La Estación 《 Larry Stylinson 》

Woooooooooo no tengo palabras dioooos fue tan perfecto

Louis por fin acepto que siente algo por Harry

Lo ameee ameee el capitulo son tan perfecto los dos juntos dioooos enserio enserio que amoe esta novela hayy no me muero lentamente con cada caitulo

Amo esta noveal contiunuala ronto

latigablemente sexy Charlotte te queire Brau

Hola Cailin!!!

Que gusto me da saber que te gusto, muchas gracias

por pasarte

 :oops:  :oops:  :oops:  :oops:  :oops:  :oops:  :oops: 

Owww soy una cosita tierna?? Jejeje

gracias por tus hermosas palabras que alegran mi

día jejjee

Y si Mark llegara en un mal momento creo que 

no sé toda vía no se como reaccionaría 

y

pues digamos que Mery, humm no sé tal vez si o puede que noo

jejejejej gracias por tus hermosos comentarios son un amor

creo que jamas me cansare de escribirlo y los amo

me encantan jejejjej besos, bella.<3<3<3<3

—¡Qué bueno que vinieron a visitarme, ya te quería ver Harry! —dijo Caro contenta.


—Ay Caro, ¡yo también! ¿Desde cuándo no nos veíamos? Creo que desde enero —contesté.

     
—Sí, desde enero—suspiró— pero bueno, ¿usted cómo a estado, Louis?

     
—Ah, bien bien —sonrió ligeramente.

 

Nos encontrábamos en la casa de Caro, pues habíamos ido a visitarla después de que casi en un mes no lo había hecho. Con ayuda de Louis, ahora la pequeña casa se veía un poco más decente, había una nueva sala, y pronto habría un nuevo refrigerador. También habían pintado la casa, se veía mucho más espaciosa y decente, Caro estaba realmente agradecida de que Louis tuviera tantas atenciones hacia ella, pero sobre todo, de que ahora cuidara de mí.

 
Platicamos un rato más en casa de Caro. Louis y yo permanecimos sentados en el sillón más grande, tal vez demasiado aproximados si lo pienso ahora, pero supongo que en esos momentos nuestros inconscientes nos controlaban. Por fin sentía que empezaba a desprenderme un poco de todos mis fantasmas, tan sólo con tener a ese hombre cerca de mí, sentía fortalecerme un poco.

 

Después de conversar un poco más con Caro, actualizándonos ambos con la información que cada uno tenía para el otro, Louis y yo nos retiramos, argumentando que queríamos ir a visitar la tumba de mi mamá. Me despedí de Caro con un eufórico abrazo y ella diciéndome al oído que me cuidara mucho, cuando dejé de abrazarla me miró a los ojos y un tanto preocupada me dijo:

 

—Espero que sepas lo que haces querido, recuerda que siempre te querré como mi propio hijo —me besó la mejilla, dejándome completamente aturdido, ¿a qué se refería con eso? No lo sabía, por lo menos en esos momentos. Salí de la casa y Louis ya estaba esperándome en el carro, listo para ir al panteón y visitar la tumba de mi mamá, mi querida mamá. 


El panteón estaba completamente desolado, a aparte de nosotros los únicos presentes, a parte de nosotros, eran los pajaritos que andaban de un lado al otro. Cuando llegamos a la tumba, observé que había vestigios de lo que había sido un ramo de flores.

 

—La otra vez vine —respondió rápidamente Louis, al ver que mi mirada se centraba en aquellos restos de flores.

 

Él quitó ese viejo ramo de flores y yo coloqué el nuevo que le habíamos traído. Sus flores favoritas, alcatraces. Estuvimos algunos minutos en silencio observando aquella tumba donde reposaban los restos de mi mamá, de su hermana, hubiera dado lo que fuera por saber qué pasaba por su cabeza en esos instantes. Yo solo saludaba a mi mamá en mi mente.


«¡Hola mamá! Perdón por no venirte a ver desde hace mucho, pero han pasado tantas cosas... no sé qué pensarías si te dijera que estoy enamorado de tu hermano, del mismo hombre del que tú también estuviste enamorada»

 

—¿Esto es todo un drama, no? —dije sin querer en voz alta, por lo que Louis volteó a mirarme extrañado.

    
—No creo que esté enojada de que bueno, ya sabes, si eso es lo que te preocupa —dijo tratando de apaciguar la creciente ansiedad que nacía en mí.

    
—¿Tú crees?

    
—Sí—suspiró—, más difícil veo que ella me perdonara, haberla abandonado así y.

    
—Estoy seguro de que te hubiera perdonado, es más, yo creo que ya te perdonó —sonreí ligeramente.

 

Me aproximé más a él y éste me rodeo por los hombros. Permanecimos un rato más así, en silencio, mirando la tumba, como si tratáramos de comunicarnos con mi mamá en una especie de telepatía o algo por estilo.

 

Ya iban a cumplirse casi tres semanas desde que habíamos comenzado a tener una relación de amantes. Era bastante extraño, si bien era lo que siempre había querido que pasara entre nosotros dos, era difícil hacerme la idea de que de verdad estábamos teniendo una relación secreta. Me llenaba de emoción tener que hacer todo a escondidas, sobre todo cuando su esposa se iba los fines de semana (cada vez se iba con más frecuencia) y entonces aprovechaba para irme a su cama y dormir con él. Cuando hacíamos el amor, teníamos que hacerlo en algún motel y lugares así, pues nos daba algo de temor que alguno de sus hijos nos descubrieran. Pero no me importaba, el hecho de que él estuviera aceptando estar así conmigo, a pesar del peligro que corríamos de ser descubiertos, no era cualquier cosa. Me hacía tan, tan feliz que estuviera haciendo todo eso por mí. Me sentía por primera vez importante, útil.

 

 Llegamos a la casa y ahí estaba su esposa, era raro verla en la casa tan temprano, saludó a Louis con indiferencia, contrastando con el saludo que dirigió para mí, bastante alegre, pero rayando en lo hipócrita. Susan bajó unos minutos después, y antes de saludarnos preguntó a su papá si podía quedarse a dormir con una amiga la siguiente semana, su mamá ya le había dado el permiso, así que sólo faltaba el de él. Claro que se lo dio siempre y cuando dejara la dirección de la casa donde se quedaría. Algo me decía que Susan ya estaba dándose cuenta de los problemas que había entre sus papás, pero nunca se atrevía a preguntarles nada. Yo trataba de sacarle información siempre que hablaba con ella, pero nunca decía nada sobre el tema.

 

 
—¿Sabes Lou? Creo que Susan ya se ha dado cuenta de la relación que realmente hay entre tu esposa y tú —comenté. Estábamos sentados en la sala, viendo la televisión. Era ya algo tarde (madrugada), por lo que todos ya estaban dormidos, excepto nosotros.

 

—Sí, me he percatado de eso, pero no sé cómo acercarme a ella —contestó casi murmurando. Nuestras miradas seguían fijas en la televisión, siendo esta la única luz que alumbraba la estancia.

 

—Creo que voy a pedirle el divorcio —dijo. Me sobresalté al escuchar esas palabras.

      
—¿Q... qué? —volteé a verle, tratando de buscar en sus ojos que estaba hablando en serio, pero el seguía con la mirada en la tele.

      
—Sí, ya no le veo el caso que sigamos juntos así, aunque sé que ella hará un alboroto, pero ya no me importa. Ya veré la forma de hablar con Susan sobre esto, pero ya no soporto más compartir la casa, la cama con ella.

     
—Louis —susurré incrédulo y él por fin giró su rostro hacia mí.

 
Me sonrió ligeramente y yo no pude evitarlo, me le eché al cuello y le besé. Nos besamos apasionadamente. Iba a pedirle el divorcio, iba a desprenderse por fin de aquella mujer. ¡Qué dichoso era!. 
Al día siguiente en la mañana, me había despertado temprano, pues había quedado con unas compañeras un poco antes de la entrada normal de clases para ver el asunto de un trabajo, cuando bajé a la cocina se encontraba ahí Mark desayunando, con la mirada un tanto perdida, como si aun no despertara del todo.

 

—Hola —dije amablemente. Él no contestó, pero no le di importancia.

 
Me senté en la barra donde se encontraba Mark, pero pareció molestarse, pues se recorrió un poco más alejado de mí. Me pareció muy grosero de su parte, pero no dije nada. Entonces él, con semblante bastante molesto me tomó del brazo con fuerza y dijo:

 

—Yo no sé que mierda estés haciendo con mi papá, pero de una vez te digo que a mí no me van a ver la cara de pendejo, no quiero vuelvas a dirigirme la palabra —dijo. Le salían chispas por los ojos, su mirada no transmitía nada más que odio e ira.

 

Se levantó y abandonó la cocina rápidamente, como si yo fuera una enfermedad contagiosa o algo así. Yo estaba aturdido ¿acaso nos había visto haciendo algo comprometedor? Maldita sea, quería hacerme pequeño, pequeñísimo y desaparecer.

 

Después de eso, la semana se pasó bastante rápido, a mi parecer. Por fin era viernes, y Susan estaba muy contenta pues por fin se iría a su pijamada con sus amigas. En el transcurso de toda esa semana, casi no había hablado con Louis, pues había tenido demasiado trabajo. Así era mejor, pues cada que lo veía me acordaba de lo que me había dicho Mark y me ponía bastante mal. Aun no hablaba con su esposa sobre el divorcio, por lo que empecé a creer que sólo había sido un comentario dicho al aire y ya.

 

Yo por mi parte, en la escuela la relación con Dylan se había distanciado mucho, habíamos quedado que seguiríamos siendo amigos, pero bueno, él estaba bastante dolido por lo que le había hecho, así que trataba de mantenerse alejado mí todo el tiempo que le fuera posible. Me sentía mal por él, pero yo realmente era feliz en esos días, irradiaba felicidad por todos lados, estaba enamorado, lo único malo de todo esto, era que no podía decirle a nadie de quién se trataba. Qué ganas de comunicarles a todos que estaba saliendo con un hombre increíble, pero claro, eso nunca iba a poder pasar. Dylan había tratado de sacarme la información en las pocas ocasiones que había cruzado palabras conmigo. Yo sólo me limitaba a decir que era un hombre maduro, guapo, buena persona y lo quería mucho.

 


Era hora de la cena, y la atmósfera que reinaba en aquel comedor era bastante pesada. Por primera vez sentí que aquella mesa rectangular era inmensa para las cuatro personas que nos encontrábamos sentadas. Yo me encontraba sentado al lado de Louis, y éste a su vez al lado de su esposa. Mark  se encontraba un poco alejado de nosotros, en otro extremo de la mesa. El lugar parecía un funeral, ni una sola palabra. Nada. Sólo se escuchaba el ruido de los cubiertos rozar con los platos, los vasos chocar con la mesa y eso era todo.

 
Mery que era la que por lo general comenzaba la plática, parecía estar muda, pues la persona con la que solía hablar, la ignoraba por completo. Louis casi nunca hablaba y yo, bueno, yo tampoco, menos ahora que sentía la mirada de Mark como puñaladas en mi corazón. No dejaba de sentir su mirada iracunda en mí, diciéndome a todas horas que me odiaba, que me quería fuera de esa casa. Era bastante incómodo compartir la mesa con él.

 

—Tengo que decirles algo—dijo Mark después de una eternidad de silencio.

    
—¿Qué pasó hijo? —preguntó Mery interesada, pues al fin su hijito le dirigía la palabra.

    
—Voy a rentar un cuarto cerca de la facultad con mi novia. Ya está todo listo, la próxima semana nos iremos —comentó sin voltear a ver a nadie, con la mirada fija en el plato. Su mamá pareció no estar de acuerdo con eso, por lo que pronto replicó:

 
—¡Pero hijo! ¡Aquí tienes todo, ¿qué vas a hacer ahí!?

    
—¡No les estoy pidiendo permiso, te estoy avisando que me largo de esta casa! —contestó molesto. Algo me decía que esto acabaría mal.








Bueno, nuevo capítulo espero les guste, dejen lindos comentarios si les gusta, disgusta o lo que sea jejejeje gracias, besos.