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Double Rainbow
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Double Rainbow
:lizzena: :lizzena: :lizzena:
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Double Rainbow
De nuevo mil gracias Steph ya por fin lo termine, solo corrijo y subo amorsh a todas
Kurisu
Re: Double Rainbow
- Recibo tomates con gusto:
- Valeee, ya por fin, luego de mil años logre subir, y como le dije a Steph, me siento culpable, idk. En fin, les pido una disculpa enorme por el tiempo y lo feito que esta el capítulo, la verdad necesitaba seguir con algunas cosillas que se me estaban escapando yyyy perdonen si no añado personajes, porque se que me faltaron un par aquí, pero en cuanto intentaba escribir algo, terminaba eliminando casi todo y una frustración enormeee.
Ya, las dejo de molestar y les deseo un buen día/tarde/noche:)) Lovee inmenso.
P.D. Se muy bien que no he comentado los capítulos anteriores, pero solo diré por el momento que los he leído y me entraron los filz, están hermosos 33 pronto comento como se merecen
Uriah al levantarse sintió que ese día, no iba a ser tan genial como los anteriores, después de todo, en la vida se tienen buenos y malos momentos, no siempre tocan los buenos, así también como no siempre tocan los malos, pero desde que se levantó y se golpeó el pie con la mesa de noche, lo supo, ese día iba a ser un desastre completo.
Estaba saliendo de la ducha cuando su celular lo tomo desprevenido, se colocó rápido la camisa y se despeino un poco el cabello, haciendo que las gotas de agua viajaran en todas las direcciones posibles.
Tomo el celular sin ver quien llamaba y salió de su habitación para intentar cocinar algo. En el restaurante le habían dado un libro de recetas que tenía que ir poniendo en práctica, en caso de que faltara un chef, él entraba en escena, aunque con lo poco que conocía a cada uno de sus compañeros de trabajo, eso no iba a pasar pronto, por lo tanto, se conformaba con ser mesero por las tardes y chico de barra por las noches.
— Uriah – dijo mientras se sentaba en un banco, viendo con pocas ganas la cocina.
— Emily – contesto su amiga y de inmediato el castaño sonrió – estaba asegurándome de que no estuvieras en un bar bebiendo – aviso ella desde el otro lado de la línea.
— Em, son las siete de la mañana, tendría que ser un ebrio madrugador con mucha suerte para encontrar un bar abierto a estas horas – respondió riendo sin poder contenerse.
— Uriah, el enano con suerte – se burló ella – nunca subestimes tu “yo” irlandés.
— Soy canadiense.
— Es casi la misma – defendió Emily, Uriah estaba cien por ciento seguro de que estaba aguantándose la risa – como sea, también llamaba para preguntarte si podías salir.
— Lo diré con orgullo – aviso Uriah – tengo trabajo.
— Bieeen – alargo la palabra un poco frustrada – te veo en la tarde chico, prometo darte una buena propina.
Uriah colgó la llamada mientras sonreía sin poder evitarlo, su vida solo tenía dos personas que lo hacían sonreír como loco, Emily y ahora Bunny. Pensó en una tercera persona, pero el solo hecho de recordarla, algo dentro de él se estrujo, claro que extrañaba a su hermana y nunca lo iba a negar.
Sacudió su cabeza intentando sacar pensamientos que ese día no iban a tener que estar dentro. Se encamino a su cocina y comenzó a sacar los ingredientes, pero en cuanto comenzó a cocinar, la cosa no pinto bien cuando de pronto olió a quemado, y al darle vuelta a un mísero huevo estrellado, en efecto, estaba negro.
Bufo tirando la “comida” a la basura y siguió haciendo uno tras otro, pero por su mala suerte, el siguiente quedaba más quemado que el anterior, haciendo que pronto su departamento oliera a cartón quemado.
Tiro la cartera de huevos a la basura y comenzó a abrir las ventanas con la ligera esperanza de que el olor se disipara un momento, tomo su chaqueta y salió del departamento pensando en los lugares a los que podría ir por un desayuno.
Cuando salía se encontró con su vecina, quien lo miro con media sonrisa, pero en cuanto el castaño se acercó a ella, Melany arrugo la nariz con una mueca divertida.
— Hombre que se le quema hasta el agua ¿Verdad? – pregunto riéndose de la cara de Uriah.
— El agua no se puede quemar – defendió el chico rodando los ojos.
— Como sea, yo también iba a almorzar, ¿Te unes a mi club solitario? – pregunto encogiéndose de hombros.
— Si tú pagas la cuenta, lo haré con gusto.
Abby solo podía tener en mente una sola cosa: Que Jason era una mierda de persona.
Después de todo lo que paso entre ellos y su fría, por no decir nula, despedida, no puede comprender como ahora viene con un simple mensaje de texto pidiendo algo que sería doloroso volver a enfrentar. La pelirroja puede recordar todas las cosas que sucedieron, entre ellas las noches en vela y los lloriqueos por extrañarlo. Cosas que sus amigos tuvieron que aguantar, pero ahora, después de un par de años, no está dispuesta a que vuelva a suceder.
Volvió a borrar el mensaje que tenía preparado, todo un discurso de los contras de que volviera, pero luego decidió solo dejarlo en visto, no deseaba darle explicaciones a una persona que no se las merecía.
Aventó el teléfono dentro de su cuarto, donde espero que cayera en la cama, se recostó en el sillón y le dio play a una película que Melany le había recomendado para olvidar las cosas, así también, Abby decidió tomarse un pequeño respiro de todo, aquel día era viernes, por lo que pensó tomarse el día de la universidad y del trabajo.
Atrajo hacia si el tazón de palomitas y de pronto sus mascotas se subieron al sillón junto a ella.
Cuando iba la mitad de la película, el timbre incesante del celular le hizo imposible seguir prestando atención a la pantalla de la televisión. Se acercó a su celular y lo levanto de la cama, viendo los incontables mensajes de Melany, un par de Jared, uno de Killian y finalmente, Kayden.
Kayden y Abby no eran de los amigos que se mandaban mensajes, o más bien, Abby odiaba que le enviaran mensajes desde hace dos semanas que recibió el primero de Jason; cada timbre de mensaje entrante era como una tortura de saber quién era el dueño del texto.
Estaba a punto de responderle cuando el timbre de su departamento se escuchó. Soltó el teléfono dejándolo caer en la cama y se encamino rápidamente al lugar, donde al abrir la puerta, en efecto, se encontró con un demacrado Kayden, más de lo que recordaba haberlo visto.
— No me respondiste el mensaje – dijo levantando el celular.
Abby se hizo a un lado dejándolo pasar, y en cuanto estuvo dentro del departamento se dejó caer en el sillón donde ella estaba antes.
— Tú no me llamaste para contarme lo ocurrido – contraataco ella sonriendo levemente.
— Y tú no fuiste a la universidad – cambio de tema y Abby sintió por donde iba la cosa.
— Larga historia – comento suspirando – hablando de universidad, ¿Qué hubiera pasado si hubiera ido? ¿Te ibas a quedar esperando en el pasillo todo este tiempo? – pregunto frunciendo el ceño.
— No tengo nada mejor que hacer – Kayden se encogió de hombros e intento sonreír – planeaba arrancarle las hojas al feo helecho que tiene tu vecina.
Ambos se quedaron en silencio mientras la pelirroja ponía play a la película, ya tendrían tiempo de hablar. Se acomodó al lado de su amigo y ambos comieron de las palomitas mientras pensaban que decirle el uno al otro.
Pero cuando estaba en la recta final, Kayden soltó lo que Abby nunca había pensado que le diría Vera.
— Está embarazada – lo dijo tan bajo que apenas Abby lo escucho.
Y de entre todas las charlas motivacionales sobre la ruptura que se le podrían ocurrir, ninguna estaba hecha en caso de embarazo.
Douglas tomo aire y luego lo expulso, repitió el proceso más de quince veces e imagino que todo iba a salir bien, nada podía ir mal, por el momento.
Acomodo la corbata que tenía amarrada y camino directo al despacho que estaba enfrente de él. Todo dependía de un poco de suerte y conocimiento, o bueno, eso se repetía una y otra vez para que su mente no le jugara una mala pasada en la entrevista de trabajo.
Y mientras esperaba en la recepción del lugar, se dedicó a mandarle mensajes extraños a su hermana, quien le contesto un firme “Se hombre y deja de molestarme en mi siesta”, algo que dejaba en claro que era un momento donde no se le podía molestar. Pero como la espera le comenzó a parecer incomoda, trato de contactarse con su prima Abby, quien no contesto sus mensajes, pensó en ir a su departamento saliendo.
Cuando paso enfrente de un arrugado señor, pensó seriamente que no lo iba a conseguir, hasta que el otro hombre sonrió de lado y soltó una risita.
— Oh muchacho, me recuerdas a mi cuando era joven – suelta una carcajada y lee la solicitud de empleo –, y también me recuerdas a mi hijo.
— Vaya, bueno, no sé qué decir a eso.
La risa del señor hizo que Douglas se relajara un poco, lo suficiente para parecer confiado y con ganas de quedarse. Su madre estaría orgullosa de ver que por fin puede mantener una postura recta por más de dos minutos.
— Bueno, tienes buena educación y buenas referencias, he estado en contacto con las personas que te recomendaron y es una larga historia – mueve su mano haciendo como que no le interesa mucho y luego levanta la mirada – así que, estarás a prueba, tienes el empleo momentáneamente.
Douglas se limita a asentir mientras se levanta del asiento y extiende la mano para estrechársela, sonríe en grande y tiene que esforzarse en no comenzar a saltar como un chiquillo por toda la oficina.
— Gracias señor Clare.
El hombre sonríe y vuelve a sentarse en la silla mientras Douglas comienza a abandonar la oficina, y justo cuando está abriendo la puerta, un joven castaño de su edad, entra rápidamente con una mueca de pocos amigos. Tiene que salir a toda prisa antes de que escuche cualquier cosa que podría lamentar oír para luego sentirse un entrometido en vidas ajenas.
Afuera en la sala, Douglas distingue a Melany quien se dedica a mensajear por celular, y mientras esta distraída el chico se deja caer a un lado de su silla, haciendo que la castaña se sobresalte y frunza el ceño.
— ¿Qué haces aquí? – pregunta guardando el celular.
— Conseguía empleo – responde encogiéndose de hombros - ¿Y tú?
— Acompañe a…un amigo con su padre, iremos a comer luego – sonríe de lado y se levanta cuando la puerta se vuelve a abrir.
— Bueno…me iré a dar una vuelta, adiós castañita – Douglas guiña un ojo y empieza a andar hacia la salida.
Y mientras lo hace, no entiende porque una leve punzada se siente en su pecho cuando ve que el castaño que antes vio en la oficina le pasa un brazo por los hombros a Melany.
A veces los sentimientos no tienen sentido, piensa Douglas con pesimismo mientras camina por la calle, y cuando las cosas no tienen sentido, es cuando suelen suceder solo un par de cosas: Nos obsesionan demasiado hasta hacer las cosas mal, o simplemente, marchan muy bien haciendo la ilusión de que todo terminara, como nuestras expectativas piensan a medida que crecen.
Y eso, es aún peor.
— Bien – Abby se encuentra caminando de un lado a otro en el departamento mientras piensa las cosas seriamente, parece incluso más nerviosa que el propio Kayden.
— Abby, deja de caminar, me pones histérico, si es que se puede más – murmura el moreno con cansancio.
Abby se deja caer en el sillón y sube sus piernas hasta el pecho abrazándolas, pensó como Kayden cuando ella le hablo, que solo se trataba de algo simple como una joya olvidada en la caja del otro, o incluso un perro, cosa que no sabía si los dos tuvieron, pero que ahora sería irrelevante.
— ¿Estas cien por ciento seguro de que Vera no miente? – pregunta con cierta esperanza de hacerlo dudar, pero cuando su amigo la fulmina con la mirada, Abby se encoje en su lugar.
— ¿Por qué Vera mentiría? – responde con cierta dureza.
— No sé, debes de estar seguro cuando esto es demasiado serio – alega Abby haciendo que Kayden bufe sonoramente y ruede los ojos en frustración.
— Creo que no me estas ayudando demasiado – se pasa las manos por el cabello y niega con la cabeza – me pusiste aún más nervioso que antes, y eso no es bueno para mi humor o paciencia y…
— Vale, entonces, no puedo decirte otra cosa, más que… - interrumpe Abby y extiende sus piernas mientras piensa en algo que tal vez lo consuele – que tomes la situación como es, ve de nuevo con ella, y habla civilizadamente, digo, van a tener un hijo y si tu estas de esta forma, entonces no me quiero hacer la idea de cómo este ella, por más mal que me caiga, porque creo que las cosas no se van a arreglar por si solas o si estas escondido todo el tiempo.
Kayden lo asimila un momento, luego asiente con la cabeza repetidas veces como si estuviera convenciéndose de algo. Abby está casi segura de que cuando levanta la cabeza y contesta, tiene cierta resolución en su cabeza, pero cuando se va del departamento para ir con Vera, o eso piensa Abby, puede distinguir la derrota total en su cuerpo.
Tal y como se siente ella al ver que no fue de mucha ayuda para su amigo cuando lo necesito.
— Fue peor de lo que esperaba – inicia diciendo Uriah a la vez que le da el último sorbo a su cerveza.
— ¿Tan mal? – pregunta Melany comiendo una porción de su comida – estoy segura de que no viniste a un restaurante a solo beber cerveza, para eso está el bar – comenta mientras sigue atacando su comida.
— Muy mal, digo, mi padre es extraño – se encogió de hombros y deja la lata vacía en la mesa – además, me quito el apetito.
— Y me supongo que se enojó porque…dejaste la universidad.
— No – hace dos años que lo dejo exactamente y recuerda cómo se puso el señor Clare al recibir la noticia – es por, no sé, tal vez piense que me estoy saliendo de sus planes – comenta mientras levanta una mano hacia la mesera, evadiendo nuevamente el tema de la universidad.
— Padres – murmura Melany por lo bajo.
Y por su parte, Melany recuerda perfectamente toda su infancia, recuerda a sus padres y los problemas que tenían entre ellos, suspira soltando el tenedor y aparta el plato, al parecer la actitud de Uriah es pegajosa. Cuando llega la mesera, ambos piden la cuenta al ver que su pequeño desayuno ha terminado.
Ambos parten por su lado cuando terminan de comer, mientras que Melany tiene que apresurar el paso para encontrarse con Abby, Uriah camina tranquilamente por la calle sin preocupación alguna, lleva tiempo de sobra para ir a trabajar, dejando que la discusión que tuvo con su padre no le afecte como debería, después de todo, Uriah está haciendo todo para mantenerlo feliz, llevando una vida sin problemas mayores y hasta se puede decir, iniciando una relación con Bunny para que se mantenga en contacto con sus nuevos socios. Pero, muy en el fondo, sabe que esa no es la razón por la que sale con la chica, y tiene un motivo egoísta que es propio y no piensa decirlo en voz alta, al menos no pronto.
En cuanto entra al Ragsdale el aroma a comida y café lo inunda, olvidando todo lo que estaba pensando antes, pero sus ojos se encuentran con Emily quien tiene una carta de menú. Levanta la mirada en cuanto lo ve y sonríe a la vez que agita su mano.
— No soy un enano – es lo primero que dice al cabo de unos minutos en silencio.
Y a pesar de que la culpabilidad cae encima de él por haber roto la promesa que tenía con Emily, decide actuar como si nada hubiera pasado, una cerveza no puede resultar dañina después de todo, o de eso se quiere convencer.
“Abby, ¿Por qué no viniste al trabajo?” Y así sucesivamente, son los mensajes de Jared.
Abby no puede evitar reírse del castaño cuando va bajando por los textos y los nota cada vez más desesperados, está a punto de contestarle cuando una cabellera rubia entra por la puerta de la cafetería, y antes de que la chica la pueda ver, logra taparse el rostro con un folleto que había estado guardando y espera a que Vera se siente.
Entrecierra los ojos viéndola con cierta frustración al verla feliz mientras que Kayden está muriéndose por dentro, literal. Al cabo de unos minutos, llega Melany y se sienta enfrente de la pelirroja que ni por un segundo ha perdido de vista a Vera.
Melany se gira sobre su asiento y barre la cafetería con la mirada sin encontrar a alguien conocido, luego vuelve a voltearse y levanta ambas cejas a modo de duda.
— ¿Estás buscando a…Killian? – pregunta atrayendo la atención de Abby.
— No, estoy viendo a la ex novia de Kayden, esa maldita – susurra cuando ella habla de forma animada con otra chica.
— Vaya, le tienes un odio intenso.
— Ni que lo digas – afirma mientras observa como la amiga de Vera se levanta del asiento y sale por la puerta.
Melany también lo nota y voltea a ver a la pelirroja que aún sigue observándola. Melany suspira un tanto cansada y se levanta de la mesa con su pose “agresiva” en acción.
— Vuelvo en un momento – anuncia mientras se levanta un poco las mangas de su suéter y comienza a caminar hacia Vera.
Abby observa desde lejos como Melany se sienta de forma brusca enfrente de Vera y comienza diciéndole algo, luego la rubia contesta confusa, pero después, Melany inicia un parloteo o regaño, a esa distancia, Abby no distingue una palabra de otra.
Cuando pasan largos minutos, Melany se levanta con una sonrisa y vuelve a su asiento normal, segundos después y la rubia está abandonando la cafetería a paso normal. Si su amiga le dijo algo ofensivo o “duro” entonces lo está pasando por alto o finge que no le importo, pero antes de que siga haciendo conclusiones o teorías, Melany suelta un chillido emocionado.
— Abbigail no entiendo porque esa chica te cae mal – chilla Melany con una sonrisa enorme – digo, es una cosa tierna, como si hubieras combinado a un cachorro desamparado con un oso panda – Abby para ese momento esta incrédula y con un toque de traición en la mirada – dime que no odias a los osos pandas.
La otra chica no puede decir ni media palabra cuando toma su bolso y deja atrás a su amiga confundida. Es como si de pronto Melany le hubiera clavado un cuchillo al hacerse “amiga” de Vera. El único pensamiento coherente – además de matar a Melany – es tomar su celular y buscar entre los contactos.
Espera algunos minutos hasta que la línea le muestra una de las voces que más espera escuchar a esas alturas.
— Abby.
— Hey, Killian – sonríe a medias mientras comienza a caminar a paso lento – ¿Tienes la tarde libre?
Se puede decir, que cuando más “enamorado” se pone una persona, las demás pasan a ser segundo plano, dejando a la que crees especial, en primer lugar de todo, pensamientos y hasta planes. Y bueno, Uriah no creía en esa teoría, sobre todo cuando suena patético en ciertas ocasiones, pero, en ese momento de su vida, no puede evitar sentirse de cierta manera cuando recibe o envía mensajes a una persona muy especial, con nombre y apellido que lo vuelven loco.
Uriah no puede evitar sonreír y contestar de inmediato el mensaje entrante en su celular, mientras tanto, Emily lo mira con cierto recelo y aburrimiento.
— ¿Para eso me llamaste? – pregunto luego de tomarse tres malteadas sola.
— Espera.
El castaño nota como su amiga rueda los ojos con fastidio y tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para soltar el celular.
— Bien, es que…bueno tenía un par de cosas en la cabeza que no he podido sacar de mi cabeza y…
— Ve al grano – apura Emily con impaciencia.
— Discutí con mi padre – anuncia con una mueca – le comente los cambios que estoy haciendo – hace una pausa mientras ve como Emily lo incita a seguir – y también sobre la universidad.
— ¡Al fin! – grita Em con alegría, luego da palmadas al aire y sonríe - ¿Y bien?
— No le hizo mucha ilusión que no terminara la carrera de leyes – se encogió de hombros – y literal, pero me insinuó que sin él me voy a morir de hambre.
— Hijo de…
— La boca – advirtió Uriah entre divertido y decaído – me hizo pensar que tal vez necesito meter papeleo a la otra carrera…
— ¡Claro que no! – grito la castaña atrayendo la atención de varias personas del lugar – es tu vida, es tu decisión.
Uriah sonrió por el apoyo incondicional de Emily, y podía decir con sinceridad, que a pesar de toda la confianza que le podía tener a otras personas, primero estaba ella y luego los demás, y eso no pensaba que fuera a cambiar pronto, o en futuro, tal vez, nunca.
— Bien – Emily se calmó y luego rodo los ojos aun con frustración - ¿Cuál es la segunda?
El chico se removió un poco en el asiento y trago duro, luego le dio un largo trago a la malteada y suspiro, intentando pensar claramente lo que había pasado hace unas horas, confirmando que en ese día, le iba a pasar algo malo, sin contar lo de su padre.
— Mi hermana me hablo – comento finalmente, haciendo que su acompañante se sorprendiera – se está divorciando Em, no tiene a donde ir.
Y eso, era una larga historia por contar.
— Así que el capullo ese te hablo – hablo Killian mientras tomaba una copa más.
Después de la llamada y cinco tragos, Abby necesito sincerarse con otra persona, y aunque fuera muy dramática, sentía la traición de Melany muy latente, por lo que de inmediato pensó en Killian, quien, afortunadamente, los astros se alinearon para que estuviera libre aquella tarde.
Abby no llevaba la cuenta de las copas que llevaban encima, pero ella ya sentía las cosas borrosas, intento ponerse de pie y medio se tambaleo, eso solo indico una sola cosa, estaba borracha.
— Así es – rueda los ojos – ve mi celular, está plagado de sus estúpidos mensajes.
El castaño se ríe mientras toma otro trago a la par de Abby.
— ¿Qué es tan gracioso? – pregunta con cierto tono de irritación.
— Porque – se gira hacia ella y sonríe – cuando bebes, te poner “agresiva” o – se acerca y Abby nota la cercanía ¿O es el alcohol? – cariñosa.
Killian giña un ojo y ella no puede evitar quitar la mirada cuando siente que su rostro esta increíblemente rojo, casi del color de su cabello.
Los dos se la pasan hablando de temas sencillos de llevar, evitando tocar los temas incomodos, Abby puede sentir una pizca de normalidad en su cuerpo, hasta que claro, el tiempo hace su jugada al igual que todo el licor que bebió, haciendo que llegue la hora de dejar el bar.
La pelirroja apenas se puede poner de pie cuando comienza a caminar hacia la puerta, por lo que Killian insiste mil veces en acompañarla a su departamento que en realidad, no queda tan lejos.
Cuando finalmente, llegan a la puerta de Abby, ella la abre y se voltea lentamente a ver a Killian quien la observa con detenimiento y nuevamente, la escena del bar llega a su mente. Tiene que esforzarse de manera increíble para pensar algo coherente, sobre todo, olvidar un pensamiento que ronda su cabeza una y otra vez.
— Bien…
Y para su sorpresa, Abby da un paso hacia él y sonríe de lado, si Melany la viera en aquel momento, estaría chillando de histeria. Observa en la oscuridad como Killian también sonríe a su vez.
— Hay que repetirlo – susurra el castaño.
Sonríe ahora ampliamente y se esfuerza nuevamente en asentir, aunque para retroceder a la puerta, tarda varios minutos que resultan ser eternos. Cuando logra entrar, con una fugaz mirada se despide de su amigo y sonríe nuevamente.
Y cuando la oscuridad de su departamento la envuelve, se da cuenta de una sola cosa.
Estaba a punto de besar a Killian.
Se apoya contra la puerta y se deja caer hasta el suelo, intentando eliminar los pensamientos extraños que le pasan por la cabeza, recordándose una y otra vez, que no volverá a tomar una gota de alcohol.
¿Qué si está preocupada y a la vez confusa? Bueno, Melany está de esa forma desde que Abby dejo la cafetería sin decir palabra alguna. Pasó a su departamento, luego a la cafetería nuevamente, e incluso se metió a dos clases de literatura esperando que ella apareciera, pero al final de cuentas, nada llego.
Cuando se rindió con las llamadas, subió los últimos escalones para llegar a su refugio personal y se encontró con Uriah sentado en su puerta, al principio quiso simplemente correrlo, pero su rostro estaba demacrado, algo que a Melany le dolió sin si quiera saber que estaba pasando.
Se acercó hasta donde estaba y se sentó a su lado, para esperar a que el chico hablara, al pasar algunos minutos Uriah volteo a verla y sonrió de lado.
— ¿En que soy buena? – pregunto cuando el castaño volvió a ver a la pared.
— ¿Tienes cerveza en tu departamento? – Uriah se mostraba nervioso cuando lo pregunto.
— ¿Eres una especie de alcohólico en rehabilitación? – respondió con una pregunta y Melany se hartó de que su conversación se basara en preguntas.
— Algo así – se encogió de hombros – en realidad no tengo a quien recurrir.
— ¿Y esa chica que vino el otro día…? La castaña – añadió con duda, pero Uriah esquivo la mirada.
— Ella no estaría muy feliz de pedirle eso – aseguro el muchacho volteando a verla.
— ¿Es tu novia o algo?
— No, Emily es mi mejor amiga.
Melany se levantó con resignación y abrió su puerta, mientras tanto, Uriah la veía con duda y cierto ruego en su mirada, no podía dejarlo en la entrada de su departamento, pero a la vez, sabía que no tenía que darle a ese chico alcohol, a la vez que recordaba todas esas veces que lo escucho llegar ebrio al departamento. Posiblemente estaba haciendo algo malo y que no iba a tener que hacer, pero la mirada de cachorro perdido, siempre era su perdición.
— Vale – empezó dejando la puerta abierta – espero que con una botella de tequila te sea suficiente.
Uriah entre aliviado y culpable, entro al departamento de Melany cerrando la puerta detrás de él.
Y ese domingo, bueno Abby estaba segura de que podía morir de dos cosas: aburrimiento y por aquellos pensamientos que no deseaba pero que por algún momento estaban ahí.
Eran de esos días que no soportaba la presencia de otras personas pero que a la vez, necesitaba estar con alguien para no deprimirse o entristecerse con cosas que por ese preciso tiempo de su vida, no necesitaba.
Pensó en salir de nuevo al bar, pero la cabeza le dolía de forma tranquila, por lo que creyó de manera firme, que tal vez, si llegaba a volver a beber, ese pequeño dolor se convertiría en algo increíblemente grande. Otra de sus opciones, fue salir a correr, pero a decir verdad, la lluvia que sorpresivamente ataco la ciudad, no dejaba que diera un paso fuera de su edificio, además su coordinación no era precisamente genial.
Su celular comenzó a vibrar y lo tomo con desgana, esperando encontrarse con la llamada de una insistente Melany o puede que de un Kayden contándole qué tal le fue con Vera.
Pero en lugar de eso, se encontró con un chillido seguido de una voz que se recuperaba con un carraspeo.
— Te debo decir, que eso no fue muy masculino de tu parte – dijo Abby con una sonrisa - ¿Qué pasa?
— Me dejaste en visto Abbigail – reclama Jared con tono infantil – y a cambio, necesito algo.
— Solo una mujer puede reclamar el visto – corrige Abby mientras ríe.
— No necesariamente… ¡El punto es! – vuelve a chillar y ella no puede evitar reírse – tú, mi hermano y yo en una comida hoy a las cuatro, no sé, piénsalo – anuncia con entusiasmo, y puede jurar que Jared sube y baja sus cejas.
— ¿Tu hermano?
— Si, Shepley esta aburrido.
Luego de algunas objeciones y excusas, Abby acepta porque, al final de todo, era lo que necesitaba para distraerse.
Tarda más de lo planeado en estar lista y baja corriendo las escaleras con el paraguas amarillo en mano.
La calle está casi vacía, por lo que aprovecha para intentar correr sin mojarse más de la cuenta. Aunque al llegar a su destino, puede ver que el carro de Jared no se encuentra cerca, sonríe al ver que puede pedir que Jared pague toda la comida que tiene planeada, después de todo, esa fue una de sus peticiones para aceptar salir con el par de hermanos.
Pero al entrar al lugar, Abby se encuentra con la sonrisa de Jared apenas cruza la puerta, vaya suerte la que tiene en ese momento. Cierra su paraguas y lo sacude antes de entrar.
— Amarillo – dice Jared con una sonrisa.
— Si, sale en una de mis series favoritas, no preguntes más – advierte Abby ahora dirigiendo su mirada al hermano de Jared.
— Un gusto – hablo cuando vio que la chica lo observaba demasiado – Shepley – sonrió en grande y señalo a Jared – este tonto no deja de hablar de ti.
— ¡Claro que no! – grito Jared en su defensa.
La tarde se la pasaron hablando mientras los dos pelirrojos atacaban a Jared, quien no hacía más que ignorarlos y lanzarles una mirada asesina a ambos. Se puede decir que Abby congenio de inmediato con Shepley, quien al principio se mostró decaído, termino riendo a carcajadas junto con Abby.
Y cuando Jared no pudo seguir con los comentarios de ambos, pidió la cuenta para huir del lugar, según palabras del menor de los tres. Jared se levantó y se acercó a Abby, demasiado para su gusto.
— La verdad esta triste por la noviecita que se consiguió – dijo de forma rápida – por favor, dale algunos consejos, yo iré por el carro.
Abby lo vio con duda mientras Jared salía del lugar a paso rápido y caminaba mientras buscaba un encendedor en sus bolsillos.
Escucho como Shepley suspiraba y la miraba con cierta resignación, luego levanto ambas cejas a modo de pregunta y sonrió.
— Lo escuche, y no es por ser grosero, pero no tengo ganas de hablar de ello – corto mientras se levantaba y sacaba un cigarrillo de su bolsillo – me sorprende cada vez más como las personas se interesan más en el dinero – dijo de pronto, dándole una calada a su cigarro – es decir, el dinero lo es todo ahora y odio que te defina. Si no tienes un buen celular o coche, no eres nadie – se encogió de hombros y volvió a expulsar el humo.
Los dos se quedaron en silencio y Abby no supo a qué maldita distancia se encontraba el coche de Jared. Aunque, luego de unos minutos, Shepley se giró hacia Abby ahora con una mirada distinta a como había iniciado.
— ¿A ti no te importa eso? El dinero quiero decir – se explicó al ver como estaba confusa – no pareces ese tipo de persona – y volvió a sonreír.
— Claro que no – se cruzó de brazos a modo de defensa y ahora vio al chico de casi veinte años que estaba enfrente de ella con más atención.
Shepley a simple vista, era una persona agradable, se reía de casi todo lo que ella decía y en cierto punto, se pone feliz hasta porque su comida no tenía algo extraño, pero en ese momento, serio y con un cigarro en la boca, le impregna un toque muy diferente, como si tuviera facha de chico grosero, y su toque de ser demasiado directo, comenzó a poner incomoda a Abby, pensando seriamente si era el mismo tipo de la cafetería de minutos antes.
Tiro el cigarro al suelo y abrió la boca para volverla a cerrar mientras pensaba su siguiente comentario.
— No lo quieres por eso, ¿Verdad? – pregunto Shepley con seriedad. A pesar de ser el hermano menor de Jared, él parecía el mayor de los dos.
— Claro que no, y no estoy saliendo con tu hermano.
— Bien – el chico vio sus zapatos con nerviosismo y levanto la mirada – puede que Jared se vea como alguien duro y con un orgullo inalcanzable, pero créeme, quien le rompa el corazón, lo hará pedazos.
Abby se quedó sin mucho que decir, mientras que gracias al cielo, vio como el carro de Jared aparecía por la esquina. Shepley sonrió de nuevo y se giró hacia ella.
— Si pregunta, me diste un consejo maravilloso, y lo que te dije queda entre los dos – advirtió con una sonrisa de lado – y por cierto, no le digas que fumo, se pondría frenético.
— ¿Listos? – pregunto Jared desde el asiento del conductor.
Se bajó del carro y Abby tuvo que volver al presente, ignorando las palabras de Shepley, las honestas palabras de Shepley. El otro pelirrojo abrió la puerta trasera del carro y se metió de golpe en él, esperando a su hermano y a la chica, viéndola con seriedad.
— ¿Para qué listos? – logro preguntar Abby cuando tuvo enfrente a Jared.
— Bueno, pensé en algo, lo que implica, cine y una cena en un restaurante de sushi – invito Jared con entusiasmo – prometo llevarte a casa antes de las doce – y sonrió.
Abby abrió la boca para aceptar la propuesta, al fin y al cabo, era tentadora, pero en cuanto su mirada choco con la de Shepley, recordó todas las palabras que le dijo, haciendo que una pregunta corriera por su cabeza. El chico negó con la cabeza dando a entender un mensaje demasiado claro.
— No puedo – dijo de pronto – tengo un compromiso a la noche con una amiga – Jared sintió la mentira, porque Abby era una pésima mentirosa.
— Bien – obviamente, el chico estaba desanimado – entonces te veo mañana en el trabajo – y con una dificultad que no fue disfrazada, Jared sonrió.
— Así es – asintió mientras observaba como el chico rodeaba el carro y se subía.
Emprendió el camino a su departamento ahora retirando la sombrilla, dejando que la lluvia la empapara por completo, ahora sí que no tenía ganas de ver a cualquier persona. Y mientras caminaba se dio cuenta de la frase escondida detrás de todo lo dicho por Shepley, algo simple que hizo que frenara a medio paso y levantara el rostro al cielo.
Porque todo eso fue un “le estas interesando a Jared”, desde que dijo que no paraba de hablar de ella, debió de notarlo, tuvo que recibir las indirectas que el otro chico mandaba en medio de bromas a lo largo de toda la comida.
Eso fue para rematar su enredada vida, era lo último que necesitaba. Ya que, si eso llegaba a ser verdad, no podía con la culpa de “romper” otro corazón, no después de que el suyo, estuviera así o de peor forma del que cualquiera pudiera imaginarse, además de que, no podía recoger los pedazos que había dejado tirados con anterioridad.
Tomo asiento en la banca más cercana y cubrió el celular con ambas manos antes de llamar a alguien para cerrar un episodio de su vida, porque aun después de todo lo ocurrido, tenía que cerrar un ciclo para poder seguir, de eso se trata la vida, o eso pensaba al menos antes de hacer la llamada.
— Cállate y escucha – escupió en cuanto contesto – si puedes venir a Chicago, hazlo y arreglamos las cosas, más no vamos a volver, si no, olvídate, Jason.
Estaba saliendo de la ducha cuando su celular lo tomo desprevenido, se colocó rápido la camisa y se despeino un poco el cabello, haciendo que las gotas de agua viajaran en todas las direcciones posibles.
Tomo el celular sin ver quien llamaba y salió de su habitación para intentar cocinar algo. En el restaurante le habían dado un libro de recetas que tenía que ir poniendo en práctica, en caso de que faltara un chef, él entraba en escena, aunque con lo poco que conocía a cada uno de sus compañeros de trabajo, eso no iba a pasar pronto, por lo tanto, se conformaba con ser mesero por las tardes y chico de barra por las noches.
— Uriah – dijo mientras se sentaba en un banco, viendo con pocas ganas la cocina.
— Emily – contesto su amiga y de inmediato el castaño sonrió – estaba asegurándome de que no estuvieras en un bar bebiendo – aviso ella desde el otro lado de la línea.
— Em, son las siete de la mañana, tendría que ser un ebrio madrugador con mucha suerte para encontrar un bar abierto a estas horas – respondió riendo sin poder contenerse.
— Uriah, el enano con suerte – se burló ella – nunca subestimes tu “yo” irlandés.
— Soy canadiense.
— Es casi la misma – defendió Emily, Uriah estaba cien por ciento seguro de que estaba aguantándose la risa – como sea, también llamaba para preguntarte si podías salir.
— Lo diré con orgullo – aviso Uriah – tengo trabajo.
— Bieeen – alargo la palabra un poco frustrada – te veo en la tarde chico, prometo darte una buena propina.
Uriah colgó la llamada mientras sonreía sin poder evitarlo, su vida solo tenía dos personas que lo hacían sonreír como loco, Emily y ahora Bunny. Pensó en una tercera persona, pero el solo hecho de recordarla, algo dentro de él se estrujo, claro que extrañaba a su hermana y nunca lo iba a negar.
Sacudió su cabeza intentando sacar pensamientos que ese día no iban a tener que estar dentro. Se encamino a su cocina y comenzó a sacar los ingredientes, pero en cuanto comenzó a cocinar, la cosa no pinto bien cuando de pronto olió a quemado, y al darle vuelta a un mísero huevo estrellado, en efecto, estaba negro.
Bufo tirando la “comida” a la basura y siguió haciendo uno tras otro, pero por su mala suerte, el siguiente quedaba más quemado que el anterior, haciendo que pronto su departamento oliera a cartón quemado.
Tiro la cartera de huevos a la basura y comenzó a abrir las ventanas con la ligera esperanza de que el olor se disipara un momento, tomo su chaqueta y salió del departamento pensando en los lugares a los que podría ir por un desayuno.
Cuando salía se encontró con su vecina, quien lo miro con media sonrisa, pero en cuanto el castaño se acercó a ella, Melany arrugo la nariz con una mueca divertida.
— Hombre que se le quema hasta el agua ¿Verdad? – pregunto riéndose de la cara de Uriah.
— El agua no se puede quemar – defendió el chico rodando los ojos.
— Como sea, yo también iba a almorzar, ¿Te unes a mi club solitario? – pregunto encogiéndose de hombros.
— Si tú pagas la cuenta, lo haré con gusto.
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Abby solo podía tener en mente una sola cosa: Que Jason era una mierda de persona.
Después de todo lo que paso entre ellos y su fría, por no decir nula, despedida, no puede comprender como ahora viene con un simple mensaje de texto pidiendo algo que sería doloroso volver a enfrentar. La pelirroja puede recordar todas las cosas que sucedieron, entre ellas las noches en vela y los lloriqueos por extrañarlo. Cosas que sus amigos tuvieron que aguantar, pero ahora, después de un par de años, no está dispuesta a que vuelva a suceder.
Volvió a borrar el mensaje que tenía preparado, todo un discurso de los contras de que volviera, pero luego decidió solo dejarlo en visto, no deseaba darle explicaciones a una persona que no se las merecía.
Aventó el teléfono dentro de su cuarto, donde espero que cayera en la cama, se recostó en el sillón y le dio play a una película que Melany le había recomendado para olvidar las cosas, así también, Abby decidió tomarse un pequeño respiro de todo, aquel día era viernes, por lo que pensó tomarse el día de la universidad y del trabajo.
Atrajo hacia si el tazón de palomitas y de pronto sus mascotas se subieron al sillón junto a ella.
Cuando iba la mitad de la película, el timbre incesante del celular le hizo imposible seguir prestando atención a la pantalla de la televisión. Se acercó a su celular y lo levanto de la cama, viendo los incontables mensajes de Melany, un par de Jared, uno de Killian y finalmente, Kayden.
Kayden y Abby no eran de los amigos que se mandaban mensajes, o más bien, Abby odiaba que le enviaran mensajes desde hace dos semanas que recibió el primero de Jason; cada timbre de mensaje entrante era como una tortura de saber quién era el dueño del texto.
Estaba a punto de responderle cuando el timbre de su departamento se escuchó. Soltó el teléfono dejándolo caer en la cama y se encamino rápidamente al lugar, donde al abrir la puerta, en efecto, se encontró con un demacrado Kayden, más de lo que recordaba haberlo visto.
— No me respondiste el mensaje – dijo levantando el celular.
Abby se hizo a un lado dejándolo pasar, y en cuanto estuvo dentro del departamento se dejó caer en el sillón donde ella estaba antes.
— Tú no me llamaste para contarme lo ocurrido – contraataco ella sonriendo levemente.
— Y tú no fuiste a la universidad – cambio de tema y Abby sintió por donde iba la cosa.
— Larga historia – comento suspirando – hablando de universidad, ¿Qué hubiera pasado si hubiera ido? ¿Te ibas a quedar esperando en el pasillo todo este tiempo? – pregunto frunciendo el ceño.
— No tengo nada mejor que hacer – Kayden se encogió de hombros e intento sonreír – planeaba arrancarle las hojas al feo helecho que tiene tu vecina.
Ambos se quedaron en silencio mientras la pelirroja ponía play a la película, ya tendrían tiempo de hablar. Se acomodó al lado de su amigo y ambos comieron de las palomitas mientras pensaban que decirle el uno al otro.
Pero cuando estaba en la recta final, Kayden soltó lo que Abby nunca había pensado que le diría Vera.
— Está embarazada – lo dijo tan bajo que apenas Abby lo escucho.
Y de entre todas las charlas motivacionales sobre la ruptura que se le podrían ocurrir, ninguna estaba hecha en caso de embarazo.
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Douglas tomo aire y luego lo expulso, repitió el proceso más de quince veces e imagino que todo iba a salir bien, nada podía ir mal, por el momento.
Acomodo la corbata que tenía amarrada y camino directo al despacho que estaba enfrente de él. Todo dependía de un poco de suerte y conocimiento, o bueno, eso se repetía una y otra vez para que su mente no le jugara una mala pasada en la entrevista de trabajo.
Y mientras esperaba en la recepción del lugar, se dedicó a mandarle mensajes extraños a su hermana, quien le contesto un firme “Se hombre y deja de molestarme en mi siesta”, algo que dejaba en claro que era un momento donde no se le podía molestar. Pero como la espera le comenzó a parecer incomoda, trato de contactarse con su prima Abby, quien no contesto sus mensajes, pensó en ir a su departamento saliendo.
Cuando paso enfrente de un arrugado señor, pensó seriamente que no lo iba a conseguir, hasta que el otro hombre sonrió de lado y soltó una risita.
— Oh muchacho, me recuerdas a mi cuando era joven – suelta una carcajada y lee la solicitud de empleo –, y también me recuerdas a mi hijo.
— Vaya, bueno, no sé qué decir a eso.
La risa del señor hizo que Douglas se relajara un poco, lo suficiente para parecer confiado y con ganas de quedarse. Su madre estaría orgullosa de ver que por fin puede mantener una postura recta por más de dos minutos.
— Bueno, tienes buena educación y buenas referencias, he estado en contacto con las personas que te recomendaron y es una larga historia – mueve su mano haciendo como que no le interesa mucho y luego levanta la mirada – así que, estarás a prueba, tienes el empleo momentáneamente.
Douglas se limita a asentir mientras se levanta del asiento y extiende la mano para estrechársela, sonríe en grande y tiene que esforzarse en no comenzar a saltar como un chiquillo por toda la oficina.
— Gracias señor Clare.
El hombre sonríe y vuelve a sentarse en la silla mientras Douglas comienza a abandonar la oficina, y justo cuando está abriendo la puerta, un joven castaño de su edad, entra rápidamente con una mueca de pocos amigos. Tiene que salir a toda prisa antes de que escuche cualquier cosa que podría lamentar oír para luego sentirse un entrometido en vidas ajenas.
Afuera en la sala, Douglas distingue a Melany quien se dedica a mensajear por celular, y mientras esta distraída el chico se deja caer a un lado de su silla, haciendo que la castaña se sobresalte y frunza el ceño.
— ¿Qué haces aquí? – pregunta guardando el celular.
— Conseguía empleo – responde encogiéndose de hombros - ¿Y tú?
— Acompañe a…un amigo con su padre, iremos a comer luego – sonríe de lado y se levanta cuando la puerta se vuelve a abrir.
— Bueno…me iré a dar una vuelta, adiós castañita – Douglas guiña un ojo y empieza a andar hacia la salida.
Y mientras lo hace, no entiende porque una leve punzada se siente en su pecho cuando ve que el castaño que antes vio en la oficina le pasa un brazo por los hombros a Melany.
A veces los sentimientos no tienen sentido, piensa Douglas con pesimismo mientras camina por la calle, y cuando las cosas no tienen sentido, es cuando suelen suceder solo un par de cosas: Nos obsesionan demasiado hasta hacer las cosas mal, o simplemente, marchan muy bien haciendo la ilusión de que todo terminara, como nuestras expectativas piensan a medida que crecen.
Y eso, es aún peor.
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— Bien – Abby se encuentra caminando de un lado a otro en el departamento mientras piensa las cosas seriamente, parece incluso más nerviosa que el propio Kayden.
— Abby, deja de caminar, me pones histérico, si es que se puede más – murmura el moreno con cansancio.
Abby se deja caer en el sillón y sube sus piernas hasta el pecho abrazándolas, pensó como Kayden cuando ella le hablo, que solo se trataba de algo simple como una joya olvidada en la caja del otro, o incluso un perro, cosa que no sabía si los dos tuvieron, pero que ahora sería irrelevante.
— ¿Estas cien por ciento seguro de que Vera no miente? – pregunta con cierta esperanza de hacerlo dudar, pero cuando su amigo la fulmina con la mirada, Abby se encoje en su lugar.
— ¿Por qué Vera mentiría? – responde con cierta dureza.
— No sé, debes de estar seguro cuando esto es demasiado serio – alega Abby haciendo que Kayden bufe sonoramente y ruede los ojos en frustración.
— Creo que no me estas ayudando demasiado – se pasa las manos por el cabello y niega con la cabeza – me pusiste aún más nervioso que antes, y eso no es bueno para mi humor o paciencia y…
— Vale, entonces, no puedo decirte otra cosa, más que… - interrumpe Abby y extiende sus piernas mientras piensa en algo que tal vez lo consuele – que tomes la situación como es, ve de nuevo con ella, y habla civilizadamente, digo, van a tener un hijo y si tu estas de esta forma, entonces no me quiero hacer la idea de cómo este ella, por más mal que me caiga, porque creo que las cosas no se van a arreglar por si solas o si estas escondido todo el tiempo.
Kayden lo asimila un momento, luego asiente con la cabeza repetidas veces como si estuviera convenciéndose de algo. Abby está casi segura de que cuando levanta la cabeza y contesta, tiene cierta resolución en su cabeza, pero cuando se va del departamento para ir con Vera, o eso piensa Abby, puede distinguir la derrota total en su cuerpo.
Tal y como se siente ella al ver que no fue de mucha ayuda para su amigo cuando lo necesito.
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— Fue peor de lo que esperaba – inicia diciendo Uriah a la vez que le da el último sorbo a su cerveza.
— ¿Tan mal? – pregunta Melany comiendo una porción de su comida – estoy segura de que no viniste a un restaurante a solo beber cerveza, para eso está el bar – comenta mientras sigue atacando su comida.
— Muy mal, digo, mi padre es extraño – se encogió de hombros y deja la lata vacía en la mesa – además, me quito el apetito.
— Y me supongo que se enojó porque…dejaste la universidad.
— No – hace dos años que lo dejo exactamente y recuerda cómo se puso el señor Clare al recibir la noticia – es por, no sé, tal vez piense que me estoy saliendo de sus planes – comenta mientras levanta una mano hacia la mesera, evadiendo nuevamente el tema de la universidad.
— Padres – murmura Melany por lo bajo.
Y por su parte, Melany recuerda perfectamente toda su infancia, recuerda a sus padres y los problemas que tenían entre ellos, suspira soltando el tenedor y aparta el plato, al parecer la actitud de Uriah es pegajosa. Cuando llega la mesera, ambos piden la cuenta al ver que su pequeño desayuno ha terminado.
Ambos parten por su lado cuando terminan de comer, mientras que Melany tiene que apresurar el paso para encontrarse con Abby, Uriah camina tranquilamente por la calle sin preocupación alguna, lleva tiempo de sobra para ir a trabajar, dejando que la discusión que tuvo con su padre no le afecte como debería, después de todo, Uriah está haciendo todo para mantenerlo feliz, llevando una vida sin problemas mayores y hasta se puede decir, iniciando una relación con Bunny para que se mantenga en contacto con sus nuevos socios. Pero, muy en el fondo, sabe que esa no es la razón por la que sale con la chica, y tiene un motivo egoísta que es propio y no piensa decirlo en voz alta, al menos no pronto.
En cuanto entra al Ragsdale el aroma a comida y café lo inunda, olvidando todo lo que estaba pensando antes, pero sus ojos se encuentran con Emily quien tiene una carta de menú. Levanta la mirada en cuanto lo ve y sonríe a la vez que agita su mano.
— No soy un enano – es lo primero que dice al cabo de unos minutos en silencio.
Y a pesar de que la culpabilidad cae encima de él por haber roto la promesa que tenía con Emily, decide actuar como si nada hubiera pasado, una cerveza no puede resultar dañina después de todo, o de eso se quiere convencer.
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“Abby, ¿Por qué no viniste al trabajo?” Y así sucesivamente, son los mensajes de Jared.
Abby no puede evitar reírse del castaño cuando va bajando por los textos y los nota cada vez más desesperados, está a punto de contestarle cuando una cabellera rubia entra por la puerta de la cafetería, y antes de que la chica la pueda ver, logra taparse el rostro con un folleto que había estado guardando y espera a que Vera se siente.
Entrecierra los ojos viéndola con cierta frustración al verla feliz mientras que Kayden está muriéndose por dentro, literal. Al cabo de unos minutos, llega Melany y se sienta enfrente de la pelirroja que ni por un segundo ha perdido de vista a Vera.
Melany se gira sobre su asiento y barre la cafetería con la mirada sin encontrar a alguien conocido, luego vuelve a voltearse y levanta ambas cejas a modo de duda.
— ¿Estás buscando a…Killian? – pregunta atrayendo la atención de Abby.
— No, estoy viendo a la ex novia de Kayden, esa maldita – susurra cuando ella habla de forma animada con otra chica.
— Vaya, le tienes un odio intenso.
— Ni que lo digas – afirma mientras observa como la amiga de Vera se levanta del asiento y sale por la puerta.
Melany también lo nota y voltea a ver a la pelirroja que aún sigue observándola. Melany suspira un tanto cansada y se levanta de la mesa con su pose “agresiva” en acción.
— Vuelvo en un momento – anuncia mientras se levanta un poco las mangas de su suéter y comienza a caminar hacia Vera.
Abby observa desde lejos como Melany se sienta de forma brusca enfrente de Vera y comienza diciéndole algo, luego la rubia contesta confusa, pero después, Melany inicia un parloteo o regaño, a esa distancia, Abby no distingue una palabra de otra.
Cuando pasan largos minutos, Melany se levanta con una sonrisa y vuelve a su asiento normal, segundos después y la rubia está abandonando la cafetería a paso normal. Si su amiga le dijo algo ofensivo o “duro” entonces lo está pasando por alto o finge que no le importo, pero antes de que siga haciendo conclusiones o teorías, Melany suelta un chillido emocionado.
— Abbigail no entiendo porque esa chica te cae mal – chilla Melany con una sonrisa enorme – digo, es una cosa tierna, como si hubieras combinado a un cachorro desamparado con un oso panda – Abby para ese momento esta incrédula y con un toque de traición en la mirada – dime que no odias a los osos pandas.
La otra chica no puede decir ni media palabra cuando toma su bolso y deja atrás a su amiga confundida. Es como si de pronto Melany le hubiera clavado un cuchillo al hacerse “amiga” de Vera. El único pensamiento coherente – además de matar a Melany – es tomar su celular y buscar entre los contactos.
Espera algunos minutos hasta que la línea le muestra una de las voces que más espera escuchar a esas alturas.
— Abby.
— Hey, Killian – sonríe a medias mientras comienza a caminar a paso lento – ¿Tienes la tarde libre?
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Se puede decir, que cuando más “enamorado” se pone una persona, las demás pasan a ser segundo plano, dejando a la que crees especial, en primer lugar de todo, pensamientos y hasta planes. Y bueno, Uriah no creía en esa teoría, sobre todo cuando suena patético en ciertas ocasiones, pero, en ese momento de su vida, no puede evitar sentirse de cierta manera cuando recibe o envía mensajes a una persona muy especial, con nombre y apellido que lo vuelven loco.
Uriah no puede evitar sonreír y contestar de inmediato el mensaje entrante en su celular, mientras tanto, Emily lo mira con cierto recelo y aburrimiento.
— ¿Para eso me llamaste? – pregunto luego de tomarse tres malteadas sola.
— Espera.
El castaño nota como su amiga rueda los ojos con fastidio y tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para soltar el celular.
— Bien, es que…bueno tenía un par de cosas en la cabeza que no he podido sacar de mi cabeza y…
— Ve al grano – apura Emily con impaciencia.
— Discutí con mi padre – anuncia con una mueca – le comente los cambios que estoy haciendo – hace una pausa mientras ve como Emily lo incita a seguir – y también sobre la universidad.
— ¡Al fin! – grita Em con alegría, luego da palmadas al aire y sonríe - ¿Y bien?
— No le hizo mucha ilusión que no terminara la carrera de leyes – se encogió de hombros – y literal, pero me insinuó que sin él me voy a morir de hambre.
— Hijo de…
— La boca – advirtió Uriah entre divertido y decaído – me hizo pensar que tal vez necesito meter papeleo a la otra carrera…
— ¡Claro que no! – grito la castaña atrayendo la atención de varias personas del lugar – es tu vida, es tu decisión.
Uriah sonrió por el apoyo incondicional de Emily, y podía decir con sinceridad, que a pesar de toda la confianza que le podía tener a otras personas, primero estaba ella y luego los demás, y eso no pensaba que fuera a cambiar pronto, o en futuro, tal vez, nunca.
— Bien – Emily se calmó y luego rodo los ojos aun con frustración - ¿Cuál es la segunda?
El chico se removió un poco en el asiento y trago duro, luego le dio un largo trago a la malteada y suspiro, intentando pensar claramente lo que había pasado hace unas horas, confirmando que en ese día, le iba a pasar algo malo, sin contar lo de su padre.
— Mi hermana me hablo – comento finalmente, haciendo que su acompañante se sorprendiera – se está divorciando Em, no tiene a donde ir.
Y eso, era una larga historia por contar.
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— Así que el capullo ese te hablo – hablo Killian mientras tomaba una copa más.
Después de la llamada y cinco tragos, Abby necesito sincerarse con otra persona, y aunque fuera muy dramática, sentía la traición de Melany muy latente, por lo que de inmediato pensó en Killian, quien, afortunadamente, los astros se alinearon para que estuviera libre aquella tarde.
Abby no llevaba la cuenta de las copas que llevaban encima, pero ella ya sentía las cosas borrosas, intento ponerse de pie y medio se tambaleo, eso solo indico una sola cosa, estaba borracha.
— Así es – rueda los ojos – ve mi celular, está plagado de sus estúpidos mensajes.
El castaño se ríe mientras toma otro trago a la par de Abby.
— ¿Qué es tan gracioso? – pregunta con cierto tono de irritación.
— Porque – se gira hacia ella y sonríe – cuando bebes, te poner “agresiva” o – se acerca y Abby nota la cercanía ¿O es el alcohol? – cariñosa.
Killian giña un ojo y ella no puede evitar quitar la mirada cuando siente que su rostro esta increíblemente rojo, casi del color de su cabello.
Los dos se la pasan hablando de temas sencillos de llevar, evitando tocar los temas incomodos, Abby puede sentir una pizca de normalidad en su cuerpo, hasta que claro, el tiempo hace su jugada al igual que todo el licor que bebió, haciendo que llegue la hora de dejar el bar.
La pelirroja apenas se puede poner de pie cuando comienza a caminar hacia la puerta, por lo que Killian insiste mil veces en acompañarla a su departamento que en realidad, no queda tan lejos.
Cuando finalmente, llegan a la puerta de Abby, ella la abre y se voltea lentamente a ver a Killian quien la observa con detenimiento y nuevamente, la escena del bar llega a su mente. Tiene que esforzarse de manera increíble para pensar algo coherente, sobre todo, olvidar un pensamiento que ronda su cabeza una y otra vez.
— Bien…
Y para su sorpresa, Abby da un paso hacia él y sonríe de lado, si Melany la viera en aquel momento, estaría chillando de histeria. Observa en la oscuridad como Killian también sonríe a su vez.
— Hay que repetirlo – susurra el castaño.
Sonríe ahora ampliamente y se esfuerza nuevamente en asentir, aunque para retroceder a la puerta, tarda varios minutos que resultan ser eternos. Cuando logra entrar, con una fugaz mirada se despide de su amigo y sonríe nuevamente.
Y cuando la oscuridad de su departamento la envuelve, se da cuenta de una sola cosa.
Estaba a punto de besar a Killian.
Se apoya contra la puerta y se deja caer hasta el suelo, intentando eliminar los pensamientos extraños que le pasan por la cabeza, recordándose una y otra vez, que no volverá a tomar una gota de alcohol.
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¿Qué si está preocupada y a la vez confusa? Bueno, Melany está de esa forma desde que Abby dejo la cafetería sin decir palabra alguna. Pasó a su departamento, luego a la cafetería nuevamente, e incluso se metió a dos clases de literatura esperando que ella apareciera, pero al final de cuentas, nada llego.
Cuando se rindió con las llamadas, subió los últimos escalones para llegar a su refugio personal y se encontró con Uriah sentado en su puerta, al principio quiso simplemente correrlo, pero su rostro estaba demacrado, algo que a Melany le dolió sin si quiera saber que estaba pasando.
Se acercó hasta donde estaba y se sentó a su lado, para esperar a que el chico hablara, al pasar algunos minutos Uriah volteo a verla y sonrió de lado.
— ¿En que soy buena? – pregunto cuando el castaño volvió a ver a la pared.
— ¿Tienes cerveza en tu departamento? – Uriah se mostraba nervioso cuando lo pregunto.
— ¿Eres una especie de alcohólico en rehabilitación? – respondió con una pregunta y Melany se hartó de que su conversación se basara en preguntas.
— Algo así – se encogió de hombros – en realidad no tengo a quien recurrir.
— ¿Y esa chica que vino el otro día…? La castaña – añadió con duda, pero Uriah esquivo la mirada.
— Ella no estaría muy feliz de pedirle eso – aseguro el muchacho volteando a verla.
— ¿Es tu novia o algo?
— No, Emily es mi mejor amiga.
Melany se levantó con resignación y abrió su puerta, mientras tanto, Uriah la veía con duda y cierto ruego en su mirada, no podía dejarlo en la entrada de su departamento, pero a la vez, sabía que no tenía que darle a ese chico alcohol, a la vez que recordaba todas esas veces que lo escucho llegar ebrio al departamento. Posiblemente estaba haciendo algo malo y que no iba a tener que hacer, pero la mirada de cachorro perdido, siempre era su perdición.
— Vale – empezó dejando la puerta abierta – espero que con una botella de tequila te sea suficiente.
Uriah entre aliviado y culpable, entro al departamento de Melany cerrando la puerta detrás de él.
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Y ese domingo, bueno Abby estaba segura de que podía morir de dos cosas: aburrimiento y por aquellos pensamientos que no deseaba pero que por algún momento estaban ahí.
Eran de esos días que no soportaba la presencia de otras personas pero que a la vez, necesitaba estar con alguien para no deprimirse o entristecerse con cosas que por ese preciso tiempo de su vida, no necesitaba.
Pensó en salir de nuevo al bar, pero la cabeza le dolía de forma tranquila, por lo que creyó de manera firme, que tal vez, si llegaba a volver a beber, ese pequeño dolor se convertiría en algo increíblemente grande. Otra de sus opciones, fue salir a correr, pero a decir verdad, la lluvia que sorpresivamente ataco la ciudad, no dejaba que diera un paso fuera de su edificio, además su coordinación no era precisamente genial.
Su celular comenzó a vibrar y lo tomo con desgana, esperando encontrarse con la llamada de una insistente Melany o puede que de un Kayden contándole qué tal le fue con Vera.
Pero en lugar de eso, se encontró con un chillido seguido de una voz que se recuperaba con un carraspeo.
— Te debo decir, que eso no fue muy masculino de tu parte – dijo Abby con una sonrisa - ¿Qué pasa?
— Me dejaste en visto Abbigail – reclama Jared con tono infantil – y a cambio, necesito algo.
— Solo una mujer puede reclamar el visto – corrige Abby mientras ríe.
— No necesariamente… ¡El punto es! – vuelve a chillar y ella no puede evitar reírse – tú, mi hermano y yo en una comida hoy a las cuatro, no sé, piénsalo – anuncia con entusiasmo, y puede jurar que Jared sube y baja sus cejas.
— ¿Tu hermano?
— Si, Shepley esta aburrido.
Luego de algunas objeciones y excusas, Abby acepta porque, al final de todo, era lo que necesitaba para distraerse.
Tarda más de lo planeado en estar lista y baja corriendo las escaleras con el paraguas amarillo en mano.
La calle está casi vacía, por lo que aprovecha para intentar correr sin mojarse más de la cuenta. Aunque al llegar a su destino, puede ver que el carro de Jared no se encuentra cerca, sonríe al ver que puede pedir que Jared pague toda la comida que tiene planeada, después de todo, esa fue una de sus peticiones para aceptar salir con el par de hermanos.
Pero al entrar al lugar, Abby se encuentra con la sonrisa de Jared apenas cruza la puerta, vaya suerte la que tiene en ese momento. Cierra su paraguas y lo sacude antes de entrar.
— Amarillo – dice Jared con una sonrisa.
— Si, sale en una de mis series favoritas, no preguntes más – advierte Abby ahora dirigiendo su mirada al hermano de Jared.
— Un gusto – hablo cuando vio que la chica lo observaba demasiado – Shepley – sonrió en grande y señalo a Jared – este tonto no deja de hablar de ti.
— ¡Claro que no! – grito Jared en su defensa.
La tarde se la pasaron hablando mientras los dos pelirrojos atacaban a Jared, quien no hacía más que ignorarlos y lanzarles una mirada asesina a ambos. Se puede decir que Abby congenio de inmediato con Shepley, quien al principio se mostró decaído, termino riendo a carcajadas junto con Abby.
Y cuando Jared no pudo seguir con los comentarios de ambos, pidió la cuenta para huir del lugar, según palabras del menor de los tres. Jared se levantó y se acercó a Abby, demasiado para su gusto.
— La verdad esta triste por la noviecita que se consiguió – dijo de forma rápida – por favor, dale algunos consejos, yo iré por el carro.
Abby lo vio con duda mientras Jared salía del lugar a paso rápido y caminaba mientras buscaba un encendedor en sus bolsillos.
Escucho como Shepley suspiraba y la miraba con cierta resignación, luego levanto ambas cejas a modo de pregunta y sonrió.
— Lo escuche, y no es por ser grosero, pero no tengo ganas de hablar de ello – corto mientras se levantaba y sacaba un cigarrillo de su bolsillo – me sorprende cada vez más como las personas se interesan más en el dinero – dijo de pronto, dándole una calada a su cigarro – es decir, el dinero lo es todo ahora y odio que te defina. Si no tienes un buen celular o coche, no eres nadie – se encogió de hombros y volvió a expulsar el humo.
Los dos se quedaron en silencio y Abby no supo a qué maldita distancia se encontraba el coche de Jared. Aunque, luego de unos minutos, Shepley se giró hacia Abby ahora con una mirada distinta a como había iniciado.
— ¿A ti no te importa eso? El dinero quiero decir – se explicó al ver como estaba confusa – no pareces ese tipo de persona – y volvió a sonreír.
— Claro que no – se cruzó de brazos a modo de defensa y ahora vio al chico de casi veinte años que estaba enfrente de ella con más atención.
Shepley a simple vista, era una persona agradable, se reía de casi todo lo que ella decía y en cierto punto, se pone feliz hasta porque su comida no tenía algo extraño, pero en ese momento, serio y con un cigarro en la boca, le impregna un toque muy diferente, como si tuviera facha de chico grosero, y su toque de ser demasiado directo, comenzó a poner incomoda a Abby, pensando seriamente si era el mismo tipo de la cafetería de minutos antes.
Tiro el cigarro al suelo y abrió la boca para volverla a cerrar mientras pensaba su siguiente comentario.
— No lo quieres por eso, ¿Verdad? – pregunto Shepley con seriedad. A pesar de ser el hermano menor de Jared, él parecía el mayor de los dos.
— Claro que no, y no estoy saliendo con tu hermano.
— Bien – el chico vio sus zapatos con nerviosismo y levanto la mirada – puede que Jared se vea como alguien duro y con un orgullo inalcanzable, pero créeme, quien le rompa el corazón, lo hará pedazos.
Abby se quedó sin mucho que decir, mientras que gracias al cielo, vio como el carro de Jared aparecía por la esquina. Shepley sonrió de nuevo y se giró hacia ella.
— Si pregunta, me diste un consejo maravilloso, y lo que te dije queda entre los dos – advirtió con una sonrisa de lado – y por cierto, no le digas que fumo, se pondría frenético.
— ¿Listos? – pregunto Jared desde el asiento del conductor.
Se bajó del carro y Abby tuvo que volver al presente, ignorando las palabras de Shepley, las honestas palabras de Shepley. El otro pelirrojo abrió la puerta trasera del carro y se metió de golpe en él, esperando a su hermano y a la chica, viéndola con seriedad.
— ¿Para qué listos? – logro preguntar Abby cuando tuvo enfrente a Jared.
— Bueno, pensé en algo, lo que implica, cine y una cena en un restaurante de sushi – invito Jared con entusiasmo – prometo llevarte a casa antes de las doce – y sonrió.
Abby abrió la boca para aceptar la propuesta, al fin y al cabo, era tentadora, pero en cuanto su mirada choco con la de Shepley, recordó todas las palabras que le dijo, haciendo que una pregunta corriera por su cabeza. El chico negó con la cabeza dando a entender un mensaje demasiado claro.
— No puedo – dijo de pronto – tengo un compromiso a la noche con una amiga – Jared sintió la mentira, porque Abby era una pésima mentirosa.
— Bien – obviamente, el chico estaba desanimado – entonces te veo mañana en el trabajo – y con una dificultad que no fue disfrazada, Jared sonrió.
— Así es – asintió mientras observaba como el chico rodeaba el carro y se subía.
Emprendió el camino a su departamento ahora retirando la sombrilla, dejando que la lluvia la empapara por completo, ahora sí que no tenía ganas de ver a cualquier persona. Y mientras caminaba se dio cuenta de la frase escondida detrás de todo lo dicho por Shepley, algo simple que hizo que frenara a medio paso y levantara el rostro al cielo.
Porque todo eso fue un “le estas interesando a Jared”, desde que dijo que no paraba de hablar de ella, debió de notarlo, tuvo que recibir las indirectas que el otro chico mandaba en medio de bromas a lo largo de toda la comida.
Eso fue para rematar su enredada vida, era lo último que necesitaba. Ya que, si eso llegaba a ser verdad, no podía con la culpa de “romper” otro corazón, no después de que el suyo, estuviera así o de peor forma del que cualquiera pudiera imaginarse, además de que, no podía recoger los pedazos que había dejado tirados con anterioridad.
Tomo asiento en la banca más cercana y cubrió el celular con ambas manos antes de llamar a alguien para cerrar un episodio de su vida, porque aun después de todo lo ocurrido, tenía que cerrar un ciclo para poder seguir, de eso se trata la vida, o eso pensaba al menos antes de hacer la llamada.
— Cállate y escucha – escupió en cuanto contesto – si puedes venir a Chicago, hazlo y arreglamos las cosas, más no vamos a volver, si no, olvídate, Jason.
Kurisu
Re: Double Rainbow
- Pushi:
- Subiste el capítulo hace un mes atrás y siento mucho no haber podido comentar hasta ahora. Pero mejor tarde que nunca.pushi escribió:Apuesto, amoroso, cargoso de la buena manera, de aquel amor que empalagaba y te dejaba
el dulce veinti-cuatro horas después de un beso. Por supuesto que todo aquel sueño y encanto fue pereciendo con el tiempo. Y por supuesto, éste te demuestra el lado oscuro de cada uno, en éste caso, el turbio costado de su novio. Celos, posesión, sobre-control, sobre-protección, la vida de Shae había llegado a un fin aún respirando. Pero ella no iba a desperdiciar meses, o incluso llegar al año, estando al lado de quien parecía ser el epítome de infelicidad. Por eso, con una maleta y un boleto en mano, se mudó a Chicago para su tercer comienzo.
Aplauso para Shae , esta chica sabe lo que se hace, se nota que no le gusta perder el tiempo con cosas innecesarias. Aunque luego ya veremos, porque en esta nc si el personaje no sufre no pertenece a DR.pushi escribió:—¿Qué? —preguntó, finalmente dándole un bocado a la comida que tanto esperó.
—¿No saliste a trotar ésta mañana? —interrogó, Emma. Frunció el ceño y asintió obvia —¿Entonces de qué te sirve si te pones a comer eso? —Shae sonrió y observó con gloria como venía el mesero con las bebidas.
—Por eso, mi querida Emma, ésto va acompañado de una Coca-Cola dietética
Casi me muero de la risa con esta parte. No importa si ingieres cinco donuts rellenos de chocolate y cubiertos con azúcar, si te tomas un café con sacarina todo se arregla. Esta chica es genial.Es rápido conectar con ella, pero no porque sea un personaje normal, creo que ella es muy especial y lo va a ir demostrando poco a poco.
La parte de la cita con Will ha sido genial, me imagino a Shae poniendo cara de pocos amigos cuando se lo menciona y también me la imaginé caminando con su oso a casa con una decepción inmensa, parecida a la mía cuando dicen que hay 2x1 en el Telepizza y es mentira Cuando menciona su pasado se me ha encogido el corazón. Desde mi punta de vista Shae no hizo mal, bueno tampoco actuó de la mejor manera, pero es comprensible que después de todo lo que tuvo que pasar con el malnacido de su padre le diese miedo volver. El miedo muchas veces vence a cualquier sentimiento. Y bastante mal se siente la pobre por dejar a Avery.pushi escribió:¿Notan que a pesar de todos los errores que uno puede cometer, siempre hay uno en especial que los persigue? ¿Aquel en el cual piensan y se preguntan "si tan solo hubiera hecho las cosas diferente"? Avery era el suyo.
Mira Shae, como yo soy una tonta que acostumbra a hablar a los personajes como si fueran reales, voy a darte un consejo: cometiste un error, como todos los cometen. Supéralo, haz algo para remediarlo y no te conviertas en ese error que cometiste. No dejes que te atormente.Vamos, que hagas caso a tu amiga Emma.
Levi es el chico que salvó al gatito Esto puede ser lo menos importante que nombre de tu capítulo, peor cuando leí el de Zoe no sabía quién era Levi.pushi escribió:más la verguenza de haber tirado a la señorita al piso
¡Pero qué educado que es esto chico! "Señorita"pushi escribió:—Oh, vamos. No te habrás creído todo eso —Levi había sonreído, encontrándose sorprendido por el buen sentido del humor, que eventualmente se le contagiaría.
—Casi. Fue inteligente de tu parte.
—Igual tienes que pagarme —otra vez un semblante serio. Otra vez seguiría de una carcajada —Me parece extraño que no te hayan estafado ya.
—¿Quién dice que no me han estafado? —había inquirido, siguiéndole el juego. La chica había sonreído y lo había mirado detenidamente, probablemente terminando de analizar.
—Atraes muchas miradas, pero no pareces del tipo "ven y acuéstate, sácame todo el dinero mientras duermo luego de una sesión de..." bueno, tú sabes. Pareces inteligente después de todo
Me he hecho fan de Shae y de Levi y de los dos juntos. Esta escena del capítulo me ha encantado, me he imaginado al chico todo agobiado cuando le dice que le va a demandar porque le rompió el teléfono. Seguro que le hubiese pagado, parece de ese tipo de personas que se deja engañar, como dice Shae.pushi escribió:en aquella concesionaria que se encontraba orgulloso de llamar como suya. Los sueños comienzan como eso: sueños. Pensamientos pasajeros de "¿Que pasaría...?", "¿Y si hago ésto...?", "Podría intentar..." y esos intentos, con esfuerzo y perseverancia, pronto se terminan convirtiendo en la realidad
Me han apasionado (digo apasionado por siempre uso "genial" y siempre parece que lo pongo por poner) estas frases. Además de que llevan toda la razón. Y a la prometida de Levi le iba a dar yo unos cuantos puñetazos por dejarlo marchar. Pero bueno, después de todo tiene razón, no puedes retener a alguien que no te quiere. Levi es un chico perfecto, en serio, dice mucho de él pensar así a pesar del dolor que debió suponerle dejar marchar a la chica.
SHAE FUE A VERLO, FUE A VERLO *fuegos artificiales de fondo*
Lili me ha caido muy bien desde el primer párrafo, por lo que he deducido se nota que es una chica que sabe disfrutar de las cosas pequeñas de la vida. Y me ha encantado eso de "ligeramente rota por dentro", muy sutil xd. También me gusta su manera de pensar respecto a no ser egoísta, a no tratar mal a nadie por los problemas que son tuyos. Y la parte del parque, tiene toda la razón, lo que deja influenciarse uno por el aspecto físico de los demás. Lo de los hermanitos no lo he entendido bien, lo siento, ¿es que Lili no puede tener hijos?
Apareció mi Oli, apareció mi Oli. Como me gusta este personaje. Esta es la segunda vez que leo el capítulo completo y siempre me emociono con esta parte en la que Lili y Oli se encuentran. Porque me lo imagino todo película victoriana. Es imposible no imaginarse a Lili como toda una dama y con el pelo al viento y me imagino la cara de Oli, ayy no sé, me encantan los dos en las escenas en las que los has puesto juntos. Anda que la conversación acerca del tabaco, me imagino a Oli con la cara de ¿a ti qué te importa que fume o no? Pero Lili es una dama y es educada y sincera y tenía que decírselo. Pero luego llega la parte, en la que la chica que se ríe de las apariencias se deja influenciar por ellas y se marcha pensando que Oli está casado.
HOLLY SOLO ES SU AMIGA Y TIM ES SU HERMANO PEQUEÑO, AY LILI, SI TE HUBIESES QUEDADO QUIZÁ NO TE SENTIRÍAS TAN DECEPCIONADO.
Después Oli todo triste en el bar con Michel porque ella se había ido sin decir nada. Pero él sabe donde encontrarla, ella le dijo donde trabaja. Y el gilipollas ese que le pegó, si tu novia es una putilla no es culpa de Oli, pero el te dio tu merecido.
Ahora sí, esta es una de las razones por las que estaba deseando poder comentar tu capítulo: me encanta la relación que has creado entre Salow y Oli, dejando entender que cuando se necesiten el otro estará para el otro sin importar la hora que sea. Y la forma en la que haces que se conozcan, todo muy bonito.
Me ha encantado tu capítulo y tus personajes son muy especiales y bien formados y es muy difícil no encariñarte cone llos desde el primer párrafo de cada uno. Estoy deseando ver cómo continúan estas historias.
Aquí uno de los comentarios que debo, Teph mañana hago el tuyo
indigo.
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Re: Double Rainbow
jajaja creo que dijo Steph que subiría ella, pero no me hagáis mucho caso
indigo.
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