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mamá

Mamá, ¿dónde estás? dime que no estás sufriendo, porque es lo que menos quiero. Dime que nos cuidas a mi y a mis hermanos, también cuidas que mi papá no vuelva a caer en el alcohol. Dime que estás feliz porque vas a ser abuela, aunque no estés con nosotros, dime que no lloras cuando viste mis cortes, que no lloras porque soy infeliz aunque intente lo contrario, dime que no haz borrado la sonrisa que siempre traías. Te extraño como no tienes una idea, los primeros día no podía dormir de tan solo pensar que no te volvería a ver. Me duele que no estés conmigo ni con Daniela, mucho menos con Eduardo. Mi papá es fuerte, lo se porque no llora frente nosotros. Dime que estás feliz porque descubrí una forma de desahogarme sin tener que hacerme daño, por descubrir una forma de ser feliz momentáneamente. Extrañó con todo mi corazón ver tu cabello rubio, extrañó tu raro perfume que siempre usabas, tu sonrisa que se contagiaba como gripe, extraño que me llevarás a rastras a la escuela, extraño muchas cosas tuyas, demasiadas mami querida, que me duele pensar que jamás las volveré a hacer contigo. Se que estás en un lugar mejor, lejos de sufrimiento y tristeza, o eso espero yo. Que ya no te duele el pecho, que estás con mis bisabuelos, que ríes por ellos y que nunca me haz dejado de ver. Que siempre sonríes y que, aunque por más que me duela, eres feliz allá y haz vuelto a reír contagiando a todos. Me duele ver que lo último que me dijiste fue que la comida estaba en la mesa, que llegarías tarde y un te quiero.  
Te amo con mi vida y espero, que dondequiera que estés, nunca olvides, por nada del mundo, que te amo con todo mi ser y el de los demás.

—Megan.