Cómo sobrevivir a una ruptura. |Fichas|

Personalidad

Kay es una persona extrovertida, sociable y alocada. Es muy optimista e hiperactiva, sin contar que siempre anda con una sonrisa en su rostro. No le gusta sentirse débil frente a las demás personas por lo que no comparte sus sentimientos y trata de esconderlos en su mayoría. Es muy fácil tomarle confianza e igual es muy fácil para ella confiar en los demás. Es una persona coqueta, seductora y manipuladora. Puede ser muy insistente, cuesta mucho que la hagan cambiar de opinión. Es una persona muy determinada y segura de sí misma, le encanta llamar la atención y nunca pierde ninguna oportunidad en la vida. Uno de sus defectos es que le cuesta mucho tomar las cosas en serio, por lo que la mayoría de veces no les busca la seriedad. Es muy vengativa por lo que es mejor no tenerla como enemiga, cuando se enoja llega a ser impulsiva y aunque esté equivocada nunca rebaja su orgullo para pedir perdón.

Historia

La vida de Kay se resume en lo normal, la vida de la mayoría de muchachas de su clase, padres ausentes debido al trabajo, servidumbre que atienda sus necesidades y amigos de su misma calaña que no son más que un grupo de gente mimada y materialista, y aunque ella no sea de ese tipo de personas en absoluto, lo hace simplemente por encajar a su alrededor. Luego de que su pareja le terminara debido a la falta de confianza que mantenía Connor hacia ella, Kay se sentía extraña, nadie nunca le había dado la espalda. De todas maneras, el efecto no le duró por mucho, ya que al día siguiente salió a un nuevo pero ya conocido bar con varias de sus amigas. Aunque no lo aceptara, la ruptura le había afectado más de lo que ella pensaba, por lo que no tuvo conciencia con sus tragos, pasándose más de lo debido con las copas.

Personalidad

Liam es una persona muy responsable y todo un caballero. Es una persona muy dedicada y estudiosa, sin contar que totalmente entregada a su familia. Es capaz de dar su propia vida por las personas que ama. Él es una persona criada “a la antigua” ya que las fiestas nunca han sido de su agrado, es una persona muy hogareña, aunque es capaz de soportar el ambiente fiestero todas las noches sí eso le da el dinero suficiente para aportar a su familia. Es un romántico cuando de mujeres se trata, y nunca les faltaría el respeto, pero son cantadas las ocasiones que Liam se ha visto en una relación ya que siempre pone primero a su familia. Sabe respetar las decisiones de las demás personas aunque tampoco le agrada que sean mediocres. Cuando se enoja puede ser muy impulsivo, y sarcástico, aunque, en el caso de que él se haya equivocada, pedirá disculpas. Con sus amigos puede ser muy burlista, juguetón y divertido, pero el tiempo que logra estar con ellos es totalmente reducido, entre trabajo, estudios y su hogar le queda muy difícil mantener una vida social. Cuando no se encuentra bajo el estrés de su vida cotidiana, es muy hiperactivo y risueño. Además es una persona muy complaciente por lo que cuesta mucho que diga que no.

Historia

La vida de Liam era igual a la de cualquier otro adolescente promedio. Unos padres cariñosos, un hermano travieso y una vida social para nada aburrida. Pero esa tipo de vida no duró más de sus diecinueve años. Él siempre supo que el lugar donde residían no era el mejor de los lugares, pero jamás pensó que eso fuera a interferir con su vida cotidiana. Luego de una salida con sus amigos, al llegar a su hogar, encontró a su madre llorando en la sala y a su hermano de once años encerrado en su habitación.

Las siguientes semanas luego del funeral de su padre no fueron las mejores, su madre cayó en la depresión inhabilitándola de realizar cualquier tipo de trabajo, haciendo que Liam tuviera que comenzar a ocuparse de su familia. Con sus estudios universitarios en las horas del día, no le quedaba otra opción más que conseguir un trabajo nocturno. Los ambientes de fiesta todas las noches, junto con el olor de cigarros y alcohol, le comenzaron a molestar luego de un par de semanas, pero mientras le pagaran lo suficiente para mantener a su familia no se quejaría por ello.

A sus veinticuatro años, pudo conseguir trabajo en un nuevo club. Aunque no cambiara de ambiente, la paga era aún mayor, por lo que no chistó en aceptar cuando le propusieron el empleo. Liam ya había aprendido a lidiar con todas las mujeres que día a día intentaban algo con él, pero sin saber por qué, no pudo evitar preocuparse por esa castaña que se encontraba levemente inconsciente sobre la barra del lugar.

Personalidad

Meck nunca ha sido una chica digna del rechazo. Las facetas perspectivas de su temperamento, están más que claras, al menos para las personas que la catalogan sin saber absolutamente nada de ella. No pasa percibida como un pan de miel todo el tiempo, existen altibajos que la hacen decaer y, finalmente, su índole se intensifica a tal punto de frenesí y la verdadera muestra de su interior. Un profundo hoyo de sentimientos sensibles y amables a cualquier estímulo que le incrementen, que es ahogado con la fuerza de un torbellino de extravagancia y el sentimiento de superioridad que es fundamental para ella, agregándole sin más, su frialdad y despectividad. Su corazón sufre de incrementos de compasión y sentimentalismo; pero nada de lo que sienta será suficientemente fuerte como para que, de una vez por todas, sea quién quiere ser, aunque la decisiones que ha tomado la han llevado a lo que es, prohibiéndole de ante mano un regreso atrás. Es muy fácil que Meck se quiebre bajo presión, pues su fuerza desciende cuando su ego y el orgullo que la caracterizan se ve alarmado por una sorpresa ingrata y sorpresiva; la respuesta a cualquier incito es objetiva e hipócrita, demostrando que absolutamente nada le afecta, cuando las cosas se abalanzan a ella con agobio, impidiéndole respirar. Es muy, pero muy difícil observarla llorar o tal vez presenciar junto a ella sus momentos mas complicados, razón por cual, no tiene ningún tipo de lazo más allá de lo interesado con las personas; se siente una porquería la mayoría del tiempo, pero el destino puso en su camino esa actitud de la que tanto se lamenta, pero la que ha perfeccionado durante años, y, efectivamente, no ha habido nadie que la haga cambiar de una manera tan drástica como para que ella misma se perdone lo que hace. Claramente, dicho ya antes, el arrepentimiento y desilusión de su persona se hace presente casi siempre, pero con el apoyo de su egocentrismo y seguridad logra dejar a un lado las pesadumbres que la embargan. Se podría comentar que si no es entre las sabanas de un hotel caro y sofisticado, está mayoritariamente sola, sin nada. Irrevocablemente convertida en una bestia que ataca con manipulaciones, prejuicios, mentiras y falsas sonrisas de satisfacción. Las acciones que va a tomar las analiza con intrepidez y valentía, por un mundo falso que quiere construir con tanto esmero, aparentado, bajando poco a poco su indice de felicidad que pronto llegará a cero. Madura y perspicaz en ocasiones que requieran de su alto rango de intelecto.
Cuando no se ve presionada por los prototipos de la sociedad que espera algo más de ella, se da el lujo de ser la dulce pero enfurruñada Meck que siempre va cargado de alegría cualquier ambiente. Es importante destacar, que esta característica tan propia de ella sale en momentos subjetivos y restrictivos, con una persona que amerite de su lado bueno, pero, a lo largo de 15 años no ha contado nunca con esa persona, por lo que desde la muerte de su madre, se convirtió en quién es actualmente. Nada de sonrisas simpáticas ni cordiales, nada de ser obligada a sonreír con educación en el momento preciso, los cambios que sufre su personalidad son tan variantes, que nunca se dan, causa por la cual borra todo rastro de esperanza en las personas que esperan ver más de ella. Meck muestra lo que quiere, cuando así lo desee; mientras mas presión ejerzas, menos se abrirá contigo. Tomando en cuenta todas estos aspectos, se llega a la pre conclusión de que totalmente liberal y dominante al mismo tiempo. Algo resaltante y de esencial información es lo impaciente e intolerante que puede llegar a ser, dependiendo de la situación, cambiando con algunas personas, detesta la espera de algo que valga o no la pena, igualmente, su cerebro puede ser tan cohibido al extremo de no entender situaciones personales de la vida de otro individuo, centrándose en ella. Con los pies en la tierra, más realista que optimista, más vale considerar la verdad un fantasía lejana.
Meck tiene un don en particular, el don de la sensatez y la madurez, que vendría siendo lo mismo para ella; se detiene a pensar muchísimo cuando algo en especifico atraiga su atención. Abarca matizar que, no hay sujeto que no haya pasado por su vida que sea placentero para su vista, aunque las cosas cambian con demasiada rapidez como para ser capaz de notarlo.
Testaruda al cien por ciento, siempre tiene que tener la razón, nadie puede desmentirla.
Sabe percibir casi a la perfección —pues siempre hay excepciones, no reglas—, cuando una persona necesita algo que es desconocido para su mente, pero tan conocido para su corazón, el amor. Siempre sintió la necesidad de dar amor verdadero, aunque no recibiera nada, aunque su corazón se desvaneciera por ella, aunque le costara decir un te quiero, aunque la vida se le fuera diciéndole un te amo a esa persona que algún día la va a hacer feliz... Una persona, que pese a el ajetreo que su vida le aplicaba, la iba a entender y la iba a amar; aunque no existiera, viviría su vida esperándolo, sin dar atisbo de esperanza, pero con el corazón puesto en las manos de un generoso destino.
Existen facetas de su personalidad que ni ella misma sabía que poseía, pues es fundamental sobrevivir con su ego intacto, el orgullo no herido y una vida superficial perfecta, sin rastro de debilidad.

Historia

Meck nació una tarde lluviosa y espesa oscurana, en Ontario, Canadá, un 03 de sept. de 1997. Fue una pequeña muy deseada por parte de sus cálidos familiares canadienses, pero sobretodo por su madre primeriza en todo el asunto de el cuestionamiento de como criar a su próxima hija; su padre, permanecía junto a ella, le daba el apoyo con todo su corazón, la amaba desde que la conoció hasta el momento en que de su vientre salió el tesoro más preciado de su vida, la pequeña que le daría vida ésta, la razón de su existencia, la razón de su arriesgo, entregando el todo por el todo por lo que sería, su próxima familia. Pero había algo de lo que Marie, su novia, no estaba consciente, algo que destruiría la unión familiar en segundos, que cambiaría sus vidas; algo de lo que estaban al tanto sus familiares y por supuesto, su amado, Santiago. Llegó el momento del parto, la emoción brillaba en los ojos de su próxima familia, más en los ojos de Santiago, a pesar de esta felicidad tan grande que lo embargaba, no pudo evitar dejar de pensar en lo que pasaría después de que Marie se enterara de lo que tanto dolor le causaba él, de la posible causa del desenfreno de su vida y quizás el final de ésta. Con el temor grabado en el semblante bajo la mascara que era del todo cierto, contempló con amor paternal detrás de la fría vidriera del quirófano como su novia daba luz a su primer hija, su preciada Meck. Más una chispa de afecto incondicional prendió una luz en su interior, dándole aun mas fuerzas para afrontar lo que se avecinaba.
Intentó grabarse el rostro conmovido de su esposa con la más potente de las tintas en su memoria, respiró profundo y entró a la habitación 202, dónde su novia se encontraba adormilada por la morfina aún. Su hija gimoteaba muy bajito desde la encubadora. Se preguntó para sus adentros que sería de sus vidas a partir de ahora, le preocupaba enormemente la reacción de su esposa y lo que esto pudiera causarle. Marie no se percató de que su novio, Santiago, miraba en su dirección con los ojos dilatados por la angustia; se removió en el frío colchón de hospital y le susurró que se acercara. Santiago obedientemente cedió y se sentó en la orilla de la angosta cama, por suerte su esposa no era tan ancha, incluso después del embarazo. Tomó su mano y cerró los ojos con fuerza, sonriéndole con dulzura, haciéndola prometer que no importaba que pasara, el la amaba con toda sus fuerzas y concebir a una hija fue lo más maravilloso que pudo haber experimentado en toda su vida. Marie soltó algunas lagrimas de agobio sin razón, ni causa alguna, sólo con saber que a Santiago algo le preocupaba intensamente, a ella le afectaba, pues Santiago no se ponía sentimental de la nada, ni mucho menos reflejaba sus temores. Debía ser algo muy grande y en efecto, así era. Los gritos roncos de la adolescente herida retumbaron con dureza en la cabeza de Santiago, obligándolo a callar, a soportar todo su ira y a perderlo todo también. Meck empezó a llorar incesablemente, sintiendo como se desgarraban sus cuerdas vocales. La enfermera entró rápidamente a la habitación, Santiago se marchó con el corazón quebrantado, con un hilo que pendía de él, a Marie le dio un paro respiratorio, murió en frente de los ojos inocentes de su hija. Todo acabo, todo perdió su sentido y por primera vez en mucho tiempo, la vida de Santiago se vio color gris, nada de colores hasta que su hermosa hija Meck sonreía para ofrecerle su apoyo. Más las cosas no encajaron como antes. ¿Qué era lo que había provocado la muerte de su madre? Nadie lo sabe, salvo Santiago y sus familiares, no incluyendo a Meck.
La familia Rose estaba devastada, destruida sin más. Santiago se sentía culpable. Pero el encanto y el aura de Meck le daban ánimos, seguía con el deseo de seguir respirando.
La infancia de Meck, cuando tenía aproximadamente cuatro años, se vió reflejada con todo el amor de un padre que se esforzaba por sonreír todo los días, dando a entender así que nada iba mal, cuando lo contrario predominaba en su corazón. Nada le faltó, todo se le fue atribuido. Su nana, Jennette, que fue contratada por su padre y recomendada con afán por su familia, velaba día y noche por la felicidad de su niña, Meck, más que su empleo y medio de vida, era su pasión cuidar de ella.
Meck fue criada en Bradford hasta que su padre por cuestiones mercantiles, decidió viajar y mudarse de una vez a Canadá, olvidando su pasado allí, intentado marcar un nuevo rumbo en su vida. Para bendición de Dios, a Meck, la niña de seis años, le encantó la idea de mudarse a un nuevo continente. Jennette, los acompañó en su travesía, dispuesta a seguir con lo que más le gustaba hacer. Dejando atrás el dolor de la perdida de su novia, se instalaron en Inglaterra. Su padre tenía todo el éxito del mundo ahí, las cosas marchaban bien. Incluso, su padre pagó una tutoría en casa para que Meck aprendiera a hablar inglés con fluidez, como otra inglesa más.
Tras el paso de los años, las cosas no podían ir mejor. Meck era muy feliz y eso era lo que importaba, realmente. Su padre fue mejorando con el tiempo, al fin fue feliz. A Meck la inscribieron en un instituto prestigioso, quizás el mas sofisticado. El mundo de la falsedad, la presión de ser perfecta y el afán de superarse hizo que descendiera hasta convertirse en una rubia plástica sin corazón, totalmente indiferente a los sucesos. Le rompieron el corazón más de una vez en la preparatoria, obligándola a casi tatuarse en la frente lo inservible que era enamorarse, que era de inútil intento ser feliz con eso.
16 años y la vida de Meck tomaba un giro inesperado y terrible para ella. Descubrió lo que su padre con tanto esfuerzo lograba ocultarle, mintiéndole acerca de la verdadera razón de la muerte de su joven y hermosa madre. La verdad salió a flote y derrumbó todo a su paso. Todo se acumuló e hicieron que explotara de una vez por todas. Su vida, prácticamente, se derrumbó con la misma rapidez de un suspiro vencido. Su padre aceptó la realidad del cambio que se accionó en su hija y, dejó de insistir en que eso no tenía por qué afectarle, pero fue de inútil intento. Él sabía que tarde o temprano pasaría y no intervino más.
De viaje en viaje, su padre se ausentaba por largas temporadas, dejando a Meck con un gran vacío en el pecho, que fue rellenado con falsedad, egocentrismo, arrogancia, frialdad, indiferencia y falta de cariño. Chico tras chico pasaba por debajo de sus sabanas, aun con la esperanza de que alguien la quisiera al fin, pero siempre se encontraba con lo mismo, más lo continúo haciendo, era su naturaleza. Todo esto la noqueó en seguida y notó que se había convertido en su vida ya. Estaba sola y absolutamente nadie podía sacarla de ese hoyo.

Personalidad

Perfección e hipocresía. James Maslow. Joven automáticamente amado por toda la corte femenina, quienes, ridículamente, se ven atraídas hacia él por su esplendido exterior y aparentemente coherente interior; ¿quién podría verificar si era un idiota o no? Muy pocas personas, se percataban de su arrogancia, sarcasmo e ironía. Más allá de ser una completa caja de sorpresas, no vacila al fingir quién no es. Atrevido, simpático y hasta inteligente; todo lo que las lenguas femeninas idiotizadas le atribuían.  El trato que le ofrece a las demás personas, es cortés, agradable y discretamente seductor, con una pizca de arrogancia. Sinceramente, se le aplaude su capacidad para el engaño. ¿Quién lo diría? El menor de los hijos de Rosette Maslow resulta ser el más codiciado de la ciudad entera. Se rumora que noche tras noche una chica se desliza por debajo de sus sabanas, única y específicamente para alimentar su orgullo y perder su dignidad como damas, aspecto que a él le parece de poca importancia. En realidad, fingir es su palabra favorita.  Pero... ¿por qué? lleva una vida perfecta, sin rastro de errores o irrelevancias, o así quiere que parezca. En realidad, no existiría una palabra en concreto para identificar su comportamiento, siempre serán variantes, todo de acuerdo a lo que da a entender y lo que no, es simplemente un tabú invisible e inequívoco que nunca se encargará de demostrar.
Mucho más a fondo, aquella chica que logre desafiar su razonamiento, podrá disipar a su verdadero yo, oculto debajo de tantas decepciones, engaños y muertes que presenciar. Nadie garantiza que a pesar de todo, su corazón sea blando, noble y con una capacidad de amar comprensible; así, ¿eres lo suficientemente suspicaz y dulce para aguardar por ese chico de carácter susceptible?

Historia

James Maslow nació un 07 de oct., 1996 en Ontario, Canadá. El embarazo de su madre fue totalmente predecible, esperado y excelentemente recibido por su familia cercana, y también la lejana. Sobretodo, por su descendencia como único hijo de Rosette de Maslow, heredero a la fortuna que su futuro brillante le deparaba. La familia lo recibió con los brazos abiertos, advirtiendo su pronta inteligencia para los negocios y el manejo de las leyes a la perfección, pues su vida estaría llena de estas dos disciplinas, sobre todo. Lo incomprensible de la situación, era que su madre se hallaba a sí misma mostrando indiferencia con el nacimiento del que sería, su único hijo. Rosette había jurado a Dios por sobretodas las cosas, que nunca más volvería a concebir a un niño, pues su esposo, falleció días antes de que diera a luz. Por esa razón, se encontraba tan devastada y poco conmocionada por su embarazo. Sin embargo, James nunca sintió la falta emocional de su madre, pues su tío Tyler McQuensy, fue el padre que nunca tuvo; brindándole apoyo incondicional, amor y por ende, bases sólidas para su futuro académico.  
Años después de su natalicio, se podría decir que Maslow desarrolló una conducta fría y suspicaz, mediante sus escrúpulos, lograba obtener todo lo que quería a su alcance.  No había faceta destrutiva e inteligente que no poseía.  Llevó una vida evidentemente manejable y correcta, hasta que, prontamente a la edad de diecisiete años, su madre le buscó de nuevo para reanudar su relación; pues, al nacer James, Rosette se desentendió, obsequiándole su dulce indiferencia, a raíz de esto, Tyler tomó cartas en el asunto rápidamente.