Wherever you are {N.C

Los tacones de aguja Louboutin golpeteaban el pavimento; Everly corría tan rápido como podía y estaba segura que sus pies no tocaban el piso del todo, por suerte para la joven nunca tropezó.
Aunque no por eso la suerte estaba de su lado, Everly llegaba tarde a su trabajo por la siguiente razón: La revista Ok! quería entrevistarla una última vez, previamente había tenido dos entrevistas; una con un grupo pequeño y otra por separado, sin contar la entrevista por teléfono.

Everly se maldecía por llevar aquellos tacones, por la entrevista de último minuto y sobre todo maldecía a Sienna por no decirle que la tienda la necesitaba para cubrir a otra empleada, pese a que Everly tenía dos años y medio trabajando para la tienda Victoria's Secret nunca dejaba de sorprenderse del sistema que utilizaban en el almacén, no tenía días de trabajo fijos ni horarios. Si bien fue contratada como asociada de ventas muchas veces Everly debía cumplir otras labores como ser cajera o inclusive ser otra asistente personal para los famosos y ricos.

—¡Llegas tarde, McTavish! —le recrimino Farrah, subgerente de la tienda.
—No me digas —hizo una pausa y se acerco a ella— yo que venía con la intención de ser la primera en abrir la tienda —respondió descaradamente Everly con las manos en la cintura.

Farrah y Everly nunca se han llevado bien, pues hace un año Everly trató de tomar el puesto de Farrah, sin embargo, eso no fue el factor determinante para que Farrah la odiara sino que Farrah odiaba a toda persona que no fuera su cliente o su superior, después de eso odia a todo ser viviente.

Luego de dejar su bolso Céline, Everly fue detrás de la caja registradora donde Farrah últimamente le pedía estar.

—Dime,  ¿qué tal te fue en tu entrevista? —preguntó su prima y ex futura compañera de trabajo, Sienna—. Bien, me preguntaron lo mismo de siempre, creo que dudad de mí por no ser canadiense —bromeó Everly— ¿ya entregaste tu carta de renuncia? —Everly hizo una mueca—Aún no, se lo quiero decir a Mark no al ogro de Farrah, ya sabes como se pone.
—"¡Antes de dejarte renunciar te despido!" —imito Sienna a Farrah. Ambas rieron histéricas. —¿Divirtiéndose? —Farrah asintio repetidamente— Esto no ningún día de picnic o alguna cita social. Sienna quédate aquí  —dijo señalando el mostrador— Tú, ve y ayuda ese par de jóvenes.

Everly obedeció y camino hasta la sección de lencería todavía con la mente en la broma de su prima.

—¿Puedo ayudarles en algo? —preguntó la joven con tono amable.

Los dos jóvenes cabizbajos reían sin parar mientras el más bajo negó con la cabeza.  

Le tomó solo unos cuantos segundos a Everly darse cuenta de quien era el otro hombre. Dios mío, es Sam Clafin pensó. No era la primera vez que Everly veía a un famoso en la tienda y sabía perfectamente como comportarse, sin embargo, ninguno de ellos era Sam Claflin, ella temía perder la compostura y gritar cual adolescente en concierto, su cerebro le decía ¡corre! pero sus pies perdieron conexión con el, era como si alguien le hubiese clavado los pies al suelo.

Probablemente los hombres sintieron su mirada y alzaron sus ojos deteniéndose para conocerlos de ella. Sam la observó con una sonrisa y para ella todo se detuvo no había nadie más, sintió sus mejillas enrojecer y ella desvió su mirada al piso.

—Solo —hizo una pausa para aclarar la garganta— estamos viendo —terminó con una sonrisa.
—Sí, solo eso —confirmo el otro hombre quien le parecía familiar a Everly.


Sus pies por fin reaccionaron y ella dio media vuelta cada zancada parecía un infierno, sus piernas le temblaban y su corazón palpitaba con tal rapidez que Everly tenia miedo de sufrir taquicardia, trató de no mostrar emoción alguna pero la enorme sonrisa la dejaba en evidencia.

—¿Ese era Sam Claflin? —Sienna susurró en el oído de su prima— No, en realidad era Papá Noel, pero shh hay que guardar el secreto —respondió la rubia. —¡Ay! Everly, yo te estoy hablando de buena manera —chilló su prima, Everly río y posteriormente continuó con sus deberes dentro de la tienda.

A las pocas horas el  local se lleno de los clientes regulares y otras chicas que solo entraban para tomarse y pedir un autógrafo al actor, Everly se sintió celosa de cada mujer que se acercaba a él, que hablaba con él, se tomaba fotos con él, o sea, con cada ser humano que tuvo la oportunidad de interactuar con Sam esa mañana.
Poco antes de su hora de almorzar Everly vio salir a ambos hombres, un puñado de adolescentes les siguió  y no hizo más alterar a Everly.

Soy una estúpida tuve mi oportunidad y la gaste en una mirada acosadora y quedarme paralizada se maldecía Everly.

Mientras almorzaba con su prima descubrió que ella también tuvo de hablar con él pero Everly sabía lo Sienna quiso decir y sería: "Flirtee con él hombre de tus sueños, mostrando mis tetas sabiendo que morirías por los celos". Tal vez ella no esté tan lejos de realidad pues sucedió más o menos de esa manera, Sienna acostumbraba a usar ropa tan corta como fuera posible y amaba las miradas ya sean de envidia o admiración.

Al regresar a su trabajo otra empleada se acercó a ella, Everly solo deseaba que no le presumiera si Sam habló con ella también o algo parecido, no estaba en buen humor para soportarlo.

—Quieren verte en la oficina de Mark —Everly asintió pero no estaba muy segura cual sería la razón no había hecho nada malo esa mañana.

Hizo su camino por el pasillo que llevaba a la oficina estaba segura que no era por hablarle de esa manera a Farrah, puesto que siempre lo había hecho sin ser reprendida en tal caso de ser despedida ella ya tenía un empleo en la revista Ok! pero, y si ese era precisamente el problema no quería ser despedida por "Farrah el ogro".

Everly deseaba que la alarma contra incendios se activara, que hubiera un ataque zombie y evacuaran el lugar, cualquier cosa menos someterse al griterío de Farrah.

Por un momento se aferro al pestillo de la puerta, no obstante, su instinto la traiciono y abrió la puerta dejando al descubierto quien realmente le llamó.

—¡Hola! —le sonrió Sam, ella tuvo esa sensación típica como si alguien le hubiese echado un balde de agua helada y a la vez sus mejillas quemarse. La rubia curvó sus labios y él le invito para tomar asiento.
—No tengo idea de como decir esto sin sonar como un completo loco —dijo nervioso lo que hizo que Everly se pusiera más nerviosa.  —Quiero invitarte a cenar. —Everly abrió sus ojos como platos ¡mierda, estoy en un maldito sueño! llevó su mano derecha a la izquierda y se dio un pellizco debe ser un sueño muy profundo pensó.

—Y ¿qué dices?  —insistió el joven frente a ella
—Ni siquiera hablamos un minuto allá fuera —contestó dándose cuenta que no ningún sueño— Y quieres invitarme a una cita, ¿a mí? Ni siquiera me conoces.
—¡Sí!, mira lo bello de las citas en sirve para que las personas se conozca, ¿No es maravilloso? —dijo Sam entra sarcástico y gracioso.

Everly se detuvo para analizar su situación ya había dejado escapar la oportunidad de tomarse una foto su artista favorito, además una cita sería mucho mejor que una simple foto. Un millón de veces mejor.

—¿Entonces? —reiteró el actor.
Ella asintió y afirmo con voz propia lo más calma posible y en su cabeza ella gritaba y armaba un tremendo festejo corriendo por los pasillos de la tienda.