Fucking Perfect |Niall Horan|

Sonó la puerta.

Mierda. Pensé. Guardé la cuchilla en donde la había sacado y largué un 'adelante'. Esperando que mi voz sonara normal.
Entró alguien, limpié mis lágrimas y miré.

¿Qué carajos? ¿qué hacía él aquí? ¿cómo conocía mi casa? ¿por qué una estrella de cine entró a mi casa? No quería pensar más. Solamente habría y cerraba los ojos pensando que todo era un sueño o tal vez una pesadilla. Me pellizqué disimuladamente para que no se diera cuenta que estaba sorprendida.

—¿Niall?

—________.

—¿Qué haces aquí?

—Solo... solo vine a pedir disculpa. Mira, yo sé que estuve en decir eso y no se repetirá, lo prometo.

—Hey, calma, no hay problema.

—Tú no lo sabes, ¿no?—Lo miré sin entender.

—¿Qué cosa?

—¿Puedo confiar en ti para algo?—Asentí.

—Totalmente.

—Mira, ¿recuerdas que Leo tuvo que irse por dos meses a California hace como cinco años?—Asentí.—¿Te dijo la causa?

—No, solo me dijo que se iba a California porque su abuela quería que la visite.—El negó.

—No es así.—Lo miré sin entender.—La abuela no tenía nada que ver.

—¿Y entonces?

—Fue porque yo tuve un accidente—Abrí los ojos como plato—Fue antes de que salga a la fama. Mucho antes.—Volví a asentir.—Esa vez, perdí la memoria. Lo único que he recordado hasta ahora es a mamá, a Leo y a ti.—Lo miré.—Hace rato cuando te fuiste, subí a dormir y no pude hacerlo, quería recordar de donde te conocía. Y lo hice, recordé.

—¿Qué recordaste?

—Recordé algunas aventuras vividas en nuestra infancia, antes de irme a Irlanda a los doce años.

—¿Haz recordado?—Asintió.—Dime qué haz recordado.

—Pues, no mucho. Recuerda que cada dos años vengo a Londres.

—¿No eran cinco?

—No, haz escuchado mal, vengo cada dos años. ¿Quién te dijo cinco?

—Mm... nadie. Deja ahí no más, solo quiero que me digas que haz recordado.

—Recordé una vez que estábamos Leo, tú, yo y un castaño que no reconozco.

—Austin.

—Ajá, debe ser él.—Asentí—Bueno, la cosa es que recordé que estábamos juntos, y jugábamos a Verdad o Reto y yo había elegido reto y Leo me retó a besarte—Tenía razón, recordaba ese día como ninguno.

Trataba de mentirme a mí misma de que lo había cruzado tres veces en mi vida. Claro, me mentía a mí y a los demás. Pero era tan cierto que lo conocía hace mucho, que habíamos vivido cosas increíbles. Que había sido mi primer beso.

—Lo recuerdo. Tú fuiste mi primer beso—Conté con vergüenza.

—Tú también fuiste mi primer beso—Sonreí. Había sido el primer beso de una persona.—Me gustabas, lo admito. Me gustabas de pequeño.—Di una sonrisa falsa aunque no sabía por qué.

—Tú también me gustabas—Sonrió.

Me sentía extraña, su sonrisa era muy linda, bella. Sus ojos igual y más con la forma en la que me miraba, me estudiaba con la mirada.
Nos habíamos perdido en nuestras miradas. Enserio eso me gustaba, me encantaba. Él era bello, sus facciones, nada parecido a Leo.
Pero ¿por qué pensaba todo esto? Me recordaba muy poco a lo que yo lo recordaba a él. Siempre había sido una estrella genial, mostraba una cara tan linda por televisión y realmente no se sabe si realmente es así en vida real.
Pero era muy lindo, era muy distinto a tantos chicos que había conocido. Pero aparte de distinto, él era prohibido, él era un famoso, pase lo que pase me traería problemas. Pero y sé que no pasará nada. En realidad no lo sé, me confundo. ¿Me gusta Niall Horan? Pero eso es imposible, lo vi hoy recién. "Cree en el amor a primera vista" yo jamás quise creer eso que mamá decía. No por Dios.

Cuando desperté de mis pensamientos, él seguía mirándome y entonces decidí romper el hielo, aunque no quería.

—Eh...

—¿No quieres ir por un helado?—Preguntó nerviosa.

—Eh... sí, dale, vamos.—Le di una sonrisa nerviosa, agarré mi abrigo y salimos de la habitación.

Cuando llegamos a la sala de estar, mi hermano jugaba al Play con April.

—¿A dónde irás, hermana?—Preguntó todavía mirando hacia el televisor.

—Daremos una vuelta con Niall.

—Ok.

Y salimos de la casa. Íbamos caminando por las calles con mucha gente, pero aún nadie se había dado la vuelta a mirar al famoso Niall Horan. Nos reíamos, nos divertíamos, contábamos chistes. Era tan lindo momento.

—Yo a mi hijo le pondré Abrigo—Lo miré casi riéndome.—Así cuando las madres de sus compañeras digan que tienen que salir con Abrigo, mi hijo tiene a todas por detrás—Me largué reír como loca.—También le podría poner Vete, así cuando una chica le diga "¡Vete!" a alguien, llegue él.

—No, ese estuvo malísimo. —Reí.

—Malísimo pero igual te ríes.

—Tienes razón—Reí más.

Frenamos en la heladería y Niall decidió pagar todo. Él compró un helado de frutilla y frutos tropicales y yo había elegido de menta granizada y limón. Mezcla rara.

Nos sentamos en el césped del parque de en frente y nos pusimos a mirar a la gente que pasaba, a las parejas que pasaban de la mano y me imaginaba como sería si esos chicos fuéramos yo y Niall. ¿Qué carajo estoy pensando?

—Tengo una prima que vive en Argentina. Digo, ella es argentina—Comentó Niall.

—¿A sí? ¿Cómo se llama?

—Se llama Virginia.

—Que lindo nombre—Sonreí.—¿Y ella va a venir?

—Sí, con su novio—Miré sin creer.—Y adivina quién es.

—¿Quién?

—Logan Lerman.—Escupí lo poco de helado que tenía en la boca y lo miré sin creer.

—¡¿Logan Lerman?!—Casi grité. Él asintió.—¡Qué suerte que tiene!

—Para, tampoco es la gravedad. —Lo miré sin creer.

—¡Es Logan Lerman!

—¿Es mejor que yo?

—Claro que no.

—¿Y entonces?

—¿Estas celoso?

—Para nada.

—Sí claro.

—¿Nos vamos?

—Está bien.

Y caminamos de nuevo a mi casa.
Cuando llegamos estaban todos y Mahia se nos acercó.

—Y llegaron. ¿Dónde estaban? Es re tarde.

—Fuimos a tomar helado, salimos hace veinte minutos.

—¿Estas loca? Ya son las nueve y media que veinte minutos le metes.

—¿Enserio?—Asintió.—Qué carajos.

—Pensé que habían peleado.—Dijo Leo acercándose.

—En realidad él vino y...—Escuchamos a Louis gritar.

—¡________ y Niall exijo que vengan aquí ahora mismo!—Corrimos hacia donde estaba él.

—¿Qué?—Señaló la tele y miramos ahí.

—Bienvenidos una vez más a "Celebrities News!" y aquí les tenemos una vez más algo para hablar de nuestro ídolo actor ¡Niall Horan!—Gritó la entrevistadora y todos empezaron a gritar.—Pero no tenemos nada bueno para contarles—Todos resonaron un "Boo".—Al parecer nuestro actor favorito, esta tarde de mayo salió a pasear con una chica totalmente desconocida para todos. Admitamos que es muy bonita, pero, ¿será que está queriendo robarle el corazón a nuestro ídolo? No lo sabemos, pero aquí tenemos una foto de ellos juntos caminando riéndose por las calles de Londres.—Una foto dio en toda la pantalla de nosotros dos riéndonos.—Al parecer nuestro ídolo no tenía ningún problema de andar por la calle riéndose muy felices y al parecer, no la pasaron mal. Eso es todo lo que tenemos para decir de nuestro famoso favorito y pasando a demás noticias...—Louis apagó el televisor y nos miró.

—¡Qué maldita mierda!—Grité haciéndome para atrás en el sillón.—¡Esto es una puta porquería! ¡Por qué no se mueren y ya!—Grité frustrada. Ya sabría lo que vendría después de esto.

Amenazas, amenazas y más amenazas.

—Cálmate, veré la forma de desmentir esta mierda.

—¡¿Cómo Niall?! ¡Tú sabes como son tus putas fans! ¡Me encontrarán como sea y me amenazarán a muerte!

—No te metas con ellas, ellas no tienen la culpa.

—¡Te callas!—Le grité.—Ahora dime, ¿cómo mierda me libero de esta porquería de insultos que recibiré ahora?

—Buscaré la forma.

—¡CÓMO BUSCARÁS LA FORMA SI YA HASTA DEBEN CONOCER MI TWITTER! ¡YA NO TENGO VIDA PRIVADA!

—¡CÁLMATE ________! ¡NO ERES LA ÚNICA DE LA QUE HABLARÁN AHORA!—Me gritó y me callé. Siempre tan egoísta yo, solo pienso en mí.

—Dios mío. ¿Cómo será mañana en la escuela? Ni me lo quiero imaginar.

Empecé a subir las escaleras y abrí mi computadora, entré a mi Twitter y me sorprendió la cantidad de seguidores que tenía. Estaba tocando los 500.000 cuando hace dos horas recién tenía 600. No podía creerlo. ¡Todo era insulto! ¡Todo era negación!

"Fea, deja a Niall" "Eres gorda para él" "No te ilusiones, no se fijará en ti" y muchos más.

Me sentía abrumada. Perdida. Había cometido el peor error en mi vida y sabía que luego de esto no habrá vuelta atrás. No encontraba la forma de respirar con tranquilidad. Tantos insultos ya era demasiado. Empecé a llorar. ¿Por qué la gente tenía la libertad de expresión a través de redes sociales teniendo el valor de poder hacerte caer sin siquiera mirarte a la cara? Me sentía realmente confundida, no quería caer, pero empezaba a creer que ya lo estaba haciendo.

¿Cómo no caer si tienes a millones de personas que te odian sin saber, que te juzgan sin conocer, que opinan sin siquiera conocer un poco de ti?

Ahora sí saqué a mi mejor amiga. Me encerré en el baño y empecé a lastimarme. No podía creer lo bajo que había caído, no lo creía, ¿cortarme por personas que solo me tienen envidia? Pero claro, a veces mi mente me juega en contra, mis manos actúan por sí misma y no pienso, solo actúo y eso me hace ser la patética que soy ahora.

Muchas veces he intentado dejar de hacerlo, a lo sumo lo dejé de hacer por dos semanas, pero luego me atacaban y me seguían atacando y eso me mataba poco a poco y ahí fue cuando lo volví a hacer, volví a caer en un abismo donde nadie me veía caer.
El peso que llevo en mi corazón es tan malo, tan fuerte, tan doloroso.
Mi madre siempre me repetía algo que me quedó en la mente, jamás me lo había sacado, "Te diré algo que ya sabes. En el mundo no todo es color de rosa, es un lugar mezquino y feo y por más fuerte que seas, la vida te pondrá de rodillas y no te dejará levantar si es que la dejas. Ni tu, ni yo, ni nadie golpea tan fuerte como la vida. Pero lo importante no son los golpes que das. Si no lo que eres capaz de soportar sin bajar los brazos. Cuanto eres capaz de resistir, sin tirar la toalla. Así es como se gana. Si sabes cuanto vales, exige lo que te mereces. Aguanta los golpes y no comiences a señalar ni a él, ni a ella ni a nadie porque no estas donde quieres estar. Los cobardes hacen eso y tu no eres un cobarde, tú eres mejor que eso." Yo sabía que tenía razón, pero jamás quise entenderlo, jamás quise escuchar y me metí en un poso, en un poso que me costaba salir porque la tierra me succionaba y me seguía succionando hasta quedar completamente cavada, hasta que ni una pala pudiera sacarme.

Había hecho siete heridas en mi muñeca, no tan profundas sino podría desmayarme y cagaría todo. Me lavé la muñeca ardiéndome todo, pero lo dejé pasar. Me puse mis pulseras de nuevo y bajé la manga del suéter. Lavé bien mi cuchilla y estaba saliendo del baño cuando escuché a alguien detrás de la puerta.

—¿__________?

—Mierda—Susurré viendo dónde escondería la cuchilla. Abrí un armario pequeño que tenía ahí y la metí ahí.—Pasa.—Dije con voz nerviosa.

—¿Qué hacías?—Preguntó Austin.

—Na-nada.

—Cuéntame.

—Me lavaba las manos para bajar.

—¿Lloraste?

—Un poco.—Él se acercó y me abrazó. Su brazo rosó con mi muñeca y gemí y saqué mi muñeca urgente.

Él se me quedó mirando, había cagado todo, de la peor manera. Su boca poco a poco se abría de más y noté que su mano temblaba, sus ojos se llenaban poco a poco de lágrimas. Él ya lo sabía.
Me agarró el brazo y lo sostuvo temblando, luego iba a subir mi manga y tiré del brazo para que no lo haga.

—Mu-muéstrame tu brazo.

—No.

—¡Muéstrame!—Tiró de mi brazo y subió la manga.

Me soltó y se hizo para atrás, no reaccionaba, no decía nada. Sólo miraba fijamente mi brazo mientras una lágrima rondaba por su mejilla.

—Aus...

—¿Por qué?

—Espe...

—¡¿Por qué, _______?! ¡¿Por qué?!

—¡¿Qué querías que hiciera?! ¡No puedo hacer otra cosa que no sea esto! ¡Mi mente solo piensa en esto!

—¿Desde cuando?—No quería contestarlo, pero sabría como se pondría así que le contesté.

—Desde que murieron mamá y papá.—Abrió sus ojos como platos.

—¿Cinco años?—Asentí.—¡La puta madre! ¿Cinco putos años? ¿por qué?—Gritó.

—¡No me presiones, Austin!

—Dime, ¿dónde está la cuchilla?—Ignoró mi queja y empezó a revolver todo.—¡Anda, dime!

—¡Aquí!—Le grité indicando el armario. Él lo abrió y comenzó a temblar, agarró el objeto y lo tiró.

—¡MALDITA MIERDA! ¡MALDITA VIDA!—Gritó y escuché un pequeño sollozo. Se dio la vuelta y salió corriendo.

Caí de rodillas al suelo, llorando como una desquiciada, ya no importaba si los chicos estaban o no. Había herido a mi hermano, había cagado todo. ¡Todo!
Gracias a Dios no estaba nadie en casa, nadie debía enterarse de lo ocurrido. Nadie.
Me levanté y fui a mi cama, y nuevamente, a llorar.


Dos semanas han pasado desde aquel día. ¿Austin? Ni me habla. Me he alejado bastante de las chicas. Las fans de Niall me persiguen por todos lados, me dan amenazas y unas que otras me dicen que soy muy linda y que debería casarme con él. Me piden fotos, autógrafos y quieren que les explique nuestra historia. No le creen a Niall que no somos novios, ni a mí. La prensa me persigue por todos lados esperando algún reencuentro con Niall. Él no a salido de su casa por la prensa y los insultos. Incluso cada día aumento los seguidores en mi Twitter y las solicitudes en mi Facebook son muchísimas. No he cruzado ni la más corta palabra con Niall. Ni con Austin. Ni con los chicos.

Al parecer Zayn ya lo sabía, y entiendo que Austin se lo haya contado para descargarse. Me di cuenta de eso porque cada vez que pasaba por su lado o hablábamos, lo único que miraba era a mis muñecas que estaban vestidas con pulseras.

Entré a clases y todos seguían cuchicheando sobre mí. Esta vez peor, porque ahora me juzgarían por "andar" con un famoso. Entre varias comillas, porque no es cierto.
Me senté al lado de Louis que era con el que hablaba más.

—Esto ya me cansa, dime, ¿qué es lo que pasa entre tú y Austin?

—No pasa nada, hemos peleado feo—Le contesté.

—¿Por qué?

—Por nada, Louis.

—Cuéntame, soy tu mejor amigo.

—Ya te dije, NO ES NADA.—Remarqué.

—Está bien, no me trates mal.

—Perdón.

Y seguimos con la clase. No veía la hora de que esto acabe y me pueda ir a la mierda de aquí. Odiaba esta vida.