at the heart of the question | one direction.

Capitulo 005

louis tomlinson.

Mi nariz comienza a tomar un tono rosado.
Miro nuevamente hacia la entrada, todo permanecía solitario, casi ningún movimiento se podía distinguir a simple vista. La puerta comenzó a moverse lentamente por la fuerza del viento. Hasta que al fin la veo salir, pero no sola, extrañamente con un niño de no más de seis años de edad de la mano, un pequeño de ojos azules, muy parecidos a los de Niall con la cabellera castaña, algo alborotada. Sonrío al observar esa tierna escena, es complicado pensar que Diane trabaja todos los días con niños pero no quiere uno propio, es frustrante, pero a veces creo que compresible.
Mi teléfono suena sacándome de mis pensamientos.
Era Niall, gran coincidencia.
Leo rápidamente el mensaje. “En el mismo lugar y a la misma hora, hermano” Suspiré con desanimo. A veces no entiendo por qué le pido a Diane un bebé si ni siquiera podré estar con él seguido, o quizás ni esté para él. Sé que le afecta y que  a veces presionarla no es lo mejor que podría hacer para mejorar la situación. Pero cuando mi boca se abre, muchas veces salen palabras que no pasaron por mi cabeza sino que solo salen de mi interior o de lo más profundo de mí ser, ¿Eso será controlable? Realmente no lo creo.
—  Louis, ábreme, comenzará a llover — Pude notar que ambos temblaban de frío. Quite el seguro rápidamente.
Diane se sentó en el parte trasera, algo que no acostumbraba a hacer nunca. Acomodó al niño junto a ella y sonrió victoriosa. El pequeño soltó una pequeña risita.
— Y bien… ¿Quién es este pequeño campeón? —Pregunté mientras ponía el auto en marcha.

El camino se hizo mucho más corto conversando con Daniel, hablando cosas que nunca había hablado con nadie en este último tiempo. Discutiendo si el Capitán América era mejor que SpiderMan. Ese niño era tan… parecido a mi cuando era pequeño, que me hacía recordar esos viejos tiempos con mi padre, me hacía pensar lo mucho que extraño a mi familia, a mis hermanas y hermano.




Acababa de acostar al pequeño Daniel junto a mí. Lo observo por menos de un minuto. Mi mirada busca rápidamente la de Diane hasta el momento en el que nuestras miradas se cruzan.

—Se ha dormido — Sonrió Diane. Suspiré y volví mi mirada hacia Daniel.
—  Es un gran niño — Dije en voz baja. Ella asintió con ternura — Espero que vuelva a quedarse otra vez con nosotros — Cogí el cobertor para acomodarlo mejor sobre él — Siento que él me hace bien
Noté que Diane miró un punto fijo de la habitación. Estaba perdida en sus pensamientos, es fácil reconoce lo que le pasa, sus facciones representan demasiado lo que siente y piensa, muchas veces eso está a mi favor, pero la mayoría de las veces no.

—     Te irás, ¿no es así? — La observe con algo de confusión. Su mirada transmitía tristeza y soledad. A veces es fácil sentirse como un maldito animal, puesto que siempre que la veo así me doy cuenta que soy más despreciable. Es obvio que ella es mucho para mí, pues estoy seguro que si hubiera sido otra, ya me habría dejado o ya estaría divorciado, tan  llevamos solo seis meses de matrimonio, y este último mes ha sido el más duro de todos — No me mientas, por favor — Rogó.

—  Sí, me iré — murmuré con mi orgullo por el piso. ¿Qué tipo de animal soy? ¿Dónde quedaron mis sentimientos?

Diane se levantó lentamente de la cama. El silencio inundó la habitación tan rápido como su embriagador perfume. Observé cada movimiento que hacía, me encantaba estudiarla, pero esta no era una buena situación. Caminó hacía el closet lentamente, y comenzó a rebuscar entre los abrigos hasta que encontró su objetivo.
Mi abrigo, con el que salía todas las noches.

Dirigió su camino hasta donde me encontraba y me miró con una media sonrisa, bastante fingida. Sus ojos se veían algo cristalinos pero aun así  mantenía su sonrisa.

—  Toma — Extendió el abrigo frente a mí — No lo olvides — Murmuró.

Baje la mirada con tristeza. El daño que le hacía era imperdonable, y ni siquiera sabe que es lo que hacemos día a día, no sabe lo que planeamos, ni cuál es nuestro propósito. Pero no la culpo, puesto que tengo el leve presentimiento que creé que la engaño. Pero no puedo decirle que es lo que hago, sería romper mi palabra, traicionar y acabar con todo por lo que hemos planeado junto a los chicos.

—     ¿Quieres que me vaya? — Pregunté buscando su mirada.
—  ¿Hay una forma de detenerte?
—    Quién sabe…

Frunció el ceño y se cruzó de brazos algo divertida, pero no lo suficiente para mi agrado.

— No te creó — Espetó.
—   ¿Por qué?
— Te amo pero vete — Enarqué una ceja — Quiero fingir que estas acostado junto a mí con la esperanza de encontrarte junto a mí la mañana siguiente — Dijo besando mi mejilla.

Ella estaba decepcionada de mí, podía notarlo en sus ojos. Su alegría y espontaneidad se fueron esfumando estos últimos dos meses, y todo gracias a mí. Mi mamá una vez me dijo que nunca debía hacer sufrir a una mujer pues ella es la que te pondrá los pies en la tierra.
Hace unos meses Diane solía llevarme más allá de la tierra,  pero todo está completamente claro.
Louis Tomlinson la cagó de nuevo.