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The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
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Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
yo respondo comentarios cuando no hay nadie que lo haga (?)Tessa escribió:Comento porque soy lectora oficial bc amo TPOBAW (?) ni idea si se escribe así .____. y además quiero molestar un rato :ternura:más tarde comento prologo
XDDD
bienvenida, Fany<3 the di angelos loves you<3
peeta.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Alexano, no se cómo no amaste el prologo bc yo si que lo hice; Yo nunca escribiría algo tan perfecto, nunca en mi fucking vida. Con las Di Angelo no se meten, si veo a ese cabro, lo dejo bajo tierra. Ahnoreflaite. No t metay com laz di anyelo. Gran, gran error; rezo por qué ese chico sobreviva hasta el día siguiente, en realidad no, que lo maten. Sorry por la mala ortografía, estoy en el celular y no sé escribir bien en el maldito teclado. Soy tercera, ah. Bai, besos, ámenme.
pisces.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
estoy escribiendo, csm
quiero que valga la pena la demora XDD
quiero que valga la pena la demora XDD
peeta.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Sin duda, el huevo crudo es asqueroso. Pegajoso y asqueroso… como el pegamento, pero además de todo, de un amarillo chillón que te obliga a mirarlo. Por eso ahora soy el centro de atención: Brooke, la chica enhuevada. Suena lindo, ¿no? Soy como la versión pirata de Katniss Everdeen.
Han pasado cinco horas desde que sucedió este asunto de la broma, y puedo decir que no es de lo más agradable, excepto quizás porque Dakota se ofreció a escribir para mí la materia de todo el día, por miedo a que ensuciara todos mis cuadernos y los estúpidos se rieran más. No estoy enfadada, realmente, quizás sí un poco incómoda, pero no enojada. Y se los demostré en el mismo momento en que terminaron con sus huevos y comenzaron a reírse. Con la poca dignidad que me quedaba, fui a chocar los cinco con cada uno de ellos y les dije con una gran sonrisa:
—Esa broma realmente ha sido muy buena, ¿no?— observé cómo la risa de todos en el grupo culminó y solté una de esas carcajadas merecedoras de un Oscar. Luego, me acerqué a la chica rubia de ojos azules con porte de soy-perfecta-si-me-miras-te-mato, tomé su bandeja del almuerzo y vertí la linda sopa colorida en su apretado y corto vestido blanco. Después, simplemente agarré la mostaza y los embarré a todos con ella.
Me enjuago el pelo por octava vez. Creo que me lo cortaré si a la próxima el olor no sale. She loves you suena por los altavoces de la radio, y lo único que puedo hacer para calmar mis nervios, es acompañar a cuatro de mis personas favoritas en el mundo: John, Paul, Ringo y George. Sigo bañándome por alrededor de veinte minutos, y luego, fresca como una lechuga, salgo del cuarto de baño y me dirijo a la habitación que comparto con Milán. Aprovecho su ausencia para vestirme con rapidez y volver a mi habitual vida de beatle-maniaca.
La canción Penny Lane suena en mi celular, y sé que es Niall, mi mejor amigo, quien llama, ya que no hay nadie más a quien le regalaría el honor de tener una canción de mis chicos como tono de llamada. Corro hacia el otro extremo de la habitación y contesto:
— Penny Lane is in my ears and in my eyes.
Ese es mi inicio del saludo, luego el responde:
— Here beneath the blue suburban skies. I sit and meanwhile back in.
Es nuestro ritual, y la regla es que si, a pesar de todo lo malo que te ocurra, sigues adelante con una sonrisa, debes cantarla, sino, sólo dices “hola” y ya.
— Adivina qué, Di Angelo— murmura mi amigo rubio, y es cuando más extraño verlo, para poder golpearlo.
— Dispara.
— ¿Y si mejor me abres la puerta?
Eso sólo significa una cosa, y es algo que creo posible de mi mejor amigo. Bajo corriendo las escaleras y abro la puerta blanca de madera. Aún no me acostumbro al color, y se ve tan brillante que los ojos me duelen. Puedo decir, con toda seguridad, que esa es la única desventaja de ser una Di Angelo. Cuando abro la puerta en su totalidad, no veo nada, excepto los colores descomunalmente brillantes que forman el paisaje con el cual mis ojos se deleitan. Joder, ahora estoy desesperanzada y con un cincuenta por ciento de probabilidades de que el huevo me haya dejado daltónica. Me giro, pero no cierro la puerta, tan sólo voy desganadamente caminando a ninguna parte. Ninguna parte es sinónimo de “iré a ver la televisión porque estoy deprimida y porque darán un maratón de “Hora de aventura”. Si un ladrón quiere robarse algo, bienvenido sea, ya me da igual.
De repente, los pasos en la entrada me asustan, y voy a cerrar la puerta justo antes de soltar un grito mitad sorpresa y mitad joder-que-casi-me-da-un-infarto. Y el culpable es mi amigo, Niall. Hijo del frutero. Ya verá que lo golpearé mientras duerme.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?— le pregunto con una gran sonrisa, demostrando cuánto lo extrañé. Pero el golpe sigue en pie.
—Le puse un GPS a tu perro. Maravillas de la tecnología, querida— comenta el rubio soltando una risita.
—Y bueno, simplemente le dije a mi madre que me vendría a quedar unos días a tu casa. Ya sabes que ella no hace problemas si eres tú. No sé qué carajos le echaste en la bebida el día en que se conocieron, pero le caes bien.
—Será mejor que te calles y me acompañes a sacar fotografías al parque. Aún no lo he visto, pero dicen que es hermoso.
Ambos nos levantamos, aunque de tanto tiempo sentados, mi trasero no pensará cobrar vida en al menos dos horas más. Salimos por la puerta, luego de tomar mi cámara, y Niall me mira extraño.
—No creas que no me he dado cuenta, Brooklyn, tu pelo huele a huevo, ¿otro intento fallido de mascarilla para que crezca?— interpela, y por su tono, sé que se está burlando. Poco me importa, vi a una secundaria completa riéndose de mí y me reí con ellos.
Suelto un jolgorio y él me sonríe de vuelta. Él no quiere explicaciones, tan sólo se ríe de las jugarretas de la vida, y limpia mesas en un restaurante. Oh, también se encarga de ser el mejor amigo del mundo, y sé que el día en que encuentre a la chica indicada, la hará aún más feliz de lo que me hace a mi.
Al llegar al parque, sigo dudando de mi visión, ya que los colores se ven tan vivos que llegan a ser escalofriantes, sin embargo, el paisaje es realmente bellísimo, sobretodo por la gran cantidad de áreas verdes y de flora.
Click. Click. Click. Click. Click. Click.
La cámara suena por cada vez que la ley de “Enfoca, apunta y dispara” entra en escena. La verdad es que ya me he acostumbrado. Niños juegan en los castillos, usando su imaginación para ser felices, la sonrisa sincera de sus rostros me invitan a correr hacia ellos y preguntarles si puedo unirme. Algo me dice que me aceptarían en el equipo, pero eso sería una gran desventaja para el equipo contrario de mini-guerreros.
Sigo avanzando, un “Click” cada vez que encuentro algo que valga la pena rememorar. Una flor exótica, la hermosa sonrisa de un niño, el abrazo de una familia, y así, miles de historias que se esconden tras esas fotos, quedan grabadas en mi cámara, casi como el silencioso secreto de que serán recordadas por siempre.
Avanzo hacia el lado, y sé que Niall me sigue los pasos aunque no le esté prestando demasiada atención. Él comprende lo importante que esto es para mí, y por eso me sigue sin siquiera conversar, una distracción es igual a una historia perdida en el pasado, en la mente a corto plazo de un ser humano, y luego, cada vez que ese humano rememore el hecho, tergiversará el recuerdo hasta volverlo una mentira.
—¡Brooke, cuidado!— exclama el rubio. Me desconcentro, aunque eso no es todo, mi trasero aún duele, y creo que dolería menos si hubiese despertado ya de su “ensoñación”. Veo el destello de unos ojos azules, y a un chico castaño caer de la misma forma en que yo lo hice. Me río, una risa de verdad. Una de esas risas que quieres contagiar a todo el mundo.
—Uhm, lo siento, no estaba realmente concentrado en el camino— habla el chico con el cual impacté.
—Tranquilo, son cosas que pasan. Mi nombre es Brooklyn, y el chico rubio de ahí es Niall, mi mejor amigo. ¿Cuál es tu nombre?
—Louis, Louis Tomlinson. Y ése chico con cara de voy-a-matarte-pero-primero-me-reiré-de-la-estupidez-de-Louis es Zayn, uno de mis amigos— dice, señalando con el dedo la dirección en que un chico moreno está riéndose como un loco—, ya me las va a pagar— susurra.
—Louis, te está sangrando la frente— le digo, mirando con horror su frente. Siempre le he tenido miedo a la sangre, y al poder que ella tiene sobre nosotros.— Ven, vamos a mi casa, te curaremos allá.
Han pasado cinco horas desde que sucedió este asunto de la broma, y puedo decir que no es de lo más agradable, excepto quizás porque Dakota se ofreció a escribir para mí la materia de todo el día, por miedo a que ensuciara todos mis cuadernos y los estúpidos se rieran más. No estoy enfadada, realmente, quizás sí un poco incómoda, pero no enojada. Y se los demostré en el mismo momento en que terminaron con sus huevos y comenzaron a reírse. Con la poca dignidad que me quedaba, fui a chocar los cinco con cada uno de ellos y les dije con una gran sonrisa:
—Esa broma realmente ha sido muy buena, ¿no?— observé cómo la risa de todos en el grupo culminó y solté una de esas carcajadas merecedoras de un Oscar. Luego, me acerqué a la chica rubia de ojos azules con porte de soy-perfecta-si-me-miras-te-mato, tomé su bandeja del almuerzo y vertí la linda sopa colorida en su apretado y corto vestido blanco. Después, simplemente agarré la mostaza y los embarré a todos con ella.
{***}
Me enjuago el pelo por octava vez. Creo que me lo cortaré si a la próxima el olor no sale. She loves you suena por los altavoces de la radio, y lo único que puedo hacer para calmar mis nervios, es acompañar a cuatro de mis personas favoritas en el mundo: John, Paul, Ringo y George. Sigo bañándome por alrededor de veinte minutos, y luego, fresca como una lechuga, salgo del cuarto de baño y me dirijo a la habitación que comparto con Milán. Aprovecho su ausencia para vestirme con rapidez y volver a mi habitual vida de beatle-maniaca.
La canción Penny Lane suena en mi celular, y sé que es Niall, mi mejor amigo, quien llama, ya que no hay nadie más a quien le regalaría el honor de tener una canción de mis chicos como tono de llamada. Corro hacia el otro extremo de la habitación y contesto:
— Penny Lane is in my ears and in my eyes.
Ese es mi inicio del saludo, luego el responde:
— Here beneath the blue suburban skies. I sit and meanwhile back in.
Es nuestro ritual, y la regla es que si, a pesar de todo lo malo que te ocurra, sigues adelante con una sonrisa, debes cantarla, sino, sólo dices “hola” y ya.
— Adivina qué, Di Angelo— murmura mi amigo rubio, y es cuando más extraño verlo, para poder golpearlo.
— Dispara.
— ¿Y si mejor me abres la puerta?
Eso sólo significa una cosa, y es algo que creo posible de mi mejor amigo. Bajo corriendo las escaleras y abro la puerta blanca de madera. Aún no me acostumbro al color, y se ve tan brillante que los ojos me duelen. Puedo decir, con toda seguridad, que esa es la única desventaja de ser una Di Angelo. Cuando abro la puerta en su totalidad, no veo nada, excepto los colores descomunalmente brillantes que forman el paisaje con el cual mis ojos se deleitan. Joder, ahora estoy desesperanzada y con un cincuenta por ciento de probabilidades de que el huevo me haya dejado daltónica. Me giro, pero no cierro la puerta, tan sólo voy desganadamente caminando a ninguna parte. Ninguna parte es sinónimo de “iré a ver la televisión porque estoy deprimida y porque darán un maratón de “Hora de aventura”. Si un ladrón quiere robarse algo, bienvenido sea, ya me da igual.
De repente, los pasos en la entrada me asustan, y voy a cerrar la puerta justo antes de soltar un grito mitad sorpresa y mitad joder-que-casi-me-da-un-infarto. Y el culpable es mi amigo, Niall. Hijo del frutero. Ya verá que lo golpearé mientras duerme.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?— le pregunto con una gran sonrisa, demostrando cuánto lo extrañé. Pero el golpe sigue en pie.
—Le puse un GPS a tu perro. Maravillas de la tecnología, querida— comenta el rubio soltando una risita.
{***}
—Y bueno, simplemente le dije a mi madre que me vendría a quedar unos días a tu casa. Ya sabes que ella no hace problemas si eres tú. No sé qué carajos le echaste en la bebida el día en que se conocieron, pero le caes bien.
—Será mejor que te calles y me acompañes a sacar fotografías al parque. Aún no lo he visto, pero dicen que es hermoso.
Ambos nos levantamos, aunque de tanto tiempo sentados, mi trasero no pensará cobrar vida en al menos dos horas más. Salimos por la puerta, luego de tomar mi cámara, y Niall me mira extraño.
—No creas que no me he dado cuenta, Brooklyn, tu pelo huele a huevo, ¿otro intento fallido de mascarilla para que crezca?— interpela, y por su tono, sé que se está burlando. Poco me importa, vi a una secundaria completa riéndose de mí y me reí con ellos.
Suelto un jolgorio y él me sonríe de vuelta. Él no quiere explicaciones, tan sólo se ríe de las jugarretas de la vida, y limpia mesas en un restaurante. Oh, también se encarga de ser el mejor amigo del mundo, y sé que el día en que encuentre a la chica indicada, la hará aún más feliz de lo que me hace a mi.
Al llegar al parque, sigo dudando de mi visión, ya que los colores se ven tan vivos que llegan a ser escalofriantes, sin embargo, el paisaje es realmente bellísimo, sobretodo por la gran cantidad de áreas verdes y de flora.
Click. Click. Click. Click. Click. Click.
La cámara suena por cada vez que la ley de “Enfoca, apunta y dispara” entra en escena. La verdad es que ya me he acostumbrado. Niños juegan en los castillos, usando su imaginación para ser felices, la sonrisa sincera de sus rostros me invitan a correr hacia ellos y preguntarles si puedo unirme. Algo me dice que me aceptarían en el equipo, pero eso sería una gran desventaja para el equipo contrario de mini-guerreros.
Sigo avanzando, un “Click” cada vez que encuentro algo que valga la pena rememorar. Una flor exótica, la hermosa sonrisa de un niño, el abrazo de una familia, y así, miles de historias que se esconden tras esas fotos, quedan grabadas en mi cámara, casi como el silencioso secreto de que serán recordadas por siempre.
Avanzo hacia el lado, y sé que Niall me sigue los pasos aunque no le esté prestando demasiada atención. Él comprende lo importante que esto es para mí, y por eso me sigue sin siquiera conversar, una distracción es igual a una historia perdida en el pasado, en la mente a corto plazo de un ser humano, y luego, cada vez que ese humano rememore el hecho, tergiversará el recuerdo hasta volverlo una mentira.
—¡Brooke, cuidado!— exclama el rubio. Me desconcentro, aunque eso no es todo, mi trasero aún duele, y creo que dolería menos si hubiese despertado ya de su “ensoñación”. Veo el destello de unos ojos azules, y a un chico castaño caer de la misma forma en que yo lo hice. Me río, una risa de verdad. Una de esas risas que quieres contagiar a todo el mundo.
—Uhm, lo siento, no estaba realmente concentrado en el camino— habla el chico con el cual impacté.
—Tranquilo, son cosas que pasan. Mi nombre es Brooklyn, y el chico rubio de ahí es Niall, mi mejor amigo. ¿Cuál es tu nombre?
—Louis, Louis Tomlinson. Y ése chico con cara de voy-a-matarte-pero-primero-me-reiré-de-la-estupidez-de-Louis es Zayn, uno de mis amigos— dice, señalando con el dedo la dirección en que un chico moreno está riéndose como un loco—, ya me las va a pagar— susurra.
—Louis, te está sangrando la frente— le digo, mirando con horror su frente. Siempre le he tenido miedo a la sangre, y al poder que ella tiene sobre nosotros.— Ven, vamos a mi casa, te curaremos allá.
peeta.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
me demoré un siglo, lo sé, y pido disculpas por ello. espero que disfruten el capitulo. intenté darle el pase a cris con lo de louis y todo eso ;-;
peeta.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
o m g. El capítulo está muy hermoso y largo; yo nunca en mi vida he escrito algo tan largo como eso, mi capítulo quedara como una caca bien grande de vaca frente al tuyo. Muchisimas gracias por ayudarme con lo último, ai lob yu. Bai
pisces.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
no sé, amo a brooklyn. es tan linda con todos que la amo ;-; más encima es la decente(? me gusta como actúo cuando le tiraron los huevos, bc alaska seguramente no haría algo tan original (?) pero la maera en la que lo hizo logró que todos quedaran boquiabiertos. también me encantó la relación que tiene con niall♡ se me hace muy tierno que tengan un ritual, que le haya puesto un gps al perro y que la mamá de horan la adore ;-; no sabía que a brooklyn le gustaba la fotografía, te juro, bc yo la amo y alaska too ;-; quizás esa es una de las razones por la cual se llevan bien (? ¡mas encima chocó con louis y estab zayn! los llevaráa la di angelo house y quiero saber que pasará allí. amo como escribes gen ;-; tu cap fue muy hermoso, espero el de cris♡
taeyong.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Dakota debía tener unos poderes psíquicos o algo por el estilo, nunca me ha gustado darle la razón pero esta vez no podía negarlo. La escuela fue tal y como ella lo dijo. No es malo, es peor.
Raramente las clases fueron normales luego de nuestra”cálida bienvenida”, odiaba que nos trataran así por ser nuevas, nos toman como fenómenos, todas las chicas me observaban con cara de aléjate-de-nosotras-monstruo, pero les respondía con un simple “¿Qué miras tanto, acaso eres lesbiana?”.
Lo mejor de todo es que mis “hermanas queridas” no hablaron conmigo en todo el transcurso del día. Todas unidas, que mierdas falsas son esas, estuve completamente sola, todo el día. Luego me explicaran acerca de porque no pudieron ni un minuto acompañarme.
La escuela ha pasado rápidamente, ahora tenemos que irnos a casa. En todas las horas que estuve encerrada en la escuela, no logre socializar con ninguna persona, ni siquiera una; que va, me basta y sobra con mis preciosos libros. Espero que no siga tal y como fue hoy; esta es la escuela más cliché que se me ha presentado. Los nerds, los populares y las zorras, las cuales me odian porque le falte el respeto a la perra reina, no es que fuera la reina para que tuviera superioridad sobre mí. Pero ella comenzó todo. Estaba caminando por los pasillos, en ese momento ya me había separado de mis hermanas. Todos me observaban y se me acerco una chica con un cabello pelirrojo falso y mal teñido; recuerdo que me dijo:
— ¿Intentas robarme fama? Te lo dejare claro yo mando aquí, esta es mi escuela y no dejare que una mocosa me robe las miradas- Mocosa, si al parecer tenía como un año menos que ella, pero no podía llamarme así solo por un poco menos de edad. En ese momento intente contenerme y no gritarle una sarta de groserías, llegaría tarde a clases el primer día de escuela solo por culpa de una perra celosa.
—Eh, calma perrita. Primero que todo, si me miran más que a ti no es mi culpa, yo no me visto con ropas que muestra absolutamente todo y solo para llamar la atención. Segundo, ¿esta es tu escuela? No lo creo y tercero, si soy una mocosa… como caes tan bajo para gritarle a alguien más pequeña que tu— hice una sonrisa tierna y obviamente cínica caminando hasta el final del pasillo y me gire un poco— creo que los rottweilers son de tu raza, son mas bravos.
Las personas son tan raras en la ciudad, quiero volver a la reserva cuanto antes, muchas de nuestras mascotas se quedaron allá, pudimos traer solo unas pocas. En mi preferencia, nunca nos hubiésemos ido.
Tomo el bolso con mis pertenencias y me encamino a la salida de la escuela. Todo esto era tan nuevo para mí; nueva casa, nueva escuela, todo era nuevo para las di angelo.
En este mismo instante, desearía estar con mis animales en la reserva, que estar peleándome con chicas huecas y que le tiren huevos a mi hermana. Hablando de eso, por un momento creí que ese huevo llegaría hacia mí.
Llegue hacia un parque, de tanto pensar no me di cuenta donde llegue. ¡DONDE DEMONIOS ESTÁ MI CASA! Caminé de un lado a otro intentando encontrar, pasaban minutos y minutos, seguía ahí parada perdida en ni idea que parte.
— ¿Estas perdida? No sé para que pregunto— Un chico de ojos verdes se acerco a mi lado y se respondió a sí mismo. Chico raro.
— ¿Que te hace creer que lo estoy? — Sonreía falsamente, no me gusta que me ayuden desconocidos, cuando antes se vaya, mejor.
—Nadie está media hora parada haciendo nada.
—¿Eres un acosador o algo por el estilo? digo, como dices que estuve media hora.
—Lamento decepcionarte, pero no soy un acosador. Mi nombre es Harry Styles, estoy en tu misma escuela.
—Hola, mi nombre es Mack…- Me cortó.
—Mackenzie Di Angelo, te vi en la mañana peleando con Miranda.
—Dejare pasar el hecho de que no se cómo te sabes mi nombre si no te lo he dicho. Miranda, así que ese es su nombre.
—Bueno hoy tú y tus hermanas fueron el centro de atención. —habló. —Su nombre es Miranda Morgan— contestó respondiendo a lo otro.
—Bueno Harry Styles, ¿sabes dónde queda esta calle?— Le mostré la dirección que me pasó Dakota.
—Hoy andas de suerte, vivo muy cerca de ahí.
—Tampoco es que haya sido mi mayor deseo conocerte, eres un egocéntrico— golpeé su hombre y el hizo un falso grito de dolor.
—Harry, ya llévame a mi casa. Quiero ver a mis mascotas— mientras tanto lo empujaba para que se moviera.
—Hazza, mis amigos me dicen Hazza— dijo sonriendo, lo cual hacia que se marcara su hoyuelo.
—Hey, no me tomes mucha confianza, ¿eres así con todos los desconocidos? Además, Hazza ¿Qué clase de apodo es ese?
—Te vez como alguien de confiar, digo, inspiras confianza. Hazza es el apodo que decidí que me dijeran como a ti te dicen…- lo corté.
—Mack, me dicen Mack.
—Bueno vamos para tu casa.
Me comenzó a dar empujones a la vereda y lo fui siguiendo. Realmente había llegado muy lejos de casa. Pues hemos caminado mucho y todavía no llegamos a casa. Espero que mamá no haya llegado a casa o me llevare un buen castigo.
Harry puso me paso un auricular y entre los dos comenzamos a escuchar música. Nos gustaban bandas en común como los Rolling Stones, Pink Floyd y otros más.
Comenzó sonar Let the flames begin- Paramore. Era alguna de las chicas de seguro y como lo predecía, era Alaska.
What a shame we all became
Such Fragile, broken things
A memory remains
Just a tiny spark
Decidí no contestar y seguir escuchando la canción, al fin y al cabo, ellas me dejaron botada.
Comienza a brotar viento, Harry me dijo que estábamos a unas calles de casa. Lo observe detenidamente, lo único que podía ver era una mata de pelo, el viento mueve sus rulos y estos le tapan la cara. Harry pasa cada cinco segundos sacándose los rulos de la cara. Me da demasiada risa, intento aguantarme, pero solo hace que estalle en carcajadas de las cuales el me comienza a reír conmigo
Llegamos a casa y como “buena persona” que soy le deje entrar, si él me llevo a casa, es lo mínimo que puedo hacer. Nos encaminamos a mi habitación para jugar un rato, en la entrada me espera Hedwig y vuela hasta mis pies. Lo tomo entre mis brazos y lo acaricio.
— ¡Dios, es una lechuza! ¿Dónde la conseguiste?— preguntó asombrado, intentó tocar a Hedwig y este le mordió el dedo. —Tu lechuza me odia.
—Oh no te preocupes, el odia a todos, menos a mí.
Jugamos un rato en la consola, le gané en la mayoría. Estaba acostumbrada a jugar algunas de estas cosas.
— ¿Que es ese ruido? — Harry pauso el juego. Se escuchaban unas risas.
—No lo sé, ven, acompáñame— Caminamos hacia la cocina, tome el sartén y fui directamente al salón principal.
{*}
— ¡Dios mío Brook, me mataste del susto! Creí que era un violador o algo así— Harry comenzó a reír y le pise el pie— Cállate, rulos.
Resulto ser que era Brook hablando con Niall. No me había fijado de que Brook venia acompañada de alguien más.
—Brooklyn, ¿que no entiendes de no-traer-vagabundos-a-casa? Anna te castigara, ¿dónde está Rex?— silbé llamando a Rex y este vino en seguida— ¡Rex ataca!
— ¡No Mack! — Brook me detuvo y se interpuso delante del chico— Choque con él y se hirió, por eso lo traje— tomé al perro entre mis brazos, mientras Brook me explicaba.
—Bueno, pero no se quedara a dormir. Ya no se repetirá lo de la otra vez— Intente hacer una cara seria, lo cual me costo, pero lo hice o algo parecido
—Eh, Mackenzie. ¡Tú fuiste el que llevó a ese vagabundo a casa! — Repuso Brooklyn.
—No me cambies el tema. Harry, es tarde. Mañana nos vemos en la escuela—Harry se despido de mi y de los demás con un simple movimiento de manos y se fue.
— ¿Tú que eres? ¿Una niñera a prueba de balas? —me preguntó el ojiazul que se encontraba detrás de Brooke.
— ¿Quién te crees? ¡Fuera de mi casa! —tomé una escoba y comenzé a golpearlo fuertemente.
— ¡Déjalo, Mackenzie! —chillaba Brooklyn, mientras el otro chico junto a ella estaba bastante divertido viendo como golpeaba al ojíazul.
— ¡Fuera, fuera, fuera! —gritaba golpeándole la cabeza, hasta que en un momento cayó al piso, inconsciente.
— ¡Lo mataste, Mack, lo mataste!
Al parecer ahora tenía un pequeño problema.
Raramente las clases fueron normales luego de nuestra”cálida bienvenida”, odiaba que nos trataran así por ser nuevas, nos toman como fenómenos, todas las chicas me observaban con cara de aléjate-de-nosotras-monstruo, pero les respondía con un simple “¿Qué miras tanto, acaso eres lesbiana?”.
Lo mejor de todo es que mis “hermanas queridas” no hablaron conmigo en todo el transcurso del día. Todas unidas, que mierdas falsas son esas, estuve completamente sola, todo el día. Luego me explicaran acerca de porque no pudieron ni un minuto acompañarme.
La escuela ha pasado rápidamente, ahora tenemos que irnos a casa. En todas las horas que estuve encerrada en la escuela, no logre socializar con ninguna persona, ni siquiera una; que va, me basta y sobra con mis preciosos libros. Espero que no siga tal y como fue hoy; esta es la escuela más cliché que se me ha presentado. Los nerds, los populares y las zorras, las cuales me odian porque le falte el respeto a la perra reina, no es que fuera la reina para que tuviera superioridad sobre mí. Pero ella comenzó todo. Estaba caminando por los pasillos, en ese momento ya me había separado de mis hermanas. Todos me observaban y se me acerco una chica con un cabello pelirrojo falso y mal teñido; recuerdo que me dijo:
— ¿Intentas robarme fama? Te lo dejare claro yo mando aquí, esta es mi escuela y no dejare que una mocosa me robe las miradas- Mocosa, si al parecer tenía como un año menos que ella, pero no podía llamarme así solo por un poco menos de edad. En ese momento intente contenerme y no gritarle una sarta de groserías, llegaría tarde a clases el primer día de escuela solo por culpa de una perra celosa.
—Eh, calma perrita. Primero que todo, si me miran más que a ti no es mi culpa, yo no me visto con ropas que muestra absolutamente todo y solo para llamar la atención. Segundo, ¿esta es tu escuela? No lo creo y tercero, si soy una mocosa… como caes tan bajo para gritarle a alguien más pequeña que tu— hice una sonrisa tierna y obviamente cínica caminando hasta el final del pasillo y me gire un poco— creo que los rottweilers son de tu raza, son mas bravos.
Las personas son tan raras en la ciudad, quiero volver a la reserva cuanto antes, muchas de nuestras mascotas se quedaron allá, pudimos traer solo unas pocas. En mi preferencia, nunca nos hubiésemos ido.
Tomo el bolso con mis pertenencias y me encamino a la salida de la escuela. Todo esto era tan nuevo para mí; nueva casa, nueva escuela, todo era nuevo para las di angelo.
En este mismo instante, desearía estar con mis animales en la reserva, que estar peleándome con chicas huecas y que le tiren huevos a mi hermana. Hablando de eso, por un momento creí que ese huevo llegaría hacia mí.
Llegue hacia un parque, de tanto pensar no me di cuenta donde llegue. ¡DONDE DEMONIOS ESTÁ MI CASA! Caminé de un lado a otro intentando encontrar, pasaban minutos y minutos, seguía ahí parada perdida en ni idea que parte.
— ¿Estas perdida? No sé para que pregunto— Un chico de ojos verdes se acerco a mi lado y se respondió a sí mismo. Chico raro.
— ¿Que te hace creer que lo estoy? — Sonreía falsamente, no me gusta que me ayuden desconocidos, cuando antes se vaya, mejor.
—Nadie está media hora parada haciendo nada.
—¿Eres un acosador o algo por el estilo? digo, como dices que estuve media hora.
—Lamento decepcionarte, pero no soy un acosador. Mi nombre es Harry Styles, estoy en tu misma escuela.
—Hola, mi nombre es Mack…- Me cortó.
—Mackenzie Di Angelo, te vi en la mañana peleando con Miranda.
—Dejare pasar el hecho de que no se cómo te sabes mi nombre si no te lo he dicho. Miranda, así que ese es su nombre.
—Bueno hoy tú y tus hermanas fueron el centro de atención. —habló. —Su nombre es Miranda Morgan— contestó respondiendo a lo otro.
—Bueno Harry Styles, ¿sabes dónde queda esta calle?— Le mostré la dirección que me pasó Dakota.
—Hoy andas de suerte, vivo muy cerca de ahí.
—Tampoco es que haya sido mi mayor deseo conocerte, eres un egocéntrico— golpeé su hombre y el hizo un falso grito de dolor.
—Harry, ya llévame a mi casa. Quiero ver a mis mascotas— mientras tanto lo empujaba para que se moviera.
—Hazza, mis amigos me dicen Hazza— dijo sonriendo, lo cual hacia que se marcara su hoyuelo.
—Hey, no me tomes mucha confianza, ¿eres así con todos los desconocidos? Además, Hazza ¿Qué clase de apodo es ese?
—Te vez como alguien de confiar, digo, inspiras confianza. Hazza es el apodo que decidí que me dijeran como a ti te dicen…- lo corté.
—Mack, me dicen Mack.
—Bueno vamos para tu casa.
Me comenzó a dar empujones a la vereda y lo fui siguiendo. Realmente había llegado muy lejos de casa. Pues hemos caminado mucho y todavía no llegamos a casa. Espero que mamá no haya llegado a casa o me llevare un buen castigo.
Harry puso me paso un auricular y entre los dos comenzamos a escuchar música. Nos gustaban bandas en común como los Rolling Stones, Pink Floyd y otros más.
Comenzó sonar Let the flames begin- Paramore. Era alguna de las chicas de seguro y como lo predecía, era Alaska.
What a shame we all became
Such Fragile, broken things
A memory remains
Just a tiny spark
Decidí no contestar y seguir escuchando la canción, al fin y al cabo, ellas me dejaron botada.
Comienza a brotar viento, Harry me dijo que estábamos a unas calles de casa. Lo observe detenidamente, lo único que podía ver era una mata de pelo, el viento mueve sus rulos y estos le tapan la cara. Harry pasa cada cinco segundos sacándose los rulos de la cara. Me da demasiada risa, intento aguantarme, pero solo hace que estalle en carcajadas de las cuales el me comienza a reír conmigo
Llegamos a casa y como “buena persona” que soy le deje entrar, si él me llevo a casa, es lo mínimo que puedo hacer. Nos encaminamos a mi habitación para jugar un rato, en la entrada me espera Hedwig y vuela hasta mis pies. Lo tomo entre mis brazos y lo acaricio.
— ¡Dios, es una lechuza! ¿Dónde la conseguiste?— preguntó asombrado, intentó tocar a Hedwig y este le mordió el dedo. —Tu lechuza me odia.
—Oh no te preocupes, el odia a todos, menos a mí.
Jugamos un rato en la consola, le gané en la mayoría. Estaba acostumbrada a jugar algunas de estas cosas.
— ¿Que es ese ruido? — Harry pauso el juego. Se escuchaban unas risas.
—No lo sé, ven, acompáñame— Caminamos hacia la cocina, tome el sartén y fui directamente al salón principal.
{*}
— ¡Dios mío Brook, me mataste del susto! Creí que era un violador o algo así— Harry comenzó a reír y le pise el pie— Cállate, rulos.
Resulto ser que era Brook hablando con Niall. No me había fijado de que Brook venia acompañada de alguien más.
—Brooklyn, ¿que no entiendes de no-traer-vagabundos-a-casa? Anna te castigara, ¿dónde está Rex?— silbé llamando a Rex y este vino en seguida— ¡Rex ataca!
— ¡No Mack! — Brook me detuvo y se interpuso delante del chico— Choque con él y se hirió, por eso lo traje— tomé al perro entre mis brazos, mientras Brook me explicaba.
—Bueno, pero no se quedara a dormir. Ya no se repetirá lo de la otra vez— Intente hacer una cara seria, lo cual me costo, pero lo hice o algo parecido
—Eh, Mackenzie. ¡Tú fuiste el que llevó a ese vagabundo a casa! — Repuso Brooklyn.
—No me cambies el tema. Harry, es tarde. Mañana nos vemos en la escuela—Harry se despido de mi y de los demás con un simple movimiento de manos y se fue.
— ¿Tú que eres? ¿Una niñera a prueba de balas? —me preguntó el ojiazul que se encontraba detrás de Brooke.
— ¿Quién te crees? ¡Fuera de mi casa! —tomé una escoba y comenzé a golpearlo fuertemente.
— ¡Déjalo, Mackenzie! —chillaba Brooklyn, mientras el otro chico junto a ella estaba bastante divertido viendo como golpeaba al ojíazul.
— ¡Fuera, fuera, fuera! —gritaba golpeándole la cabeza, hasta que en un momento cayó al piso, inconsciente.
— ¡Lo mataste, Mack, lo mataste!
Al parecer ahora tenía un pequeño problema.
pisces.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Leeré esta enecé bc si no lo hacía me pegaban jdsaflkjsajfaksf Ya oh leeré los caps y comento :jum:
Invitado
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Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Ctm lkjasfsjfalfkgjgjdskgjkjdskgsg No agregaré mucho, pero las hermanas Di Angelo son iguales a ustedes, sobretodo Dakota e.e Ahque(? Bien, amé ambos capítulos y el prólogo, deben seguirla estúpidas muggles .l. las odio<3
Invitado
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Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
ay, cris, me reí caleta con tu capítulo ccc': igual me dio risa que las di angelo la dejaran botada y estuviera sola todo el día ajlksdasl no sé, odio a miranda, es re lok. se encontró con harry en el parque de pura suerte(? y hedwig lo morrdió u-u no, pero lo mejor fue el final, mack pegándole con la escoba JAJAJAJAJAJA y se murió xdddddd amé tu capítulo, cris, sabes que amo como escribes<3 en unos minutos subo el mío c:
taeyong.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Todo es horrible. Odio este lugar, odio la escuela, odio todo.
Quiero volver a la reserva de animales cuanto antes, pero sé que no convenceré a mis padres ni aunque los amenace con asesinar a alguna de mis hermanas.
Además, la escuela es tan…repugnante. ¡Le lanzaron huevos a Brooklyn, por el amor de dios! Con Brooke no se meten sin salir heridos, porque a esa chica debo protegerla toda costa. Sé que es asunto suyo, pero me enoja que intenten intimidarnos cuando en realidad solo causaron que nuestro odio por este lugar creciera. Además, Brooklyn es una chica de buen corazón y nadie debería andar haciéndole bromas, estoy segura de que me las pagarán.
El día fue espantoso, en realidad. O por lo menos para mí. Cuando me obligaron a presentarme frente a la clase de Geografía todos se rieron de mí por mi nombre. Es decir, vale, Alaska es un nombre raro y sé que es un lugar y es extraño. Además de que todas tus hermanas tengan nombres de lugares del mundo lo es aún más.
—No soy una maldita ciudad, ¿okay? —le había escupido a mi clase, sin importar que el profesor estuviera en frente. Todos se quedaron callados y seguramente ese fue el momento del día que más disfrute.
Oh, y olvide mencionarlo. Ya que soy la mayor y mamá dijo que “no quería perder a su bebé” me obligó a ocupar un gorro de lana tejido por ella, ¿Quién demonios me ayudó a safarme de eso? ¡Nadie! ¡Las malditas de mis hermanas no podían parar de reír! ¡Hasta Delaware!
Eso también me hizo objeto de burlas tipo “Oh, ¿hace mucho frío en tu hogar?” ¡No, mierda! ¡Yo vivo en tu misma ciudad, solo que tengo una madre que me odia!
En conclusión; mi día fue un asco. Creo que lo único bueno fue que durante un receso realice los trámites necesarios para poder practicar natación en la piscina escolar al igual que en nuestro anterior hogar. Al parecer ellos estaban felices de que me uniera al club de natación ya que compito a nivel nacional y solo quieren reputación para su institución, en fin. De cualquier manera, empezaré mañana después de clase.
Me saqué el gorro de lana y lo guardé en mi mochila, lo que menos quería es seguir llevándolo puesto, ni siquiera comprendía porque aún no me lo había quitado.
Comencé a caminar en dirección a algún maldito lugar donde pudiera comer, ya que estaba hambrienta y la comida de mi madre no era “buena” necesariamente. Y con todo esto de que ahora deberíamos encargarnos de los quehaceres del hogar quería mantenerme alejada de casa.
Encontré un Starbucks, y aunque fuera caro entré. Por alguna razón me hacía sentir importante porque generalmente las personas que derrochaban sinero por doquier se servían cafés allí u otras cosas.
Me acerqué a la chica que atiende y comencé a hablar.
—Quiero un frapuccino, dulce de leche, tamaño grande.
La chica anotó los datos en la computadora.
—¿A nombre de quién? —me preguntó con alegría.
—Nirvana.
Era un nombre que me agradaba y además una banda que le gustaba a Mackenzie, por lo que en esta ocasión escogí ese. Solía elegir un nombre distinto cada vez que iba a un Strabucks. Por desgracia, el noventa por ciento de las veces me lo escribían mal.
La chica me comunicó el precio, por lo que pagué y me fui a sentar unos minutos en espera de mi frapuccino; ¿qué estuve haciendo en esos pequeños minutos? Obviamente jugando “Pou” en mi celular.
—¿Nirvana? —preguntó un chico al aire. Me levanté de mi asiento y fui por el frapuccino.
Cuando me lo entregaron decidí que era mejor que me fuera, por lo que salí del famoso lugar con el frapuccino en mano, hasta que revisé el nombre.
—¡Demonios, no otra vez!
¿Cómo era posible que se equivocaran escribiendo Nirvana? ¡Pero si es tan fácil! Ahora soy Nirbanna. Genial.
Terminé mi frapuccino y pensé que era hora de irme a casa, por lo que empecé a caminar en dirección a ella.
Por suerte me había fijado bien en el camino ya que si no lo hubiera hecho seguramente estaría perdida.
Iba con toda la tranquilidad del mundo, como ya dije, no quiero ir a casa, así que me demoraré todo lo que pueda.
Y de la nada, una camioneta pasa junto a mí manchándome completamente de lodo que yo no había visto.
—¡Maldición! —grité. —¡Fíjate a la otra, imbécil! —le saqué el dedo corazón y se lo apunté para luego comenzar a gritar cosas que no quiero mencionar.
Cuando llegué a casa noté que había olvidado las llaves, así que toqué la puerta y me abrió Dakota.
—Hey, plana. —intenté evitar esa última palabra.
—Hey.
—Siempre lo supe, eh, Alaska. —me dijo con una sonrisa socarrona en la cara, ¿Qué?
—¿Qué cosa? —le pregunté, intentando quitarme un poco de lodo del rostro para verla mejor.
—Lo de tu zoofilia. Mira que revolcarse con un cerdo ya es ir bastante lejos.
Reí sarcásticamente.
—Hazte a un lado, rubia estúpida.
Sí, nos queríamos bastante.
Subí directo al segundo piso y me di una ducha muy larga, ya que me quedé media hora dormida dentro.
Cuando salí y me vestí escuché gritos desde abajo, por lo que fui a ver.
No me esperaba encontrarme con un cadáver, un chico desconocido y mis dos hermanas —Brooklyn y Mackenzie— peleando.
—¡Lo mataste, Mack, lo mataste! —gritaba Brooklyn desesperada.
—Vale la pena pasar toda mi vida en prisión. —escuché decir a Mack, , Brooklyn la golpeó, aunque creo que ni le hizo daño. Yo reí.
Todos voltearon a verme, y yo me adentré en “la escena del crimen”.
—Gracias a dios alguien dispuesto a ayu…—Brooke no pudo seguir hablando porque comencé a patear el cuerpo del chico muerto. —¡No, detente! ¡Alaska, detente!
—¡Eso, chica! —me alentó un chico moreno desde la esquina de la sala.
—¡Quiero ayudar a arrastrar el cadáver! —entró Milán, gritando emocionada. Brooklyn estaba a punto de desmayarse.
Creo que el chico moreno nunca había estado en una situación tan rara en su vida.
—¡¿Quién habló de un cadáver?! —apareció Dakota, gritando. Obviamente estaba feliz porque siempre había querido ver un muerto.
—¿Podemos enterrar el cuerpo en el jardín? —habló una vez más Mackenzie, a quien se le había contagiado la emoción.
—Un momento…¿qué pasó aquí? —preguntó Mila con una ceja elevada.
—¿Lo del vagabundo otra vez? —cuestionó Dakota, captando todo.
—Vagabundo otra vez. —afirmé.
—Parece que sigue vivo. —habló Brooklyn, intentando mantener la calma.
—No lo está. —limité a decir, agregando drama. Aunque obviamente lo estaba, lo notaba con solo mirarlo, por algo quiero ser doctora.
—Hay que comprobar. —Dakota se acercó al cuerpo del chico y le pegó una fuerte patada en el estómago, logrando que “reviviera”.
—¡Por amor a Jace, es un zombie!
Oh dios mío. Mackenzie había comenzado a gritar que era un zombie y tomó una escoba que se hallaba en el suelo. Lo golpeó hasta que volvió a perder la conciencia, salió corriendo y desde ahí no la vi más, desapareció misteriosamente.
Louis había muerto otra vez.
—Debo salvarlo. —dijo Brooklyn, en tono heroico.
—¿Y cómo vas a hacerlo? —preguntó el amigo del muerto.
—Llevándolo a mi habitación. —murmuró la chica, para luego agarrar una mano del chico que aún se encontraba tirado en el suelo, y comenzar a arrastrarlo.
—Pero nuestra habitación está en el segundo piso. —obvió Mila.
—No me digas.
Segundos después pudimos disfrutar del espectáculo de Brooke arrastrando al chico escaleras arriba, mientras él se golpeaba fuertemente la cabeza, entre otras partes del cuerpo. Disfrute bastante las tres veces que el chico —que parece que se llama Louis—se cayó por las escaleras.
Apenas Brooklyn desapareció, todas nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.
—Hey, Alaska. —me habló el chico de ojos miel desde el fondo del pasillo.
—Hey…—no sabía su nombre, y ni siquiera quería hablarle.
—Zayn.
—Ah, okay. —comencé a caminar a mi habitación, hasta que Delaware llegó corriendo a mis brazos. —¿Qué sucede, le pregunté? —esa niña me entendía, a pesar de que tiene un año es bastante inteligente y hace unos meses aprendió a caminar, aunque no habla mucho.
—Escondidas.
Ay, no.
Delaware siempre quiere jugar con la primera que encuentra —en este caso yo— y no se detiene hasta que lo logra. Si no, hace un escándalo de los mil demonios. No para de gritar y lloriquear por todo el día; es insoportable. Prácticamente, mi pequeña hermana hace lo que sea para conseguir lo que quiere.
—¡Te toca, Alaska! —gritó la voz de Dakota proveniente desde su habitación, maldición.
—¡Cállate! —le devolví.
Delaware me tomó la mano, y le tomó una mano a Zayn, poniéndose en medio de nosotros.
—Escondidas. —volvió a murmurar.
Y así estuvimos varias horas jugando a las escondidas. No hubo vez en la que no me encontraran, y extrañamente a Zayn nunca logramos hallarlo.
—¡Es injusto, tiene ventajas por ser negro!
O bueno, era moreno, pero yo estaba frustrada por no poder encontrarlo.
Minutos después lo eché a patadas de mi casa y ni idea de donde estaba Louis, aunque no me importaba.
Fui a acostar a Delaware, lo cual me costó bastante ya que estaba hiperactiva y luego me fui a acostar.
—Buenas noches, idiota. —me dice Mack.
—Buenas noches.
Quiero volver a la reserva de animales cuanto antes, pero sé que no convenceré a mis padres ni aunque los amenace con asesinar a alguna de mis hermanas.
Además, la escuela es tan…repugnante. ¡Le lanzaron huevos a Brooklyn, por el amor de dios! Con Brooke no se meten sin salir heridos, porque a esa chica debo protegerla toda costa. Sé que es asunto suyo, pero me enoja que intenten intimidarnos cuando en realidad solo causaron que nuestro odio por este lugar creciera. Además, Brooklyn es una chica de buen corazón y nadie debería andar haciéndole bromas, estoy segura de que me las pagarán.
El día fue espantoso, en realidad. O por lo menos para mí. Cuando me obligaron a presentarme frente a la clase de Geografía todos se rieron de mí por mi nombre. Es decir, vale, Alaska es un nombre raro y sé que es un lugar y es extraño. Además de que todas tus hermanas tengan nombres de lugares del mundo lo es aún más.
—No soy una maldita ciudad, ¿okay? —le había escupido a mi clase, sin importar que el profesor estuviera en frente. Todos se quedaron callados y seguramente ese fue el momento del día que más disfrute.
Oh, y olvide mencionarlo. Ya que soy la mayor y mamá dijo que “no quería perder a su bebé” me obligó a ocupar un gorro de lana tejido por ella, ¿Quién demonios me ayudó a safarme de eso? ¡Nadie! ¡Las malditas de mis hermanas no podían parar de reír! ¡Hasta Delaware!
Eso también me hizo objeto de burlas tipo “Oh, ¿hace mucho frío en tu hogar?” ¡No, mierda! ¡Yo vivo en tu misma ciudad, solo que tengo una madre que me odia!
En conclusión; mi día fue un asco. Creo que lo único bueno fue que durante un receso realice los trámites necesarios para poder practicar natación en la piscina escolar al igual que en nuestro anterior hogar. Al parecer ellos estaban felices de que me uniera al club de natación ya que compito a nivel nacional y solo quieren reputación para su institución, en fin. De cualquier manera, empezaré mañana después de clase.
Me saqué el gorro de lana y lo guardé en mi mochila, lo que menos quería es seguir llevándolo puesto, ni siquiera comprendía porque aún no me lo había quitado.
Comencé a caminar en dirección a algún maldito lugar donde pudiera comer, ya que estaba hambrienta y la comida de mi madre no era “buena” necesariamente. Y con todo esto de que ahora deberíamos encargarnos de los quehaceres del hogar quería mantenerme alejada de casa.
Encontré un Starbucks, y aunque fuera caro entré. Por alguna razón me hacía sentir importante porque generalmente las personas que derrochaban sinero por doquier se servían cafés allí u otras cosas.
Me acerqué a la chica que atiende y comencé a hablar.
—Quiero un frapuccino, dulce de leche, tamaño grande.
La chica anotó los datos en la computadora.
—¿A nombre de quién? —me preguntó con alegría.
—Nirvana.
Era un nombre que me agradaba y además una banda que le gustaba a Mackenzie, por lo que en esta ocasión escogí ese. Solía elegir un nombre distinto cada vez que iba a un Strabucks. Por desgracia, el noventa por ciento de las veces me lo escribían mal.
La chica me comunicó el precio, por lo que pagué y me fui a sentar unos minutos en espera de mi frapuccino; ¿qué estuve haciendo en esos pequeños minutos? Obviamente jugando “Pou” en mi celular.
—¿Nirvana? —preguntó un chico al aire. Me levanté de mi asiento y fui por el frapuccino.
Cuando me lo entregaron decidí que era mejor que me fuera, por lo que salí del famoso lugar con el frapuccino en mano, hasta que revisé el nombre.
—¡Demonios, no otra vez!
¿Cómo era posible que se equivocaran escribiendo Nirvana? ¡Pero si es tan fácil! Ahora soy Nirbanna. Genial.
Terminé mi frapuccino y pensé que era hora de irme a casa, por lo que empecé a caminar en dirección a ella.
Por suerte me había fijado bien en el camino ya que si no lo hubiera hecho seguramente estaría perdida.
Iba con toda la tranquilidad del mundo, como ya dije, no quiero ir a casa, así que me demoraré todo lo que pueda.
Y de la nada, una camioneta pasa junto a mí manchándome completamente de lodo que yo no había visto.
—¡Maldición! —grité. —¡Fíjate a la otra, imbécil! —le saqué el dedo corazón y se lo apunté para luego comenzar a gritar cosas que no quiero mencionar.
Cuando llegué a casa noté que había olvidado las llaves, así que toqué la puerta y me abrió Dakota.
—Hey, plana. —intenté evitar esa última palabra.
—Hey.
—Siempre lo supe, eh, Alaska. —me dijo con una sonrisa socarrona en la cara, ¿Qué?
—¿Qué cosa? —le pregunté, intentando quitarme un poco de lodo del rostro para verla mejor.
—Lo de tu zoofilia. Mira que revolcarse con un cerdo ya es ir bastante lejos.
Reí sarcásticamente.
—Hazte a un lado, rubia estúpida.
Sí, nos queríamos bastante.
Subí directo al segundo piso y me di una ducha muy larga, ya que me quedé media hora dormida dentro.
Cuando salí y me vestí escuché gritos desde abajo, por lo que fui a ver.
No me esperaba encontrarme con un cadáver, un chico desconocido y mis dos hermanas —Brooklyn y Mackenzie— peleando.
—¡Lo mataste, Mack, lo mataste! —gritaba Brooklyn desesperada.
—Vale la pena pasar toda mi vida en prisión. —escuché decir a Mack, , Brooklyn la golpeó, aunque creo que ni le hizo daño. Yo reí.
Todos voltearon a verme, y yo me adentré en “la escena del crimen”.
—Gracias a dios alguien dispuesto a ayu…—Brooke no pudo seguir hablando porque comencé a patear el cuerpo del chico muerto. —¡No, detente! ¡Alaska, detente!
—¡Eso, chica! —me alentó un chico moreno desde la esquina de la sala.
—¡Quiero ayudar a arrastrar el cadáver! —entró Milán, gritando emocionada. Brooklyn estaba a punto de desmayarse.
Creo que el chico moreno nunca había estado en una situación tan rara en su vida.
—¡¿Quién habló de un cadáver?! —apareció Dakota, gritando. Obviamente estaba feliz porque siempre había querido ver un muerto.
—¿Podemos enterrar el cuerpo en el jardín? —habló una vez más Mackenzie, a quien se le había contagiado la emoción.
—Un momento…¿qué pasó aquí? —preguntó Mila con una ceja elevada.
—¿Lo del vagabundo otra vez? —cuestionó Dakota, captando todo.
—Vagabundo otra vez. —afirmé.
—Parece que sigue vivo. —habló Brooklyn, intentando mantener la calma.
—No lo está. —limité a decir, agregando drama. Aunque obviamente lo estaba, lo notaba con solo mirarlo, por algo quiero ser doctora.
—Hay que comprobar. —Dakota se acercó al cuerpo del chico y le pegó una fuerte patada en el estómago, logrando que “reviviera”.
—¡Por amor a Jace, es un zombie!
Oh dios mío. Mackenzie había comenzado a gritar que era un zombie y tomó una escoba que se hallaba en el suelo. Lo golpeó hasta que volvió a perder la conciencia, salió corriendo y desde ahí no la vi más, desapareció misteriosamente.
Louis había muerto otra vez.
—Debo salvarlo. —dijo Brooklyn, en tono heroico.
—¿Y cómo vas a hacerlo? —preguntó el amigo del muerto.
—Llevándolo a mi habitación. —murmuró la chica, para luego agarrar una mano del chico que aún se encontraba tirado en el suelo, y comenzar a arrastrarlo.
—Pero nuestra habitación está en el segundo piso. —obvió Mila.
—No me digas.
Segundos después pudimos disfrutar del espectáculo de Brooke arrastrando al chico escaleras arriba, mientras él se golpeaba fuertemente la cabeza, entre otras partes del cuerpo. Disfrute bastante las tres veces que el chico —que parece que se llama Louis—se cayó por las escaleras.
Apenas Brooklyn desapareció, todas nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.
—Hey, Alaska. —me habló el chico de ojos miel desde el fondo del pasillo.
—Hey…—no sabía su nombre, y ni siquiera quería hablarle.
—Zayn.
—Ah, okay. —comencé a caminar a mi habitación, hasta que Delaware llegó corriendo a mis brazos. —¿Qué sucede, le pregunté? —esa niña me entendía, a pesar de que tiene un año es bastante inteligente y hace unos meses aprendió a caminar, aunque no habla mucho.
—Escondidas.
Ay, no.
Delaware siempre quiere jugar con la primera que encuentra —en este caso yo— y no se detiene hasta que lo logra. Si no, hace un escándalo de los mil demonios. No para de gritar y lloriquear por todo el día; es insoportable. Prácticamente, mi pequeña hermana hace lo que sea para conseguir lo que quiere.
—¡Te toca, Alaska! —gritó la voz de Dakota proveniente desde su habitación, maldición.
—¡Cállate! —le devolví.
Delaware me tomó la mano, y le tomó una mano a Zayn, poniéndose en medio de nosotros.
—Escondidas. —volvió a murmurar.
Y así estuvimos varias horas jugando a las escondidas. No hubo vez en la que no me encontraran, y extrañamente a Zayn nunca logramos hallarlo.
—¡Es injusto, tiene ventajas por ser negro!
O bueno, era moreno, pero yo estaba frustrada por no poder encontrarlo.
Minutos después lo eché a patadas de mi casa y ni idea de donde estaba Louis, aunque no me importaba.
Fui a acostar a Delaware, lo cual me costó bastante ya que estaba hiperactiva y luego me fui a acostar.
—Buenas noches, idiota. —me dice Mack.
—Buenas noches.
taeyong.
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Ctm djafljslkfjsklfjlgjj Alaska es tan cúl, igual a ti ;-; Dakota es igual a Miash, es impresionante ;-; Leer tu capítulo fue como leer el wa de escritoras fjahsfkhfjagjlsk Sobre todo en la parte de que Zayn se esconde mejor porque es negro djhsfjhsjkhhfk Delaware se parece a mi prima chica ._. jsfjhjhjhjghjg Hermoso capítulo, Ems<3 Espero a la siguiente
Invitado
Invitado
Re: The perks of being a Di Angelo {Novela colectiva.
Chicas ! Amo esta novela es tan .... original(? La familia Di angelo es rara y divertida - al mismo tiempo- Amo como escriben , y como describen las personalidades de cada una .-. POBRE LOUIS lo maltrataron todas ! ¨—¡Es injusto, tiene ventajas por ser negro!¨ JAJAJA pobre zayn !!
Cold
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