Dad? |Harry Styles|

Louis se había levantado ante todos. Mucho antes de que lo haga Harry, era increíble. Y todos quedaron sin poder creerlo, aunque a Harry se le notaba la vena marcada, estaba furioso. Nick me miró confuso.

— ¿Me mentiste?

— ¿Qué?

— ¡Me mentiste! ¡Dijiste que era Harry su padre! — De nuevo todos callaron. ¡Mierda, Nick!

— Es que...

— Soy yo su padre. — Se levantó Harry. Entonces Louis lo miró pálido, Joe le susurraba algo a Kevin y los demás miraban confusos.

— ¡Mierda! ¡Siéntense los dos! — Grité levantándome. — Ninguno es su padre.

— ¿A no, Emma? ¿Acaso no se parece en nada a mí?

— Harry...

— ¡Vamos! ¡Dime! ¿se parece o no? ¿soy yo su padre? ¿o te fuiste con otro? así como tu madre, digo. — Lo miré con odio. El odio más grande que había en el mundo. Nadie, pero NADIE, se metía con mi madre. Por más mal que estemos juntas, era mi madre.

— ¿Eres idiota? ¿o qué? — Se adelantó en hablar Kevin. — ¿Acaso no tienes un poquito de idea de quien hablas es mí tía, y madre de Emma? vamos niño rico, dime si te gustaría que hablen así de tu madre. — ¡No, Kevin! ¿Qué dijiste? ¡Mierda!

— ¡Mi madre está muerta, idiota! — Le escupió en la cara y salió corriendo a su habitación. Louis por detrás de él. Carajo.

— Kev... — Susurré.

— No hables, Emma. No hables. — Se levantó de la mesa saliendo por aquella puerta de entrada. Los demás estaban todos en silencio.

— ¿Quién es el padre? — Insistió Joe.

— Harry. — Susurré.

— ¿Harry? — Habló esta vez Niall. Asentí. — Genial, ¿tú lo sabías? — Le preguntó a Zayn, él negó. — ¿Tú? — Esta vez fue Liam. Negó. — ¿Louis sí lo sabía? — Asentí. — Coño, se supone que somos sus mejores amigos.

— Pero Harry tiene una alianza con Louis, no podemos contra eso.

— ¿Para qué carajo somos sus mejores amigos, entonces?

— ¡Por Dios Niall, no dramatices! Así como Harry confía tanto en Louis, tú lo haces con Liam. Ya deja de dramatizar en esta situación. — Exasperó Zayn.

— No hay nada que Louis, Harry, tú o Liam no sepan.

— No te creo.

— Cree lo que tú quieras, lo mismo, son MIS palabras — Sonrió irritante.

— ¿Pueden dejar de pelear? — Blanqueé los ojos. Louis bajó, por lo tanto no hubo respuesta de los demás.

— Ve a hablar con él, es tu turno. Buscaré a Kevin con Joe, vamos. — Dijo y Joe se levantó.

Subí sin decir nada a la habitación. La puerta estaba cerrada, tanto como por dentro se escuchaban sollozos fuertes, podía oírlos desde el primer escalón. Mi corazón comenzó a partirse de apoco, y agradecí a Dios que Teo esté durmiendo, sino haría sus típicos interrogatorios. Entré sin tocar, Harry lloraba contra la almohada, en sus manos cargaba un retrato de su madre, él y Gemma. Su hermana que no vivía aquí.
Los sollozos dejaron de sonar cuando Harry me miró, su cara era roja, sus lágrimas chorreaban empapando cada parte de sus mejillas, sus pestañas también estaban empapadas. Su boca había tomado un color rojo intenso, como lastimado. Se había mordido el labio inferior, eso siempre lo hacía cuando estaba nervioso. Y para no recurrir a otras cosas, se lastimaba el labio, en vez de otra parte.

Me senté a la punta de la cama, él me miraba con enojo, y ternura.

— ¿Cuánto te costó decir que yo era su padre? ¿o que tu puto hermano callase? — Su voz tembló tanto. Lo miré. No iba a decir nada contra aquello.

— Tú metiste a mi madre, su madrina, su segunda mamá.

— Lo sé. — Bajó la mirada tragando un sollozo. — ¿Por qué no lo dijiste?

— Harry...

— ¡Contesta como se debe!

— Louis se adelantó, ¿acaso no viste?

— ¡Ajá, sí! ¿y tú no podías seguir hablando? no me vengas con estupideces, Lerman.

— Styles, no te pases.

— Tú no me dirás lo que debo hacer, ¿o acaso me equivoco con lo que te dije? ¡Por favor! — Su sarcasmo ya me estaba erizando la piel. Si no lo mataba allí mismo, no sé que carajo haría.

— Harold...

— ¡Vamos! ¿me vas a contestar siquiera por qué mierda no dijiste que yo era el padre de la criatura?

— ¡No podía! ¿Acaso me viste que podía hacerlo? ¡La puta madre! ¡No siempre tengo que pensar en tu puta vida! ¡Tengo un maldito hijo! ¡Tengo millones de problemas con mi familia! ¡Y por ende me estoy por quedar en la calle! ¡La puta madre! ¿piensas que voy a pensar en ti? puta madre, puta madre. — Le grité. Ya las lágrimas se escapaban de mis ojos. Carajo ¿qué le costaba entender eso?

— Emm...

— Cállate Harry. Solamente necesito que entiendas que mi vida no gira entorno a ti, te quiero, lo admito. Pero, cariño, no estaré pensando en ti hasta que me muera, ¿lo entiendes? — Me miró triste. — No me mires así. ¿Acaso yo me meto en tu vida? ¿lo hago? ¡Claro que no! Entonces tú no lo hagas.

— ¿Y nuestro hijo?

— Todo será igual. ¿Cuando te dije que no podías verlo? Solamente, solamente olvídate de mí.

— ¿Cómo lo haré? ¡Eres la madre de mi hijo!

— Simple, te ignorare Harry y tú harás lo mismo conmigo. — Me dolía en el alma todo esto. Cada pedazo de mi corazón se soltaba como si fuese que había un terremoto allí mismo. Era el amor de mi vida, pero me embobaba tanto que siempre quiera que piense en él. Era tan egoísta en su modo.

— ¿Vivirás todavía aquí? — Negué. — ¿Qué?

— Iré de nuevo con Logan, lo arreglamos. Perdón. Lo bueno es que aún no retiré las valijas y eso de allá.

— Emma, no.

— Harry, no me la hagas más difícil. No eres el único que sufre.

Salí de la habitación sin más. Era tan estúpido todo esto, y lo tomábamos como un drama. Hay personas que sufren por otras cosas y nosotros por tonteras. Pero me embobaba que siempre esté pensando en sí mismo y en nadie más. Era tan malo que sea tan egoísta, yo no podía vivir con eso. Harry nunca fue así, cuando se fue, él cambió y ahora que volvió prefiero que se vaya de nuevo.

Problemas, problemas tan patéticos. Tan insignificantes, pero tan significantes a la vez. Él lo era todo, como Matteo. Necesitaba que el padre de mi hijo esté a mi lado, quería ser de esas familias con el típico domingo que salen a acampar, o a cenar en el bosque y ese padre que los lleva en la espalda, o los hace jugar como avión. Necesitaba de esos domingos, pero, ¿existían?
Harry era un adolescente, bueno, tiene veintidós, no era tan adolescente que digamos. Pero, daba igual, era Harry, mierda.

Las lágrimas caían mientras yo me encerraba en la que era mi habitación y la de Matteo, él dormía plácidamente en la cama. Empecé a guardar todo en mi bolso a mano, todo hablo de unas cuantas cosas. Lo cargué en manos y bajé.

— ¿Te irás?

— A lo de Logan, claro — Asentí limpiando mis lágrimas.

— No, Emm. — Se acercó Niall a abrazarme. Matteo se movió. — No es necesario que te vayas.

— Sólo estaré a tres cuadras de aquí, Niall — Reí. Era tan dramático aquel rubio.

— Pero te irás, no quiero.

— Vamos, Niall. Llegué hoy y me iré hoy. Es como una visita.

— ¡No, Emma! — Gritó Zayn por detrás abrazándome. Matteo despertó. — Auch.

— Tonto — Reí. — Hola cariño — Besé la mejilla de mi adormilado hijo.

— Realmente es la cara de Harry. No sé como no me di cuenta — Sonrió Liam.

— Es típico — Reí.

— ¿Vamos, hermana? — Preguntó Joe detrás de mí, con Louis. Asentí.

— ¿Encontraron a Kevin?

— Está en casa de Logan, con Nick. — Asentí. — Vamos.

Y salimos. Fuimos en el auto de Louis a casa de Logan, no fue mucha la ida. Logan salió sonriendo.

— Hermana, prométeme que no te mudarás de nuevo.

— Fue solo un día — Reí.

— ¡Pero te fuiste! me hiciste sufrir toda la mañana. ¡Mira las ojeras! — Se acercó a mostrármelas.

— Dios, Logan — Reí. — Tú provocaste eso, no yo.

— Bueno, perdón. Te amo muchísimo y Matteo no es un error, mis palabras son errores.

— Lo sé.

— Te amo — Me abrazó dándome un beso en la mejilla.

— Yo te amo muchísimo más. — Y entramos a su casa.

Sonreí, todo iba a ser normal de nuevo.