American Horror Story {Murder house

Capítulo 005

he's the chaos.

No podría dejar de visualizar el paisaje variante que le mostraba la ventana. Desgraciadamente, una de las mellizas, Violet, le suplicó que la prestara su sitio para calmar sus mareos. A veces, Jack odiaba ser uno de los hermanos más mayores, además de que su vejez era notoria, porque no podía comportarse como verdaderamente era. Para esa familia, era un adicto al sexo, con problemas satánicos y despreocupación por los estudios, pero honesto con los integrantes de menores edades comparadas a la suya.
Finalmente, llegaron a la casa. Había descubierto semanas antes que no le molestaba demasiado la idea de cambiarse de ciudad; ciertamente, su mejor amigo falleció hacia ya tiempo —después de jugar a la Ouija y ser poseído; la autopsia declaró que las razones de la muerte giraban en torno a ingerir bebidas o alimentos tóxicos para el cuerpo humano—, y la idea de seguir relacionándose con su familia le rompía el corazón.
Fue el primero en coger su equipaje y adentrarse a la mansión, posterior a su posición, sus hermanos hablaban sobre los años de la construcción de la vivienda y la existencia de seres paranormales. << Niñatos —se dijo a sí mismo Jack. >>
Admiró las habitaciones del piso superior. No le agradaba la idea de tener un nuevo cuarto, las paredes recobrarían su aspecto anterior y la penumbra sería notoria en las esquinas. Sería iluminada por la leve luz de una lámpara en la mesilla de noche, con una tela grisácea impidiendo la expansión de claridad. Pero lo mejor de todo, es que dormiría solo; podría disfrutar de la compañía que deseara, colgar de las paredes cruces al revés o masturbarse, quién sabe. En la antigua casa, compartía cuarto con Jude, la hermana mayor de la familia Harmon. Ella era madura y estricta, y personalmente, Jack era lo contrario: disfrutaba de su juventud y había decidido tomarse un año libre para elegir cuál sería su procesión definitiva.
Inesperadamente, su sonrisa fue interrumpida por la molesta voz masculina de su progenitor.
—No disfrutes tan pronto de estar solo, Jack —le aclaró.
—Cállate, viejo de mierda —respondió borde, depositó su maleta pegada a la cama; se volvió, encontrándose con el ceño fruncido de Ben, Jack soltó carcajadas pegadizas mientras el hombre dejaba la caja que cargaba entre sus brazos en el suelo.
—Seguramente duermas con Zac. Eithan nos pidió que le cambiásemos de habitación, él necesitaba dormir más a menudo...y bueno, tú no es que duermas mucho con eso de las fiestas y tal... —miró el cuarto que había elegido Jack: era amplia, con espacio de sobra para una cama más y un armario con mayor tamaño para guardar las prendas de uno de sus hermanos menores; volvió su cabeza hacia Jack, quién le miraba con una ceja arqueada y cruzado de brazos—. ¿Qué?
—¿Me vais a meter al puto sonámbulo en mi habitación?
—Sufre de insomnio...
—Me paso por la punta de la polla lo que tenga el crío ese, no pienso dejar que me jodáis el sueño con ese...
—¿Raro? ¿Idiota? ¿Loco? ¿Pesado? ¿Gilipollas? —le interrumpió Zac, detrás de su padre—. Hola, Jack. Yo tampoco quiero compartir habitación contigo, créeme.
El muchacho tragó saliva sorprendido, escuchando las fuertes carcajadas de Ben mientras seguía asimilando la repentina aparición de su hermano menor. Después de todo, además de insomnio, ese chico podría asemejar la actitud silenciosa de su espectro y no permitir que te percatases de su presencia hasta que él lo deseara definitivamente.
Jack miró su cama, y reconoció que tenía un tamaño un poco más grande de lo normal.
—¿Vamos a dormir juntos? —sonrío pícaro a Zac, el cuál se ruborizó instantáneamente.
Su padre suspiró con pesadez.
—Sí, Thomas, y espero que no le dañes —Jack le guiñó un ojo, recuperando esa actitud extrovertida que ningún otro miembro de la familia Harmon lograría contener en su cuerpo nunca jamás—. Por cierto, espero que no te incomode que justo encima de este cuarto este mi despacho —con confusión, pidió a Ben con prosiguiera con un gesto de manos—. Terapias, psicólogo, pacientes, yo, dinero, casa, tú, comer, universidad, futuro.
Zac río, debido a la estupidez de su hermano mayor.
—¿Además de aguantar a un criajo sonámbulo, voy a ver tener que llevar a dementes a tus consultas? —Ben asintió sonriente—. ¿Y me puedo acostar con ellos?
—Jack, aunque te pegara una paliza para responderte que no, tú lo harías. Así que solo mantén alejadas a tus hermanas de un embarazo adolescentes y puedes mantener relaciones sexuales con quien te salga de...ahí.
La sonrisa de Jack se expandió por su rostro, y se la mostró lleno de felicidad a Zac, demostrando una actitud triunfante por el permiso de su padre para poder estar a solas con pacientes que le agradaran físicamente. Porque, lograría coquetear con cualquiera si se dejaban, o si no, ya que la psicología y los tatuajes de Jack se hacían irresistibles para la sociedad actual.
—¡Jodeos, hijos de puta! ¡Jack Harmon ha vuelto! ¡Y su polla también! —gritó animado.
Al instante, su madre apareció en la puerta, junto a Ben.
—¿Podrías callarte la bocaza, Jack? —le suplicó la mujer, él prosiguió mostrando una sonrisa triunfante, poniéndola ligeramente nerviosa—. No sé que vamos a hacer contigo...


Se aproximaban las cuatro y media de la madrugada. Zac movía atemorizado el cuerpo de su hermano mayor, a causa de la escasez de sueño en su cerebro. El mayor de la pareja, finalmente, cesó sus intentos por caer dormido y centró su atención en Zac. La pálida iluminación le permitía localizar las leves medias lunas debajo de los ojos del menor, junto con los labios secos y la presencia de palidez en su tez; el aspecto del muchacho tornó a uno mucho más angustioso, intranquilo, representación perfecta del insomnio.
—¿Qué cojones quieres, Zac? —murmuró careciendo de fuerzas.
El muchacho pensó unos instantes antes de contestar. A veces, Jack era incapaz de pensar si quiera en comprender la actitud tímida e insegura de su hermano menor. Con un susurro, Zac explicó que no podía dormir.
—¡Hazte un puta paja! Los orgasmos cansan al cuerpo —exclamó repentinamente el mayor.
La boca de Zac se abrió por unos momentos, sorprendido por la actitud de su hermano aún recién despertado.
—¡No pienso hacérmela! —señaló los posters de la parte del cuarto de Jack, y continuo asqueado—: ¡Todos esos tíos desnudos me desconcentran!
—¡Háztela aunque sea mirándome a los ojos directamente!
—¡Jack, eres mi hermano, salido de mierda!
—¿¡Y qué!? ¿¡Quieres que te la haga yo!?
—¿¡Qué!? —gritó incrédulo, admirando a Jack con inocencia—. ¡No! ¡Somos hermanos!
El mayor se cruzó de piernas, y sonrío picaramente, observando como las expresiones de Zac variaban excesivamente en leves momentos.
—Oh, ¿eso es un quizás? —arqueo una ceja con diversión.
—Yo...¡no! ¡por supuesto que no!
—La voz te está temblando, hermanito mío.
Soltó algunos murmuros sin un mensaje centrado. Jack estaba seguro de sus acciones, y Zac conocía las malas intenciones de la sonrisa de su hermano. El mayor se acercó a él, y con dulzura, rozó sus labios. Zac posó sus manos en el tórax de Jack, intentando desesperadamente alejarle.
—¿Quieres dormirte o no? —habló encima de los labios del muchacho, él afirmó—. Pues déjame hacer mi trabajo —gruñó.
Jack se colocó encima del menor y le apartó su camiseta. Se concentró en su torso, humedeciendo por momentos diferentes parte del cuerpo de Zac, y apartando su saliva con besos ligeros. Metió su mano en la hombría de su hermano menor, mientras el chico gemía a veces en susurros desapercibidos por el mayor.
—Joder —río Jack—. Me incitas a follarte, Zac.
—Cállate, retrasado.
—Déjame embazado.
—¡Que te calles!
—Vamos, Zac, me deseas, admítelo.
El menor levantó su espalda y posó sus labios en los de Jack.
—Déjame arañarte la espalda machote —Zac cerró los ojos, al sentir las manos del mayor moviéndose en sus genitales—. Fóllame duro.
—Te mataré, Jack.


Aquel día, Jude y Jack fueron agradecidos por la compañía de Tris, la hermana favorita del mayor. Según había narrado a su padre, y según había escucharon Jack —con la oreja pegada a la pared—, Tris había contado una mentira sobre una enfermedad que carecía de la ayuda de medicación o algún médico. << Mi madre es gilipollas —pensó Jack, riendo. >>
Desgraciadamente, aquella mañana no fue de las mejores que él había vivido. A pesar de la inoportuna aparición temporal de unos vecinos, según Jack había sacado la conclusión, Tris le había comunicado que estaba incómoda con sus encuentros sexuales. ¿Qué le pasaba ahora a esa? Todos tenemos problemas mentales y familiares, y si Jack le agrada que su terapia fuese con el sexo, podría haberse aguantado sus putos pensamientos.
Por aquella misma razón, según él pensaba, ser homosexual era mucho más sencillo. Los hombres le parecían menos difíciles para conquistar, y aunque careciesen de más agujeros por los que meter genitales en busca del orgasmo, eran mucho más agradables con eso de mantener relaciones sexuales sin sentimientos.
Cuando sus hermanos volvieron del instituto, se limitó a alejarse de ellos. Chloe, a pesar de ser una chica borde y fría, mantenía lejanía en su familia la mayoría del tiempo, y al ver que Jack se notaba ausente, se preocupó. Era extraño, ya que para ella, él era un gilipollas egocéntrico con tendencias bisexuales a pesar de afirmar con el corazón su homosexualidad.
Se sentó en la cama del mayor, cruzó sus piernas, y mantuvo el silencio, sintiendo la frialdad de la mirada de Jack.
—¿Y ahora que quieres, Chloe? No estoy de humores.
Ella sonrío satisfecha, y pasó una brazo por los hombros del chico.
—¿Alguien le negó a tu pollita?
—Pollona.
—No, Jack, seguro que la tienes pequeña.
—¿Quieres comprobarlo? —Jack desabrochó el primer botón divertido, produciendo que ella negara entre risas mientras le golpeaba levemente la espalda—. Tú te lo pierdes.
—Ahora en serio —le empujó, curiosa y juguetona—. ¿Qué te pasa? Este no es el Jack que conozco.
—Necesito sexo —suspiró con pesadez, miró a Chloe careciendo de una sonrisa, y apoyó su cabeza en el hombro de la chica; no había dormido casi nada aquella noche, a pesar de conseguir que Zac se cansara lo suficiente como para pegar ojo las restantes tres horas hasta que tuviese que irse al instituto—. Y un cigarro. Y vodka.
Los ojos del muchacho se iluminaron.
—Y una fiesta —murmuró emocionado.
Chloe sintió que su estómago volcó al pensar unos instantes en la idea de dejar solo a su hermano con la preparación de una fiesta. La última vez que le permitieron hacer una, cuando sus padres abandonaron la casa por un viaje para celebrar su aniversario, rompió varias ventanas y lámparas, sin nombras la limpieza general que fueron obligados a hacer para que no le pillasen con las manos en la masa. Jack era un animal con eso de ponerse borracho, tener sexo y bailar con otras personas sin cesar, era un rey con las fiestas pero un desagradecido —a causa de la resaca inhumana— a la mañana siguiente.
La muchacha se levantó apresurada y cerró la puerta de cuarto del mayor antes de que saliese a preguntar a sus padres si saldrían aquella noche.
—Déjame salir —soltó repentinamente, con actitud enojada.
Ella negó.
—Déjame salir.
Él repitió, acercándose a ella lentamente. Chloe sintió un escalofrío recorriendo por individual cada una de sus vértebras; sus extremidades se tensaron. Ella negó con la cabeza nuevamente.
Jack explotó.
—¡Déjame salir!
Chloe, incapaz de responder de otra manera, se pegó más a la puerta y negó con la cabeza, una y otra vez.
—¡Que me dejes salir! ¿¡Qué no entiendes, niñata!?
Se apresuró a agarrarla de las muñecas y la apartó violento contra la cama. Ella le miró confusa, ¿qué había hecho para que Jack la tratase de esa manera? Al percatarse de la expresión de su hermana, salió dudoso del cuarto, sin pronunciar palabra, y se dirigió escaleras abajo.
Estaba enojado. Estaba preocupado. Estaba confuso. Estaba desganado. Necesitaba razones por las que comportarse como un auténtico capullo nuevamente.
Reconoció el camino que había seguido cuando se encontró en el sótano. Escuchó unos murmuros, y se volvió un par de veces, intentando divisar figuras humanas en alguna parte. Pero solo eran voces...solo locura, o eso parecía.


La mirada de Rew de posó en el cuerpo de ese chico desde que llegó por primera vez. Había observado inconscientemente como mantenía relaciones sexuales con ese muchacho con el que comparte habitación y esa chica, que después del orgasmo, se negó a volver a tener sexo con él. Sus sentimientos saltaban como locos con tan solo pensar en ese muchacho; Tate había insistido en la posible sensación de amor, pero él se negaba, ¿cómo un muerto puede amar a un vivo? Es sobrenatural, una ley prohibida en la naturaleza según le había contado Moira.
En esos momentos aún esperaban la llegada de algunos miembros fallecidos de la casa en el sótano. Tate le golpeo con el codo, captando su atención.
—¿Pensando en ese chico, eh? —sonrío pícaro.
Rew se removió en su asiento.
—No me lo recuerdes —abrazó sus piernas; el rubio le acaricio la cabellera—. He visto como se la metía a una tía.
—¿Viste porno en vivo y en directo? Suertudo —ambos rieron—. Me gusta una chica.
—Violet, ¿verdad?
Tate afirmó sonriente.
—Han hablado sobre ese chico antes de irse al instituto...Jack —dijo inseguro, Rew prestó atención a sus palabras—. Han dicho que hizo mucho ruido por la noche, y que seguro que no se pasaría a recogerles después de la escuela.
—¿Piensas que tiene algún problema?
—¿Aparte que con el sexo? —Rew rodó los ojos, produciendo una ligera sonrisa en el rostro de Tate—. Sí, también a parte. ¿Viste su cuerpo?
Rew asintió con la cabeza, con inseguridad pero con ganas de conocer las razones de su pregunta.
—¿Y tienes algún tipo de autolesión?
—Sí —suspiró—. Más gente loca.
—¡Tú no estás loco! ¡Ni Hope tampoco! Solo sois unos desgraciados con eso del destino.
Dispuesto a echarle en casa sus palabras, Rew abrió la boca, con intenciones previstas de hablar enojado y serio, pero unos pasos atrajeron su atención.
Era él.
Era Jack.
Bajaba apresurado pero con andares desconfiados, atemorizados.
—¿Ese es? —Tate se acercó al oído de Rew—. Porque tiene un buen culo.

leelo, aunque sea porque quieres que jack te folle <3: