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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
The Roadtrip
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Roadtrip
mis feels me están matando, no es justo que sea tan hermoso )):
btw, ya te extrañaba, sofi<3
btw, ya te extrañaba, sofi<3
believe.
Re: The Roadtrip
bueno, me andan retando, leo el cap hasta el miércoles, stepho,y espero que ya estes mejor <33, ilysm, chicas <333
que tengan un bonito martes y miércoles
que tengan un bonito martes y miércoles
Atenea.
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Re: The Roadtrip
bueno, espero que les guste el cap :heart:a mi la verdad me gustó un poco y luego ya no, porque quería narrar muchísimas cosas (de hecho faltó parte de la trama con Valu y luego la trama que tengo con Mily) así que mejor decidí que hasta mi próximo capítulo lo narraré porque es mucho u_u además estamos acostumbradas a leer caps cortos, pero cuando son largos nos da flojera comentar (indirecta para Mily en tad, jeje) así que traté de sintetizarlo mucho y poner cosas chistosas, lo cuál, no me sale para nada las amo, gracias por todo Y OH POR CIERTO, JASON JONES ES LIAM perfect PAYNE si lo incluyen en sus capítulos, por favor díganle JJ
peralta.
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Re: The Roadtrip
stepho, que sepas que me leí tu cap desde el celu estando en clases aksjdnadnjasd lo amé aunque sufro bc daitlin ;_; WHYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY los amo y eso :c, comento bien bello tu cap mañana que suba yo ilysm <33
Atenea.
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Re: The Roadtrip
this happening in every nc :C u know ;_;
y ando escribiendo mi cap askdjasdkjdnsa, pero debo terminar la tarea askjajdnasnj y mañana subo y comento como se debe tu bello cap :c
y ando escribiendo mi cap askdjasdkjdnsa, pero debo terminar la tarea askjajdnasnj y mañana subo y comento como se debe tu bello cap :c
Atenea.
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Re: The Roadtrip
cHICAS ROMPÍ EL ESPEJO DEL AUTP DE PAPÁ Y CTEO QUE ME ODIA ): jé
steph leo y entre hoy mañana comentó bien, te lo prometo♡
steph leo y entre hoy mañana comentó bien, te lo prometo♡
bhavi.
Re: The Roadtrip
¿recuerdan las reglas, verdad?
entonces todas están obligadas a comentar el cap #okno
entonces todas están obligadas a comentar el cap #okno
peralta.
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Re: The Roadtrip
stepho, subiré ahorita mi capítulo, y comento el tuyo mañana así bien bonito :c es que ya me andan retando y srsly, dije que subía miércoles y subiré miércoles ilysm
Atenea.
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Re: The Roadtrip
CAPITULO 37.
BY KITTY SYKES 2014.
Sí de por sí Caitlin era demasiado amargada con todo el mundo y algo –por no decir demasiado− apartada de todo el grupo, ciertamente, desde la pelea con Myra había aumentado más aquello. No tenía con quién platicar y distraerse para pasar el rato. La menor de los Turner desde la pelea trataba de no dirigir su mirada hacia ella, al igual que lo hacia Caitlin… debes en cuando, o mejor dicho, la mayoría del tiempo, su orgullo podía más que todo. Mason se mantenía distante de todo contacto con ella, cada día se veían menos, cada día la comunicación entre ellos disminuía, y la relación de amistad que llegaron a tener se agrietaba con el paso de los días. Y qué decir de Daniel, su novio…; desde que había vuelto Penny el moreno se comportaba algo raro para su gusto. En resumen… Caitlin ya no tenía ningún amigo en el viaje… salvo Holder.
Se cuestionaba ella misma sus propias acciones, y es que sabía que nadie en sus cinco sentidos podría invitar a una persona, después que esta colocara un cuchillo sobre tu cuello a que se sumara a un viaje… ¿Por qué ella lo había hecho? ¿Qué tenía ese chico que le había dado confianza inmediata cuando nadie más pudo? Empezaba a pensar que se estaba volviendo loca, pero trato de no darle mucha importancia. La plática que ella y Holder habían tenido hace unos días le sirvió de algo… por primera vez en meses se había abierto ante alguien y contado su verdadera historia.
— ¿Qué pasa, Cait? –hablo alguien a sus espaldas logrando que diera un brinco por el susto.
— Comienzo a pensar que nadie en este viaje me necesita –confeso sin mentiras−. Ah, ¿siempre te apareces así de repente?
— ¿A qué te refieres?
— Nada.
− Preguntaba por lo primero ¿cómo es eso de que nadie te necesita?
− Myra se peleó conmigo, Mason no me habla y Daniel está más envuelto en mantener a flote a todos en el viaje que pasar tiempo con su novia.
— Caitlin... ¿sabes? de alguna u otra forma, yo si te necesito... eres la única que logra entenderme y comprenderme.
— Y tú a mí, Holder. —comento, pero recordando algo más—: Y opino lo mismo. Como cito Penny “somos tal para cual”.
− Historia verdadera –aseguro el peli negro−. Nos vemos más tarde, Cait –se despidió besando la frente de la morena y saliendo disparado a quien sabe dónde.
Caitlin se sentó sobre el húmedo suelo, cruzando sus piernas tomando una posición de mariposa, y recargando su cabeza sobre su mano derecha. Cerró los ojos y la imagen de Penny con el arma de Daniel apareció en su mente espantándola. Desde aquel día, tenía pesadillas con ese momento y se despertaba con un grito. Ahora todas las noches temía conciliar el sueño, porque sabía que ese momento se repetiría una y otra vez mientras durmiera… al igual que el episodio de la muerte de sus padres.
Vio a lo lejos a Daniel hablando con la blonda de Juliette y se paró con suma rapidez provocando un mareo; no le dio importancia y emprendió camino hacia ese par. Su mirada estaba tan concentrada en ellos dos que no vio cuando alguien se cruzó en su camino, causando la caída de ambos.
− Todos aquí son realmente unos idiotas ¿sabes? –Comentó Caitlin reincorporándose de nuevo y quedándose sin palabras al ver con quien había chocado— Ah, eres tú.
− ¿Esperabas que alguien más te tirara, Cait? –ironizo la menor de los Turner.
− Sí, es que amo el sabor de la tierra y del pasto húmedo.
− Caitlin –llamó la menor de los Turner con una voz seria− creo que necesitamos hablar ¿no crees?
− No, tu y yo no tenemos nada de qué hablar, Myralli –sentenció con voz seca la morena mayor−. Y si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que desperdiciar mi tiempo hablando contigo.
− ¿Puedes cerrar la boca por una maldita vez, Young? –la paciencia se le estaba acabando a Myra y eso Caitlin lo sabía, pero su orgullo siempre podía más que ella− Lo que paso en el parque de diversiones fue…
− ¿Podrías terminar con el drama, Myralli?
— ¿Sabes algo, Caitlin? La única mal agradecida acá eres tu –la señalo y por instinto retrocedió un paso− jamás sabes apreciar las amistades de tus amigos o el apoyo que ellos te den –escupió Myra sin detenerse− simplemente te acercas sabiendo bien si te conviene o no hacerlo, todo para tu propio beneficio.
— Cierra la boca, Turner... realmente no me conoces, así que, guárdate tus palabras y ahorra esa saliva para usarla con alguien que de verdad quiera escucharlas.
— Creo que todos tenían razón después de todo –comento con voz baja la morena menor, sin dejar de ver a Caitlin a los ojos.
— ¿Con que?
— De que eres una perra fría y sin corazón —Young sintió como si mil agujas se clavaran en su corazón al escuchar aquellas palabras de su ex amiga.
— ¿Debería darte un premio o algo por llegar al descubrimiento del año?
— Realmente espero, que para cuando te des cuenta de todo el daño que causas... no sea demasiado tarde, Cait.
— Primero, no acortes mi nombre... es Caitlin para ti; y segundo, no tendría por qué sentirme culpable cuando nadie en este estúpido viaje me importa.
La joven Turner se fue sin chistar y sin objetar algo más a la conversación. Caitlin se quedó viendo como la melena oscura desaparecía y suspiró, se sentó sobre una roca para pensar. Para ella era mejor que las personas se mantuvieran alejadas, así ellos no llegaran a sufrir por una traición y la morena por el arrepentimiento. Tenía tiempo que Caitlin Young no se sentía tan sola... y realmente odiaba ese sentimiento.
− Buenos días, Cait –saludo Mason pasando por el frente.
— Siento que a todo el mundo le agrada esa tal Juls –pensó en voz alta la morena, y se regañó mentalmente por abrir la boca
— ¿Estas celosa, Cait? –pregunto con un deje de burla el castaño. Caitlin amaba la sonrisa y la risa de Mason, eran como si le transmitieran una paz, serenidad y alegría que no sentía con alguna otra cosa; pero en estos momentos aborrecía esa sonrisa burlesca que tenía impregnada en su bello rostro de porcelana.
— ¿Yo? ¿Celosa de esa rubia mal teñida? Ja, que buen chiste, Mason –argumento con completo sarcasmo. Mason solo ladeo la cabeza, dándole a entender que no le creía absolutamente nada.
Como odiaba que él la conociera tan bien.
− Fingiré que te creo… nos vemos, Cait –Mason se dirigió hacia donde se hallaba Myra. En su mente, la morena los maldecía a los dos, por igual… la rabia y el sentimiento de traición la embargaban por completo en estos momentos.
Volteo la mirada para volver hacia el tema de Daniel con Juliette, siguió caminando hasta que llego a lado de su novio. Lo besó enfrente de la blonda sin ningún problema, dejando en claro que él era suyo y de nadie más.
− Hola, amor –saludo sentándose sobre las piernas el moreno, el cual la recibió gustoso. La oji marrón dirigió la mirada hacia Jules, quién se mantenía con una mirada sin demostrar algún sentimiento, más que tristeza… claro que esto solo lo noto Caitlin.
− Hola, hermosa –hablo rodeando la cintura de la morena con su brazo−. Cait, cariño, ella es Juliette. Juliette ella es Caitlin, mi novia –las presento a ambas, claro que se conocían, de lejos, aunque la peli negra la aborrecía no demostraría ese desagrado enfrente de Daniel−. Tal vez ya se conocían.
− Oh, claro, aunque no de frente a frente –comento la morena dibujando una sonrisa de amabilidad−. Siempre veo a Juliette con el gemelo de Tyler, éste… Harry, y con Apple.
− ¿Siempre? –hablo con voz baja la oji verde, lo único que pronuncio desde que Caitlin se sumó a la conversación que tan gustosamente tenía con Daniel.
− Bueno… tampoco es como si te vigilará las veinticuatro horas del día, claro –comento con gracia, pero Jules noto un tono de desagrado en la oración.
− Por supuesto… −comento la oji verde− Daniel, este… nos vemos luego, fue un gusto, Caitlin –se despidió sin esperar respuesta por parte del alguno.
La oji marrón vio como Juliette se retiraba hacia su tienda de dormir, pero alguien le llamo… y ese alguien era Myra.
Al parecer a todo el mundo le agradaba la rubia, y eso no le gustaba en lo más mínimo a Caitlin.
− ¿Estas bien? –pregunto Daniel agarrando el mentón de Cait.
− Perfectamente –respondió brindando una sonrisa, la cual no llego a sus ojos, y eso el moreno lo pudo notar−. ¿Por qué la pregunta?
− Caitlin… sabes que puedes confiar en mí ¿cierto? –confianza, confianza, confianza… era lo que más le costaba a ella; pero ver el rostro del mayor de los Turner incitándola a hacerlo provocaba un revuelo en su corazón, un revuelo que amaba y que a la vez odiaba sentir.
− Lo sé, Daniel.
− Entonces dime que te paso… te siento algo extraña –comento acariciando el brazo de la morena. Caitlin sintió una descarga eléctrica con aquella acción.
No podía decirle lo ocurrido entre Penny y ella hace unos días, algo le decía que el moreno no le creería a ella, si no a lo que la oji verde dijera; aquello causo que la desconfianza volviera a ella, siendo lo último que quería volver a sentir.
− ¿Por qué usaste el arma la otra noche cuando se sumaron al viaje Damen, Maaia y Jason? –pregunto cambiando el tema, aunque no del todo. Se había espantando demasiado cuando escucho el disparo.
− Cait… no cambies el tema.
− No lo cambio. Es solo que… −suspiró, nadie sabía su miedo por las armas, salvo Penny, Holder y no se acordaba si Mason también− aborrezco las pistolas.
− ¿Por qué? Si ellas no te han hecho nada –comento con diversión Daniel sin saber la causa de aquel miedo. Caitlin se tensó de inmediato ante aquel comentario y el moreno noto que algo serio había pasado como para que se pusiera de aquella manera.
− Por nada –respondió la oji marrón restándole importancia a la situación. No quería decir nada porque sabía que si abría la boca rompería a llorar. Realmente, en estos momentos tenía ganas de llorar, se sentía agobiada, frustrada, sola y alterada; todo eso podía más que su propia voluntad de mantenerse fuerte.
− Odio que no confíes en mí, Caitlin –sentencio Turner levantándose causando que ella también lo hiciera. El moreno se tallo la cara a modo de exasperación.
− Confío en ti, es solo que… no es tan fácil de decir, Daniel –suspiro Caitlin mientras se sentaba.
− ¿Tiene que ver con la razón de que hayas huido de tu casa? –pregunto con cautela, tratando de que ella no se sintiera incómoda o con algún otro sentimiento negativo.
− Sí… −la voz se le corto y carraspeo para recuperar la compostura. Ella no debe verse débil, sino todo lo contrario.
En vez de que Daniel dijera o preguntara alguna otra cosa más agarro su mano para levantarla y jalarla hacia él envolviéndola en un abrazo… uno que Caitlin recibió gustosa. Lo abrazo por la cintura y algo en su interior causo que apretara el agarre. Lo necesitaba, realmente la morena necesitaba que alguien la sostuviera en estos momentos.
Se cuestionaba ella misma sus propias acciones, y es que sabía que nadie en sus cinco sentidos podría invitar a una persona, después que esta colocara un cuchillo sobre tu cuello a que se sumara a un viaje… ¿Por qué ella lo había hecho? ¿Qué tenía ese chico que le había dado confianza inmediata cuando nadie más pudo? Empezaba a pensar que se estaba volviendo loca, pero trato de no darle mucha importancia. La plática que ella y Holder habían tenido hace unos días le sirvió de algo… por primera vez en meses se había abierto ante alguien y contado su verdadera historia.
— ¿Qué pasa, Cait? –hablo alguien a sus espaldas logrando que diera un brinco por el susto.
— Comienzo a pensar que nadie en este viaje me necesita –confeso sin mentiras−. Ah, ¿siempre te apareces así de repente?
— ¿A qué te refieres?
— Nada.
− Preguntaba por lo primero ¿cómo es eso de que nadie te necesita?
− Myra se peleó conmigo, Mason no me habla y Daniel está más envuelto en mantener a flote a todos en el viaje que pasar tiempo con su novia.
— Caitlin... ¿sabes? de alguna u otra forma, yo si te necesito... eres la única que logra entenderme y comprenderme.
— Y tú a mí, Holder. —comento, pero recordando algo más—: Y opino lo mismo. Como cito Penny “somos tal para cual”.
− Historia verdadera –aseguro el peli negro−. Nos vemos más tarde, Cait –se despidió besando la frente de la morena y saliendo disparado a quien sabe dónde.
Caitlin se sentó sobre el húmedo suelo, cruzando sus piernas tomando una posición de mariposa, y recargando su cabeza sobre su mano derecha. Cerró los ojos y la imagen de Penny con el arma de Daniel apareció en su mente espantándola. Desde aquel día, tenía pesadillas con ese momento y se despertaba con un grito. Ahora todas las noches temía conciliar el sueño, porque sabía que ese momento se repetiría una y otra vez mientras durmiera… al igual que el episodio de la muerte de sus padres.
Vio a lo lejos a Daniel hablando con la blonda de Juliette y se paró con suma rapidez provocando un mareo; no le dio importancia y emprendió camino hacia ese par. Su mirada estaba tan concentrada en ellos dos que no vio cuando alguien se cruzó en su camino, causando la caída de ambos.
− Todos aquí son realmente unos idiotas ¿sabes? –Comentó Caitlin reincorporándose de nuevo y quedándose sin palabras al ver con quien había chocado— Ah, eres tú.
− ¿Esperabas que alguien más te tirara, Cait? –ironizo la menor de los Turner.
− Sí, es que amo el sabor de la tierra y del pasto húmedo.
− Caitlin –llamó la menor de los Turner con una voz seria− creo que necesitamos hablar ¿no crees?
− No, tu y yo no tenemos nada de qué hablar, Myralli –sentenció con voz seca la morena mayor−. Y si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que desperdiciar mi tiempo hablando contigo.
− ¿Puedes cerrar la boca por una maldita vez, Young? –la paciencia se le estaba acabando a Myra y eso Caitlin lo sabía, pero su orgullo siempre podía más que ella− Lo que paso en el parque de diversiones fue…
− ¿Podrías terminar con el drama, Myralli?
— ¿Sabes algo, Caitlin? La única mal agradecida acá eres tu –la señalo y por instinto retrocedió un paso− jamás sabes apreciar las amistades de tus amigos o el apoyo que ellos te den –escupió Myra sin detenerse− simplemente te acercas sabiendo bien si te conviene o no hacerlo, todo para tu propio beneficio.
— Cierra la boca, Turner... realmente no me conoces, así que, guárdate tus palabras y ahorra esa saliva para usarla con alguien que de verdad quiera escucharlas.
— Creo que todos tenían razón después de todo –comento con voz baja la morena menor, sin dejar de ver a Caitlin a los ojos.
— ¿Con que?
— De que eres una perra fría y sin corazón —Young sintió como si mil agujas se clavaran en su corazón al escuchar aquellas palabras de su ex amiga.
— ¿Debería darte un premio o algo por llegar al descubrimiento del año?
— Realmente espero, que para cuando te des cuenta de todo el daño que causas... no sea demasiado tarde, Cait.
— Primero, no acortes mi nombre... es Caitlin para ti; y segundo, no tendría por qué sentirme culpable cuando nadie en este estúpido viaje me importa.
La joven Turner se fue sin chistar y sin objetar algo más a la conversación. Caitlin se quedó viendo como la melena oscura desaparecía y suspiró, se sentó sobre una roca para pensar. Para ella era mejor que las personas se mantuvieran alejadas, así ellos no llegaran a sufrir por una traición y la morena por el arrepentimiento. Tenía tiempo que Caitlin Young no se sentía tan sola... y realmente odiaba ese sentimiento.
− Buenos días, Cait –saludo Mason pasando por el frente.
— Siento que a todo el mundo le agrada esa tal Juls –pensó en voz alta la morena, y se regañó mentalmente por abrir la boca
— ¿Estas celosa, Cait? –pregunto con un deje de burla el castaño. Caitlin amaba la sonrisa y la risa de Mason, eran como si le transmitieran una paz, serenidad y alegría que no sentía con alguna otra cosa; pero en estos momentos aborrecía esa sonrisa burlesca que tenía impregnada en su bello rostro de porcelana.
— ¿Yo? ¿Celosa de esa rubia mal teñida? Ja, que buen chiste, Mason –argumento con completo sarcasmo. Mason solo ladeo la cabeza, dándole a entender que no le creía absolutamente nada.
Como odiaba que él la conociera tan bien.
− Fingiré que te creo… nos vemos, Cait –Mason se dirigió hacia donde se hallaba Myra. En su mente, la morena los maldecía a los dos, por igual… la rabia y el sentimiento de traición la embargaban por completo en estos momentos.
Volteo la mirada para volver hacia el tema de Daniel con Juliette, siguió caminando hasta que llego a lado de su novio. Lo besó enfrente de la blonda sin ningún problema, dejando en claro que él era suyo y de nadie más.
− Hola, amor –saludo sentándose sobre las piernas el moreno, el cual la recibió gustoso. La oji marrón dirigió la mirada hacia Jules, quién se mantenía con una mirada sin demostrar algún sentimiento, más que tristeza… claro que esto solo lo noto Caitlin.
− Hola, hermosa –hablo rodeando la cintura de la morena con su brazo−. Cait, cariño, ella es Juliette. Juliette ella es Caitlin, mi novia –las presento a ambas, claro que se conocían, de lejos, aunque la peli negra la aborrecía no demostraría ese desagrado enfrente de Daniel−. Tal vez ya se conocían.
− Oh, claro, aunque no de frente a frente –comento la morena dibujando una sonrisa de amabilidad−. Siempre veo a Juliette con el gemelo de Tyler, éste… Harry, y con Apple.
− ¿Siempre? –hablo con voz baja la oji verde, lo único que pronuncio desde que Caitlin se sumó a la conversación que tan gustosamente tenía con Daniel.
− Bueno… tampoco es como si te vigilará las veinticuatro horas del día, claro –comento con gracia, pero Jules noto un tono de desagrado en la oración.
− Por supuesto… −comento la oji verde− Daniel, este… nos vemos luego, fue un gusto, Caitlin –se despidió sin esperar respuesta por parte del alguno.
La oji marrón vio como Juliette se retiraba hacia su tienda de dormir, pero alguien le llamo… y ese alguien era Myra.
Al parecer a todo el mundo le agradaba la rubia, y eso no le gustaba en lo más mínimo a Caitlin.
− ¿Estas bien? –pregunto Daniel agarrando el mentón de Cait.
− Perfectamente –respondió brindando una sonrisa, la cual no llego a sus ojos, y eso el moreno lo pudo notar−. ¿Por qué la pregunta?
− Caitlin… sabes que puedes confiar en mí ¿cierto? –confianza, confianza, confianza… era lo que más le costaba a ella; pero ver el rostro del mayor de los Turner incitándola a hacerlo provocaba un revuelo en su corazón, un revuelo que amaba y que a la vez odiaba sentir.
− Lo sé, Daniel.
− Entonces dime que te paso… te siento algo extraña –comento acariciando el brazo de la morena. Caitlin sintió una descarga eléctrica con aquella acción.
No podía decirle lo ocurrido entre Penny y ella hace unos días, algo le decía que el moreno no le creería a ella, si no a lo que la oji verde dijera; aquello causo que la desconfianza volviera a ella, siendo lo último que quería volver a sentir.
− ¿Por qué usaste el arma la otra noche cuando se sumaron al viaje Damen, Maaia y Jason? –pregunto cambiando el tema, aunque no del todo. Se había espantando demasiado cuando escucho el disparo.
− Cait… no cambies el tema.
− No lo cambio. Es solo que… −suspiró, nadie sabía su miedo por las armas, salvo Penny, Holder y no se acordaba si Mason también− aborrezco las pistolas.
− ¿Por qué? Si ellas no te han hecho nada –comento con diversión Daniel sin saber la causa de aquel miedo. Caitlin se tensó de inmediato ante aquel comentario y el moreno noto que algo serio había pasado como para que se pusiera de aquella manera.
− Por nada –respondió la oji marrón restándole importancia a la situación. No quería decir nada porque sabía que si abría la boca rompería a llorar. Realmente, en estos momentos tenía ganas de llorar, se sentía agobiada, frustrada, sola y alterada; todo eso podía más que su propia voluntad de mantenerse fuerte.
− Odio que no confíes en mí, Caitlin –sentencio Turner levantándose causando que ella también lo hiciera. El moreno se tallo la cara a modo de exasperación.
− Confío en ti, es solo que… no es tan fácil de decir, Daniel –suspiro Caitlin mientras se sentaba.
− ¿Tiene que ver con la razón de que hayas huido de tu casa? –pregunto con cautela, tratando de que ella no se sintiera incómoda o con algún otro sentimiento negativo.
− Sí… −la voz se le corto y carraspeo para recuperar la compostura. Ella no debe verse débil, sino todo lo contrario.
En vez de que Daniel dijera o preguntara alguna otra cosa más agarro su mano para levantarla y jalarla hacia él envolviéndola en un abrazo… uno que Caitlin recibió gustosa. Lo abrazo por la cintura y algo en su interior causo que apretara el agarre. Lo necesitaba, realmente la morena necesitaba que alguien la sostuviera en estos momentos.
±±±
− ¿Zuzu? –la llamo el oji azul. La rubia levanto la mirada para ver quién le hablo; se veía decaída y cansada.
− Dime, Mason –la oji azul ladeo una sonrisa pequeña. Mason quiso sentarse para platicar con ella y saber que le ocurría, pero no dijo nada y se guardó todo comentario.
− ¿Tienes algo para soltarte? Digo, este, dios, esto es complicado de decir –se excusó cubriendo su boca con ambas manos−. Me refiero a que… ¿tienes algo para dejar de…? Dios mío ¿cómo es que se deben pedir estas cosas? –el castaño agarro su cabello con exasperación, y la rubia largo una carcajada debido a la actitud que había tomado el chico.
Mason sonrió ante el cambio de ambiente que pasaba. Odiaba ver a las personas mal, por mucho que no las conociera, y más si es una mujer.
− Bueno… al menos te hice reír ¿no? –comento con una sonrisa de lado y elevando sus hombros. Zuzu río de nuevo, hace tanto que no lo hacía que se sentía tan bien al hacerlo otra vez.
− Me caes bien, Mason… realmente no puedo creer que tú y Caitlin sean amigos, mucho menos que la hayas soportado tanto tiempo.
− Éramos… las cosas entre ella y yo han cambiado desde que llegamos al viaje ¿sabes? A veces pienso que el habernos sumado fue la peor decisión de todas.
− Pienso lo mismo –comento la mayor de las Zimmerman−. Y toma –coloco una bolsa de plástico transparente en las manos del oji azul, con unas pastillas dentro−. Te harán sentir mejor, créeme.
− Gracias, Zuzu –se despidió y se dirigió hacia donde se hallaba Myra.
− Myra –la llamo con seriedad y la morena solo atino a reírse−. Esto está mal.
− Vamos, Mason, ¿quería relajarte, no? Solo así se consigue hacerlo en este estúpido viaje –alego la oji marrón tragando una de las pastillas que contenía la bolsa que Zuzu les había dado−. Toma –le tendió una tableta al chico, y éste la miro como si fuera una bomba radioactiva que lo iba a matar en cuanto la tocara.
− Este…
− Mason –la morena abrió la boca del chico, metió la tableta y la cerró. El castaño tragó duro… no había sido tan difícil después de todo.
− ¿Por qué huiste de tu casa, Myra? –la pregunta la había tomado por sorpresa. Al parecer el efecto de la droga había hecho efecto demasiado rápido en el chico.
− Mi padre había fallecido en un accidente automovilístico –paso por alto el decirle quién había causado el accidente−. Todo en mi casa era un desastre y me sentía demasiado agobiada para seguir ahí.
− Entiendo.
− Mi padre no era el mejor del mundo ¿sabes? Solía tratarme como basura y algunas veces me alzaba la mano –hablo con total sinceridad. Al parecer un efecto secundario de la pastilla era decir la verdad−. Lo odiaba, aunque tampoco le deseaba el peor de los males.
− ¿Por eso vinieron Daniel y tú?
− Podría decirse que si –confesó alzando los hombros−. Ahora dime tu historia, Mason.
− Resulto que toda mi vida había vivido en una completa mentira –inicio recordando todo lo que había pasado antes de huir de su hogar, o lo que solía llamarlo así−. Era adoptado y ninguna de mis “padres” se dignó a decírmelo.
− ¿Cómo lo supiste?
− En mi cumpleaños número dieciocho, escuche a mis padres platicar de eso, agarre una mochila con ropa suficiente y me lleve todos sus ahorros –la voz se le acorto ante el recuerdo de aquel día−. Los quería ¿sabes? Aunque nunca me trataban de la mejor manera, pensé que tenía una familia de verdad, y ahora… ahora ni sé quién soy en realidad, Myra –un par de lágrimas viajaron de los ojos azulados hasta la barbilla del castaño. La morena sentía el mismo dolor que él, así que agarro su mano y la apretó, dándole a entender que ella estaba ahí.
− Estando rondando de calle en calle me topé con Caitlin –una sonrisa de completa melancolía curvaron sus labios ante lo sucedido aquel día−. Nos ayudamos mutuamente a salir adelante, nos cubríamos la espalda y siempre estábamos para el otro… −suspiró; le dolía recordar el pasado, siempre era doloroso para él porque realmente, solo en aquellos tiempos había sido feliz− Cait parecerá la persona más fría y segura de todo el mundo, Myra, pero es muy desconfiada, hasta a mí me costó demasiado tiempo en que ella me platicará sus cosas –se limpió con la manga de su sweater el rastro de lágrimas que había derramado−. Será mala, terca, envidiosa y más cosas negativas, pero ella tiene corazón… sólo que siempre le ha costado abrirse ante las personas.
− Me doy cuenta.
− Y esa es prácticamente la razón de mi huida… y del porque estoy acá, Myra.
− ¿De verdad amas a Caitlin?
− Sí… −susurró, hasta Myralli se daba cuenta de sus sentimientos−, estoy completa, irremediable y locamente enamorado de ella, pero claro no todos los amores son correspondidos.
− Mason, yo… −la morena no sabía que decir en realidad, jamás fue de las personas que supieran decir algún buen consejo o alguna palabra de consuelo.
− Además, ella anda con tu hermano –dijo, aunque parecía que se lo repetía así mismo que a alguien más−, ni debería decirte todas estas cosas… que idiota soy.
− Tranquilo… tu secreto está a salvo conmigo.
− ¿Lo prometes?
− Lo prometo… además tú también guardaras mi secreto. Estamos a mano.
− Te sonará raro, Myra…, pero eres una gran amiga para mí –y con la palabra “amiga” la morena tuvo suficiente para sonreír de verdad.
− Y tú para mí, menso –sonrió, causando que él también sonriera.
− ¿Interrumpo algo acaso? –Sebastien llego con una cara de tan pocos amigos que causo que toda comodidad entre los ambos amigos se esfumará.
− Yo me voy –Myra se retiró de la escena como un rayo, y Mason solo se quedó viendo con pena al otro castaño.
− ¿Así que ahora intentas coquetear con Myra? –comento irónicamente Parker. Mason noto un deje de celos y sonrió de lado causando que el enojo del otro oji azul aumentará− Quien lo diría que el pequeño y dulce de Mason sería todo un Don Juan.
− Supones solo cosas, Sebastien –aseguro levantando el tiradero que habían dejado él y la morena−. No me gusta, Myra.
− ¿Crees que me trago ese cuento? –escupió el castaño número uno cruzándose de brazos y viendo con ojos asesinos a Mason, quién trago duro ante la mirada intimidante.
− Yo no miento –alego comenzando a alejarse de Sebastien… no había caso con él, los celos lo cegaban por completo y Mason no tenía la paciencia de todo el mundo para lidiar con alguien como el castaño.
− No hemos terminado de hablar, Cardiggan –jalo de su brazo causando que tirará todo lo que había levantado anteriormente.
− ¿Sabes, Sebastien? –hablo mientras se agachaba para recoger nuevamente todo el tiradero− Lamento si Myra te rechazo y todo lo que sucedió después, pero no te la agarres conmigo, sabes perfectamente que yo no tengo la culpa y que sólo trataba de darte un estúpido consejo para que te armaras de valor y hablarás con la verdad de una buena vez; si ella te dijo que no es porque no está lista para algo serio en su vida.
− No me vengas con consejos de padre ahora, Mason, tú no eres un buen ejemplo de tomar valor –el castaño número dos frunció las cejas sin entender a lo que se refería−. O dime ¿ya te confesaste ante Caitlin o temes que ella también te diga que no y termines con el corazón roto por una desilusión?
− No sé de qué me hablas.
− Tienes miedo, porque en el fondo sabes que Daniel –se detuvo, analizando si era o no correcto lo que iba a decir, más sin embargo, el oji azul mayor ladeo una sonrisa cínica−, que él es mucho mejor que tú.
Mason no respondió, se retiró dando zancadas largas y con las manos hechas puños. Se detuvo detrás de una de las furgonetas negras y tomo otra tableta para que el dolor se desapareciera, guardando en el bolsillo de su pantalón la bolsa con la droga aún dentro.
Sebastien tenía razón en todo –o al menos eso pensaba el oji azul−: Mason era un completo cobarde que siempre se callaba todo y jamás decía lo que pensara o sintiera; y… Daniel era mil veces mejor que él, ¿Por qué Caitlin llegaría a cambiar al moreno por semejante idiota como el castaño?
− ¿Mason? –hablo quién le robaba cada suspiro y cada noche de sueño desde hace meses− ¿estás bien?
− Sí, Cait, perfectamente bien –contesto de la manera más seca que alguien podía escuchar. Siguió su camino y la morena solo vio como se iba, así sin más, sin decir una palabra alguna.
Young se quedó parada, rememorando todo lo que había sucedido en toda una mañana, hasta que vio una melena rubia que reconoció al instante. Una sonrisa de maldad pura curvaron sus labios y se aproximó a la oji verde.
− Mira, rubia de pacotilla –hablo Caitlin señalando a Juliette mientras mantenía una cara sería, pero portando unos ojos llenos de frialdad total−. Aléjate de los dos Turner, no eres nadie en este campamento así que te invito a que te ahorres un problema, no te metas conmigo y nadie saldrá lastimado acá ¿me entendiste o te lo explico con peras y manzanas?
− ¿Celos, Young? –Juliette quería cavar su propia tumba en estos momentos por hablar.
− ¿De ti? –Caitlin trataba de contener la carcajada que estaba por salir de su boca, inhalo y fijo sus ojos en la rubia− No me vengas con esas estupideces ahora, Juliette, aunque bueno, ¿qué esperar de ti? Todas son unas rubias huecas por acá –se burló cruzándose de brazos−. Solo abre los ojos, pequeña ilusa… no significas absolutamente nada para Daniel, es más… ni siquiera sabía quién eras hace un par de días –la blonda sitió como si le atravesaran miles de estacas en el pecho−; y para Myra, bueno, trata de buscar una suplente para mi lugar… −sonrió con autosuficiencia al notar el dolor en las facciones de la rubia− no eres nadie, Juliette.
Se retiró sin decir nada más buscando con la mirada a su novio… afortunadamente lo vio solo revisando un neumático de una de las furgonetas.
− ¿No crees que nos haría bien a todos ir a una fiesta, Daniel? –capto su atención; atino a alzar sus cejas y a elevar los hombros. Turner sonrió y agarro su mano… Caitlin volvió a sentir aquel revoloteo y no sabía di debía preocuparse por aquello.
− Absolutamente.
− Dime, Mason –la oji azul ladeo una sonrisa pequeña. Mason quiso sentarse para platicar con ella y saber que le ocurría, pero no dijo nada y se guardó todo comentario.
− ¿Tienes algo para soltarte? Digo, este, dios, esto es complicado de decir –se excusó cubriendo su boca con ambas manos−. Me refiero a que… ¿tienes algo para dejar de…? Dios mío ¿cómo es que se deben pedir estas cosas? –el castaño agarro su cabello con exasperación, y la rubia largo una carcajada debido a la actitud que había tomado el chico.
Mason sonrió ante el cambio de ambiente que pasaba. Odiaba ver a las personas mal, por mucho que no las conociera, y más si es una mujer.
− Bueno… al menos te hice reír ¿no? –comento con una sonrisa de lado y elevando sus hombros. Zuzu río de nuevo, hace tanto que no lo hacía que se sentía tan bien al hacerlo otra vez.
− Me caes bien, Mason… realmente no puedo creer que tú y Caitlin sean amigos, mucho menos que la hayas soportado tanto tiempo.
− Éramos… las cosas entre ella y yo han cambiado desde que llegamos al viaje ¿sabes? A veces pienso que el habernos sumado fue la peor decisión de todas.
− Pienso lo mismo –comento la mayor de las Zimmerman−. Y toma –coloco una bolsa de plástico transparente en las manos del oji azul, con unas pastillas dentro−. Te harán sentir mejor, créeme.
− Gracias, Zuzu –se despidió y se dirigió hacia donde se hallaba Myra.
− Myra –la llamo con seriedad y la morena solo atino a reírse−. Esto está mal.
− Vamos, Mason, ¿quería relajarte, no? Solo así se consigue hacerlo en este estúpido viaje –alego la oji marrón tragando una de las pastillas que contenía la bolsa que Zuzu les había dado−. Toma –le tendió una tableta al chico, y éste la miro como si fuera una bomba radioactiva que lo iba a matar en cuanto la tocara.
− Este…
− Mason –la morena abrió la boca del chico, metió la tableta y la cerró. El castaño tragó duro… no había sido tan difícil después de todo.
− ¿Por qué huiste de tu casa, Myra? –la pregunta la había tomado por sorpresa. Al parecer el efecto de la droga había hecho efecto demasiado rápido en el chico.
− Mi padre había fallecido en un accidente automovilístico –paso por alto el decirle quién había causado el accidente−. Todo en mi casa era un desastre y me sentía demasiado agobiada para seguir ahí.
− Entiendo.
− Mi padre no era el mejor del mundo ¿sabes? Solía tratarme como basura y algunas veces me alzaba la mano –hablo con total sinceridad. Al parecer un efecto secundario de la pastilla era decir la verdad−. Lo odiaba, aunque tampoco le deseaba el peor de los males.
− ¿Por eso vinieron Daniel y tú?
− Podría decirse que si –confesó alzando los hombros−. Ahora dime tu historia, Mason.
− Resulto que toda mi vida había vivido en una completa mentira –inicio recordando todo lo que había pasado antes de huir de su hogar, o lo que solía llamarlo así−. Era adoptado y ninguna de mis “padres” se dignó a decírmelo.
− ¿Cómo lo supiste?
− En mi cumpleaños número dieciocho, escuche a mis padres platicar de eso, agarre una mochila con ropa suficiente y me lleve todos sus ahorros –la voz se le acorto ante el recuerdo de aquel día−. Los quería ¿sabes? Aunque nunca me trataban de la mejor manera, pensé que tenía una familia de verdad, y ahora… ahora ni sé quién soy en realidad, Myra –un par de lágrimas viajaron de los ojos azulados hasta la barbilla del castaño. La morena sentía el mismo dolor que él, así que agarro su mano y la apretó, dándole a entender que ella estaba ahí.
− Estando rondando de calle en calle me topé con Caitlin –una sonrisa de completa melancolía curvaron sus labios ante lo sucedido aquel día−. Nos ayudamos mutuamente a salir adelante, nos cubríamos la espalda y siempre estábamos para el otro… −suspiró; le dolía recordar el pasado, siempre era doloroso para él porque realmente, solo en aquellos tiempos había sido feliz− Cait parecerá la persona más fría y segura de todo el mundo, Myra, pero es muy desconfiada, hasta a mí me costó demasiado tiempo en que ella me platicará sus cosas –se limpió con la manga de su sweater el rastro de lágrimas que había derramado−. Será mala, terca, envidiosa y más cosas negativas, pero ella tiene corazón… sólo que siempre le ha costado abrirse ante las personas.
− Me doy cuenta.
− Y esa es prácticamente la razón de mi huida… y del porque estoy acá, Myra.
− ¿De verdad amas a Caitlin?
− Sí… −susurró, hasta Myralli se daba cuenta de sus sentimientos−, estoy completa, irremediable y locamente enamorado de ella, pero claro no todos los amores son correspondidos.
− Mason, yo… −la morena no sabía que decir en realidad, jamás fue de las personas que supieran decir algún buen consejo o alguna palabra de consuelo.
− Además, ella anda con tu hermano –dijo, aunque parecía que se lo repetía así mismo que a alguien más−, ni debería decirte todas estas cosas… que idiota soy.
− Tranquilo… tu secreto está a salvo conmigo.
− ¿Lo prometes?
− Lo prometo… además tú también guardaras mi secreto. Estamos a mano.
− Te sonará raro, Myra…, pero eres una gran amiga para mí –y con la palabra “amiga” la morena tuvo suficiente para sonreír de verdad.
− Y tú para mí, menso –sonrió, causando que él también sonriera.
− ¿Interrumpo algo acaso? –Sebastien llego con una cara de tan pocos amigos que causo que toda comodidad entre los ambos amigos se esfumará.
− Yo me voy –Myra se retiró de la escena como un rayo, y Mason solo se quedó viendo con pena al otro castaño.
− ¿Así que ahora intentas coquetear con Myra? –comento irónicamente Parker. Mason noto un deje de celos y sonrió de lado causando que el enojo del otro oji azul aumentará− Quien lo diría que el pequeño y dulce de Mason sería todo un Don Juan.
− Supones solo cosas, Sebastien –aseguro levantando el tiradero que habían dejado él y la morena−. No me gusta, Myra.
− ¿Crees que me trago ese cuento? –escupió el castaño número uno cruzándose de brazos y viendo con ojos asesinos a Mason, quién trago duro ante la mirada intimidante.
− Yo no miento –alego comenzando a alejarse de Sebastien… no había caso con él, los celos lo cegaban por completo y Mason no tenía la paciencia de todo el mundo para lidiar con alguien como el castaño.
− No hemos terminado de hablar, Cardiggan –jalo de su brazo causando que tirará todo lo que había levantado anteriormente.
− ¿Sabes, Sebastien? –hablo mientras se agachaba para recoger nuevamente todo el tiradero− Lamento si Myra te rechazo y todo lo que sucedió después, pero no te la agarres conmigo, sabes perfectamente que yo no tengo la culpa y que sólo trataba de darte un estúpido consejo para que te armaras de valor y hablarás con la verdad de una buena vez; si ella te dijo que no es porque no está lista para algo serio en su vida.
− No me vengas con consejos de padre ahora, Mason, tú no eres un buen ejemplo de tomar valor –el castaño número dos frunció las cejas sin entender a lo que se refería−. O dime ¿ya te confesaste ante Caitlin o temes que ella también te diga que no y termines con el corazón roto por una desilusión?
− No sé de qué me hablas.
− Tienes miedo, porque en el fondo sabes que Daniel –se detuvo, analizando si era o no correcto lo que iba a decir, más sin embargo, el oji azul mayor ladeo una sonrisa cínica−, que él es mucho mejor que tú.
Mason no respondió, se retiró dando zancadas largas y con las manos hechas puños. Se detuvo detrás de una de las furgonetas negras y tomo otra tableta para que el dolor se desapareciera, guardando en el bolsillo de su pantalón la bolsa con la droga aún dentro.
Sebastien tenía razón en todo –o al menos eso pensaba el oji azul−: Mason era un completo cobarde que siempre se callaba todo y jamás decía lo que pensara o sintiera; y… Daniel era mil veces mejor que él, ¿Por qué Caitlin llegaría a cambiar al moreno por semejante idiota como el castaño?
− ¿Mason? –hablo quién le robaba cada suspiro y cada noche de sueño desde hace meses− ¿estás bien?
− Sí, Cait, perfectamente bien –contesto de la manera más seca que alguien podía escuchar. Siguió su camino y la morena solo vio como se iba, así sin más, sin decir una palabra alguna.
Young se quedó parada, rememorando todo lo que había sucedido en toda una mañana, hasta que vio una melena rubia que reconoció al instante. Una sonrisa de maldad pura curvaron sus labios y se aproximó a la oji verde.
− Mira, rubia de pacotilla –hablo Caitlin señalando a Juliette mientras mantenía una cara sería, pero portando unos ojos llenos de frialdad total−. Aléjate de los dos Turner, no eres nadie en este campamento así que te invito a que te ahorres un problema, no te metas conmigo y nadie saldrá lastimado acá ¿me entendiste o te lo explico con peras y manzanas?
− ¿Celos, Young? –Juliette quería cavar su propia tumba en estos momentos por hablar.
− ¿De ti? –Caitlin trataba de contener la carcajada que estaba por salir de su boca, inhalo y fijo sus ojos en la rubia− No me vengas con esas estupideces ahora, Juliette, aunque bueno, ¿qué esperar de ti? Todas son unas rubias huecas por acá –se burló cruzándose de brazos−. Solo abre los ojos, pequeña ilusa… no significas absolutamente nada para Daniel, es más… ni siquiera sabía quién eras hace un par de días –la blonda sitió como si le atravesaran miles de estacas en el pecho−; y para Myra, bueno, trata de buscar una suplente para mi lugar… −sonrió con autosuficiencia al notar el dolor en las facciones de la rubia− no eres nadie, Juliette.
Se retiró sin decir nada más buscando con la mirada a su novio… afortunadamente lo vio solo revisando un neumático de una de las furgonetas.
− ¿No crees que nos haría bien a todos ir a una fiesta, Daniel? –capto su atención; atino a alzar sus cejas y a elevar los hombros. Turner sonrió y agarro su mano… Caitlin volvió a sentir aquel revoloteo y no sabía di debía preocuparse por aquello.
− Absolutamente.
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Eufórica, así se encontraba la morena. Buscaba con la mirada la cabellera rubia e inconfundible de la mayor de las hermanas Zimmerman. Estaba enojada, en el mayor de los niveles para ser exactos. Ver a Mason con droga no era algo que viera todos los días; más bien, nunca lo había visto. El verlo drogándose con Myra solo logro aumentar su enojo… ¿es que Zuzú no piensa las cosas antes de hacerlas?
La encontró recostada en uno de los sillones de la esquina, alejada de todo el mundo… mejor para ella, así nadie las interrumpiría cuando le diera su merecido.
− Estás loca ¿lo sabías, Candice? –vocifero ante el gran ruido que había a su alrededor para que la oji azul la escuchara.
− ¿De qué mierda hablas, Caitlin? ¿Quieres otra cachetada acaso? –sonrió, pero esa sonrisa no llego a sus ojos. Ahí fue cuando la morena se dio cuenta que lo que Diane le había dicho entre sollozos el otro día era verdad. Vio varias bolsas esparcidas por la mesa en la que se hallaba Zuzu y eso logro descolocarla más de lo que ya estaba.
Una cachetada fue lo que le dio a la rubia por dos razones: por las drogas que le dio a Mason y por ser tan irresponsable como para embarazarse y drogarse sabiendo que lo estaba.
− ¡¿Qué te pasa, idiota?! –gritó, Candice llamando la atención de todos, aunque ninguno de los chicos se encontraba cerca como para llegar tan rápido.
− Eres una idiota irresponsable, Candice –le grito la oji marrón agarrando las bolsitas vacías de droga−. ¿Cómo diablos te atreves a drogarte sabiendo que estas embarazada? ¿Eres idiota o qué?
− ¿Cómo…?
− No importa como mierda lo supe, Zuzu. No puedes drogarte, estúpida. No solo te harás daño a ti, sino también al bebé.
− No te importa.
− No soy tan fría como para que no me importe algo tan serio, Zimmerman –y por primera vez en todo el viaje, la rubia noto que Caitlin decía la verdad.
− ¿Por qué tanto grito? –Penny se acercó a Zuzu y noto que la mejilla de ella estaba roja− ¡Deja de cachetear a todo mundo, bruja! –gruño refiriéndose a Caitlin, ésta solo revoleo los ojos y suspiro con cansancio.
− Caitlin ¿ahora que paso? ¿Por qué cacheteaste a Zuzu? –quiso saber Daniel.
La morena miro a Zuzu y supo que no podía decir nada, no podía decir la verdadera razón del porque la cacheteo, eso era asunto de la oji azul y solo de ella.
− Porque le dio droga a Mason.
− ¿En serio? –se notaba que Lane estaba más que disgustada con toda la situación− Es realmente una estupidez que hayas golpeado a Zuzu por haberle dado droga a tu perrito faldero.
− ¡Cierra la boca! –gritó Young exaltada. Soportaba que se metieran con ella, pero no con Mason… él era intocable.
− Caitlin… –hablo el moreno viéndola con mucha seriedad− ella tiene razón. Mason ya es un adulto como para saber lo que hace ¿no crees?
− ¡No! Él jamás se había drogado y lo único que hace Candice es darle cosas que lo van a terminar matando –se argumentó, aunque sabía que no serviría de nada defenderse… todos estarían en su contra, como siempre.
− ¡Caitlin, basta! –vociferó Daniel cansado de la situación.
− ¿Sabes qué? Vete a la mierda, Turner –se fue agarrando un par de pastillas que se hallaban sobre la mesa y do zancadas para alejarse de todo el grupo.
Tomo una de las pastillas de éxtasis que había agarrado. La trago sin necesidad de algún líquido y se dirigió a la pista de baile para perderse entre la música y el mar de gente que había en el antro. Mientras se dirigía a la pista de baile vio a Mason hablando con Fauna y eso le causo arcadas, al igual que su frustración y enojo aumentarán.
− ¿Pérdida acaso, Caitlin? –Jeremy estaba más que pasado de copas y la morena simplemente lo acompaño. La pastilla comenzaba a hacer efecto en su organismo y se sentía más relajada que nunca.
− Para nada… quería un poco de compañía –ladeo una sonrisa coqueta mientras agarraba por el cuello al rubio.
− Puedo ser una gran compañía ¿lo sabes?
− Efectivamente –y el oji azul simplemente estampo sus labios con los de la peli negra.
El beso no contenía ningún sentimiento para ambos, pero era apasionado y sentían que el cuerpo les pedía más y más.
− ¡¿Qué mierda hacen?! –y así como la felicidad viene de rápido, se va de la misma manera. Se resaltaba la vena en el cuello de Daniel y Caitlin tuvo miedo… se había dado cuenta de la gran metida de pata que había hecho.
− Yo…
− Daniel… −hablo un Jeremy borracho que apenas se podía mantener de pie. Turner se acercó con lentitud hacia él y le estampo un golpe en el cachete− ¡Idiota! –la única palabra que el rubio pudo articular debido al dolor.
− Daniel, yo… −el moreno ahora se acercó hacia Young y la directamente a los ojos. No había calidez en aquellas perlas de color miel, solo se veía frialdad, y eso causo que el cuerpo de Caitlin se erizará por completo.
− Eres una perra, Young –dijo con tanta hostilidad que el corazón de la oji marrón se contrajo de dolor.
Para cuando se dio cuenta, el moreno se hallaba en el suelo peleando con alguien… y ese alguien era Mason. Todos trataban de intervenir para que ninguno de los dos cometiera alguna estupidez –como mandar a alguno al hospital−, pero los puñetazos iban con tanta rapidez que hasta Sebastien, JJ, Drew y Tyler recibieron uno.
− ¡No te atrevas a ofenderla otra vez, Daniel! –vocifero Mason completamente rojo debido al cansancio. Se quedó quieto un instante para recobrar el aliento… y durante ese par de segundos Turner aprovecho para dispararle otro puñetazo y dejarlo completamente inconsciente.
La encontró recostada en uno de los sillones de la esquina, alejada de todo el mundo… mejor para ella, así nadie las interrumpiría cuando le diera su merecido.
− Estás loca ¿lo sabías, Candice? –vocifero ante el gran ruido que había a su alrededor para que la oji azul la escuchara.
− ¿De qué mierda hablas, Caitlin? ¿Quieres otra cachetada acaso? –sonrió, pero esa sonrisa no llego a sus ojos. Ahí fue cuando la morena se dio cuenta que lo que Diane le había dicho entre sollozos el otro día era verdad. Vio varias bolsas esparcidas por la mesa en la que se hallaba Zuzu y eso logro descolocarla más de lo que ya estaba.
Una cachetada fue lo que le dio a la rubia por dos razones: por las drogas que le dio a Mason y por ser tan irresponsable como para embarazarse y drogarse sabiendo que lo estaba.
− ¡¿Qué te pasa, idiota?! –gritó, Candice llamando la atención de todos, aunque ninguno de los chicos se encontraba cerca como para llegar tan rápido.
− Eres una idiota irresponsable, Candice –le grito la oji marrón agarrando las bolsitas vacías de droga−. ¿Cómo diablos te atreves a drogarte sabiendo que estas embarazada? ¿Eres idiota o qué?
− ¿Cómo…?
− No importa como mierda lo supe, Zuzu. No puedes drogarte, estúpida. No solo te harás daño a ti, sino también al bebé.
− No te importa.
− No soy tan fría como para que no me importe algo tan serio, Zimmerman –y por primera vez en todo el viaje, la rubia noto que Caitlin decía la verdad.
− ¿Por qué tanto grito? –Penny se acercó a Zuzu y noto que la mejilla de ella estaba roja− ¡Deja de cachetear a todo mundo, bruja! –gruño refiriéndose a Caitlin, ésta solo revoleo los ojos y suspiro con cansancio.
− Caitlin ¿ahora que paso? ¿Por qué cacheteaste a Zuzu? –quiso saber Daniel.
La morena miro a Zuzu y supo que no podía decir nada, no podía decir la verdadera razón del porque la cacheteo, eso era asunto de la oji azul y solo de ella.
− Porque le dio droga a Mason.
− ¿En serio? –se notaba que Lane estaba más que disgustada con toda la situación− Es realmente una estupidez que hayas golpeado a Zuzu por haberle dado droga a tu perrito faldero.
− ¡Cierra la boca! –gritó Young exaltada. Soportaba que se metieran con ella, pero no con Mason… él era intocable.
− Caitlin… –hablo el moreno viéndola con mucha seriedad− ella tiene razón. Mason ya es un adulto como para saber lo que hace ¿no crees?
− ¡No! Él jamás se había drogado y lo único que hace Candice es darle cosas que lo van a terminar matando –se argumentó, aunque sabía que no serviría de nada defenderse… todos estarían en su contra, como siempre.
− ¡Caitlin, basta! –vociferó Daniel cansado de la situación.
− ¿Sabes qué? Vete a la mierda, Turner –se fue agarrando un par de pastillas que se hallaban sobre la mesa y do zancadas para alejarse de todo el grupo.
Tomo una de las pastillas de éxtasis que había agarrado. La trago sin necesidad de algún líquido y se dirigió a la pista de baile para perderse entre la música y el mar de gente que había en el antro. Mientras se dirigía a la pista de baile vio a Mason hablando con Fauna y eso le causo arcadas, al igual que su frustración y enojo aumentarán.
− ¿Pérdida acaso, Caitlin? –Jeremy estaba más que pasado de copas y la morena simplemente lo acompaño. La pastilla comenzaba a hacer efecto en su organismo y se sentía más relajada que nunca.
− Para nada… quería un poco de compañía –ladeo una sonrisa coqueta mientras agarraba por el cuello al rubio.
− Puedo ser una gran compañía ¿lo sabes?
− Efectivamente –y el oji azul simplemente estampo sus labios con los de la peli negra.
El beso no contenía ningún sentimiento para ambos, pero era apasionado y sentían que el cuerpo les pedía más y más.
− ¡¿Qué mierda hacen?! –y así como la felicidad viene de rápido, se va de la misma manera. Se resaltaba la vena en el cuello de Daniel y Caitlin tuvo miedo… se había dado cuenta de la gran metida de pata que había hecho.
− Yo…
− Daniel… −hablo un Jeremy borracho que apenas se podía mantener de pie. Turner se acercó con lentitud hacia él y le estampo un golpe en el cachete− ¡Idiota! –la única palabra que el rubio pudo articular debido al dolor.
− Daniel, yo… −el moreno ahora se acercó hacia Young y la directamente a los ojos. No había calidez en aquellas perlas de color miel, solo se veía frialdad, y eso causo que el cuerpo de Caitlin se erizará por completo.
− Eres una perra, Young –dijo con tanta hostilidad que el corazón de la oji marrón se contrajo de dolor.
Para cuando se dio cuenta, el moreno se hallaba en el suelo peleando con alguien… y ese alguien era Mason. Todos trataban de intervenir para que ninguno de los dos cometiera alguna estupidez –como mandar a alguno al hospital−, pero los puñetazos iban con tanta rapidez que hasta Sebastien, JJ, Drew y Tyler recibieron uno.
− ¡No te atrevas a ofenderla otra vez, Daniel! –vocifero Mason completamente rojo debido al cansancio. Se quedó quieto un instante para recobrar el aliento… y durante ese par de segundos Turner aprovecho para dispararle otro puñetazo y dejarlo completamente inconsciente.
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− ¿Caitlin, estas ocupada? –con solo escuchar esa voz Young dejo de hacer cualquier cosa que estaba haciendo y le permitió pasar al oji azul.
− No, bueno, lo estaba –respondió sin saber que decir ya que hace días que no hablaban.
− Supe del pleito que hubo entre tú y Zuzú ¿todo bien, Cait? –pregunto con total preocupación el castaño y Caitlin lo único que quería hacer realmente era llorar y sacar todo lo que la contenía, ¿Por qué siempre se mostraba débil estando con Mason?
− Perfectamente, Mason –mintió, tal y como siempre lo hacía−, solo, debía arreglar un asunto entre ambas. ¿Cómo sigue tu ojo?
− Mejor, gracias por preguntar, pero dime ¿qué asunto podrían tener tú y Zuzú que ni yo “tu mejor amigo” puede saber? –no hubo necesidad de que Cait lo voltease a ver, simplemente con el tono de sarcasmo que uso al enfatizar lo de mejor amigo fue suficiente como para tragar duro.
− Muy pronto lo sabrás, Mason –solo esas palabras uso como respuesta… a pesar de que la morena no soportaba del todo a la rubia de Zimmerman no abriría la boca para contar algo tan delicado como lo es un embarazo, eso le correspondía a ella, y solo a ella.
− Caitlin… solo míranos, por favor –imploro el ojo azul con tono cansado, Caitlin levanto la vista y diferencio la tristeza en aquellos ojos tan profundos como el mar−, mira en lo que nos hemos convertido.
− ¿A qué te refieres? Tú sigues siendo uno de los seres humanos más dulces, tiernos y sinceros del mundo entero, Mason, y yo, bueno, sigo siendo la misma mierda de persona que era –aseguro alzando un poco sus hombros.
− No me refiero a nuestra persona, sino a nuestra relación, Cait –se sinceró el castaño tratando de llamarla con la mirada− Solíamos platicar todos los días de cualquier cosa, pero lo hacíamos, y ahora… −suspiro sintiendo que nada de lo que diría haría que las cosas cambiaran su curso−, ahora es como si no nos conociéramos el uno al otro.
− Las cosas cambian, Mason –no quería decir nada más, la morena no quería seguir hablando porque realmente el recordar que se estaban distanciando dolía demasiado.
− Sí… me doy cuenta de que lo están haciendo –afirmo el oji azul con melancolía levantándose y despidiéndose de la morena con un beso en la mejilla. Caitlin no evito ruborizarse ante esa pequeña acción y se quedó viendo como Mason se retiró de su tienda de campaña.
El oji azul simplemente se dispuso a merodear por el lugar, aun con el dolor palpable en su mejilla derecha. Vio como alguien se hallaba sentado en una roca lo suficientemente grande para que cupieran dos personas y se acerco lentamente.
− ¿Puedo sentarme? –pregunto Mason a un castaño desconocido para él. Tal vez era alguien nuevo que se había sumado a este emocionante viaje o alguien que él no había notado. Rogaba porque fuera la primera opción, se sentiría realmente estúpido si no había notado a ese chico antes.
− Claro, tienes la libertad de sentarte donde más gustes, Mason –respondió el chico con identidad aún desconocida, proporcionando una sonrisa amable.
− ¿Sabes mi nombre?
− Lo supe hasta anoche ¿sabes? No creo que alguien no haya escuchado tu nombre en todo el alboroto.
− Claro… la pelea del año –comento Mason revoleando los ojos.
− ¿Sigue doliendo?
− ¿Qué? –preguntó Mason sin entender a lo que se refería hasta que el oji verde señalo su mejilla− Ah, ¿te refieres al golpe? No mucho, si quiera no se hinchó.
− Pero tu ojo está morado. Vaya que Daniel te dio con todo, Mason –comento con diversión el rubio, causando que Mason riera.
− Supongo que lo merecía –añadió, viendo fijamente al joven que se hallaba a su lado, algo le decía que lo conocía de antes, pero no tenía ninguna base para cerciorarse de aquello−. A todo esto, ¿tú eres…?
− Damen Issadora, un gusto –respondió sin algún reclamo de que el oji azul no supiera su nombre.
Definitivamente, Mason se sentía un idiota en estos momentos, pero de algo estaba seguro… ese chico tenía algo que ver con él, no solo por el hecho de que sentía plena confianza como para contarle lo que sea, si no que había algo, como una conexión que le decía que algo los unía… y estaba dispuesto a descubrir que era, aunque fuera lo último que hiciera en esta vida.
− No, bueno, lo estaba –respondió sin saber que decir ya que hace días que no hablaban.
− Supe del pleito que hubo entre tú y Zuzú ¿todo bien, Cait? –pregunto con total preocupación el castaño y Caitlin lo único que quería hacer realmente era llorar y sacar todo lo que la contenía, ¿Por qué siempre se mostraba débil estando con Mason?
− Perfectamente, Mason –mintió, tal y como siempre lo hacía−, solo, debía arreglar un asunto entre ambas. ¿Cómo sigue tu ojo?
− Mejor, gracias por preguntar, pero dime ¿qué asunto podrían tener tú y Zuzú que ni yo “tu mejor amigo” puede saber? –no hubo necesidad de que Cait lo voltease a ver, simplemente con el tono de sarcasmo que uso al enfatizar lo de mejor amigo fue suficiente como para tragar duro.
− Muy pronto lo sabrás, Mason –solo esas palabras uso como respuesta… a pesar de que la morena no soportaba del todo a la rubia de Zimmerman no abriría la boca para contar algo tan delicado como lo es un embarazo, eso le correspondía a ella, y solo a ella.
− Caitlin… solo míranos, por favor –imploro el ojo azul con tono cansado, Caitlin levanto la vista y diferencio la tristeza en aquellos ojos tan profundos como el mar−, mira en lo que nos hemos convertido.
− ¿A qué te refieres? Tú sigues siendo uno de los seres humanos más dulces, tiernos y sinceros del mundo entero, Mason, y yo, bueno, sigo siendo la misma mierda de persona que era –aseguro alzando un poco sus hombros.
− No me refiero a nuestra persona, sino a nuestra relación, Cait –se sinceró el castaño tratando de llamarla con la mirada− Solíamos platicar todos los días de cualquier cosa, pero lo hacíamos, y ahora… −suspiro sintiendo que nada de lo que diría haría que las cosas cambiaran su curso−, ahora es como si no nos conociéramos el uno al otro.
− Las cosas cambian, Mason –no quería decir nada más, la morena no quería seguir hablando porque realmente el recordar que se estaban distanciando dolía demasiado.
− Sí… me doy cuenta de que lo están haciendo –afirmo el oji azul con melancolía levantándose y despidiéndose de la morena con un beso en la mejilla. Caitlin no evito ruborizarse ante esa pequeña acción y se quedó viendo como Mason se retiró de su tienda de campaña.
El oji azul simplemente se dispuso a merodear por el lugar, aun con el dolor palpable en su mejilla derecha. Vio como alguien se hallaba sentado en una roca lo suficientemente grande para que cupieran dos personas y se acerco lentamente.
− ¿Puedo sentarme? –pregunto Mason a un castaño desconocido para él. Tal vez era alguien nuevo que se había sumado a este emocionante viaje o alguien que él no había notado. Rogaba porque fuera la primera opción, se sentiría realmente estúpido si no había notado a ese chico antes.
− Claro, tienes la libertad de sentarte donde más gustes, Mason –respondió el chico con identidad aún desconocida, proporcionando una sonrisa amable.
− ¿Sabes mi nombre?
− Lo supe hasta anoche ¿sabes? No creo que alguien no haya escuchado tu nombre en todo el alboroto.
− Claro… la pelea del año –comento Mason revoleando los ojos.
− ¿Sigue doliendo?
− ¿Qué? –preguntó Mason sin entender a lo que se refería hasta que el oji verde señalo su mejilla− Ah, ¿te refieres al golpe? No mucho, si quiera no se hinchó.
− Pero tu ojo está morado. Vaya que Daniel te dio con todo, Mason –comento con diversión el rubio, causando que Mason riera.
− Supongo que lo merecía –añadió, viendo fijamente al joven que se hallaba a su lado, algo le decía que lo conocía de antes, pero no tenía ninguna base para cerciorarse de aquello−. A todo esto, ¿tú eres…?
− Damen Issadora, un gusto –respondió sin algún reclamo de que el oji azul no supiera su nombre.
Definitivamente, Mason se sentía un idiota en estos momentos, pero de algo estaba seguro… ese chico tenía algo que ver con él, no solo por el hecho de que sentía plena confianza como para contarle lo que sea, si no que había algo, como una conexión que le decía que algo los unía… y estaba dispuesto a descubrir que era, aunque fuera lo último que hiciera en esta vida.
- abran :
- Bien, en resumen, mi capítulo tuvo más de 5500 palabras sbn, aménlo :mono:okno :c, pero espero que les guste y eso, yyy eso :c las amo, pitches
SIGUE: SUGG.
aunque idk :c
Atenea.
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