the survival kit | nc.

Capitulo 008

Me senté junto a Leo durante la primera hora, Psicología. Todo el mundo sabe que nadie presta atención en Psicología, así que nos sentamos al fondo. Me puse uno de mis auriculares y me apoyé contra la ventana del aula, viendo al Sr. Steven con cara de lástima. El viejo pálido y flácido nos está hablando de cómo funciona el subconsciente, creo. La verdad es que no suelo ser de las que no hacen nada, pero vamos, -repito- es Psicología.
Leo hace lo mismo que yo con sus auriculares y ambos nos inventamos una ventana de chat en una hoja de papel para entretenernos lo que resta de la hora. Él me cuenta sobre Stacy, su novia. A pesar de tener nombre de Zorra, es una chica genial. No la he visto en persona aún, pero me he aparecido en alguna de las videollamadas que hace con Leo por Skype cuando viaja al exterior. Viaja mucho por el trabajo de su padre, cada tanto sale del país y se hablan casi todos los días, por lo cual yo me permito entrometerme de vez en cuando. Se ve muy divertida y tiene buenas intenciones con él, lo que es lo mejor.
Al terminar la hora él se va por su lado y yo por el mío para tomar nuestras próximas clases. El día pasó asombrosamente rápido, lo cual me pareció genial. El problema era la última clase, Matemáticas. No es que tenga nada contra la materia ni contra el guapísimo Sr. Thomas, el problema es ese idiota que suele sentarse detrás de mí sólo para molestarme, Nicholas.
Entré al aula muy esperanzada de que no se encontrara en su lugar habitual, pero no tengo tanta suerte. Obviamente él me miraba con expresión aburrida y repiqueteaba en la mesa al ritmo de la música que seguramente sonaba en sus auriculares. Tal vez la pregunta sea: ¿Por qué simplemente no me cambio de lugar? Pues porque Elena -la chica con la que suelo sentarme- está completamente muerta con el chico que se sienta al lado de Nicholas. Varias veces le dije que yo no me enojaría si ella se sienta con alguien más, que yo podría sentarme en algún otro lugar. Pero a pesar de que parezca un problema de tercer grado de primaria, Lena insiste en que debo estar con ella. Tampoco es como si ignorar a Nicholas fuera tarea difícil.
La clase comenzó y yo me dediqué a dividir mi tiempo entre hacer los ejercicios, pretender que escucho los comentarios de Lena acerca del chico detrás de ella y observar al profesor Thomas. Es alto, tal vez de un metro ochenta; tiene el cabello negro y ojos azules. Comenzó a explicar un tema nuevo y me concentré en los ejercicios, los cuales hice sin problemas. Eran una idiotez, salvo el último, el cual el dichoso profesor se empeñó en hacerme explicar en frente de la clase.
- Srta. Gautier, ¿Puede usted decirme cuanto le dio como resultado el ejercicio número seis?
- Eh… Claro, yo… Uhm… -mordía mi lápiz tratando de que una idea mágica trazara en mi cabeza el error que había cometido, pues sabía que estaba mal.
- Si puedes que sea para hoy, preciosa –Soltó uno de los idiotas del equipo de football y todos rieron.
- Silencio, Andrew –lo calló el profesor-. ¿Hazel?
- No lo sé –contesté al fin, avergonzada y el Sr. Thomas asintió. Odiaba equivocarme, aunque eso fuera algo normal y quería que el Sr. Thomas tuviera un buen concepto de mí.
- Muy bien… Entonces… ¿Nicholas? –Preguntó ahora mirando al chico detrás de mío, quien seguía repiqueteando en la mesa con los ojos cerrados. Su hoja estaba vacía.
- Hey, bro… -lo codeó el chico a su lado, ciertamente no sé su nombre.
- ¿Eh? ¿Qué quieres? Déjame en p… -se cortó a sí mismo y se quitó los auriculares-. ¿Sí, Sr. Thomas?
- ¿Puede usted decirme el resultado del ejercicio número seis? –Le preguntó y yo alcé una ceja, regodeándome por la reprimenda que iba a recibir.
- Uhm… Un segundo –Miró por un momento al pizarrón e hizo movimientos con sus dedos como si estuviera calculando algo. ¿En serio?-. Trescientos veinticuatro sobre cinco –Dijo ahora seguro, con una sonrisa  que no le llegaba a los ojos. ¡No me jodas!
- Impresionante. Muy bien. Ahora todos… -Continuó el Sr. Thomas con la clase y yo me giré para ver a Nicholas. Éste me miraba con expresión arrogante. Lo detesto, juro que lo detesto.
- ¿Qué me miras, idiota? –le pregunté con cara molesta.
- Lo siento, es que eres preciosa cuando te molestas –Me dio una de sus medias sonrisas y me giré sobre mi silla.
- Aagh.
Cuando la clase terminó volví a ponerme mis auriculares y bajé las escaleras hasta el patio del campus. En ese momento sonó mi celular, Mackenzie.
Desocupa tu agenda, Hazz. Nos vamos de campamento.
¿Campamento? ¿Mackenzie? Dudo mucho que ella sola esté planeando un campamento al que seguramente vayamos todas. Supongo también que quien la ayuda es Aaron y, por consiguiente, también van sus amigos. Entre ellos, ¿Quién? Sí, Nicholas.
Al terminar la hora me continuaba riendo de la mirada fulminante que me había lanzado Hazel en el aula. Lo cierto es que no soy ningún tipo de genio ni nada, sólo uso auriculares en esa clase para que el idiota pesado de Mark no me hable de cosas como quién ganó el último torneo de luchas, ni por qué “The Celtic Warrior” es el mejor y deberían hacerle una figura de acción y blah blah blah. Lo cierto es que sólo supe la respuesta porque había estado mirando la hoja de Hazel, ella había cometido sólo un error al final y eso fue lo único que tuve que pensar.
Detesto cómo se cree la mejor y me encanta molestarla a ella y a su obsesión con tener las mejores notas, si no supiera que me detesta igual que yo a ella, ya me la hubiese tirado. Al principio parecía ser una de las tantas que pretenden odiarme pero que cuando me acerco no paran de reírse como idiotas, aahg esas voces chillonas. Sin embargo ella siempre encuentra la manera de exasperarme y devolverme los golpes, sin contar que no parece afectarle que me acerque.
Al terminar la clase de Matemáticas me puse de nuevo mis auriculares –esta vez encendidos- y me encaminé al jardín del campus. Me recosté en contra de uno de los árboles a esperar que se desocupara un poco el lugar; tenía que hablar con el entrenador del equipo de football para confirmar mi ausencia en el equipo por otra temporada; y el entrenador Phillips se quedaba con los jugadores unos veinte minutos después de clases para planear el siguiente partido. Sí, incluso el último maldito día de clases.
Me recosté hacia atrás y dejé que Martin Garrix me relaje. Lo sé, una canción como Wizards no es muy relajante que digamos, pero es lo que me gusta escuchar cuando necesito distenderme. Mi celular vibró en mi bolsillo y leí el mensaje recibido, era de Aaron y decía que nos iríamos de campamento. Era una idea genial, hacía tiempo que no salíamos todos juntos más que a clubes, el problema era que seguramente fuera también Mackenzie con sus amigas. Para mí no era problema, pues se me ocurrieron un par o dos de bromillas que hacerles al grupito de damas, en especial a una que se me viene a la mente. Hazel.

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