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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
15 de 15 -.-' , jaja me tiene a cuento pero no importa ya casi
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
OH SII ! 16 ! 16! soy un amor :affraid: :affraid:
QUIERO UN CAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAPITULO PLEASE
QUIERO UN CAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAPITULO PLEASE
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
wuo!!que capi con esos besos apasiondos de Nick :O jajja siguelaa!!
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
como nos hace nick... jejejejeje
pero noe enseño una clase de besos que aprendiiimooosss
jejejeje siguea porfaaaa
pero noe enseño una clase de besos que aprendiiimooosss
jejejeje siguea porfaaaa
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ahhhhhhhh
Me encanto el CAP estuvo genial
Nicholas me vuelve loca jejejejeje
Ahhhh Plis sube otro Plis Plis Plis plsi
QUIERO OTRO CAP!!
Me encanto el CAP estuvo genial
Nicholas me vuelve loca jejejejeje
Ahhhh Plis sube otro Plis Plis Plis plsi
QUIERO OTRO CAP!!
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Chicas aki otra parte del kap!! he notado q desaparecieron algunas lectoras :( pero les agradesco a las q siguen aki :D me enkantan sus komentarios los leo todos todos en verdad gracias por seguir aki ;) las adoro!! :hug:
Nicholas se quedó pasmado. Recordaba que Joe le había dicho que Carrington le había hecho regalos a ____ en su nombre, pero no lo había creído.
— ¿Aprendiste a tocar por mí? —inquirió vacilante.
—Podría decirse que sí, pero supongo que era la única forma de conseguir que una niña cabezota e incivilizada tocase algún instrumento. Seguro que papá lo hizo por eso —explicó, restándole importancia. De pronto se incorporó y se desperezó, estirando los brazos por encima de la cabeza.
Nicholas contempló su esbelta espalda.
— ¿Qué más? —preguntó con cautela.
— ¿Cómo?
— ¿Te regaló tu padre algo más... de mi parte? —La risa de ____ sonó forzada.
—Creo que unos pendientes —señaló ella con fingida indiferencia, y se levantó con elegancia, sin mirarlo. —Nada espectacular..., unas amatistas —respondió despreocupadamente, luego empezó a caminar por el prado. Nicholas apretó la mandíbula mientras la veía deslizarse por la alta hierba amarilla. Hablaba de aquellos pendientes de amatista que tanto resaltaban sus ojos, pensó furioso. Se los había puesto todos los días, pero no había vuelto a vérselos desde...desde que había descubierto el engaño de su padre. Nicholas no pudo evitar enfurecerse. Que Carrington le hubiese tendido una trampa a él estaba mal, pero que hubiese engañado así a su propia hija era una villanía.
Se levantó y cogió su chaqueta. La sacudió indignado, luego se la puso y, por el rabillo del ojo, vio que ____ se dirigía despacio hacia Desdemona. Se dio la vuelta para ver adonde había ido samson, cuando oyó un tiro.
Nicholas se volvió inmediatamente y, agachándose, se sacó la pistola de la bota. Desdemona, a pesar de su flojera, se desbocó como un potrillo al oír el disparo, y chocó con samson, que corrió tras ella igualmente desbocado. ____ se quedó paralizada en medio del prado, mirando curiosa hacia el bosque, de donde procedía el disparo. Presa del pánico, Nicholas empezó a moverse hacia ella.
Se levantó de un salto, corrió y se abalanzó sobre la joven, logró evitar aplastarla, pero, cuando ambos cayeron al suelo, notó una punzada de dolor en el pecho. Ignorándola, se arrastró para cubrirla con su cuerpo mientras inspeccionaba las lindes del bosque. Se encontraban al descubierto, en medio del prado, sin ningún tipo de protección. Nicholas miró alrededor y divisó una roca grande al otro lado del prado. ____, atrapada debajo de él, intentaba levantarse, pero Nicholas la retuvo.
—____, cuando yo te lo diga, corre como el viento hasta esa roca y escóndete tras ella —le dijo. Ella asintió con la cabeza. Nicholas se retiró despacio y apuntó la pistola al bosque. —Ahora —dijo de pronto, y ____ se puso en pie y corrió.
Estaba acurrucada tras la roca, escudriñando el bosque cuando Nicholas se agachó a su lado.
— ¿Qué ha pasado? —le preguntó, tratando de recobrar el aliento.
Sin responder, él exploró los alrededores.
—No lo sé —contestó con sinceridad. Se volvió para mirarla. La expresión de ____, que le miraba el pecho pálida y espantada, lo asustó. Aturdido, bajó la vista. En la camisa, tenía una mancha oscura que iba extendiéndose.
— ¡Ay, Dios mío! ¡Dios mío! ¡Nicholas, te han disparado! —chilló ella abalanzándose sobre él. Sobresaltado, Nicholas cayó de espaldas y dejó que ____ le buscara histérica la herida. Él le cogió la cara con las manos y la obligó a mirarlo.
— ¡____, cálmate, no pasa nada, no me han disparado! —murmuró intentando en vano tranquilizarla. Ella se zafó de él y lo examinó nerviosa, sus manos revoloteando inquietas por su cuerpo en busca de una herida. Nicholas se las tomó. Apretando los dientes, la tranquilizó: —Estoy bien. Debo de haber aterrizado en una piedra —señaló, e hizo un esfuerzo por incorporarse. Tuvo que quitársela de encima para conseguirlo; la dejó hecha un ovillo a su lado. Se miró el pecho con cuidado. Un corte largo y profundo justo debajo de la clavícula era el origen de la sangre. Se sacó un pañuelo del bolsillo y se lo puso en la herida, apretando. —Es un corte, ¿ves?, de los buenos —observó mientras miraba alrededor en busca de los caballos. Samson se había detenido al fondo del prado, a Desdemona no se la veía, y Nicholas supuso que la yegua vieja iría camino del establo lo más rápido que su cuerpo le permitiese. Suspiró y miro a ____, que no apartaba la vista del corte.
—Es muy profundo —señaló ella con el cejo fruncido de preocupación.
—Sí, eso creo. Me parece que tenemos un problema, lady Darfield. Desdemona se ha ido hace rato y samson está al fondo del prado. Tendrás que ir corriendo hasta él y montarlo hasta la casa. Puedes hacerlo —añadió el en seguida al ver que se resistía.
— ¡No! —gritó ____ de inmediato, sacudiendo la cabeza con vehemencia suficiente para despeinarle. — ¡No, no, no! ¡Estas herido de gravedad, y no voy a dejarte aquí!
Nicholas alzó la mirada al cielo encapotado. Por el oeste, se acercaba una tormenta a toda velocidad. Hizo una mueca; no tenía tiempo para discutir con ella, sobre todo si su asaltante seguía apuntándolos con un arma.
—Entonces iremos los dos —señaló mientras se esforzaba por ponerse en cuclillas. Ella se dispuso a levantarse de un salto, pero él le agarró la muñeca, —Escúchame bien, ____. Cuando yo te diga, corre hacia samson. —____ asintió, muy seria, y Nicholas bajó la pistola. —Ya.
Se levantó las faldas y echó a correr. Nicholas la seguía de cerca, apuntando con la pistola al bosque. Corrió como un rayo hasta toparse con el cuello del semental. Nicholas, que perdía mucha sangre, no podía seguirla. La admiraba; para ser una mujer a la que acababan de disparar. ____ respondía extraordinariamente bien. Podría haberle dado un ataque de histeria. Alzó la vista al cielo. La tormenta avanzaba rápido; la temperatura había bajado muchísimo desde que se había oído el disparo.
—Date prisa, por favor. La tormenta se nos echa encima —le dijo ____, que había llegado a la misma conclusión y le tendía la mano.
Consternado, Nicholas notó que empezaba a marcarse. Miró la chaquetilla color turquesa que ____ le había metido por debajo del chaleco y tragó saliva. Estaba empapada de sangre.
—Dame la pierna —le dijo a ____ y la subió a lomos de samson. Con la poca fuerza que le quedaba, trepó a su espalda y puso a su montura al galope rumbo a Blessing Park.
En medio de una lluvia torrencial, samson se dirigió a la casa sin ayuda de ninguno de los dos. El cuerpo de Nicholas descansaba sobre ____, agarrada al cuerno de la silla. Aterrada por la posibilidad de que estuviera muerto, no se atrevía a mirarlo, por lo que no despegaba los ojos del camino que tenían delante. Cuando al fin el caballo entró en el acceso circular a la finca, ____ se dirigió a un mozo que venía de las cuadras.
— ¡Está herido de gravedad! —chilló, mientras se bajaba como podía de la montura, El mozo cogió a Nicholas y lo ayudó a bajar. ____ se espantó al verlo; el sudor le había dejado los rizos oscuros adheridos al rostro demacrado. Intentó sonreírle, pero ella dio media vuelta y salió corriendo hacia la casa, buscando a gritos a Sebastián al tiempo que entraba precipitadamente por la puerta principal. Este y Joe, que se había quedado después de que se fuesen Routier y Southerland, oyeron los gritos, salieron disparados del salón y se reunieron con ella a medio pasillo.
— ¡Es Nicholas! —gritó ____. — ¡Está herido! Nos han disparado y él…
Joe ya avanzaba a toda prisa por el pasillo, ordenándole a Sebastián que llamara a un medico de inmediato. El secretario arrastró a ____, aturdida, al salón, donde tiró frenéticamente de la campana varias veces. John apareció casi de inmediato y, al ver a ____, calada hasta los huesos y con un gesto de horror en el semblante, le bramó a un criado que fuese a buscar a Sarah. Ella escapó del fornido mayordomo y corrió al vestíbulo a tiempo para ver a Joe entrando con Nicholas a rastras mientras Sebastián corría a ayudarlos a subir la escalera.
Conmocionada, vio cómo subían poco a poco los peldaños de mármol, cargando con el cuerpo desmadejado de Nicholas. Hasta que no la agarró Sarah por el codo, ____ no permitió que se la llevaran a su cuarto.
Joe le había asegurado que Nicholas no estaba en peligro de muerte. Sarah la había convencido para que se diese un baño y se cambiase y, salvo por esa pequeña distracción, no había hecho más que pasearse nerviosa por su salón, donde el amigo de Nicholas la había encerrado mientras el médico le curaba la herida. Al oír que se cerraba una puerta al final del pasillo, salió corriendo y abordó al médico cuando éste se dirigía a la escalera.
— ¿Cómo está? ¿Está bien? —preguntó desesperada.
El anciano doctor la miró por encima de sus gafas redondas.
—Doctor Stephens, le presento a la marquesa de Darfield —masculló Joe.
— ¿Cuándo se ha casado Darfield? —quiso saber.
—Hace unas semanas —murmuró el lord, incómodo.
El médico examinó ceñudo a ____ de la cabeza a los pies, luego le miró con desdén las manos que ella retorcía nerviosa.
—Deje de hacer pucheros, joven —le ordenó con aspereza. —Lo he cosido y estará como nuevo por la mañana.
— ¿Está usted seguro?
— ¡Pues claro que lo estoy! —espetó el anciano.
—Gracias, doctor —suspiró ____, visiblemente aliviada, y se metió en su salón.
— ¿Cómo demonios se ha casado Darfield? —volvió a preguntarle el médico a Joe. —Yo no me he enterado de nada.
—Es una historia muy larga, doctor. Prefiero que se la cuente el propio lord Darfield —añadió mientras lo acompañaba a la salida.
Joe regresó de inmediato al dormitorio principal y entró despacio, ignorando la mirada feroz que Nicholas le dedicó desde la cama, donde yacía incorporado recostado sobre una montaña de almohadas.
—No bromeaba, Joe. No me voy a quedar aquí como un viejo enfermo —bramó.
Éste se instalo en un sillón de suave ante y estiro las piernas en el escabel a juego, cruzándolas a la altura de los tobillos.
—Has perdido mucha sangre. Lo menos que puedes hacer es quedarte en cama hasta mañana y reponer ese líquido oscuro que corre por tus venas. Si no lo haces, le darás un susto de muerte al servicio. Algunos ya piensan que no eres muy humano.
Darfield gruñó irritado.
—Ahora que estamos solos, ¿qué demonios ha pasado? —preguntó Joe.
Nicholas suspiró hondo y meneó la cabeza.
—Sólo sé que alguien nos ha disparado. Ella estaba al descubierto, en medio del prado, y yo junto a un roble solitario. Maldita sea, estábamos al descubierto, así que la he tirado al suelo. He debido de clavarme alguna piedra puntiaguda en el pecho.
— ¿Crees que eran cazadores furtivos?
Su amigo negó en seguida con la cabeza.
—No. Estábamos en un prado.... no es que haya mucha caza por allí. Podría haber sido un intruso, pero no lo creo. Estábamos en pleno centro de la finca.
Hunt se hallaba visiblemente asustado.
—Pero ¿quién demonios ha podido querer hacerte daño?
—No sé si el tiro iba para mí o para ____. Estoy seguro de que Carrington se granjeó unos cuantos enemigos en vida, pero no se me ocurre qué podría ganar nadie con la muerte de ella.
—Seguramente el viejo añadió algún codicilo extraño a su condenado testamento —murmuró Joe indignado.
—Puede, pero eso ya no tiene ningún sentido ahora que ella está casada. Su fortuna me pertenece; de hecho, la he depositado en un fideicomiso.
—No todo el mundo sabe que se ha casado, ni que está aquí —especuló Joe. —Si alguien estuviese tras su dinero y la creyera la hija huérfana y única superviviente de la fortuna de Carrington, sería lógico que intentaran atentar contra su vida. Si hay deudas de por medio que se contemplen en el testamento, imagino que sería más fácil cobrarlas si no hay herederos vivos. El marqués movió el brazo e hizo una mueca de dolor. —Si eso es cierto, debo hacer público mi matrimonio con ella. ¿Podrías enviar un comunicado al Times?
—Claro, pero sigue sin tener sentido. ¿Quién más aparte de tu servicio sabía que iba a montar hoy? No es probable que alguien merodeara por todo Blessing Park y casualmente haya estado esta tarde allí. Quienquiera que fuese debía saber que andabas por allí.
Nicholas frunció el cejo mientras reflexionaba sobre el comentario de su amigo.
—____ no sabe montar. Me la he llevado en esa yegua vieja. Desdemona. Si alguien la hubiese seguido, podrían haber rodeado la zona y habernos adelantado para sorprendernos. Hemos tardado más de una hora en recorrer unas millas. No obstante, no creo que haya sido nadie del servicio: todos la adoran.
—Entonces, ¿quién? —inquirió Joe, perplejo.
—Además de los habitantes del pueblo, mis abogados, tú y Southerland, sólo hay una persona más que sabe que ella está aquí...
Joe entrecerró los ojos y asintió con la cabeza.
—Routier. Me sorprendió encontrármelo con Southerland en Pemberheath.
—Pura casualidad, me ha asegurado Alex. Routier venía aquí a por su parte de la liquidación de las propiedades de Carrington.
— ¿En serio? —Joe frunció el cejo y juntó las palmas de las manos.
Malcolm Routier era un sinvergüenza sin escrúpulos y un desagradable hombre de negocios. Hacía tiempo, Nicholas y Joe le habían usurpado sus supuestas rutas comerciales. Había sido demasiado fácil. Routier no había luchado por ellas, lo que les hizo sospechar que el dinero del individuo procedía de la piratería y no del comercio legítimo, como todo el mundo creía. Cuando Nicholas lo había amenazado con desvelar su maquinación, él había hecho todo lo posible por avergonzarlo divulgando sucios rumores sobre el Diablo de Darfield. Y luego, de pura casualidad, había tenido la singular fortuna de enamorarse de la hermana de Nicholas, Marian. Este, como es lógico, había rechazado su propuesta de matrimonio. Humillado, Routier había jurado en círculos privados que hundiría a Nicholas, una amenaza de la que el marqués se había reído abiertamente.
— ¿En qué piensas? —preguntó Nicholas.
Joe siguió de mala gana.
— ¿Podría ser que ella mintiese? Quiero decir, ¿no podría ser que ella estuviese involucrada en algo? A fin de cuentas, no la conoces, de verdad no.
Aquella insinuación tensó el pecho de Nicholas.
— ¡No! Por supuesto que no. En primer lugar, la he investigado a fondo; en segundo, si me hubiera mentido, lo sabría. Su amigo lo miró receloso.
—Joe, esa mujer no puede ocultar nada. Si la miras a los ojos, descubrirás que es completamente transparente —insistió. —No podría ocultar un acuerdo ilícito con Routier. Le enviaré una nota a mi abogado por la mañana y le pediré que lo investiguen —señaló, recostándose con cuidado sobre las almohadas, con una mueca de dolor. —Entretanto, no quiero perderla de vista —añadió, bostezando.
— ¿Qué demonios te parece tan divertido? —replicó Nicholas, cuyo mal humor empeoraba por minutos por el embotamiento que le producía la pequeña dosis de láudano que le había administrado el doctor Stephens.
—No hace mucho no querías volver a verla en tu vida. Ahora no quieres perderla de vista —observó Joe, contento.
Nicholas le lanzó una mirada de odio.
—Gracias por tan astuta observación, Hunt. Tengo la obligación de protegerla, ¿o es que has olvidado que ahora lleva mi apellido?
— ¿Cómo iba a olvidar semejante dato? —rió Joe.
—Confío en que ya te hayas divertido bastante.
—Bueno, bueno... —rió Joe de nuevo. —Te dejo en paz.
Se marcho de la habitación, riendo por lo bajo mientras salía por la puerta. Nicholas frunció mucho el cejo. No le gustaba nada que Joe lo calara tan pronto, nada en absoluto.
Nicholas se quedó pasmado. Recordaba que Joe le había dicho que Carrington le había hecho regalos a ____ en su nombre, pero no lo había creído.
— ¿Aprendiste a tocar por mí? —inquirió vacilante.
—Podría decirse que sí, pero supongo que era la única forma de conseguir que una niña cabezota e incivilizada tocase algún instrumento. Seguro que papá lo hizo por eso —explicó, restándole importancia. De pronto se incorporó y se desperezó, estirando los brazos por encima de la cabeza.
Nicholas contempló su esbelta espalda.
— ¿Qué más? —preguntó con cautela.
— ¿Cómo?
— ¿Te regaló tu padre algo más... de mi parte? —La risa de ____ sonó forzada.
—Creo que unos pendientes —señaló ella con fingida indiferencia, y se levantó con elegancia, sin mirarlo. —Nada espectacular..., unas amatistas —respondió despreocupadamente, luego empezó a caminar por el prado. Nicholas apretó la mandíbula mientras la veía deslizarse por la alta hierba amarilla. Hablaba de aquellos pendientes de amatista que tanto resaltaban sus ojos, pensó furioso. Se los había puesto todos los días, pero no había vuelto a vérselos desde...desde que había descubierto el engaño de su padre. Nicholas no pudo evitar enfurecerse. Que Carrington le hubiese tendido una trampa a él estaba mal, pero que hubiese engañado así a su propia hija era una villanía.
Se levantó y cogió su chaqueta. La sacudió indignado, luego se la puso y, por el rabillo del ojo, vio que ____ se dirigía despacio hacia Desdemona. Se dio la vuelta para ver adonde había ido samson, cuando oyó un tiro.
Nicholas se volvió inmediatamente y, agachándose, se sacó la pistola de la bota. Desdemona, a pesar de su flojera, se desbocó como un potrillo al oír el disparo, y chocó con samson, que corrió tras ella igualmente desbocado. ____ se quedó paralizada en medio del prado, mirando curiosa hacia el bosque, de donde procedía el disparo. Presa del pánico, Nicholas empezó a moverse hacia ella.
Se levantó de un salto, corrió y se abalanzó sobre la joven, logró evitar aplastarla, pero, cuando ambos cayeron al suelo, notó una punzada de dolor en el pecho. Ignorándola, se arrastró para cubrirla con su cuerpo mientras inspeccionaba las lindes del bosque. Se encontraban al descubierto, en medio del prado, sin ningún tipo de protección. Nicholas miró alrededor y divisó una roca grande al otro lado del prado. ____, atrapada debajo de él, intentaba levantarse, pero Nicholas la retuvo.
—____, cuando yo te lo diga, corre como el viento hasta esa roca y escóndete tras ella —le dijo. Ella asintió con la cabeza. Nicholas se retiró despacio y apuntó la pistola al bosque. —Ahora —dijo de pronto, y ____ se puso en pie y corrió.
Estaba acurrucada tras la roca, escudriñando el bosque cuando Nicholas se agachó a su lado.
— ¿Qué ha pasado? —le preguntó, tratando de recobrar el aliento.
Sin responder, él exploró los alrededores.
—No lo sé —contestó con sinceridad. Se volvió para mirarla. La expresión de ____, que le miraba el pecho pálida y espantada, lo asustó. Aturdido, bajó la vista. En la camisa, tenía una mancha oscura que iba extendiéndose.
— ¡Ay, Dios mío! ¡Dios mío! ¡Nicholas, te han disparado! —chilló ella abalanzándose sobre él. Sobresaltado, Nicholas cayó de espaldas y dejó que ____ le buscara histérica la herida. Él le cogió la cara con las manos y la obligó a mirarlo.
— ¡____, cálmate, no pasa nada, no me han disparado! —murmuró intentando en vano tranquilizarla. Ella se zafó de él y lo examinó nerviosa, sus manos revoloteando inquietas por su cuerpo en busca de una herida. Nicholas se las tomó. Apretando los dientes, la tranquilizó: —Estoy bien. Debo de haber aterrizado en una piedra —señaló, e hizo un esfuerzo por incorporarse. Tuvo que quitársela de encima para conseguirlo; la dejó hecha un ovillo a su lado. Se miró el pecho con cuidado. Un corte largo y profundo justo debajo de la clavícula era el origen de la sangre. Se sacó un pañuelo del bolsillo y se lo puso en la herida, apretando. —Es un corte, ¿ves?, de los buenos —observó mientras miraba alrededor en busca de los caballos. Samson se había detenido al fondo del prado, a Desdemona no se la veía, y Nicholas supuso que la yegua vieja iría camino del establo lo más rápido que su cuerpo le permitiese. Suspiró y miro a ____, que no apartaba la vista del corte.
—Es muy profundo —señaló ella con el cejo fruncido de preocupación.
—Sí, eso creo. Me parece que tenemos un problema, lady Darfield. Desdemona se ha ido hace rato y samson está al fondo del prado. Tendrás que ir corriendo hasta él y montarlo hasta la casa. Puedes hacerlo —añadió el en seguida al ver que se resistía.
— ¡No! —gritó ____ de inmediato, sacudiendo la cabeza con vehemencia suficiente para despeinarle. — ¡No, no, no! ¡Estas herido de gravedad, y no voy a dejarte aquí!
Nicholas alzó la mirada al cielo encapotado. Por el oeste, se acercaba una tormenta a toda velocidad. Hizo una mueca; no tenía tiempo para discutir con ella, sobre todo si su asaltante seguía apuntándolos con un arma.
—Entonces iremos los dos —señaló mientras se esforzaba por ponerse en cuclillas. Ella se dispuso a levantarse de un salto, pero él le agarró la muñeca, —Escúchame bien, ____. Cuando yo te diga, corre hacia samson. —____ asintió, muy seria, y Nicholas bajó la pistola. —Ya.
Se levantó las faldas y echó a correr. Nicholas la seguía de cerca, apuntando con la pistola al bosque. Corrió como un rayo hasta toparse con el cuello del semental. Nicholas, que perdía mucha sangre, no podía seguirla. La admiraba; para ser una mujer a la que acababan de disparar. ____ respondía extraordinariamente bien. Podría haberle dado un ataque de histeria. Alzó la vista al cielo. La tormenta avanzaba rápido; la temperatura había bajado muchísimo desde que se había oído el disparo.
—Date prisa, por favor. La tormenta se nos echa encima —le dijo ____, que había llegado a la misma conclusión y le tendía la mano.
Consternado, Nicholas notó que empezaba a marcarse. Miró la chaquetilla color turquesa que ____ le había metido por debajo del chaleco y tragó saliva. Estaba empapada de sangre.
—Dame la pierna —le dijo a ____ y la subió a lomos de samson. Con la poca fuerza que le quedaba, trepó a su espalda y puso a su montura al galope rumbo a Blessing Park.
En medio de una lluvia torrencial, samson se dirigió a la casa sin ayuda de ninguno de los dos. El cuerpo de Nicholas descansaba sobre ____, agarrada al cuerno de la silla. Aterrada por la posibilidad de que estuviera muerto, no se atrevía a mirarlo, por lo que no despegaba los ojos del camino que tenían delante. Cuando al fin el caballo entró en el acceso circular a la finca, ____ se dirigió a un mozo que venía de las cuadras.
— ¡Está herido de gravedad! —chilló, mientras se bajaba como podía de la montura, El mozo cogió a Nicholas y lo ayudó a bajar. ____ se espantó al verlo; el sudor le había dejado los rizos oscuros adheridos al rostro demacrado. Intentó sonreírle, pero ella dio media vuelta y salió corriendo hacia la casa, buscando a gritos a Sebastián al tiempo que entraba precipitadamente por la puerta principal. Este y Joe, que se había quedado después de que se fuesen Routier y Southerland, oyeron los gritos, salieron disparados del salón y se reunieron con ella a medio pasillo.
— ¡Es Nicholas! —gritó ____. — ¡Está herido! Nos han disparado y él…
Joe ya avanzaba a toda prisa por el pasillo, ordenándole a Sebastián que llamara a un medico de inmediato. El secretario arrastró a ____, aturdida, al salón, donde tiró frenéticamente de la campana varias veces. John apareció casi de inmediato y, al ver a ____, calada hasta los huesos y con un gesto de horror en el semblante, le bramó a un criado que fuese a buscar a Sarah. Ella escapó del fornido mayordomo y corrió al vestíbulo a tiempo para ver a Joe entrando con Nicholas a rastras mientras Sebastián corría a ayudarlos a subir la escalera.
Conmocionada, vio cómo subían poco a poco los peldaños de mármol, cargando con el cuerpo desmadejado de Nicholas. Hasta que no la agarró Sarah por el codo, ____ no permitió que se la llevaran a su cuarto.
Joe le había asegurado que Nicholas no estaba en peligro de muerte. Sarah la había convencido para que se diese un baño y se cambiase y, salvo por esa pequeña distracción, no había hecho más que pasearse nerviosa por su salón, donde el amigo de Nicholas la había encerrado mientras el médico le curaba la herida. Al oír que se cerraba una puerta al final del pasillo, salió corriendo y abordó al médico cuando éste se dirigía a la escalera.
— ¿Cómo está? ¿Está bien? —preguntó desesperada.
El anciano doctor la miró por encima de sus gafas redondas.
—Doctor Stephens, le presento a la marquesa de Darfield —masculló Joe.
— ¿Cuándo se ha casado Darfield? —quiso saber.
—Hace unas semanas —murmuró el lord, incómodo.
El médico examinó ceñudo a ____ de la cabeza a los pies, luego le miró con desdén las manos que ella retorcía nerviosa.
—Deje de hacer pucheros, joven —le ordenó con aspereza. —Lo he cosido y estará como nuevo por la mañana.
— ¿Está usted seguro?
— ¡Pues claro que lo estoy! —espetó el anciano.
—Gracias, doctor —suspiró ____, visiblemente aliviada, y se metió en su salón.
— ¿Cómo demonios se ha casado Darfield? —volvió a preguntarle el médico a Joe. —Yo no me he enterado de nada.
—Es una historia muy larga, doctor. Prefiero que se la cuente el propio lord Darfield —añadió mientras lo acompañaba a la salida.
Joe regresó de inmediato al dormitorio principal y entró despacio, ignorando la mirada feroz que Nicholas le dedicó desde la cama, donde yacía incorporado recostado sobre una montaña de almohadas.
—No bromeaba, Joe. No me voy a quedar aquí como un viejo enfermo —bramó.
Éste se instalo en un sillón de suave ante y estiro las piernas en el escabel a juego, cruzándolas a la altura de los tobillos.
—Has perdido mucha sangre. Lo menos que puedes hacer es quedarte en cama hasta mañana y reponer ese líquido oscuro que corre por tus venas. Si no lo haces, le darás un susto de muerte al servicio. Algunos ya piensan que no eres muy humano.
Darfield gruñó irritado.
—Ahora que estamos solos, ¿qué demonios ha pasado? —preguntó Joe.
Nicholas suspiró hondo y meneó la cabeza.
—Sólo sé que alguien nos ha disparado. Ella estaba al descubierto, en medio del prado, y yo junto a un roble solitario. Maldita sea, estábamos al descubierto, así que la he tirado al suelo. He debido de clavarme alguna piedra puntiaguda en el pecho.
— ¿Crees que eran cazadores furtivos?
Su amigo negó en seguida con la cabeza.
—No. Estábamos en un prado.... no es que haya mucha caza por allí. Podría haber sido un intruso, pero no lo creo. Estábamos en pleno centro de la finca.
Hunt se hallaba visiblemente asustado.
—Pero ¿quién demonios ha podido querer hacerte daño?
—No sé si el tiro iba para mí o para ____. Estoy seguro de que Carrington se granjeó unos cuantos enemigos en vida, pero no se me ocurre qué podría ganar nadie con la muerte de ella.
—Seguramente el viejo añadió algún codicilo extraño a su condenado testamento —murmuró Joe indignado.
—Puede, pero eso ya no tiene ningún sentido ahora que ella está casada. Su fortuna me pertenece; de hecho, la he depositado en un fideicomiso.
—No todo el mundo sabe que se ha casado, ni que está aquí —especuló Joe. —Si alguien estuviese tras su dinero y la creyera la hija huérfana y única superviviente de la fortuna de Carrington, sería lógico que intentaran atentar contra su vida. Si hay deudas de por medio que se contemplen en el testamento, imagino que sería más fácil cobrarlas si no hay herederos vivos. El marqués movió el brazo e hizo una mueca de dolor. —Si eso es cierto, debo hacer público mi matrimonio con ella. ¿Podrías enviar un comunicado al Times?
—Claro, pero sigue sin tener sentido. ¿Quién más aparte de tu servicio sabía que iba a montar hoy? No es probable que alguien merodeara por todo Blessing Park y casualmente haya estado esta tarde allí. Quienquiera que fuese debía saber que andabas por allí.
Nicholas frunció el cejo mientras reflexionaba sobre el comentario de su amigo.
—____ no sabe montar. Me la he llevado en esa yegua vieja. Desdemona. Si alguien la hubiese seguido, podrían haber rodeado la zona y habernos adelantado para sorprendernos. Hemos tardado más de una hora en recorrer unas millas. No obstante, no creo que haya sido nadie del servicio: todos la adoran.
—Entonces, ¿quién? —inquirió Joe, perplejo.
—Además de los habitantes del pueblo, mis abogados, tú y Southerland, sólo hay una persona más que sabe que ella está aquí...
Joe entrecerró los ojos y asintió con la cabeza.
—Routier. Me sorprendió encontrármelo con Southerland en Pemberheath.
—Pura casualidad, me ha asegurado Alex. Routier venía aquí a por su parte de la liquidación de las propiedades de Carrington.
— ¿En serio? —Joe frunció el cejo y juntó las palmas de las manos.
Malcolm Routier era un sinvergüenza sin escrúpulos y un desagradable hombre de negocios. Hacía tiempo, Nicholas y Joe le habían usurpado sus supuestas rutas comerciales. Había sido demasiado fácil. Routier no había luchado por ellas, lo que les hizo sospechar que el dinero del individuo procedía de la piratería y no del comercio legítimo, como todo el mundo creía. Cuando Nicholas lo había amenazado con desvelar su maquinación, él había hecho todo lo posible por avergonzarlo divulgando sucios rumores sobre el Diablo de Darfield. Y luego, de pura casualidad, había tenido la singular fortuna de enamorarse de la hermana de Nicholas, Marian. Este, como es lógico, había rechazado su propuesta de matrimonio. Humillado, Routier había jurado en círculos privados que hundiría a Nicholas, una amenaza de la que el marqués se había reído abiertamente.
— ¿En qué piensas? —preguntó Nicholas.
Joe siguió de mala gana.
— ¿Podría ser que ella mintiese? Quiero decir, ¿no podría ser que ella estuviese involucrada en algo? A fin de cuentas, no la conoces, de verdad no.
Aquella insinuación tensó el pecho de Nicholas.
— ¡No! Por supuesto que no. En primer lugar, la he investigado a fondo; en segundo, si me hubiera mentido, lo sabría. Su amigo lo miró receloso.
—Joe, esa mujer no puede ocultar nada. Si la miras a los ojos, descubrirás que es completamente transparente —insistió. —No podría ocultar un acuerdo ilícito con Routier. Le enviaré una nota a mi abogado por la mañana y le pediré que lo investiguen —señaló, recostándose con cuidado sobre las almohadas, con una mueca de dolor. —Entretanto, no quiero perderla de vista —añadió, bostezando.
— ¿Qué demonios te parece tan divertido? —replicó Nicholas, cuyo mal humor empeoraba por minutos por el embotamiento que le producía la pequeña dosis de láudano que le había administrado el doctor Stephens.
—No hace mucho no querías volver a verla en tu vida. Ahora no quieres perderla de vista —observó Joe, contento.
Nicholas le lanzó una mirada de odio.
—Gracias por tan astuta observación, Hunt. Tengo la obligación de protegerla, ¿o es que has olvidado que ahora lleva mi apellido?
— ¿Cómo iba a olvidar semejante dato? —rió Joe.
—Confío en que ya te hayas divertido bastante.
—Bueno, bueno... —rió Joe de nuevo. —Te dejo en paz.
Se marcho de la habitación, riendo por lo bajo mientras salía por la puerta. Nicholas frunció mucho el cejo. No le gustaba nada que Joe lo calara tan pronto, nada en absoluto.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
quien quiere matar a ____ o es a nick???
aaiii siguela porfaaaa
y no te preocupes por miii yo seguire leyendo tu noveeee
aaiii siguela porfaaaa
y no te preocupes por miii yo seguire leyendo tu noveeee
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
OH!!!!
AKI ESTOY!!!
ME ENCANTARON LOS CAPS!!!
SIGUELA!!!!!
QUE AMO ESTA NOVE!!!!
SIGUELA!!!!...
YA SABES TARDE PERO SEGURO ;D
AKI ESTOY!!!
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SIGUELA!!!!!
QUE AMO ESTA NOVE!!!!
SIGUELA!!!!...
YA SABES TARDE PERO SEGURO ;D
Just Me! Melissa! :)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Podrías subir un capitulito más ,
digo yo nomás viste :D
digo yo nomás viste :D
Flor
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