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The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
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Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
En una hora poste los resultados voy por mi pedorra hermana a la escuela
Gerrie.
Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
RESULTADOS :bossassbitch: :bossassbitch: :bossassbitch: :bossassbitch: :bossassbitch: :bossassbitch:
Invitado
Invitado
Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
En Chile ya paso una hora así que resultados :loki: :loki: :loki:
Invitado
Invitado
Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
Mi vida!! ya pasó la hora!!
Y todavia no los subes...
¿Quieres me muera?....
Y todavia no los subes...
¿Quieres me muera?....
Reus
Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
Calma mujeres mías :roll: acabo de llegar....
en un rato lo subo ;))
en un rato lo subo ;))
Gerrie.
Re: The Other. ||NC' AUDICIONES CERRADAS||
Priscilla.- escribió:
Brooklyng Pennington
Apodo del personaje: Brooke.
Nombre de la Representante: Victoria Justice.
Link de un capitulo de tu autoria:
- Fic's:
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- Lost Summer {NC:
Capítulo 02[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Louis Tomlinson & Colette Evans♙
Uno, dos, tres…
Colette hacia un esfuerzo por levantarse, de lo contrario, estaba más que segura de que esta vez perdería el trabajo. Y como estaban las cosas en su casa, no podía darse el lujo de perder eso miserables dólares que le pagaban a diario, sin olvidarse de la propina.
El verano había comenzado hacia un par de semanas, por lo que la temporada estaba en su mejor momento. Los clientes adinerados llegaban a montones con la esperanza de pasar unos cuantos días alejados de las grandes ciudades, el trabajo, y por supuesto las obligaciones. Para Colette, el inicio de la temporada significaba más dinero.
Se incorporo en la cama, dejando que sus pies colgaran del borde, mientras frotaba sus ojos y maldecía a su mejor amiga por haberla arrastrado a aquella fiesta la noche anterior. Ella estaba empeñada en encontrarle un novio, o aunque sea, un amor de verano, pero Colette no sentía la misma emoción, es más, la simple idea la repugnaba. La rubia se había convencido a si misma de que eso, el amor, no había sido inventado para ella, y que debía resignarse con cuidar de su madre y su pequeño hermano hasta su muerte.
Y no por que pensara eso significaba que ella no lo había intentado. ¡Claro que lo había hecho! Fue el mejor verano de su vida. Aquel muchacho de ojos color cielo, cabello castaño, y un sentido del humor increíble había logrado que Colette tocara el cielo con las manos, que por un segundo pensara que su vida podía ser mejor, que podía ser feliz.
Ese mismo verano su corazón fue partido en dos y tirado a la basura como si fuera un simple pedazo de papel, y desde entonces, ella seguía sin olvidar lo que era sentirse humillada, rota, y abandonada.
Se apresuro a cambiarse con un simple vestido amarillo pastel y un par de simples zapatillas ya que debía estar de pie prácticamente la mitad del día, y una vez que termino de asearse, se dirigió a la pequeña cocina, que a su vez estaba conectada con el comedor y el living. Su casa era muy pequeña, pero era lo único que podían pagar hasta entonces.
Sally, su madre, parecía vivir en una eterna adolescencia, y tanto Colette como su hermano Dylan, eran el resultado de una de sus noches salvajes en la parte trasera de algún auto de valla a saber quién.
Aun así, ella amaba a su madre y se preocupaba por ella. Es por eso que aun seguía viviendo bajo el mismo techo que ella, a pesar de que acababa de cumplir veinte años.
¿Ya te vas?-pregunto el pequeño Dylan sentado en el pequeño sofá chocolate que se encontraba frente al televisor. Él solía levantarse temprano para ver uno de sus programas favoritos, y cuando tenía ganas, le preparaba el desayuno a su hermana mayor.
Dylan solo tenía seis años, pero a diferencia de los otros chicos de su edad, era más maduro, inteligente e independiente. A Colette le había pasado lo mismo. Después de todo, con una madre que trasnochaba a diario, era casi imposible saber si se iba a levantar para preparar la comida o no.
-Sí, ¿Quieres que te traiga algo cuando regrese?-le pregunto la rubia guardando su teléfono, algo de dinero, y sus auriculares en un pequeño bolso que luego cruzo por encima de su cabeza.
-¡Helado!-soltó Dylan esbozando una gran sonrisa que dejaba ver un par de agujeros provocados por la caída de sus dientes de leche. Colette sonrió ante su entusiasmo. Amaba más que a nadie a ese pequeño niño, no solo porque lo había prácticamente criado, gracias a su tendencia de querer resolver todos los problemas en su pequeña familia, sino también, por que el se había dejado querer, y la aceptaba tal cual era. Torpe y desaliñada.
-Veré que puedo hacer…-
-De chocolate, por favor-
-¿Sabes?, podrías decirle a mamá que te lleve al restaurant en cuanto termine América Next Top Model. Su programación diaria termina con eso, y no creo que le moleste levantarse del sofá por un par de horas. Le diré a Jeremy que te prepare un rico helado de chocolate con crema batida, como a ti te gusta. Dile a mamá que también va a haber algo para ella, seguro la convences…-dijo Colette terminando el tazón de cereales con leche que su hermano muy amablemente le había hecho esa mañana. El pequeño que aun seguía sumergido en el programa, pego un salto y corrió a abrazar a su hermana. La rubia tuvo que sostenerse de la barra que separaba la cocina del resto de la habitación, pero aun así, no dejo de sonreír por aquella acción. Dylan era una de principales razones por la que se levantaba cada mañana.
-Eres la mejor hermana en el mundo…-
-Soy la única que tienes, Dylan-
-Aun así, no te cambiaría por nada en el mundo.-dijo abrazándola aun mas. Él, a diferencia de su hermana mayor, era castaño y su piel era mucho más bronceada, pero aun así, compartían el mismo color de ojos, azules con vetas verdosas, y aquel conjunto de pecas que se desparramaba por todo su cara, dándole un toque aniñado y dulce. –El resto de mis compañero van casi todo los días a Roxie’s por un helado… Me gustaría ser como ellos-
-Nosotros nunca seremos como ellos… Somos mejores-Colette sonrió al recordar aquellas misma palabras que su madre le había dicho años atrás, cuando él la había abandonado para volver a su perfecta vida, con su perfecta prometida, y su perfecta familia. Todo era perfecto en él, y ella solo se dedicaba a gozar al máximo de los pequeños placeres de la vida, como un atardecer, un helado, o la sonrisa de su hermano menor. Esas habían sido las palabras más sabias que Sally había dicho en todos esos años, y de inmediato, la rubia supo que no podría cambiarla por nada en el mundo.- Después de todo, ¿Qué sentido tendría el helado si lo comiéramos todos los días? Ya no sería tan rico…-
-El helado siempre es rico-
-Buen punto. Aun así, no lo disfrutarías-respondió ella separándose de su hermano. Si no se apuraba, llegaría tarde.- Te espero a las siete… No se tarden. Mi turno termina a las ocho.- Dicho esto, Colette se despidió de su hermano y salió de su pequeña casa.
Su bicicleta rosa la esperaba apoyada sobre una de las paredes del garaje, junto al viejo auto de su madre que tenía un extraño color, entre oxido y gris. Aunque sabia conducir perfectamente y hasta el momento, nunca había recibido una multa, amaba sentir el viento jugando con su cabello o el sol chocar contra su piel.
En un momento supo ir al trabajo en el asiento del copiloto de un Range Rover pero esa época ya había pasado. Ahora estaba más que segura que nunca volvería a subirse a uno, por lo menos, no sino era de ella.
-No tienes que hacerlo, enserio, se manejar perfectamente una bicicleta-
-Lo sé… Pero me encanta llevarte al trabajo Colette. Me haces sentir especial, útil. Créeme que haría cualquier cosa por ti-
-Incluso dejar plantada a tu familia estirada para llevarme al trabajo-el castaño rio volviendo un poco más alegre su día.
-Incluso dejar a mi familia estirada para ser tu chófer personal de por vida-
Promesas… Estúpidas promesas sin cumplir. Esa había sido la última vez que se subió a su auto, y la última vez que se sintió querida… especial.
Pedaleo mas fuerte dejando que el viento se llevara los recuerdos consigo. Sabía perfectamente que no había podido superarlo, pero fingir se le daba muy bien.
Solo esperaba tener un buen día en su trabajo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
“Buenos días, mi nombre es Colette y seré su mesera, ¿Qué desea comer?”, había repetido eso durante todo el día, descansando solo durante el almuerzo y luego había continuado.
Ahora el reloj marcaba las siete en punto, y esperaba que su hermano se presentara en cualquier momento junto a su madre y una segura, gran, resaca.
Había hablado con Jeremy durante su turno en el almuerzo y el chico estuvo encantado de servirle la copa de helado de chocolate a su hermano.
-Cuando llegue a mi casa, juro que tomare un relajante baño de burbujas y sales, y cualquier cosa que encuentre en mi baño… Hoy fue realmente cansador-soltó Roxie, dueña del local, y también la encargada de la caja registradora. A pesar de que a Colette le parecía absurdo lo que acababa de decir, ya que definitivamente no había limpiado mesas, lidiado con cliente malhumorados, o haber tenido que despegar chicles de las mesas, la apreciaba mucho. Tranquilamente podía estar en su casa recostada con el aire acondicionado al máximo, pero no, Roxie estaba ahí presente, como cada día desde que había entrado a trabajar al pequeño restaurant.
-Creo que seguiré los consejos de la gran Roxie y haré lo mismo-soltó Jeremy haciendo reír a Colette. A pesar de su orientación sexual, era un chico muy atractivo, y definitivamente si él la mirara con otros, Colette no duraría ni un segundo en caer a sus pies. Era todo lo que una mujer podía desear y él se divertía mucho usando sus atributos para aumentar en monto de sus propinas. Así era Jeremy.
-No creo que pueda hacer eso... No tenemos bañera en mi casa-comento Colette.
-Puedes venir a la mía cuando quieras, preciosa... Mis puertas están abiertas siempre-
-Lo se, Jeremy. Pero esta noche mas que un baño caliente con sales y todo el asunto, necesito dormir.-
-¿Noche mala?-
-No sabes cuanto... Llegue a mi casa y Dylan estaba solo, ¡Solo! Mi madre se había ido una hora antes y ni siquiera tuvo la delicadeza de llamarme para avisarme. Pero ya sabes, así es Sally-
-Oh, la gran Sally-
-¿Vas a agregarle "gran" a todo lo que digas, Jeremy?-pregunto Roxie. Colette río nuevamente.
-Ya sabes... Le agrega dramatismo a la cosa-respondió el susodicho haciendo un gesto extraño con las manos, como si estuviera presentando una película o una obra de teatro.
-Tu eres el dramático chico...-
-Así es Roxie... Y te aseguro que nadie podrá cambiarme-soltó Jeremy. Era un chico muy espontaneo, eso era lo que mas amaba Colette de él- Bueno... Tal vez en castaño sexy que acaba de entrar pueda modificar mi forma de pensar... Apuesto a que ese chico puede derretir bragas a kilómetros...-
-¡Jeremy!-grito Roxie con horror.
-Es que ¡Miren!, su sonrisa dice "Atrás, peligro"...-Inmediatamente, ambas mujeres giraron sus cabeza en dirección al "chico peligroso" de Jeremy, pero Colette se arrepintió minutos después de reconocer esos ojos que habían penetrado en su alma, los mismo que le habían arrebatado todo, esa sonrisa, que no solo decía peligro, sino que también te invitaba a probarla, su andar despreocupado, ese mismo por quien había caído demasiado lejos aquel verano y hasta había tocado fondo.
De un momento a otro, su mente viajo hasta ese día, para frente a la puerta de su casa, con las lagrimas cayendo de sus ojos a montones, y el como siempre, tan elegantemente hermoso, tan perfecto que parecía irreal, ese chico que creyó en un momento que podía ser suyo para siempre...
-Maldito idiota, ¿Cuándo pensabas decírmelo?-
-Colette, yo…
-¿Pensabas irte sin darme ninguna explicaciones? Asi seria mas fácil desaparecer de mi vida, ¿no?-
-Iba a decírtelo, lo juro…
-No te creo, Louis. Soy una idiota por pensar que esto podía funcionar, y por mucho que deteste a tus padres, sino hubiesen tenido la gentileza de decirme que estabas comprometido, hubiese quedado como la estúpida del año…-
-Nena, deja que te explique…-
-¿Explicarme, que? … ¿Qué fui tu chica de verano? ¿Qué soy la anécdota que vas a contarles a tus amigos mientras beben cerveza y alardean sobre sus conquistas? ¿Qué jugaste conmigo? ¿¡Que vas a explicarme, Louis!?-
-No todo es como parece-
-Sí, es cierto… Esta más que claro que tú no eres el chico tierno que conocí al inicio del verano-
Pero Louis Tomlinson nunca fue suyo realmente. Todo había sido un maldito juego, y ella había caído.
Había fantaseado mucho con eso. Soñaba que el volvía, le pedía perdón y le juraba amor eterno... pero claro, eso era solo un sueño, y esto la vida real. Louis había regresado por algo completamente diferente.
-Oh Dios-dejo escapar. El vaso que tenia en su mano, cayo rompiéndose en mi pedazos, justo como ella. Nuevamente, Louis quebraba todo su mundo con un solo parpadeo.
-Colette, ¿estas bien? Pareces como si hubieras visto un fantasmas... -pregunto Roxie. Era mas que una fantasma.
-Chica, por favor, dinos algo...-dijo Jeremy tomándola por los hombros. Pero ella estaba demasiado sumida en aquel castaño y la morena despampanante de piernas largas, figura de una diosa, y una belleza absoluta de la cual la mismísima Venus debería tener envidia. Ella era la mujer por la cual el había huido.
-¡Colette!-grito su hermano desde la puerta, y de inmediato, la rubia se arrepintió de haberlos invitado al restaurante de Roxie, ya que él había levantado su mirada para encontrarse con la suya.- Estoy listo para mi helado-Y ella estaba lista para que la tierra se la tragara.- Mamá dijo que mas vale que la sorpresa sea buena, de lo contrario, no volverá a venir por mas que el mismísimo Antonio Banderas se lo pida... Colette, ¿estas escuchando?-"No", quería responder, pero no podía. Louis le había quitado la respiración, y hasta que no fuera capaz de volver a respirar por si misma, no era capaz de nada mas que dejarse absorber por su mirada.
Había olvidado ese pequeño detalle, donde ella caía y caía con solo estar en su presencia.
"¡Maldito Tomlinson!"
-Nena, sino reaccionas en ese instante, voy a llamar al castaño sexy para que te haga respiración de boca a boca, porque por lo visto, es él el que te ha dejado asi de tonta...-
-¿Que? ¡No! Jeremy, no puedes hacer eso, y por favor, deja de llamar castaño sexy... No todo lo que brilla es oro-soltó la rubia de inmediato.
-Quiero mi helado...-protesto Dylan.
-Ven pequeño, te preparare el mejor helado de todos... mientras nos alejamos de tu malhumorada hermana-dijo Jeremy, alzando a Dylan para luego llevarlo a la cocina.
-Pensé que me iba a sorprender con alguno de esos platos gourmet, pero eso es mucho mejor... ¿Que hace aquí?- pregunto Sally, llegando hasta donde se encontraba Colette, aun pegada al piso y con su mirada clavada mas allá del cielo.
-¿Y crees que yo lo se?-soltó la rubia. Podía sentir el nudo formarse en su garganta, y las lagrimas picar en sus ojos. Se había mantenido entera durante todos esos años haciéndose la idea de que Louis no había existido nunca, y por mas infantil que eso sonara, le había funcionado... Hasta ahora.
-Aunque no podemos negar que el chico ha crecido, y ahora esta mas sexy que antes...-
-¿¡Pueden dejar de decir eso!?-soltó Colette sintiendo como su voz se quebraba. No iba a dejar que la vieran llorar.
Dejo todo lo que esta haciendo, y entro a la cocina, encontrándose con su hermano, Jeremy y mucho helado de chocolate. Luego lidiaría con eso. Siguió su camino por la cocina, hasta llegar a la parte trasera del local. Cerro la puerta detrás de ella y se dejo caer sobre ella.
Las lagrimas salieron al instante, se sentía vulnerable de nuevo.
-Dijiste que era especial, Louis... Yo te creí-
-Eres especial, Colette... Desde que llegue a acá no hago otra cosa que pensar en ti, ¿Acaso eso es un crimen?-
-Si... Si cuando estas a punto de casarte. Cuando te conocí te pedí por favor que no me lastimaras, ya suficiente tengo con mi vida para cargar con un corazón roto por el resto de ella... No me importa si esto es solo un juego para ti, pero yo me enamore...-
-No es un juego, creeme...-
-No puedo creerte-
-Dime por que Tomlinson... Dime que es lo que hice mal... Dime porque no puedo ser yo la que este sentaba a tu lado admirándote en silencio, queriéndote, amándote... Dime...-
-Quizás estamos destinados a conocernos, pero no a estar juntos-su voz sonó a lo lejos, cerca de la entrada del callejón donde ahora estaba desahogándose.
-¿Por que regresaste? Creí que habías dicho que nunca mas ibas a volver...-
-Creí que tenias mas que claro que nunca cumplo una promesa porque soy... ¿Como habías dicho? Ah si, un idiota-
-Esta no es una promesa, esto es por el bien de ambos, ¿no?-Colette lo escucho acercarse y luego vio como le tendía un pañuelo de papel. Vacilo un poco antes de tomarlo, pero luego se dijo a si misma que iba a necesitarlo cuando volviera adentro. No podía aparecer en ese estado, luciendo como un verdadero de sastre. Limpio sus lagrimas y luego sorbió su nariz.
-Eso no me hace bien... por lo menos no a mi- respondió Louis. Todo en el había cambiado, incluso su tono de voz.
-No me haz dicho que haces aquí...-
-Cosas, Colette... Cosas...-soltó. Parecía herido, mas ella no podía entender por que, si era a ella a la que había engañado, utilizado y desechado.- Juro que si hubiese sabido que aun trabajabas acá, nunca abría venido...-
-No hagas mas promesas. No las cumples. No te creo...-
-Lo se- El silencio se hizo presente por unos cuantos minutos, minutos que se hicieron eternos, teniendo en cuenta que la ultima vez que habían estado juntos se habían herido demasiado.
-Por favor, Louis... Si aun tienes un poco de dignidad, te pido que no vuelvas nunca mas por acá. Hay otros restaurantes mucho mas lindos y finos a los que puedes ir a comer... No vuelvas a cruzarte en mi vida, porque yo ya no te quiero en ella...- Fue Colette quien rompió el silencio. Quizás, estaba loca, pero era lo mejor que podía hacer sino quería terminar pagando un terapeuta por mal de amores.
-Esta bien. Si eso es lo que quieres...-
-Quiero...-
-Bueno-soltó el. Colette sabia que eso lo había golpeado duro, podía verlo en la manera que fruncía su ceño y en el tono de su voz. Lo conocía tan bien que dolía, y lo recordaba tanto, que asustaba. -Pero esta vez déjame decirte algo...
-¿Que?-
-Me alegro de verte de nuevo... Te extrañe demasiado y si pudiera, volvería el tiempo atrás, hacia ese verano y haría las cosas bien, porque tu, debías tener lo mejor, y yo fui un completo idiota. Te perdí, ese es mi castigo... No llores mas por mi- Y dicho esto, se marcho... de nuevo, hundiendo mas a la pequeña Colette.✓Sigue: Paula
- The Story of my life {NC:
Capitulo 06Niall Horan and Hanna Parker[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Podría decirte que no me molesta verte con otro, que estoy bien con la idea de que él sea tu novio, que no sos la protagonista de todos mis sueños, pero estaría mintiendo.
Cada vez que me levanto, caigo en la realidad, y me doy cuenta que nunca podre tenerte como yo quisiera.
Tocar tu pelo, besar tus labios, sentir tu calor junto a mí, aun sueño con eso… Desearía tenerte, que seas mi princesa, para siempre. ¿Es mucho pedir?
Todos los días es lo mismo. Sueño con ella, pienso que es mía por un segundo, y luego, despierto, corto una hoja de alguno de mis cuadernos, y le escribo… Escribo como si en algún momento ella fuese a leerlos, descubrir todo lo que siento, y al fin darse cuenta que la amo más que a nadie, que es ella mi razón de ser.
Luego guardo lo escrito en mi escritorio, y me olvido, antes de arrastrar mis pies hacia el baño y meterme en la ducha.
Mi madre me espera con el desayuno, como siempre. Ella aun no termina de asumir que su hijo menor ya está en la universidad y que sus costumbres, horarios, y gustos son muy diferentes a los de un adolescente de quince años. Pero aun no podía encontrar nada mejor que sus waffles. En realidad, no había encontrado otra cosa mejor que su comida.
Le dije adiós sin antes robar uno de los waffles que estaba preparando. Detestaba que hiciera eso, pero no estaba de ánimos para quedarme ahí y que mi hermano, mi padre, y ella me preguntara sobre mi vida amorosa. Era vergonzoso y a veces, patético. Era mucho mejor subirme a mi Rager Rover negra y conducir hacia la Universidad, parando solo para obtener un poco de café.
Mi primera clase, lamentablemente, era historia. Estaba en mi tercer año y si todo iba bien, en dos más, dejaría de ser un estudiante de Periodismo para convertirme en secretario o escritor de la columna fúnebre en algún periódico o revista. Era frustrante estudiar tanto para acabar en la parte más baja de la pirámide.
Me senté en uno de los tantos bancos que había en el salón, dejando de lado mi café y la otra mitad de mi waffle, esperando que el Señor Harrinson llegara pronto. Su clase solía darme dolor de cabeza, quizás estaba vez si podría usar eso como escusa para largarme de ahí antes.
Pero entonces, la vi llegar, con su pelo suelto, su vestido floreado, y ese andar digno de un ángel, y entonces supe que iba a aguantar otra clase de Harrinson solo porque ella estaba ahí.
Hanna Parker era la mujer que me quitaba el sueño, dueña de mi corazón, mi alma, mi todo, aun sin saberlo.
Ella estaba estudiando para ser profesora de Historia, y si mal no recuerdo, esa era la principal razón por la que me había inscrito cuando me preguntaron a principio de año si quería tomar una clase extra. Una estupidez si lo pensabas con claridad, pero yo no solía pensar correctamente cuando se trababa de Hanna.
La mire mientras se sentaba en la fila frente a mí. Estaba más que radiante, y realmente, ahora más que nunca, quería acercarme y decirle lo hermosa que se veía.
Sin una gota de maquillaje, su piel era perfecta. El cabello enmarcaba el rostro de una manera que era capaz de quitarme la respiración. El brillo en sus ojos y su sonrisa me provocaban pequeñas puntadas en el pecho, como si estuviera a punto de tener un ataque… Oh Dios, si fuese mía…
Pero no lo era, y las pequeñas marcas moradas que ella trataba de ocultar con maquillaje lo demostraban. Hoy tenía una nueva, en su muñeca. Lucas Mongomery, su novio, era un loco posesivo que se encargaba de bajarle la autoestima a diario, así como también se encargaba de dejar en claro a toda la población masculina que ella era solo de él. Ni siquiera los amigos de Hanna estaban a salvo de Lucas…
Pero ella se veía feliz. Estaba enamorada de ese maniático, insensible, y posesivo que para mi mala suerte, también era uno de mis mejores amigos.
El profesor entro al salón y comenzó su explicación sobre la Segunda Guerra Mundial, sus razones, los bandos, la posición de Inglaterra en la guerra y un montón de cosas aburridas.
Ciertamente, no tenía pensado escribir ningún artículo sobre ninguna guerra, y si algún día llegaba el momento, internet me salvaría.
No escuche absolutamente nada de lo que decía, hasta que menciono un trabajo en equipo… Un proyecto, una investigación, un ensayo.
-… deberá entregarse dentro de dos semanas, lo mandaran por correo electrónico y espero que sean lo suficientemente inteligentes como para no copiar nada de lo que internet dice y se dediquen a buscar la información en la biblioteca-dijo el profesor. Bueno, quizás esta vez debía dejar de lado la idea de que internet seria mi héroe, pero no iba a dejar escapar la oportunidad de hacer el trabajo con Hanna. Era un gran paso.- Este trabajo será el último antes de los exámenes finales, y luego si estarán listos para avanzar al siguiente año. Para algunos es una opción, para otros un deber…-La hora terminó antes de que pudiera decir otra cosa y sin pensarlo dos veces, atravesé los pocos metros que nos separaban en un abrir y cerrar de ojos.
El corazón me latía a mil por horas cuando llegue frente a ella, y la verdad, no sabía si era producto de la carrera o la posibilidad de que Hanna dijera que si y ahora tendría la excusa perfecta para acercarme a ella, o por lo menos la tendría durante las dos próximas semanas.
-Hanna-la llame antes de que saliera por la puerta. Puede notar varios pares de ojos sobre mí. Seguramente, se estaría preguntando qué rayos hacia yo.
No le tenía miedo a Lucas. Él era un estupido, estaba más que claro que no era el mismo chico con el que solía jugar de pequeño, y la única excusa que tenia para seguir siendo su amigo era porque temía seriamente lo que podía hacerle a Hanna en uno de sus ataques de locura.
Me gustaba saber que había parado varios golpes, pero tenía que hacer más. Mucho más.
-¡Niall! Perdón, no sabía que estabas en la clase sino te hubiese saludado-dijo ella regalándome una de sus hermosas sonrisas. Si tan solo pudiera besarla…
-Oh, no te preocupes… Llegue temprano y por lo general me oculto en mi asiento para que el profesor no me haga ninguna pregunta-respondí, haciéndola reír. Si era capaz de volver a hacer, mi día estaría más que completo. Escucharla, era mejor que alguna de las composiciones de Mozart.
-La verdad, el señor Harrinson no es uno de mis profesores favoritos. Prefiero más a la señora Jordan… Así que podría decirte que te comprendo. No debe ser fácil soportar esta clase tan temprano, un día lunes. A menos que te guste, claro-sonrió una vez mas mientras señalaba la pila de libros que termina entre sus manos. Todos eran de historia.
-¿Necesitas ayuda con eso?-le pregunte, suponiendo que cuatros libros viejos debían ser demasiado pesados para ella, o que probablemente no le estaba ayudando mucho a las marcas que tenía en su muñeca. Probablemente Lucas la había tomado de las mismas y había presionado más de la cuenta… No quería ni imaginarme que otra cosa que le había hecho.
-Está bien, Niall. No pesan mucho…-respondió restándole importancia, pero sabía que solo estaba ocultando eso que ya había visto. El ambiente se puso tenso al instante. No iba a echar a perder esta oportunidad, así que decidí dejar el tema. No la iba a presionar como Lucas hacia.
-¿Ya tienes compañero para el trabajo?-
-¿Qué cosa?-
-¿Un compañero?-volví a preguntar. Parecía que estaba sumergida en otra cosa.- Ya sabes… pensé que tal vez podríamos hacerlo juntos… Ya que ninguno de los dos se siente atraído hacia el señor Harrinson- soltó una carcajada y de inmediato me sentí más relajado. ¿Por qué era tan difícil hablar con ella? Debía medir mis palabras, no quería asustarla, pero la verdad era, que lo estaba haciendo.
-Oh… no sé, Niall. No creo que a Lucas le vaya a agradar…-
-No te preocupes por Lucas, yo me encargo. Y si no, tendríamos que escondernos en la biblioteca publica… Tengo entendido que él nunca va por esos lados-dije haciéndolo sonar como un broma, porque no quería asumir que tal vez deberíamos hacer eso. Ella lo entendió perfectamente.
-¿Tú dices?-
-Claro. Tu solo encárgate de anotar los horarios en los que estas disponible y así veremos cuando podemos juntarnos… Lucas ladra más de lo que muerde… Solo hay que saber manejarlo- y de repente, quise golpear mi cabeza contra la pared por ser tan obvio. Pero cuando ella sonrió, como si la hubiese alentado en silencio, me hizo sentir mucho mejor.
Asintió antes de cortar un pedazo de papel de uno de sus cuadernos y escribir un par de dígitos. Me entregó su número de celular antes de despedirse e insistir en que la llamara.
Este día no podía estar mejor.
Quise contárselo a Steve, pero él estaba demasiado preocupado en sus asuntos, no quería molestarlo. Además, era mejor que nadie supiera de nuestro proyecto. Por lo menos, nadie ajeno a la clase de Historia.
Era la única manera que tenia para mantener a Hanna a salvo de su novio.
Camine hacia mi siguiente clase pensando en esas dos hermosas semanas, donde podría demostrarle a ella lo que sentía. Solo tenía que rogar porque la suerte estuviese de mi lado, y listo.
Había un diez por ciento de probabilidades de que Hanna fuese mía, y otro noventa por ciento de salir con un brazo y varias costillas rotas luego que su novio y mi mejor amigo se enterara de que había estado mucho tiempo con su novia.
Valía la pena. Cualquier cosa valía la pena por Hanna.
El simple hecho de verte, me hace entrar en un terremoto de emociones. Me gustaría simplemente, que me dejaras decirte “Princesa” a diario. Me gustaría poder despertar y saber que mis sueños no son solo eso, que eres mía, que me amabas tanto como yo a ti.
Si pudiera volver el tiempo atrás, juro que haría todo lo posible para que te interesara en mi, para que me vieras, para que supieras que haría lo que sea para tenerte, incluso interponerme en medio de cualquiera que buscara lo mismo.
Te habría salvado de tanto dolor, esas marcas en tu piel no existirían, y yo me encargaría a de hacerte feliz, porque eso es lo que mereces.
No puedo bajarte las estrellas, ni llevarte a luna, pero puedo amarte como nadie, hacer que toques las nubes con un solo beso, porque lo que siento por ti, mi dulce Hanna, es verdadero. Puedo se tu todo si me das permiso… Solo déjame entrar a tu vida.
- Spoiler:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ficha Aceptada!!
Tu por que me haces esto :'cccc tu ficha es la perfección pura; no hay palabras para describir los escritos que me has dejado. Por que todos son tan diferentes y perfectos ccc: que, que me pones en un dilema enorme.
No creo que tenga que decirte que ya estas participando, por que es obvio que lo estas
Así que mucha suerte!!!
Gerrie.
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