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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The Roadtrip
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Roadtrip
Ahí estoy *OOOO*
En serio, una escribiendo cap y la otra se burla de uno, eso no se puede, NONONONONONONONNO
En serio, una escribiendo cap y la otra se burla de uno, eso no se puede, NONONONONONONONNO
Invitado
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Re: The Roadtrip
- Anto:
- Primero digo que Jules es muy linda, la verdad me alegra que se haya defendido de Caitlin, bruja esa, ah. Te digo que escribí el comentario y se me borró porque soy subnormal y bueno, me toca escribirlo otra vez xd Es una pena lo que pasa con Daniel, porque ella con ilusiones y todo eso, super cute:c pero pues, Daniel quiere a Cait, que se hace. Y luego está Holder, me gusta Holder la verdad, no se, me gusta la gente así. Sí alguna vez estás desocupada, me mandas un mp y hacemos tramas y eso eeee.eeeee En fin, todos se van enamorando de Jules, huh. Como sea, lamento comentar tan horrible, es que, idk, no tengo nada de inspiración, la he exprimido toda para el cap:c espero entiendas (?)
- Vale:
- Siempre me ha gustado la actitud de Zuzu, no se, y me gusta que vuelva a sentirse mejor y todas esas cosas, porque estaba como muy des orientada y cosas. La parte de Tyler, no se, es como tan D: osea, eso de que se quedará sola, la verdad entiendo a Zuzu y no creo que deberían tomar represalias contra ella, es su puto cuerpo y su puto embarazo y si no quiere tener al bebe no lo tiene y punto, aunque si debió pensar, algo algo en Tyler que era el padre. Y luego está la parte de Sam, que es tan triste porque ella está cansada de toda esa mierda y llega él y es como: hell no bitch. Y luego pues, al final se va. En mi capítulo no continuaré eso porque, bueno, no tenemos tramas y no veo forma alguna de cómo continuarla, espero no te molestes:c
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Re: The Roadtrip
- Spoiler:
- Lamento tardar aunque técnicamente no me pasé de mi límite ni nada. Vale había dejado una trama pendiente en su capítulo pero yo no pude seguirla porque tristemente ninguno de mis pjs está directamente relacionado con los suyos. Espero evitar nada diciendo esto y bueno, eso. Sigue sofi. Eso es todo, ponqué-fuera.
CAPITULO 47.
✖BY KITTY SYKES 2014.
Maaia abrió los ojos de golpe con el corazón en la garganta. Se apoyó sobre sus codos y se frotó el ojo derecho con la mano distraídamente. Aún parecía de noche. Jason junto a ella dormía a sus anchas, envuelto en un nido de mantas. Lo observó por un segundo, Jason se había enganchado tanto a ella y ella tanto a él, no imaginaba su vida sin Jason y él siempre intentaba cuidarla y ayudarla en todo como si fuera su responsabilidad.
Excepto cuando dormían juntos, porque cuando lo hacían, él se quedaba todas las mantas.
Reprimió una risa mordiéndose el labio inferior y gateó fuera de la tienda. Encontró más tiendas a su alrededor y un cielo entre violeta y azul. Pronto amanecería, lo sabía porque al horizonte, desde podía verse la ciudad, se alzaba una tímida silueta más clara que el resto.
Froto sus brazos distraídamente y encontró que sus manos estaban heladas. Las frotó por un instante pero el calor parecía reacio a pegarse a ellas, se estremeció y miró al cielo. Aún estaba estrellado, al menos en una parte, pero las estrellas se iban desvaneciendo, poco a poco. Divisó a Géminis, más allá Cáncer y por el otro lado, Tauro.
Suspiró y miró hacia abajo, a sus pies, porque por un instante pensó que estaba descalza. Sus vans rojas parecían demasiado grotescas en tal paisaje pero definitivamente estaban en sus pies. ¿Entonces por qué sus pies se sentían como en un bloque de hielo? Su cabello le hizo cosquillas en la clavícula dejando al desnudo la parte posterior de su cuello enviando un estremecimiento a lo largo de su médula espinal.
Se sobresaltó al escuchar un ruido. Se giró a medias y encontró a un chico deambulando entre las carpas, lucía en un conflicto con sí mismo. Maaia pensó, con sus ojos cegados por la poca luz, que tal vez sería Damen, porque desde ese lugar se veía exactamente como él… Entonces distinguió que su cabello era castaño y a menos que el ególatra número uno renunciara a su tan amado cabello rubio, definitivamente no era él.
Aquel aún no la había visto, con lo que Maaia se giró y comenzó a caminar lentamente hacia él. En ningún momento se giró aunque realmente Maaia no hacía mucho ruido al caminar. Maaia repasó una lista de nombres en su cabeza, ¿quién podría ser? El chico se quedó quieto por un instante y luego se giró hacia ella. Maaia se congeló en su lugar pero al menos ahora podía reconocer las facciones del muchacho.
Era Mason. Con una sonrisa agitó la mano dulcemente en forma de saludo al castaño quien lucía consternado—Uh… Hola.
—Hola —respondió con la voz ronca—. ¿Puedo preguntar qué haces despierta?
—Bueno, debería preguntarte lo mismo. —comentó acercándose más descuidadamente.
—Sí, deberías —dijo y suspiró, metió las manos en sus bolsillos y miró al cielo—. Hace frío.
—Ya se pasará, no te preocupes —Lo miró por un instante—. Hey, Mason.
— ¿Dime? —Dijo sin dejar de mirar al cielo.
—Cuando veníamos, vi una casa que tenía una alberca. No muy lejos de aquí, diría, ¿unos cuarenta y cinco minutos? Me preguntaba, ¿irías conmigo? —Mason la miró, parecía que no cabía en la sorpresa.
— ¿Yo? ¿Por qué?
—Bueno, estás despierto —comentó despreocupadamente—. Despertaría a Jason pero bueno… me gustaría dejarlo descansar un poco. Pero si no quieres ir, no hay problema, iré sola —se giró hacía la carretera—. De cualquier manera, sólo soy una chica indefensa a las cinco de la mañana, quiero decir, ¿qué malo podría pasar? —miró de soslayo a Mason y batió sus pestañas.
—Vale, vale. Te acompaño —dijo, con una sonrisa.
—Será lindo, ya verás.
—Para cuarenta y cinco minutos de caminata, espero que valga la pena.
—Mírale el lado bueno, Mason —dijo y comenzó a caminar, Mason la siguió rápidamente—, una caminata matutina no le hace daño a nadie.
— ¿Y sí hay alguien en la dichosa casa?
—Estamos en California, Mase, nadie se levanta temprano. —arguyó bostezando.
— ¿Dormiste bien?
— ¿Dormir bien? —preguntó soltando una risita—. Si tan sólo yo pudiera dormir bien.
Mason no hizo más preguntas al respecto.
—Entonces conociste a Jason en Las Vegas. —concluyó Mason.
—Básicamente. Es un gran chico, la verdad. No lo cambiaría por nada —El día estaba más claro, mucho más claro, pero el sol aún no se asomaba oficialmente con lo que aún estaba algo opaco. Al menos las estrellas se habían tomado un merecido descanso y la temperatura había subido hasta ser agradable.
Justo adelante, un par de pasos, estaba la casa que Maaia decía. Estaba cercada aunque no era muy alto, y no había luces encendidas. Tenía dos pisos y parecía ser bastante antigua aunque muy bien cuidada, en la parte del patio estaba el alberque. No había un alma en muchos metros, Maaia le dirigió a Mason una mirada de complicidad. Juntos se acercaron a la cerca y escalaron el poco alambrado que tenía, primero cayó Maaia con un ruido sordo y Mason lo acompañó. Estaban dentro. Maaia sacudió su ropa.
—Hey, Mase. ¿Qué dices si echamos un vistazo? —Dijo haciendo un ademán con la cabeza hacía la casa. Mason lo dudó bastante.
—No sé, Maaia. ¿Y sí hay alguien? —Maaia rodó los ojos.
—Sí hay alguien, entonces lo sabremos y nos iremos pitando. Vamos, Mase, ánimo. —realmente no esperó que se animara, lo tomó de la muñeca y tiró de él, corriendo hacía la que sería la puerta trasera de la casa.
Maaia sentía un apretujón en el estómago y la adrenalina comenzaba a ser bombeada por sus venas, golpeteando sus sienes. Cuando llegaron al alféizar de la casa, encontraron la puerta, obviamente, cerrada.
—Está cerrada, deberíamos irnos… —Maaia lo calló levantando la mano, se inclinó un poco hacía la cerradura y murmuró un “uhum”
— ¿Tienes algo filoso? ¿Una navaja? —Mason rebuscó en sus bolsillos.
— ¿Qué no sería más fácil con una pinza para el cabello?
—Mason, eso sólo pasa en las películas —Dijo tomando el pedazo de metal que le extendía, se arrodilló frente a la cerradura e introdujo la punta larga, dio un par de giros y del otro lado se escuchó un clic. Maaia miró a Mason reprimiendo una sonrisa y el exclamó algo maravillado.
— ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
—Mason, te dije que estuve en Las Vegas… —murmuró mientras sacaba la navaja, se la tendió a Mason y empujó la puerta. Todo era apenas visible, sin embargo era sin duda una casa por todo lo alto. Desde dónde estaban, se veía lo que sería una sala de estar, los asientos estaban cubiertos en cuero y había una elegante estatuilla negra y alargada en la mesa de café. No había señales de que nadie hubiera estado ahí recientemente—. Deberíamos asegurarnos que no hay nadie… Yo revisaré arriba, tú revisa aquí y si ves a alguien, no te preocupes por mí y sal corriendo. ¿De acuerdo? —Se giró a verlo, Mason lucía incómodo y no parecía querer hacerlo.
—Creo que es mala idea, Maaia. —Maaia se acercó a él y tomó sus manos, las apretó.
—Todo va a estar bien, vamos —despeinó su cabello y trotó escaleras arriba, el piso de madera amortiguaba sus pasos. Subió las escaleras de dos en dos. Al estar en el rellano, caminó suavemente e inspeccionó la primera habitación: era la que sería la alcoba principal, estaba perfectamente arreglada, habían cajones en todos lados y un enorme armario. Maaia se prometió a sí misma revisarlos después. Se fue a la habitación contigua que parecía ser la de invitados porque no era ni tan grande ni tenía tantas cosas como la anterior. Finalmente la última puerta, al otro lado, era un baño. Pegó el oído a la oreja pero al no escuchar nada, abrió lentamente. Estaba vacío. Con un suspiro de alivio caminó escaleras abajo—Mason —susurró.
—Maaia —dijo apareciendo de la cocina, Maaia se sobresaltó—. ¿Hay alguien?
— ¿Según vi? No. ¿Qué encontraste tú?
—Una habitación llena de cosas de deporte y una cocina atiborrada de comida.
—Sí, según parece los que viven aquí, lo hacen en grande —dijo observando todo—. ¿Qué vamos a hacer?
— ¿Cómo que qué?
—Mason, podríamos llevar la comida y el dinero con nosotros, no creo que a esta gente los deje pobres.
—Maaia, eso está mal.
—Bueno, Mason, mira: entrar a una casa sin permiso está mal, y robar también, pero si entramos sin permiso y robamos, no está mal, porque negativo más negativo es positivo. ¿Me equivoco? —Mason no pareció pensarlo mucho, al parecer se dio por vencido con ella.
— ¿y qué quieres hacer? —dijo suspirando
—Acompáñame arriba, busquemos maletines dónde meter todo y nos metemos en la alberca.
— ¿Aún quieres bañar en la alberca?
—Mason, no estaríamos aquí de no ser porque hubiera alberca —señaló con una sonrisa, Mason se rio suavemente, Maaia se giró en redondo y comenzó a subir las escaleras sabiendo que Mason la seguía.
En tanto subieron, entraron a la primera habitación y comenzaron a abrir cajones, buscando dinero o maletines, con la específica regla de dejar todo tan en orden como fuera posible. Maaia encontró dos fajos de billetes de veinte dólares en el fondo del armario y Mason encontró un fajo de diez dólares debajo la cama.
Y aunque en esa habitación no parecía haber maletín alguno en la siguiente encontraron dos lo suficientemente grandes, con lo que bajaron a la cocina y se llevaron gran cantidad de bebidas y enlatados, sobre todo sopas. Finalmente dejaron todo junto al cercado.
—Maaia —llamó Mason mientras Maaia se desataba las vans rojas.
— ¿Sí, Mase? —el castaño se colocó de cuclillas junto a ella, Maaia lo miró y detuvo lo que hacía.
—No haremos esto otra vez —Maaia se sorprendió ante el tono de voz, por un instante le pareció que sus ojos se volvían más oscuros y que su pupila se contraía. Iba a decir algo cuando volvió a hablar—. Prométemelo, Maaia.
Maaia se congelo, la cercanía, sus ojos, Mason lucía turbado. Maaia no pudo hacer más que sentirse una terrible persona por haberlo arrastrado a todo eso. Asintió y un mechón de cabello le vino a la cara, iba a retirarlo pero Mason se apresuró a colocarlo en su lugar. Maaia le dedicó una sonrisa burlona y lo empujó con una mano haciéndole perder el equilibrio y caer, con un gran chapoteo a la alberca.
Maaia no podía de la risa, Mason salió a la superficie, resoplando y se apoderó de los pies Maaia tirando de ella rápidamente hasta que estaba en la alberca con ella.
Se escuchó un gran chapoteo y Maaia salió a la superficie, salpicó de agua a Mason, él devolvió el ataque y así comenzaron a jugar, Maaia pateó a Mason por debajo del agua alejándolo un poco y Mason se la cobró tomando a Maaia por los hombros y hundiéndola en el agua. Maaia salió del agua y escupió a Mason, el se llenó la boca con agua y amenazó con escupirla también.
—Vale, VALE —dijo intentando protegerse con las manos—. Me rindo. —Mason se rio.
—Deberíamos irnos ahora.
—Ya lo creo, el agua alentará nuestro paso…
—Sí —Maaia escurría su cabello—. Hey, Maaia.
— ¿Si, Mase?
— ¿Cómo podría decirte? —se detuvo de lo que hacía.
— ¿A qué te refieres? —preguntó apoyándose en el borde y saliendo de la alberca, se sentó en el borde y siguió escurriendo su cabello.
—Bueno, me dices Mase —el hizo lo propio sacándose del agua y se sentó junto a ella—. Pero Maaia no tiene apodo, ¿o sí?
—No lo sé… siempre me han dicho Maaia y ya —dijo mirando hacia el cielo, estaba claro ahora y el sol les daba en el rostro—. Podría ser algo como May.
— ¿Mayo? —preguntó divertido, Maaia hizo una mueca.
—Vamos a dejarlo en Maaia —dijo levantándose.
—De ninguna manera, ahora eres Mayo para mí. —comenzó a levantarse cuando escucharon un ruido proveniente de la casa. Ambos se quedaron de piedra.
—Mierda —murmuró Maaia—, vámonos, Mason. —El chico se levantó y ambos corrieron a dónde estaban los maletines, los tiraron por la cerca y comenzaron a subirla, los ruidos se escuchaban más ávidos, Mason se tiró al otro lado antes que Maaia, quien antes de dar el salto vio que su blusa se había enredado en una parte del alambrado.
— ¡Vamos, Maaia!
—Mason, se me enredo la blusa, yo… —escuchó que abrían la puerta de un portazo, sin importarle qué saltó. Su blusa se rasgó en dos partes y sintió como látigo en su espalda, junto con Mason tomaron las cosas y echaron a correr, escuchando gritos tras ellos.
El agua los hacía más lentos pero la adrenalina no les dejaba detenerse. Mason tomó su mano y tiró de ella, ganando distancia. Para cuando los dos no podían más, Maaia supuso, no estarían a más de veinte minutos del campamento. Se detuvieron un momento jadeantes.
—Nunca más, Maaia —dijo Mason entre jadeos—. Oh, dios… tu espalda.
—Sí, fue al saltar del alambrado, yo… —dijo e intentó hacer un gesto con las manos de que estaba bien, no podía hablar por la falta de aire.
—No está sangrando, al menos… —tomo aire—, pero tienes un feo aruñón, bastante grande diría yo.
—Estoy bien —dijo y tomó aire— ¿seguimos? —comenzó a caminar, intentando ignorar el ardor en su espalda, pero Mason tiró de su brazo, Maaia se giró molesta y vio que él se quitaba su camiseta—. Mason, no…
—Sólo póntela —dijo y se la pasó, Maaia la sujetó entre sus manos sin poder decir nada, entonces le sonrió y se a colocó. Estaba pesada porque estaba mojada, aún, y era al menos varias tallas mayor, pero se sentía mejor con ella puesta, por varios motivos.
—Gracias.
—Sí, bueno, vamos. —Mason volvió a cargar los maletines, ambos, Maaia le quitó uno y se lo colgó de un hombro, sin que tocara su espalda. Las latas de comida chocaban entre ellas llenando el silencio que se había plantado entre ellos. Maaia, en lugar de pensar que era incómodo, pensó que era reflexivo. Le alegraba que fuera Mason quien iba al lado suyo, de cualquier manera.
Caminaron en silencio esos veinte minutos.
Damen había amado a Caitlin en tanto la vio. Si todos veían a una falsa y una perra, Damen veía una chica graciosa, divertida y adorable, algo grosera y poco tratable a veces, pero sin duda alguien a quien rememorar.
— ¿Alguna chica en quien tengas interés particular? —Preguntó casualmente mientras miraba una flor entre sus dedos, era pequeña, blanca y de pétalos largos.
—Nadie que llame mi atención —Caitlin no lo miró pero enarcó ambas cejas
— ¿Eres homosexual entonces?
— ¿Qué? ¡Caitlin, yo no…!
—No te preocupes, tonto, no me importa tener un amigo gay. Sólo aléjate de Mason. —Damen la miró sin decir nada hasta que Caitlin tuvo que mirarlo, lucía serio— ¿Qué, dije algo malo?
—No soy gay. ¿Te imaginas si lo fuera? ¿Todas las chicas que quedarían devastadas? Comenzando por ti y esos sueños húmedos conmigo que algún día me contarás. —Caitlin sonrió y entrecerró los ojos.
—Las mujeres no tienen sueños húmedos —enfatizó en la palabra “no”.
— ¿dices que eres hombre entonces? —Caitlin rio y le pegó un empujón a Damen, sin soltar la flor, cosa que Damen notó— ¿Entonces qué? ¿”Me quiere, no me quiere”? ¿Es eso? Cait, cariño, no tienes qué hacerlo, sabes que te quiero —Murmuró y le quitó la flor entre las manos mientras ella sonreía por el chiste— ¿Sabes qué tipo de flor es?
—Es una Margarita. —Dijo. Damen la hizo girar entre sus dedos y miró hacía Cait, entonces alargó la mano libre y acomodó un mechón detrás de su oreja, colocó la flor sujetando el peinado—Gracias, Damen. Ojalá todos fueran como tú eres.
— ¿Guapo, carismático y entendedor de las mujeres? Lo sé, como yo hay pocos —Caitlin rodó los ojos sonriendo.
—Más bien irritante, engreído… y diferente. Me recuerdas a Mason, cuando lo conocí. No le digas. —Entonces lo miró por un largo rato, sin decir una palabra. Damen se sintió algo intimidado pero no permitió doblarse ante Cait, prácticamente había sido una pelea constante para ganarse un poquito de su confianza y todo se basaba en hacerle creer que la vida era un juego y que no había nada que una buena broma no pudiera arreglar. Según parecía le creía y Damen apreciaba eso.
— ¿Admirando mi belleza externa?
—Sólo te pareces a Mason, eso es todo. Eres castaño natural, ¿no?
—Si. Pero admite que el rubio platino me hace ver más sexy.
—Mi príncipe encantador. —Dijo rodando los ojos.
— ¿Por qué lo dices? Lo de Mason, quiero decir.
—No lo sé. Mira, tienes esta parte de aquí —Señaló la cavidad de sus ojos—Además tus ojos, y esa forma en la que frunces el entrecejo. Eres más pálido, sí, pero porque Mason y yo hemos pasado mucho bajo el sol, nada que un viaje a México no arregle. Tu mandíbula es más delgada aquí, al principio, pero al final se endurece, justo como la de él y… —Se dio cuenta de que había acortado la distancia y ahora tenía las manos sobre su rostro, exactamente en su mandíbula.
—Bésame ahora o calla para siempre.
—Idiota. —Dijo y se separó nuevamente de él.
—Sí, nos parecemos. ¿Y qué? Cerca de siete personas en el mundo se parecen.
— ¿O sea que hay siete Brendon Urie en el mundo y yo estoy aquí sentada perdiendo mi tiempo con el idiota que eres?
—Peor aún, estás planeando en ir tras siete Brendon Urie en lugar de ir tras siete Damen Issadora, ¿qué clase de mujer hace eso? —Caitlin rio nuevamente, como al parecer ahora estaba tan acostumbrada. Los del campamento aún no se acostumbraban y a veces, cuando se reía tan fuerte como justo lo había hecho, se giraban a ver de quién era esa risa tan desconocida, para reparar con extrañeza, que era de Caitlin.
—Dime, Damen, ¿tienes hermanos?
— ¿Hermanos? No. Soy adoptado.
— ¿En serio? —Caitlin lucía consternada.
—Lo sé, ¿un fiasco no?
—No, no, no. Quiero decir, Mason también es adoptado. —Damen, por un instante, dejó de bromear al ver la seriedad del asunto.
—No pensarás que…
—No pensaré nada que tú no pienses.
—Pues yo pienso que soy guapo.
— ¡Damen! ¿No lo ves? Hay una probabilidad en un millón de que tú y Mason sean hermanos.
—Caitlin, es uno en un millón.
—Damen, fuiste un esperma en un millón. Quizás fueron dos. Quizás fueron tú y él. ¿Cuántos años tienes?
—No importa.
—Esto es grande, ¿no ves?
— ¿qué sacarías? Dime, ¿qué conseguirías? —Caitlin lo pensó por un instante y toda la emoción pareció drenarse lentamente.
—No lo sé. Pero ni una palabra de esto a nadie. Sí tú y Mason son…
— ¿Si Damen y yo somos qué? —Dijo apareciendo de repente. Caitlin se quedó sin palabras.
—Hablábamos sobre que hay siete personas en el mundo que se parecen a ti. Caitlin decía que si tú y yo fuimos clonados por la naturaleza, entonces hay que ir a buscar a los otros catorce guapos. Podríamos comprar un yate y hacer que las mujeres se desmayen mientras viajamos por toda la corsa atlántica o no sé. —Mason se rio y Caitlin lo hizo también, recuperando el control.
—Vale, sigue planeando eso, mientras, ¿me prestas a Cait?
—Toda tuya. —Y sin decir más, se fueron. Damen pensó por un largo rato las palabras que dijo Caitlin. ¿Podrían ser hermanos? ¿Era posible?
Damen se había robado a Maaia un rato. Literalmente, ella estaba hablando con Jason, Sebastien y Daniel, una conversación muy entretenida según parecía, y él llegó y tiró de ella, la arrastró al otro lado del campamento mientras ella reía y forcejeaba, finalmente se habían sentado por el lado más lejano.
—Entonces, tú aventura hoy con Mason… —Cuando habían llegado, había casi medio campamento despierto porque se habían dado la cuenta de que el par faltaban y los más cercanos, Myra, Caitlin, Jason y Sebastien habían hecho revuelo.
Maaia no se salvó de la reprimenda de Jason, quien a la larga se terminó burlando de ella por llegar a ser tan torpe, aunque la risa se le había borrado al ver cómo había quedado su espalda. Maaia no lo culpaba, así era él.
—Fue lo máximo —concluyó ella—, tuvo sus desventajas, pero es de esas cosas que valen la pena.
—Cuando llegaste vistiendo su camiseta todos pensaron lo obvio, Maaia.
—Lo sé, lo más gracioso fueron las caras de Myra y Caitlin —Maaia soltó una risa—. Pero te juro que no me acosté con él.
—Sí, bueno, teniéndome a mí, ¿por qué querrías estar con nadie más?
— ¿Perdón? —dijo mirándolo, con una sonrisa.
—Maaia, no engañas a nadie, te mueres por mí.
—Payaso —dijo empujándolo, Damen atrapó su mano y tiró de ella con él. Maaia fue tirada hacía adelante, cayendo sobre el pecho de Damen, con lo que se sentó a horcajadas de él y rodeó sus manos en su cuello. Él colocó sus manos en el suelo, con las palmas arriba.
—Si me matas que sea por amor. —Maaia tiró su cabello hacía atrás, iba a decir algo cuando un sonido llamó su atención. Levantó la mirada y encontró, al pie de un árbol, una pequeña criatura mirándolos.
Saltó de Damen y se acercó lentamente hacía la criatura, cuidando no asustarla. Finalmente la tomó en brazos, un gato amarillo descansaba en sus manos, lucía aterrado pero no saltaba de los brazos de Maaia. Ella estaba a punto de derretirse.
— ¿Qué encontraste? —preguntó Damen, quien se acercaba limpiando sus vaqueros—. ¿Un gato?
—Es hermoso, es hermoso, hermosísimo —murmuró—. Lo quiero, Damen, quiero que se quede.
— ¿Aquí, en el campamento? —se había colocado de cuclillas junto a Maaia.
—Sí, Damen, ¿dónde más? —preguntó rodando los ojos. Damen alargó una mano y acarició el estómago de la criatura.
—Veremos si este amigo se puede quedar —miró a Maaia— ¿Y cómo le pondrías?
—Bueno, ya pensaré en algo —aseguró acunándolo.
—Podría ser Orión —sugirió casualmente Damen. Maaia lo miró consteranda—. Siempre miras las estrellas —explicó—. Yo sólo pensé, no sé, que sería lindo.
—Sí, lo sería —murmuró—, de no ser porque así se llama el gato de Hombres de Negro. Aunque la idea me gusta, podría ponerle Neptuno.
— ¿Y eso por qué? —pero Maaia ya no escuchaba.
—O como una de las lunas de Júpiter…
— ¿Y sí sólo le pones algo sencillo, como botas, o fideos?
—O Titán, como la luna de Saturno…
—Sí, sí. Titán será —se levantó y tiró de ella suavemente, para ayudarla a levantar—. Vamos a preguntarle a Daniel sí este felino se puede quedar.
—Bien, pero te advierto, Damen, que no aceptaré un no por respuesta.
—Estoy seguro, sabes —y, como cosa casual, rodeó a Maaia con un brazo. Ella no protestó.
Excepto cuando dormían juntos, porque cuando lo hacían, él se quedaba todas las mantas.
Reprimió una risa mordiéndose el labio inferior y gateó fuera de la tienda. Encontró más tiendas a su alrededor y un cielo entre violeta y azul. Pronto amanecería, lo sabía porque al horizonte, desde podía verse la ciudad, se alzaba una tímida silueta más clara que el resto.
Froto sus brazos distraídamente y encontró que sus manos estaban heladas. Las frotó por un instante pero el calor parecía reacio a pegarse a ellas, se estremeció y miró al cielo. Aún estaba estrellado, al menos en una parte, pero las estrellas se iban desvaneciendo, poco a poco. Divisó a Géminis, más allá Cáncer y por el otro lado, Tauro.
Suspiró y miró hacia abajo, a sus pies, porque por un instante pensó que estaba descalza. Sus vans rojas parecían demasiado grotescas en tal paisaje pero definitivamente estaban en sus pies. ¿Entonces por qué sus pies se sentían como en un bloque de hielo? Su cabello le hizo cosquillas en la clavícula dejando al desnudo la parte posterior de su cuello enviando un estremecimiento a lo largo de su médula espinal.
Se sobresaltó al escuchar un ruido. Se giró a medias y encontró a un chico deambulando entre las carpas, lucía en un conflicto con sí mismo. Maaia pensó, con sus ojos cegados por la poca luz, que tal vez sería Damen, porque desde ese lugar se veía exactamente como él… Entonces distinguió que su cabello era castaño y a menos que el ególatra número uno renunciara a su tan amado cabello rubio, definitivamente no era él.
Aquel aún no la había visto, con lo que Maaia se giró y comenzó a caminar lentamente hacia él. En ningún momento se giró aunque realmente Maaia no hacía mucho ruido al caminar. Maaia repasó una lista de nombres en su cabeza, ¿quién podría ser? El chico se quedó quieto por un instante y luego se giró hacia ella. Maaia se congeló en su lugar pero al menos ahora podía reconocer las facciones del muchacho.
Era Mason. Con una sonrisa agitó la mano dulcemente en forma de saludo al castaño quien lucía consternado—Uh… Hola.
—Hola —respondió con la voz ronca—. ¿Puedo preguntar qué haces despierta?
—Bueno, debería preguntarte lo mismo. —comentó acercándose más descuidadamente.
—Sí, deberías —dijo y suspiró, metió las manos en sus bolsillos y miró al cielo—. Hace frío.
—Ya se pasará, no te preocupes —Lo miró por un instante—. Hey, Mason.
— ¿Dime? —Dijo sin dejar de mirar al cielo.
—Cuando veníamos, vi una casa que tenía una alberca. No muy lejos de aquí, diría, ¿unos cuarenta y cinco minutos? Me preguntaba, ¿irías conmigo? —Mason la miró, parecía que no cabía en la sorpresa.
— ¿Yo? ¿Por qué?
—Bueno, estás despierto —comentó despreocupadamente—. Despertaría a Jason pero bueno… me gustaría dejarlo descansar un poco. Pero si no quieres ir, no hay problema, iré sola —se giró hacía la carretera—. De cualquier manera, sólo soy una chica indefensa a las cinco de la mañana, quiero decir, ¿qué malo podría pasar? —miró de soslayo a Mason y batió sus pestañas.
—Vale, vale. Te acompaño —dijo, con una sonrisa.
—Será lindo, ya verás.
—Para cuarenta y cinco minutos de caminata, espero que valga la pena.
—Mírale el lado bueno, Mason —dijo y comenzó a caminar, Mason la siguió rápidamente—, una caminata matutina no le hace daño a nadie.
— ¿Y sí hay alguien en la dichosa casa?
—Estamos en California, Mase, nadie se levanta temprano. —arguyó bostezando.
— ¿Dormiste bien?
— ¿Dormir bien? —preguntó soltando una risita—. Si tan sólo yo pudiera dormir bien.
Mason no hizo más preguntas al respecto.
—Entonces conociste a Jason en Las Vegas. —concluyó Mason.
—Básicamente. Es un gran chico, la verdad. No lo cambiaría por nada —El día estaba más claro, mucho más claro, pero el sol aún no se asomaba oficialmente con lo que aún estaba algo opaco. Al menos las estrellas se habían tomado un merecido descanso y la temperatura había subido hasta ser agradable.
Justo adelante, un par de pasos, estaba la casa que Maaia decía. Estaba cercada aunque no era muy alto, y no había luces encendidas. Tenía dos pisos y parecía ser bastante antigua aunque muy bien cuidada, en la parte del patio estaba el alberque. No había un alma en muchos metros, Maaia le dirigió a Mason una mirada de complicidad. Juntos se acercaron a la cerca y escalaron el poco alambrado que tenía, primero cayó Maaia con un ruido sordo y Mason lo acompañó. Estaban dentro. Maaia sacudió su ropa.
—Hey, Mase. ¿Qué dices si echamos un vistazo? —Dijo haciendo un ademán con la cabeza hacía la casa. Mason lo dudó bastante.
—No sé, Maaia. ¿Y sí hay alguien? —Maaia rodó los ojos.
—Sí hay alguien, entonces lo sabremos y nos iremos pitando. Vamos, Mase, ánimo. —realmente no esperó que se animara, lo tomó de la muñeca y tiró de él, corriendo hacía la que sería la puerta trasera de la casa.
Maaia sentía un apretujón en el estómago y la adrenalina comenzaba a ser bombeada por sus venas, golpeteando sus sienes. Cuando llegaron al alféizar de la casa, encontraron la puerta, obviamente, cerrada.
—Está cerrada, deberíamos irnos… —Maaia lo calló levantando la mano, se inclinó un poco hacía la cerradura y murmuró un “uhum”
— ¿Tienes algo filoso? ¿Una navaja? —Mason rebuscó en sus bolsillos.
— ¿Qué no sería más fácil con una pinza para el cabello?
—Mason, eso sólo pasa en las películas —Dijo tomando el pedazo de metal que le extendía, se arrodilló frente a la cerradura e introdujo la punta larga, dio un par de giros y del otro lado se escuchó un clic. Maaia miró a Mason reprimiendo una sonrisa y el exclamó algo maravillado.
— ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
—Mason, te dije que estuve en Las Vegas… —murmuró mientras sacaba la navaja, se la tendió a Mason y empujó la puerta. Todo era apenas visible, sin embargo era sin duda una casa por todo lo alto. Desde dónde estaban, se veía lo que sería una sala de estar, los asientos estaban cubiertos en cuero y había una elegante estatuilla negra y alargada en la mesa de café. No había señales de que nadie hubiera estado ahí recientemente—. Deberíamos asegurarnos que no hay nadie… Yo revisaré arriba, tú revisa aquí y si ves a alguien, no te preocupes por mí y sal corriendo. ¿De acuerdo? —Se giró a verlo, Mason lucía incómodo y no parecía querer hacerlo.
—Creo que es mala idea, Maaia. —Maaia se acercó a él y tomó sus manos, las apretó.
—Todo va a estar bien, vamos —despeinó su cabello y trotó escaleras arriba, el piso de madera amortiguaba sus pasos. Subió las escaleras de dos en dos. Al estar en el rellano, caminó suavemente e inspeccionó la primera habitación: era la que sería la alcoba principal, estaba perfectamente arreglada, habían cajones en todos lados y un enorme armario. Maaia se prometió a sí misma revisarlos después. Se fue a la habitación contigua que parecía ser la de invitados porque no era ni tan grande ni tenía tantas cosas como la anterior. Finalmente la última puerta, al otro lado, era un baño. Pegó el oído a la oreja pero al no escuchar nada, abrió lentamente. Estaba vacío. Con un suspiro de alivio caminó escaleras abajo—Mason —susurró.
—Maaia —dijo apareciendo de la cocina, Maaia se sobresaltó—. ¿Hay alguien?
— ¿Según vi? No. ¿Qué encontraste tú?
—Una habitación llena de cosas de deporte y una cocina atiborrada de comida.
—Sí, según parece los que viven aquí, lo hacen en grande —dijo observando todo—. ¿Qué vamos a hacer?
— ¿Cómo que qué?
—Mason, podríamos llevar la comida y el dinero con nosotros, no creo que a esta gente los deje pobres.
—Maaia, eso está mal.
—Bueno, Mason, mira: entrar a una casa sin permiso está mal, y robar también, pero si entramos sin permiso y robamos, no está mal, porque negativo más negativo es positivo. ¿Me equivoco? —Mason no pareció pensarlo mucho, al parecer se dio por vencido con ella.
— ¿y qué quieres hacer? —dijo suspirando
—Acompáñame arriba, busquemos maletines dónde meter todo y nos metemos en la alberca.
— ¿Aún quieres bañar en la alberca?
—Mason, no estaríamos aquí de no ser porque hubiera alberca —señaló con una sonrisa, Mason se rio suavemente, Maaia se giró en redondo y comenzó a subir las escaleras sabiendo que Mason la seguía.
En tanto subieron, entraron a la primera habitación y comenzaron a abrir cajones, buscando dinero o maletines, con la específica regla de dejar todo tan en orden como fuera posible. Maaia encontró dos fajos de billetes de veinte dólares en el fondo del armario y Mason encontró un fajo de diez dólares debajo la cama.
Y aunque en esa habitación no parecía haber maletín alguno en la siguiente encontraron dos lo suficientemente grandes, con lo que bajaron a la cocina y se llevaron gran cantidad de bebidas y enlatados, sobre todo sopas. Finalmente dejaron todo junto al cercado.
—Maaia —llamó Mason mientras Maaia se desataba las vans rojas.
— ¿Sí, Mase? —el castaño se colocó de cuclillas junto a ella, Maaia lo miró y detuvo lo que hacía.
—No haremos esto otra vez —Maaia se sorprendió ante el tono de voz, por un instante le pareció que sus ojos se volvían más oscuros y que su pupila se contraía. Iba a decir algo cuando volvió a hablar—. Prométemelo, Maaia.
Maaia se congelo, la cercanía, sus ojos, Mason lucía turbado. Maaia no pudo hacer más que sentirse una terrible persona por haberlo arrastrado a todo eso. Asintió y un mechón de cabello le vino a la cara, iba a retirarlo pero Mason se apresuró a colocarlo en su lugar. Maaia le dedicó una sonrisa burlona y lo empujó con una mano haciéndole perder el equilibrio y caer, con un gran chapoteo a la alberca.
Maaia no podía de la risa, Mason salió a la superficie, resoplando y se apoderó de los pies Maaia tirando de ella rápidamente hasta que estaba en la alberca con ella.
Se escuchó un gran chapoteo y Maaia salió a la superficie, salpicó de agua a Mason, él devolvió el ataque y así comenzaron a jugar, Maaia pateó a Mason por debajo del agua alejándolo un poco y Mason se la cobró tomando a Maaia por los hombros y hundiéndola en el agua. Maaia salió del agua y escupió a Mason, el se llenó la boca con agua y amenazó con escupirla también.
—Vale, VALE —dijo intentando protegerse con las manos—. Me rindo. —Mason se rio.
—Deberíamos irnos ahora.
—Ya lo creo, el agua alentará nuestro paso…
—Sí —Maaia escurría su cabello—. Hey, Maaia.
— ¿Si, Mase?
— ¿Cómo podría decirte? —se detuvo de lo que hacía.
— ¿A qué te refieres? —preguntó apoyándose en el borde y saliendo de la alberca, se sentó en el borde y siguió escurriendo su cabello.
—Bueno, me dices Mase —el hizo lo propio sacándose del agua y se sentó junto a ella—. Pero Maaia no tiene apodo, ¿o sí?
—No lo sé… siempre me han dicho Maaia y ya —dijo mirando hacia el cielo, estaba claro ahora y el sol les daba en el rostro—. Podría ser algo como May.
— ¿Mayo? —preguntó divertido, Maaia hizo una mueca.
—Vamos a dejarlo en Maaia —dijo levantándose.
—De ninguna manera, ahora eres Mayo para mí. —comenzó a levantarse cuando escucharon un ruido proveniente de la casa. Ambos se quedaron de piedra.
—Mierda —murmuró Maaia—, vámonos, Mason. —El chico se levantó y ambos corrieron a dónde estaban los maletines, los tiraron por la cerca y comenzaron a subirla, los ruidos se escuchaban más ávidos, Mason se tiró al otro lado antes que Maaia, quien antes de dar el salto vio que su blusa se había enredado en una parte del alambrado.
— ¡Vamos, Maaia!
—Mason, se me enredo la blusa, yo… —escuchó que abrían la puerta de un portazo, sin importarle qué saltó. Su blusa se rasgó en dos partes y sintió como látigo en su espalda, junto con Mason tomaron las cosas y echaron a correr, escuchando gritos tras ellos.
El agua los hacía más lentos pero la adrenalina no les dejaba detenerse. Mason tomó su mano y tiró de ella, ganando distancia. Para cuando los dos no podían más, Maaia supuso, no estarían a más de veinte minutos del campamento. Se detuvieron un momento jadeantes.
—Nunca más, Maaia —dijo Mason entre jadeos—. Oh, dios… tu espalda.
—Sí, fue al saltar del alambrado, yo… —dijo e intentó hacer un gesto con las manos de que estaba bien, no podía hablar por la falta de aire.
—No está sangrando, al menos… —tomo aire—, pero tienes un feo aruñón, bastante grande diría yo.
—Estoy bien —dijo y tomó aire— ¿seguimos? —comenzó a caminar, intentando ignorar el ardor en su espalda, pero Mason tiró de su brazo, Maaia se giró molesta y vio que él se quitaba su camiseta—. Mason, no…
—Sólo póntela —dijo y se la pasó, Maaia la sujetó entre sus manos sin poder decir nada, entonces le sonrió y se a colocó. Estaba pesada porque estaba mojada, aún, y era al menos varias tallas mayor, pero se sentía mejor con ella puesta, por varios motivos.
—Gracias.
—Sí, bueno, vamos. —Mason volvió a cargar los maletines, ambos, Maaia le quitó uno y se lo colgó de un hombro, sin que tocara su espalda. Las latas de comida chocaban entre ellas llenando el silencio que se había plantado entre ellos. Maaia, en lugar de pensar que era incómodo, pensó que era reflexivo. Le alegraba que fuera Mason quien iba al lado suyo, de cualquier manera.
Caminaron en silencio esos veinte minutos.
Damen había amado a Caitlin en tanto la vio. Si todos veían a una falsa y una perra, Damen veía una chica graciosa, divertida y adorable, algo grosera y poco tratable a veces, pero sin duda alguien a quien rememorar.
— ¿Alguna chica en quien tengas interés particular? —Preguntó casualmente mientras miraba una flor entre sus dedos, era pequeña, blanca y de pétalos largos.
—Nadie que llame mi atención —Caitlin no lo miró pero enarcó ambas cejas
— ¿Eres homosexual entonces?
— ¿Qué? ¡Caitlin, yo no…!
—No te preocupes, tonto, no me importa tener un amigo gay. Sólo aléjate de Mason. —Damen la miró sin decir nada hasta que Caitlin tuvo que mirarlo, lucía serio— ¿Qué, dije algo malo?
—No soy gay. ¿Te imaginas si lo fuera? ¿Todas las chicas que quedarían devastadas? Comenzando por ti y esos sueños húmedos conmigo que algún día me contarás. —Caitlin sonrió y entrecerró los ojos.
—Las mujeres no tienen sueños húmedos —enfatizó en la palabra “no”.
— ¿dices que eres hombre entonces? —Caitlin rio y le pegó un empujón a Damen, sin soltar la flor, cosa que Damen notó— ¿Entonces qué? ¿”Me quiere, no me quiere”? ¿Es eso? Cait, cariño, no tienes qué hacerlo, sabes que te quiero —Murmuró y le quitó la flor entre las manos mientras ella sonreía por el chiste— ¿Sabes qué tipo de flor es?
—Es una Margarita. —Dijo. Damen la hizo girar entre sus dedos y miró hacía Cait, entonces alargó la mano libre y acomodó un mechón detrás de su oreja, colocó la flor sujetando el peinado—Gracias, Damen. Ojalá todos fueran como tú eres.
— ¿Guapo, carismático y entendedor de las mujeres? Lo sé, como yo hay pocos —Caitlin rodó los ojos sonriendo.
—Más bien irritante, engreído… y diferente. Me recuerdas a Mason, cuando lo conocí. No le digas. —Entonces lo miró por un largo rato, sin decir una palabra. Damen se sintió algo intimidado pero no permitió doblarse ante Cait, prácticamente había sido una pelea constante para ganarse un poquito de su confianza y todo se basaba en hacerle creer que la vida era un juego y que no había nada que una buena broma no pudiera arreglar. Según parecía le creía y Damen apreciaba eso.
— ¿Admirando mi belleza externa?
—Sólo te pareces a Mason, eso es todo. Eres castaño natural, ¿no?
—Si. Pero admite que el rubio platino me hace ver más sexy.
—Mi príncipe encantador. —Dijo rodando los ojos.
— ¿Por qué lo dices? Lo de Mason, quiero decir.
—No lo sé. Mira, tienes esta parte de aquí —Señaló la cavidad de sus ojos—Además tus ojos, y esa forma en la que frunces el entrecejo. Eres más pálido, sí, pero porque Mason y yo hemos pasado mucho bajo el sol, nada que un viaje a México no arregle. Tu mandíbula es más delgada aquí, al principio, pero al final se endurece, justo como la de él y… —Se dio cuenta de que había acortado la distancia y ahora tenía las manos sobre su rostro, exactamente en su mandíbula.
—Bésame ahora o calla para siempre.
—Idiota. —Dijo y se separó nuevamente de él.
—Sí, nos parecemos. ¿Y qué? Cerca de siete personas en el mundo se parecen.
— ¿O sea que hay siete Brendon Urie en el mundo y yo estoy aquí sentada perdiendo mi tiempo con el idiota que eres?
—Peor aún, estás planeando en ir tras siete Brendon Urie en lugar de ir tras siete Damen Issadora, ¿qué clase de mujer hace eso? —Caitlin rio nuevamente, como al parecer ahora estaba tan acostumbrada. Los del campamento aún no se acostumbraban y a veces, cuando se reía tan fuerte como justo lo había hecho, se giraban a ver de quién era esa risa tan desconocida, para reparar con extrañeza, que era de Caitlin.
—Dime, Damen, ¿tienes hermanos?
— ¿Hermanos? No. Soy adoptado.
— ¿En serio? —Caitlin lucía consternada.
—Lo sé, ¿un fiasco no?
—No, no, no. Quiero decir, Mason también es adoptado. —Damen, por un instante, dejó de bromear al ver la seriedad del asunto.
—No pensarás que…
—No pensaré nada que tú no pienses.
—Pues yo pienso que soy guapo.
— ¡Damen! ¿No lo ves? Hay una probabilidad en un millón de que tú y Mason sean hermanos.
—Caitlin, es uno en un millón.
—Damen, fuiste un esperma en un millón. Quizás fueron dos. Quizás fueron tú y él. ¿Cuántos años tienes?
—No importa.
—Esto es grande, ¿no ves?
— ¿qué sacarías? Dime, ¿qué conseguirías? —Caitlin lo pensó por un instante y toda la emoción pareció drenarse lentamente.
—No lo sé. Pero ni una palabra de esto a nadie. Sí tú y Mason son…
— ¿Si Damen y yo somos qué? —Dijo apareciendo de repente. Caitlin se quedó sin palabras.
—Hablábamos sobre que hay siete personas en el mundo que se parecen a ti. Caitlin decía que si tú y yo fuimos clonados por la naturaleza, entonces hay que ir a buscar a los otros catorce guapos. Podríamos comprar un yate y hacer que las mujeres se desmayen mientras viajamos por toda la corsa atlántica o no sé. —Mason se rio y Caitlin lo hizo también, recuperando el control.
—Vale, sigue planeando eso, mientras, ¿me prestas a Cait?
—Toda tuya. —Y sin decir más, se fueron. Damen pensó por un largo rato las palabras que dijo Caitlin. ¿Podrían ser hermanos? ¿Era posible?
Damen se había robado a Maaia un rato. Literalmente, ella estaba hablando con Jason, Sebastien y Daniel, una conversación muy entretenida según parecía, y él llegó y tiró de ella, la arrastró al otro lado del campamento mientras ella reía y forcejeaba, finalmente se habían sentado por el lado más lejano.
—Entonces, tú aventura hoy con Mason… —Cuando habían llegado, había casi medio campamento despierto porque se habían dado la cuenta de que el par faltaban y los más cercanos, Myra, Caitlin, Jason y Sebastien habían hecho revuelo.
Maaia no se salvó de la reprimenda de Jason, quien a la larga se terminó burlando de ella por llegar a ser tan torpe, aunque la risa se le había borrado al ver cómo había quedado su espalda. Maaia no lo culpaba, así era él.
—Fue lo máximo —concluyó ella—, tuvo sus desventajas, pero es de esas cosas que valen la pena.
—Cuando llegaste vistiendo su camiseta todos pensaron lo obvio, Maaia.
—Lo sé, lo más gracioso fueron las caras de Myra y Caitlin —Maaia soltó una risa—. Pero te juro que no me acosté con él.
—Sí, bueno, teniéndome a mí, ¿por qué querrías estar con nadie más?
— ¿Perdón? —dijo mirándolo, con una sonrisa.
—Maaia, no engañas a nadie, te mueres por mí.
—Payaso —dijo empujándolo, Damen atrapó su mano y tiró de ella con él. Maaia fue tirada hacía adelante, cayendo sobre el pecho de Damen, con lo que se sentó a horcajadas de él y rodeó sus manos en su cuello. Él colocó sus manos en el suelo, con las palmas arriba.
—Si me matas que sea por amor. —Maaia tiró su cabello hacía atrás, iba a decir algo cuando un sonido llamó su atención. Levantó la mirada y encontró, al pie de un árbol, una pequeña criatura mirándolos.
Saltó de Damen y se acercó lentamente hacía la criatura, cuidando no asustarla. Finalmente la tomó en brazos, un gato amarillo descansaba en sus manos, lucía aterrado pero no saltaba de los brazos de Maaia. Ella estaba a punto de derretirse.
— ¿Qué encontraste? —preguntó Damen, quien se acercaba limpiando sus vaqueros—. ¿Un gato?
—Es hermoso, es hermoso, hermosísimo —murmuró—. Lo quiero, Damen, quiero que se quede.
— ¿Aquí, en el campamento? —se había colocado de cuclillas junto a Maaia.
—Sí, Damen, ¿dónde más? —preguntó rodando los ojos. Damen alargó una mano y acarició el estómago de la criatura.
—Veremos si este amigo se puede quedar —miró a Maaia— ¿Y cómo le pondrías?
—Bueno, ya pensaré en algo —aseguró acunándolo.
—Podría ser Orión —sugirió casualmente Damen. Maaia lo miró consteranda—. Siempre miras las estrellas —explicó—. Yo sólo pensé, no sé, que sería lindo.
—Sí, lo sería —murmuró—, de no ser porque así se llama el gato de Hombres de Negro. Aunque la idea me gusta, podría ponerle Neptuno.
— ¿Y eso por qué? —pero Maaia ya no escuchaba.
—O como una de las lunas de Júpiter…
— ¿Y sí sólo le pones algo sencillo, como botas, o fideos?
—O Titán, como la luna de Saturno…
—Sí, sí. Titán será —se levantó y tiró de ella suavemente, para ayudarla a levantar—. Vamos a preguntarle a Daniel sí este felino se puede quedar.
—Bien, pero te advierto, Damen, que no aceptaré un no por respuesta.
—Estoy seguro, sabes —y, como cosa casual, rodeó a Maaia con un brazo. Ella no protestó.
Invitado
Invitado
Re: The Roadtrip
hdjajkadjjdssj, yo no sé tu, pero lo ame todo ;-; mason y maaia son TANIFBAJAJKSJDD y luego el momento de damen y cait y lo de la posibilidad de hermanoa ES QUE DAMEN ES TAAAAAAN LINDO A SU MANERA ;-;
Y luego, maaia y damen ;-; oh dios fkajlsjakdjsjjask se gustan
pd. cuando estw de la lap, comento tu cap, bae
Y luego, maaia y damen ;-; oh dios fkajlsjakdjsjjask se gustan
pd. cuando estw de la lap, comento tu cap, bae
Atenea.
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hola que tal como te vas
- valu:
- [hide]valu, primero el gif de chloe aw ahora si el capitulo: no imaginaba su vida sin Jason eso al principio ya fue como too mucho for my feelings es que es tan adorable de verdad, él siempre intentaba cuidarla y ayudarla en todo como si fuera su responsabilidad ojala pudiera tener eso tambien ): maaia corazoncito: a menos que el ególatra número uno renunciara a su tan amado cabello rubio, definitivamente no era él jajajajaja ese pensamiento me identica bastante, — ¿Dormiste bien? — ¿Dormir bien? —preguntó soltando una risita—. Si tan sólo yo pudiera dormir bien. uh dios es que de verdad yo si la entendi pobre maaia a i me agrada bastante ella, realmente no esperó que se animara, lo tomó de la muñeca y tiró de él, corriendo hacía la que sería la puerta trasera de la casa, omg jajaja puedo imaginar ka escena pobre mason siendo attasrado con maaia para meternse en problema jeje —Bueno, Mason, mira: entrar a una casa sin permiso está mal, y robar también, pero si entramos sin permiso y robamos, no está mal, porque negativo más negativo es positivo. ¿Me equivoco? ya la verdad que lo entendi a la segunda leia lol soy lenta pero me gusto ese juego emtal ahre Maaia se congelo, la cercanía, sus ojos, Mason lucía turbado. Maaia no pudo hacer más que sentirse una terrible persona por haberlo arrastrado a todo eso. Asintió y un mechón de cabello le vino a la cara, iba a retirarlo pero Mason se apresuró a colocarlo en su lugar. Maaia le dedicó una sonrisa burlona y lo empujó con una mano haciéndole perder el equilibrio y caer, con un gran chapoteo a la alberca. jajajajajajajaja el parrafo entero fie mi prefiero conot mucho en poco mori de vedrda —De ninguna manera, ahora eres Mayo para mí. yes ahora maaia sera mayo aunque may estaba bien no veo el mal sentido ah Caminaron en silencio esos veinte minutos. mm casi los atrapan espero que maaia este bien despues de todo, Si todos veían a una falsa y una perra, Damen veía una chica graciosa, divertida y adorable, algo grosera y poco tratable a veces, pero sin duda alguien a quien rememorar.oh cielito es que jajaj excantemnte como se nota que el chico esta colgado de ella —No soy gay. ¿Te imaginas si lo fuera? ¿Todas las chicas que quedarían devastadas? Comenzando por ti y esos sueños húmedos conmigo que algún día me contarás. jajajaja las chicas nooooooooooo tienen sueños humedos — ¿Guapo, carismático y entendedor de las mujeres? Lo sé, como yo hay pocos —Caitlin rodó los ojos sonriendo. a mi me afrada él )-: parece nbuena onda — ¿Hermanos? No. Soy adoptado. — ¿En serio? —Caitlin lucía consternada. —Lo sé, ¿un fiasco no? —No, no, no. Quiero decir, Mason también es adoptado. omg siempre hay posiblidades por mas quesn uno en un millon —Si me matas que sea por amor. llorarerererer —Estoy seguro, sabes —y, como cosa casual, rodeó a Maaia con un brazo. Ella no protestó. aww cositas. valu me encanto tu capitulo muy lindo <33/hide]
Última edición por shereen. el Mar 19 Ago 2014, 8:16 pm, editado 1 vez
nayeon.
Re: The Roadtrip
JAJAJAJA, SOFI, EL TÍTULO DE TU MSJ "HOLA QUE TAL COMO TE VAS" JAJAJAJA, AY, MUJER
Atenea.
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Re: The Roadtrip
conte los días lol me quede solamente mañana para subir, así que voy a subir mañana u_ú maldita tarea
nayeon.
Re: The Roadtrip
tienes hasta el sábado Sofi, no he cambiado las reglas pero les doy una semana a cada una c:
peralta.
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Re: The Roadtrip
me doy cuenta que no he comentado el cap de mi bae
mañana volviendo de la uni comento el cap de ants, vale y valu :ccc
las amo, chicas :c
mañana volviendo de la uni comento el cap de ants, vale y valu :ccc
las amo, chicas :c
Atenea.
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