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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The Roadtrip
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Roadtrip
- Val-Val :
- ok ya basta de hacerme pendeja, debo de comentar porque si
Valeria, me has matado... pero no de la forma rápida y sutil, sin sufrir... NO, si no que hiciste que fuera una tortura lentaaaa con tu capítulo, Dios mio debemos de hacer ChloexLiam alguna vez porque son hermosos y Maaia y Jason y mis feels explotaron una, y otra, y otra, y otra vez
Me encanta Maaia y lo diré hasta el final de la novela, me e n c a n t a Maaia. Me gsuta mucho la manera de cómo no es como la mayoría de los chicos, eso de negarse a robar fue inesperado porque no muchos de los chicos lo hacen (a excepción de Fauna, porque bueno, ella es un ángel caído del cielo). Y luego la amistad de Jaaia es hermosa, Dios... me gustó bastante cuando se miró la notoria preocupación de Maaia a Jason, son lindos, tiernos, hermosos, quien no los ame tendrá un lugar especia en mi lista de personas no muy agraciadas.Lo observó caminar junto a ella, lucía sumido en sus pensamientos. Eran amigos, ¿no? Podía preguntarle.
Es que..., el contacto físico que ambos se tienen el uno al otro es, es, es o sea, ni siquiera tengo palabras para explicarlo porque sON UNOS HERMOSOS.
HAHAHAHAH mi bebé siendo un adolescente con las hormonas del sexo volando por doquier, lo amo }—Búrlate, adelante —pero Maaia no lo hizo, en su lugar, se abrazó de su torso y Jason la rodeó con un brazo. Se tambalearon.
—Eres un adolescente demasiado ninfómano
y luego el beso
el puto beso
hijo de su.... vaLERIA TE JURO que estaba jugando cartas con mis abuels mientras leía el capítulo y traté tanto de no sonreír al leer ese mugre beso y de no exponer mi lado fangirl con ellos pero me fui imposible, ok?! imposible...
Pero Maaia, ¿cómo se te ocurre quedarte sola allí en una ciudad donde eres una desconocida? o sEA MUGRE SETH HIJO DE PUTA, lo odio, lo odio, lo odié, y lo odiaré por el resto de mis días. Es que..., acosar a Maaia es demasiado y lo odio, ójala se pudra en la cárcel otros años más porque se lo merece. Jason bebé defendiendo a Maaia bebé, que hermosos
lO CITO TODO PORQUE ESTA HERMOSOS OK, sería capaz de citar todo el capítulo pero no creo que sea posible hahahah—Sabes que puedes contar conmigo, Maaia —entonces ella lo miró. Y lo miró realmente, estaba algo sucio, se había raspado la mejilla, pero sólo era un rasguño que no dejaría marca alguna. Maaia lo abrazó, ignorando el estallido de dolor que se dio en su brazo y él la refugió en sus brazos. Levantó el mentón y lo besó. Fue un beso casto, que quedó ahí. Soltó el abrazo, tomó su mano y caminaron de vuelta al campamento.
Bueno, Damen está molesto por lo sucedido, y bueno, Jason hizo lo mejor que puso así que no lo puede culpar del todo ;-; Myra, Caitlin y Damen son tan hermosos juntos cuando contó la historia de su primera vez y de su primer amor, fue desgarradora es como, una de las historias más feas que haya leído ;-; (o sea, feas en el sentido que me ponen con un nudo en la garganta y quiera llorar), pero es que la vida amorosa de Damen si que ha sido trágica, dios ;-;
Entonces Maaia estaba con Seth cuando ocurrió lo de EmilySilencio. Era entendible, en realidad. Siempre que contaba la historia las cosas terminaban así, las personas se callaban. Era una historia fea.
Y Damen no sabe que Maaia estaba con Seth
Y Maaia no sabía que la chica tenía cierta relación con Damen
tu y tu mente malévola han creado un enredo pero de los buenos que terminara mal, lo puedo imaginar
La marca que Seth le hizo a Maaia
omfg Jason le dijo a Damen que se acostó con Maaia
Damen celoso se va dejando a Jason solo
Luego Jason va con Maaia y lo repiten
no no no no no no no no no no no no no
peralta.
---------
Re: The Roadtrip
- holaaaaaaaaaaaaaaaa :
- Primero que nada, lamento la tardanza, se supone que subiría hasta el domingo, pero... ya vieron que no u_____u
También quería que el cap fuera largo, pero ya vieron que tampoco que no son 4500 palabras, disfrutenlas
Y MUERAN DE LOLENA FILZ, LO RECLAMO las amo mucho y ya extrañana escribir para esta colectiva
pd. idk quién sigue
CAPITULO 53.
BY KITTY SYKES 2014.
Penny miró a lo lejos a Daniel con una expresión de pérdida en su rostro, se le hizo extraño ya que sabía de la cena que iba a tener con Caitlin (o, que había tenido). Pero el gesto en su rostro le confirmó malas noticias.
— ¿Daniel? —Lo llamó cuando pasó a un lado de ella, el chico no le hizo caso. Si no que se fue de largo.
— ¿Está bien? —Le preguntó a Sebastien, sabía que ellos dos eran mejores amigos, entonces él debía de conocerlo mejor. El castaño miró a la figura de Daniel alejarse y se encogió de hombros.
— Me imagino que quiere estar solo —Pero Penny no quería creerle a su casi-novio.
— Pero si hubieras visto tu cara…
— Penny —Sebastien tomó sus manos y la chica lo miró a los ojos, el fuego de la fogata hacía resaltar sus ojos azules más de lo normal—. Quiere estar solo, déjalo.
No podía dejarlo solo, ¿cómo lo iba a dejar solo? Además, había tomado el camino a la carretera, y un feo presentimiento se había despertado en el interior de la rubia.
— Lo siento, no puedo —Se levantó del tronco que los chicos del campamento habían puesto y se fue corriendo a la dirección donde se había ido Daniel. Ya iba a rendir cuentas con Sebastien una vez que regresara al campamento.
Tardó unos minutos en encontrarlo vagando por el bosque, mantuvo la distancia por si algo ocurría o por si tenía un ataque violento. Sabía que Daniel no era así, pero era mejor no arriesgarse.
Llegaron a la carretera, por suerte estaba vacía. La rubia escuchó un carro a lo lejos, su corazón se estaba acelerando, ¿por qué Daniel no se paraba? ¿Por qué Daniel se ponía en medio de la carretera? Comenzó a correr hacía él, juraba que el sonido de las llantas del carro se hacían cada vez más fuertes.
Se escucharon los pitidos, ¿por qué Daniel no se movía para nada? ¿Por qué sus ojos estaban inyectados en sangre? ¿Por qué todo parecía tan irreal para ella?
— ¡Vamos! —El grito de Daniel fue irreal, como si alguien se hubiera apoderado de sus cuerdas vocales y se encontraba jugando con ellas. — ¡No tengo miedo!
— ¡Daniel! —Penny trató de gritar, pero sintió que fue tan sólo un hilo de voz.
Los pitidos se hicieron más y más fuertes, Penny corría lo más que podía, guardar la distancia no fue una buena idea. El tiempo corría y la hora de muerte de Daniel se acercaba si no apresuraba su paso.
Tres, dos, uno…
Ambos estaban en el suelo, el carro logró esquivar a Daniel, pero Penny había logrado llegar antes a él y tirarlo al suelo, salvándole la vida.
— ¡¿Eres un pendejo o qué te pasa?! —Le gritó, su corazón y la adrenalina estaban en su máximo nivel— ¡¿En qué estabas pensando?!
Y cuando había creído haber visto todo, Daniel se puso a llorar. Penny se sobresaltó al sentir una mano en su espalda. Volteo, dándose cuenta de que se trataba de Sebastien. La ayudó a incorporarse y luego ayudó a Daniel. El moreno no tuvo otra opción que llorar en el hombro de su mejor amigo.
Penny se preguntaba qué tanto había sucedido en la cena con la bruja mayor que lo puso en ese estado.
— Hey, hermano, ¿te enteraste del chisme nuevo?
Mason estaba recostado boca arriba sobre el suelo, observando el color celeste del cielo. Volteo la mirada para observar el rostro iluminado de Damen, preguntándose el porqué de tanta emoción. Se sentía abatido y sin ganas de nada, aunque para él, ya no resultaba extraño ese sentimiento.
— No, Damen, a ver, cuéntame cuál es el chisme nuevo.
— Pues veras, hermano, ha llegado tu día.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Ay, Mason, haces que se me quite la emoción con tu cara de aburrimiento y ver que no me prestas atención. A ti te conviene más que a nadie saber esto.
— ¿Por qué no sueltas la sopa de una buena vez?
— No hasta que te coloques frente mío, me veas a los ojos y me digas “A ver, Damen, querido y hermoso, ¿cuál es ese chisme nuevo que traes para mí?”
— ¿No crees que se verá muy gay?
— Probablemente, pero me servirá para recuperar el buen humor que traía antes de que me contagiarás el tuyo.
— De acuerdo, como mande su majestad —se colocó en posición de mariposa, frente del rubio y viendo directo a sus ojos para decir: — A ver, Damen querido y hermoso, ¿cuál es ese chisme nuevo que traer para mí?
— Ves que no fue tan difícil —articulo el oji verde al terminar de reírse por la escena.
— ¿Vas a hablar de una buena vez?
— Caitlin y Daniel ya no están juntos.
— ¿Qué?
— Caitlin y Daniel ya no están juntos.
— ¿Qué?
— Caitlin y…
— Si te entendí, menso. Me refiero a qué de cómo es posible eso.
— Pues no lo sé con lujo de detalle, pero creo que se pelearon muy fuerte en su cita de aquella noche, y desde entonces ninguno se dirige la palabra o se voltean a ver.
— Cómo es que no me di cuenta.
— Está muy sumido en tu mundo, hermano. Deja de tomar las botellas de alcohol y las drogas que están en las furgonetas, Mason.
— Si si si si, lo haré a partir de ahora.
— ¿No vas a decir nada? —Mason estaba que aún no se lo creía y Damen estaba encantado de verlo feliz… hacía varios días que no lo veía así y ya extrañaba a aquel Mason que siempre portaba una sonrisa aunque no estuviera de tan buen humor.
— Yo… ¿te das cuenta de lo que esto significa, Damen?
— Por supuesto… significa que voy a empezar a ahorrar para mi traje de padrino en la próxima boda tuya con Cait.
— No adelantemos tantos los hechos —señalo recobrando algo de su carisma—. Primero lo primero…
— Tienes que decirle la verdad a Cait. Habla con ella y dile absolutamente todo lo que sientes, Mason. Es ahora o nunca, hermano. Tu día ha llegado.
— ¿Crees que deba hacer una comida o cena para decírselo o…?
— No, no, no, no. Detén tu tren. Primero díselo, solo necesitas de las palabras. Si las cosas salen como ambos esperamos, y sé que Myra y Holder están incluidos en el equipo, pues ya podrían tener una cita y formalizar.
— ¿Tan rápido crees que sucedan las cosas?
— Aquí entre nos, yo sabía que lo de Daniel y Caitlin no daría para más, y que ambos se darían cuenta que solo se lastimaban mientras siguieran con esa relación. Además…
— ¿Qué cosa?
— Tú la amas, y me consta, tanto para mí como para todos, y sé que muy en el fondo Cait tiene ese mismo sentimiento por ti, pero no lo ha descubierto. Ahí es donde entras tú con tus palabras románticas declarándole tu amor y haces que abra los ojos para que se dé cuenta que tú eres el amor de su vida. Se hacen novios, se comprometen, se casan, tienen su luna de miel en París o en una isla exótica, procrean muchos bebes, de los cuales yo y Myra seremos los padrinos e incluyo a Holder, y comparten el resto de su vida uno al lado del otro, viviendo felizmente…
— Lo repito, Damen —lo detuvo Mason, sonriendo como hacía demasiado tiempo que no lo hacía—: no adelantemos los hechos.
— ¿En serio te gusta Juliette?
— Supongo... ¿qué tiene de malo?
— Sabes de mas que no es de mi total agrado.
— Caitlin... la mayoría de acá no son de tu agrado, querida.
— Exacto.
— ¿Entonces quieres que me aleje de Juls y que ella se quede con Daniel?
— No —el hecho era que ella ya no tenía a Daniel a su lado— Por supuesto que no quiero eso, pero...
— ¿Pero...?
— Tampoco quiero que este contigo.
— Sé que amas, Cait, y yo a ti, pero no permitamos que eso cause una confusión, eres mi mejor amiga, nada más.
— Idiota. ¿Sabes que nunca te veré como algo más, verdad?
— Si tú lo dices… Caitlin, si tú lo dices.
— Eres increíble, Holder.
— ¿Vas a decirme finalmente qué paso entre tú y Daniel que te veo decaída ultimadamente, por no decir más de lo normal?
— Daniel y yo terminamos, Holder —sintió un sabor agrío al decir esa frase, por más que la haya repetido como disco rayado en su cabeza desde la cena con el moreno, decirlo en voz alta era algo distinto, era como… era como si ya pudiera aceptar ese hecho.
— Supongo que este día tendría que llegar.
— ¿Te alegra mi sufrimiento?
— Por supuesto que no, Cait. Sabes que una de las cosas que más odio es verte mal. Solo te estoy siendo honesto, y te lo digo porque soy tu
mejor amigo: Daniel y tú no eran el uno para el otro, así de simple.
— ¿Así de simple? Lo dices como si no te importara, Holder.
— Tú me importas, eso lo acepto. Daniel me daba igual.
— Si no fuera por él, tú no estarías aquí.
— No. No estaría aquí si no fuera por ti. Fue contigo con quien me tope, no con él.
— Es prácticamente lo mismo, Holder. No te importaría si él y yo siguiéramos juntos.
— Esa relación no los iba a llevar a nada, Cait.
— ¿Por qué estás tan seguro de eso, eh?
— Tal vez tú y Daniel se llegaron a querer mucho, pero de ahí no pasaron y no iban a pasar de esa etapa.
— No sabes nada, Holder.
— Sé lo necesario con lo que veo y con solo mirarte a los ojos, Caitlin. Si, tal vez te costará el aceptar que terminaron, pero lo superarás rápido por el mismo hecho de tú no amas a Turner —las palabras del oji azul retumbaban dentro de su cabeza, y vaya que tenía razón—. Y que él tampoco te ama a ti.
— Te odio, ¿lo sabes, no?
— ¿Por tener siempre la razón? —vio por un par de segundos los ojos de su mejor amigo, y en vez de responder se lanzó a sus brazos en busca de refugio.
Cada día que pasaba, aumentaba el sentimiento de desencajar en este campamento. Solo recibía miradas de odio o indiferencia. El sentimiento de comodidad y libertad estaba muy perdido en las últimas semanas. Si seguía ahí era por Holder, Myra, Damen y Mason… y podría decir que aun también por Daniel.
— Hey, no te me desanimes. Ya llegará tu príncipe azul, Cait.
— Los príncipes azules no existen, Holder.
— Bueno, lo más cercano a uno entonces. Es más, creo que está muy cerca de ti, creo que tal vez y solo tal vez estaba esperando la oportunidad perfecta y ya llego. Ya eres toda una soltera nuevamente, ¿no?
— ¿De quién estás hablando, Robenson?
— Te darás cuenta por ti misma, Cait.
— A mí no me traigas con enredos y dime las cosas claras.
— Solo te puedo decir que eras la única en el campamento que no se ha dado cuenta de eso, mi estimada amiga.
— Pero miren quien ha vuelto a sonreír como si se hubiera ganado la lotería —el chiste de Myra no le molesto, sino todo lo contrario. Y sabía que tenía razón: hacia mucho que él no sonreía y extrañaba el sentirse bien.
— Que chistosa me saliste, Myralli.
— ¿Y a qué se debe el repentino tan buen humor que te traes, Mason?
— Está de más esa pregunta, ya que apuesto toda mi mesada a que ya sabes las buenas nuevas —se cruzó de brazos, dándole una mirada burlona y amenazadora.
— De acuerdo, me atrapaste, ¿quién te lo dijo?
— Damen —respondieron al unísono, riéndose ante la coincidencia.
— ¿No pensabas decírmelo, Myra?
— Por supuesto que sí. Es más, iba rumbo a tu carpa para comentártelo, quería ser la primera en ver la sonrisa de alegría que pondrías cuando te diera la noticia, pero me doy cuenta que el rubio oxigenado gano esta partida.
— Lo dices como si estuvieran compitiendo con ver quién es el primero que me hace reír.
— Bueno…
— Ya habla.
— De acuerdo, te lo digo porque te quiero y porque eres mi mejor amigo: ya no eras el mismo Mason que había llegado al campamento.
— Lo sé.
— ¿Lo aceptas con tanta facilidad?
— No es que lo acepte con tanta facilidad, Myra… sino que me doy cuenta que tienes razón. Ya no actuaba como antes, y fue una estupidez de mi parte dejarme llevar por lo bien o relajado que me sentía sin ninguna preocupación mientras tomara o me drogara.
— Extrañaba al Mason filosófico.
— Bueno… si las cosas salen como espero, no tendrás que extrañarlo otra vez.
— ¿Qué planeas hacer?
— Decirle todo a Caitlin.
— ¿Crees que sea una buena idea en estos momentos?
— ¿Tu no? —el oji azul se sintió algo confuso ante la pregunta de la morena. Pensó que ella se pondría feliz del que él por fin tomara esa decisión— Ah ya veo…
— Hey, detén tu tren, pero lo acepto: me encantaba tener a Caitlin como cuñada a que cualquier otra lograse engatusar a mi hermano. Aun así, eso no cambia el hecho de que me gustara verte mal mientras tú la veías a ella con él. Y debemos ser honestos… no había un amor real y sincero entre ellos… así que por eso no hago coraje. Total, siempre me imagine a ti con Caitlin en un futuro ¿y quién sabe? Puede que ese futuro no sea tan lejano.
— ¿Entonces por qué me dices si es buena idea lo que planeo hacer?
— Lo decía porque es muy reciente la ruptura de ellos, Mason. Deja que Caitlin piense las cosas y que aclare sus sentimientos. Espera a que se cierre esa pequeña herida que abrió mi hermano.
— Yo…
— Sabes que tengo razón, Mason.
— Lo sé —se resignó. Debía hacerle caso a la oji marrón y esperar. Espero un año callando sus sentimientos, un día más no podría matarlo más de la cuenta… además, debía pensar bien lo que iba a decirle a Caitlin para no quedarse mudo a la mera hora.
— De mientras, practica conmigo lo que le dirás. Imagíname como Caitlin, ya verás que funcionara.
— Caitlin yo… —vio directo a los ojos marrón obscuro de su amiga, pero por más que trato no funciono… no podía idearse que a la que tenía enfrente era su Caitlin— no puedo hacer esto, Myra.
— Olvídalo, que todo sea improvisado, además… dicen que así salen mejor las cosas.
— Si… mejor. Pero de mientras cuéntame cómo va el avance entre Syra.
— ¿Entre qué cosa?
— Entre tú y Sebastien. Ah… ¿no te comentamos Damen y yo, verdad?
— ¿Comentarme qué cosa?
— Bueno, que ambos los shipeamos y pensamos que los dos deberían estar juntos. Su pareja se llamará Syra. ¿Suena lindo, verdad?
— Suena grotesco.
— Pero admite que te gusta.
— No.
— En serio, Myra… ¿cuándo piensas hablar con él y sincerarte de verdad?
— No sé a qué te refieres, Mason.
— ¿Por qué no sigues el mismo consejo que tú misma me estás dando? Dices que me sincere con Caitlin y le diga lo mucho que la amo, pero tú no puedes hacer lo mismo en cuanto hablamos de Sebastien.
— Son asuntos muy diferentes.
— Por supuesto que no. En ambos asuntos hay un sentimiento en particular y es el amor. Porque a mí no me engañas, Myralli Turner, te hierve en la sangre cuando ves a Sebastien tomado de la mano de Penny, o besándola… o cuando él está muriendo de risa estando junto con Maaia.
— ¿Quieres que te diga la verdad?
— No lo aceptarías aunque te pagara un millón de dólares.
— Si ya lo sabes entonces para qué preguntas, Mason.
— Porque, así como a ti te gusta ver a tu mejor amiga feliz, a mí también me gustaría ver a mi mejor amiga de la misma manera, y no sufriendo mientras calla lo que siente por alguien más. He estado en ese lugar por mucho tiempo, Myra, y te lo digo con la mejor experiencia, no es muy placentero estar ahí.
— Ya es algo tarde, Mason. Hablamos de esto mañana si gustas.
— ¿Por qué huyes de la verdad, Myra? Mientras más tiempo la sigas reteniendo peor será el resultado.
— Buenas noches, Mason —se quedó parado viendo como su amiga ingresaba en su tienda de dormir.
— Oye, bruja.
— ¿Qué quieres, Penny?
— Saber de qué hablaron tú y Daniel en su cita de la otra noche.
— ¿Por qué te interesa saberlo? Además… ¿por qué habría yo de decirte eso?
— Porque a Daniel casi lo arrolla un auto justo después de tan romántica velada, por eso.
— ¿Qué dijiste? —la preocupación borro todo sentimiento de tristeza que tenía en esos momentos. Quería verlo a él y cerciorarse que estaba bien y que nada malo le había pasado.
— Lo que escuchaste, pero no te preocupes. Afortunadamente lo seguí y evite que pasara una tragedia.
— ¿Cómo está él?
— No lo sé, no ha querido salir de su carpa en todo el día y no ha articulado muchas palabras desde esa noche —en ese mismo estado se hallaba la morena, sin contar que ella se encontraba fuera de su tienda de dormir— ¿Me dirás qué fue lo que realmente paso que lo puso tan mal como para detenerse en medio de la carretera y gritarle a un vehículo que no tenía miedo de que lo arrollaran?
— Te basta y sobra con saber que terminamos, Penny.
— Si, eso me queda más que claro. La pregunta es por qué.
— Supongo que lo nuestro no daba para más. No sé, pregúntaselo tu misma. Yo no tengo porque darte alguna explicación, Lane.
— En efecto —concordó la rubia para poder añadir—: pero no les vendría mal hablar los dos y que aclaren las cosas. Digo, y de paso sirve para que con eso se sientan mejor a pesar de que ya no vuelvan.
— Penny… si hablo con Daniel, será para convencerlo de que volvamos, no para que seamos amigos, de una vez de lo advierto.
— No puedo creerlo…
— Claro que puedes creerlo, y si me das permiso, tengo mejores cosas que hacer que platicar contigo —se encamino hasta la tienda de dormir que ahora compartía con Myra, y se recostó, hasta que el sueño por fin acudió a su llamado.
La noche ya había caído y Mason estaba solo fuera de las tiendas de dormir de sus compañeros… no lograba conciliar el sueño, y dudaba hacerlo hasta hablar de una vez por todas con Caitlin… Deseaba que ya fuera mañana. Sentía un cosquilleo en su entrañas, como las típicas mariposas que sienten los enamorados, y como no podía borrar la sonrisa desde que Damen le dijo que habían terminado Caitlin y Daniel. Se quedó sentado en un tronco viendo el cielo estrellado y pensando en que las cosas cambiarían de ahora en adelante.
— ¿Mason, eres tú?
— Sebastien Parker… ¿vienes a hacerme compañía?
— Espera… ¿escuche bien? ¿Estás de buen humor? Vaya… pero como han cambiado las cosas.
— Vamos, por favor, eres el tercero que me menciona eso. ¿Qué les resulta tan extraño ver a alguien feliz?
— Si cuando ese alguien se comportaba muy antipático en los últimos días.
— Lo sé, y no es necesario que me lo repitan todos en el campamento para que me quede claro.
— Ah… —Sebastien dibujo una sonrisa de gracia al captar por completo la situación y el nuevo cambio en Mason— ya decía yo. ¿Supiste la nueva noticiar, cierto?
— ¿Cómo está Daniel?
— Lo superará. Y no pregunto por ti, porque a lenguas se nota que estás magníficamente feliz.
— ¿Crees que sea bueno que me ponga así? Digo… me estoy ilusionando y eso luego no resulta nada bueno. Lo vimos contigo y…
— Si bueno… las cosas no tienen por qué terminar de la misma manera dos veces, mucho menos en casos distintos. Tengo fé de que en tu caso, las cosas resulten diferentes.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque, a comparación de mi caso, tu eres un extraordinario ser humano y yo soy una mierda de persona.
— Si fueras una mierda de persona no estaría hablando contigo en estos momentos.
— Bueno… eso logra reconfortarme un poquito.
— Myra te quiere… y no cabe duda de que tú a ella, a pesar de que estés intentando algo con Penny.
— Con Penny estoy bien.
— Pero no la quieres de verdad… al menos no al nivel de cómo quieres a Myra, y sabemos que jamás llegarás a sentir lo mismo que sientes por Myra con alguien más.
— Creo que prefería al Mason drogadicto y alcohólico que no daba platicas de reflexión.
— Yo no… y espero borrar esa imagen que estaban teniendo de mí.
— ¿Entonces qué piensas hacer?
— Dar la cara. De nada me servirá seguir guardándome todo lo que siento.
— No tienes por qué seguir reteniéndolo, y te lo reitero: tengo la leve intuición que en tu caso las cosas resultaran a tu favor.
— Eso espero.
Camino hasta sentarse en un tronco lejano de todas las carpas. Recordó la plática que había tenido anoche con Penny y pensó en lo que le dijo sobre Daniel y que casi lo atropellaban. Quería verlo, hablar con él y solucionar las cosas. De cierta forma extrañaba su cercanía, sentir sus brazos alrededor de su espalda, sus manos acariciando su cabello o su cuerpo, sus palabras de cariño, sus besos… Lo extrañaba a él. Pero muy en el fondo, sabía que no había marcha atrás en cuanto lo sucedido en la cena. Ambos se dijeron lo que sentían, y no había como enmendar todas las palabras que descargaron el uno con el otro.
La herida ya estaba hecha y solo habría que dejar que con el tiempo se cociera lentamente.
— ¿Caitlin? —no se dio cuenta que había estado llorando hasta que alguien dijo su nombre, detuvo su llanto en silencio al escuchar la voz de Mason. Limpió el rastro de lágrimas que tenía en el rostro para verlo a la cara.
El rostro de él tenía algo nuevo. Se veía, por muy raro y loco que sonara, más joven, más vivo. Vio de nuevo el rostro del mismo Mason con el que se topó meses atrás, y al que extrañaba ver.
— ¿Qué se te ofrece, Mason?
— ¿Todo bien?
— ¿Por qué no habría de estarlo?
— Cait… supe lo tuyo con Daniel.
— Ah…
— ¿Segura que todo bien?
— Estoy bien, Mason. Sigo viva, y descuida… lo superaré algún día —hasta ella misma dudaba de la sinceridad de sus palabras en ese momento.
— ¿Por qué será que no te creo?
Y por muy loco que llegase a sonar, Caitlin también extrañaba el cómo Mason con tan solo verla a los ojos o escuchar sus palabras sabía con exactitud cómo se sentía en realidad.
— Porque siempre sabes cómo me siento en realidad —se refugió en sus brazos a la par que él la sostenía, transmitiéndole la fuerza y cariño que necesitaba en ese momento.
Y mientras Caitlin se hallaba en los brazos de Mason sentía que nada podría salir mal, que las cosas mejorarían para bien estando a su lado, como iba siendo desde que se conocieron. Volvió a sentir aquella peculiar paz y tranquilidad que solo él le hacía sentir.
En cuanto al otro lado… Mason se sentía más vivo que nunca. Hacía demasiado tiempo que no se encontraba tan cerca físicamente de la morena. Apretó el agarre de sus brazos alrededor de la cintura de ella, inspirando lenta y profundamente el aroma que desprendía su cabello. Sentía en su interior como ardía ese amor tan grande que tenía por ella, como gritaba para salir y que Caitlin se enterase de una vez que para Mason ella no era una simple amiga. Para Mason, ella era el amor de su vida.
— ¿De verdad estás enamorada de Daniel, Cait? —pronuncio el oji azul con un deje desesperación.
— ¿Qué? ¿De qué me hablas, Mason? —articulo la peli negra confundida ante el súbito cambio de comportamiento y ante la pregunta de su amigo.
— Lo que escuchaste, Cait: ¿de verdad amas a Daniel? —pregunto otra vez con el corazón latiendo a un ritmo frenético debido a que por fin se había armado de valor para hablar del tema con ella.
— Yo…
— Solo responder sí o no, Caitlin y te prometo que te dejaré en paz lo que resta del viaje.
— Daniel y yo ya no estamos juntos, Mason.
— Eso no cambia nada de lo que sientes por él.
— ¿Por qué la pregunta?
— Pregunte primero.
— Y yo te responderé hasta que respondas mi pregunta, Mason —delibero, tratando de ganar tiempo para saber cómo responder a la primera pregunta.
— Por esto.
Y no hubo más palabras entre ambos. Mason la besó mientras tomaba su rostro con sus manos, repitiéndose a sí mismo que lo que pasaba si era real y no solo un producto de su imaginación. Y por primera vez en su vida, Caitlin sintió un revoloteo intenso en su interior y como el corazón comenzaba a acelerar su ritmo; y lo disfrutó, porque sabía que esto no se volvería a repetir.
— Mason… —susurro separándose de él, aun con los ojos cerrados y sin creer del todo lo que acababa de pasar.
— No lo amas —hablo en voz alta mientras acariciaba la mejilla de ella. Su rostro del había cobrado algo de vida ante lo que paso. Sus ojos tenían ese brillo que lo caracterizaba en un principio, y su sonrisa no se podía borrar con nada.
Caitlin no quería borrar esa imagen. Para ella, ver a Mason feliz la hacía feliz de cierta manera, y más en estos momentos, cuando él ya actuaba de forma rara y preocupante, y estando ella algo deprimida. Pero no tenía cabeza como para pensar bien las cosas en estos momentos, y Mason no merecía que lo ilusionaran. Aunque la morena lo que en realidad pensaba es que ella no lo merecía.
Mason merecía algo más que una hipócrita mentirosa que vive a tientas del dolor que sus palabras les causen a los demás.
— Me tengo que ir.
— Cait, espera por favor.
— Mason, hablamos luego, tengo que irme.
— Veme a los ojos y dime lo que me confirmaste con ese beso.
— Mason…
— Tú no amas a Daniel, ¿tanto te cuesta decírmelo?
— Mason, por favor, hablamos luego.
— ¿Me quieres? Y no me digas que solo como amigo, Cait. Dime la verdad por solo una vez.
— Hablamos luego, Mason, ahorita no puedo decirte nada —soltó su mano para retirarse del lugar.
— Caitlin… —giro para verlo a los ojos— te amo. Lo he hecho desde que te vi por primera vez hace aproximadamente un año mientras intentabas robar un mini súper —no sabía si quería llorar ante el recuerdo o por las palabras que decía el castaño—. Te veía en silencio cada día que compartíamos juntos, sintiéndome tan cerca, pero a la vez tan lejos de ti, callándome lo que sentía día tras día ante un posible rechazo de tu parte. Veía tus ojos, el cómo tu melena se movía al compás de tus pasos, tu sonrisa, escuchaba tu risa, y con eso me bastaba para sentirme completo cada día mientras estuviera a tu lado. Te veía como una estrella inalcanzable para mí, a pesar de compartir tantas experiencias juntos. Solo mírame, ¿qué podría ofrecerle yo a alguien? No soy el chico más valiente, ni el más listo o el que tiene más agallas, no soy alguien a quien no le interesa lo que piensen de él, no soy social, me cuesta expresarme y decir lo que siento o pienso. Tengo poca confianza en mí mismo, y soy alguien que piensa que a la larga terminara solo. Sé que no tengo mucho que ofrecer, por no decir nada, pero… —se detuvo un momento para recobrar el aire y limpiar las pocas lágrimas que se habían escapado mientras estaba hablando— te ofrezco el más sincero de los amores.
Avanzo el pequeño tramo que los separaba para abrazarlo. Permanecieron así por varios minutos. Él con sus brazos alrededor de su espalda y ella con los suyos alrededor de su cuello, transmitiendo con ese acto lo que sentían el uno por el otro. El problema estaba en que Caitlin tenía miedo a perderlo por alguna equivocación de su parte, y que tampoco se perdonaría a ella misma si lo lastimaba.
— Hablamos luego, Mason.
Al llegar a su tienda de dormir, se cercioro de que Myra siguiera dormida. Coloco una mano sobre su pecho, sintiendo cómo su ritmo cardíaco había aumentado como nunca antes lo hizo, y con la otra mano, acaricio sus labios con las yemas de los dedos… recordando el tacto de los labios de Mason sobre los de ella, sin olvidar todo lo que había sentido con esa pequeña acción.
Fue en ese momento, estando sola con su conciencia que se dio cuenta de la realidad: ella amaba a Mason.
— ¿Daniel? —Lo llamó cuando pasó a un lado de ella, el chico no le hizo caso. Si no que se fue de largo.
— ¿Está bien? —Le preguntó a Sebastien, sabía que ellos dos eran mejores amigos, entonces él debía de conocerlo mejor. El castaño miró a la figura de Daniel alejarse y se encogió de hombros.
— Me imagino que quiere estar solo —Pero Penny no quería creerle a su casi-novio.
— Pero si hubieras visto tu cara…
— Penny —Sebastien tomó sus manos y la chica lo miró a los ojos, el fuego de la fogata hacía resaltar sus ojos azules más de lo normal—. Quiere estar solo, déjalo.
No podía dejarlo solo, ¿cómo lo iba a dejar solo? Además, había tomado el camino a la carretera, y un feo presentimiento se había despertado en el interior de la rubia.
— Lo siento, no puedo —Se levantó del tronco que los chicos del campamento habían puesto y se fue corriendo a la dirección donde se había ido Daniel. Ya iba a rendir cuentas con Sebastien una vez que regresara al campamento.
Tardó unos minutos en encontrarlo vagando por el bosque, mantuvo la distancia por si algo ocurría o por si tenía un ataque violento. Sabía que Daniel no era así, pero era mejor no arriesgarse.
Llegaron a la carretera, por suerte estaba vacía. La rubia escuchó un carro a lo lejos, su corazón se estaba acelerando, ¿por qué Daniel no se paraba? ¿Por qué Daniel se ponía en medio de la carretera? Comenzó a correr hacía él, juraba que el sonido de las llantas del carro se hacían cada vez más fuertes.
Se escucharon los pitidos, ¿por qué Daniel no se movía para nada? ¿Por qué sus ojos estaban inyectados en sangre? ¿Por qué todo parecía tan irreal para ella?
— ¡Vamos! —El grito de Daniel fue irreal, como si alguien se hubiera apoderado de sus cuerdas vocales y se encontraba jugando con ellas. — ¡No tengo miedo!
— ¡Daniel! —Penny trató de gritar, pero sintió que fue tan sólo un hilo de voz.
Los pitidos se hicieron más y más fuertes, Penny corría lo más que podía, guardar la distancia no fue una buena idea. El tiempo corría y la hora de muerte de Daniel se acercaba si no apresuraba su paso.
Tres, dos, uno…
Ambos estaban en el suelo, el carro logró esquivar a Daniel, pero Penny había logrado llegar antes a él y tirarlo al suelo, salvándole la vida.
— ¡¿Eres un pendejo o qué te pasa?! —Le gritó, su corazón y la adrenalina estaban en su máximo nivel— ¡¿En qué estabas pensando?!
Y cuando había creído haber visto todo, Daniel se puso a llorar. Penny se sobresaltó al sentir una mano en su espalda. Volteo, dándose cuenta de que se trataba de Sebastien. La ayudó a incorporarse y luego ayudó a Daniel. El moreno no tuvo otra opción que llorar en el hombro de su mejor amigo.
Penny se preguntaba qué tanto había sucedido en la cena con la bruja mayor que lo puso en ese estado.
±±±
— Hey, hermano, ¿te enteraste del chisme nuevo?
Mason estaba recostado boca arriba sobre el suelo, observando el color celeste del cielo. Volteo la mirada para observar el rostro iluminado de Damen, preguntándose el porqué de tanta emoción. Se sentía abatido y sin ganas de nada, aunque para él, ya no resultaba extraño ese sentimiento.
— No, Damen, a ver, cuéntame cuál es el chisme nuevo.
— Pues veras, hermano, ha llegado tu día.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Ay, Mason, haces que se me quite la emoción con tu cara de aburrimiento y ver que no me prestas atención. A ti te conviene más que a nadie saber esto.
— ¿Por qué no sueltas la sopa de una buena vez?
— No hasta que te coloques frente mío, me veas a los ojos y me digas “A ver, Damen, querido y hermoso, ¿cuál es ese chisme nuevo que traes para mí?”
— ¿No crees que se verá muy gay?
— Probablemente, pero me servirá para recuperar el buen humor que traía antes de que me contagiarás el tuyo.
— De acuerdo, como mande su majestad —se colocó en posición de mariposa, frente del rubio y viendo directo a sus ojos para decir: — A ver, Damen querido y hermoso, ¿cuál es ese chisme nuevo que traer para mí?
— Ves que no fue tan difícil —articulo el oji verde al terminar de reírse por la escena.
— ¿Vas a hablar de una buena vez?
— Caitlin y Daniel ya no están juntos.
— ¿Qué?
— Caitlin y Daniel ya no están juntos.
— ¿Qué?
— Caitlin y…
— Si te entendí, menso. Me refiero a qué de cómo es posible eso.
— Pues no lo sé con lujo de detalle, pero creo que se pelearon muy fuerte en su cita de aquella noche, y desde entonces ninguno se dirige la palabra o se voltean a ver.
— Cómo es que no me di cuenta.
— Está muy sumido en tu mundo, hermano. Deja de tomar las botellas de alcohol y las drogas que están en las furgonetas, Mason.
— Si si si si, lo haré a partir de ahora.
— ¿No vas a decir nada? —Mason estaba que aún no se lo creía y Damen estaba encantado de verlo feliz… hacía varios días que no lo veía así y ya extrañaba a aquel Mason que siempre portaba una sonrisa aunque no estuviera de tan buen humor.
— Yo… ¿te das cuenta de lo que esto significa, Damen?
— Por supuesto… significa que voy a empezar a ahorrar para mi traje de padrino en la próxima boda tuya con Cait.
— No adelantemos tantos los hechos —señalo recobrando algo de su carisma—. Primero lo primero…
— Tienes que decirle la verdad a Cait. Habla con ella y dile absolutamente todo lo que sientes, Mason. Es ahora o nunca, hermano. Tu día ha llegado.
— ¿Crees que deba hacer una comida o cena para decírselo o…?
— No, no, no, no. Detén tu tren. Primero díselo, solo necesitas de las palabras. Si las cosas salen como ambos esperamos, y sé que Myra y Holder están incluidos en el equipo, pues ya podrían tener una cita y formalizar.
— ¿Tan rápido crees que sucedan las cosas?
— Aquí entre nos, yo sabía que lo de Daniel y Caitlin no daría para más, y que ambos se darían cuenta que solo se lastimaban mientras siguieran con esa relación. Además…
— ¿Qué cosa?
— Tú la amas, y me consta, tanto para mí como para todos, y sé que muy en el fondo Cait tiene ese mismo sentimiento por ti, pero no lo ha descubierto. Ahí es donde entras tú con tus palabras románticas declarándole tu amor y haces que abra los ojos para que se dé cuenta que tú eres el amor de su vida. Se hacen novios, se comprometen, se casan, tienen su luna de miel en París o en una isla exótica, procrean muchos bebes, de los cuales yo y Myra seremos los padrinos e incluyo a Holder, y comparten el resto de su vida uno al lado del otro, viviendo felizmente…
— Lo repito, Damen —lo detuvo Mason, sonriendo como hacía demasiado tiempo que no lo hacía—: no adelantemos los hechos.
±±±
— ¿En serio te gusta Juliette?
— Supongo... ¿qué tiene de malo?
— Sabes de mas que no es de mi total agrado.
— Caitlin... la mayoría de acá no son de tu agrado, querida.
— Exacto.
— ¿Entonces quieres que me aleje de Juls y que ella se quede con Daniel?
— No —el hecho era que ella ya no tenía a Daniel a su lado— Por supuesto que no quiero eso, pero...
— ¿Pero...?
— Tampoco quiero que este contigo.
— Sé que amas, Cait, y yo a ti, pero no permitamos que eso cause una confusión, eres mi mejor amiga, nada más.
— Idiota. ¿Sabes que nunca te veré como algo más, verdad?
— Si tú lo dices… Caitlin, si tú lo dices.
— Eres increíble, Holder.
— ¿Vas a decirme finalmente qué paso entre tú y Daniel que te veo decaída ultimadamente, por no decir más de lo normal?
— Daniel y yo terminamos, Holder —sintió un sabor agrío al decir esa frase, por más que la haya repetido como disco rayado en su cabeza desde la cena con el moreno, decirlo en voz alta era algo distinto, era como… era como si ya pudiera aceptar ese hecho.
— Supongo que este día tendría que llegar.
— ¿Te alegra mi sufrimiento?
— Por supuesto que no, Cait. Sabes que una de las cosas que más odio es verte mal. Solo te estoy siendo honesto, y te lo digo porque soy tu
mejor amigo: Daniel y tú no eran el uno para el otro, así de simple.
— ¿Así de simple? Lo dices como si no te importara, Holder.
— Tú me importas, eso lo acepto. Daniel me daba igual.
— Si no fuera por él, tú no estarías aquí.
— No. No estaría aquí si no fuera por ti. Fue contigo con quien me tope, no con él.
— Es prácticamente lo mismo, Holder. No te importaría si él y yo siguiéramos juntos.
— Esa relación no los iba a llevar a nada, Cait.
— ¿Por qué estás tan seguro de eso, eh?
— Tal vez tú y Daniel se llegaron a querer mucho, pero de ahí no pasaron y no iban a pasar de esa etapa.
— No sabes nada, Holder.
— Sé lo necesario con lo que veo y con solo mirarte a los ojos, Caitlin. Si, tal vez te costará el aceptar que terminaron, pero lo superarás rápido por el mismo hecho de tú no amas a Turner —las palabras del oji azul retumbaban dentro de su cabeza, y vaya que tenía razón—. Y que él tampoco te ama a ti.
— Te odio, ¿lo sabes, no?
— ¿Por tener siempre la razón? —vio por un par de segundos los ojos de su mejor amigo, y en vez de responder se lanzó a sus brazos en busca de refugio.
Cada día que pasaba, aumentaba el sentimiento de desencajar en este campamento. Solo recibía miradas de odio o indiferencia. El sentimiento de comodidad y libertad estaba muy perdido en las últimas semanas. Si seguía ahí era por Holder, Myra, Damen y Mason… y podría decir que aun también por Daniel.
— Hey, no te me desanimes. Ya llegará tu príncipe azul, Cait.
— Los príncipes azules no existen, Holder.
— Bueno, lo más cercano a uno entonces. Es más, creo que está muy cerca de ti, creo que tal vez y solo tal vez estaba esperando la oportunidad perfecta y ya llego. Ya eres toda una soltera nuevamente, ¿no?
— ¿De quién estás hablando, Robenson?
— Te darás cuenta por ti misma, Cait.
— A mí no me traigas con enredos y dime las cosas claras.
— Solo te puedo decir que eras la única en el campamento que no se ha dado cuenta de eso, mi estimada amiga.
±±±
— Pero miren quien ha vuelto a sonreír como si se hubiera ganado la lotería —el chiste de Myra no le molesto, sino todo lo contrario. Y sabía que tenía razón: hacia mucho que él no sonreía y extrañaba el sentirse bien.
— Que chistosa me saliste, Myralli.
— ¿Y a qué se debe el repentino tan buen humor que te traes, Mason?
— Está de más esa pregunta, ya que apuesto toda mi mesada a que ya sabes las buenas nuevas —se cruzó de brazos, dándole una mirada burlona y amenazadora.
— De acuerdo, me atrapaste, ¿quién te lo dijo?
— Damen —respondieron al unísono, riéndose ante la coincidencia.
— ¿No pensabas decírmelo, Myra?
— Por supuesto que sí. Es más, iba rumbo a tu carpa para comentártelo, quería ser la primera en ver la sonrisa de alegría que pondrías cuando te diera la noticia, pero me doy cuenta que el rubio oxigenado gano esta partida.
— Lo dices como si estuvieran compitiendo con ver quién es el primero que me hace reír.
— Bueno…
— Ya habla.
— De acuerdo, te lo digo porque te quiero y porque eres mi mejor amigo: ya no eras el mismo Mason que había llegado al campamento.
— Lo sé.
— ¿Lo aceptas con tanta facilidad?
— No es que lo acepte con tanta facilidad, Myra… sino que me doy cuenta que tienes razón. Ya no actuaba como antes, y fue una estupidez de mi parte dejarme llevar por lo bien o relajado que me sentía sin ninguna preocupación mientras tomara o me drogara.
— Extrañaba al Mason filosófico.
— Bueno… si las cosas salen como espero, no tendrás que extrañarlo otra vez.
— ¿Qué planeas hacer?
— Decirle todo a Caitlin.
— ¿Crees que sea una buena idea en estos momentos?
— ¿Tu no? —el oji azul se sintió algo confuso ante la pregunta de la morena. Pensó que ella se pondría feliz del que él por fin tomara esa decisión— Ah ya veo…
— Hey, detén tu tren, pero lo acepto: me encantaba tener a Caitlin como cuñada a que cualquier otra lograse engatusar a mi hermano. Aun así, eso no cambia el hecho de que me gustara verte mal mientras tú la veías a ella con él. Y debemos ser honestos… no había un amor real y sincero entre ellos… así que por eso no hago coraje. Total, siempre me imagine a ti con Caitlin en un futuro ¿y quién sabe? Puede que ese futuro no sea tan lejano.
— ¿Entonces por qué me dices si es buena idea lo que planeo hacer?
— Lo decía porque es muy reciente la ruptura de ellos, Mason. Deja que Caitlin piense las cosas y que aclare sus sentimientos. Espera a que se cierre esa pequeña herida que abrió mi hermano.
— Yo…
— Sabes que tengo razón, Mason.
— Lo sé —se resignó. Debía hacerle caso a la oji marrón y esperar. Espero un año callando sus sentimientos, un día más no podría matarlo más de la cuenta… además, debía pensar bien lo que iba a decirle a Caitlin para no quedarse mudo a la mera hora.
— De mientras, practica conmigo lo que le dirás. Imagíname como Caitlin, ya verás que funcionara.
— Caitlin yo… —vio directo a los ojos marrón obscuro de su amiga, pero por más que trato no funciono… no podía idearse que a la que tenía enfrente era su Caitlin— no puedo hacer esto, Myra.
— Olvídalo, que todo sea improvisado, además… dicen que así salen mejor las cosas.
— Si… mejor. Pero de mientras cuéntame cómo va el avance entre Syra.
— ¿Entre qué cosa?
— Entre tú y Sebastien. Ah… ¿no te comentamos Damen y yo, verdad?
— ¿Comentarme qué cosa?
— Bueno, que ambos los shipeamos y pensamos que los dos deberían estar juntos. Su pareja se llamará Syra. ¿Suena lindo, verdad?
— Suena grotesco.
— Pero admite que te gusta.
— No.
— En serio, Myra… ¿cuándo piensas hablar con él y sincerarte de verdad?
— No sé a qué te refieres, Mason.
— ¿Por qué no sigues el mismo consejo que tú misma me estás dando? Dices que me sincere con Caitlin y le diga lo mucho que la amo, pero tú no puedes hacer lo mismo en cuanto hablamos de Sebastien.
— Son asuntos muy diferentes.
— Por supuesto que no. En ambos asuntos hay un sentimiento en particular y es el amor. Porque a mí no me engañas, Myralli Turner, te hierve en la sangre cuando ves a Sebastien tomado de la mano de Penny, o besándola… o cuando él está muriendo de risa estando junto con Maaia.
— ¿Quieres que te diga la verdad?
— No lo aceptarías aunque te pagara un millón de dólares.
— Si ya lo sabes entonces para qué preguntas, Mason.
— Porque, así como a ti te gusta ver a tu mejor amiga feliz, a mí también me gustaría ver a mi mejor amiga de la misma manera, y no sufriendo mientras calla lo que siente por alguien más. He estado en ese lugar por mucho tiempo, Myra, y te lo digo con la mejor experiencia, no es muy placentero estar ahí.
— Ya es algo tarde, Mason. Hablamos de esto mañana si gustas.
— ¿Por qué huyes de la verdad, Myra? Mientras más tiempo la sigas reteniendo peor será el resultado.
— Buenas noches, Mason —se quedó parado viendo como su amiga ingresaba en su tienda de dormir.
±±±
— Oye, bruja.
— ¿Qué quieres, Penny?
— Saber de qué hablaron tú y Daniel en su cita de la otra noche.
— ¿Por qué te interesa saberlo? Además… ¿por qué habría yo de decirte eso?
— Porque a Daniel casi lo arrolla un auto justo después de tan romántica velada, por eso.
— ¿Qué dijiste? —la preocupación borro todo sentimiento de tristeza que tenía en esos momentos. Quería verlo a él y cerciorarse que estaba bien y que nada malo le había pasado.
— Lo que escuchaste, pero no te preocupes. Afortunadamente lo seguí y evite que pasara una tragedia.
— ¿Cómo está él?
— No lo sé, no ha querido salir de su carpa en todo el día y no ha articulado muchas palabras desde esa noche —en ese mismo estado se hallaba la morena, sin contar que ella se encontraba fuera de su tienda de dormir— ¿Me dirás qué fue lo que realmente paso que lo puso tan mal como para detenerse en medio de la carretera y gritarle a un vehículo que no tenía miedo de que lo arrollaran?
— Te basta y sobra con saber que terminamos, Penny.
— Si, eso me queda más que claro. La pregunta es por qué.
— Supongo que lo nuestro no daba para más. No sé, pregúntaselo tu misma. Yo no tengo porque darte alguna explicación, Lane.
— En efecto —concordó la rubia para poder añadir—: pero no les vendría mal hablar los dos y que aclaren las cosas. Digo, y de paso sirve para que con eso se sientan mejor a pesar de que ya no vuelvan.
— Penny… si hablo con Daniel, será para convencerlo de que volvamos, no para que seamos amigos, de una vez de lo advierto.
— No puedo creerlo…
— Claro que puedes creerlo, y si me das permiso, tengo mejores cosas que hacer que platicar contigo —se encamino hasta la tienda de dormir que ahora compartía con Myra, y se recostó, hasta que el sueño por fin acudió a su llamado.
±±±
La noche ya había caído y Mason estaba solo fuera de las tiendas de dormir de sus compañeros… no lograba conciliar el sueño, y dudaba hacerlo hasta hablar de una vez por todas con Caitlin… Deseaba que ya fuera mañana. Sentía un cosquilleo en su entrañas, como las típicas mariposas que sienten los enamorados, y como no podía borrar la sonrisa desde que Damen le dijo que habían terminado Caitlin y Daniel. Se quedó sentado en un tronco viendo el cielo estrellado y pensando en que las cosas cambiarían de ahora en adelante.
— ¿Mason, eres tú?
— Sebastien Parker… ¿vienes a hacerme compañía?
— Espera… ¿escuche bien? ¿Estás de buen humor? Vaya… pero como han cambiado las cosas.
— Vamos, por favor, eres el tercero que me menciona eso. ¿Qué les resulta tan extraño ver a alguien feliz?
— Si cuando ese alguien se comportaba muy antipático en los últimos días.
— Lo sé, y no es necesario que me lo repitan todos en el campamento para que me quede claro.
— Ah… —Sebastien dibujo una sonrisa de gracia al captar por completo la situación y el nuevo cambio en Mason— ya decía yo. ¿Supiste la nueva noticiar, cierto?
— ¿Cómo está Daniel?
— Lo superará. Y no pregunto por ti, porque a lenguas se nota que estás magníficamente feliz.
— ¿Crees que sea bueno que me ponga así? Digo… me estoy ilusionando y eso luego no resulta nada bueno. Lo vimos contigo y…
— Si bueno… las cosas no tienen por qué terminar de la misma manera dos veces, mucho menos en casos distintos. Tengo fé de que en tu caso, las cosas resulten diferentes.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque, a comparación de mi caso, tu eres un extraordinario ser humano y yo soy una mierda de persona.
— Si fueras una mierda de persona no estaría hablando contigo en estos momentos.
— Bueno… eso logra reconfortarme un poquito.
— Myra te quiere… y no cabe duda de que tú a ella, a pesar de que estés intentando algo con Penny.
— Con Penny estoy bien.
— Pero no la quieres de verdad… al menos no al nivel de cómo quieres a Myra, y sabemos que jamás llegarás a sentir lo mismo que sientes por Myra con alguien más.
— Creo que prefería al Mason drogadicto y alcohólico que no daba platicas de reflexión.
— Yo no… y espero borrar esa imagen que estaban teniendo de mí.
— ¿Entonces qué piensas hacer?
— Dar la cara. De nada me servirá seguir guardándome todo lo que siento.
— No tienes por qué seguir reteniéndolo, y te lo reitero: tengo la leve intuición que en tu caso las cosas resultaran a tu favor.
— Eso espero.
±±±
Camino hasta sentarse en un tronco lejano de todas las carpas. Recordó la plática que había tenido anoche con Penny y pensó en lo que le dijo sobre Daniel y que casi lo atropellaban. Quería verlo, hablar con él y solucionar las cosas. De cierta forma extrañaba su cercanía, sentir sus brazos alrededor de su espalda, sus manos acariciando su cabello o su cuerpo, sus palabras de cariño, sus besos… Lo extrañaba a él. Pero muy en el fondo, sabía que no había marcha atrás en cuanto lo sucedido en la cena. Ambos se dijeron lo que sentían, y no había como enmendar todas las palabras que descargaron el uno con el otro.
La herida ya estaba hecha y solo habría que dejar que con el tiempo se cociera lentamente.
— ¿Caitlin? —no se dio cuenta que había estado llorando hasta que alguien dijo su nombre, detuvo su llanto en silencio al escuchar la voz de Mason. Limpió el rastro de lágrimas que tenía en el rostro para verlo a la cara.
El rostro de él tenía algo nuevo. Se veía, por muy raro y loco que sonara, más joven, más vivo. Vio de nuevo el rostro del mismo Mason con el que se topó meses atrás, y al que extrañaba ver.
— ¿Qué se te ofrece, Mason?
— ¿Todo bien?
— ¿Por qué no habría de estarlo?
— Cait… supe lo tuyo con Daniel.
— Ah…
— ¿Segura que todo bien?
— Estoy bien, Mason. Sigo viva, y descuida… lo superaré algún día —hasta ella misma dudaba de la sinceridad de sus palabras en ese momento.
— ¿Por qué será que no te creo?
Y por muy loco que llegase a sonar, Caitlin también extrañaba el cómo Mason con tan solo verla a los ojos o escuchar sus palabras sabía con exactitud cómo se sentía en realidad.
— Porque siempre sabes cómo me siento en realidad —se refugió en sus brazos a la par que él la sostenía, transmitiéndole la fuerza y cariño que necesitaba en ese momento.
Y mientras Caitlin se hallaba en los brazos de Mason sentía que nada podría salir mal, que las cosas mejorarían para bien estando a su lado, como iba siendo desde que se conocieron. Volvió a sentir aquella peculiar paz y tranquilidad que solo él le hacía sentir.
En cuanto al otro lado… Mason se sentía más vivo que nunca. Hacía demasiado tiempo que no se encontraba tan cerca físicamente de la morena. Apretó el agarre de sus brazos alrededor de la cintura de ella, inspirando lenta y profundamente el aroma que desprendía su cabello. Sentía en su interior como ardía ese amor tan grande que tenía por ella, como gritaba para salir y que Caitlin se enterase de una vez que para Mason ella no era una simple amiga. Para Mason, ella era el amor de su vida.
— ¿De verdad estás enamorada de Daniel, Cait? —pronuncio el oji azul con un deje desesperación.
— ¿Qué? ¿De qué me hablas, Mason? —articulo la peli negra confundida ante el súbito cambio de comportamiento y ante la pregunta de su amigo.
— Lo que escuchaste, Cait: ¿de verdad amas a Daniel? —pregunto otra vez con el corazón latiendo a un ritmo frenético debido a que por fin se había armado de valor para hablar del tema con ella.
— Yo…
— Solo responder sí o no, Caitlin y te prometo que te dejaré en paz lo que resta del viaje.
— Daniel y yo ya no estamos juntos, Mason.
— Eso no cambia nada de lo que sientes por él.
— ¿Por qué la pregunta?
— Pregunte primero.
— Y yo te responderé hasta que respondas mi pregunta, Mason —delibero, tratando de ganar tiempo para saber cómo responder a la primera pregunta.
— Por esto.
Y no hubo más palabras entre ambos. Mason la besó mientras tomaba su rostro con sus manos, repitiéndose a sí mismo que lo que pasaba si era real y no solo un producto de su imaginación. Y por primera vez en su vida, Caitlin sintió un revoloteo intenso en su interior y como el corazón comenzaba a acelerar su ritmo; y lo disfrutó, porque sabía que esto no se volvería a repetir.
— Mason… —susurro separándose de él, aun con los ojos cerrados y sin creer del todo lo que acababa de pasar.
— No lo amas —hablo en voz alta mientras acariciaba la mejilla de ella. Su rostro del había cobrado algo de vida ante lo que paso. Sus ojos tenían ese brillo que lo caracterizaba en un principio, y su sonrisa no se podía borrar con nada.
Caitlin no quería borrar esa imagen. Para ella, ver a Mason feliz la hacía feliz de cierta manera, y más en estos momentos, cuando él ya actuaba de forma rara y preocupante, y estando ella algo deprimida. Pero no tenía cabeza como para pensar bien las cosas en estos momentos, y Mason no merecía que lo ilusionaran. Aunque la morena lo que en realidad pensaba es que ella no lo merecía.
Mason merecía algo más que una hipócrita mentirosa que vive a tientas del dolor que sus palabras les causen a los demás.
— Me tengo que ir.
— Cait, espera por favor.
— Mason, hablamos luego, tengo que irme.
— Veme a los ojos y dime lo que me confirmaste con ese beso.
— Mason…
— Tú no amas a Daniel, ¿tanto te cuesta decírmelo?
— Mason, por favor, hablamos luego.
— ¿Me quieres? Y no me digas que solo como amigo, Cait. Dime la verdad por solo una vez.
— Hablamos luego, Mason, ahorita no puedo decirte nada —soltó su mano para retirarse del lugar.
— Caitlin… —giro para verlo a los ojos— te amo. Lo he hecho desde que te vi por primera vez hace aproximadamente un año mientras intentabas robar un mini súper —no sabía si quería llorar ante el recuerdo o por las palabras que decía el castaño—. Te veía en silencio cada día que compartíamos juntos, sintiéndome tan cerca, pero a la vez tan lejos de ti, callándome lo que sentía día tras día ante un posible rechazo de tu parte. Veía tus ojos, el cómo tu melena se movía al compás de tus pasos, tu sonrisa, escuchaba tu risa, y con eso me bastaba para sentirme completo cada día mientras estuviera a tu lado. Te veía como una estrella inalcanzable para mí, a pesar de compartir tantas experiencias juntos. Solo mírame, ¿qué podría ofrecerle yo a alguien? No soy el chico más valiente, ni el más listo o el que tiene más agallas, no soy alguien a quien no le interesa lo que piensen de él, no soy social, me cuesta expresarme y decir lo que siento o pienso. Tengo poca confianza en mí mismo, y soy alguien que piensa que a la larga terminara solo. Sé que no tengo mucho que ofrecer, por no decir nada, pero… —se detuvo un momento para recobrar el aire y limpiar las pocas lágrimas que se habían escapado mientras estaba hablando— te ofrezco el más sincero de los amores.
Avanzo el pequeño tramo que los separaba para abrazarlo. Permanecieron así por varios minutos. Él con sus brazos alrededor de su espalda y ella con los suyos alrededor de su cuello, transmitiendo con ese acto lo que sentían el uno por el otro. El problema estaba en que Caitlin tenía miedo a perderlo por alguna equivocación de su parte, y que tampoco se perdonaría a ella misma si lo lastimaba.
— Hablamos luego, Mason.
Al llegar a su tienda de dormir, se cercioro de que Myra siguiera dormida. Coloco una mano sobre su pecho, sintiendo cómo su ritmo cardíaco había aumentado como nunca antes lo hizo, y con la otra mano, acaricio sus labios con las yemas de los dedos… recordando el tacto de los labios de Mason sobre los de ella, sin olvidar todo lo que había sentido con esa pequeña acción.
Fue en ese momento, estando sola con su conciencia que se dio cuenta de la realidad: ella amaba a Mason.
Atenea.
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Re: The Roadtrip
VIERON QUE LA BEBÉ SUBIÓ Y ESTÁ LARGO BUENO VOY A LEER Y COMENTO LUEGO BC FEEEEELS
Invitado
Invitado
Re: The Roadtrip
Largo lo que se dice largooooooooooooo pos no, al menos no como los de tad
Atenea.
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Re: The Roadtrip
yo necesitaba poner eso y le pedi si podia incluir ese parrafo en su cap
peralta.
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Re: The Roadtrip
Pero es solo la primera parte, sofi :cc desde damen y mason lo escribí yo
Se me fue comentar ese pequeño detalle xd
Se me fue comentar ese pequeño detalle xd
Atenea.
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