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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Florencia L.O escribió:ame ame ame ame ame ame ame ame el capitulo :D puedes subir uno mas? porfiii *_* es que no puedo parar de leerr amo esta novela por dios
Estoy de acuerdo con ella!!
OTRO CAP PLEASE!!!
ME SUPER ENCANTO!!! :inlove:
OTRA, OTRA, OTRA!!!
:bounce: :bounce: :bounce:
valenlizzie
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
aaaaaaaaa me encantoo el capii!! aaaaaaaaaaa Nick es un dulce :D SIGUEEEEEELAAAA!!!
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
I'm Back!
Perdon por no comentar antes pero estaba de viaje!
Me encantaron todos los capis!
Tienes que seguirla!
Perdon por no comentar antes pero estaba de viaje!
Me encantaron todos los capis!
Tienes que seguirla!
Sunny
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
OMJ Nick es un amoooor
Ahhh Plis quiero otro CAP
Sube pronto Plis !!
Ahhh Plis quiero otro CAP
Sube pronto Plis !!
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
asdsalkjsñl
AME EL CAPITULO!!!
ME ENCANTO!!!
ESTAN LINDO (SUSPIRO GRANDOTE)
SIMPLEMENTE ME FASICNA!!!
SIGUELA!!!
AME EL CAPITULO!!!
ME ENCANTO!!!
ESTAN LINDO (SUSPIRO GRANDOTE)
SIMPLEMENTE ME FASICNA!!!
SIGUELA!!!
Just Me! Melissa! :)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
me encanta *.*
Nick es tan ternura!
son perfectos...
me encanta la nove mucho mucho,
asi q siguela pronto porfaaaa...
saludos...
Nick es tan ternura!
son perfectos...
me encanta la nove mucho mucho,
asi q siguela pronto porfaaaa...
saludos...
Victoria Just In Love
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Quiero un caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaapitulo (Haciendo un verrinche terrible a lo guri chico)
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiii
porfin nick se esta enamorando de ______
que lindoooosss
jajajajajjajajajja
siguela porfaaaaa
porfin nick se esta enamorando de ______
que lindoooosss
jajajajajjajajajja
siguela porfaaaaa
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
chicas bellas!!! como estan?? aki paso rapidito a dejarles cap! mañana si tengo oportunidad contesto sus comentarios ok :D bueno les dejo el kap espero q les guste!!
No obstante, cuando Nicholas pensaba en el contrato que había firmado con el padre de ella y en el punzante rencor que le guardaba por haberlo obligado a aceptarla, lo invadían dudas persistentes. Sólo aquello ya era suficiente para hacerlo vacilar. En muchos aspectos, ____ personificaba la carga que el padre de Nicholas había supuesto para él, una carga que había llevado a los hombros toda la vida y de la que pensaba que al fin se habla librado. Temía que, cuando ____ dejara de ser su centro de gravedad, porque lo haría (como había ocurrido con Rebecca, siempre ocurría, estaba seguro), volvería a ser su obligación no buscada.
____ era completamente ajena a aquellas dudas. Para ella, las semanas que pasaba con Nicholas eran una autentica delicia, la fantasía que había alimentado durante tantos años, y más, mucho más. Era increíblemente tierno y atento, y no sabía estar en la misma habitación que ella sin tocarla de alguna forma íntima. La complacía secretamente el modo en que accedía impasible a todos sus caprichos. A menudo se preguntaba quien habría podido creer a aquel hombre guapo y magnánimo el Diablo de Darfield, olvidando que ella misma lo había llamado así en una ocasión.
Además, era muy bondadoso, aunque él lo negara. Era inusualmente considerado con sus múltiples criados y se aseguraba de que no les faltara de nada. Los chavales que vivían en sus tierras lo adoraban. Más de una vez, ____ se lo había encontrado en el césped, con la chaqueta tirada de cualquier manera sobre los arbustos y con el corbatín desabrochado mientras les enseñaba a fintar o jugaba con ellos a la pelota. Le encantaba estar con él, pasear por los montes de suave pendiente, vagar por los magníficos jardines de Withers o ir en coche a Pemberheath.
Hasta se acostumbró a Harry, a pesar de su asqueroso aspecto. Un día, el había entrado en su cuarto y la había encontrado sentada en el sofá de seda verde con el perro acurrucado a su lado. ____, sobresaltada, había intentado esconder al animal bajo sus faldas, pero la ruidosa e inquieta cola de Harry lo había delatado. Nicholas había fruncido el cejo y le había indicado con el dedo que se aproximara. Ella lo había hecho a regañadientes, convencida de que iba a sermonearla merecidamente, pero Nicholas la había sorprendido diciendo:
—Señora mía, ¿cómo esperas que compita con eso? —Ella había reído con ganas y lo había besado apasionadamente y, a los pocos minutos, Nicholas se la había llevado a su cuarto, disculpándose con el perro por darle con la puerta en las narices.
Sus noches, por supuesto, eran pura dicha, un mundo de deleite sensual que ella jamás había pensado que existiera. El la hacía sentirse hermosa, elogiando su cuerpo y el modo en que reaccionaba a sus estímulos. Siempre le daba el máximo placer, y a ella le encantaba probar cosas nuevas con él. No le había costado mucho empezar a experimentar; lo tocaba en sitios distintos o se movía de formas diferentes, y la reacción de Nicholas era siempre de absoluto placer y gratitud. Cuando hacía el amor, ella le decía que lo amaba, y él le susurraba «Lo sé, mi vida», o se limitaba a sonreír.
Pero él nunca se lo decía.
____ sabía que él no la amaba; nunca la había amado. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo e iba intensificándose la magia que había entre ellos, se preguntaba cómo era posible que no sintiera siquiera un poco de afecto por ella. Le daba la sensación de que Nicholas se contenía, de que no se lo enseñaba todo, pero ¿cómo era posible que no sintiera la potencia de aquellas emociones cuando sus cuerpos se unían o la intensidad de la ternura que una simple caricia podía conllevar? ¿Cómo era posible que no compartiese con ella la sensación de que eran una sola persona?
Por mucha curiosidad que sintiera, no iba a preguntárselo. Próximo a concluir el plazo acordado de tres meses, ____ había decidido que no le importaba que él no la amase, porque ella lo amaba demasiado para vivir sin él.
Al despertar una mañana, ajena al calendario, ____ descubrió que Nicholas se había ido y le había dejado una rosa roja en la almohada. Se incorporó, riendo mientras se llevaba los fragantes pétalos a la cara. Seguramente Withers tiraría la pala y alzaría sus robustas manos al aire, derrotado, cuando se enterara de que Nicholas estaba arrebatando flores de sus jardines.
Se levantó y se dirigió despacio a su cuarto, se lavó, se peinó, y se puso una falda negra lisa y una blusa azul claro. Se hizo una trenza y se caló su ridículo sombrero de jardinería. Luego se encaminó a los jardines y al invernadero pasando por la perrera. Vio que Withers ya estaba trabajando con Hans y Bailey, recortando los setos.
—¡____!
Esta se volvió e hizo un pequeño aspaviento de sorpresa. Su primo estaba allí, a la sombra de una pérgola, y, aunque le pareció muy raro, le hacía demasiada ilusión verlo para pararse a pensarlo.
— ¡Galen! —sonrió, corriendo hacia él. — ¡No te esperaba! Pero ¡cuánto me alegro de que hayas venido! No sé dónde está Nicholas, pero estoy segura de que querrá conocerte. Espera aquí, que voy a por un criado…
—No —intervino el joven en seguida, luego sonrió mientras la abrazaba y la besaba con cariño en la mejilla. —No puedo quedarme mucho, pequeña, pero quería verte. ¿Cómo estás? ¿Estás bien?
— ¡Perfectamente! ¿Por qué no pasas dentro un rato? Me gustaría mucho que conocieras a Nicholas.
Galen la soltó y, al mirar por encima del hombro de ____ hacia la entrada de la tinca, sus ojos se oscurecieron.
—No puedo, de verdad. Me esperan en Dellwood esta tarde. ____, necesito pedirte algo. —Desplazó el peso de su cuerpo a la otra pierna, ocultándose aún más en la pérgola.
— ¿Sí?
—Como ya te expliqué, espero noticias importantes, noticias que me permitirán volver a la mar en la posición que me corresponde, como capitán de un buque mercante.
____ sonrió y, sin pensarlo, le tocó el brazo.
— ¡Eso es estupendo! ¿Es algún encargo de algún tipo?
—No, es..., bueno, en realidad, no puedo hablar de ello. Aún no se han firmado los acuerdos definitivos —señaló, y la miró esperanzado. Lo notaba muy nervioso y se preguntó qué clase de negocio estaría haciendo que requería tanto secreto, le pasó por la cabeza un recuerdo fugaz de Galen y su padre, en la cabina del capitán, discutiendo acaloradamente sobre la irresponsabilidad del chico. —Sé que debe sonar raro, pero he puesto mucha ilusión en todo esto y prefiero no decir nada hasta que esté seguro de que va a salir bien. No quiero tentar a la suerte. —Rió sin ganas.
____ abrió la boca para decirle que le daría lo que tuviese, pero él se apresuró a hablar:
—Ni te imaginas lo que me avergüenza tener que venir a pedirle dinero a mi primita. La culpa es mía y sólo mía, pero no preví estas demoras, te lo juro, y en cuanto todo se arregle, te lo devolveré con intereses —le rogó con vehemencia.
A ____ le importaban un comino los intereses, o que se lo devolviera.
— ¡Galen! Todo lo que tengo es tuyo. Tendré que preguntarle a Nicholas...
— ¡No! —Volvió a mirar a la espalda de ____ y le cogió la mano, sosteniéndola entre las suyas enguantadas y arrastrándola al abrigo de la pérgola. —____, escúchame. Prométeme que me guardarás el secreto, sólo por un tiempo. Me moriría de vergüenza si tuvieras que pedirle dinero a tu esposo para mí. Me consideraría un deudor y, dado que soy tu primo, no diría mucho de ti. No quiero que piense mal de ti por culpa de un pariente pobre. Sólo necesito un poco, para pasar las próximas semanas. Te dará una pensión, ¿no?
____ arrugó la frente. Galen tenía razón: Nicholas le había dejado muy claro que no se responsabilizaría de ningún pariente. Cierto que la relación entre ellos había mejorado mucho desde entonces, pero no se sentía tan segura como para arriesgarse a disgustarlo. No tenía ni idea de cómo reaccionaría a la petición de Galen, sobre todo desconociendo los antecedentes. Sí, su primo estaba en lo cierto. Nicholas lo recibiría mejor cuando ya hubiese conseguido su puesto. Pero ella no tenía más dinero que las mil libras que le había ganado a Nicholas jugando al billar. Aparte de eso, ya le había dado al joven todo lo que tenía aquella tarde en Pemberheath.
—Yo no percibo ninguna pensión, pero tengo mil libras.
—Ay, pequeña, tu confianza y tu generosidad significan mucho para mí. Me da mucha vergüenza tener que pedírtelo a ti, pero...
—Galen, tú siempre puedes recurrir a mí —gimoteó ____, compasiva. — ¡Eres mi primo!
El joven iba a seguir hablando, pero algo llamó su atención a la espalda de ____, y la soltó de inmediato y echó a andar. ____ se volvió; Bailey, el simplón, se dirigía a ellos, con un gesto curioso. Galen en seguida le tendió la mano, adelantándose para saludar al viejo grumete.
— ¡Bailey, sinvergüenza!, ¿cómo estás? —rió.
El hombre escudriñó a Galen, confundido.
—Bailey, ¿recuerdas a mi primo Galen Carrey? —____ sonrió. —Iba en el Dancing Maiden el verano que viajamos a África, ¿te acuerdas?
El rostro marchito de Bailey empezó a dar muestras de reconocerlo.
— ¿Señor Carrey? —dijo despacio.
Galen sonrió, mostrando sus dientes perfectos.
—He venido a saludar a mi primita. ____, cielo, ¿crees que podrías ir a por lo que hemos hablado? —inquirió con dulzura. —Tengo un poco de prisa por llegar a Dellwood.
— ¡Claro! Vuelvo en seguida —señaló, y se dirigió a la casa.
Nicholas se acercó despacio al ventanal y echó un vistazo a los jardines, con el pensamiento en las noticias que había recibido de Calais sobre un cargamento de Oriente. Vio a ____ y sonrió cariñoso. Estaba a punto de volverse cuando detectó movimiento cerca de la pérgola. Se volvió lentamente hacia la ventana y vio a un hombre abrazar y besar a ____, Io sorprendió ver que el hombre la soltaba y empezaba a hablar con vehemencia. Cuando ella alargó la mano para tocarlo, él la arrastró hacia las sombras.
Nicholas se quedó paralizado; detectó más movimiento, y sus ojos se desviaron hacia Bailey, que avanzaba con una determinación que a él se le antojó extraña. El ex grumete rodeó el camino y fue directo hacía la pérgola. El desconocido reapareció, con una sonrisa de oreja a oreja, y le tendió la mano. Había algo en aquel intercambio que no le daba buena espina, y, mientras lo meditaba, ____ desapareció de la vista, camino de la casa.
Se apartó de la ventana y se acercó despacio a su escritorio. Probablemente fuese alguien de Pemberheath. Bailey parecía conocerlo. No podía ser más que un saludo amistoso, teniendo en cuenta que podía haberlo visto todo Blessing Park. Le preguntaría a ____ más tarde, pero no era algo por lo que debiera preocuparse. Se sentó y, mientras examinaba una escritura de venta, procuró quitarse la duda de la cabeza.
Una hora después, Nicholas se levantó para coger un libro de cuentas, y vio a ____ por la ventana, cruzando el césped a toda prisa con una azalea gigante en las manos y su sombrero de paja aleteándole furioso por la cara. No pudo evitar sonreír; seguro que aquella azalea era para su despacho.
Volvió al escritorio y apoyó la cadera en el canto, los brazos cruzados desenfadadamente. Equipado con su traje de montar (pantalones de ante, camisa blanca de algodón y botas altas resplandecientes), Nicholas tenía intención de llevarse a su esposa de picnic aquel día. Se cumplían los tres meses que habían acordado y ella le daría su respuesta.
Se dibujó una sonrisa en sus labios al pensar en cómo le arrancaría dicha respuesta.
El revuelo del pasillo anuncio la llegada de ____, que irrumpió en el despacho cargada con la maceta y Harry pisándole los talones.
— ¡Nicholas! ¡Pensé que habías salido! —dijo sorprendida.
—Te estaba esperando.
Ella sonrió muy complacida.
— ¿No quieres dejar eso en algún sitio?
— ¿El qué? ¡Ah! —exclamó, acordándose de pronto de la planta.
Echó un vistazo alrededor y finalmente decidió que quedaría muy bien delante de la puerta que daba al balcón. Le costó colocarla, pero Nicholas ni siquiera hizo ademán de ayudarla, prefería verla mover el trasero por el peso de la planta. Se incorporó y se sacudió las manos.
— ¿Es una de las tuyas? —le preguntó admirando la planta.
—Sí, señor. Withers está muy picajoso con sus rosas esta mañana. ¿Te gusta? Withers decía que no crecería jamás, porque la planté cuando hacía demasiado frío. Yo le dije que se equivocaba, que no necesitaba más que un poco de amor y atención.
— ¿Con eso basta? —preguntó él en voz baja.
____ asintió enérgicamente con la cabeza.
—Eso pienso yo. Ese viejo marinero es mucho más práctico. Para él las plantas no necesitan más que agua y sol. Nicholas sonrió enigmático.
—Tengo una sorpresa para ti, cariño. La cocinera nos está preparando una cesta. Me gustaría llevarte a dar un paseo en coche.
— ¿En serio? ¿Y adónde vamos? —sonrió, visiblemente complacida.
—Al mar. Hay una cala que quiero enseñarte.
— ¡Ay, qué maravilla! Echo mucho de menos el mar, ¿tú no? —preguntó, dispuesta a marcharse ya. Curiosamente él añoraba el mar. Desde que ella había entrado en su vida, ya no. —Tengo que cambiarme...
—No, ve cómo estás —dijo él con voz ronca.
____ lo miro extrañada por encima del hombro y sus ojos violeta chispearon.
—Al menos, deja que me cambie de sombrero. ¿Me esperas, Nicholas? No tardo nada —le dijo mientras salía por la puerta.
Él se retiró del escritorio y se acercó a la azalea. «Si, ____, te espero. Creo que te esperaré siempre», respondió para sus adentros.
Brillaba el sol, pero el aire aún era frío. Mientras Nicholas les tiraba unos chelines a los lacayos y les señalaba la taberna más próxima, ____ se adelantó corriendo y bajó sin problemas el montecillo densamente arbolado que conducía a la cala. Cuando su esposo apareció entre los matorrales, ella ya estaba en la playita con los pies separados y los brazos en jarras.
—Nicholas Jerry Jonas, ¿cómo has podido ocultarme este lugar? —inquirió.
El rió y dejó en el suelo la cesta que llevaba.
—Lo cierto, cariño, es que no venía aquí desde que era un chaval.
Echó un vistazo a la calita en la que había pasado muchas tardes de verano cuando era niño. Las tardes en que Marian y él escapaban de las borracheras de su padre. Se acercó a un árbol que sobresalía del límite del bosquecillo y comprobó el tronco. Pasando los dedos por la suave corteza, encontró lo que buscaba: las iniciales N. J. J. grabadas junto a M. A. J.
— ¿De quién son? —preguntó ____.
—De Marian —respondió él acariciando las iniciales.
— ¿La echas de menos?
Nicholas se encogió de hombros.
—De vez en cuando, pero nunca se ha ido mucho tiempo. Acaba de tener un hijo, el segundo. Recibí una carta suya hace sólo unos días, regañándome por no haberle hablado de ti hasta ahora —dijo alejándose del árbol.
— ¿Sabe de mi? —preguntó ____, sorprendida.
—Pues claro. ¿Cómo no iba a hablarle a mi hermana de mi boda? —Le pasó un brazo por el hombro y la atrajo hacia sí para conducirla a la planta.
— ¿Le has dicho por qué?
— ¿Por qué?
«A veces —pensó ____—Nicholas es un poco lento.»
— ¿Le has dicho que te has casado por la fuerza?
Nicholas le apretó los hombros.
—Le he dicho que me he casado, pero no he querido aburrirla con los detalles —la tranquilizó.
—Ni dejarla pasmada con ellos —murmuró la joven entre dientes.
Él le pellizcó cariñoso la mejilla y prefirió ignorar su comentario. Cogió la cesta, hurgó en el interior y sacó una manta, que extendió en la arena.
—Voy a coger un poco de leña. No te vayas por ahí —le dijo, y se adentró en el bosque. Cuando volvió cargado con una brazada de leña. ____ ya había extendido el pequeño festín que la cocinera había preparado. Antes de regresar al bosquecillo a por más leña, le dijo de broma que le dejara algo. Al volver por segunda vez, le sorprendió encontrar un pequeño fuego. ____ estaba sentada junto a él, abrazándose las rodillas.
— ¿Quien ha encendido ese fuego? —preguntó él verdaderamente asombrado, y dejó caer la leña. ____ rió. —No veo indicios de ningún intruso. No veo huellas en la arena, salvo esas pequeñitas —añadió señalando las de ella. —Señora mía, deduzco que lo has encendido tú.
— ¡Pues claro! —exclamó ____ con una risita tonta.
— ¿Cómo demonios?
—Con una piedra y unas ramitas, por supuesto —declaró ella fingiéndose ofendida.
Nicholas meneó despacio la cabeza.
— ¡Cielo santo!, mujer, ¿tus conocimientos no tienen fin?
«Desconozco si me amas», pensó ella, pero le sonrió y no dijo nada.
— ¿Tienes hambre? —preguntó ella. Nicholas sonrió burlón.
—Sí, tengo hambre —murmuro y se dejó caer a su lado.
Con un solo movimiento, la acomodó en su regazo y le buscó la boca. Las manos de ____ ascendieron de inmediato por su pecho y se enroscaron en su cuello. Cuando la lengua de ella se introdujo entre sus labios, él le gimió en la boca. Ella notó que la tendía en la manta y que sus manos se movían con destreza por los botones de su blusa.
—Nicholas, no estarás pensando en...
—Sí, estoy pensando en... —respondió él y le envolvió la boca con la suya para que no volviera a protestar.
A la escasa luz del sol poniente y el calor de un pequeño fuego, Nicholas le hizo el amor muy despacio. «Delicioso», pensó ____ mientras él se introducía hasta lo más hondo de su ser y los músculos de los brazos le temblaban de sostenerse sobre ella. Como tenía el sol de frente, a la espalda de Nicholas, ____ no podía distinguirle los rasgos, pero lo oía, lo olía y, cuando le pasó la lengua por el pezón, pudo saborearlo. El empezó a acariciarla con mayor insistencia, luego metió la mano entre los dos y, tras unos momentos de pura agonía, estalló en su interior una oleada de placer. Con un último empujón, Nicholas gimió y se estremeció, derramando su semilla en lo más hondo de su ser, después bajó despacio hasta ella y apoyó la frente en su hombro.
—Te amo, Nicholas —le susurró al oído.
El la envolvió con sus brazos y la estrechó contra su cuerpo en respuesta. Ninguno de los dos dijo una palabra en mucho rato, hasta que él suspiró y se retiró. Se entretuvo más de la cuenta recolocándole la blusa, luego se levantó de un salto y se abrochó los pantalones. Ella se bajó las faldas y se incorporó, después intentó recolocarse el pelo. Nicholas le besó el cabello revuelto.
—Creo que encontrarás algo de cerveza en ese jarro —le dijo y fue a echarte un vistazo al fuego.
____ encontró dos copas de madera y las llenó de cerveza; después le sirvió comida a él. Satisfecho con el estado del pequeño fuego crepitante, Nicholas se instaló junto a ella y empezó a contarle sus aventuras juveniles en la cala con Marian. Cuando terminaron de comer tranquilamente, Nicholas se apoyó en un árbol. A ____ empezaban a pesarle los párpados y apoyó la cabeza en su regazo.
— ¿Con quién hablabas en el jardín esta mañana? —murmuró él.
____ pestañeó y tardó un momento en responder. Se le pasaron varias cosas por la cabeza, pero la que más le impactó fue el que los hubiera visto. Sin embargo, a aquel pensamiento siguió la advertencia de Galen de que le guardase el secreto. En cosa de un instante, decidió que su primo tenía razón. Cuando consiguiera el puesto de capitán, se lo contaría todo a Nicholas. Él le había dejado muy claro que no iba a cargar con ningún familiar, y no quería que pensara que su primo iba a ser una carga. Además, tampoco quería hacer nada que pudiese envenenar el vínculo íntimo que parecían haber establecido y fortalecido aquella misma tarde.
—Un marinero de Pemberheath, fue grumete del Dancing Maiden hace unos años. Withers y los chicos lo conocen —respondió ella en voz baja.
Nicholas se la quedó mirando en busca de algún signo de engaño, y poco a poco, a regañadientes, aceptó su explicación. Le costaba creer que ella pudiera mentirle, menos aún cuando, con sólo preguntarle a Withers podía comprobar cualquier cosa. Teniendo en cuenta que era capaz de abrazar a una vaca lechera porque le apetecía, tampoco era de extrañar que saludara así a un viejo amigo. O si. No lograba deshacerse del todo de la duda.
Ella hizo un ruidito y se acurrucó aún más en su regazo. Con el habitual mechón de pelo por el ojo, se la veía tan joven y tan inocente, allí dormida... le apartó el pelo de la cara y, rodeándola protector con el brazo, contempló el mar. Saboreó una felicidad que nunca había creído posible, y lo maravilló darse cuenta de pronto de lo importante que era para él.
____ empezó a notar que algo le hacía cosquillas y, malhumorada, intentó quitárselo de un manotazo. Lo que parecía una pluma le recorrió de pronto el rostro. Volvió a darle un manotazo y abrió despacio los ojos. Aún estaba recostada en el regazo de Nicholas y, al levantar la vista, lo vio sonreírle desde arriba, con una pluma en la mano.
—Despierta, preciosa. Llevas toda la tarde durmiendo —murmuró él, besándole la mano.
—No, sólo he cerrado los ojos un momento —insistió ella, y se incorporó.
—Te aseguro que ha sido más que un momento —rió él.
La vio apartarse el pelo de la cara, soñolienta, y mirar luego, perpleja, alrededor de la cala.
—Hay algo que quiero preguntarte —dijo él. ____ asintió con la cabeza y cruzó las piernas por debajo de sus voluminosas faldas. —Hace unos meses, jugamos al billar, ¿te acuerdas? —preguntó Nicholas, esbozando una sonrisa.
—Me acuerdo perfectamente.
— ¿Y recuerdas la apuesta?
—Mejor aún —respondió ____ despacio. De pronto, como un relámpago, le vino a la cabeza que ya habían pasado los tres meses. Palideció visiblemente; la sonrisa de Nicholas se esfumó.
— ¿Ocurre algo? —preguntó él en voz baja. ____ tragó saliva y negó con la cabeza. —Hoy se cumplen los tres meses de nuestra apuesta —señaló él, e impulsivamente le cogió las manos con una de las suyas
A ____ se le secó la garganta; ¿qué quería que le dijera? Se sentía muy vulnerable; los hechos no habían cambiado con respecto a aquella noche de hacía tres meses Nicholas se había visto obligado a casarse en contra de su voluntad y merecía su libertad. Pero... ¿quería que lo liberara? ____ empezó a respirar con dificultad. No podría soportar que él le dijera que quería deshacer su matrimonio; sin embargo, le debía la oportunidad de hacerlo. Cerró los ojos; las manos de Nicholas le apretaron las suyas con fuerza.
—____, aceptaré tu respuesta —insistió él. Ella se estremeció. —Pero, antes de que digas nada, creo que debes saber que lamentaré mucho tener que decirles a los Delacorte que no vamos a asistir a su baile del mes que viene.
____ abrió los ojos de golpe y empezó a negar con la cabeza. El se puso de rodillas en seguida y la agarró por los hombros; sus ojos grises atravesaron los de ella con una intensidad brutal. Ella no quería irse, pero no podía negar la realidad de su matrimonio.
— ¡N-no... No es justo! Mereces...
—Merezco ir a Londres del brazo de mi esposa. Merezco tenerte en mi cama por las noches. Merezco ver esa sonrisa arrolladora todos los días. Además, ¡juraría por la tumba de mi madre que tú no quieres irte! —dijo él con voz ronca.
— ¡No quiero irme! —gritó ella.
—Entonces, ¿por qué demonios parece que te vas a desmayar en cualquier momento? —bramó él.
—Prefiero morir a vivir sin ti, ¿es que no lo sabes? Pero ¡no puedo pedirte eso, Nicholas! ¡Papá te mintió! —añadió ella nerviosa.
Un extraño destello cruzó los ojos grises del marqués, que sonrió con tristeza.
—____, escúchame. Eso es historia pasada y no tiene nada que ver con nuestro presente. Preferiría que no te fueras.
Conmovida por aquellas palabras que tanto había querido escuchar, se lanzó de pronto a los brazos de su esposo y lo tiró de espaldas.
— ¡Ay, Nicholas! —gritó ella, y le cubrió la cara de besos apasionados, hasta que su regocijo logró manifestarse en forma de lágrimas.
—Cielo santo —murmuró él, y le limpió las lágrimas con los pulgares.
— ¡Darfield n-no sabes l-lo feliz q-que me haces! —lloró ella.
¿La hacía feliz? Apenas había insinuado de forma extraña que quería que se quedara, la estrujó contra su pecho y la besó acaloradamente, a lo que ____ respondió con desenfreno. La tumbó de espaldas con premura y le subió las faldas hasta la cintura. Nervioso, se desabrochó de prisa los pantalones, luego se introdujo en su interior con tanta fuerza que la joven gritó de éxtasis, alzando las caderas para recibir el siguiente empujón poderoso. Cuando alcanzó el clímax, le susurró que lo amaba, una y otra vez, henchida de felicidad.
No obstante, cuando Nicholas pensaba en el contrato que había firmado con el padre de ella y en el punzante rencor que le guardaba por haberlo obligado a aceptarla, lo invadían dudas persistentes. Sólo aquello ya era suficiente para hacerlo vacilar. En muchos aspectos, ____ personificaba la carga que el padre de Nicholas había supuesto para él, una carga que había llevado a los hombros toda la vida y de la que pensaba que al fin se habla librado. Temía que, cuando ____ dejara de ser su centro de gravedad, porque lo haría (como había ocurrido con Rebecca, siempre ocurría, estaba seguro), volvería a ser su obligación no buscada.
____ era completamente ajena a aquellas dudas. Para ella, las semanas que pasaba con Nicholas eran una autentica delicia, la fantasía que había alimentado durante tantos años, y más, mucho más. Era increíblemente tierno y atento, y no sabía estar en la misma habitación que ella sin tocarla de alguna forma íntima. La complacía secretamente el modo en que accedía impasible a todos sus caprichos. A menudo se preguntaba quien habría podido creer a aquel hombre guapo y magnánimo el Diablo de Darfield, olvidando que ella misma lo había llamado así en una ocasión.
Además, era muy bondadoso, aunque él lo negara. Era inusualmente considerado con sus múltiples criados y se aseguraba de que no les faltara de nada. Los chavales que vivían en sus tierras lo adoraban. Más de una vez, ____ se lo había encontrado en el césped, con la chaqueta tirada de cualquier manera sobre los arbustos y con el corbatín desabrochado mientras les enseñaba a fintar o jugaba con ellos a la pelota. Le encantaba estar con él, pasear por los montes de suave pendiente, vagar por los magníficos jardines de Withers o ir en coche a Pemberheath.
Hasta se acostumbró a Harry, a pesar de su asqueroso aspecto. Un día, el había entrado en su cuarto y la había encontrado sentada en el sofá de seda verde con el perro acurrucado a su lado. ____, sobresaltada, había intentado esconder al animal bajo sus faldas, pero la ruidosa e inquieta cola de Harry lo había delatado. Nicholas había fruncido el cejo y le había indicado con el dedo que se aproximara. Ella lo había hecho a regañadientes, convencida de que iba a sermonearla merecidamente, pero Nicholas la había sorprendido diciendo:
—Señora mía, ¿cómo esperas que compita con eso? —Ella había reído con ganas y lo había besado apasionadamente y, a los pocos minutos, Nicholas se la había llevado a su cuarto, disculpándose con el perro por darle con la puerta en las narices.
Sus noches, por supuesto, eran pura dicha, un mundo de deleite sensual que ella jamás había pensado que existiera. El la hacía sentirse hermosa, elogiando su cuerpo y el modo en que reaccionaba a sus estímulos. Siempre le daba el máximo placer, y a ella le encantaba probar cosas nuevas con él. No le había costado mucho empezar a experimentar; lo tocaba en sitios distintos o se movía de formas diferentes, y la reacción de Nicholas era siempre de absoluto placer y gratitud. Cuando hacía el amor, ella le decía que lo amaba, y él le susurraba «Lo sé, mi vida», o se limitaba a sonreír.
Pero él nunca se lo decía.
____ sabía que él no la amaba; nunca la había amado. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo e iba intensificándose la magia que había entre ellos, se preguntaba cómo era posible que no sintiera siquiera un poco de afecto por ella. Le daba la sensación de que Nicholas se contenía, de que no se lo enseñaba todo, pero ¿cómo era posible que no sintiera la potencia de aquellas emociones cuando sus cuerpos se unían o la intensidad de la ternura que una simple caricia podía conllevar? ¿Cómo era posible que no compartiese con ella la sensación de que eran una sola persona?
Por mucha curiosidad que sintiera, no iba a preguntárselo. Próximo a concluir el plazo acordado de tres meses, ____ había decidido que no le importaba que él no la amase, porque ella lo amaba demasiado para vivir sin él.
Al despertar una mañana, ajena al calendario, ____ descubrió que Nicholas se había ido y le había dejado una rosa roja en la almohada. Se incorporó, riendo mientras se llevaba los fragantes pétalos a la cara. Seguramente Withers tiraría la pala y alzaría sus robustas manos al aire, derrotado, cuando se enterara de que Nicholas estaba arrebatando flores de sus jardines.
Se levantó y se dirigió despacio a su cuarto, se lavó, se peinó, y se puso una falda negra lisa y una blusa azul claro. Se hizo una trenza y se caló su ridículo sombrero de jardinería. Luego se encaminó a los jardines y al invernadero pasando por la perrera. Vio que Withers ya estaba trabajando con Hans y Bailey, recortando los setos.
—¡____!
Esta se volvió e hizo un pequeño aspaviento de sorpresa. Su primo estaba allí, a la sombra de una pérgola, y, aunque le pareció muy raro, le hacía demasiada ilusión verlo para pararse a pensarlo.
— ¡Galen! —sonrió, corriendo hacia él. — ¡No te esperaba! Pero ¡cuánto me alegro de que hayas venido! No sé dónde está Nicholas, pero estoy segura de que querrá conocerte. Espera aquí, que voy a por un criado…
—No —intervino el joven en seguida, luego sonrió mientras la abrazaba y la besaba con cariño en la mejilla. —No puedo quedarme mucho, pequeña, pero quería verte. ¿Cómo estás? ¿Estás bien?
— ¡Perfectamente! ¿Por qué no pasas dentro un rato? Me gustaría mucho que conocieras a Nicholas.
Galen la soltó y, al mirar por encima del hombro de ____ hacia la entrada de la tinca, sus ojos se oscurecieron.
—No puedo, de verdad. Me esperan en Dellwood esta tarde. ____, necesito pedirte algo. —Desplazó el peso de su cuerpo a la otra pierna, ocultándose aún más en la pérgola.
— ¿Sí?
—Como ya te expliqué, espero noticias importantes, noticias que me permitirán volver a la mar en la posición que me corresponde, como capitán de un buque mercante.
____ sonrió y, sin pensarlo, le tocó el brazo.
— ¡Eso es estupendo! ¿Es algún encargo de algún tipo?
—No, es..., bueno, en realidad, no puedo hablar de ello. Aún no se han firmado los acuerdos definitivos —señaló, y la miró esperanzado. Lo notaba muy nervioso y se preguntó qué clase de negocio estaría haciendo que requería tanto secreto, le pasó por la cabeza un recuerdo fugaz de Galen y su padre, en la cabina del capitán, discutiendo acaloradamente sobre la irresponsabilidad del chico. —Sé que debe sonar raro, pero he puesto mucha ilusión en todo esto y prefiero no decir nada hasta que esté seguro de que va a salir bien. No quiero tentar a la suerte. —Rió sin ganas.
____ abrió la boca para decirle que le daría lo que tuviese, pero él se apresuró a hablar:
—Ni te imaginas lo que me avergüenza tener que venir a pedirle dinero a mi primita. La culpa es mía y sólo mía, pero no preví estas demoras, te lo juro, y en cuanto todo se arregle, te lo devolveré con intereses —le rogó con vehemencia.
A ____ le importaban un comino los intereses, o que se lo devolviera.
— ¡Galen! Todo lo que tengo es tuyo. Tendré que preguntarle a Nicholas...
— ¡No! —Volvió a mirar a la espalda de ____ y le cogió la mano, sosteniéndola entre las suyas enguantadas y arrastrándola al abrigo de la pérgola. —____, escúchame. Prométeme que me guardarás el secreto, sólo por un tiempo. Me moriría de vergüenza si tuvieras que pedirle dinero a tu esposo para mí. Me consideraría un deudor y, dado que soy tu primo, no diría mucho de ti. No quiero que piense mal de ti por culpa de un pariente pobre. Sólo necesito un poco, para pasar las próximas semanas. Te dará una pensión, ¿no?
____ arrugó la frente. Galen tenía razón: Nicholas le había dejado muy claro que no se responsabilizaría de ningún pariente. Cierto que la relación entre ellos había mejorado mucho desde entonces, pero no se sentía tan segura como para arriesgarse a disgustarlo. No tenía ni idea de cómo reaccionaría a la petición de Galen, sobre todo desconociendo los antecedentes. Sí, su primo estaba en lo cierto. Nicholas lo recibiría mejor cuando ya hubiese conseguido su puesto. Pero ella no tenía más dinero que las mil libras que le había ganado a Nicholas jugando al billar. Aparte de eso, ya le había dado al joven todo lo que tenía aquella tarde en Pemberheath.
—Yo no percibo ninguna pensión, pero tengo mil libras.
—Ay, pequeña, tu confianza y tu generosidad significan mucho para mí. Me da mucha vergüenza tener que pedírtelo a ti, pero...
—Galen, tú siempre puedes recurrir a mí —gimoteó ____, compasiva. — ¡Eres mi primo!
El joven iba a seguir hablando, pero algo llamó su atención a la espalda de ____, y la soltó de inmediato y echó a andar. ____ se volvió; Bailey, el simplón, se dirigía a ellos, con un gesto curioso. Galen en seguida le tendió la mano, adelantándose para saludar al viejo grumete.
— ¡Bailey, sinvergüenza!, ¿cómo estás? —rió.
El hombre escudriñó a Galen, confundido.
—Bailey, ¿recuerdas a mi primo Galen Carrey? —____ sonrió. —Iba en el Dancing Maiden el verano que viajamos a África, ¿te acuerdas?
El rostro marchito de Bailey empezó a dar muestras de reconocerlo.
— ¿Señor Carrey? —dijo despacio.
Galen sonrió, mostrando sus dientes perfectos.
—He venido a saludar a mi primita. ____, cielo, ¿crees que podrías ir a por lo que hemos hablado? —inquirió con dulzura. —Tengo un poco de prisa por llegar a Dellwood.
— ¡Claro! Vuelvo en seguida —señaló, y se dirigió a la casa.
Nicholas se acercó despacio al ventanal y echó un vistazo a los jardines, con el pensamiento en las noticias que había recibido de Calais sobre un cargamento de Oriente. Vio a ____ y sonrió cariñoso. Estaba a punto de volverse cuando detectó movimiento cerca de la pérgola. Se volvió lentamente hacia la ventana y vio a un hombre abrazar y besar a ____, Io sorprendió ver que el hombre la soltaba y empezaba a hablar con vehemencia. Cuando ella alargó la mano para tocarlo, él la arrastró hacia las sombras.
Nicholas se quedó paralizado; detectó más movimiento, y sus ojos se desviaron hacia Bailey, que avanzaba con una determinación que a él se le antojó extraña. El ex grumete rodeó el camino y fue directo hacía la pérgola. El desconocido reapareció, con una sonrisa de oreja a oreja, y le tendió la mano. Había algo en aquel intercambio que no le daba buena espina, y, mientras lo meditaba, ____ desapareció de la vista, camino de la casa.
Se apartó de la ventana y se acercó despacio a su escritorio. Probablemente fuese alguien de Pemberheath. Bailey parecía conocerlo. No podía ser más que un saludo amistoso, teniendo en cuenta que podía haberlo visto todo Blessing Park. Le preguntaría a ____ más tarde, pero no era algo por lo que debiera preocuparse. Se sentó y, mientras examinaba una escritura de venta, procuró quitarse la duda de la cabeza.
Una hora después, Nicholas se levantó para coger un libro de cuentas, y vio a ____ por la ventana, cruzando el césped a toda prisa con una azalea gigante en las manos y su sombrero de paja aleteándole furioso por la cara. No pudo evitar sonreír; seguro que aquella azalea era para su despacho.
Volvió al escritorio y apoyó la cadera en el canto, los brazos cruzados desenfadadamente. Equipado con su traje de montar (pantalones de ante, camisa blanca de algodón y botas altas resplandecientes), Nicholas tenía intención de llevarse a su esposa de picnic aquel día. Se cumplían los tres meses que habían acordado y ella le daría su respuesta.
Se dibujó una sonrisa en sus labios al pensar en cómo le arrancaría dicha respuesta.
El revuelo del pasillo anuncio la llegada de ____, que irrumpió en el despacho cargada con la maceta y Harry pisándole los talones.
— ¡Nicholas! ¡Pensé que habías salido! —dijo sorprendida.
—Te estaba esperando.
Ella sonrió muy complacida.
— ¿No quieres dejar eso en algún sitio?
— ¿El qué? ¡Ah! —exclamó, acordándose de pronto de la planta.
Echó un vistazo alrededor y finalmente decidió que quedaría muy bien delante de la puerta que daba al balcón. Le costó colocarla, pero Nicholas ni siquiera hizo ademán de ayudarla, prefería verla mover el trasero por el peso de la planta. Se incorporó y se sacudió las manos.
— ¿Es una de las tuyas? —le preguntó admirando la planta.
—Sí, señor. Withers está muy picajoso con sus rosas esta mañana. ¿Te gusta? Withers decía que no crecería jamás, porque la planté cuando hacía demasiado frío. Yo le dije que se equivocaba, que no necesitaba más que un poco de amor y atención.
— ¿Con eso basta? —preguntó él en voz baja.
____ asintió enérgicamente con la cabeza.
—Eso pienso yo. Ese viejo marinero es mucho más práctico. Para él las plantas no necesitan más que agua y sol. Nicholas sonrió enigmático.
—Tengo una sorpresa para ti, cariño. La cocinera nos está preparando una cesta. Me gustaría llevarte a dar un paseo en coche.
— ¿En serio? ¿Y adónde vamos? —sonrió, visiblemente complacida.
—Al mar. Hay una cala que quiero enseñarte.
— ¡Ay, qué maravilla! Echo mucho de menos el mar, ¿tú no? —preguntó, dispuesta a marcharse ya. Curiosamente él añoraba el mar. Desde que ella había entrado en su vida, ya no. —Tengo que cambiarme...
—No, ve cómo estás —dijo él con voz ronca.
____ lo miro extrañada por encima del hombro y sus ojos violeta chispearon.
—Al menos, deja que me cambie de sombrero. ¿Me esperas, Nicholas? No tardo nada —le dijo mientras salía por la puerta.
Él se retiró del escritorio y se acercó a la azalea. «Si, ____, te espero. Creo que te esperaré siempre», respondió para sus adentros.
Brillaba el sol, pero el aire aún era frío. Mientras Nicholas les tiraba unos chelines a los lacayos y les señalaba la taberna más próxima, ____ se adelantó corriendo y bajó sin problemas el montecillo densamente arbolado que conducía a la cala. Cuando su esposo apareció entre los matorrales, ella ya estaba en la playita con los pies separados y los brazos en jarras.
—Nicholas Jerry Jonas, ¿cómo has podido ocultarme este lugar? —inquirió.
El rió y dejó en el suelo la cesta que llevaba.
—Lo cierto, cariño, es que no venía aquí desde que era un chaval.
Echó un vistazo a la calita en la que había pasado muchas tardes de verano cuando era niño. Las tardes en que Marian y él escapaban de las borracheras de su padre. Se acercó a un árbol que sobresalía del límite del bosquecillo y comprobó el tronco. Pasando los dedos por la suave corteza, encontró lo que buscaba: las iniciales N. J. J. grabadas junto a M. A. J.
— ¿De quién son? —preguntó ____.
—De Marian —respondió él acariciando las iniciales.
— ¿La echas de menos?
Nicholas se encogió de hombros.
—De vez en cuando, pero nunca se ha ido mucho tiempo. Acaba de tener un hijo, el segundo. Recibí una carta suya hace sólo unos días, regañándome por no haberle hablado de ti hasta ahora —dijo alejándose del árbol.
— ¿Sabe de mi? —preguntó ____, sorprendida.
—Pues claro. ¿Cómo no iba a hablarle a mi hermana de mi boda? —Le pasó un brazo por el hombro y la atrajo hacia sí para conducirla a la planta.
— ¿Le has dicho por qué?
— ¿Por qué?
«A veces —pensó ____—Nicholas es un poco lento.»
— ¿Le has dicho que te has casado por la fuerza?
Nicholas le apretó los hombros.
—Le he dicho que me he casado, pero no he querido aburrirla con los detalles —la tranquilizó.
—Ni dejarla pasmada con ellos —murmuró la joven entre dientes.
Él le pellizcó cariñoso la mejilla y prefirió ignorar su comentario. Cogió la cesta, hurgó en el interior y sacó una manta, que extendió en la arena.
—Voy a coger un poco de leña. No te vayas por ahí —le dijo, y se adentró en el bosque. Cuando volvió cargado con una brazada de leña. ____ ya había extendido el pequeño festín que la cocinera había preparado. Antes de regresar al bosquecillo a por más leña, le dijo de broma que le dejara algo. Al volver por segunda vez, le sorprendió encontrar un pequeño fuego. ____ estaba sentada junto a él, abrazándose las rodillas.
— ¿Quien ha encendido ese fuego? —preguntó él verdaderamente asombrado, y dejó caer la leña. ____ rió. —No veo indicios de ningún intruso. No veo huellas en la arena, salvo esas pequeñitas —añadió señalando las de ella. —Señora mía, deduzco que lo has encendido tú.
— ¡Pues claro! —exclamó ____ con una risita tonta.
— ¿Cómo demonios?
—Con una piedra y unas ramitas, por supuesto —declaró ella fingiéndose ofendida.
Nicholas meneó despacio la cabeza.
— ¡Cielo santo!, mujer, ¿tus conocimientos no tienen fin?
«Desconozco si me amas», pensó ella, pero le sonrió y no dijo nada.
— ¿Tienes hambre? —preguntó ella. Nicholas sonrió burlón.
—Sí, tengo hambre —murmuro y se dejó caer a su lado.
Con un solo movimiento, la acomodó en su regazo y le buscó la boca. Las manos de ____ ascendieron de inmediato por su pecho y se enroscaron en su cuello. Cuando la lengua de ella se introdujo entre sus labios, él le gimió en la boca. Ella notó que la tendía en la manta y que sus manos se movían con destreza por los botones de su blusa.
—Nicholas, no estarás pensando en...
—Sí, estoy pensando en... —respondió él y le envolvió la boca con la suya para que no volviera a protestar.
A la escasa luz del sol poniente y el calor de un pequeño fuego, Nicholas le hizo el amor muy despacio. «Delicioso», pensó ____ mientras él se introducía hasta lo más hondo de su ser y los músculos de los brazos le temblaban de sostenerse sobre ella. Como tenía el sol de frente, a la espalda de Nicholas, ____ no podía distinguirle los rasgos, pero lo oía, lo olía y, cuando le pasó la lengua por el pezón, pudo saborearlo. El empezó a acariciarla con mayor insistencia, luego metió la mano entre los dos y, tras unos momentos de pura agonía, estalló en su interior una oleada de placer. Con un último empujón, Nicholas gimió y se estremeció, derramando su semilla en lo más hondo de su ser, después bajó despacio hasta ella y apoyó la frente en su hombro.
—Te amo, Nicholas —le susurró al oído.
El la envolvió con sus brazos y la estrechó contra su cuerpo en respuesta. Ninguno de los dos dijo una palabra en mucho rato, hasta que él suspiró y se retiró. Se entretuvo más de la cuenta recolocándole la blusa, luego se levantó de un salto y se abrochó los pantalones. Ella se bajó las faldas y se incorporó, después intentó recolocarse el pelo. Nicholas le besó el cabello revuelto.
—Creo que encontrarás algo de cerveza en ese jarro —le dijo y fue a echarte un vistazo al fuego.
____ encontró dos copas de madera y las llenó de cerveza; después le sirvió comida a él. Satisfecho con el estado del pequeño fuego crepitante, Nicholas se instaló junto a ella y empezó a contarle sus aventuras juveniles en la cala con Marian. Cuando terminaron de comer tranquilamente, Nicholas se apoyó en un árbol. A ____ empezaban a pesarle los párpados y apoyó la cabeza en su regazo.
— ¿Con quién hablabas en el jardín esta mañana? —murmuró él.
____ pestañeó y tardó un momento en responder. Se le pasaron varias cosas por la cabeza, pero la que más le impactó fue el que los hubiera visto. Sin embargo, a aquel pensamiento siguió la advertencia de Galen de que le guardase el secreto. En cosa de un instante, decidió que su primo tenía razón. Cuando consiguiera el puesto de capitán, se lo contaría todo a Nicholas. Él le había dejado muy claro que no iba a cargar con ningún familiar, y no quería que pensara que su primo iba a ser una carga. Además, tampoco quería hacer nada que pudiese envenenar el vínculo íntimo que parecían haber establecido y fortalecido aquella misma tarde.
—Un marinero de Pemberheath, fue grumete del Dancing Maiden hace unos años. Withers y los chicos lo conocen —respondió ella en voz baja.
Nicholas se la quedó mirando en busca de algún signo de engaño, y poco a poco, a regañadientes, aceptó su explicación. Le costaba creer que ella pudiera mentirle, menos aún cuando, con sólo preguntarle a Withers podía comprobar cualquier cosa. Teniendo en cuenta que era capaz de abrazar a una vaca lechera porque le apetecía, tampoco era de extrañar que saludara así a un viejo amigo. O si. No lograba deshacerse del todo de la duda.
Ella hizo un ruidito y se acurrucó aún más en su regazo. Con el habitual mechón de pelo por el ojo, se la veía tan joven y tan inocente, allí dormida... le apartó el pelo de la cara y, rodeándola protector con el brazo, contempló el mar. Saboreó una felicidad que nunca había creído posible, y lo maravilló darse cuenta de pronto de lo importante que era para él.
____ empezó a notar que algo le hacía cosquillas y, malhumorada, intentó quitárselo de un manotazo. Lo que parecía una pluma le recorrió de pronto el rostro. Volvió a darle un manotazo y abrió despacio los ojos. Aún estaba recostada en el regazo de Nicholas y, al levantar la vista, lo vio sonreírle desde arriba, con una pluma en la mano.
—Despierta, preciosa. Llevas toda la tarde durmiendo —murmuró él, besándole la mano.
—No, sólo he cerrado los ojos un momento —insistió ella, y se incorporó.
—Te aseguro que ha sido más que un momento —rió él.
La vio apartarse el pelo de la cara, soñolienta, y mirar luego, perpleja, alrededor de la cala.
—Hay algo que quiero preguntarte —dijo él. ____ asintió con la cabeza y cruzó las piernas por debajo de sus voluminosas faldas. —Hace unos meses, jugamos al billar, ¿te acuerdas? —preguntó Nicholas, esbozando una sonrisa.
—Me acuerdo perfectamente.
— ¿Y recuerdas la apuesta?
—Mejor aún —respondió ____ despacio. De pronto, como un relámpago, le vino a la cabeza que ya habían pasado los tres meses. Palideció visiblemente; la sonrisa de Nicholas se esfumó.
— ¿Ocurre algo? —preguntó él en voz baja. ____ tragó saliva y negó con la cabeza. —Hoy se cumplen los tres meses de nuestra apuesta —señaló él, e impulsivamente le cogió las manos con una de las suyas
A ____ se le secó la garganta; ¿qué quería que le dijera? Se sentía muy vulnerable; los hechos no habían cambiado con respecto a aquella noche de hacía tres meses Nicholas se había visto obligado a casarse en contra de su voluntad y merecía su libertad. Pero... ¿quería que lo liberara? ____ empezó a respirar con dificultad. No podría soportar que él le dijera que quería deshacer su matrimonio; sin embargo, le debía la oportunidad de hacerlo. Cerró los ojos; las manos de Nicholas le apretaron las suyas con fuerza.
—____, aceptaré tu respuesta —insistió él. Ella se estremeció. —Pero, antes de que digas nada, creo que debes saber que lamentaré mucho tener que decirles a los Delacorte que no vamos a asistir a su baile del mes que viene.
____ abrió los ojos de golpe y empezó a negar con la cabeza. El se puso de rodillas en seguida y la agarró por los hombros; sus ojos grises atravesaron los de ella con una intensidad brutal. Ella no quería irse, pero no podía negar la realidad de su matrimonio.
— ¡N-no... No es justo! Mereces...
—Merezco ir a Londres del brazo de mi esposa. Merezco tenerte en mi cama por las noches. Merezco ver esa sonrisa arrolladora todos los días. Además, ¡juraría por la tumba de mi madre que tú no quieres irte! —dijo él con voz ronca.
— ¡No quiero irme! —gritó ella.
—Entonces, ¿por qué demonios parece que te vas a desmayar en cualquier momento? —bramó él.
—Prefiero morir a vivir sin ti, ¿es que no lo sabes? Pero ¡no puedo pedirte eso, Nicholas! ¡Papá te mintió! —añadió ella nerviosa.
Un extraño destello cruzó los ojos grises del marqués, que sonrió con tristeza.
—____, escúchame. Eso es historia pasada y no tiene nada que ver con nuestro presente. Preferiría que no te fueras.
Conmovida por aquellas palabras que tanto había querido escuchar, se lanzó de pronto a los brazos de su esposo y lo tiró de espaldas.
— ¡Ay, Nicholas! —gritó ella, y le cubrió la cara de besos apasionados, hasta que su regocijo logró manifestarse en forma de lágrimas.
—Cielo santo —murmuró él, y le limpió las lágrimas con los pulgares.
— ¡Darfield n-no sabes l-lo feliz q-que me haces! —lloró ella.
¿La hacía feliz? Apenas había insinuado de forma extraña que quería que se quedara, la estrujó contra su pecho y la besó acaloradamente, a lo que ____ respondió con desenfreno. La tumbó de espaldas con premura y le subió las faldas hasta la cintura. Nervioso, se desabrochó de prisa los pantalones, luego se introdujo en su interior con tanta fuerza que la joven gritó de éxtasis, alzando las caderas para recibir el siguiente empujón poderoso. Cuando alcanzó el clímax, le susurró que lo amaba, una y otra vez, henchida de felicidad.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh
no se vaaaaaaa
pero creo que ese primo nos traera problemaaassss
aaaii siguela porfaaaa
no se vaaaaaaa
pero creo que ese primo nos traera problemaaassss
aaaii siguela porfaaaa
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ohhh no ojalá que lo de su primo no
Ovacione nada malo :S
Y OMJ por que rayos Nick no le dice a la rayis
Que la quiere
Bueno ya l dijo que quiere que se quede
Pero AHHHHHHH
SIGUELA PLIS!!
QUIERO CAP!!
Ovacione nada malo :S
Y OMJ por que rayos Nick no le dice a la rayis
Que la quiere
Bueno ya l dijo que quiere que se quede
Pero AHHHHHHH
SIGUELA PLIS!!
QUIERO CAP!!
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
AH!!!!!
ESTOY MORDIENDO LA PLUMA Q TRAIGO!!!
SIGEULA!!
COMO ME GUSTA ESTA NOVE!
SIGUELA!!!!
ESTOY MORDIENDO LA PLUMA Q TRAIGO!!!
SIGEULA!!
COMO ME GUSTA ESTA NOVE!
SIGUELA!!!!
Just Me! Melissa! :)
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