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Beat darkness.
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Beat darkness.
Beat darkness. |
→ Narra Erik
Eres solo basura. Podían decirme millones de insultos, pero ese se mantenía pegado a mi cabeza. Después de todo, era verdad. Yo solo era basura. Con el tiempo deteriorándome más y más. Pudriéndome. Y con el paso del tiempo alejando todo lo demás. Entre más grande, la gente solo quiere deshacerse de ti más rápido. Sin importar lo que hagas para ocultarlo, te persigue. Como el olor putrefacto siempre perseguirá a la basura. Y me acabo de dar cuenta de que llevo dieciséis años siendo una basura.
— ¡Donde estas idiota! —Sus voces se escuchaban cada vez más cerca, lo cual me aterraba. Me iban a golpear. Las lágrimas surcaban mis ojos, llenaban y manchaban mis anteojos. Gatee por entre los pupitres vacíos, hasta llegar, a esconderme en, el hueco debajo del escritorio del maestro. —No puedes esconderte, rata, te encontraremos. — Mi respiración es agitada. Me encontraran, en cualquier momento, lo harán. Me golpearan, ya no solo bastan que haga sus trabajos, que les de mi dinero, ya no basta con molestarme en clases e insultarme, simplemente ya no les basta. Quiero gritar y llorar más fuerte, pero si lo hago me encontrarían. Por qué me pasa esto a mí, yo no le hecho nada a ellos, no eh hecho nada malo a absolutamente nadie. Soy una buena persona, o creo serlo, por el amor de Dios. No me merezco se tratado así. Si lo mereces. Esa maldita voz susurra una vez más en mi cabeza. Me jalo el cabello, los gritos y los insultos están cada vez más cerca. Mis lágrimas caen con más intensidad que antes. Débil. Esa voz jamás se detiene. Quiero que se detenga, quiero que se detengan, quero que todo pare. ¡QUIERO QUE PARE! ¡NO PUEDO SOPORTARLO!
—Te encontré inútil. —Grito a la vez que esa vos áspera termina la frase. Ellos se ríen. Se ríen de lo que hacen o se ríen del patético ser que soy. No lo sé, simplemente, no lo sé. Uno de ellos agarra uno de mis pies y comienza a jalar este para sacarme de donde me hallo escondido. Me agarro de uno de los bordes de madera para que no me saquen y me golpeen pero es inútil, yo soy débil. Mi llanto es constante y no paro de dar bocanadas de aire.
—Míralo, llora como una nenita. ¿Te hace falta tu mamita, nenita? ¿Ya quieres irte a casa? ¿Ah? —Preguntaba un mientras jalaba mi cabello hacia un lado. Nenita. Cada día, algo nuevo. Cada minuto, nuevo apodo. Lloro. Sí, quiero ir a mi casa, lo quiero con toda mi alma. Solo quiero estar encerrado en mi cuarto, donde estoy bien, a salvo. Pero se bien que eso no es verdad. — ¡Respóndeme! —Grita, demasiada cerca de mi oído dejándome aturdido, con el sonido de un pitido constante. Aun aturdido me veo obligado a asentir, por miedo. Mi miedo es tan palpable que pareciera que lo sintiera, les alegrara y motivara a seguir. Por más que quiera esto no para. No despierto. No caído de mi cama. Es una pesadilla, pero no estoy dormido. Es mi pesadilla de vida. —Lamentablemente nosotros no queremos que te vayas, aun.
El primer golpe cae, del chico de mi derecha. De inmediato enviándome al suelo, el dolor explota en mi sien derecha, me quejo. Ya no son simples empujones o palmadas fuertes en la cabeza. Ahora me golpean con puños cerrados, fuertemente cuando me arrodillo. Vuelvo a caer una vez más, el dolor proviniendo de más lugares esparcidos; mi ojo, mi labio, mi mejilla y mi barbilla, un golpe en la clavícula duele y presiona mi pecho. Escupo sangre. Pero ellos no se detienen.
— ¡Levántate! Eres patético. —En mi interior quiero demostrar que no soy patético. Pero o se puede ocultar lo que verdaderamente eres. Yo soy débil, inútil, ignorado, golpeado, estúpido. Soy un estúpido miedoso, mediocre, patético y estoy solo. La verdad es que no soy nadie que valga la pena. No estaría aquí si verdaderamente valiera algo. Intento de levantarme nuevamente. Me apoyo en mis manos y trato de levantarme. Y me arrastro un poco hacia delante. Tengo que salir de aquí. — ¿A dónde crees que vas imbécil? —Dice y unos segundos después una patada llega a mi costado. Vuelvo a caer, este es un nuevo dolor. Uno más fuerte. Grito y ellos vuelven a reír, mientras se miran los unos a los otros.
—Por favor… —Digo desesperado. Mi voz es rasposa. Forzada a salir. Diferente. Ya no puedo soportarlo. —Por favor, deténganse.
— ¿Qué nos detengamos, ratita? —Dice el mismo que me puso el apodo de “nenita”. — ¿Qué no lo soportas? —Me da una patada. Esta es igual de fuerte que la anterior. Es igual de dolorosa y mortal para mí. Es horrible. —Lastima.
Vuelve a darme otra patada, pero esto continua con otra de uno de sus compañeros. Las risas de ellos son altas, para mí, casi monstruosas. Las lágrimas de dolor son casi tan terribles como las de miedo. Pero estas van acompañadas de golpes que me dejan sin aire. Trato de pedir clemencia pero lo único que salen son alaridos de dolor. Desearía ser más fuerte, ser valiente, ser mejor. Pero más que todo quisiera batir las tinieblas que me nublan en el camino a la felicidad. Ya no quiero ser patético. Grito. Con un llanto más fuerte. La tristeza, el miedo y el dolor se mesclan en mi interior ya no puedo más. No lo soporto más. Esto es horrible. Solo quiero que todo termine.
Ellos comienzan a golpear con más intensidad. Alentados por mis gritos, quejidos y llanto. La oscuridad comienza a nublar mi vista. No quiero se rodeado de oscuridad. No más. Pero esta ya me rodea. Se arremolina en una capa gruesa a mí alrededor. Mi llanto cesa, esto es lo que soy y lo que tengo que ser. Una persona rodeada de oscuridad, incapaz de hacer algo. Tachada, abandonada y golpeada. Pero no lo quiero. Mi respiración va disminuyendo poco a poco. Y casi no noto los golpes. Yo no quiero estar rodeado de oscuridad. No lo quiero y no lo acepto. NO.
— ¡Donde estas idiota! —Sus voces se escuchaban cada vez más cerca, lo cual me aterraba. Me iban a golpear. Las lágrimas surcaban mis ojos, llenaban y manchaban mis anteojos. Gatee por entre los pupitres vacíos, hasta llegar, a esconderme en, el hueco debajo del escritorio del maestro. —No puedes esconderte, rata, te encontraremos. — Mi respiración es agitada. Me encontraran, en cualquier momento, lo harán. Me golpearan, ya no solo bastan que haga sus trabajos, que les de mi dinero, ya no basta con molestarme en clases e insultarme, simplemente ya no les basta. Quiero gritar y llorar más fuerte, pero si lo hago me encontrarían. Por qué me pasa esto a mí, yo no le hecho nada a ellos, no eh hecho nada malo a absolutamente nadie. Soy una buena persona, o creo serlo, por el amor de Dios. No me merezco se tratado así. Si lo mereces. Esa maldita voz susurra una vez más en mi cabeza. Me jalo el cabello, los gritos y los insultos están cada vez más cerca. Mis lágrimas caen con más intensidad que antes. Débil. Esa voz jamás se detiene. Quiero que se detenga, quiero que se detengan, quero que todo pare. ¡QUIERO QUE PARE! ¡NO PUEDO SOPORTARLO!
—Te encontré inútil. —Grito a la vez que esa vos áspera termina la frase. Ellos se ríen. Se ríen de lo que hacen o se ríen del patético ser que soy. No lo sé, simplemente, no lo sé. Uno de ellos agarra uno de mis pies y comienza a jalar este para sacarme de donde me hallo escondido. Me agarro de uno de los bordes de madera para que no me saquen y me golpeen pero es inútil, yo soy débil. Mi llanto es constante y no paro de dar bocanadas de aire.
—Míralo, llora como una nenita. ¿Te hace falta tu mamita, nenita? ¿Ya quieres irte a casa? ¿Ah? —Preguntaba un mientras jalaba mi cabello hacia un lado. Nenita. Cada día, algo nuevo. Cada minuto, nuevo apodo. Lloro. Sí, quiero ir a mi casa, lo quiero con toda mi alma. Solo quiero estar encerrado en mi cuarto, donde estoy bien, a salvo. Pero se bien que eso no es verdad. — ¡Respóndeme! —Grita, demasiada cerca de mi oído dejándome aturdido, con el sonido de un pitido constante. Aun aturdido me veo obligado a asentir, por miedo. Mi miedo es tan palpable que pareciera que lo sintiera, les alegrara y motivara a seguir. Por más que quiera esto no para. No despierto. No caído de mi cama. Es una pesadilla, pero no estoy dormido. Es mi pesadilla de vida. —Lamentablemente nosotros no queremos que te vayas, aun.
El primer golpe cae, del chico de mi derecha. De inmediato enviándome al suelo, el dolor explota en mi sien derecha, me quejo. Ya no son simples empujones o palmadas fuertes en la cabeza. Ahora me golpean con puños cerrados, fuertemente cuando me arrodillo. Vuelvo a caer una vez más, el dolor proviniendo de más lugares esparcidos; mi ojo, mi labio, mi mejilla y mi barbilla, un golpe en la clavícula duele y presiona mi pecho. Escupo sangre. Pero ellos no se detienen.
— ¡Levántate! Eres patético. —En mi interior quiero demostrar que no soy patético. Pero o se puede ocultar lo que verdaderamente eres. Yo soy débil, inútil, ignorado, golpeado, estúpido. Soy un estúpido miedoso, mediocre, patético y estoy solo. La verdad es que no soy nadie que valga la pena. No estaría aquí si verdaderamente valiera algo. Intento de levantarme nuevamente. Me apoyo en mis manos y trato de levantarme. Y me arrastro un poco hacia delante. Tengo que salir de aquí. — ¿A dónde crees que vas imbécil? —Dice y unos segundos después una patada llega a mi costado. Vuelvo a caer, este es un nuevo dolor. Uno más fuerte. Grito y ellos vuelven a reír, mientras se miran los unos a los otros.
—Por favor… —Digo desesperado. Mi voz es rasposa. Forzada a salir. Diferente. Ya no puedo soportarlo. —Por favor, deténganse.
— ¿Qué nos detengamos, ratita? —Dice el mismo que me puso el apodo de “nenita”. — ¿Qué no lo soportas? —Me da una patada. Esta es igual de fuerte que la anterior. Es igual de dolorosa y mortal para mí. Es horrible. —Lastima.
Vuelve a darme otra patada, pero esto continua con otra de uno de sus compañeros. Las risas de ellos son altas, para mí, casi monstruosas. Las lágrimas de dolor son casi tan terribles como las de miedo. Pero estas van acompañadas de golpes que me dejan sin aire. Trato de pedir clemencia pero lo único que salen son alaridos de dolor. Desearía ser más fuerte, ser valiente, ser mejor. Pero más que todo quisiera batir las tinieblas que me nublan en el camino a la felicidad. Ya no quiero ser patético. Grito. Con un llanto más fuerte. La tristeza, el miedo y el dolor se mesclan en mi interior ya no puedo más. No lo soporto más. Esto es horrible. Solo quiero que todo termine.
Ellos comienzan a golpear con más intensidad. Alentados por mis gritos, quejidos y llanto. La oscuridad comienza a nublar mi vista. No quiero se rodeado de oscuridad. No más. Pero esta ya me rodea. Se arremolina en una capa gruesa a mí alrededor. Mi llanto cesa, esto es lo que soy y lo que tengo que ser. Una persona rodeada de oscuridad, incapaz de hacer algo. Tachada, abandonada y golpeada. Pero no lo quiero. Mi respiración va disminuyendo poco a poco. Y casi no noto los golpes. Yo no quiero estar rodeado de oscuridad. No lo quiero y no lo acepto. NO.
***
Abro los ojos, la luz me sega. Mi cuerpo se siente horrible, palpita. Una voz me dice que resista. Que sea fuerte. Pero yo no soy fuerte. Pero aun así siento que la oscuridad comienza a disipa. La vista se me nula y una vez más vuelvo a cerrar los ojos.***
25 de febrero del 2014
Un joven ha fallecido en urgencias. Tras una llamada de un conserje, el joven fue encontrado en uno de los salones a mano de tres adolescentes que, aparentemente, lo estaban golpean. Los adolescentes, de tercer año de preparatoria, nunca midieron fuerzas y los grabes golpes acabaron con la vida de Eril Miller. Un adolescente común. Esto es otro caso del acoso escolar que se produce en las preparatorias a nivel mundial….codes por irwin. para own
- Spoiler:
- Mi capitulo tiene 1.148 palabras, lo siento pero no soporte seguir con el tema. Esta mas o menos inspirado en Sunrise de Our Last Night, mas o menos como ya lo dije. Mi suceso fue Bullying, Acoso escolar. Y soy un asco de escritora, bai. Gracias por leer c:
espero que hayan llorado leyéndolo. Nah, eso nunca pasa cuando yo escribo, ahora si bai.
moondust.
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