Dad? |Harry Styles|

— ¡¿Qué haces aquí?! — Sonreí feliz corriendo a abrazarlo. No me extrañaba si ya lloraba — ¡Joe, Kevin, Nick! — Alargué dándoles un beso en la mejilla.

— ¿Cómo estás, princesa? — Me preguntó Joe. Por Dios, no podía creer que estuviesen ellos, al frente mío.

— ¡Estoy genial! ¡Por Dios, cuanto tiempo chicos! — Limpié una lágrima.

Joe, Kevin y Nick eran mis medios hermanos. Hijos de mi madre con otro hombre. No los veía hace más de cuatro años, debido a su carrera, claro. Ellos no sabían nada de Matteo. Se preguntarán que tan puta podría haber sido mi madre teniendo tres hijos con uno y dos con otros. Claro, mi madre se la pasaba de hombre en hombre, ¿Quién sabe cuantos otros hermanos podría tener?

— ¿Cómo podríamos estar? ¡Estamos totalmente cansados! Ayer llegamos de gira, no sabes cuanto tiempo esperamos a pasar por aquí.

— Mi pequeña, ¡Estas gigante! ¿Cómo creciste tan rápido?

— Pues... no sé, la la vida me dio algo genial que me hizo crecer. — Sonreí. Ellos me miraron.

— ¿Qué? — Preguntó desconcertado Nick.

— Tú...

— Soy mamá. — Todo era silencio, nadie hablaba. La cara de pánico de ellos, estaban blancos.

— Tú... ¡SOY TÍO, MIERDA! ¡EN SUS CARAS PUTOS! — Gritó Kevin empezando a saltar.

— ¡MIERDA, SOMOS TÍOS! ¡SÍ! — Seguido de Kevin, Joe. Reí. Miré a Nick quien no decía una palabra.

— ¿Cómo? es que no entiendo, ¿mi princesa madre? no lo creo, ¿es una broma? — Negué. — Es increíble. Con permiso. — Salió de la casa y lo seguí.

— Nick, ¿qué pasa? ¿así reaccionas?

— ¡Tú no puedes ser madre! Dime, ¿cuántos años tienes?

— Tengo veinte.

— ¿Y el niño?

— Cuatro.

— ¡Joder, Emma! ¿a los dieciséis años? — Preguntó incrédulo sin poder creerlo. Me sentía mierda. — No contestes. — Tragó salida. — ¿Quién es el padre?

— No puedo decírtelo.

— ¡Anda, dímelo, mierda!

— Ha-Harry.

Todo volvió a ser silencio. Mierda debí haberle inventado todo, él me miró sin poder creerlo. Esa mirada ya me la sabía de memoria. Él dejó de mirarme.

— ¿Logan lo sabe? — Asentí. — Genial... — Susurró sarcástico. Entró sin decir nada. No iba a entrar, eran las once, iría a buscar a Teo.

Fui caminando hasta el jardín, las mezclas de emociones que sentía en ese momento eran intensas, quería matar a todos. Todas estas mierdas. ¿Cuánto le costaba aceptarlo? Sabía que era duro, pero... ¿Para tanto? No, no lo creo.
Aunque sí creo que sea duro para él, que su mejor amigo, pueda llegar a ser el padre de mi hijo. Sí, Nick y Harry eran inseparables, como Joe y Niall. Aunque Kevin no pasaba tanto tiempo aquí, él era de ir a ver a su mujer, y todo eso.
Sí, Kevin se casó, con Danielle. Y me parecía tan tonto casarse a los veintiséis años. Pero él es feliz con ella, y ella es una genio de mujer. Se las aguantó todas, y eso la pasa a ser una mina de oro.

Entré a la sala de Matteo, donde estaba sentado jugando con algunos amigos que esperaban a sus padres. Al verme, salió corriendo a abrazarme.

— Mi vida — Sonreí.

— Mami.

— ¿Cómo está mi príncipe?

— Esperando a su reina. — Sonreí. Era tan precioso.

— Vamos a casa, cariño — Él asintió, giró a buscar su mochila, saludó a sus amigos y caminamos para la casa. La nueva casa.

Entramos y todos dirigieron sus miradas a mí y a Matteo.

— ¿Quienes son mami? — Me preguntó asustado escondiéndose detrás de mí.

— Ellos son tus tíos, Kevin, Joe y... Nick. — Él salió de atrás mío y corrió a abrazarlos. Kevin lo cargó en brazos y Joe peleaba para que se lo diese.

— ¿Él... él es? — Asentí. Nick sonrió amplio y cargó a Teo en sus brazos. — ¡Eres hermoso, hombre! — Lo besó en la frente.

— Guau Emma, tuviste una buena acción para esta preciosura. — Lo miré sorprendida. Me sonrojé, mierda que Harry está ahí.

— ¡Joe!

— Perdón — Rió. — ¿Y Logan?

— En su casa, supongo.

— ¿Pasó algo?

— Peleamos, nada interesante.

— Ay ustedes dos. — Rió. — ¿Y quién es el padre? — Me tomó por desprevenida aquella pregunta.

Todos en la sala me miraron, Harry bajó la cabeza, Louis palideció y Nick lo miró.

— ¿Eh?

— ¿Quién es?

— Un-un chico.

— Vamos, ¿qué chico? ¿es de aquí?

— ¿No crees que es mucha pregunta, Joe? — Intervino Nick.

— ¡Tengo una hermosa idea! — Joe iba a decir algo, pero Louis se adelantó. Todos los miraron. Lo agradecí con la mirada. — ¿Vamos al London Eye? ¿quieren?

— ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

— Ya sabíamos pequeño que tú te sumas. — Reí.

— Yo no iré. — Dije. Me miraron.

— Tengo mucho sueño, lo lamento.

— Estoy con Emma... — Murmuró Harry. Lo miré.

— Entonces, vamos nosotros — Sonreí.

— ¡Cuiden a Matteo!

— ¡Lo sabemos! — Y salieron de ahí. Miré a Harry, quién seguía en la misma posición.

No dije nada, solo subí a mi habitación. Seguida de sus pasos.

— Emm... — Murmuró, lo miré.

— ¿Sí?

— ¿Me dejas pasar?

— Claro. — Lo hice entrar.

— ¿Qué pasa?

— Necesito a mi hijo, juro por Dios que me es tan cruel no poder abrazar, besar, o buscar a mi hijo del jardín. Lo necesito, y mucho.

— Harry, tú me dejaste en mis peores momentos y... — Me interrumpió.

— No quiero recordarlo. No lo hagas por mí, hazlo por nuestro bebé.

¿Qué iba a hacer? ¡Ni siquiera yo sé lo que hago! Lo miré.

— Lo haré. — Él me miró, sus ojos verdes tenían un brillo especial. — ¡Pero! Con una condición.

— ¿Cuál?

— A partir de este momento, nunca más podrás dejarnos. Y si lo haces, adiós a tu hijo.

— ¿Cómo piensas eso? ¡Jamás volveré a hacerlo! ¡Te quiero Emma! — Me abrazó feliz y lo miré sorprendida. — Perdón.

*4 horas después*

Los chicos ya habían llegado, estábamos en la mesa, todos sentados.

— ¡Hey, Emma! — Exclamó Joe. Lo miré. — ¿Por qué no me dices quién es el padre de la criatura?

— Joe, aquí no.

— Dale que todos queremos saber, ¿no es cierto? — Todos menos Nick, Louis y Harry asintieron.

— Mierda — Murmuré.

— Soy yo.