como ser una gringa y no morir en el intento |nc.

Capitulo 04

La puerta principal se abrió, y por allí entro mi hermano mayor con la bolsa tan esperada por todos. Al fin había llegado, no entiendo porqué se tardó tanto si el local a dónde tenía que ir se encontraba en la esquina, bueno, eso ya no importa. La comida ahora se encontraba encima de la mesa, eran tres porciones de papa fritas y tres sándwich de chorizo, o más conocido cómo choripanes. Coloqué los vasos y la gaseosa, para luego finalmente sentarme al lado de mi hermano y enfrente de nosotros, nuestra madre. 

—¿Por qué tardaste tanto? —Le pregunté a mi hermano mientras tomaba unas papas fritas y las dirigía a mi boca. 
—Mucha gente, es viernes, enana —Dijo para luego subirle el volumen al televisor, estaban pasando el noticiero. La noticia que se encontraba en ese instante era sobre un asalto en nuestra ciudad. De la nada, se me vino a la mente que mamá tenía que decirnos algo.
—Che, ma, ¿vos no tenías que decirnos algo? 
—Ah, sí. Pero primero terminen de comer y les cuento. 
—No, dale. Decilo ahora, ma —Me apoyó mi hermano. Nuestra madre dejó de comer y se colocó en un ambiente serio, esto comenzaba a preocuparme— ¿Es algo malo? 
—No, bueno, no sé. Para mí no, pero no sé para ustedes. 
—Lárgalo de una vez, ma. 
—Yo tengo una amiga, llamada Laura, la conocí en la secundaria y ella se mudó a Londres apenas nos graduamos. Hace poco volví a reencontrarla, ahora tiene un gran negocio propio y bastante exitoso, y me ofreció trabajar con ella.  
—¡Eso es genial, ma! —Dijimos ambos contentos, pero nuestra mamá seguía seria— ¿Por qué esa cara? 
—Falta la parte mala, lo malo es que… El negocio está en Londres y si quiero trabajar junto a ella, tenemos que mudarnos —Ahora éramos nosotros los serios, ¿Londres? Debía estar bromeando. Tendría que dejar a mis amigas, mi vida aquí y no quería, ninguno de los dos quería. 
—Pero… ¿Es bueno el trabajo? 
—El sueldo es el triple de lo que gano actualmente, sería una muy buena oportunidad. 

Olvidé mencionar que los últimos tres años, para ser más exactos desde que nuestro padre dejó de aparecer en nuestras vidas, mamá entró en una crisis económica y con suerte llegaba a fin de mes. Pues pagar la cuota de dos estudiantes de un colegio privado, las cuentas y los gastos no se cubría con tan sólo un sueldo. Antes podíamos hacerlo ya que recibíamos la mantención por parte de papá, pero éste de un día para otro desapareció. Mis padres se habían separado luego de mi nacimiento, por “diferencia de pensamientos” aunque todos sabemos que era porque papá se mandaba cagada tras cagada, el caso es que desde entonces nos pasaba cada mes, el dinero que nos correspondía por no vivir con él. 
No me gustaba ver a mi madre llegar cansada y con el dinero justo, siempre haciendo hasta lo imposible por darnos lo que necesitábamos. Además, de que el colegio no era fácil, menos estando en tercer y quinto año, los materiales que los profesores pedían, los libros, útiles, fotocopias, etc. Pero si mudarnos a Londres haría que nuestra madre esté más relajada, estaba dispuesta a hacerlo. Al menos yo sí.    

—Digan algo, por favor… 
—Ma… Es algo bastante difícil de tragar, ¿mudarnos a Londres? Tendría que dejar toda mi vida, además de que sería acostumbrarse a un idiota totalmente distinto, costumbres distintas, espacio distinto. En fin, sería todo distinto. Pensarán que somos unos cavernícolas perdidos por ahí, y más estando con Fati —Lo miré y le pegué en el brazo— Una cavernícola violenta, encima. 
—Cállate, idiota. 
—Pelotuda.
—Tarado.
—Fea.
—¡Habló el hijo de Leonardo Di Caprio! —Mi madre rió ante la pequeña pelea entre mi hermano y yo. Era algo común entre nosotros y a lo que ella ya estaba acostumbrada.
—Bueno, bueno, no empiecen de nuevo. Entonces… ¿No tienen problemas?
—No nos agrada la idea de dejar nuestras vidas, pero sí es para verte más relajada y tranquila, lo hacemos. Eso sí, Andrea viene con nosotros. ¡Si quiere hasta que empiecen de nuevo las clases! 
—¿Andrea? 
—Sí, Andrea, la que siempre viene a casa, la que te gusta. 
—¡No me gusta, Fátima! 
—Cómo digas, hermanito. Comunícaselo a tu mandíbula, que se te cae cada vez que viene —La risa de nuestra madre resonó nuevamente. Todos sabían del claro enamoramiento de Thiago por mi mejor amiga. Realmente me gustaba la idea de ellos dos juntos, pues sabía que Andrea era una buena chica para mi hermano. Sentí el golpe en mi pierna de su zapatilla, a lo que se lo devolví y terminamos enredados en una batalla de patadas. 
—Me llegan a patear a mí y los cago a patadas yo, en el culo. ¿Ok?  —Entonces paramos la pelea y prestamos atención a nuestra madre.
—Y… ¿Cuándo nos iríamos a Londres? 
—En tres días. 
—Bueno… Creo que Londres nos espera.

♡

Una conocida canción comenzó a sonar desde algún lugar de mi habitación, haciendo que yo y mi mejor amiga despertáramos. Agradecía que sea una canción de unas de mis bandas favoritas y no un irritante y estúpido sonido ya incorporado en el celular. Realmente odiaba esos tonos, con toda mi alma. Mi amiga se tapó nuevamente con las sábanas hasta la cabeza, mientras que yo me destapé y me coloqué mis pantuflas. Mi madre me había encargado la hermosa tarea de despertar al vómito de perro de mi hermano, nótese el sarcasmo y el amor que le tengo a Thiago. Por lo que me dirigí a su habitación, la cuál quedaba al lado de la mía, entré sin golpear y lo encontré durmiendo plácidamente. Sonreí maliciosamente al momento que una idea se me pasó por la cabeza. Sin hacer mucho escándalo me subí a su cama, conté hasta tres y comencé a saltar encima de él. Tardó unos segundos en despertarse, obviamente, molesto.

—¡Fátima Milagros Romano! —Gritó apenas se despertó completamente, dejé de saltar y reí sonoramente. Se acomodó para volver a dormir pero entonces comencé a brincar otra vez—. Dios, que pendeja hincha pelota, loco. 
—Mucho. ¡Dale, levántate, Thiago! —Pateé levemente lo que sería su estómago, él se quejó y de golpe tiró de mi pierna, haciendo que caiga. Me puse de pie y salté nuevamente. 
—¡Ya me levanto, ya me levanto! ¡Un día te voy a matar y voy a tirar tu cadáver al riachuelo! —Dijo mientras se levantaba de pronto y se colocaba una remera tirada por ahí. 
—Sabes que te quiero, idiota —Pronuncié para ir hasta el borde de la cama y subirme a su espalda.
—Yo también, pendeja. Dale, que ya son las… siete y a las nueve sale el vuelo.

Abandoné su cuarto para luego volver al mío, allí se encontraba mi mejor amiga recién levantándose. Una vez que estuvo totalmente despierta, juntamos el colchón del suelo y acomodamos todo en su lugar. Después de eso, Andrea se fue al baño a cambiarse mientras yo lo hacía en la pieza. Opté por usar unos jeans negros rasgados, típicos en mí, unas Vans del mismo color y una remera de mi banda de rock favorita: Attaque 77. Mi hermano era ultra fanático de ellos, tanto que terminó pasándome a mí el gusto por aquella banda. Los comencé a escuchar a los doce años y hasta ahora, todos sus temas me encantaban. Mi cabello lo dejé suelto, ya que no tenía ni ganas de atarlo y encima de éste, me coloqué mi gorro de lana favorito. Hacía algo de frío aquella mañana, así que antes de salir, me pondría mi buzo de Santa Cruz – en realidad era de Thiago, pero un día me lo prestó y jamás se lo devolví –. 
Una vez lista, salí de mi pieza y fui hasta el baño. Esperé a que Andrea terminara de cambiar y entré, juntas nos lavamos la cara y cepillamos nuestros dientes. Una vez listas esas cosas, nos dirigimos a la cocina. 

—Buenos días —Saludamos. Andrea se sentó al lado de mi madre y enfrente de Thiago. Solamente para molestarlo, le coloqué la capucha de su buso a mi hermano, quién me ignoró, pues estaba adormilado todavía. Tomé asiento al lado de mi amiga con un paquete de Oreos en la mano. 
—Thiago, vos te sentás conmigo y Fati con Andre. ¿Si? —Todos asentimos, la televisión estaba en canal 11, o más conocido cómo Telefe.  La animación de Dragon Ball Z comenzó y casi escupo el mate cocido que estaba tomando.
—¡No jodas, Dragon Ball! —Gritamos mi hermano y yo al mismo tiempo. Pues hace mucho que no veíamos ese dibujito. Sonará raro, pero prácticamente el 90% de las cosas que a Thiago le gustan, a mí también. Eso pasa cuándo tu mamá te deja a cargo de tu hermano mayor desde los seis años. 
—Ay no, otra vez… ¡Terminen de desayunar! —Nos gritó mamá al mismo tiempo que se levantaba de la mesa y se dirigía a guardar las últimas cosas. Mientras mirábamos Dragon Ball Z, Thiago y yo nos dispusimos a terminar nuestro desayuno. Pues ya eran las siete con cuarenta y cinco minutos. 

♡

Otro avión despegó de la pista, según el parlante, éste se dirigía a Brasil. Me encontraba sentaba en las incómodas sillas de plástico hace más de quince minutos y ya podía sentir cómo mi trasero se hacía cuadrado. 
Nuestro vuelo salía, posiblemente, en unos diez minutos, habíamos llegado muy temprano a decir verdad. Mi hermano tenía los auriculares puestos y los ojos cerrados, aunque no dudaba en absoluto que se haya quedado dormido. Andrea, quién se encontraba al lado mío, estaba en la red social Twitter, acosando el perfil de uno de los integrantes de 5 Seconds of Summer. Había comenzado a escuchar aquella banda a no hace mucho, nueve meses creo, tocaban bien y ellos eran lindos. Eran distintos ya que no eran una boy-band, y eso me agradaba bastante. Apoyé mi cabeza en su hombro y comencé a ver junto a ellas los más recientes tweets. Uno decía que el clima frío y que se yo, otro decía que estaban con bastante sueño –díganmelo a mí- y otro, decía que estaban en Londres. Mi amiga y yo abrimos los ojos al tope y casi nos agarra un ataque de emoción, pero justo el parlante anunció nuestro vuelo. Aguantándonos las ganas de gritar cómo fangirls, tomamos nuestras maletas y seguimos a mi madre y hermano, quiénes iban unos metros más adelante. 
Llegamos junto a ellos, en donde revisaban los pasaportes y boletos y le entregabas las maletas al chico que las ponía en la bodega, las primeras fuimos Andrea y yo, al ver que estaba todo bien y entregadas nuestro equipaje, subimos sin ningún problema y comenzamos a buscar nuestros asientos. Los encontramos en poco menos de cinco minutos, a mí me tocó del lado de la ventanilla y a ella de pasillo. 
La amiga de mamá, Laura, se había lucido con los pasajes de avión. Pues había comprado para primera clase. 

—¡5 Seconds of Summer está en Londres! ¿Entiendes eso? —Gritó en un susurro mientras sacudía mi brazo. 
—¡Sí, sí, entiendo eso! Pero cálmate por favor, no quiero que nos tomen cómo locas. ¿Ok? 
—De acuerdo… ¡No puedo creerlo! —Gritó nuevamente, a lo que yo respondí golpeándola en el brazo y haciendo una señal de silencio—. Cambiemos de tema. ¿Está bien?
—Gracias.
—¿Crees que habrá chicos lindos allá? 
—No lo sé, espero que sí —Reímos y nos abrochamos nuestros cinturones ya que así indicaba una azafata delante de todo.
—Thiago va a estar feliz allá, ¿no? Las inglesas son lindas.
—¿Celosa? 
—No, él no es nada mío. Solamente decía…
—A mí no me jodas, te gusta Thiago. 

Aún no superaba la noticia de que la banda que me gustaba se encontrara en la ciudad a la que estaba viajando ahora mismo. Estaba declarado que apenas llegara, averiguaría donde se hospedaban e iría con Andrea hasta ese lugar para actuar cómo dos fangirls latinas. 
Realmente no sé que haría en Londres… ¿Cómo se supone que tendría que comportarme? ¿Cómo una muñequita barbie sin una puta neurona? Definitivamente, Londres no sería nada fácil.