a hurried looks. | nc

Poco a poco veía desaparecer la ciudad que lo había criado, y en cierto punto siento la típica punzada de dolor que hace tiempo no experimentaba, desde que estaba con sus nuevos amigos no quiso sentirla.
Veía como Morris tomaba un nuevo cigarro y buscaba fuego de una manera exagerada, sintió un nuevo dolor nacer dentro de él. Pensaba una y otra vez como pudo terminar donde estaba, se sentía feliz de estar finalmente en la universidad pero no le agradaba saber de qué personas se había rodeado en las vacaciones de verano. Sabía que su madre se había partido el lomo tratando de ocultar la ausencia de su padre pero aún así nunca pudo guardar sus impulsos rebeldes que llegó a tener, y solo su hermana conocía las causas de sus idioteces.
Recargo la cabeza en la ventana tratando de ocultar los recuerdos que se avecinaban a su mente y cerró los ojos intentando conciliar el sueño que tanto deseaba.


- California State University – el grito del conductor lo revivió de su sueño y se apresuro a tomar sus maletas, aquí se separaba de estas personas y en cierto sentido se sentía mejor de hacerlo

Se comenzó a despedir de aquellos que llegaron a agradarle, no todos obtuvieron ser drogadictos o ebrios como Morris y eso llego a consolarlo de una manera exagerada. Aunque él no fuera un ejemplo a seguir.

- ¿Pero qué…? – escucho el grito de Morris a sus espaldas y de inmediato supo que había problemas
- Los caramelos son mejores, te lo aseguro – vio como el chico se daba vuelta y de inmediato se tuvo que abalanzar sobre el que creía su amigo para evitar que pasara un altercado al inicio del año
- ¡Cálmate hombre! – grito Henry a su lado, un chico con exceso de piercings en la oreja
- ¡¿Qué se cree el cretino?! – los grito de Morris se escuchaban en todo el autobús y algunas personas se bajaban a prisa para escapar

Owen tomo una fuerte respiración y salió como pudo del lugar, tomando su precaria maleta a paso rápido. Supo que estaba dejando los problemas en manos de esos chicos, pero no se tenía que preocupar por ellos en lo que restaba de su vida, o eso quería pensar en el resto de la universidad, se iban a ir lejos, muy lejos, se repetía a sí mismo con cada paso que daba lejos del autobús.


- Ya estoy llegando a las listas – Owen rodo los ojos escuchando las preocupaciones de su hermana, ella llegó a ser más que hermana para él
- ¿En qué casa estas? – pregunto por quinta vez ansiosa de saber en donde había quedado su hermano
- Te dije que estoy llegando a las listas – repitió tomando entre sus dedos el piercing que tenía en el labio – dame un segundo – tomo el celular y cambio de posición para apretarlo con la mejilla y evitar que callera

Ansiaba quedar en la casa azul o en la verde, que aunque sonara estúpido eran sus colores preferidos, así que inicio por las listas de esos colores. Al ver que no estaba su nombre prosiguió con el amarillo y naranja, luego la roja y la rosa, pero en ninguna estaba. Por un momento entro en pánico al pensar en recibir la carta de aceptación de alguien más, pero claramente su nombre venía en el sobre.
Reviso la lista gris y no obtuvo su nombre, entro en pánico al ver que solo quedaba la violeta, no es que no le agradase la casa si no el pánico al no encontrarse en ella. Además de que los gritos de su hermana por el teléfono no ayudaban de mucho.

- ¡Puedes esperar! – grito callando los chillidos de Crystal – gracias – respondió más calmado empezando con la lista.

Nina, Jeffrey, Finley y finalmente su nombre. Un suspiro salió involuntariamente de ver su nombre en la lista, tomo su maleta del suelo y se la subió al hombro volviendo a cambiar de posición su celular.

- Casa violeta – suspiro escuchando nuevamente los chillidos de su hermana
- Que emoción, mi hermano es universitario – escucho como aplaudía de alegría nuevamente
- Si, como digas – rodo los ojos con una sonrisa divertida y camino a lo largo del campus, buscando la casa a la que fue designado
- Más te vale que vengas el fin de semana, quiero los detalles y ver si conociste una chica – supo que ella movía arriba y abajo las cejas
- Claro – volvió a rodar los ojos y se dio cuenta que ansiaba volver a ver a su hermana cuanto antes, todo sería peor sin sus consejos, como cuando llego ebrio la primera vez – Cris tengo que irme, voy a buscar la casa

Escucho como su hermana contestaba lentamente y colgaba con un triste “te llamo más tarde”, y se juro a si mismo devolver la llamada en cuanto fuera noche, aunque se quedara hasta el amanecer, lo haría.
Camino por los pastos verdes viendo como algunos estudiantes andaban de un lado a otro y se pregunto cómo sería la verdadera vida universitaria, esperaba que su casa no fuera eliminada, quería permanecer en la escuela y haría hasta lo imposible por mantener a flote su pequeña esperanza.
Sus pensamientos se intensificaron hasta que casi choco con un chico, tenía la misma expresión confundida que él.

- Oye ¿Sabes dónde queda la casa violeta? – y de pronto vio como la cara de confusión se iba y la sorpresa la reemplazaba
- ¿Eres de la casa violeta? – contesto preguntando y Owen se quiso dar de topes contra la pared
- No, solo preguntaba para ver donde quedaba – la respuesta sarcástica salió de sus labios sin si quiera poder detenerla
- Genial, entonces estás conmigo – la sonrisa que mostro fue algo sincero, y sin duda paso de largo el comentario sarcástico de Owen
- ¿Dónde queda? – volvió a preguntar lentamente ignorando la respuesta del muchacho rubio
- Sígueme – contesto alegre mientras giraba sobre los talones y comenzaba a caminar

En cierto punto el chico le desesperaba, no podía creer que alguien fuera tan alegre como él, y para su fortuna o miseria, ese muchacho estaba en la misma casa.
Se puso a su altura en cuanto vio que lo dejaba un poco rezagado, y por fin lo vio claramente, su cabello era rubio y corto, llevaba una camisa sencilla blanca con un pantalón negro de mezclilla y sus ojos eran increíblemente oscuros, parecían cerca del negro.
Volvió la vista al frente en cuanto pensó que actuaba como una chica, vaya que eso estaba mal.
Se acercaron a una sección donde había diversas casas, y de inmediato supo cual era de cada “equipo”. Pasaron cerca de la roja y se encontraron con una chica rubia, en ella sí que se quería fijar.
Para su mala suerte su acompañante también se quedo embobado viéndola. Pero tuvieron que seguir caminando en cuanto ella los volteo a ver fijamente con expresión confusa.
Siguieron su camino hasta casi llegar al final de la calle, donde se encontró con lo que sería su nuevo hogar por un tiempo.

- Bienvenido a la casa violeta – comento el rubio con una sonrisa
- Owen – contesto en cambio
- Jeffrey – sonrió su nuevo amigo con satisfacción