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" Traspaso de condena" Relato corto
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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" Traspaso de condena" Relato corto
Escribí esto hace añor... espero que pueda ser de su agrado c;
Era una tarde de verano, una suave brisa recorría todo el poblado de Eastville. Era una mezcla de misterio y algo fresco que producía que cada persona victima del encanto del tenue balanceo de las hojas, pensara que ahí afuera no existían unas brasas ardientes. Todos...casi todos los habitantes estaban ocultos bajo la sombra, reconfortados por algún aire acondicionado o un buen ventilador, así era, este airecillo sobrevalorado no lograba calmar aquel sol abrazador que les hacia la guerra.
Era una tarde de verano, una suave brisa recorría todo el poblado de Eastville. Era una mezcla de misterio y algo fresco que producía que cada persona victima del encanto del tenue balanceo de las hojas, pensara que ahí afuera no existían unas brasas ardientes. Todos...casi todos los habitantes estaban ocultos bajo la sombra, reconfortados por algún aire acondicionado o un buen ventilador, así era, este airecillo sobrevalorado no lograba calmar aquel sol abrazador que les hacia la guerra.
Frank tomaba caso omiso de esta situación, para el de todos modos el invierno y el verano eran un regalo que sabia apreciar, si bien, el chico tenía 16 años recién cumplidos poseía una mentalidad abierta, madura y educada. Tenía un cabello rojizo notorio ante la luz del sol, pero castaño oscuro en la carencia de toda aquella luminosidad, poseía unos enormes ojos color chocolate era delgado y tenia una altura considerable de 1.80. Se podría decir que era un chico deseable y guapo, pero su personalidad nunca había entrado en conexión con el sexo apuesto. Frank lo sabía, nunca lograba encajar, cuando intentaba unirse a un grupo de personas de su edad nunca lograba encontrar el gusto a sus intereses, y cuando hablaba de los suyos, no le comprendían.
Aún así Frank, no pudo descartar el amor a los 15, pero como lo ya mencionado antes, su forma de actuar había logrado que su chica se esfumara tan rápido como la cordura dentro de un manicomio. Este punto no había significado para el más que un poco de dolor antes de la completa superación. Después de todo a los 15 no había aprovechado su vida del todo y, aun tenia el resto para pensar en este tipo de cosas.
Mientras mantenía un paso lento y constante el chico miraba extrañado a su entorno. El día anterior había sido enviada hasta su casa una carta nombrada por una supuesta hermandad. La carta no era mas que una invención a la convención de literatura mitológica, cosa que para él, no carecía en lo más mínimo de atractivo, estaba entre las lineas de las cosas que le gustaban y apasionaban por completo, un gusto complejo y a la vez fascinante. De esta forma Frank decidido completamente a asistir para acabar con el concepto de unas aburridas y solitarias vacaciones. El ambiente que rodeaba a Frank de pronto se volvió a un montón de casas viejas distribuyas como un laberinto a prueba de extraños. Dentro de su visión, solo logró pensar ¿Dónde estaría semejante convención?
Buscó en las solitarias y silenciosas calles el número 42 de la calle Porlaned, pero no había ninguna calle y ningún ser humano a quien se le lograra pedir una indicación. Ni siquiera se escuchaba el murmullo de las voces de alguien, solo se podría decir que estaba él, sus pasos lentos y ya cansados, solo sin la compañía de algo o alguien mas.
Absorbido por una especie de obsesión repentina busco detalladamente por todo el lugar. Pero solo llego hasta el final de área poblada, pare llegar a una línea de montones de árboles y, el cementerio Porlaned.
El notó como su corazón se detenía un instante, ¿Cómo no había caído en la cuenta antes?, esto debía ser una especie de broma de mal gusto por parte de unos ociosos. Le habían llevado a un lugar desabitado, era imposible aquel completo silencio en un lugar poblado de casas. La soledad total no era definitivamente el status normal en cualquier lado del mundo.
Su tiempo perdido en la pensada broma le tomo la caída de la noche cada vez quedaban menos indicios de la existencia del sol y su intenso calor de verano.
Derrotado y decidido a volver a su hogar, dio media vuelta a un pie de la casa de los muertos y, sintió el crujir de la hiedra en zapatos ajenos. Con la sensación de escalofríos volvió a voltear, el sonido de algo o alguien mas era extraño para el, después de tanto silencio absoluto.
En principio sus ojos forzados a la visión sin poseer suficiente luz, no veían nada. Pero el engaño de sus ojos muy pronto desapareció para que el pudiera observar la silueta de alguien caminando hacia los árboles.
Comenzó a ser adsorbido por una espesa neblina, el no se atrevería a seguir a aquel espectro de la noche, aturdido con la percepción de vida en aquel lugar, se resigno a volver a casa y dejar de husmear por esos lados. Definitivamente no había llevado nada agradable a su vida.
Continuo camino a su hogar con una sensación en el pecho, tal vez un presentimiento o, las consecuencias de un buen susto. Al llegar a la división de calles, tomo el camino que le parecía el correcto, pero las casas ya no aprecian las mismas todo estaba confuso para el, o lo estuvo hasta que el camino le llevo a un callejón sin salida alguna, lejos de cualquier opción de escapatoria. Retornó al cementerio y se guío por otro camino, esta vez con resultados diferentes, algunas casas le parecían familiares, en su trayecto encontró un pequeño bulto, lo tomo en sus manos, era una muñeca, no una de esas plasticas que todas las niñas pequeñas tenían, era de porcelana con un vestido azul de un genero descocido, podría decirse que eran de esas muy antiguas, que en vez de dar la sensación de agrado, te provocaba terror.
Frank no sintió que fuera necesario devolvérsela a quien pertenecía, después de todo parecía no haber nadie, la dejo adentro de su mochila, aunque su cabeza pensaba que no quería una muñeca y no tenia sentido llevar algo que no le pertenecía, pero no podía evitarlo, sus manos se movían solas sin dejarle actuar a su cabeza. Solo eran los instintos.
Las casas de pronto tenían, todas unas luces calidas, dignas de un sol privado en cada una de ellas. Este nuevo resplandor fue hipnotizante a los humanos ojos de Frank.
Tomo camino hacia la ventana de una de las casas, la curiosidad y esa luz querían apoderarse de Frank con locura. Sus pasos se aceleraron para correr hasta aquel lugar, la luz le cegaba por completo y muy pronto se adapto a su vista. Aquella luz no provenía más allá que de una pequeña vela color negro en el centro de la gran habitación sobre una mesa de mármol macizo. No logro ver a nadie ni nada, solo le importaba llenarse de todo aquel mortal resplandor. Fue entonces que la luz hizo que el muchacho quisiera entrar en la casa. El poder mental que el brillo ejercía sobre Frank hacia que este olvidara y borrara su mente por completo, ya no lograba pensar, no lograba razonar, solo se había entregado completamente a sus instintos humanos, indefenso a cualquier cosa. Se encontraba ante el hechizo de porlaned.
Una vez dentro de la casa escuchó el golpe de la puerta, su mente era utilizada, libre de toda atadura entonces, entro el pánico y la decisión de correr y alejarse. Pero sus planes fueron interrumpidos completamente, una chica desde un extremo de la casa, salto hacia el haciendo que este vacilara brutalmente hacia atrás, golpeo su cabeza con algo duro, por lo que muy pronto sus ojos se cerraron dejándole ver todo completamente negro.
Ella arrastraba su cuerpo inerte sin dificultad por el suelo húmedo, no importaba cuanto se paseara con el bulto, en ese sitio no había mas que tumbas, solo montones de cuerpos de personas que no lograron sobrevivir, nadie quien pudiera ver como ella cometía aquel acto. Algo en ella le hacia sentir con poder aquella noche, no tan solo por que el chico que se arrastraba por el suelo, si no, por que eso le daría su libertad tan esperada. Había algo en Denna que hacia que la luz de la luna no fuera más que otro agregado a su belleza, ella relucía, brillaba mas que cualquier cosa, después de todo ella lograba ver la felicidad muy cerca, tanto así que no lograba notar que ya no podría serlo.
A diferencia del muchacho ella conocía el camino, había creado el lugar, lo conocía completamente, después de todo, esa había sido su mortal trampa durante muchos años.
Porlaned era algo así como un “pueblo fantasma”, alguna vez, años atrás había sido habitado por humanos, se podría decir que casi era una aldea, estaba aislada de todo sector cercano a la civilización a al menos unos 3 kilómetros de una tienda en medio del camino.
De alguna manera en este tiempo, la mitad del pueblo fue muriendo lentamente en una especie de desaparición inexplicable. Muchas personas comenzaron a abandonar el lugar hasta que, finalmente nadie quedo y se corrió rápidamente, el rumor acerca de las desapariciones y lo maldito que se encontraba aquel sitio que, luego fue olvidado por todas las generaciones , asistían pocas personas, en su mayoría de día. Pero claro, muchas de las visitas que se hacia a porlaned, también terminaba con los resultados de hace cientos de años, desapariciones y mas desapariciones sin respuesta ni explicación.
Sin nada más que el sonido de los grillos correteándose al paso de la chica sobre el frío suelo, Denna había comenzado a terminar de recorrer las frías y muertas avenidas del pequeño cementerio, ella conocía cada una de las muertes, ellas las había originado después de todo.
Una vez cruzado aquel sendero de los muertos la mujer llego a una gran pared de árboles que parecía indestructible y de ella, solo falto un poco de fuerza para lograr atravesarla.
Se adentraba cada vez más golpeado cuerpo de Frank hacia el lugar que tanto añoraba tener cerca, no solo era un lugar simple, era la casa de su amo y señor, el que a futuro le otorgaría la libertad.
Una vez con sus pies en medio de aquel espacio vacío rodeado de árboles, en cosa de segundos apareció un hombre vestido como en la antigüedad, demasiado formal, con un sombrero de copa negro.
Su piel era blanca y transparente, su rostro era suave y tallado por ángeles, sus ojos eran completamente rojos – sin ningún espacio en blanco – sus labios eran delgados y de ellos sobresalían unos enormes colmillos.
Se acerco lentamente con los ojos en el chico. El sabía completamente lo que tenia que hacer y sin mas demora se acerco e indico a Denna que hacer.
A diferencia de aquel hombre Denna no era tan visible como un vampiro, después de todo ella no era uno por completo, tenia sus ojos aun con un color café chocolate que en cosa de unos meses se volverían tan rojos como los de su amo, sus colmillos aun crecían pero tenían suficiente tamaño y fuerza como para convertir a unos tantos, ella vestía normal unos jeans gastados con un top verde musgo sin mangas, que hacia que su cabello castaño resaltara a pesar de toda la oscuridad de la noche.
Ella se acerco al inconciente cuerpo de Frank, lo miro lentamente y comenzó a acariciar su cuello, cada vez acercaba más sus labios, hacia los torrentes sanguíneos de Frank, luego de unos 5 minutos de esa manera tan lenta el chico abrió los ojos rápidamente. Entonces ella lo mordió con desesperación, el muchacho trato de luchar contra su mordida pero era algo imposible, para él y para ella era la misma sensación. Era agradable, no te permitía pensar en nada mas, ellos estaban teniendo una conexión.
De una manera violenta el hombre que los observaba los separo con su fuerza sobrehumana, Denna salio lamiendo sus labios ,observando toda la sangre que aun salía desde Frank, el chico ahora estaba despierto sin la capacidad de hablar.
- hazlo ahora – dijo el hombre, entregándole una lanceta a Denna.
La chica tomo el arma en sus manos, y con toda la tranquilidad del mundo corto su palma, mirando como la sangre brotaba de aquella herida, se llevo la palma a sus colmillos y profundizo la herida, llevándose la sangre a su boca, la almaceno con delicadeza.
Tomo el rostro del muchacho, se acerco a sus labios e hizo que Frank tragara su sangre con un beso mortal que cambiaria su manera de ver el sol para siempre.
Con la sangre el veneno de Denna de aquella bebida inmortal Frank sintió como ya no tenia conciencia del mundo, no sabia quien era, no comprendía que pasaba dentro de él. Solo notaba como su mente se expandía y jugaba con el, con una sensación de una horrible jaqueca.
Sus manos se aferraban a la hierva, el comenzaba a transformarse, el comenzaba a vivir como un servidor de la noche el se convertía en un vampiro como Denna.
Así pasaron algunos días, Frank no conocía nada de su mundo quizás si alguien lo hubiese encontrado en medio de una calle abandonada, solo habría pensado que estaba muerto y, lo mismo pasaría si este fuera revisado por algún medico, Frank no tenia señales de vida vigentes, pero algo así tendría muy pronto. Algo así se puede decir, ya que una vez muerto, lo que vuelve no es lo mismo, que el simple ser humano que se era.
Denna y Frank se vieron refugiados en una vieja casona abandonada, aquel día llovía con una intensidad tremenda y los truenos resonaban en el cielo como si fuera una orquesta que debiese escuchar todo el mundo.
El viento hacia que las ventanas del segundo piso vibraran como si fueran a romperse. Frank se encontraba sobre una cama con marquesa de fierro estilo antiguo con formas similares a una enredadera, el continuaba en un estado extraño pero esta vez a punto de acabar. Denna se encontraba junto a el en un gran sillón con tapiz de flores rosas con fondo verde, junto a una mesita de noche que tenia una de esas enormes velas negras que iluminaban toda la habitación.
La casa era amplia, en el primer piso estaba una sala de estar acompañada de una chimenea pequeña que llegaba al techo, el suelo era de madera oscura ya bastante gastada con algunos agujeros producidos por termitas, terminando la sala habían dos caminos uno era un pasillo en dirección al este que daba con una puerta de salida, el otro hacia el oeste que dejaba la estrada a la cocina por una puerta del mismo color que el suelo, frente a la sala una escalera que llevaba al segundo piso. Este poseía un papel tapiz color dorado con flores rojas ya bastante sucio y descascarado en sus uniones, la escalera era todo un reto para aquel que la subiera, puesto que la casa tenia ya mas de unas tantas décadas de abandono con la compañía de las termitas, esta parecía caerse en un momento impredecible. Ya en el segundo piso la orilla de la escalera fue reemplaza por una especie de balconcillo que dejaba a la vista toda la sala de estar. El piso superior no era mas que un largo y oscuro pasillo hacia este y oeste rodeado de ese papel tapiz y al final de cada uno de ellos una gran ventana que dejaba una vista directa a la luna y otra hacia la copa desnuda de un árbol, con tres habitaciones de igual aspecto, vacío y con cosas viejas.
Eso era lo que ahora Frank y Denna poseían, toda la vieja basura de su amo, todo lo que el había dejado en vida humana.
De un segundo a otro el muchacho sobre la cama dio un enorme suspiro levantando el pecho hacia el cielo, inmediatamente Denna acerco su cuello a los labios de Frank, que buscaban desesperadamente su torrente sanguíneo, el estaba sediento, el había nacido otra vez. Rápidamente sus pequeños colmillos se incrustaron y liberaron todo aquel líquido rojo brillante que calmaba las ansias y sed de Frank.
Denna conciente de aquello espero unos instantes y lo alejo bruscamente cuando le había extraído suficiente para vivir y calmar su sed.
El chico abrió sus ojos desconcertados ante tal espectáculo que el mismo provocaba, todo era borroso y confuso, y solo sentía ese hilillo de sangre que salía de sus labios que rápidamente se quito con la lengua.
El sabor de aquel liquido le hacia querer más y más, sin poder parar de desearlo, quería beber sangre sin importar que razonaba su cabeza de aquello.
Próximamente sus ojos se posaron en la chica que le había dado de aquello que el deseaba, sus ojos hambrientos le miraban fijamente.
- hola Frank – dijo Denna con una voz profunda.
- ¿Qué rayos pasa aquí? – dijo llevando su mano a la garganta.
Denna se puso de pie y volvió a su lado.
- ¿haz oído hablar de vampiros? – dijo Denna guiñándole un ojo.
- ¿vampiros? – dijo el como si no entendiera aquello.
Claro el sabia el concepto pero, no lo creía no podía ser algo real, no era mas que un sueño.
- ¡Frank! – escuchaba con otra voz - ¿Frank?
Entonces la imagen se torno a un fondo oscuro de sus ojos
Loupisky
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