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The Gates of Hell |Longan Lerman|
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
Página 1 de 1. • Comparte
The Gates of Hell |Longan Lerman|
- Ficha:
+titulo: The Gates of Hell
+autor: alice, yo.
+adaptación: no.
+género: general.
+contenido: estupidez.
+advertencias: no.
+otras páginas: no.
The Gates of Hell
En la penumbra de la media noche, Natasha Caliopé continuaba recostada boca arriba mirando al cielo y sin pensar nada en concreto; su cerebro se revolvía y revolvía una y otra vez sin encontrarle un sentido coherente a algo. El cabello rubio y corto se le pegaba a la nuca por el sudor que emanaba de su cuerpo. Aún no lograba acostumbrarse al extremista calor que allí hacía, y sí que hacía calor, independientemente de que estuviesen en la mitad de junio, el mes más caluroso. Sin embargo, todo ahí resultaba... desproporcionado.
Desesperada y frustrada de todo, decidió por fin ir a decirle la vedad que tanto le mortificaba cada día desde el momento en el que ocurrió. Se levantó tambaleándose de la roca no tan incómoda en la que estaba y se dirigió directamente y sin ningún titubeo o cuestión hasta donde sabía que se encontraría a Logan. En verdad esperaba que la perdonase, había sido culpa suya, pero, a pesar de eso, no quería seguir sintiéndose así de culpable. Las circunstancias de aquel día la habían llevado hasta ahí.
Por la noche, el pueblo Centralia resultaba incluso más aterrador, con sus casas y edificios abandonados, llenos de un aire misteriosamente amenazante que te helaba hasta los huesos. Las historias que había escuchado de ese lugar no ayudaban.
Se encontraba completamente sola y aceleró el paso al par de su corazón desbocado al darse cuenta de ello e intentando no ser asustada por su propia imaginación macabra.
Tuvo un presentimiento extraño y paró en seco, dejando que el sudor le recorriera la espina dorsal. Giró la cabeza lentamente hacia la derecha para así detenerse a observar lo que llamó su atención; su sombra se extendía larga y oscura entre la maleza hasta llegar a un viejo roble torcido donde estaba parado una figura humana. Reprimió el impulso de gritar.
Entonces, la figura humana se movió levemente a un costado revelando su identidad. Se estremeció al ver a Logan mirándola fijamente desde las sombras.
—¿Logan?—dijo Natsh en voz baja y ronca sólo para asegurase que aún podía articular palabras.
—Estoy aquí— respondió él, echando una ojeada rápida hacia atrás y acercándose.
Ella suspiró aliviada andando lentamente para no tropezar con lo que fuese.
Logan blandió su linterna que llevaba a todas partes, y Natasha no pudo estar más agradecida por aquello. ¿Cómo es que había estado tan tranquila hace unos minutos en aquella oscuridad tan aterradora?
—Dime, Natsh, ¿qué hacías aquí?—inquirió Logan tranquilamente, mirándole. No podía estar segura de eso puesto que aún no le podía ver lo suficiente.
Logan apartó la mirada de ella, concentrándose en encontrar torpemente el botón de encendido de la linterna de mano.
—Déjame a mí— se ofreció ella.
—No. Yo puedo.
Click.
La luz lechosa le iluminó el rostro a la rubia haciendo que sus pupilas se dilataran obligándola a retroceder cayendo hacia atrás.
—Mierda— maldijo, todavía en el suelo.
Logan apartó la linterna poniéndola en el piso y mostrándose repentinamente enojado, se incorporó e intentó ayudar a Natsh a levantarse, pero ésta, con una rapidez impresionante, ya se encontraba de nuevo parada frente a el con una ceja arqueada.
—Está bien.
—Perdón por lo de la luz.
—No importa— masculló Natasha, ya mucho más tranquila con él a su lado, siguiéndole por el sendero de piedras, hojas y tierra apestosa.
—¿Qué hacías aquí?—repitió Logan detrás de ella, impaciente.
Natasha suspiró y cerró sus ojos. Tomó a Logan de la mano dejando que sus dedos se entrelazaran con los de él y le quedó más que claro que ya era hora de decirle la verdad, la verdad sobre todo aquello.
—Logan, yo...—balbuceó—, yo...
Pero fue interrumpida por la mano de él apretándole los labios con demasiada fuerza, y la miró a los ojos penetrándola por completo.
—No lo quiero escuchar; no ahora, por favor no, Natasha.
Algo dentro de ella se rompió en cientos de pedazos diminutos, incapaces de volver a unirse al escuchar su nombre completo salir de la boca de Logan; el nunca la había vuelto a llamar así desde que se conocían, hacía millones de años. Ella sabía que resultaba absurdo y estúpido sentirse mal por ello, pero pensó que tal vez a veces era inevitable sentirse de cierta manera.
De pronto, fue distraída por un sonido burdo e inhumano. Algo parecido al vidrio rompiéndose pero mucho más fuerte y perturbador retumbó detrás de ambos, e inevitablemente el pánico frecuente que experimentaba nuevamente la asaltó. Miró inquisitiva a Logan, y supo que él también había escuchado aquello.
Lo que más temían ambos se acercaba, y rápido, las puertas del infierno comenzaban a abrirse y no habría escapatoria en ésta ocasión. El infierno pedía el regreso de ambos.
La rubia, aterrorizada, intentó atrapar la mirada de Logan. Pero éste se encontraba demasiado ocupado hurgando en la mochila que se había descolgado del hombro un segundo antes, y al parecer, buscaba algo dentro.
El miedo surgió en ella como el agua en cascada. Cogió el brazo del castaño por instinto, queriendo alejarse de ahí lo más pronto posible.
Una parte de ella, la racional, sabía que no lo lograrían; sin importar que tan fuerte corrieran, cuanto lucharan, cuantos trucos usaran, iban a volver a donde pertenecían.
El ruido incrementó considerablemente, cada vez más cerca. Entonces, estuvo completamente segura de que no habría ninguna escapatoria esta vez.
Desesperada y frustrada de todo, decidió por fin ir a decirle la vedad que tanto le mortificaba cada día desde el momento en el que ocurrió. Se levantó tambaleándose de la roca no tan incómoda en la que estaba y se dirigió directamente y sin ningún titubeo o cuestión hasta donde sabía que se encontraría a Logan. En verdad esperaba que la perdonase, había sido culpa suya, pero, a pesar de eso, no quería seguir sintiéndose así de culpable. Las circunstancias de aquel día la habían llevado hasta ahí.
Por la noche, el pueblo Centralia resultaba incluso más aterrador, con sus casas y edificios abandonados, llenos de un aire misteriosamente amenazante que te helaba hasta los huesos. Las historias que había escuchado de ese lugar no ayudaban.
Se encontraba completamente sola y aceleró el paso al par de su corazón desbocado al darse cuenta de ello e intentando no ser asustada por su propia imaginación macabra.
Tuvo un presentimiento extraño y paró en seco, dejando que el sudor le recorriera la espina dorsal. Giró la cabeza lentamente hacia la derecha para así detenerse a observar lo que llamó su atención; su sombra se extendía larga y oscura entre la maleza hasta llegar a un viejo roble torcido donde estaba parado una figura humana. Reprimió el impulso de gritar.
Entonces, la figura humana se movió levemente a un costado revelando su identidad. Se estremeció al ver a Logan mirándola fijamente desde las sombras.
—¿Logan?—dijo Natsh en voz baja y ronca sólo para asegurase que aún podía articular palabras.
—Estoy aquí— respondió él, echando una ojeada rápida hacia atrás y acercándose.
Ella suspiró aliviada andando lentamente para no tropezar con lo que fuese.
Logan blandió su linterna que llevaba a todas partes, y Natasha no pudo estar más agradecida por aquello. ¿Cómo es que había estado tan tranquila hace unos minutos en aquella oscuridad tan aterradora?
—Dime, Natsh, ¿qué hacías aquí?—inquirió Logan tranquilamente, mirándole. No podía estar segura de eso puesto que aún no le podía ver lo suficiente.
Logan apartó la mirada de ella, concentrándose en encontrar torpemente el botón de encendido de la linterna de mano.
—Déjame a mí— se ofreció ella.
—No. Yo puedo.
Click.
La luz lechosa le iluminó el rostro a la rubia haciendo que sus pupilas se dilataran obligándola a retroceder cayendo hacia atrás.
—Mierda— maldijo, todavía en el suelo.
Logan apartó la linterna poniéndola en el piso y mostrándose repentinamente enojado, se incorporó e intentó ayudar a Natsh a levantarse, pero ésta, con una rapidez impresionante, ya se encontraba de nuevo parada frente a el con una ceja arqueada.
—Está bien.
—Perdón por lo de la luz.
—No importa— masculló Natasha, ya mucho más tranquila con él a su lado, siguiéndole por el sendero de piedras, hojas y tierra apestosa.
—¿Qué hacías aquí?—repitió Logan detrás de ella, impaciente.
Natasha suspiró y cerró sus ojos. Tomó a Logan de la mano dejando que sus dedos se entrelazaran con los de él y le quedó más que claro que ya era hora de decirle la verdad, la verdad sobre todo aquello.
—Logan, yo...—balbuceó—, yo...
Pero fue interrumpida por la mano de él apretándole los labios con demasiada fuerza, y la miró a los ojos penetrándola por completo.
—No lo quiero escuchar; no ahora, por favor no, Natasha.
Algo dentro de ella se rompió en cientos de pedazos diminutos, incapaces de volver a unirse al escuchar su nombre completo salir de la boca de Logan; el nunca la había vuelto a llamar así desde que se conocían, hacía millones de años. Ella sabía que resultaba absurdo y estúpido sentirse mal por ello, pero pensó que tal vez a veces era inevitable sentirse de cierta manera.
De pronto, fue distraída por un sonido burdo e inhumano. Algo parecido al vidrio rompiéndose pero mucho más fuerte y perturbador retumbó detrás de ambos, e inevitablemente el pánico frecuente que experimentaba nuevamente la asaltó. Miró inquisitiva a Logan, y supo que él también había escuchado aquello.
Lo que más temían ambos se acercaba, y rápido, las puertas del infierno comenzaban a abrirse y no habría escapatoria en ésta ocasión. El infierno pedía el regreso de ambos.
La rubia, aterrorizada, intentó atrapar la mirada de Logan. Pero éste se encontraba demasiado ocupado hurgando en la mochila que se había descolgado del hombro un segundo antes, y al parecer, buscaba algo dentro.
El miedo surgió en ella como el agua en cascada. Cogió el brazo del castaño por instinto, queriendo alejarse de ahí lo más pronto posible.
Una parte de ella, la racional, sabía que no lo lograrían; sin importar que tan fuerte corrieran, cuanto lucharan, cuantos trucos usaran, iban a volver a donde pertenecían.
El ruido incrementó considerablemente, cada vez más cerca. Entonces, estuvo completamente segura de que no habría ninguna escapatoria esta vez.
- holi:
- holi. jamás terminé este shot, ni creo que lo vaya a hacer en un futuro bc soy floja (?). so, creo que ese será como el final o así, solo eso. bye
glacier.
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