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El duque - Adaptación [Nick&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
bienvenida :DAniKa escribió:Soy nueva lectora!
Por favor síguela pronto!
Andiie
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
CAPITULO 2 - Parte 4
—¿No has escuchado ni una sola palabra de lo que te he dicho?
—¿Hm? —_____ apartó la mirada de la ventanilla del carruaje y se encontró con la mirada colérica de su madre—. Lo siento, mamá. Pensé que estabas hablando con papá.
Eso era mentira. El padre de _____ roncaba suavemente en el asiento junto a su madre. Le bastaba con mirar dentro de un carruaje para quedarse profundamente dormido.
—Ya sabes cómo es tu padre. Deberías saber que te estaba hablando, en vez de estar en la luna. No me imagino con qué soñarás despierta todo el día.
_____ sonrió sin ganas. Cualquier otra madre cuya hija estuviera prometida supondría que la joven estaría pensando en la boda, pero no Marión Welsley. Ella siempre sospechaba que _____ tenía la cabeza en las nubes.
Lo que era casi completamente cierto. Pensar en su boda siempre la ponía nerviosa, sobre todo desde que Richard había adelantado la fecha de abril del año siguiente a octubre de aquel mismo año. Había querido que fuera incluso antes, pero la madre de _____ había insistido en que deberían tener tiempo suficiente para prepararlo todo.
Seguramente, su deseo de casarse con ella tan rápido debía significar algo, ¿no?
—Sueño con muchas cosas, mamá. ¿No lo hacías tú cuando eras joven?
—¡Bah! —repuso Marión con desdén. Las mejillas se le bambolearon cuando el carruaje pilló un bache—. Nunca me han importado esas frivolidades.
Eso era porque su madre carecía totalmente de imaginación.
—Pues vaya una pena.
—¿Una pena? —bufó su madre— ¿Una pena? Pasas demasiado tiempo con la cabeza en las nubes y no el suficiente pensando en el mundo que te rodea. Deberías estar contenta con lo que tienes, y no llenarte la cabeza de fantasías.
—Me gustan las fantasías —replicó con impaciencia. Oh, ¿por qué se molestaba en discutir? Su madre nunca la entendería.
—Aún te gustará más ser la duquesa de Brahm —repuso Marión, agitando su grueso dedo en el aire.
—Mamá —_____ puso los ojos en blanco—, sabes perfectamente que ahora que Richard ha descubierto que tiene un hermano mayor, ya no heredará el título.
—Fruslerías. Eres demasiado joven para saber de esas cosas, pero yo sé que la mitad de esos matrimonios que se celebran en Escocia bajo presión son ilegítimos. Richard me ha asegurado que ese chico tiene tanto derecho al título de su padre como yo. Lo único que tiene que hacer es probarlo.
_____ dudó de que el matrimonio del difunto duque con su esposa escocesa fuera uno de esos fraudes. Hester y Marie no cuestionaban su legitimidad, al igual que el mis-mo duque. _____ comprendía la decepción de Richard, pero realmente no veía que tuviera forma de reclamar el título para sí. Y Richard, siempre un caballero, nunca osaría hacer algo que arriesgara su propia reputación, como intentar probar que su hermano era ilegítimo. ¿O sí?
Miró por la ventanilla hacia el sol poniente mientras avanzaban hacia Mayfair.
—Bueno, es obvio que el duque creía que su hijo era legítimo. De otro modo nunca lo habría nombrado su heredero.
Su madre agitó una enjoyada mano quitando importancia al asunto.
—Entonces ¿por qué mantuvo al chico en secreto todos estos años? —Repicó en el suelo del carruaje con su bastón—. No. Creo que Brahm nombró al chico su heredero por puro despecho. ¿No dijo Richard que él y su padre se habían enfadado antes de que éste muriera? Al parecer, el viejo era lo bastante rencoroso como para querer robarle a su propio hijo la herencia que le corresponde.
A _____ le parecía que el duque había estado intentando asegurarse de que a su primogénito no le robaran la herencia que le pertenecía y que por esa razón había divulgado la existencia del joven. Naturalmente, su madre era terriblemente leal al hombre que había elegido como yerno, y nada se podía decir que le hiciera cambiar de parecer.
—De todas formas no entiendo por qué un título es tan importante —murmuró.
Al ver la expresión de sorpresa y ultraje en el rostro de su madre, tuvo que reprimir un ataque de risa.
—¿Que por qué un título es tan importante? Yo te diré por qué un título es tan importante. Un título marca la diferencia entre ser una dama o ser la hija de un comerciante. Es lo que os hará a ti y a tu familia aceptables. Eso es lo importante.
_____ alzó una ceja, pero se mantuvo callada. Lo importante era que su madre ganara una posición entre la buena sociedad de Londres. Podía ser que su madre la tratara como a una niña, pero a los dieciocho años, _____ era lo suficientemente mayor para saber ciertas cosas, y una de las que sabía con toda certeza era que su madre estaba más obsesionada con la riqueza y la posición social de lo que nadie tenía derecho a estar. Y también que usaba a su hija para ganar el prestigio social que nunca había sido capaz de conseguir por sí sola. A pesar de los parentescos que su familia pudiera asegurar tener, muy pocos de esos familiares se molestaban en hablarles.
_____ volvió de nuevo la mirada hacia la ventanilla y contempló el paisaje. Pronto llegarían a Hyde Park, donde aún podía quedar alguien andando o cabalgando, aunque las cinco, que era la hora de moda para esas actividades, hacía rato que habían pasado.
¿Habría ido el señor MacLaughlin a cabalgar por Hyde Park aquella tarde? ¿O se habría quedado en casa para leer los poemas de Byron? Antes de que su madre la interrumpiera, había estado
soñando despierta que eso era exactamente lo que había hecho. Se lo imaginaba con total claridad: arremangado, luciendo unos antebrazos fornidos y bronceados. Habría leído las palabras de pasión de Byron y sus pensamientos se habrían vuelto hacia ella, tal como le había prometido.
Pero en aquel momento se lo imaginaba en Hyde Park. Y se imaginaba a sí misma de pie sobre la hierba, hablando con una amiga y mirándolo mientras cabalgaba hacia ella sobre un enorme corcel gris que conseguía controlar sin esfuerzo. En algún momento había perdido el sombrero y la brisa agitaba su pelo veteado por el sol. La chaqueta gris oscuro le arropaba los anchos hombros y los apretados pantalones marrón claro marcaban unas piernas fuertes y musculosas...
—¿Quieres prestarme atención?
_____ lanzó un gritito y dio un pequeño brinco de sobresalto. Su padre se puso derecho con un ronquido y una serie de sílabas incoherentes. Marión Welsley miró a su hija con ojos que brillaban como pequeñas gemas y un rostro magenta de furia.
—No has oído ni una sola palabra de lo que te he dicho —dijo bullendo de rabia.
_____ no sabía si ponerse a reír o si saltar del carruaje y salir corriendo.
Cometió un error.
Se puso a reír.
Aunque parecía imposible, el rostro de su madre enrojeció aún más, y en la tenue luz del carruaje, casi pareció resplandecer. _____ nunca había visto a su madre tan enfadada.
—No puedo creer que te rías cuando todos nuestros planes bien podrían...
—Oh, mirad —dijo el padre de _____ mientras el carruaje se detenía—. Ya estamos aquí.
Con un suspiro de alivio, _____ se cubrió los hombros con un ligero chal. La puerta del carruaje se abrió y su padre bajó primero, luego se volvió para ofrecerle la mano a su madre.
—Vas a tener que aprender a comportarte bien rápido aquí, señorita —le susurró furiosa su madre cuando el señor Welsley hubo bajado del carruaje—. Tu marido te exi-girá mucho más que un oído con el que escucharle, y será mejor que cumplas sus deseos. No podrás regresar arrastrándote hasta nosotros cuando descubras que no siempre te podrás salir con la tuya.
_____ la miró fijamente, con una expresión vacía a pesar de la ansiedad que le daba vueltas en el estómago y los fuertes latidos de su corazón.
—Nunca me he arrastrado hasta ti por nada, mamá. Y no pienso empezar a hacerlo en ningún futuro cercano.
Los ojos de Marión Welsley se entrecerraron mientras movía la enjoyada cabeza en un gesto de irritación.
—¿Dónde me equivoqué? ¿No he intentado siempre hacer lo que era mejor para ti? Te compro los mejores vestidos, te he enviado a las mejores escuelas.
—¿Qué has hecho aparte de dictarme qué debo llevar, de quién debo ser amiga y con quién me he de casar? —preguntó _____, perdiendo los estribos—. ¡Hasta el mo-mento no has hecho nada por mí y sí todo por ti!
Su madre boqueó ofendida, y por un instante _____temió que pudiera pegarle. Encogida, esperó el golpe. No llegó. Abrió los ojos y se encontró a su madre mirándola como si fuera una desconocida.
—¿Venís o no? —preguntó el señor Welsley metiendo la cabeza dentro del carruaje—. Tengo mucha hambre.
Marión alzó los ojos en un gesto de hastío.
—Simplón —murmuró y descendió pesadamente del carruaje sin hacer caso de la mano que su marido le tendía.
Cuando _____ se preparaba para seguirla, su padre le tomó la mano y le dio un suave apretón.
—No te preocupes, mirlo —le susurró, usando su viejo apodo, mientras la ayudaba a bajar—. Tu madre sólo quiere que tengas lo que yo nunca pude darle.
Inesperadas lágrimas llenaron los ojos de _____ mientras miraba a su padre. Éste sabía más de lo que ella creía. Pudo ver dolor en sus ojos, pero también amor.
—Gracias, papá.
—Pensaba que tenías mucha hambre. —La voz de Marión resonó, y _____ hizo una mueca de desagrado. Todos aquellos años rodeada de gente que intentaba meter buenos modales y reglas de comportamiento en sociedad en la cabeza de su hija y a Marión nunca se le había pegado nada.
—¿Hm? —_____ apartó la mirada de la ventanilla del carruaje y se encontró con la mirada colérica de su madre—. Lo siento, mamá. Pensé que estabas hablando con papá.
Eso era mentira. El padre de _____ roncaba suavemente en el asiento junto a su madre. Le bastaba con mirar dentro de un carruaje para quedarse profundamente dormido.
—Ya sabes cómo es tu padre. Deberías saber que te estaba hablando, en vez de estar en la luna. No me imagino con qué soñarás despierta todo el día.
_____ sonrió sin ganas. Cualquier otra madre cuya hija estuviera prometida supondría que la joven estaría pensando en la boda, pero no Marión Welsley. Ella siempre sospechaba que _____ tenía la cabeza en las nubes.
Lo que era casi completamente cierto. Pensar en su boda siempre la ponía nerviosa, sobre todo desde que Richard había adelantado la fecha de abril del año siguiente a octubre de aquel mismo año. Había querido que fuera incluso antes, pero la madre de _____ había insistido en que deberían tener tiempo suficiente para prepararlo todo.
Seguramente, su deseo de casarse con ella tan rápido debía significar algo, ¿no?
—Sueño con muchas cosas, mamá. ¿No lo hacías tú cuando eras joven?
—¡Bah! —repuso Marión con desdén. Las mejillas se le bambolearon cuando el carruaje pilló un bache—. Nunca me han importado esas frivolidades.
Eso era porque su madre carecía totalmente de imaginación.
—Pues vaya una pena.
—¿Una pena? —bufó su madre— ¿Una pena? Pasas demasiado tiempo con la cabeza en las nubes y no el suficiente pensando en el mundo que te rodea. Deberías estar contenta con lo que tienes, y no llenarte la cabeza de fantasías.
—Me gustan las fantasías —replicó con impaciencia. Oh, ¿por qué se molestaba en discutir? Su madre nunca la entendería.
—Aún te gustará más ser la duquesa de Brahm —repuso Marión, agitando su grueso dedo en el aire.
—Mamá —_____ puso los ojos en blanco—, sabes perfectamente que ahora que Richard ha descubierto que tiene un hermano mayor, ya no heredará el título.
—Fruslerías. Eres demasiado joven para saber de esas cosas, pero yo sé que la mitad de esos matrimonios que se celebran en Escocia bajo presión son ilegítimos. Richard me ha asegurado que ese chico tiene tanto derecho al título de su padre como yo. Lo único que tiene que hacer es probarlo.
_____ dudó de que el matrimonio del difunto duque con su esposa escocesa fuera uno de esos fraudes. Hester y Marie no cuestionaban su legitimidad, al igual que el mis-mo duque. _____ comprendía la decepción de Richard, pero realmente no veía que tuviera forma de reclamar el título para sí. Y Richard, siempre un caballero, nunca osaría hacer algo que arriesgara su propia reputación, como intentar probar que su hermano era ilegítimo. ¿O sí?
Miró por la ventanilla hacia el sol poniente mientras avanzaban hacia Mayfair.
—Bueno, es obvio que el duque creía que su hijo era legítimo. De otro modo nunca lo habría nombrado su heredero.
Su madre agitó una enjoyada mano quitando importancia al asunto.
—Entonces ¿por qué mantuvo al chico en secreto todos estos años? —Repicó en el suelo del carruaje con su bastón—. No. Creo que Brahm nombró al chico su heredero por puro despecho. ¿No dijo Richard que él y su padre se habían enfadado antes de que éste muriera? Al parecer, el viejo era lo bastante rencoroso como para querer robarle a su propio hijo la herencia que le corresponde.
A _____ le parecía que el duque había estado intentando asegurarse de que a su primogénito no le robaran la herencia que le pertenecía y que por esa razón había divulgado la existencia del joven. Naturalmente, su madre era terriblemente leal al hombre que había elegido como yerno, y nada se podía decir que le hiciera cambiar de parecer.
—De todas formas no entiendo por qué un título es tan importante —murmuró.
Al ver la expresión de sorpresa y ultraje en el rostro de su madre, tuvo que reprimir un ataque de risa.
—¿Que por qué un título es tan importante? Yo te diré por qué un título es tan importante. Un título marca la diferencia entre ser una dama o ser la hija de un comerciante. Es lo que os hará a ti y a tu familia aceptables. Eso es lo importante.
_____ alzó una ceja, pero se mantuvo callada. Lo importante era que su madre ganara una posición entre la buena sociedad de Londres. Podía ser que su madre la tratara como a una niña, pero a los dieciocho años, _____ era lo suficientemente mayor para saber ciertas cosas, y una de las que sabía con toda certeza era que su madre estaba más obsesionada con la riqueza y la posición social de lo que nadie tenía derecho a estar. Y también que usaba a su hija para ganar el prestigio social que nunca había sido capaz de conseguir por sí sola. A pesar de los parentescos que su familia pudiera asegurar tener, muy pocos de esos familiares se molestaban en hablarles.
_____ volvió de nuevo la mirada hacia la ventanilla y contempló el paisaje. Pronto llegarían a Hyde Park, donde aún podía quedar alguien andando o cabalgando, aunque las cinco, que era la hora de moda para esas actividades, hacía rato que habían pasado.
¿Habría ido el señor MacLaughlin a cabalgar por Hyde Park aquella tarde? ¿O se habría quedado en casa para leer los poemas de Byron? Antes de que su madre la interrumpiera, había estado
soñando despierta que eso era exactamente lo que había hecho. Se lo imaginaba con total claridad: arremangado, luciendo unos antebrazos fornidos y bronceados. Habría leído las palabras de pasión de Byron y sus pensamientos se habrían vuelto hacia ella, tal como le había prometido.
Pero en aquel momento se lo imaginaba en Hyde Park. Y se imaginaba a sí misma de pie sobre la hierba, hablando con una amiga y mirándolo mientras cabalgaba hacia ella sobre un enorme corcel gris que conseguía controlar sin esfuerzo. En algún momento había perdido el sombrero y la brisa agitaba su pelo veteado por el sol. La chaqueta gris oscuro le arropaba los anchos hombros y los apretados pantalones marrón claro marcaban unas piernas fuertes y musculosas...
—¿Quieres prestarme atención?
_____ lanzó un gritito y dio un pequeño brinco de sobresalto. Su padre se puso derecho con un ronquido y una serie de sílabas incoherentes. Marión Welsley miró a su hija con ojos que brillaban como pequeñas gemas y un rostro magenta de furia.
—No has oído ni una sola palabra de lo que te he dicho —dijo bullendo de rabia.
_____ no sabía si ponerse a reír o si saltar del carruaje y salir corriendo.
Cometió un error.
Se puso a reír.
Aunque parecía imposible, el rostro de su madre enrojeció aún más, y en la tenue luz del carruaje, casi pareció resplandecer. _____ nunca había visto a su madre tan enfadada.
—No puedo creer que te rías cuando todos nuestros planes bien podrían...
—Oh, mirad —dijo el padre de _____ mientras el carruaje se detenía—. Ya estamos aquí.
Con un suspiro de alivio, _____ se cubrió los hombros con un ligero chal. La puerta del carruaje se abrió y su padre bajó primero, luego se volvió para ofrecerle la mano a su madre.
—Vas a tener que aprender a comportarte bien rápido aquí, señorita —le susurró furiosa su madre cuando el señor Welsley hubo bajado del carruaje—. Tu marido te exi-girá mucho más que un oído con el que escucharle, y será mejor que cumplas sus deseos. No podrás regresar arrastrándote hasta nosotros cuando descubras que no siempre te podrás salir con la tuya.
_____ la miró fijamente, con una expresión vacía a pesar de la ansiedad que le daba vueltas en el estómago y los fuertes latidos de su corazón.
—Nunca me he arrastrado hasta ti por nada, mamá. Y no pienso empezar a hacerlo en ningún futuro cercano.
Los ojos de Marión Welsley se entrecerraron mientras movía la enjoyada cabeza en un gesto de irritación.
—¿Dónde me equivoqué? ¿No he intentado siempre hacer lo que era mejor para ti? Te compro los mejores vestidos, te he enviado a las mejores escuelas.
—¿Qué has hecho aparte de dictarme qué debo llevar, de quién debo ser amiga y con quién me he de casar? —preguntó _____, perdiendo los estribos—. ¡Hasta el mo-mento no has hecho nada por mí y sí todo por ti!
Su madre boqueó ofendida, y por un instante _____temió que pudiera pegarle. Encogida, esperó el golpe. No llegó. Abrió los ojos y se encontró a su madre mirándola como si fuera una desconocida.
—¿Venís o no? —preguntó el señor Welsley metiendo la cabeza dentro del carruaje—. Tengo mucha hambre.
Marión alzó los ojos en un gesto de hastío.
—Simplón —murmuró y descendió pesadamente del carruaje sin hacer caso de la mano que su marido le tendía.
Cuando _____ se preparaba para seguirla, su padre le tomó la mano y le dio un suave apretón.
—No te preocupes, mirlo —le susurró, usando su viejo apodo, mientras la ayudaba a bajar—. Tu madre sólo quiere que tengas lo que yo nunca pude darle.
Inesperadas lágrimas llenaron los ojos de _____ mientras miraba a su padre. Éste sabía más de lo que ella creía. Pudo ver dolor en sus ojos, pero también amor.
—Gracias, papá.
—Pensaba que tenías mucha hambre. —La voz de Marión resonó, y _____ hizo una mueca de desagrado. Todos aquellos años rodeada de gente que intentaba meter buenos modales y reglas de comportamiento en sociedad en la cabeza de su hija y a Marión nunca se le había pegado nada.
Andiie
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
OMG *--*.Ya me imagino a Nick cabalgando con las magas arremangadas y sus brazos y... , me desvié xd, y bueno esa señora :x ¡Me cae TAN mal! pero bueno, síguela poooorfa :bounce: :)
Annabeth
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
ok no te preocupes pero tiene que hacer
maraton por todo lo que esperamos
:P
maraton por todo lo que esperamos
:P
#Fire Rouge..*
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
ahhh siguela!! richard es el hermano de nick!!
ya quiero que se encuentren otra vez!!
ya quiero que se encuentren otra vez!!
romina.13
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
Pobre papa de ___
ya se que la mama se va a poner en contra de Nicholas. Ya la odio
ya se que la mama se va a poner en contra de Nicholas. Ya la odio
Creadora
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
ME QUEDE ASI CON LA DESCRIPCION DE LA RAYIS!...PERO QUE IMAGINACION!!...
ME ENCANTA LA NOVE!
Y NO PUEDO ESPERAR A Q SE ENCUENTREN!!!
SIGUELA!!!!
ME ENCANTA LA NOVE!
Y NO PUEDO ESPERAR A Q SE ENCUENTREN!!!
SIGUELA!!!!
Just Me! Melissa! :)
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
Gracias por sus coments,
ahorita subo cap :D
ahorita subo cap :D
Última edición por Andiie el Lun 24 Oct 2011, 7:40 pm, editado 1 vez
Andiie
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
CAPITULO 3 - PARTE 1
Fueron recibidos en la puerta por Peters, que parecía muy agitado. Por lo general, el mayordomo era tan frío y controlado como un carámbano, pero no aquella noche. Mostraba un brillo febril en los ojos y nerviosismo en los movimientos.
Había un aura de excitación y energía en el interior de la mansión Brahm que _____ no reconocía. Cuando el viejo duque aún vivía, la casa siempre parecía feliz y cómoda, luego cambió un poco cuando su enfermedad fue empeorando, pero lo de aquel día era algo diferente. Parecía como si la casa entera estuviera de puntillas, esperando que ocurriera algo y vigilando.
Peters los guió hasta el salón azul, la habitación donde la familia siempre se reunía antes de la cena. _____ se fijó en que aquella noche había un invitado más.
Un hombre alto estaba junto a la chimenea, hablando animadamente con Marie, la hermana de Richard. La expresión de su rostro era tan similar a la de Marie que _____ se maravilló ante el parecido. No era extraño que toda la casa estuviera excitada, ¡aquél era el misterioso heredero! Y le resultaba extrañamente familiar.
—El señor y la señora Welsley, la señorita Welsley.
El desconocido se sobresaltó al oír el nombre, y la ansiedad que _____ había sentido antes se convirtió en completo pánico cuando el desconocido volvió la cabeza y se encontró con su mirada.
—Vos —murmuró mientras todos los ojos se volvían hacia ella.
El hermano de su prometido era también su señor MacLaughlin.
Nicholas se sorprendió de poder encontrar la voz. La única muchacha en la que se había fijado era la prometida de su hermano. ¡Qué amarga ironía!
—Buenas tardes, señorita Welsley. Richard, que se había puesto en pie en cuanto anunciaron a _____ y a su familia, lanzó a Nicholas una mirada suspicaz.
—¿Os conocéis? —Se volvió hacia _____ buscando confirmación.
—Sí—afirmó _____—. Desde esta tarde, de hecho. En la librería. —Estaba tan alarmada de ver a Nicholas como éste lo estaba de verla a ella
—. Perdonad mi falta de modales, señor MacLaughlin... quiero decir, excelencia. No tenía idea de quién erais.
—¿Y cómo podías tenerla? —interrumpió Richard impetuosamente, mirando fijamente a _____
— Ninguno de nosotros lo había visto antes.
La expresión de Nicholas no cambió. ¿Era sólo su imaginación o su hermano aprovechaba cualquier oportunidad para desdeñarlo? No podía culpar a Richard por estar resentido con él, pero tampoco Nicholas había pedido ser el heredero de su padre. Sería feliz de seguir estando en el anonimato si no fuera porque el dinero volvería a poner en pie su hogar y a su gente.
—¿Y cómo es que nunca antes habéis conocido a vuestro hermano, señor MacLaughlin? —preguntó la señora Welsley.
Su tono era engañosamente inocente, pero a Nicholas no se le escapó la mirada de reojo que lanzó a Richard. ¿Qué demonios estaba pasando? _____bajó la mirada hacia el suelo. Las mejillas se le tiñeron de un rojo oscuro. Estaba terriblemente avergonzada por el comportamiento de su madre, y el resentimien-to de Nicholas contra la madre de _____ aumentó. Sabía adonde quería llegar. Estaba cuestionando la validez del matrimonio de sus padres, y por tanto ¡cuestionando la legitimidad de su nacimiento! Era tal vez el peor insulto que le podía hacer, que podía hacer a cualquiera. Realmente enfadado, Nicholas aguantó la mirada de la mujer y apretó los dientes para controlar el deseo de ponerla en su lugar. Inspiró hondo.
—Porque de acuerdo con la tradición de los McLaughlin, señora, el título ha pasado de mi madre a mí. En esos casos, el heredero toma MacLaughlin como apellido para mantener el nombre. —Sonrió fríamente mientras la expresión confiada de Marión desaparecía
—. Y de paso, no soy «señor». Incluso sin el título de mi padre, soy el conde de Keir. Os podéis dirigir a mí por cualquiera de los dos títulos. Y tengo además unos cuantos títulos menores: vizconde Dunkirk, barón Kyne. Podéis elegir el que más os guste. —Intentó mantener un tono desenfadado, pero no pudo evitar que se le colara un toque de condescendencia.
¿Cómo se atrevía aquella mujer a cuestionar su nacimiento o su rango? ¿Y cómo se atrevía a insultar la memoria de su madre al hacerlo? El rostro de Marión Welsley palideció. Hizo una pequeña reverencia en su dirección.
—Os pido disculpas, mi señor. Nicholas hizo un gesto con la cabeza aceptando sus disculpas. La creía sincera. Naturalmente, debía de lamentar haber insultado a un par del reino. Nicholas encontraba que mucha gente en Inglaterra se desvivía por complacer a cualquiera que ostentara un título.
Una parte de él disfrutaba con todas las reverencias y zalamerías de los ingleses, normalmente tan desdeñosos con los escoceses. Pero a la otra parte le resultaba muy violento.
Volvió su atención a _____, que aún parecía claramente incómoda.
—Muchísimas gracias por su sugerencia, señorita Welsley. Estoy disfrutando con el libro, aunque en estas pocas horas aún no he tenido la oportunidad de leer mucho.
_____ alzó la cabeza, y sus oscuros ojos parecieron irrealmente grandes para su rostro. No era tan pálida como la mayoría de las muchachas inglesas sino un delicado rubor teñía su tez de una maravillosa mezcla de miel y rosa. «Y todo lo mejor de luz y sombra se halla en sus ojos y apostura....»
—Me alegra que lo estéis disfrutando plenamente, excelencia. —Tenía una voz suave, grave para una chica, y exactamente como él la recordaba. Su sonido le producía escalofríos en la espalda. Le encantaría oírla recitar la poesía de Byron en voz alta.
—Así es —repuso él, mirándola fijamente a los ojos—. Todos los poemas me evocan la belleza. El rubor de _____ se intensificó, y Nicholas supo que recordaba lo que él le había dicho sobre pensar en ella cuando leyera el libro.
—¿De qué libro se trata? —preguntó Richard, sin conseguir del todo que su tono fuera desenfadado.
Su intensa mirada cayó sobre _____. Nicholas sintió en el estómago una punzada de culpabilidad mezclada con remordimiento. No era correcto que coqueteara con _____ como lo estaba haciendo.
Era la prometida de su hermano. Ni siquiera era correcto pensar en ella como lo hacía, pero no podía dominar sus pensamientos, del mismo modo que no podía llevarlos a la práctica. Ella estaba fuera de su alcance, y más le valía no olvidarlo.
—La señorita Welsley me recomendó que leyera a vuestro poeta Byron, hermano. —Usar un término tan familiar con el joven le resultaba extraño, sobre todo porque estaba convencido de que Richard lo despreciaba profundamente—. Debo admitir que estoy totalmente cautivado por su poesía.
La señora Welsley tragó aire y Richard apretó los dientes. Ambos miraron a _____ como si hubiera cometido un crimen odioso.
Inmediatamente, Nicolas lamentó haber hablado. —¡_____! —la regañó su madre—. ¡No me digas que has estado leyendo esa porquería!
Así que la madre de _____ no sólo cuestionaba su nacimiento, sino también su moral por medio de sus lecturas. ¿Porquería? Cierto que Byron podía ser un poco descarado en su poesía, pero también era increíblemente apasionado, y Nicholas nunca llamaría «porquería» a tal genio.
—Calmaos, señora Welsley —recomendó Richard, tomando la mano de _____—.
No es una falta seria. Aunque Byron no sea adecuado para una muchacha soltera, _____ podrá leer lo que desee, excepto si es demasiado escandaloso, cuando estemos casados.
El modo en que su hermano, su desagradable hermano, le recordó que iba a casarse con aquella hermosa muchacha, que no se merecía, hizo hervir la sangre de Nicholas. Sin duda, Richard creía que estaba haciendo a _____ y a su familia un gran favor al otorgarles su magnificencia.
—¿Y quién decidirá qué es demasiado escandaloso y qué no lo es? —preguntó Nicholas con fingido humor. ¡Qué descaro! ¡Como si _____ no tuviera la inteligencia suficiente para elegir sus propios libros! La sola idea era una tontería. Por desgracia, había mucha gente, mujeres incluidas, que opinaban que ciertas novelas y poemas podían dañar la delicada mente de una muchacha.
Richard sonrió, pero sus ojos estaban llenos de malicia. ¿No podía verlo nadie más? ¿O era que la conciencia culpable de Nicholas le hacía ver cosas falsas?
—Yo, naturalmente —contestó Richard—. Creo que un marido puede escoger bien las lecturas de su esposa.
—Muy cierto —añadió la señora Welsley con una sonrisa complacida. Hester, que había permanecido en silencio durante toda la conversación, miró a su hijo con una expresión de decepción.
—Tu padre nunca dictó lo que yo podía o no podía leer, Richard. El joven tuvo el detalle de parecer arrepentido, y _____, que parecía haberse retirado a su mundo privado para escapar de la vergüenza y la humillación, pareció fortalecida por las palabras de su futura suegra. Alzó la barbilla en un ademán desafiante y retiró su mano de la de Richard.
—Os lo agradezco, excelencia. Creo que podré esperar la misma cortesía y confianza de mi esposo.
—La voz le tembló ligeramente, como si expresar sus opiniones ante Richard fuera algo que no estaba acostumbrada a hacer. Ni siquiera miró a su prometido.
Nicholas deseó poder aplaudir su muestra de coraje, pero mantuvo la boca sabiamente cerrada. Richard puso mala cara. La señora Welsley, con el rostro enrojecido, abrió la boca para responder.
—Pasemos a cenar, ¿de acuerdo? —dijo la duquesa, interrumpiendo lo que fuera a decir la otra mujer.
Había un aura de excitación y energía en el interior de la mansión Brahm que _____ no reconocía. Cuando el viejo duque aún vivía, la casa siempre parecía feliz y cómoda, luego cambió un poco cuando su enfermedad fue empeorando, pero lo de aquel día era algo diferente. Parecía como si la casa entera estuviera de puntillas, esperando que ocurriera algo y vigilando.
Peters los guió hasta el salón azul, la habitación donde la familia siempre se reunía antes de la cena. _____ se fijó en que aquella noche había un invitado más.
Un hombre alto estaba junto a la chimenea, hablando animadamente con Marie, la hermana de Richard. La expresión de su rostro era tan similar a la de Marie que _____ se maravilló ante el parecido. No era extraño que toda la casa estuviera excitada, ¡aquél era el misterioso heredero! Y le resultaba extrañamente familiar.
—El señor y la señora Welsley, la señorita Welsley.
El desconocido se sobresaltó al oír el nombre, y la ansiedad que _____ había sentido antes se convirtió en completo pánico cuando el desconocido volvió la cabeza y se encontró con su mirada.
—Vos —murmuró mientras todos los ojos se volvían hacia ella.
El hermano de su prometido era también su señor MacLaughlin.
**********
Nicholas se sorprendió de poder encontrar la voz. La única muchacha en la que se había fijado era la prometida de su hermano. ¡Qué amarga ironía!
—Buenas tardes, señorita Welsley. Richard, que se había puesto en pie en cuanto anunciaron a _____ y a su familia, lanzó a Nicholas una mirada suspicaz.
—¿Os conocéis? —Se volvió hacia _____ buscando confirmación.
—Sí—afirmó _____—. Desde esta tarde, de hecho. En la librería. —Estaba tan alarmada de ver a Nicholas como éste lo estaba de verla a ella
—. Perdonad mi falta de modales, señor MacLaughlin... quiero decir, excelencia. No tenía idea de quién erais.
—¿Y cómo podías tenerla? —interrumpió Richard impetuosamente, mirando fijamente a _____
— Ninguno de nosotros lo había visto antes.
La expresión de Nicholas no cambió. ¿Era sólo su imaginación o su hermano aprovechaba cualquier oportunidad para desdeñarlo? No podía culpar a Richard por estar resentido con él, pero tampoco Nicholas había pedido ser el heredero de su padre. Sería feliz de seguir estando en el anonimato si no fuera porque el dinero volvería a poner en pie su hogar y a su gente.
—¿Y cómo es que nunca antes habéis conocido a vuestro hermano, señor MacLaughlin? —preguntó la señora Welsley.
Su tono era engañosamente inocente, pero a Nicholas no se le escapó la mirada de reojo que lanzó a Richard. ¿Qué demonios estaba pasando? _____bajó la mirada hacia el suelo. Las mejillas se le tiñeron de un rojo oscuro. Estaba terriblemente avergonzada por el comportamiento de su madre, y el resentimien-to de Nicholas contra la madre de _____ aumentó. Sabía adonde quería llegar. Estaba cuestionando la validez del matrimonio de sus padres, y por tanto ¡cuestionando la legitimidad de su nacimiento! Era tal vez el peor insulto que le podía hacer, que podía hacer a cualquiera. Realmente enfadado, Nicholas aguantó la mirada de la mujer y apretó los dientes para controlar el deseo de ponerla en su lugar. Inspiró hondo.
—Porque de acuerdo con la tradición de los McLaughlin, señora, el título ha pasado de mi madre a mí. En esos casos, el heredero toma MacLaughlin como apellido para mantener el nombre. —Sonrió fríamente mientras la expresión confiada de Marión desaparecía
—. Y de paso, no soy «señor». Incluso sin el título de mi padre, soy el conde de Keir. Os podéis dirigir a mí por cualquiera de los dos títulos. Y tengo además unos cuantos títulos menores: vizconde Dunkirk, barón Kyne. Podéis elegir el que más os guste. —Intentó mantener un tono desenfadado, pero no pudo evitar que se le colara un toque de condescendencia.
¿Cómo se atrevía aquella mujer a cuestionar su nacimiento o su rango? ¿Y cómo se atrevía a insultar la memoria de su madre al hacerlo? El rostro de Marión Welsley palideció. Hizo una pequeña reverencia en su dirección.
—Os pido disculpas, mi señor. Nicholas hizo un gesto con la cabeza aceptando sus disculpas. La creía sincera. Naturalmente, debía de lamentar haber insultado a un par del reino. Nicholas encontraba que mucha gente en Inglaterra se desvivía por complacer a cualquiera que ostentara un título.
Una parte de él disfrutaba con todas las reverencias y zalamerías de los ingleses, normalmente tan desdeñosos con los escoceses. Pero a la otra parte le resultaba muy violento.
Volvió su atención a _____, que aún parecía claramente incómoda.
—Muchísimas gracias por su sugerencia, señorita Welsley. Estoy disfrutando con el libro, aunque en estas pocas horas aún no he tenido la oportunidad de leer mucho.
_____ alzó la cabeza, y sus oscuros ojos parecieron irrealmente grandes para su rostro. No era tan pálida como la mayoría de las muchachas inglesas sino un delicado rubor teñía su tez de una maravillosa mezcla de miel y rosa. «Y todo lo mejor de luz y sombra se halla en sus ojos y apostura....»
—Me alegra que lo estéis disfrutando plenamente, excelencia. —Tenía una voz suave, grave para una chica, y exactamente como él la recordaba. Su sonido le producía escalofríos en la espalda. Le encantaría oírla recitar la poesía de Byron en voz alta.
—Así es —repuso él, mirándola fijamente a los ojos—. Todos los poemas me evocan la belleza. El rubor de _____ se intensificó, y Nicholas supo que recordaba lo que él le había dicho sobre pensar en ella cuando leyera el libro.
—¿De qué libro se trata? —preguntó Richard, sin conseguir del todo que su tono fuera desenfadado.
Su intensa mirada cayó sobre _____. Nicholas sintió en el estómago una punzada de culpabilidad mezclada con remordimiento. No era correcto que coqueteara con _____ como lo estaba haciendo.
Era la prometida de su hermano. Ni siquiera era correcto pensar en ella como lo hacía, pero no podía dominar sus pensamientos, del mismo modo que no podía llevarlos a la práctica. Ella estaba fuera de su alcance, y más le valía no olvidarlo.
—La señorita Welsley me recomendó que leyera a vuestro poeta Byron, hermano. —Usar un término tan familiar con el joven le resultaba extraño, sobre todo porque estaba convencido de que Richard lo despreciaba profundamente—. Debo admitir que estoy totalmente cautivado por su poesía.
La señora Welsley tragó aire y Richard apretó los dientes. Ambos miraron a _____ como si hubiera cometido un crimen odioso.
Inmediatamente, Nicolas lamentó haber hablado. —¡_____! —la regañó su madre—. ¡No me digas que has estado leyendo esa porquería!
Así que la madre de _____ no sólo cuestionaba su nacimiento, sino también su moral por medio de sus lecturas. ¿Porquería? Cierto que Byron podía ser un poco descarado en su poesía, pero también era increíblemente apasionado, y Nicholas nunca llamaría «porquería» a tal genio.
—Calmaos, señora Welsley —recomendó Richard, tomando la mano de _____—.
No es una falta seria. Aunque Byron no sea adecuado para una muchacha soltera, _____ podrá leer lo que desee, excepto si es demasiado escandaloso, cuando estemos casados.
El modo en que su hermano, su desagradable hermano, le recordó que iba a casarse con aquella hermosa muchacha, que no se merecía, hizo hervir la sangre de Nicholas. Sin duda, Richard creía que estaba haciendo a _____ y a su familia un gran favor al otorgarles su magnificencia.
—¿Y quién decidirá qué es demasiado escandaloso y qué no lo es? —preguntó Nicholas con fingido humor. ¡Qué descaro! ¡Como si _____ no tuviera la inteligencia suficiente para elegir sus propios libros! La sola idea era una tontería. Por desgracia, había mucha gente, mujeres incluidas, que opinaban que ciertas novelas y poemas podían dañar la delicada mente de una muchacha.
Richard sonrió, pero sus ojos estaban llenos de malicia. ¿No podía verlo nadie más? ¿O era que la conciencia culpable de Nicholas le hacía ver cosas falsas?
—Yo, naturalmente —contestó Richard—. Creo que un marido puede escoger bien las lecturas de su esposa.
—Muy cierto —añadió la señora Welsley con una sonrisa complacida. Hester, que había permanecido en silencio durante toda la conversación, miró a su hijo con una expresión de decepción.
—Tu padre nunca dictó lo que yo podía o no podía leer, Richard. El joven tuvo el detalle de parecer arrepentido, y _____, que parecía haberse retirado a su mundo privado para escapar de la vergüenza y la humillación, pareció fortalecida por las palabras de su futura suegra. Alzó la barbilla en un ademán desafiante y retiró su mano de la de Richard.
—Os lo agradezco, excelencia. Creo que podré esperar la misma cortesía y confianza de mi esposo.
—La voz le tembló ligeramente, como si expresar sus opiniones ante Richard fuera algo que no estaba acostumbrada a hacer. Ni siquiera miró a su prometido.
Nicholas deseó poder aplaudir su muestra de coraje, pero mantuvo la boca sabiamente cerrada. Richard puso mala cara. La señora Welsley, con el rostro enrojecido, abrió la boca para responder.
—Pasemos a cenar, ¿de acuerdo? —dijo la duquesa, interrumpiendo lo que fuera a decir la otra mujer.
Andiie
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
Ahh! New Reader!!
Me encaaaaantaaaaa! esta nueva adaptacion!
Defnitivamente sabes eligir buena novelas!
me encantaa esta <3
y porfis siguelaaaaaaa!
Me encaaaaantaaaaa! esta nueva adaptacion!
Defnitivamente sabes eligir buena novelas!
me encantaa esta <3
y porfis siguelaaaaaaa!
Ruth Esther<3
Re: El duque - Adaptación [Nick&Tu]
Como odio A marion
La detesto y A ritch tmb
Siguela esperAmos muchoo
La detesto y A ritch tmb
Siguela esperAmos muchoo
#Fire Rouge..*
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