✘ The X Factor | MURO INTERACTIVO |

Es la “típica Barbie”…a medias.
A medias, si tomas en cuenta donde y como nació y creció, en el pequeño y nada reconocible Connecticut. 
Si mal no recuerda, le solían decir “la estirada” en la escuela, no por ser alta (aunque chaparra nunca fue), sino más bien por un delito más grave: siempre estaba derecha. Sus movimientos, siempre con gracia y elegancia hacían que la población femenina de aquel lugar la envidiara. Muy probablemente se burlaban a sus espaldas, pero eso a ella nunca le importo, cuando quiere es muy buena ignorando.
Tampoco fue de muchos amigos, siempre seria y serena, con lo mas inn del momento…en el pueblo.
Nunca ha tenido mal gusto, le encanta todo que tenga que ver con ropa y cosméticos, aprendió sola como era que debía vestirse para entrar al tan ansiado mundo de la fama.
¿Qué más decir? Le gusta el frio, odia el calor. Ama su cabello, a pesar de ser blanco de muchas burlas. Su comida favorita es la italiana, a pesar de ganar cientos de calorías cuando la ingiere. Practica natación y crossfit, la primera no tanto como solía debido a que quiere evitar tener una espalda ancha. No es del tipo amiguero, pero sabe cómo parecer un encanto. Si ella no cree que estés a su nivel, alejate, no eres lo suficientemente bueno para ella.
Madeleine nació, creció y vivió toda su vida en Brooklyn, Connecticut. Toda su familia es de ahí, allí se conocieron sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc. Madeleine aún se pregunta cómo es que tienen tantos años viviendo ahí, y nunca se han ido a un lugar mejor. Bueno, mejor en sus términos, ya que para su familia nada se compara con el aire puro que se respira en ese lugar, los enormes paisajes y el gran espacio, aunque esto la haga sofocarse.
Siempre le ha gustado cantar. Desde que tiene memoria, solía hacer pequeños conciertos que ella misma improvisaba en el granero del abuelo sobre los enormes montones de paja apilados cuidadosamente. Usaba una vieja hebilla chueca como micrófono, y el semi-nuevo radio de su tío Bill para reproducir las canciones de moda en el país y hacer pequeños shows con sus primos. 
Cuando vio por vez primera los programas de talentos supo que era la oportunidad perfecta para sacar a relucir su talento innato al mundo, y no lo dudo dos veces. A pesar de la alegría que ir a concursar a uno de estos programas le supondría, sus padres no vieron con buenos ojos esa apabullante idea. Piensan que es demasiado pequeña, y aunque en parte tengan un poco de razón, ese no es obstáculo suficiente para detenerla, no señor.
Consiguió, después de meses de insistencias, un permiso para visitar a su tía Charlotte a la gran ciudad para “probar” sus dotes, pues por alguna extraña razón ellos no la creen lo suficientemente buena, no aún. Dicen que todavía tiene que pulirse un poco, y ella no es quien para contradecirlos. No porque esté de acuerdo, sino más bien porque no es del conocimiento de su familia el enorme avance que ha tenido gracias a unas clases privadas de vocalización, que tomaba a escondidas y pagaba gracias las horas extra que hacía en “Perkings & Go”, lugar donde trabajaba.
Espera con todo su fuero interno que esta aventura sea lo que ella espera, y que su pasado no le afecte. Nunca fue de tener muchos amigos, de hecho, es muy orgullosa y hasta cierto punto pretenciosa. Siempre ve a los demás con un deje de superioridad, lo que le causo muchas enemistades en el colegio, pero tampoco es como si le importara. Tiene un andar natural en ella que la hace parecer modelo, y sus escasos metro setenta son la combinación perfecta para causar la envidia de las pueblerinas. Ama todo lo que tenga que ver con maquillaje y cosméticos, son su adoración. Tampoco es que se ponga kilos y kilos de estos, pero simplemente sabe cómo sacarse provecho. Sí, es verdad que a veces puede llegar a ser un poco fresa, pero tampoco es como si fuese un crimen. A pesar de haber nacido en un pequeño condado, no tiene ese acento que todos acusan a los lugareños de poseer, ni siquiera entre los suyos existe, es como todo lo que le rodea, rumores. Muchas la pueden señalar como una plástica, pero al fin y al cabo, son solo celos. Bien decía Oscar Wilde “es mejor que hablen mal de ti, a que no hablen”, y para que alguien se vuelva famoso necesita eso, ¿no? Que hablen de ti.

edito.
 Nacida en el seno de una familia adinerada, en la que el dinero siempre estaba presente en los temas de conversación y el cariño y apoyo habían pasado a un segundo plano. Julie Marie Benson Stewart nació siendo prematura (tres meses antes de lo habitual) y pasó sus primeros días de vida en una incubadora, pero aún así fue una completa bendición para sus padres. Ellos siempre habían deseado un hijo que heredase todo su patrimonio, en este caso,  una niña de la que presumir en las cenas de negocios. Pero debido a su trabajo, la niña quedó a cargo de una niñera, quién se encargó de su educación y prácticamente la crió. Recibió las mejores clases de canto, baile e interpretación, además aprendió a tocar el piano siendo muy pequeña, deleitando a sus amigos y familiares con hermosas canciones que algunas veces, ella misma componía. Más nunca sus padres quisieron oírla tocar. Una suave melodía triste sonaba siempre a la hora que ellos prometían hacerle una visita "Mañana, cielo; Susurraba su madre cuando la niña la reprendía por faltar a su promesa. Pero con el paso de los años, Julie comenzó a entender que estaba sola y que no necesitaba a nadie más con ella. Dejó la mayoría de sus clases extra escolares y empezó a centrarse más en si misma y su manera de pensar. Su primer impulso fue dejar de comer carne, ya que le parecía injusto tener que matar a un animal para alimentar a otro, y por esa razón cambió su dieta completamente para desagrado de su madre, cuya familia siempre había poseído una carnicería.

Todos sabemos que cuando entramos en el instituto cambiamos radicalmente, la mayoría de veces a peor. Este puede ser el caso de Julie, quién tuvo que juntarse con demasiadas malas compañías que la arrastraron a un mundo de porros y vozca, donde todos se sentaban en círculo y fumaban de la pipa de la paz. Desde tres calles podían oírse las panderetas y las voces de todos ellos, haciendo un esfuerzo por cantar "Imagine". Ahora nadie la miraba con los mismos ojos, y su apodo como "la perroflauta" se hizo muy famoso en el barrio. Sus padres empezaron a vigilarla más de cerca, pero en vez de alegrarse porque le prestaban la atención que ella siempre había querido, dejó de hacerles caso e incluso a ignorarlos. Se encerraba en su propia burbuja, en un círculo vicioso del que no podría salir, al menos sin ayuda profesional. 

"The X factor" fue una decisión que tomó Julie después de escuchar a su padre barbaridades sobre el famoso programa. Tanto era su deseo por fastidiar a su progenitor que se apuntó la primera a las audiciones. En el fondo, sabía que podría ganar por si sola, pero prefirió mostrarlo como un acto de rebeldía que fue celebrado y alabado por todos sus amigos.    

Cotorra, extrovertida y fiestera; Grace es un espíritu libre allá donde la mires. Le da igual prácticamente todo y le encanta ser como es. Es hiperactiva y suele causar gracia a los que la rodean por esa razón pues siempre bromea o se pone extremadamente nerviosa. No le gusta llamar la atención pero por su "enfermedad" y su físico(pues suele teñirse el pelo de colores estrambóticos) siempre acaba haciéndolo. Es superdotada pero no le gusta admitirlo. Por culpa de su intranquilidad no tiene ni idea de los detalles y por eso tiene fama de despistada. Es impetuosa y siempre busca la lógica en todo aquello que suceda. Es ingeniosa y astuta, tiene bastante facilidad para inventar planes y a menudo suelen tener resultados positivos.
También es muy callada, es decir, solo habla cuando lo cree necesario y la mayor parte del tiempo no sabes donde está. Sigilosa; no le gusta llamar la atención en nada salvo cuando se sube al escenario, donde se convierte en una persona totalmente distinta.
Grace es bastante temerosa y siente verdadero pavor a todo aquello que no haya estado en su entorno, desde las arañas y a las hormigas hasta a la muerte; y eso sin añadir su pánico escénico y el miedo al rechazo. Es decir, desde lo más minúsculo hasta lo más inmenso, todo le provoca unas taquicardias increíbles.
Por si fuese más, sus ataques de pánico son lo que menos le gusta pues le hacen quedarse estática y a la vez hacen que empiece a temblar y que su pecho se comprima haciendo que le cueste mantener una respiración regular provocando en ella unas ganas incorregibles de contar todo lo que está a su alrededor para controlarlo.
Apartando el tema de sus miedos, Grace es muy positiva; siempre intenta buscar el lado bueno de las cosas y por eso suele decepcionarse cuando algo no ha salido como esperaba. Esas situaciones le hacen sentirse una mentirosa.
Es una persona poco observadora pues se deja llevar por impulsos y los sentimientos pasionales.
También es infantil y una friki orgullosa de serlo pues ha crecido obsesionada con el mundo de los superhéroes, de pokémon y de los cómics al más puro estilo Bleach, Naruto o Momo. A parte, para ella es un gran logro saberse de memoria los guiones de Doctor Who y a menudo se apoya en estos para sus momentos tristes.
También es tierna; no le gusta que se meta con sus amigos y a menudo suele sobre protegerlos. Aparte, ella opina que si sus amigas tienen novio es porque en parte ella ha dado el visto bueno y siempre amenaza al chico con dejarle sin el "carnet de padre" si tratan mal a alguna de sus amigas.

Grace no nació bajo las luces de una gran ciudad ni en el seno de una gran familia. De hecho, el día que nació fue el día más feliz de la vida de una madre primeriza y soltera pues el padre las había abandonado meses atrás cuando conoció la noticia.
Así que no era complicado adivinar que desde aquel ocho de agosto solo se tuvieron la una a la otra.
—¿Cómo te llamas? —Le preguntó un niño rubio de ojos azules, de apariencia británica y sonrisa tierna. El primer amigo de nuestra chica.
—Grace, Grace Richards.
La señora Richards decidió ponerle a su hija su mismo apellido, dando a entender que —a falta de una figura paterna— ella era su único apoyo para su hija. Y por ser su pequeño gran rayo de luz, que había consigo hacerla feliz a pesar del entorno que la rodeaba, decidió llamarle Grace.
—¡Mami, mami! ¡Quiero ser como ella!—Comentaba, alegre, Grace a los siete años mientras señalaba a Whitney Houston en la tele.
— Claro, cariño. —Contestó su madre. — Incluso más.
No era ningún secreto que en el barrio de Framlingham (en Suffolfk, Inglaterra) se hablase de la pequeña y querida Grace y su futuro como estrella de la música pues su madre, orgullosa del sueño de su hija, lo iba contando siempre que podía. Y en sus primeros años de vida, mucho antes de la secundaria, todo el mundo la conocía y le sonreía pues era tan dulce que había conseguido hacer que todos le cogiesen cariño. Pero todo cambió cuando se tuvo que mudar a Miami.
—¿No os gusta bleach? ¿Ni Naruto? —Preguntaba Grace temerosa, procurando encontrar alguna cosa en común con sus compañeros de secundaría.
—Claro que no, friki de mierda. —Le contestó un chico por primera vez, haciendo de ese el primer mal comentario de otros muchos.
A falta de amigos y gente con la que pasar el rato, Grace se había refugiado desde los trece años en los libros y tebeos de los que la vieja biblioteca de su esmentada nueva ciudad poseía. A parte, Grace empezó a estar cada vez más insegura de ella misma y todo empeoró cuando, tras haber sido abochornada delante de todos los alumnos de su secundaría por su aspecto infantil, empezó a padecer bulimia.
—¡¿Pero en que estabas pensando?! —Le espetó su madre al descubrir su enfermedad.
—En hacerles tragar sus palabras. En convertirme en una chica guapa… —Su madre levantó una ceja, dispuesta a oír más. —Y a hacerles ver que soy mejor de lo que ellos piensan.
Y desde ese momento, la señora Richards sabía como hacerle ver a su hija que era incluso mejor de lo que la misma Grace pensaba. Así que cogió el teléfono y marco el número del famosísimo programa de talentos de la FOX y le consiguió una audición a Grace.
—Así, es como vas a enseñarles a todos de que va Grace Richards. —Le dijo a su hija antes de que esta se abalanzase a ella y le abrazase con todas sus fuerzas, prácticamente llorando.
—Gracias mamá.

Katia es una joven excepcional sin lugar a dudas, de ideales claros y una mente brillante. Bastante segura de sí misma y sobre lo que posee. Tiene un carácter alegre, jovial y cariñoso cuando tiene que serlo e intenta ser simpática con los que la rodean aunque siempre exista alguien que venga a sacarla de sus casillas; a pesar de todo, es una muchacha divertida, extremadamente extrovertida y sociable. Tiene bastantes amigos y su desenvolvimiento en la sociedad es bueno, pues se expresa de una manera que a todos les parece divertido pero realmente son muy pocas las personas que consiguen ganarse su confianza. Elocuente e inteligente, a pesar de su personalidad explosiva sabe cuando es suficiente. Curiosa como ella sola, amante de los viajes y de conocer el mundo; uno de sus más grandes sueños es viajar a por todo el mundo, con una mochila y sin ningún tipo de rumbo fijo. Como buena hija de su padre el baloncesto es su deporte favorito en el mundo, una de las razones es que siente que cuando esta en la cancha puede ser lo que ella quiera ser, existen ese tipo de estereotipos sobre que si juegas a un deporte demasiado "masculino", te tildan de poco femenina, y Katia es una muchacha completamente femenina, y todos deberían estar seguros de eso. La ojiazul vive la vida de manera que se siente libre, y eso es lo que ella es: una muchacha libre llena de sueños, ilusiones y metas por cumplir, una mente brillante que pocas veces sale a relucir. Es una chica bastante inteligente, que sabe que decir y cuando decir las cosas. Valiente y honesta, dos palabras que seguramente son las que la definen mejor. Si ves a una Lila tranquila y pasiva quiere decir que algo va mal ya que no es nada normal en ella.

Si eres su amigo, no esperes ningún tipo de traición de parte de la chica, porque ella te será cien por ciento leal sin importar lo que suceda. Es una persona justa, y se le puede ver defendiendo a las personas de aquellos idiotas a los que le gusta molestar. Un poco desconfiada, teme que la lastimen; es difícil ganarse su confianza completamente, pues ella tiene un gran muro invisible que al conocerte, no te permite una completa visibilidad a su personalidad espontanea y segura.

Pero si hay una capacidad que posee Katia esa es la de llegarte al corazón, quizás no en un primer momento, pero antes o después terminas dándote cuenta de que se ha colado de alguna manera ahí dentro.
TEXTO TEXTO TEXTO TEXTO.

Edito.
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