En realidad eres hermosa –fingí que no me sobresaltó su atrevimiento.
-Gracias –fruncí el entrecejo.
-Y dime, ¿tienes novio? ¿Sales con alguien? ¿Te digo algo? Lilian es muy guapa, pero conociéndote desde antes, yo creo que Keynes es un idiota.
-Ah, no, no tengo novio –era la verdad, estaba soltera desde hace medio año- tampoco salgo con alguien, soy recién llegada ¿recuerdas?
-Genial –desplegó una sonrisa de satisfacción- ¿quieres bailar?
-No, gracias. Los tacones están matándome –lo único que quería era que me dejará en paz.
-¿Quieres tomar aire? –insistió.
-No. Estoy bien –volví a negarme.
-Solo unos minutos, no puedes negar que el ambiente está algo cargado.
Era cierto, olía a humanidad a alcohol y a cigarrillos.
-Es verdad, que asco –me puse de pie.
El chico caminaba detrás de mí mientras salíamos a la terraza donde no había nadie, todo sucedía adentro entre la masa de gente, la música ensordecedora y la poca luz del lugar. Era ilógico, al menos los fumadores tendrían que estar afuera.
-Entonces no sales con nadie…
-No Charles, no salgo con nadie –repetí sulfurada.
-Es una lástima. ¿Quieres salir conmigo? Podríamos ser lo que tú quieras, preciosa –por alguna razón, el tono con lo que pronunció lo último me dejó una ligera sensación de repulsión.
-¿Qué tal si me dejas en paz? –lo miré a la cara, dedicándole una mueca de fastidio.
-No lo creo. Me gustas, Sarah Brown, desde que te vi entrar –se acercó unos pasos más a mí, lo suficiente como para acariciarme el hombro.
-Déjame en paz –retrocedí.
-Oh, no linda. Eso jamás, no descansaré hasta que seas mía –me llené de miedo al escucharlo decir aquello.
-¡Jodéte! –estaba asustada.
-Nadie te escuchará –me sujetó con fuerza de la muñeca.
-¡Suéltame! –entré en pánico.
«¡Max!, ¡Dios mío Max! ¡¿Dónde estás?!»
-Charlie, déjala –dijo una imponente voz masculina.
-No, Skandar, este no es asunto tuyo –pronunció el rubio con firmeza.
-No te lo diré de nuevo, deja a Sarah en paz -¡Dios, Skandar! Solo libérame de este loco.
-¡No! –Charlie me sacudió con brusquedad, no podía más con el pavor que aceleraba mi pulso.
En dos segundos quedé libre del maniático de los ojos azules, Skandar había actuado lo suficientemente rápido como para golpearlo al rostro, dejándolo en un estado de confusión e impacto. Charles se repuso lo más rápido que pudo, pero yo ya me encontraba alejada de él a las espaldas del chico Keynes, quien le propino unos cuantos golpes más en medio de una escandalosa discusión.
-¿Estás bien? –Skandar me tomó ligeramente de las manos.
-Sí. Fue solo el susto –respondí confundida.
-¿¡Pero qué hacías con él, Sarah!? ¡Cómo se te ocurre! –exclamó algo alterado.
-No lo conocía ¿sí? Me invitó a tomar aire, lo necesitaba y accedí –le expliqué molesta por la forma en la que me habló.
-Vamos a casa –su tono se tranquilizó un poco al ver mi muñeca ahora en tono bermellón a causa de la fuerza con la que Charlie me aprisionó.
No me soltó de la mano en ningún segundo mientras caminábamos con dirección a su Mustang platinado.
-Toma –me tendió su saco negro cuando lo vio en uno de los sillones de la entrada de la lujosa casa de Oliver.
-Gracias –lo acepté sin decir más.
El camino al auto fue en silencio, no pregunté nada hasta que llegamos a un semáforo.
-¿Y Max?
-Se quedó con Sou –respondió sin mirarme.
-Gracias, Skandar –le dije de nuevo- por… tú sabes –no quise mencionarlo.
-De nada –sus ojos continuaban al frente.
-Si me odias tanto ¿cómo fue que me ayudaste? –cuestione con fastidio, una de las cosas que más aborrecía era que me ignoraran.
-¿Quién dice que te odio? –el tiempo del semáforo se haciendo estaba eterno.
-Tú. Tus actitudes –contesté con obviedad- ¿sabes? Ya que me odias tanto, la próxima que vuelva a estar en problemas, no me ayudes. Prefiero esperar a Max –me desesperó su hostilidad.
Una vez que el semáforo permitió el paso, Skandar se estacionó con rapidez en el primer espacio vacío que encontró.
-¿Qué hubiera pasado si Max jamás hubiera llegado? –su mirada penetrante se hundió en mí hasta los huesos.
-No soy tan débil, algo se me hubiera ocurrido.
-¿Tú crees? –Dijo con sarcasmo- ¡estabas en pánico, niña! ¡No podías con el pavor que sentías!
-¡¿Qué fue lo que te hice?! Ya sé que no me soportas, yo a ti tampoco pero…
-Se canceló mi cita con Lily, gracias a ti –soltó con molestia y tosquedad.
-Yo no te pedí que me ayudaras. Además pudiste quedarte con esa, yo habría podido volver en taxi.
-¡Cierto! No debí ayudarte. Todo fue tu culpa, tú fuiste quien decidió coquetear con Charlie pero ya ves que….
-¡Yo no coquetee con Charlie! –Lo interrumpí escandalosamente- ¡él fue a coquetearme!
-Y tú le hiciste caso.
-Yo jamás le haría caso a un tipo como Charlie. Mi único error fue creer que al ver que yo no estaba interesada en él, sería gentil y se convertiría en mi amigo –expliqué.
-¡Que ingenua eres! –bufó.
-¡Qué imbécil eres! –Respondí fastidiada- ¿sabes qué? Si quieres irte con Lily, ¡hazlo! Yo volveré sola.
-Sarah, Sarah, ¡Sarah! –se desesperó al ver que intentaba abrir la puerta del auto- ya olvídalo, Lilian se puso ebria. También quiero volver a casa, además no puedes volver sola después de lo que paso y menos así.
-¿Así? ¿Así cómo? ¡Ya sé! Crees que le coqueteare al hombre del taxi.
-No me extrañaría –musitó.
-¡Púdrete!
Bajé del auto en un movimiento rápido, una vez afuera me deshice de los tacones y comencé a caminar. Era consciente de la apatía mutua que existía entre Skandar y yo, pero no sabía que me tuviera tanto resentimiento.
-Sarah, vuelve al auto –escuché la voz de Skandar perseguirme- Sarah, no vuelvas esto un drama.
Sin poder evitarlo, había comenzado a llorar.
-Sarah, no llores –sulfuró con cansancio.
-¡¿Y qué quieres que haga?! –Lo miré a los ojos- ¿tienes idea de lo que se siente que tus padres se divorcien porque una zorra apareció de la nada? ¿Sabes que se siente que discutan todo el tiempo? Peor aún, ir a un lugar distinto a vivir lejos de tus amigos y con el núcleo familiar ya destruido. ¡Ah! ¡Pero claro! Yo solo me dedico a coquetear.
-No fue mi intención –agachó la mirada.
-Me hiciste sentir pésimo –le reproché- nunca nadie me había hecho sentir así.
-Lo siento, en serio.
El silencio iba y venía entre nosotros dos, era casi la una de la madrugada, un mar de emociones me había sacudido súbitamente en menos de dos horas, estaba demasiado cansada como para continuar discutiendo.
-Solo vayamos a casa –me rendí.
Él se limitó a asentir con la cabeza.
Lo que restó del trayecto no fue más que silencio incómodo, daría lo que fuera por volver el tiempo una semana atrás, cuando todo era diferente.
-De verdad lo siento, Sarah –Skandar rompió el silencio una vez que llegamos.
-Siento haber arruinado tu noche con Lily –dije antes de salir del auto.
-Olvídalo –pronunció con ligereza cuando bajo del Mustang.
-Ten. Y gracias –fueron las últimas palabras que le dediqué a Skandar Keynes, le devolví el saco, vencida, me di la media vuelta tomando el camino a la que sería mi habitación por un año.
-Sarah, nena –susurró mi madre- ¿estás bien? –evidencio su preocupación.
-Es obvio que no –respondió la chica con toda naturalidad- estoy cansada y me frustra la situación de mis papás, es todo –completó sin inmutarse, logrando una mudez inmediata en toda la estancia.
Rápidamente Max se volvió para sujetar la mano de su hermana.
-Todo está bien, princesita –le dijo.
-Probablemente sí. Pero nada será igual –contestó la chica de las pupilas amieladas- quiero que estén juntos, Max.
-Cariño, a veces no todo resulta como queremos y lamentablemente…
-Lo sé, Zelfa. Tengo muy en claro que mis padres resultaron tener diferencias irreconciliables, sé que están tratando de arreglarse de la mejor manera en sus planes de divorcio por mí y por Max, ¿pero qué puedo decir? Para mí… para medio París eran el matrimonio perfecto. ¿Qué se puede esperar cuando algo así sucede? ¿Te das cuenta que mi familia fracasó? –Sarah Brown lucía tranquila, sus labios estaban llenos de razón.
-No lo veas así, ya verás que…
-No hay ninguna otra forma de verlo. Habrá que aceptarlo y salir adelante. Solo necesito tiempo para procesar todo esto, necesito espacio –volvió a interrumpir la menor de los Brown.
-Tienes todo mi apoyo, princesita –Sarah entrelazó fuertemente sus dedos con los de Max- estamos juntos en esto –sonrieron, dándose ánimos.
Honestamente, luego de parecerme impactante la actitud que adoptó Sarah Brown, me pareció una completa niña mimada que no era capaz de quedarse con lo que sentía para ella misma ¡oh, no! Solo abrió la boca para que mis padres sintieran compasión y siguieran consintiéndola a como ella estaba acostumbrada. Era evidente que el primero en mimarla era Max, el “princesita” solo confirmaba mis sospechas: era una completa malcriada a la que le cumplían hasta el más mínimo capricho.
Me puse de pie sin probar un bocado.
-Skandar –advirtió mi madre.
-No tengo hambre –anuncié.
No estaba dispuesto a seguir presenciando una escena donde la pequeña Sarah se hacía la víctima.
-Además, se me hace tarde para ver a Lily –me excuse.
-La ves mucho tiempo, muchas veces a la semana –intervino mi papá.
-No es verdad, no la veo tanto como quisiera. Aparte, es la fiesta de Oliver… tengo que ducharme, pasar por ella, no quiero que se me haga tarde.
-¿Oliver? –cuestiono Sou.
-Es su cumpleaños.
-¿Por qué no presentas a Max y a Sarah con tus amigos? Será bueno que hagan amistades lo más pronto posible –sugirió mi mamá.
Lo medité por medio segundo.
-Ah… claro. ¿Vienes Max? –no quería que fuera su hermana.
-¿Vienes princesita? –genial. La respuesta estaba en ella.
-No. Ve tú –quiso sonreírle, todo quedó en un intento fallido.
-Vamos, acompáñame. Me gustaría que estuvieras conmigo en la primera fiesta en Londres. Por favor ¿sí? –la observó enternecido. En lo que a mí respecta, la situación me estaba cansando- Por mí –agudizo ligeramente su voz.
-De acuerdo –accedió la chica.
-Bien, la fiesta empieza en dos horas –avisé- iré por mi novia y luego…
-¿Quieres mi auto, Max? –interfirió mi padre.
-Ah sí, creo que sería lo más prudente por los enamorados. Solo dame la dirección y ahí nos vemos –respondió Brown mirándome con seriedad.
-Perfecto. Iré a ducharme.
-Sería bueno que ustedes también comenzarán a alistarse –escuché a lo lejos la voz de mi mamá.
Subí los escalones de dos en dos con gran velocidad. Me deshice de la camiseta que llevaba puesta y leí el mensaje de Lily.
“Ya quiero verte.
Te amo. xx”
Te amo. xx”
Me di una rápida ducha, al salir me coloqué unos jeans de mezclilla negra en combinación con la camisa celeste que abotoné en un santiamén. Estaba irresistiblemente listo.
Quince minutos después, salí de mi habitación dispuesto a ir a la casa de mi novia para esperarla el tiempo que fuera necesario, las mujeres siempre requieren más tiempo en su arreglo personal. Caminaba por el corredor cuando casi tropiezo con la mimada número uno, estaba exactamente igual que hace una hora a excepción de su cabellera, la cual estaba suelta y esponjada.
-¿Piensas irte así? –le pregunté sin antes pensar lo brusco que sonó.
-Sí –se encogió de hombros- por supuesto que no –aclaró- no sé cómo se supone que debo de ir, ¿casual?
Me esforcé en no rodar los ojos.
-Oliver ama celebrar su cumpleaños en grande. Las chicas llevan vestidos, brillos, lentejuelas, yo que sé…
-Bien –contestó dudosa. Se dio la vuelta y se fue sin decir más.
Un rato después, Lily confirmo mi explicación: ataviada en un ajustado vestido rojo carmesí fue el centro de atención cuando llegó de mi brazo.
El siguiente centro de atención se divido en dos: una elegante pareja cruzó la entrada sonriendo a todo el mundo como si se conocieran de toda la vida, un chico de ojos metálicos vestido con una camisa negra robaba los suspiros de la mayoría de las presentes mientras que su compañera, luciendo un vestido azul marino se ganó la simpatía de los chicos solteros.
-No entiendo que le ven –se quejó Lily.
No le contesté. No estaba dispuesto a ser una especie de intermediario entre los celos repentinos de mi novia y la sorprendente amabilidad que estaba demostrando Sarah Brown, quien no parecía ser la misma chica con la que compartí la comida esta tarde y mucho menos, la muchacha cuya melena esponjada no sabía que atuendo elegir.
Agité mi mano sin exagerar logrando captar la atención de Max. Rápidamente, los recién llegados caminaron a donde estábamos Lily y yo.
-¿Se conocen? –cuestiono mi pareja confusa, tratando de disimular su disgusto hacia la chica de brillantes pupilas miel.
-Sí. Lily, él es Max, mi mejor amigo de la infancia –los presenté.
-Un placer –mi chica, la bella rubia, se mostró encantada al estrechar manos.
-Y ella es Sarah, su hermana –La menor de los Brown no pudo evitar mostrarse irónica apenas escuchó mi manera de presentarla.
-Lilian Webber, encantada –la de melena dorada sonrío desdeñosa.
-Sarah Brown, igualmente –a diferencia de su hermano, Sarah no extendió su mano para saludar a Lily, únicamente le demostró superficialidad y le obsequió otra sonrisa arrogante.
-¡Skandar! –Oliver, el festejado, llegó en el momento oportuno evitando la incomodidad de la obvia rivalidad que se acababa de formar en las dos chicas.
-Feliz cumpleaños –le dijo Lilian.
-¡Lily, precio…! ¡Pero que hermosura hay por aquí! –exclamó exagerado mientras observaba a Sarah.
-Oye –interfirió Max a modo de sobre protección.
Presenté nuevamente a los hermanos Brown, Oliver estaba encantado con la belleza de Sarah y con el humor de Max, a tal grado que me felicitó repetidas veces por haberlos llevado a su fiesta. En cambio, el disgusto de Lily se acrecentaba cada vez más, evidentemente no ayudó para nada cuando le dije que los radiantes hermanos se quedarían en mi casa por un largo tiempo.
-Lils, no te enojes. No es para tanto –quise tranquilizarla una vez que decidimos ir a la terraza.
-¡Cómo no quieres que me enoje! ¡Ya la viste! ¡Es una zorra! –gritaba escandalosamente.
-¡Lilian! –Si continuaba así, terminaría agotando mi paciencia- no puedes decir eso, ni siquiera la conoces, además… ¡no! Es ilógico suponer que yo… Lilian, Sarah Brown no es mi tipo. Yo te quiero a ti –fue lo más coherente que se me ocurrió decirle en aquellos momentos- No tienes por qué estar celosa.
Sin necesidad de decir más, Lily se lanzó a mis brazos para darme un largo y desesperado beso, situación que se repitió varias ocasiones.
…
No queriendo usar nada extravagante, encontré entre mis maletas un femenino vestido dividido en dos colores por medio de una cinta de pedrería dorada ubicada en la cintura, a partir de ahí la tela color azul marino caía ligeramente hasta poco antes de las rodillas, mientras que en la parte superior el color perla combinaba a la perfección con el escote de un solo hombro. Sería la segunda vez que lo usaría, la primera ocasión fue mi aliado magistral para brillar en la fiesta de cumpleaños de mi entonces novio.
Gaspard.
Dispuesta a no rememorar recuerdos que me pondrían sentimental, me puse los tacones en color nude y tomé el clutch azul que hacía juego con mi atuendo. Salí de la habitación, bajé las escaleras y me encontré a Max esperándome en uno de los sofás de la sala.
-¡Al fin! –dijo exagerado.
-Ayúdame –extendí mi brazo izquierdo mientras le entregaba un brazalete en color oro para que me lo pusiera alrededor de la muñeca.
-Princesita –dijo mientras atoraba la joya- ¿estás segura de que no prefieres ir en jeans y sudadera?
Me reí al escucharlo.
-Max, el vestido no es tan revelador, es perfecto.
-No es el vestido, es que luces preciosa en él e independientemente de si es o no revelador sé que…
-Relájate. Tú estarás ahí para cuidarme –lo interrumpí- y yo te cuidaré a ti.
-No me gusta que crezcas –lo abracé al escucharlo.
-Te quiero mucho, Max.
Veinte minutos después, nos encontrábamos entrando a la fiesta del amigo de Skandar. Como es lo habitual, las chicas no despegaron sus ojos de mi hermano por ningún segundo. Posteriormente, caminamos hacia donde se encontraba Skandar con su flamantísima novia: una antipática rubia enfundada en un llamativo vestido escarlata saturado de pedrería plateada en la parte superior, ajustado a la mitad de los muslos mientras un tono carmesí resaltaba sus labios, los cuales se curvearon de mala manera al verme llegar. Se portó encantadora con Max pero no conmigo.
Al cabo de un rato, la pareja de novios se fue a quién sabe dónde; en tanto, el chico de los ojos plateados hizo lo suyo socializando con medio mundo y, por ende yo también tuve que hacer amistades con las personas que me resultaban agradables. Al tiempo que hablaba con una chica de nombre Jane, volví a ver a Lilian y a Skandar dándose desesperados besos de varios minutos en un lugar algo alejado sin tantas personas.
-¿Te recuerda a alguien en especial? –me preguntó Jane al ver que mi atención se centró en la rubia y el castaño.
-¿Eso? –Los señale con una mirada nauseabunda- ¡para nada! –Al terminar la frase, me uní a las risas de la amigable cobriza- se quieren comer –exageré mi sorpresa.
-Skan me cae bien. Lilian, en cambio, es una perra –se limitó a comentar.
No pude evitar soltar una carcajada, fue lo único en lo que pensé apenas la vi.
-Siempre creyéndose la gran cosa, piensa que está por encima de todos. No sé por qué Keynes está con ella… –volteó los ojos.
-En fin, es su asunto, no nuestro –finalicé el tema.
Poco tiempo después, vi a Max conversando con Soumaya –lo cual me sorprendió porque ella me dijo que no vendría- Jane fue a bailar con su enamorado y yo me quedé sola, sin ganas de seguir conociendo gente. Repentinamente, un chico de estatura media, cabello rubio cobrizo y ojos azules se acercó a mí.
-Sarah, ¿cierto? –sonrío.
-Sí –respondí con expresión seria.
-Soy Charlie, Charles pero todos me dicen Charlie –se sentó a mi lado.
-Mucho gusto, Charlie –suavicé mis facciones al notar su amabilidad recordando que se llamaba igual que uno de los personajes de mi libro favorito.
-Eres muy linda, Sarah. En realidad eres hermosa –fingí que no me sobresaltó su atrevimiento.
-Gracias –fruncí el entrecejo.
-Y dime, ¿tienes novio? ¿Sales con alguien? ¿Te digo algo? Lilian es muy guapa, pero conociéndote desde antes, yo creo que Keynes es un idiota.
-Ah, no, no tengo novio –era la verdad, estaba soltera desde hace medio año- tampoco salgo con alguien, soy recién llegada ¿recuerdas?
-Genial –desplegó una sonrisa de satisfacción- ¿quieres bailar?
-No, gracias. Los tacones están matándome –lo único que quería era que me dejará en paz.
-¿Quieres tomar aire? –insistió.
-No. Estoy bien –volví a negarme.
-Solo unos minutos, no puedes negar que el ambiente está algo cargado.
Era cierto, olía a humanidad a alcohol y a cigarrillos.
-Es verdad, que asco –me puse de pie.
El chico caminaba detrás de mí mientras salíamos a la terraza donde no había nadie, todo sucedía adentro entre la masa de gente, la música ensordecedora y la poca luz del lugar. Era ilógico, al menos los fumadores tendrían que estar afuera.
-Entonces no sales con nadie…
-No Charles, no salgo con nadie –repetí sulfurada.
-Es una lástima. ¿Quieres salir conmigo? Podríamos ser lo que tú quieras, preciosa –por alguna razón, el tono con lo que pronunció lo último me dejó una ligera sensación de repulsión.
-¿Qué tal si me dejas en paz? –lo miré a la cara, dedicándole una mueca de fastidio.
-No lo creo. Me gustas, Sarah Brown, desde que te vi entrar –se acercó unos pasos más a mí, lo suficiente como para acariciarme el hombro.
-Déjame en paz –retrocedí.
-Oh, no linda. Eso jamás, no descansaré hasta que seas mía –me llené de miedo al escucharlo decir aquello.
-¡Jodéte! –estaba asustada.
-Nadie te escuchará –me sujetó con fuerza de la muñeca.
-¡Suéltame! –entré en pánico.
«¡Max!, ¡Dios mío Max! ¡¿Dónde estás?!»
-Charlie, déjala –dijo una imponente voz masculina.
-No, Skandar, este no es asunto tuyo –pronunció el rubio con firmeza.
-No te lo diré de nuevo, deja a Sarah en paz -¡Dios, Skandar! Solo libérame de este loco.
-¡No! –Charlie me sacudió con brusquedad, no podía más con el pavor que aceleraba mi pulso.
En dos segundos quedé libre del maniático de los ojos azules, Skandar había actuado lo suficientemente rápido como para golpearlo al rostro, dejándolo en un estado de confusión e impacto. Charles se repuso lo más rápido que pudo, pero yo ya me encontraba alejada de él a las espaldas del chico Keynes, quien le propino unos cuantos golpes más en medio de una escandalosa discusión.
-¿Estás bien? –Skandar me tomó ligeramente de las manos.
-Sí. Fue solo el susto –respondí confundida.
-¿¡Pero qué hacías con él, Sarah!? ¡Cómo se te ocurre! –exclamó algo alterado.
-No lo conocía ¿sí? Me invitó a tomar aire, lo necesitaba y accedí –le expliqué molesta por la forma en la que me habló.
-Vamos a casa –su tono se tranquilizó un poco al ver mi muñeca ahora en tono bermellón a causa de la fuerza con la que Charlie me aprisionó.
No me soltó de la mano en ningún segundo mientras caminábamos con dirección a su Mustang platinado.
-Toma –me tendió su saco negro cuando lo vio en uno de los sillones de la entrada de la lujosa casa de Oliver.
-Gracias –lo acepté sin decir más.
El camino al auto fue en silencio, no pregunté nada hasta que llegamos a un semáforo.
-¿Y Max?
-Se quedó con Sou –respondió sin mirarme.
-Gracias, Skandar –le dije de nuevo- por… tú sabes –no quise mencionarlo.
-De nada –sus ojos continuaban al frente.
-Si me odias tanto ¿cómo fue que me ayudaste? –cuestione con fastidio, una de las cosas que más aborrecía era que me ignoraran.
-¿Quién dice que te odio? –el tiempo del semáforo se haciendo estaba eterno.
-Tú. Tus actitudes –contesté con obviedad- ¿sabes? Ya que me odias tanto, la próxima que vuelva a estar en problemas, no me ayudes. Prefiero esperar a Max –me desesperó su hostilidad.
Una vez que el semáforo permitió el paso, Skandar se estacionó con rapidez en el primer espacio vacío que encontró.
-¿Qué hubiera pasado si Max jamás hubiera llegado? –su mirada penetrante se hundió en mí hasta los huesos.
-No soy tan débil, algo se me hubiera ocurrido.
-¿Tú crees? –Dijo con sarcasmo- ¡estabas en pánico, niña! ¡No podías con el pavor que sentías!
-¡¿Qué fue lo que te hice?! Ya sé que no me soportas, yo a ti tampoco pero…
-Se canceló mi cita con Lily, gracias a ti –soltó con molestia y tosquedad.
-Yo no te pedí que me ayudaras. Además pudiste quedarte con esa, yo habría podido volver en taxi.
-¡Cierto! No debí ayudarte. Todo fue tu culpa, tú fuiste quien decidió coquetear con Charlie pero ya ves que….
-¡Yo no coquetee con Charlie! –Lo interrumpí escandalosamente- ¡él fue a coquetearme!
-Y tú le hiciste caso.
-Yo jamás le haría caso a un tipo como Charlie. Mi único error fue creer que al ver que yo no estaba interesada en él, sería gentil y se convertiría en mi amigo –expliqué.
-¡Que ingenua eres! –bufó.
-¡Qué imbécil eres! –Respondí fastidiada- ¿sabes qué? Si quieres irte con Lily, ¡hazlo! Yo volveré sola.
-Sarah, Sarah, ¡Sarah! –se desesperó al ver que intentaba abrir la puerta del auto- ya olvídalo, Lilian se puso ebria. También quiero volver a casa, además no puedes volver sola después de lo que paso y menos así.
-¿Así? ¿Así cómo? ¡Ya sé! Crees que le coqueteare al hombre del taxi.
-No me extrañaría –musitó.
-¡Púdrete!
Bajé del auto en un movimiento rápido, una vez afuera me deshice de los tacones y comencé a caminar. Era consciente de la apatía mutua que existía entre Skandar y yo, pero no sabía que me tuviera tanto resentimiento.
-Sarah, vuelve al auto –escuché la voz de Skandar perseguirme- Sarah, no vuelvas esto un drama.
Sin poder evitarlo, había comenzado a llorar.
-Sarah, no llores –sulfuró con cansancio.
-¡¿Y qué quieres que haga?! –Lo miré a los ojos- ¿tienes idea de lo que se siente que tus padres se divorcien porque una zorra apareció de la nada? ¿Sabes que se siente que discutan todo el tiempo? Peor aún, ir a un lugar distinto a vivir lejos de tus amigos y con el núcleo familiar ya destruido. ¡Ah! ¡Pero claro! Yo solo me dedico a coquetear.
-No fue mi intención –agachó la mirada.
-Me hiciste sentir pésimo –le reproché- nunca nadie me había hecho sentir así.
-Lo siento, en serio.
El silencio iba y venía entre nosotros dos, era casi la una de la madrugada, un mar de emociones me había sacudido súbitamente en menos de dos horas, estaba demasiado cansada como para continuar discutiendo.
-Solo vayamos a casa –me rendí.
Él se limitó a asentir con la cabeza.
Lo que restó del trayecto no fue más que silencio incómodo, daría lo que fuera por volver el tiempo una semana atrás, cuando todo era diferente.
-De verdad lo siento, Sarah –Skandar rompió el silencio una vez que llegamos.
-Siento haber arruinado tu noche con Lily –dije antes de salir del auto.
-Olvídalo –pronunció con ligereza cuando bajo del Mustang.
-Ten. Y gracias –fueron las últimas palabras que le dediqué a Skandar Keynes, le devolví el saco, vencida, me di la media vuelta tomando el camino a la que sería mi habitación por un año.
Última edición por Eddie el Dom 09 Nov 2014, 4:43 pm, editado 4 veces
Eddie
Re: Where You Stand
.
Ya subiste el prefacio y el primer capítulo
Bueno, bueno, empecemos:
Prefacio. Me encantó como lo narraste... no sé... es como que los feelings hicieron efecto y te hacen sentir cercano al personaje (?) no sé si me doy a entender, pero bueno... (???)
Primer capítulo. Cuatro palabras: me enamoré de Max... okno, es demasiado apresurado Aunque no supero a Skandar y su actitud narcisista hacia Sarah -.-‘ Pero Mr. Keynes llegó al rescate antes de que el pervertido de Charlie le hiciera algo a la “pequeña” Brown... y después lo derrumbó todo de nuevo al insinuarle que era una "mujerzuela" por haber conqueteado con un tipo con el que nisiquiera insunuó algo; osea... quién te comprende, Skandar: de héroe a tarado en un solo paso okno.
Espero que la sigas pronto.
Paz
P.S. ¿sabes? Lilian me recordó a una chica en particular porque tenía todas las características que mencionas, desde cómo andaba vestida hasta de cómo era físicamente...
¡¿Ves?! Labios rojos, rubia, vestido plateadoaunque en la imagen parece dorado con destellos... ¿coincidencia? No lo creo (?). Ella sale en Red Band Society como Kara Souders y, well, terminé imaginándome a Lily así (?).
Bueno, bueno, empecemos:
Prefacio. Me encantó como lo narraste... no sé... es como que los feelings hicieron efecto y te hacen sentir cercano al personaje (?) no sé si me doy a entender, pero bueno... (???)
Primer capítulo. Cuatro palabras: me enamoré de Max... okno, es demasiado apresurado Aunque no supero a Skandar y su actitud narcisista hacia Sarah -.-‘ Pero Mr. Keynes llegó al rescate antes de que el pervertido de Charlie le hiciera algo a la “pequeña” Brown... y después lo derrumbó todo de nuevo al insinuarle que era una "mujerzuela" por haber conqueteado con un tipo con el que nisiquiera insunuó algo; osea... quién te comprende, Skandar: de héroe a tarado en un solo paso okno.
Espero que la sigas pronto.
Paz
P.S. ¿sabes? Lilian me recordó a una chica en particular porque tenía todas las características que mencionas, desde cómo andaba vestida hasta de cómo era físicamente...
- spoiler:
¡¿Ves?! Labios rojos, rubia, vestido plateado
Última edición por sangster. el Miér 12 Nov 2014, 12:58 pm, editado 2 veces
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Re: Where You Stand
.
Ahora que me fijo... mi comentario parece un testamento Bien, bien, ya te dejo en paz
Última edición por sangster. el Miér 12 Nov 2014, 12:55 pm, editado 2 veces
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Re: Where You Stand
Acá yo, la loca que te escribió el comentario/testamento la vez pasada :lizzena: (?) Y sólo tengo una cosa que decir... síguela, Edd; no vas a deshacerte de mí tan fácilmente ahq.
Editado:
P.S. he cometido un error tremendo... ahora me doy cuenta de que el vestido realmente era rojo carmesí y no plateado, so... ignora la imagen del comentario anterior
Editado:
P.S. he cometido un error tremendo... ahora me doy cuenta de que el vestido realmente era rojo carmesí y no plateado, so... ignora la imagen del comentario anterior
Última edición por carpe. el Mar 02 Dic 2014, 8:50 am, editado 1 vez
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Re: Where You Stand
Holaaaaa
Querida Eddie
No sabes cuanto te extrañe...
Realmente me encanta tu forma de narrar pero OMG Esta historia me trae
como que se divorcian no lo puedo creer.
Dedo de decirte que me atrapaste realmente me gusta la historia...si aquí me tienes otra ver...ame el primer capitulo fue como de OMG
:rhianpls: :bang: :lerolero:
MI surhero al rescate
y luego Oh Keynes la has regado
pero no importa el esta perdonado...solo por ser el...
Buenoooooooo me voy Siguelaaaaa
~Lizzye Styles~
Re: Where You Stand
Hola a todas!
Solo quiero decir que les agradezco sus comentarios, son muy importantes para mí.
Ahora bien, me disculpo por no haberla continuado, pero bueno ya solo falta arreglar el siguiente capítulo
Solo quiero decir que les agradezco sus comentarios, son muy importantes para mí.
Ahora bien, me disculpo por no haberla continuado, pero bueno ya solo falta arreglar el siguiente capítulo
Eddie
Re: Where You Stand
Capitulo 02
Por -look-Skandar's Narration:
Han pasado dos semanas desde la fiesta de Oliver, las vacaciones recién comienzan y todos han adoptado un ánimo de fiesta impresionante, excepto yo. No soporto ver como la mayoría pierde el conocimiento a consecuencia del alcohol que consume, es cansado estar cuidando de Lily y estar llevándola a su casa porque apenas recuerda su nombre y sobre todo me disgustan sus besos sabor a brandy combinado con no sé cuántas bebidas más.
Por otro lado, Max Brown se ha vuelto el chico más popular entre el círculo social al que pertenezco: los hijos de las familias más acaudalas de Londres, era de esperarse, con su seductora sonrisa –según todas la chicas-, su llamativa gallardía y su evidente madurez las ha conquistado a todas; ha demostrado que no es necesario terminarse una botella de vodka para resultar encantador.
Y en lo que respecta a la hermana del chico de plata no puedo decir mucho. No ha asistido a ninguna otra fiesta, no es muy conversadora y ciertamente su actitud luego de cansarme, desata una incontrolable curiosidad en mí. He tratado de ser gentil con ella pero solo he obteniendo desplantes como respuesta… si pudiera regresar a aquella noche, jamás hubiera dicho la estúpida insinuación que dije.
Sin embargo, la noche de hoy decidí quedarme en casa porque definitivamente estoy harto de lidiar con la situación de no divertirme ni un poco por estar al pendiente de Lilian. Como todos los viernes, mis padres salieron a cenar románticamente como acostumbran hacerlo y Soumaya ha ido con Max a no sé qué fiesta, lo más probable es que Sarah haya ido con ellos al enterarse de que no fue organizada por ninguno de mis amigos y que sería menos “incontrolable”, por decirlo de alguna manera.
Siendo honesto, específicamente esta noche, no he parado de dar vueltas por toda mi cama y la principal razón es Sarah Brown, quiero compensar el mal rato que le hice pasar pero no tengo idea de cómo.
Al paso de media hora, sentí la garganta seca a consecuencia de la inadvertida corriente de aire que se colaba por mi ventana, entonces decidí bajar a la cocina por un vaso de agua.
-¿Hay alguien ahí? –me detuve en el centro del vestíbulo cuando me pareció ver una leve luz que emanaba de la sala.
Al no obtener respuesta, me dirigí a los escalones y escuché que algo se había caído. Rápidamente corrí a la sala, bajando el desnivel con precipitación y di dos aplausos encendiendo la luz. Sarah se encontraba sentada al centro del sofá.
-¿Qué ocurre? –me coloqué frente a ella.
-Nada –esquivo mi mirada- es solo que no podía dormir.
-Qué curioso, yo tampoco.
No dijo nada más, sus ojos estaban concentrados observando al suelo, una vez que seguí su mirada vi su iPhone reposando a sus pies –era eso lo que se había caído-, inmediatamente me incliné y se lo entregué.
-Gracias –dijo en un susurro.
-¿De verdad estás bien?
-No. Sale con alguien más, Skandar –una lágrima fue rápidamente limpiada de su pómulo por la manga de la blusa del pijama.
-¿Qué pasa, Sarah? –me senté a su costado.
Contrario a lo que pensé, la “princesita” accedió a responderme. Encendió su teléfono y me mostró una fotografía, en ella lograba apreciarse a un chico bien parecido de cabello castaño, ojos azules y piel pálida, sonreía mientras un hoyuelo resaltaba su mejilla izquierda, a su lado Sarah también parecía estar feliz luciendo el mismo vestido que en el cumpleaños de Oliver; ambos estaban abrazados y sus rostros estaban juntos.
-¿Te engañó? –traté de sacar conclusiones pero a modo de respuesta negó con la cabeza.
-No –dijo al fin- terminamos hace unos meses porque tuvo que mudarse a Alemania por el trabajo de su papá. Fue mi idea y…
-No sabes si hiciste lo correcto –atiné a completar.
-Si –admitió, encogiéndose de hombros.
-Yo creo que lo fue, ya ves… él sale con alguien más.
-Y no tienes idea de cuánto me disgusta –volvió a tenderme el iPhone, ahora en su Instagram relucía una nueva fotografía donde el mismo chico posaba junto a atractiva una pelirroja.
-¿Por qué estás celosa? –interrogué.
-Porque… es más que un simple ex novio. Es mi mejor amigo desde los doce, somos tan unidos que éramos capaces de completar las frases del otro y también con una manera de pensar muy similar. Era como mi mellizo. Y no sé… tal vez me molesta porque no estaba preparada para verlo con alguien más, jamás me cruzó la idea por la mente o quizá fue demasiado pronto –explicó.
-¿Es todo? –Estaba seguro que había más- ¿por eso estás así?
-Es que… el cambio ha sido muy inesperado y con toda ésta situación me temo que lo he necesitado más de lo que pensé y es que también me revienta la idea de necesitar a alguien. Él siempre estaba allí para apoyarme –finalizó.
-Te acostumbraste demasiado a él –concluí- pero al menos debería alegrarte que no termino en tragedia.
Me miró desconcertada, como si quisiera que yo dijera algo más.
-Me pasó una vez –fue el turno de contar mi historia, saqué mi teléfono celular del bolsillo del pantalón de pijama, rebusqué entre las fotografías olvidadas una que aún no había sido eliminada y se la mostré- ella es Tiana –señalé a la rubia a la que rodeaba con un brazo- es mi ex novia, podría decirse que ella es… la chica que más he querido.
-¿Y qué pasó? –noté su impresión al darse cuenta que le confesaba una de mis penas.
-Me engañó con uno de mis amigos –respondí, amargo- y lamentablemente me había acostumbrado a ella más de lo que hubiese deseado. Lo más curioso de todo esto es que mi mamá nunca simpatizó con ella...
-Lo siento –atinó a decir.
-Descuida, lo superé.
-Si no te importa… acabas de decir que es la chica que más has querido, ¿qué hay de Lilian? –me preguntó.
-Lily es… Lily es muy bonita, a veces es amable pero últimamente se ha vuelto insoportable. Supongo que cree que me tiene comiendo de su mano, porque… -me detuve.
-¿Por que qué? –instó a que continuara.
-No tenemos que hablar de esto.
-Ya han dormido juntos –adivinó, el término iba más allá.
-Bueno, ella lo ha propuesto. Íbamos a hacerlo en la fiesta de Oliver –aclaré- pero terminó perdiendo la conciencia con tanto alcohol –continué antes de que se sintiera culpable.
-¿En serio la quieres tanto como para…? Tú sabes –no se animó a preguntar directamente.
-Digamos que le tengo cariño.
-Mejor digamos que no la quieres ni la mitad de lo que quisiste a la tal Tiana y que solo sales con ella porque es bella … y codiciada.
-La victima de amor resultó ser toda una doctora cupido –le di la razón de manera bromista.
-¿Qué puedo decir? No soy tan estúpida como creen.
-¿De qué hablas? –no entendí su comentario.
-A veces desearía no darme cuenta con exactitud de todo lo que pasa a mí alrededor. Amigos que mienten, traiciones, puñaladas por la espalda, zorras destructoras de familias… bueno, me doy cuenta de todo. No soy la estúpida que todos piensan.
Suspiré.
-A mí también me toman por idiota, me ven y al saber que soy un Keynes creen que soy un chico torpe que por descender de una familia poderosa es un consentido que no sabe nada. Comenzando por Tiana, claro.
-Si te soy honesta, puedes comenzar por mí –rio- yo lo creía hasta hace unos instantes. Es que solo hay que ver a la noviecita que tienes.
-Terminaré con ella –revelé.
-No quise…
-Lo decidí desde hace unos días, parezco su niñero en vez de su novio –la interrumpí- ahora, si pensabas eso de mí por Lilian, quizá los demás piensen eso de ti por… -no supe el nombre del chico de ojos azules.
-¿Gaspard? –Asentí- no –volvió a reírse- él es… único. Si lo conocieras, bueno no sé cómo explicarlo; y es por eso que también quisiera saber qué es lo que le vio a la pelirroja esa.
-Es linda.
-Debe ser algo más que eso. Supongo que tiene que ser más especial que…
-¿Tú? –Completé, ella admitió con un movimiento de cabeza- no lo creo. Ella luce gentil, pero no luce ni la mitad de encantadora que tú –hubiera deseado haberme callado.
-Gracias –apenas fraseó la palabra de manera intranquila, un silencio incómodo se apropió de la estancia.
-Y, bueno… no sé, ¿quisieras salir a pasear por Londres? – Desmoroné el mutismo que se había interpuesto entre ambos- yo podría acompañarte.
-Eh, sí. Creo que estaría bien –aceptó mi invitación.
-De acuerdo. ¿Podría ser poco después del mediodía? Antes quisiera ver a Lilian, por el rompimiento y eso.
-Lo dices tan natural –se rio por tercera vez combinando su risa con incredulidad.
-Estoy acostumbrado –me encogí de hombros- ¿cómo fue tu ruptura con el chico?
-Mi primera y única ruptura –su rostro adoptó una expresión de rememorar un hecho ya ocurrido- fue como a finales de noviembre, teníamos una cita para comer y hablar de lo que sucedería ya que se iría a Berlín. Me llevó orquídeas, conversamos un rato antes de que yo planteara la idea de terminar. Consideramos los pros y los contras, concluimos que sería lo mejor volver a ser amigos. Aunque recuerdo muy bien que antes de romper definitivamente, él me preguntó: ¿estás segura, Sarah? –Pude presagiar que las imágenes estaban reproduciéndose en su mente- y yo dije que sí – inclinó la cabeza un momento.
-Evidentemente él estaba dispuesto a hacer lo que tú decidieras –comenté- estoy seguro que su relación hubiera seguido si Sarah hubiese dicho que no.
-Ya lo sé –llevó una mano a frotarse la frente- es por eso que a veces dudo.
-Hiciste bien. Porque siendo libres, el francés volvería y ustedes se reencontrarían, entonces decidirían que quisieran seguir juntos. O de otra manera, conocerían personas… él conoció a esa pelirroja, quizá tú conozcas al amor de tu vida o algo así –logré hacerla reír.
-¿Crees en esas cosas? –me preguntó, con seriedad y una mueca de interés.
-Quizá –miré hacia un punto perdido, sonriendo débilmente- ¿Y tú?
-¡Caray! –Exclamó, sorprendida- ¡mira la hora que es!
-Sarah, no has contestado –advertí que quería evadir una respuesta.
-Tal vez –dio la misma respuesta vaga que yo, hace unos instantes- tal vez no –fue un poco más directa, dándome a entender una sutil negativa- ¿y tú?
-Quizá –repetí- quizá sí –lo admití.
-¿Por qué? Después de lo que te hicieron…
-Con Tiana probé un poco de lo que probablemente es el amor. Y si eso se siente con la persona equivocada, no puedo imaginarme lo que se siente con la persona indicada –interferí.
-¡Pero que romántico resultaste!
-¿Y tú por qué crees que Lilian está conmigo? –sonreí.
-Porque eres el chico más lindo de todos –la observé sorprendido por breves momentos- de todos esos chicos que forman parte de su círculo social, físicamente hablando –aclaró.
-Sarah Brown me ha dicho guapo –alardee.
-Skandar Keynes me dijo encantadora hace unos minutos y no canturree nada –se cruzó de brazos- además…
-Ya, entendí desde el principio, no había necesidad de aclarar nada –me reí.
-Me gusta dejar las cosas claras.
Han pasado dos semanas desde la fiesta de Oliver, las vacaciones recién comienzan y todos han adoptado un ánimo de fiesta impresionante, excepto yo. No soporto ver como la mayoría pierde el conocimiento a consecuencia del alcohol que consume, es cansado estar cuidando de Lily y estar llevándola a su casa porque apenas recuerda su nombre y sobre todo me disgustan sus besos sabor a brandy combinado con no sé cuántas bebidas más.
Por otro lado, Max Brown se ha vuelto el chico más popular entre el círculo social al que pertenezco: los hijos de las familias más acaudalas de Londres, era de esperarse, con su seductora sonrisa –según todas la chicas-, su llamativa gallardía y su evidente madurez las ha conquistado a todas; ha demostrado que no es necesario terminarse una botella de vodka para resultar encantador.
Y en lo que respecta a la hermana del chico de plata no puedo decir mucho. No ha asistido a ninguna otra fiesta, no es muy conversadora y ciertamente su actitud luego de cansarme, desata una incontrolable curiosidad en mí. He tratado de ser gentil con ella pero solo he obteniendo desplantes como respuesta… si pudiera regresar a aquella noche, jamás hubiera dicho la estúpida insinuación que dije.
Sin embargo, la noche de hoy decidí quedarme en casa porque definitivamente estoy harto de lidiar con la situación de no divertirme ni un poco por estar al pendiente de Lilian. Como todos los viernes, mis padres salieron a cenar románticamente como acostumbran hacerlo y Soumaya ha ido con Max a no sé qué fiesta, lo más probable es que Sarah haya ido con ellos al enterarse de que no fue organizada por ninguno de mis amigos y que sería menos “incontrolable”, por decirlo de alguna manera.
Siendo honesto, específicamente esta noche, no he parado de dar vueltas por toda mi cama y la principal razón es Sarah Brown, quiero compensar el mal rato que le hice pasar pero no tengo idea de cómo.
Al paso de media hora, sentí la garganta seca a consecuencia de la inadvertida corriente de aire que se colaba por mi ventana, entonces decidí bajar a la cocina por un vaso de agua.
-¿Hay alguien ahí? –me detuve en el centro del vestíbulo cuando me pareció ver una leve luz que emanaba de la sala.
Al no obtener respuesta, me dirigí a los escalones y escuché que algo se había caído. Rápidamente corrí a la sala, bajando el desnivel con precipitación y di dos aplausos encendiendo la luz. Sarah se encontraba sentada al centro del sofá.
-¿Qué ocurre? –me coloqué frente a ella.
-Nada –esquivo mi mirada- es solo que no podía dormir.
-Qué curioso, yo tampoco.
No dijo nada más, sus ojos estaban concentrados observando al suelo, una vez que seguí su mirada vi su iPhone reposando a sus pies –era eso lo que se había caído-, inmediatamente me incliné y se lo entregué.
-Gracias –dijo en un susurro.
-¿De verdad estás bien?
-No. Sale con alguien más, Skandar –una lágrima fue rápidamente limpiada de su pómulo por la manga de la blusa del pijama.
-¿Qué pasa, Sarah? –me senté a su costado.
Contrario a lo que pensé, la “princesita” accedió a responderme. Encendió su teléfono y me mostró una fotografía, en ella lograba apreciarse a un chico bien parecido de cabello castaño, ojos azules y piel pálida, sonreía mientras un hoyuelo resaltaba su mejilla izquierda, a su lado Sarah también parecía estar feliz luciendo el mismo vestido que en el cumpleaños de Oliver; ambos estaban abrazados y sus rostros estaban juntos.
-¿Te engañó? –traté de sacar conclusiones pero a modo de respuesta negó con la cabeza.
-No –dijo al fin- terminamos hace unos meses porque tuvo que mudarse a Alemania por el trabajo de su papá. Fue mi idea y…
-No sabes si hiciste lo correcto –atiné a completar.
-Si –admitió, encogiéndose de hombros.
-Yo creo que lo fue, ya ves… él sale con alguien más.
-Y no tienes idea de cuánto me disgusta –volvió a tenderme el iPhone, ahora en su Instagram relucía una nueva fotografía donde el mismo chico posaba junto a atractiva una pelirroja.
-¿Por qué estás celosa? –interrogué.
-Porque… es más que un simple ex novio. Es mi mejor amigo desde los doce, somos tan unidos que éramos capaces de completar las frases del otro y también con una manera de pensar muy similar. Era como mi mellizo. Y no sé… tal vez me molesta porque no estaba preparada para verlo con alguien más, jamás me cruzó la idea por la mente o quizá fue demasiado pronto –explicó.
-¿Es todo? –Estaba seguro que había más- ¿por eso estás así?
-Es que… el cambio ha sido muy inesperado y con toda ésta situación me temo que lo he necesitado más de lo que pensé y es que también me revienta la idea de necesitar a alguien. Él siempre estaba allí para apoyarme –finalizó.
-Te acostumbraste demasiado a él –concluí- pero al menos debería alegrarte que no termino en tragedia.
Me miró desconcertada, como si quisiera que yo dijera algo más.
-Me pasó una vez –fue el turno de contar mi historia, saqué mi teléfono celular del bolsillo del pantalón de pijama, rebusqué entre las fotografías olvidadas una que aún no había sido eliminada y se la mostré- ella es Tiana –señalé a la rubia a la que rodeaba con un brazo- es mi ex novia, podría decirse que ella es… la chica que más he querido.
-¿Y qué pasó? –noté su impresión al darse cuenta que le confesaba una de mis penas.
-Me engañó con uno de mis amigos –respondí, amargo- y lamentablemente me había acostumbrado a ella más de lo que hubiese deseado. Lo más curioso de todo esto es que mi mamá nunca simpatizó con ella...
-Lo siento –atinó a decir.
-Descuida, lo superé.
-Si no te importa… acabas de decir que es la chica que más has querido, ¿qué hay de Lilian? –me preguntó.
-Lily es… Lily es muy bonita, a veces es amable pero últimamente se ha vuelto insoportable. Supongo que cree que me tiene comiendo de su mano, porque… -me detuve.
-¿Por que qué? –instó a que continuara.
-No tenemos que hablar de esto.
-Ya han dormido juntos –adivinó, el término iba más allá.
-Bueno, ella lo ha propuesto. Íbamos a hacerlo en la fiesta de Oliver –aclaré- pero terminó perdiendo la conciencia con tanto alcohol –continué antes de que se sintiera culpable.
-¿En serio la quieres tanto como para…? Tú sabes –no se animó a preguntar directamente.
-Digamos que le tengo cariño.
-Mejor digamos que no la quieres ni la mitad de lo que quisiste a la tal Tiana y que solo sales con ella porque es bella … y codiciada.
-La victima de amor resultó ser toda una doctora cupido –le di la razón de manera bromista.
-¿Qué puedo decir? No soy tan estúpida como creen.
-¿De qué hablas? –no entendí su comentario.
-A veces desearía no darme cuenta con exactitud de todo lo que pasa a mí alrededor. Amigos que mienten, traiciones, puñaladas por la espalda, zorras destructoras de familias… bueno, me doy cuenta de todo. No soy la estúpida que todos piensan.
Suspiré.
-A mí también me toman por idiota, me ven y al saber que soy un Keynes creen que soy un chico torpe que por descender de una familia poderosa es un consentido que no sabe nada. Comenzando por Tiana, claro.
-Si te soy honesta, puedes comenzar por mí –rio- yo lo creía hasta hace unos instantes. Es que solo hay que ver a la noviecita que tienes.
-Terminaré con ella –revelé.
-No quise…
-Lo decidí desde hace unos días, parezco su niñero en vez de su novio –la interrumpí- ahora, si pensabas eso de mí por Lilian, quizá los demás piensen eso de ti por… -no supe el nombre del chico de ojos azules.
-¿Gaspard? –Asentí- no –volvió a reírse- él es… único. Si lo conocieras, bueno no sé cómo explicarlo; y es por eso que también quisiera saber qué es lo que le vio a la pelirroja esa.
-Es linda.
-Debe ser algo más que eso. Supongo que tiene que ser más especial que…
-¿Tú? –Completé, ella admitió con un movimiento de cabeza- no lo creo. Ella luce gentil, pero no luce ni la mitad de encantadora que tú –hubiera deseado haberme callado.
-Gracias –apenas fraseó la palabra de manera intranquila, un silencio incómodo se apropió de la estancia.
-Y, bueno… no sé, ¿quisieras salir a pasear por Londres? – Desmoroné el mutismo que se había interpuesto entre ambos- yo podría acompañarte.
-Eh, sí. Creo que estaría bien –aceptó mi invitación.
-De acuerdo. ¿Podría ser poco después del mediodía? Antes quisiera ver a Lilian, por el rompimiento y eso.
-Lo dices tan natural –se rio por tercera vez combinando su risa con incredulidad.
-Estoy acostumbrado –me encogí de hombros- ¿cómo fue tu ruptura con el chico?
-Mi primera y única ruptura –su rostro adoptó una expresión de rememorar un hecho ya ocurrido- fue como a finales de noviembre, teníamos una cita para comer y hablar de lo que sucedería ya que se iría a Berlín. Me llevó orquídeas, conversamos un rato antes de que yo planteara la idea de terminar. Consideramos los pros y los contras, concluimos que sería lo mejor volver a ser amigos. Aunque recuerdo muy bien que antes de romper definitivamente, él me preguntó: ¿estás segura, Sarah? –Pude presagiar que las imágenes estaban reproduciéndose en su mente- y yo dije que sí – inclinó la cabeza un momento.
-Evidentemente él estaba dispuesto a hacer lo que tú decidieras –comenté- estoy seguro que su relación hubiera seguido si Sarah hubiese dicho que no.
-Ya lo sé –llevó una mano a frotarse la frente- es por eso que a veces dudo.
-Hiciste bien. Porque siendo libres, el francés volvería y ustedes se reencontrarían, entonces decidirían que quisieran seguir juntos. O de otra manera, conocerían personas… él conoció a esa pelirroja, quizá tú conozcas al amor de tu vida o algo así –logré hacerla reír.
-¿Crees en esas cosas? –me preguntó, con seriedad y una mueca de interés.
-Quizá –miré hacia un punto perdido, sonriendo débilmente- ¿Y tú?
-¡Caray! –Exclamó, sorprendida- ¡mira la hora que es!
-Sarah, no has contestado –advertí que quería evadir una respuesta.
-Tal vez –dio la misma respuesta vaga que yo, hace unos instantes- tal vez no –fue un poco más directa, dándome a entender una sutil negativa- ¿y tú?
-Quizá –repetí- quizá sí –lo admití.
-¿Por qué? Después de lo que te hicieron…
-Con Tiana probé un poco de lo que probablemente es el amor. Y si eso se siente con la persona equivocada, no puedo imaginarme lo que se siente con la persona indicada –interferí.
-¡Pero que romántico resultaste!
-¿Y tú por qué crees que Lilian está conmigo? –sonreí.
-Porque eres el chico más lindo de todos –la observé sorprendido por breves momentos- de todos esos chicos que forman parte de su círculo social, físicamente hablando –aclaró.
-Sarah Brown me ha dicho guapo –alardee.
-Skandar Keynes me dijo encantadora hace unos minutos y no canturree nada –se cruzó de brazos- además…
-Ya, entendí desde el principio, no había necesidad de aclarar nada –me reí.
-Me gusta dejar las cosas claras.
Eddie
Re: Where You Stand
¡AH! ¡AHH! ¡AHHH! ¡AHHHH! ¡AHHHHH! (?)
Y... y el Skandar... y Sarah... y las cuestiones del amor... y el celular... y las fotos... y el momento... y... y... y los feelings (?) Mejor me mato, esto está re intenso (?) okno.
Nah! Me caso con este cap ahque.
Espero el siguiente con ansias; ¡Ah! De paso, feliz navidad y próspero año nuevo; paz, Edd
Y... y el Skandar... y Sarah... y las cuestiones del amor... y el celular... y las fotos... y el momento... y... y... y los feelings (?) Mejor me mato, esto está re intenso (?) okno.
Nah! Me caso con este cap ahque.
Espero el siguiente con ansias; ¡Ah! De paso, feliz navidad y próspero año nuevo; paz, Edd
Invitado
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Re: Where You Stand
Personajes principales
Sarah Brown.
Nombre completo: Sarah Juliette Alice Brown Havard.
Sobrenombres: |Princesita. Dado que Sarah significa “princesa” su familia decidió usarlo como apodo para la su hija menor, añadiéndole un diminutivo (princesita) para que sonase más cariñoso| Juliette Capulet. Su primer novio (Gaspard Ulliel) acostumbraba a llamarla así intentando no caer en la monotonía de usar los comunes adjetivos empalagosos que todo el mundo emplea | Julie. Apodo que la familia Ulliel usaba con regularidad ya que su hijo menor solía llamarla por su segundo nombre| Alice in Wonderland. Utilizado por amigos y allegados, se refiere a que Sarah frecuentemente se distrae cuando empieza a filosofar y, usando uno más de sus nombres, hacen referencia a que suele vivir en su país de las maravillas.
Fecha de nacimiento: Diciembre 10, 1991.
Edad: 17 años.
Lugar de nacimiento: Liverpool, Inglaterra.
Nacionalidad: Británica.
Familia: Max Ethan Anthony Brown Havard, hermano| Sebastian Brown, padre | Carolina Havard, madre.
Mejor amiga:| Soumaya Keynes |
Relaciones sentimentales:| Gaspard Salvatore Ulliel Gandine|
Fobias: Las serpientes, las arañas, los ratones, perder a alguien que ama.
Preferencias: La música, los pastelillos, la naturaleza, el chocolate, los días soleados, la playa. Los helados de fresa, las fresas con crema, fresas naturales, el labial de fresa y la canción Strawberry Swing.
Equipos: |Liverpool |USA Swimming| Gigantes de Nueva York|
Pasiones: La medicina, jugar tenis.
Perfil psicológico:
Sarah Brown nació en una brillante mañana de diciembre, donde ligeros rayos de sol se reflejaban en el hielo inglés haciéndolo parecer diamante.
Hija de una familia adinerada, no tiene tantos amigos a comparación de su hermano mayor. Suele ser introvertida pero espontánea una vez que siente que está en el lugar al que pertenece. Odia los estereotipos y sueña con dejar huella en el mundo, posee ideales únicos que por lo regular siempre guarda para sí misma.
Desconfía de los extraños. Orgullosa e individualista pero generosa y noble con quienes ganan su cariño y confianza. Nunca perdonaría una traición.
Actualmente, Sarah cursa por una situación familiar complicada, para ella, el panorama es el siguiente: su padre ha traicionado a Carolina al haberse fijado en otra mujer, aunque no haya tenido nada ver con la susodicha; su mamá, una mujer hermosa, benévola e inteligente, finge que exige el divorcio porque el matrimonio le parece rutinario, cuando para la menor de la familia Brown lo cierto es que su Carolina no soporta la situación de que una tercera en discordia haya sido suficiente para terminar con un matrimonio de veintidós años. Si tuviera que elegir de qué lado estar, la princesita elegiría a su mamá.
Rasgos físicos:
Posee una larga cabellera castaña exageradamente lacia con ligeros reflejos rojizamente dorados. Ojos almendrados color miel, pestañas interminables al color de la melena. Cobrizas cejas definidas, labios rosados de volumen medio. Facciones notoriamente etéreas. Estatura de 1.70 cm, pálida piel de porcelana.
Sobrenombres: |Princesita. Dado que Sarah significa “princesa” su familia decidió usarlo como apodo para la su hija menor, añadiéndole un diminutivo (princesita) para que sonase más cariñoso| Juliette Capulet. Su primer novio (Gaspard Ulliel) acostumbraba a llamarla así intentando no caer en la monotonía de usar los comunes adjetivos empalagosos que todo el mundo emplea | Julie. Apodo que la familia Ulliel usaba con regularidad ya que su hijo menor solía llamarla por su segundo nombre| Alice in Wonderland. Utilizado por amigos y allegados, se refiere a que Sarah frecuentemente se distrae cuando empieza a filosofar y, usando uno más de sus nombres, hacen referencia a que suele vivir en su país de las maravillas.
Fecha de nacimiento: Diciembre 10, 1991.
Edad: 17 años.
Lugar de nacimiento: Liverpool, Inglaterra.
Nacionalidad: Británica.
Familia: Max Ethan Anthony Brown Havard, hermano| Sebastian Brown, padre | Carolina Havard, madre.
Amistades y relaciones.
Mejor amiga:| Soumaya Keynes |
Relaciones sentimentales:| Gaspard Salvatore Ulliel Gandine|
Fobias: Las serpientes, las arañas, los ratones, perder a alguien que ama.
Preferencias: La música, los pastelillos, la naturaleza, el chocolate, los días soleados, la playa. Los helados de fresa, las fresas con crema, fresas naturales, el labial de fresa y la canción Strawberry Swing.
Equipos: |Liverpool |USA Swimming| Gigantes de Nueva York|
Pasiones: La medicina, jugar tenis.
Perfil psicológico:
Sarah Brown nació en una brillante mañana de diciembre, donde ligeros rayos de sol se reflejaban en el hielo inglés haciéndolo parecer diamante.
Hija de una familia adinerada, no tiene tantos amigos a comparación de su hermano mayor. Suele ser introvertida pero espontánea una vez que siente que está en el lugar al que pertenece. Odia los estereotipos y sueña con dejar huella en el mundo, posee ideales únicos que por lo regular siempre guarda para sí misma.
Desconfía de los extraños. Orgullosa e individualista pero generosa y noble con quienes ganan su cariño y confianza. Nunca perdonaría una traición.
Actualmente, Sarah cursa por una situación familiar complicada, para ella, el panorama es el siguiente: su padre ha traicionado a Carolina al haberse fijado en otra mujer, aunque no haya tenido nada ver con la susodicha; su mamá, una mujer hermosa, benévola e inteligente, finge que exige el divorcio porque el matrimonio le parece rutinario, cuando para la menor de la familia Brown lo cierto es que su Carolina no soporta la situación de que una tercera en discordia haya sido suficiente para terminar con un matrimonio de veintidós años. Si tuviera que elegir de qué lado estar, la princesita elegiría a su mamá.
Rasgos físicos:
Posee una larga cabellera castaña exageradamente lacia con ligeros reflejos rojizamente dorados. Ojos almendrados color miel, pestañas interminables al color de la melena. Cobrizas cejas definidas, labios rosados de volumen medio. Facciones notoriamente etéreas. Estatura de 1.70 cm, pálida piel de porcelana.
Skandar Keynes
Nombre completo: Iskandar Amin Casper Keynes Hourani.
Sobrenombres: |Skan. Su nombre acortado, familia y amigos suele llamarlo así con regularidad |Skandy. Apodo que su novia actual usa cuando él se molesta con ella| Ed, Edmund. Utilizado por algunos de sus amigos y fans, ya que es el nombre del personaje al que Keynes da vida en Las Crónicas de Narnia| Su majestad. Denominación sarcástica que su hermana emplea cuando siente que Skandar está ordenándole algo.
Fecha de nacimiento: Septiembre 5, 1991.
Edad: 17 años.
Lugar de nacimiento: Londres, Inglaterra.
Nacionalidad: Británica-Libanesa.
Familia: Soumaya Anne Keynes, hermana | Randal Hume Keynes, padre |Marie Zelfa Hourani, madre|
Amistades y relaciones
Mejor amigo: |Oliver Wickham|
Relaciones sentimentales: |Lilian Ginebra Webber Moore, pareja actual| Virginia Goldsmith, ex novia |Katherine Allen, ex novia| Tiana Simmons, ex novia| Christina Davison, ex novia| Vanessa Hamilton, primer beso.
Fobias: Las mentiras, la hipocresía, estar lejos de sus seres queridos, quedar en ridículo.
Preferencias: La música, las fiestas y sus amigos, días rutinarios en casa, el futbol, los videojuegos.
Equipos: |Arsenal|
Pasiones: Descubrir cosas nuevas.
Perfil psicológico:
Skandar Keynes, ¿la palabra que lo define? Sensato. Es un chico de sentimientos nobles e ideas innovadoras. Gran parte de su vida ha cargado con la sensación de no encajar en ningún lugar. Claro, eso hasta que hizo Narnia, creció unos años más y su atractivo se hizo más notorio… Entonces llegó Tiana Simmons a su vida, la chica capaz de voltear su mundo de cabeza, posteriormente comenzaron a llegar más jóvenes atractivas y actualmente el puesto de flamantísima novia lo ocupa Lilian Webber.
Sin embargo, en sus adentros, él siente un vacío que quedó y que lamentablemente nadie ha logrado ocupar después de la señorita Simmons. Ni siquiera había notado que esa sensación de soledad estaba ahí hasta que esa rubia sin escrúpulos se fue.
Cuando alguien no es de su agrado –situación de rareza- puede volverse odioso e incluso grosero, aunque antes de que esto ocurra, él lo declarará directamente; no es un chico que se ande con rodeos.
Ahora, la duda que corroe las ansias de algunos de sus allegados: ¿por qué sale con la odiosa Webber? Porque la rubia le causó compasión. Es una explicación cruel que Skandar no se atreve a otorgar por caballerosidad, y es por eso que permite que todos crean que es un ególatra que solo toma en cuenta lo superficial.
Última edición por Eddie el Sáb 28 Mar 2015, 3:51 pm, editado 1 vez
Eddie
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