Lexi Lightwood & Elijah Willingham.
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the survival kit | nc.
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Re: the survival kit | nc.
Por favor no dejemos estancada esta idea, es muy buena para echarla a perder.
deutch.
Re: the survival kit | nc.
Habían dicho que ibamos a re-comenzarla... pero nunca avisaron nada. ¡Te esperamos! :3 (supongo, tal vez ya la empezaron d enuevo en otro lado y no avisaron... idk)
Pigeon.
Re: the survival kit | nc.
Capitulo 009
CODE BY DEZZA.
Lexi sentía que las arrugas en su frente, eventualmente, posarían con permanencia por el resto de su vida. Pero es que no podía evitar fruncir el ceño cada vez que Elijah Willingham pasaba enfrente de ella.
Apróximadamente treinta personas caminaban enfrente de ella por minuto, pero hace quince nomás, había fijado su visión periférica de tal manera que solamente abarcara aquel cuerpo torpe que se encontraba a cdiez metros, del otro lado del pasillo.
—Vaya— murmuró Sky, al lado suyo. Lexi asintió, sabiendo a que se refería. El chico hablaba alegremente con Bart Palmer. Mientras lo seguía mirando, se dió vuelta y sacó sus libros, en una maniobra bastante estúpido, ya que derramó todo por el piso. Se apresuró a recoger todo y saludó con una sonrisa torpe a uno que pasaba por ahí con un "Que hay". Lexi quería reír, aunque sea soltar una risa reprimida. Pero seguía observando con curiosidad y opresión aquella personalidad tan distintiva. Era raro, definitivamente.
—¿Y por qué lo miras tanto?— se atrevió a interrogar su amiga. La rubia frunció los labios y se encogió de hombros. Es que no tenía idea. Quizás era lástima, quizás un incentivo a no terminar como él. Oh Dios. No se imaginaba en una situación así.
No sabía porque lo observaba. No, no lo miraba. Lo observaba. Sus movimientos, sus estúpidos comentarios sarcásticos. Había hablado con él solo unas pocas veces. A veces el sarcasmo y la ironía que derrochaba era irritante, otras veces, aplaudía tal ingenio.
—No sé— se rindió.
—Por supuesto que sí— incentivó el castaño —. Pasarás el exámen, sacarás un once, de una escala del uno al diez, y saldremos con varias novias modelos rusas— Bart rodó los ojos.
—No tenemos novias, Elijah— corrigió, un poco avergonzado, porque muy en el fondo quería a alguien.
—Lo sé, amigo, lo sé.
Elijah empezó a caminar hacia su Jeep, que se encontraba en la -ya- playa desierta de la secundaria. No quedaba absolutamente nadie, él tenía esa manía que parecía ser de esas que nunca se corregirían.
Sacó sus llaves, abrió la puerta y posteriormente se sentó, listo para encender aquel tesoro suyo. Su papá se lo había permitido como un capricho al cumplir los dieciseis años. Por supuesto, al principio no se había sentido tan emocionado como lo hacía. Ese día, su papá condujo hasta la agencia de autos, donde se encontraba aquel Jaguar que tanto había mencionado. Estaba embelesado, emocionado, ansioso, todos aquellos estados de euforia posibles. Ya le había empezado a agradecer como loco, sin embargo, aquel sueño terminó demasiado pronto. Su papá siguió de largo, y una cuadra más allá, estaba el negocio de compra y venta de autos usados. Difícil, lo sé. Pero bueno. Así comenzó su larga historia de romance con su Jeep, al que llamó Betty. Apenas llevan un año juntos, pero su historia de hecho va a ser muy extensa, ya que duda poder costear un vehículo en, mínimamente, treinta años recién.
—A casa— pronunció, mientras refregaba sus manos con emoción. Colocó la llave adentro, y la giró una vez.
Nada.
Elijah alzó las cejas y torció la mandíbula.
—A casa— volvió a insistir. Nada nuevamente.
Mierda. No podía estar sucediéndole éso.
—¡A. Casa!— gruñó. Ni un solo sonido, ni siquiera un gruñido. Ni un movimiento, nada. Se puso nervioso. ¿Y ahora que hacía? Todos ya se habían ido. Incluido Bart, que normalmente se encontraba con él a esas horas. Tampoco tenía idea de como arreglar ahora. No tenía siquiera un pensamiento cercano que diera con una raíz posible de aquel problema.
—¿Ocurre algo?— preguntó una voz, desde el costado del auto. Elijah dio vuelta su cabeza y observó con atención. Unos ojos verdes-azulados hermosos captaron su mirada, ondas cobrizas, porte natural: ¿Acaso era un ángel? Seguramente todavía estaba en su auto, y había sufrido un accidente. Y ahora, quizás era esa su luz. Su señal.
Pero no. Estaba seguro que era la realidad dispuesta. Y adelante de él, Lexi Lightwood posaba esperando una respuesta.
Y fruncía el ceño...
Y lo miraba extraño...
Elijah salió de su trance, justo para darse cuenta que su boca estaba abierta y parecía completamente retrasado. Esa era la causa de su disgusto.
—Amm... uhmm...— empezó a moverse, in saber que hacer o decir —yo... simplemente estaba tomando un descanso en el auto— bueno, eso no había salido bien. Trató de verse completamente relajado, pero no fue así. Seguro se vio todavía más estúpido. Si eso era posible.
—No te funciona— dijo, señalando el vehículo como si nada. Era una afirmación, no una pregunta. Elijah se recostó contra el asiento y suspiró derrotado, mientras murmuró un audible "sí".
Se quedaron en silencio durante unos segundos, y finalmente Lexie coreó lo que fue la salvación de la tarde.
—Ven, te llevo hasta tu casa— Elijah levantó la cabeza, sorprendido de aquella propuesta repentina. Creyó que era una broma, porque la rubia se había dado vuelta y estaba caminando hasta su auto. Pero a mitad de camino, recalcó su invitación, al darse cuenta que él no se movía:
—¡Vamos, ven!— insistió, frustrada. El castaño reaccionó de inmediato, agarró su mochila que estaba en el asiento del co-piloto y estampó la puerta del auto, una vez que salió. Trotó con rapidez hasta donde estaba Lexi, y desaceleró el ritmo, a medida que se acercaban a su vehículo.
—¿Que hay de mi auto?— preguntó. Lexi se encogió de hombros, mientras apretaba la alarma y desactivaba el seguro.
—Mañana lo buscas, si se ha roto el motor, o algo así; no un vidrio— Elijah se quedó pensando durante un momento, y asintió, sabiendo que era suficientemente justo. Además, no es como si se fuera a quedar ahí durante toda la noche. Debía comer, dormir, estudiar... y hacer cualquier cosa, menos que recostarse en un auto usado durante diez horas.
Una vez que arrancó el motor, Elijah le dio su dirección a Lexi y comenzaron a transitar por aquella calles semi-desiertas. No había mucho tema de conversación; bueno... no había ni uno. Era un silencio incómodo, aunque, era bastante predecible. ¿Que hacía él siquiera en ese lugar? Era Lexi Lightwood, después de todo, y él solo era... él. Quizás planeaba tirarlo por la calle, venderlo, algo por el estilo.
No, eso era exagerado, incluso para ella.
—Sabes...— habló, por primera vez en todo el camino. Ya no había vuelta atrás. Tenía que terminar la oración, si no, quizás ahí si lo lanzaría ala calle. —. Por un momento... por un momento pensé que estabas bromeando acerca de llevarme a casa— Lexi frunció el ceño. Decidió seguir, mientras explicaba con sus manos —Digo, tampoco es que me imaginaba que no estarías dispuesta a llevarme a mi casa... — le empezaron a sudar las palmas. —Bueno, no es que me imaginaba que me llevarías a tu casa, tampoco. No es que diga que no quieras llevar a nadie, o eres antipática y eso. Porque pareces ser de esas que llevan gente a su casa. A mi no me importaría ir a tu casa, o que fueras a la mía. ¡No para nada extraño! Sino para... ¿Nada extraño? Y mejor me callo, en serio— Elijah se estampaba la cabeza mil y unas veces contra el vidrio. Lo había arruinado. Por completo.
Sin embargo, cuando se atrevió a mirar hacia su izquierda, se vio sorprendido y anonado por aquella acción: Lexi sonrió y negó con la cabeza.
—No aclares que oscureces, Elijah
—Bueno...— comenzó Elijah. Sin embargo, se vio interrumpido por Lexi.
—No hay de que— se justificó. Elijah sonrío y obtuvo una misma respuesta. Lo increíble es que pareció ser honesta. Cerró la puerta del vehículo y comenzó a transitar hasta la entrada principal de su casa. Iba a tocar timbre, pero se detuvo. Su teléfono comenzó a sonar y pronto se vio necesitado de atender el asunto. Los acó del bolsillo y observó que era un mensaje de texto de Aaron. Intrigado, abrió aquel archivo y lo comenzó a leer.
"Hola, hermano. Prepárate bien, porque nos iremos de campamento. No, no es infantil. Y no, no hay excusas, me encargué de hablar con tu papá personalmente.
Por cierto, las muchachas de Mackenzie también van. Nos vemos."
Elijah suspiró y blanqueó los ojos.
Increíble. Manipulado y sin poder defenderse.
Una frenada capturó su atención. Preocupado, Elijah se dio vuelta y osbervó que el auto de Lexi se encontraba a mitad de calle, con las luces rojas encendidas. De repente, la bocina comenzó a ser pulsada mucha veces, con fuerza y velocidad. Algunas personas salieron, curiosos y otros completamente estupefactos por aquella actitud. A él también le pareció raro, pero supo la causa de aquel efecto, apenas escuchó es vitoreo lleno de estrés y frustración.
—¡Mackenzie!
Apróximadamente treinta personas caminaban enfrente de ella por minuto, pero hace quince nomás, había fijado su visión periférica de tal manera que solamente abarcara aquel cuerpo torpe que se encontraba a cdiez metros, del otro lado del pasillo.
—Vaya— murmuró Sky, al lado suyo. Lexi asintió, sabiendo a que se refería. El chico hablaba alegremente con Bart Palmer. Mientras lo seguía mirando, se dió vuelta y sacó sus libros, en una maniobra bastante estúpido, ya que derramó todo por el piso. Se apresuró a recoger todo y saludó con una sonrisa torpe a uno que pasaba por ahí con un "Que hay". Lexi quería reír, aunque sea soltar una risa reprimida. Pero seguía observando con curiosidad y opresión aquella personalidad tan distintiva. Era raro, definitivamente.
—¿Y por qué lo miras tanto?— se atrevió a interrogar su amiga. La rubia frunció los labios y se encogió de hombros. Es que no tenía idea. Quizás era lástima, quizás un incentivo a no terminar como él. Oh Dios. No se imaginaba en una situación así.
No sabía porque lo observaba. No, no lo miraba. Lo observaba. Sus movimientos, sus estúpidos comentarios sarcásticos. Había hablado con él solo unas pocas veces. A veces el sarcasmo y la ironía que derrochaba era irritante, otras veces, aplaudía tal ingenio.
—No sé— se rindió.
Elijah.
—¿Crees que me irá bien?— preguntó por enésima vez, Bart. Elijah se paró enfrente de la puerta y tomó a su amigo por los hombros.—Por supuesto que sí— incentivó el castaño —. Pasarás el exámen, sacarás un once, de una escala del uno al diez, y saldremos con varias novias modelos rusas— Bart rodó los ojos.
—No tenemos novias, Elijah— corrigió, un poco avergonzado, porque muy en el fondo quería a alguien.
—Lo sé, amigo, lo sé.
***
El día transcurrió con un ritmo bastante rápido. Por supuesto que, para Elijah, todos los días eran así. La escuela no era un suceso con relevancia en su vida. Eran simples materias que podía asistir y aprobar con mucha simpleza. No había ninguna sorpresa, nunca. Elijah empezó a caminar hacia su Jeep, que se encontraba en la -ya- playa desierta de la secundaria. No quedaba absolutamente nadie, él tenía esa manía que parecía ser de esas que nunca se corregirían.
Sacó sus llaves, abrió la puerta y posteriormente se sentó, listo para encender aquel tesoro suyo. Su papá se lo había permitido como un capricho al cumplir los dieciseis años. Por supuesto, al principio no se había sentido tan emocionado como lo hacía. Ese día, su papá condujo hasta la agencia de autos, donde se encontraba aquel Jaguar que tanto había mencionado. Estaba embelesado, emocionado, ansioso, todos aquellos estados de euforia posibles. Ya le había empezado a agradecer como loco, sin embargo, aquel sueño terminó demasiado pronto. Su papá siguió de largo, y una cuadra más allá, estaba el negocio de compra y venta de autos usados. Difícil, lo sé. Pero bueno. Así comenzó su larga historia de romance con su Jeep, al que llamó Betty. Apenas llevan un año juntos, pero su historia de hecho va a ser muy extensa, ya que duda poder costear un vehículo en, mínimamente, treinta años recién.
—A casa— pronunció, mientras refregaba sus manos con emoción. Colocó la llave adentro, y la giró una vez.
Nada.
Elijah alzó las cejas y torció la mandíbula.
—A casa— volvió a insistir. Nada nuevamente.
Mierda. No podía estar sucediéndole éso.
—¡A. Casa!— gruñó. Ni un solo sonido, ni siquiera un gruñido. Ni un movimiento, nada. Se puso nervioso. ¿Y ahora que hacía? Todos ya se habían ido. Incluido Bart, que normalmente se encontraba con él a esas horas. Tampoco tenía idea de como arreglar ahora. No tenía siquiera un pensamiento cercano que diera con una raíz posible de aquel problema.
—¿Ocurre algo?— preguntó una voz, desde el costado del auto. Elijah dio vuelta su cabeza y observó con atención. Unos ojos verdes-azulados hermosos captaron su mirada, ondas cobrizas, porte natural: ¿Acaso era un ángel? Seguramente todavía estaba en su auto, y había sufrido un accidente. Y ahora, quizás era esa su luz. Su señal.
Pero no. Estaba seguro que era la realidad dispuesta. Y adelante de él, Lexi Lightwood posaba esperando una respuesta.
Y fruncía el ceño...
Y lo miraba extraño...
Elijah salió de su trance, justo para darse cuenta que su boca estaba abierta y parecía completamente retrasado. Esa era la causa de su disgusto.
—Amm... uhmm...— empezó a moverse, in saber que hacer o decir —yo... simplemente estaba tomando un descanso en el auto— bueno, eso no había salido bien. Trató de verse completamente relajado, pero no fue así. Seguro se vio todavía más estúpido. Si eso era posible.
—No te funciona— dijo, señalando el vehículo como si nada. Era una afirmación, no una pregunta. Elijah se recostó contra el asiento y suspiró derrotado, mientras murmuró un audible "sí".
Se quedaron en silencio durante unos segundos, y finalmente Lexie coreó lo que fue la salvación de la tarde.
—Ven, te llevo hasta tu casa— Elijah levantó la cabeza, sorprendido de aquella propuesta repentina. Creyó que era una broma, porque la rubia se había dado vuelta y estaba caminando hasta su auto. Pero a mitad de camino, recalcó su invitación, al darse cuenta que él no se movía:
—¡Vamos, ven!— insistió, frustrada. El castaño reaccionó de inmediato, agarró su mochila que estaba en el asiento del co-piloto y estampó la puerta del auto, una vez que salió. Trotó con rapidez hasta donde estaba Lexi, y desaceleró el ritmo, a medida que se acercaban a su vehículo.
—¿Que hay de mi auto?— preguntó. Lexi se encogió de hombros, mientras apretaba la alarma y desactivaba el seguro.
—Mañana lo buscas, si se ha roto el motor, o algo así; no un vidrio— Elijah se quedó pensando durante un momento, y asintió, sabiendo que era suficientemente justo. Además, no es como si se fuera a quedar ahí durante toda la noche. Debía comer, dormir, estudiar... y hacer cualquier cosa, menos que recostarse en un auto usado durante diez horas.
Una vez que arrancó el motor, Elijah le dio su dirección a Lexi y comenzaron a transitar por aquella calles semi-desiertas. No había mucho tema de conversación; bueno... no había ni uno. Era un silencio incómodo, aunque, era bastante predecible. ¿Que hacía él siquiera en ese lugar? Era Lexi Lightwood, después de todo, y él solo era... él. Quizás planeaba tirarlo por la calle, venderlo, algo por el estilo.
No, eso era exagerado, incluso para ella.
—Sabes...— habló, por primera vez en todo el camino. Ya no había vuelta atrás. Tenía que terminar la oración, si no, quizás ahí si lo lanzaría ala calle. —. Por un momento... por un momento pensé que estabas bromeando acerca de llevarme a casa— Lexi frunció el ceño. Decidió seguir, mientras explicaba con sus manos —Digo, tampoco es que me imaginaba que no estarías dispuesta a llevarme a mi casa... — le empezaron a sudar las palmas. —Bueno, no es que me imaginaba que me llevarías a tu casa, tampoco. No es que diga que no quieras llevar a nadie, o eres antipática y eso. Porque pareces ser de esas que llevan gente a su casa. A mi no me importaría ir a tu casa, o que fueras a la mía. ¡No para nada extraño! Sino para... ¿Nada extraño? Y mejor me callo, en serio— Elijah se estampaba la cabeza mil y unas veces contra el vidrio. Lo había arruinado. Por completo.
Sin embargo, cuando se atrevió a mirar hacia su izquierda, se vio sorprendido y anonado por aquella acción: Lexi sonrió y negó con la cabeza.
—No aclares que oscureces, Elijah
***
Una vez que se estacionaron enfrente de la casa de Elijah, el motor seguía rugiendo y el silencio se había instalado. El resto del viaje no había sido tan malo, la mayoría del tiempo hablaron sobre asuntos del colegio, pero algo era algo.—Bueno...— comenzó Elijah. Sin embargo, se vio interrumpido por Lexi.
—No hay de que— se justificó. Elijah sonrío y obtuvo una misma respuesta. Lo increíble es que pareció ser honesta. Cerró la puerta del vehículo y comenzó a transitar hasta la entrada principal de su casa. Iba a tocar timbre, pero se detuvo. Su teléfono comenzó a sonar y pronto se vio necesitado de atender el asunto. Los acó del bolsillo y observó que era un mensaje de texto de Aaron. Intrigado, abrió aquel archivo y lo comenzó a leer.
"Hola, hermano. Prepárate bien, porque nos iremos de campamento. No, no es infantil. Y no, no hay excusas, me encargué de hablar con tu papá personalmente.
Por cierto, las muchachas de Mackenzie también van. Nos vemos."
Elijah suspiró y blanqueó los ojos.
Increíble. Manipulado y sin poder defenderse.
Una frenada capturó su atención. Preocupado, Elijah se dio vuelta y osbervó que el auto de Lexi se encontraba a mitad de calle, con las luces rojas encendidas. De repente, la bocina comenzó a ser pulsada mucha veces, con fuerza y velocidad. Algunas personas salieron, curiosos y otros completamente estupefactos por aquella actitud. A él también le pareció raro, pero supo la causa de aquel efecto, apenas escuchó es vitoreo lleno de estrés y frustración.
—¡Mackenzie!
- abrid:
- Bueno. Esperaba algo más. no me maten, por favor. Hice ésto en dos horas, porque no había pensado ni un poco para ésto. No hubo casi nada desde el punto de vista de Lexi, y un montón de Elijah. pero me encantan ellos. ay. yo que sé, me conecté con los personajes. perdonen por los errores gramáticos u ortográficos que pueden haber, no tengo tiempo para fijarme y/o corregir. y las redundancias, dios mío, a veces soy un asco con eso. en fin, las amo.
Última edición por khaleesi. el Mar 16 Dic 2014, 7:46 pm, editado 2 veces
khaleesi.
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Re: the survival kit | nc.
perdón (de nuevo) por ser tan irresponsable ;-; no me sé los nombres de casi ninguna, así que si coloco los apodos equivocados o algo, culpen a ann que los colocó así en el orden de escritoras (?) ah que. ahora dejo mi comentario de los dos capítulos . espero el próximo, jú.
ana (?): tu capítulo fue hermoso . hazel detesta a nicholas, se le nota (?), pero estoy segura de que muy dentro de sí siente algo hacia él, al igual que nicholas (?). uy, a hazel le gusta el sr. thomas (?) ah que. que vergüenza, le hicieron explicar un ejercicio ;-; yo me muero si me hacen eso en matemáticas ;-; nicholas es un idiota, le copió a hazel ;-; eso no se hace (?) ah que. ¿cómo que quiere hacerle bromas? eso tampoco se hace (?). esop, me encantaron ambos personajes, son geniales .
pushi (?): lexi es una observadora, o tal vez es una elijahobservadora (?) ah que. me encanta elijah, es tan, no sé, tiene algo que me encanta . no sé que decir, porque tu capítulo me dejo más que feliz (?). lo único que puedo decir ahora es que estoy segura de que amaré completamente a ambos personajes, porque ya los amo, y eso que es el primer capítulo que escribes (?). no me explico bien, pero juro que es por el sueño y mi resfrío que me tiene rara (?). JAJAJA, pobre lexi, ya me la imagino en el auto enfadada por la noticia ;-; esop, escribes hermoso .
aurelia.
Re: the survival kit | nc.
Capitulo 010
Claire Miller & Dean O'Connor
CODE BY DEZZA.
Claire
Guardé mi bolso en el baúl del auto de Penny y me acerqué a la entrada de mi casa. Penny y yo somos vecinas desde muy chicas y con el tiempo, nos hemos convertido en amigas. Por ese motivo y por el de que no tengo auto, hemos decidido viajar juntas. Me acerco a mis padres y los abrazo, nos los veré dentro de mucho tiempo así que debería despedirme afectuosamente. Camino por la entrada, bajo a la calle y me subo al asiento copiloto. Le sonrió a Penny y comenzamos nuestro viaje por la calle. - ¡Espera Claire! – Grita mi madre, quien corre detrás del auto. Sólo hemos avanzado un par de casas, así que no hemos hecho unos cuantos kilómetros como para empezar a quejarnos. – Se han olvidado sus lentes. – Nos comenta mientras nos entrega los dos pares de lentes de sol. A veces, creo que no podría hacer nada sin la ayuda de mi madre.
- Gracias mamá, adiós. – Le sonrió y Penny vuelve a arrancar el auto. Nos colocamos nuestras gafas de sol. Prendo el estéreo, sintonizo nuestra radio favorita y subo el volumen. Nos detenemos en un semáforo
- ¿Crees que este campamento funcionará? – Me pregunta Penny, mirándome. Le devuelvo la mirada y una sonrisa se forma instantáneamente en mi cara.
- Claro que sí, siempre y cuando podamos molestar a los chicos. – Suelta una carcajada y el auto vuelve a ponerse en marcha.
Mi canción favorita suena en la radio mientras comenzamos a cruzar el puente, sacó la cabeza por la ventana y comienzo a gritarla. Penny se ríe de mi actitud y al terminar la canción, vuelvo a meter la cabeza a la seguridad del interior del auto. Saco una revista del interior de la guantera y comienzo a leerla. Al cabo de un rato, el sueño me gana, así que reclino el asiento y dejo que mis ojos se cierren.
___________________________________
El auto comienza a dar saltos por la carretera, la razón por lo cual decido abrir los ojos. Penny detiene el auto junto a la banquina, abre la puerta y se baja. Desabrocho el cinturón de seguridad y bajo con ella. Nos detenemos en la parte trasera del auto, ella está contemplando una de las ruedas así que sigo su mirada para observar la razón de nuestra parada. La rueda izquierda trasera está pinchada. Maldigo entre dientes.
- ¿Y ahora qué hacemos? – Pregunto mirando en dirección hacia todos los lados.
- Recemos porque haya traído la rueda de auxilio. – Me responde mientras abre el baúl. Cruzo los dedos. Revisa y revuelve todo el pequeño lugar sin encontrar nada. Suelto un suspiro.
- ¿Qué se supone que debemos hacer en estas circunstancias? – Penny bufa y cierra el baúl. Me mira y camina hacia la puerta del conductor. Se sube, revisa la guantera, agarra un papelito de color azul y marca un número en su celular.
- Llamar al remolque. – Dice mientras coloca el teléfono en su oreja. Miro la carretera, esperando a que pase algún auto que pueda ayudarnos. Me niego a sentarme y esperar por horas a que vengan los señores del remolque. Este viaje va de mal en peor.
Una camioneta aparece en mi línea de visión. Sonrío, ha llegado nuestra salvación. Camino hacia la mitad de la carretera y comienzo a agitar los brazos, para que me vea y nos ayude. La camioneta da un volantazo tratando de esquivarme, choca contra la banquina y ahí veo quién es el conductor. Dean O’Connor, mi peor pesadilla. Bajo los brazos y mi sonrisa desaparece de mi rostro. Él abre la puerta de su camioneta, se baja y la azota con todas sus fuerzas. Está hecho una furia, lo sé.
- ¿Estás loca? – Me grita mientras comienza a acercarse. Por inercia, retrocedo unos pasos pero Dean, sin importarle, se coloca en frente de mí
- Claro que no, sólo intentaba atraer la atención de algún auto que pasara. – Dije mientras señalaba hacia nuestro auto, tratándole de explicar el porqué de mi intromisión en la carretera – Verás, se nos ha pinchado una rueda y...
- No traen una de auxilio –Me interrumpe groseramente y termina la oración que estaba formulando– Y no han sido capaces de comprobar, antes de salir de casa, si tenían repuestos para las ruedas, ¿verdad?
- Exacto, ¿ustedes podrían ayudarnos? – Pregunté mientras movía mis pestañas. Dean soltó una carcajada.
- Princesa, lo de las pestañas no surte efecto en mí. Podrías pasar años haciéndolo y yo seguiría sin tener ganas de ayudarte. – Respondió dándose vuelta y caminando de vuelta hacia su camioneta.
- ¡Espera! – Caminé hacia él, lo sujeté de uno de sus brazos y me puse delante suyo. – Ayúdanos y juro que haré cualquier cosa por ti.
- ¿Cualquier cosa? – Dijo mientras sonreía siniestramente. Millones de imágenes groseras se arremolinaron en mi mente, yo no sería de esas zorras que utiliza para echar un polvo y nada más. Mis mejillas comenzaron a ponerse bordo, por la incomodidad. Dean soltó una carcajada y yo le pegué en el brazo.
- Pervertido. – Comenté mientras cruzaba mis brazos. Caminó hacia su auto, abrió el baúl y buscó con la mirada la rueda de auxilio. La agarró y se dirigió hacia nuestro auto. Caminó hacia él y saludó Penny, quien estaba sentada en el asiento del conductor. Ellos son amigos, lo sabía pero no entendía como Penny podría aguantarse aunque sea por un rato al idiota de Dean. Se acercó hacia nuestra ruda y en cosa de segundos, las había cambiado. Abrió nuestro baúl, depositó la rueda en él y lo cerró. – Gracias
- De nada, y creo que me cobraré el favor. – Dijo Dean. Primero miró hacia su auto y después su mirada se dirigió hacia la mía. Tomó mi cara entre sus manos y besó mis labios. Luego de un rato, sentí su lengua tratando de entrar en mi boca. Sin saber por qué, dejé que lo hiciera y respondí a su incentivo de jugar con la mía. Mis manos, más por inercia que por placer, se dirigieron hacia su cintura. En ese momento, Dean separó su boca de la mía y sonrió. Yo lo miré, completamente confundida, esperando a que me diera una explicación. Sin embargo, sacó mis manos de su cintura y se subió a su auto. No lo detuve. Puso su camioneta en marcha y siguió su camino. Me quedé un largo rato mirando en dirección a donde la camioneta había desaparecido recientemente.
- Si has terminado de suspirar por tu Romeo, será mejor que te subas al auto y sigamos el viaje. Verás, no quiero que se haga de noche y todavía no hayamos llegado al campamento. – Se burló de mí mientras encendía el auto. Subí al coche, me abroché el cinturón y subí el vidrio. Me había empezado a agarrar un poco de frío. - ¿Cómo estuvo el beso? ¿Es tan buen besador como dicen?
- Sólo cállate. – Le respondí, Penny soltó una carcajada. – Por favor, no se lo comentes a nadie.
- De mi boca no se oirá palabra alguna. – Me aseguró Penny, mientras apretaba el acelerador para acortar nuestro camino.
_______________________________
Penny giró hacia la derecha y nos adentramos hacia el campamento. Estacionó al lado de la camioneta de Dean, en frente de los pinos y bajamos. Sacamos nuestras cosas del baúl, las arrojamos cerca de los otros bolsos y abrazamos a Mack.
- Sean bienvenidas, mis amigas. – Nos dijo Mack mientras se libraba de nuestro abrazo. Sonriendo, caminó hacia Aaron, quien se acercó a saludarnos.
- ¿Ha estado bien el viaje? – Nos preguntó mientras nos saludaba con un beso en la mejilla a cada una.
- Estuvo estupendo, ¿no Claire? – Penny me dio un codazo. Sabía por qué lo decía y me daban ganas de matarla.
- Sí, lo estuvo. – Comenté. Mi mirada comenzó a buscar por el lugar al chico de mis pesadillas. Dean estaba parado, observando el bosque de nuestro alrededor, mientras fumaba un cigarrillo. Bufé, no sabía con qué cara mirarlo luego de que me besara y yo no opusiera resistencia. Creo que este campamento no puede ir de mal en peor.
Dean
La alarma del reloj comenzó a sonar fuerte y estridente, como siempre, indicándome que era hora de bajar mis pertenencias y subirlas a la camioneta para embarcarnos hacia el campamento. Había intentado dormir unas cuantas horas, pero curiosamente no lo había logrado. El sólo pensar en nuestro campamento varonil rodeado de chicas o mejor dicho florecillas, me había puesto de mal humor y me había impedido conciliar el sueño. Todo sería un verdadero caos, lleno de llanto y voces chillonas. Imagínense a diez chicas, todas ellas en su período, llorando, molestando y discutiendo sin razón. Todo un caos y si eso llegara a pasar, tendría preparado el plan B. - Vamos Dean, es hora de irnos. – Gritó Ian desde las escaleras. Sacudí mi cabeza, tratando de sacar esas imágenes de mi cerebro para poder pensar con claridad. Me levanté de mi cama, me até los cordones y por último, recogí el bolso junto con la guitarra del suelo. Nuestro campamento no podría ser tal sin una guitarra para el fogón. Abrí la puerta y bajé los escalones trotando.
- Apresúrate, tonto. – Dijo Harry, mientras abría la puerta trasera y se metía dentro de los asientos.
- No me apures, bocazas. – Respondí mientras caminaba hacia el baúl de la camioneta. Deposité mi bolso y la guitarra en él y lo cerré con fuerza. Me acerqué al techo y comprobé que mi moto estuviera bien sujeta a él. Bajé la vista y me dirigí hacia el asiento del conductor. Abrí la puerta, me senté y la cerré. Di una breve mirada al interior del vehículo. Ian, mi copiloto, buscaba los CDS en la guantera mientras que Harry miraba por la ventana, distraído.
- ¡Cuídense niños! – Mi madre nos saludaba con la mano desde la puerta de la casa, acompañada por nuestro padre. Toqué la bocina dos veces en forma de saludo y di marcha atrás. Hice un par de maniobras y salimos rumbo a la calle.
- ¿Por qué has traído tu moto, Dean? – Me preguntó Ian, quien había encontrado un CD de rock y lo había colocado en el estéreo. Lo miré por un segundo y subí el volumen al máximo.
- Si algo sale mal, ese es mi plan B. – Contesté mientras bajaba el vidrio de mi puerta y apoyaba un brazo en él.
- ¿Qué podría salir mal? – Cuestionó Harry. Nuestras miradas se cruzaron por el espejo retrovisor y sonreí.
- Todos sabemos que irán las chicas al campamento, ¿verdad? – Pregunté, ellos asintieron. – Como todo el mundo sabe, las mujeres sufren una vez al mes por unos cuantos días algo llamado “ciclo menstrual”. Entonces, como pasaremos bastante tiempo con ellas y será imposible que no les venga el período. Si se ponen muy pesadas, mi plan B es agarrar la moto y volver a casa, dejándoles a ustedes la camioneta, por si desean volver antes de que termine el campamento.
- Ingenioso, pero tengo el presentimiento de que todo va a salir bien. – Dijo Ian, mientras se colocaba sus gafas de sol y miraba por la ventana. Lo imité y seguí manejando por el puente que nos llevaría hacia la carretera por la cual llegaríamos al campamento.
_______________________________
Luego de varios kilómetros, visualicé un pequeño auto rojo parado en la banquina. No le di importancia y seguí manejando, hasta que una chica de cabello colorado se colocó en medio de la carretera. Di un volantazo, tratando de esquivarla, y chocamos contra la banquina. Mis hermanos, quienes se habían dormido, se levantaron rápidamente y comenzaron a mirar hacia todos lados. Paré el auto, abrí la puerta y me bajé, azotándola con toda mi fuerza.
- ¿Estás loca? – Grité mientras me acercaba a Claire, mi pesadilla de cabellos rojizos. Ella retrocedió un par de pasos mientras yo me iba acercando, pero eso no me detuvo a colocarme frente a ella.
- Claro que no, sólo intentaba atraer la atención de algún auto que pasara. – Dijo mientras señalaba hacia su auto. – Verás, se nos ha pinchado una rueda y...
- No traen una de auxilio – Interrumpí su explicación y terminé la frase. – Y no han sido capaces de comprobar, antes de salir de casa, si tenían repuestos para las ruedas, ¿verdad?
- Exacto, ¿ustedes podrían ayudarnos? – Me preguntó mientras pestañaba varias veces. Solté una carcajada, estaba tratando de coquetear conmigo para que las ayude.
- Princesa, lo de las pestañas no surte efecto en mí. Podrías pasar años haciéndolo y yo seguiría sin tener ganas de ayudarte. – Comenté mientras me daba la vuelta y caminaba hacia el auto.
- ¡Espera! – Claire me agarró del brazo y se puso enfrente de mí. – Ayúdanos y juro que haré cualquier cosa por ti.
- ¿Cualquier cosa? – Sonreí maléficamente. Las mejillas de Claire adoptaron un color bordo, a causa de la incomodidad. Ella había mal interpretado mis palabras, había pensado que me cobraría ese favor a cambio de sexo. Solté una carcajada y ella me pegó en el brazo.
- Pervertido. – Comentó mientras se cruzaba de brazos. Caminé hacia el baúl y le entregué, después de comprobar que no las necesitaríamos, una de nuestras ruedas de auxilio. Me acerqué a su auto, saludé a Penny, quien estaba sentada en el asiento del conductor, y me dirigí hacia su rueda izquierda trasera. Agarré una palanca y subí un poco el coche, cambié la rueda pinchada por la sana y abrí su baúl. Deposité la rueda pinchada dentro de él y lo cerré. – Gracias
- De nada, y creo que me cobraré el favor. – Dije mirando primero hacia nuestro auto, en donde Ian y Harry observaban atentamente, y luego a Claire. Tomé su cara entre mis manos y besé sus labios. Metí mi lengua entre su boca e incité la suya a jugar con la mía. Los brazos de Claire se dirigieron hacia mi cintura y en ese momento, decidí cortar el beso. Los chicos ya me habían visto y eso era prueba suficiente de que había besado a mi peor enemiga. Ahora, la casa del sexo, estaría a mi disposición todo un mes entero. Me separé de su boca y sonreí. Claire me miraba, confusa, como esperando que le diera una explicación. Saqué sus manos de mi cintura y caminé hacia la camioneta. Ella no me detuvo. Abrí la puerta, me senté en el asiento y la cerré. Puse el auto en marcha y volví a conducir hacia la carretera. No volteé la mirada para ver si nos seguían porque era obvio de que lo harían ya que iríamos al mismo campamento.
- Búsquense otro lugar donde echar polvos, tontos. He ganado la apuesta. - Sonreí mientras mis hermanos me miraban con la boca abierta. Ninguno dijo nada en lo que nos quedaba de viaje.
_________________________
Doblé hacia la derecha y entramos en un lugar lleno de autos y bolsos. Toqué varias veces bocina y paré el auto cerca de unos pinos. Estábamos en la entrada de un bosque. Aaron se acercó a nosotros, con una sonrisa y extendió sus brazos.
- Bienvenidos, amigos. – Comentó acercándose a mi ventana. – Bajen sus cosas que en cuanto lleguen los demás, asignaremos los lugares para las carpas.
Mis hermanos y yo bajamos del auto y nos dirigimos hacia el baúl. Bajamos nuestras pertenencias y las dejamos cerca de la fogata. Cerré el auto y saludé a Aaron y a Mackenzie. Prendí un cigarrillo, fumé varias pitadas y miré a mí alrededor. Sonreí, este campamento va mejorando de a poco.
Pevensie
Re: the survival kit | nc.
es que tobias. ha desaparecido. y.y y nadie sube, pero tenía esperanzas para ésto u-u
khaleesi.
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