the survival kit | nc.

Capitulo 001

La última clase del día era biología, sin duda una de mis peores materias. Y la profesora Montgomery había decidido enseñarnos los métodos anticonceptivos debido a que la época con más embarazos era el verano —según ella—. Debo decir que me sentía del todo incómoda.

Primero estaban los vírgenes del curso, aquéllos que tomaban todo a broma y decían comentarios estúpidos entre ellos durante toda la clase. Después los populares, ésos que se creen el centro del universo y hacen comentarios para que toda la clase pueda oírlos; siempre son cosas asquerosas y groseras. Por último estamos las chicas, las que nos sentimos incómodas y avergonzadas con el tema.

Para mi increíble suerte —nótese mi sarcasmo— Pete Johnson está detrás de mí, ¿no es increíble? La profesora me odia realmente, incluso mi madre habló con ella para que lo alejara de mí y le dijo que no podía hacer eso. Pero si Tiffany hubiera pedido el cambio sin duda estaría donde lo desea.

Pete pasa todas las clases susurrándome cosas desagradables. Hoy me preguntó si era virgen, los chicos de ahora no tienen respeto por las mujeres. Simplemente le respondí: ‘¿tengo cara de serlo?’; no fue la mejor respuesta, pero no quería decirle nada más.

—Evelyn —dice la profesora y todos se giran a verme—, ¿podrías decirnos cómo se le llama al momento en el que el p…?
—Sexo —digo antes de que termine la oración, pero ella niega con la cabeza. Sé que no es ése, pero no quiero decirlo—. Coito —ella asiente y me sonríe con su estúpida sonrisa de ‘te odio y espero que te jodas en el infierno’.
—¿Tan urgida estás, Rottmayer? —susurra Pete en mi oído.

Estuve a punto de girarme y darle un buen golpe en la nariz, la tiene horrible, ¡le haría un enorme favor! Pero no quiero ir a detención el último día, pasé la mitad del año ahí. Tengo un serio problema con mi boca, no puedo controlar lo que digo, siempre digo todo sin pensar y bueno, la directora toma mis comentarios como agresiones.

—La verdad es que sí, ¿quieres ayudarme? —le digo y él frunce el ceño. Me gusta responderle cosas que no son verdad, jamás me acostaría con él, nunca, nunca, nunca.

Siento las miradas de todos posadas en nosotros y cuando miro a la profesora está cruzada de brazos y con el ceño fruncido. Pete tampoco es su favorito y que los chicos que más odia hablen en su clase es intolerable para ella.

—¿Quisieran compartir sus asombrosas conversaciones con el resto de la clase? —pregunta la profesora. Debe morir, realmente debe hacerlo.
—No es nada importante —dice Pete antes de que yo pueda responder algo.

No creo que Montgomery quiera escuchar realmente lo que hablamos… Probablemente nos mandaría a la dirección ahora mismo; no puedo ir a detención en mi último día, ¡mucho menos cuando faltan cinco minutos para salir de aquí!

—Somos un grupo, todos somos amigos, ¿por qué no quieren compartirlo?
—Bien, Pete me ofrecía sexo barato y sin calidad —respondo encogiéndome de hombros. Se los dije, jamás pienso antes de hablar, ahora todos nos llaman ‘amigos con derechos’, qué patético.
—Siento hacer esto, chicos, pero con la directora, ahora mismo.

Tomo mis cosas y salgo del aula. No iré con la directora en mi último día, por supuesto que no. Entraré al baño, diré que sufrí un accidente y que tenía que ir a casa a cambiarme.

—Rottmayer, la dirección es por allá —dice Pete señalando al otro lado del pasillo.
—¿Y quién dijo que iba a ir? Diré que tuve un accidente y tuve que ir a casa a cambiarme.
—En estos momentos desearía ser mujer —murmuró Pete, no creyó que lo hubiera escuchado, pero lo escuché perfectamente.

Salgo del Instituto y me aseguro que no haya nadie en el lugar y que la profesora no mire por la ventana. Es momento de correr hacia el auto de mis padres que está estacionado al otro lado de la calle. Casi me atropella un camión, realmente atravesé la calle como si fuera una loca desenfrenada. Por suerte mis padres no me vieron.

Entró al auto y me tiro en el asiento trasero para que nadie vea que estoy ahí más que mis padres y mi hermana menor. En cuando caigo en sus piernas ella me da un golpe en el brazo, realmente pega muy fuerte.

—¿Qué demonios haces, Eve? —pregunta mi padre.
—Oh, voy a actuar en una obra y tengo que practicar mis caídas, ya sabes, quiero que parezca real.

De nuevo mi bocota y yo diciendo estupideces, de todo lo que pude decir, inventé una obra ficticia en la que vuelo como batman y soy una acróbata profesional. Seguramente comenzarán a preguntarme cosas de la obra y tendré que inventar una enorme mentira.

—Eve, los padres de Pete vendrán a comer con nosotros y nos pidieron de favor si podemos llevar a Pete. ¿Puedes ir a buscarlo?

Cuando mi día no podía empeorar tengo que ver a Johnson por el resto del día. Agh, mis padres y sus pésimas ideas imprudentes.



Cuando la campana suena por fin salgo del baño y me mezclo entre los estudiantes, la profesora seguramente irá con la directora para hablar de nuestro comportamiento y se dará cuenta de que no estamos ahí.

Aaron pasa al lado mío y me da un leve empujón. Ése chico es un imbécil pero sigue siendo mi mejor amigo.

—¿Qué hay, güey? —me pregunta.
—No mucho, tengo que irme lo más rápido de aquí; se supone que debería estar en detención.
—¿Eve de nuevo? —pregunta formulando una sonrisa pícara.
—Esa chica me vuelve loco y no de la manera que tú crees. Pasé la mitad del año en detención por su culpa.

Aaron se encoje de hombros y Mackenzie se acerca a nosotros dándole un beso a su novio. Odio esta clase de momentos, ellos comparten saliva y yo me quedo como idiota mirándolos. Algún día tendré una novia y la besaré frente a ellos; no soporto que hagan eso.

No sé por qué pero Rottmayer sigue aquí y mira hacia todos lados buscando a alguien. Quizá a Mackenzie, pero ¿cómo verle la cara si la tiene embarrada en la de su novio? Qué desagradables son.

Se acerca a mí, demonios.

—Tengo una increíble noticia —dice mirándome y noto el sarcasmo en su voz—, tú y tu familia vendrán a comer con nosotros. ¿No es el mejor día del mundo?

Niego con la cabeza. Me hubiera despedido de Aaron pero no quiero interrumpir sus momentos románticos.

—Por cierto, si mis padres preguntan habrá una obra de Batman en el Instituto y yo soy Batman.

Suelto una carcajada con tan semejante idiotez, ¿Evelyn Rottmayer siendo Batman? Es la cosa más patética que he oído en el día. Pero conozco a esa chica, siempre dice lo primero que le viene a la mente sin procesarlo antes.

Abre la puerta del auto y entro. Sé que la abrió para sí misma, pero entre ella y yo no hay modales ni educación. Me fulmina con la mirada y se sienta junto a mí.

Sus padres me saludan de lo más amables y hago lo mismo, ojalá su hija fuera como ellos de amables. Evelyn es Satanás en el cuerpo de una chica que no está tan buena.

La mirada de su hermana está posada en mí durante todo el camino, me siento incómodo. Ella es una chica linda, tiene el cabello rubio y los ojos azules, igual a su madre. Evelyn y Rachel son completamente diferentes; a mí parecer Evelyn es más guapa, no me gustan mucho las rubias.

—Mi hermana está demente por ti —me susurra Evelyn—, no entiendo por qué.
—Soy el chico más atractivo del mundo, ¿cómo no enamorarse de mí?
—Te podría escribir una novela de veintiséis libros con novecientas páginas cada uno acerca de lo que odio de ti.

Así es nuestra relación. Tirarnos insultos todo el tiempo y decirnos cosas hirientes. Aunque me duele confesarlo, a veces consigue herirme y yo también consigo herirla; somos tóxicos el uno para el otro.

Siempre me ha gustado la casa de los Rottmayer, es enorme y tienen un Golden Retriever llamado Magnus por decisión de Evelyn obviamente. Ésa chica siempre escoge los nombres más raros para los animales; mis padres le pidieron una vez que nombrara a nuestro gato, la llamó Iglesia. Sí, lee todos los libros que existen.

Evelyn sale del auto y se adentra en la casa mientras que yo a penas estoy moviéndome para salir de aquí. Trato de mantenerme alejado de Rachel —su hermana menor— en todo momento, parece que quiere tomarme de la mano o algo porque en lugar de salir por la puerta que está junto a ella sale por la misma que yo. ¡Tiene doce años! Yo tengo dieciocho, jamás funcionaría, no por el momento.

Entró a su casa y Evelyn está jugando con Magnus en la sala, su madre se pondrá histérica.

La sala tiene el suelo blanco, uno de esos pulidos e increíblemente caros. Los muebles son de tonos negros y rojizos, si pudiera escoger cualquier casa del mundo escogería esta.

Rachel se para junto a mí y me siento incómodo, así que digo que usaré el baño. No entiendo cómo zafarme de ella, parece tener una obsesión conmigo y no de las buenas.

Quizá si sabe que tengo novia… Sería una gran mentira, pero no la quiero como perrito faldero tras de mí. Sólo necesito una relación falsa, ella nos verá y se le romperá el corazón. Es cruel, lo sé, muy cruel, estoy jugando con sus sentimientos y emociones pero tengo que besar a su hermana por más fea que sea.

Salgo del baño y me acerco a Evelyn quien está en el comedor poniendo la mesa completamente sola, es mi momento. Cuando escucha mis pasos me mira mal, realmente me odia y en cuanto haga lo que planeo hacer seguramente querrá matarme.

La tomo por el cuello y la beso, no duró ni cinco segundos cuando ella se alejó y me dio una bofetada con todas sus fuerzas. Tenía el rostro del color de un tomate pero su expresión era lo inquietante, seguramente me cortaría el cuello de un momento a otro.

—¿Qué demonios te sucede, Peter William Johnson? —dice alterada, va a matarme, enserio va a matarme.
—Estoy enamorado de ti, Eve —no parece creérselo porque frunce el ceño y deja los platos en la mesa. Seguro ya descubrió mi plan.
—Oh, ya veo, quieres que mi hermana ya no esté loca por ti. Eres más imbécil de lo que eras hace una hora.

La comida fue el fiasco más grande en el que he estado, Evelyn no dejaba de mirarme con odio; Rachel estaba en su habitación y se había negado a bajar a comer con nosotros; los únicos felices eran nuestros padres.

Rezo por tener que irme ya, alguien que me salve de este horrible desastre familiar.

Después de mirar el teléfono cada dos minutos, Aaron me envía un mensaje: ‘prepara tus cosas, güey, que mañana nos vamos de campamento’. Una buena noticia al fin, una muy buena. ¡Nos iremos de campamento!