Déjà vu {novela colectiva.

Capítulo 02

La canción de Lady Gaga sonaba a lo lejos. Quería que dejara de sonar, pero para ello necesitaba despertar y lo hice. Miré la pantalla de mi celular para ver el nombre de Josh. Giré mis ojos y conteste.

—¿Qué quieres Josh? No discutiré acerca de la ropa que usaras hoy —le dije antes de poder escuchar su voz.

—Hola Josh, ¿cómo estas el día de hoy? Muy bien, gracias por ser tan considera Rachel —habló tratando de imitar mi voz

—Dios, no llores. Solo bromeaba. ¿Que necesitas querido amigo? —pregunté suavizando mi tono. 

—Saber porque aún no llegas. El profesor ya casi está aquí y tu ni figuras. —Al escucharlo, miré con mis ojos bien abiertos el reloj que estaba a un lado. Eran exactamente las siete son cincuenta y cinco minutos. 

—Te llamo luego. —Articulé antes de colgar. Corrí hasta el baño para darme la ducha más rápida de mi vida. Pasé por alto el agua fría, no necesitaba recordar lo preocupada que estaba mi madre con las cosas de la casa; eso me retrasaría más. 
Corrí por mi habitación para buscar algo de ropa, y me puse lo primero que encontré. Baje hasta la cocina para tomar un desayuno rápido, pero la desgracia se encontraba allí. 

—Podrías usar algo de ropa mientras estas aquí — le mencione a el novio de mi madre, el cual estaba sólo con boxer haciendo el desayuno de la bonita pareja. 

—Lo siento, pensé que ya te habías ido —me respondió él, sin inmutarse.

—Independiente a que esté o no, deberías usar algo para tapar tu desgracia, nadie está interesado de ver lo mal bendecido que fuiste... ¡Oh! espera, verdad que existe mi madre —dije irónicamente, sonriendole de la misma manera. 

—No veo el porqué de tu odio, Rae. Hace un año eramos amigos ¿no lo recuerdas? —indicó, tratando de sonar inocente. 

—Tu lo dijiste, Walter, eramos; ya no más. ¿Sabes lo repulsivo que es pensar en ti y en mi madre...juntos? Y por cierto, es Rachel para ti.

—No es tan así, como tu lo piensas. Yo la he amado desde hace años y si tu no te diste cuenta no es mi culpa. 

—Una vez tuvimos esta misma conversación y terminamos en lo mismo. Sólo quieres dinero. El hecho de que tu padre te haya quitado todo el dinero que tenías, no significaba que debías venir y quitar el mío. Hablando de dinero, dile a mi madre que pague las cuentas, o si no el cuento de hadas en el que viven pronto se terminará. —Cogí una manzana y salí de allí dando un gran portazo. Subí hasta mi auto, pero no lo encendí inmediatamente. Apoye mi cabeza en el manubrio y solté un grito de frustración. 
Cuando ya me había calmado le envié un mensaje a Josh, diciéndole que no llegaría al primer periodo o tal vez no iría. Encendí mi automóvil y conduje sin rumbo alguno. Pero sin darme cuenta llegué a un lugar conocido. 

Era aquel parque donde Walter y yo íbamos desde pequeños. Aquel parque guardaba grandes recuerdos los cuales no podía borrarlos tan fácilmente como lo había hecho él. 

Bajé de mi auto y caminé hasta el primer banquillo que encontré. El parque estaba sin un alma infantil que pudiera darle vida a éste. Los juegos estaban deteriorados. El césped estaba seco y los árboles ya no tenían hojas. 
Solté un suspiro, mientras una brisa fría hacía que mi cuerpo tiritara. 

—Deberías abrigarte más para salir a estas horas de la mañana —escuché una voz a mis espaldas. 

—Theo, no debías venir aquí —le dije mientras me giraba para mirarlo. 

—Al no verte llegar me preocupé, pensé que ya habías cometido aquel homicidio que tanto añoras —comentó de forma graciosa, haciendo que una sonrisa se escapará. 

—¿Por qué te saltaste la clase? Sabes que no debes hacerlo —objeté frunciendo mi ceño. 

—Es solo una clase menos, Rae. Además Josh me puede pasar sus apuntes. 

—Claro, él estará más que encantado —manifesté. 

—Te apuesto mi Camaro a que te saltaste el desayuno —dijo sentándose a mi lado. 

—¿Quién tomaría desayuno con un exhibicionista? Me basta con escucharlos las veinticuatro horas del día. 

—Me lo puedo imaginar —se puso de pie y me extendió su mano—. Ven, te invito un especial. 



   

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