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El secreto de Joe (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 4 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
siguela...
quiero mas cap...
quiero saber que va a hacer joe cuando la rayis salgo con nickkk
pon cap......
capppppppppppppppp
quiero mas cap...
quiero saber que va a hacer joe cuando la rayis salgo con nickkk
pon cap......
capppppppppppppppp
jamileth
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
ya es mañana!!!!!! jejej
kiero cap...o morire jejej...bueno tampoco pero si puedo entrar en un colapso nervioso!!!!!!!!!!
kiero cap...o morire jejej...bueno tampoco pero si puedo entrar en un colapso nervioso!!!!!!!!!!
Julieta♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
julieta_black escribió:ya es mañana!!!!!! jejej
kiero cap...o morire jejej...bueno tampoco pero si puedo entrar en un colapso nervioso!!!!!!!!!!
Hahah estas como mi hrman hahaxd
Pero si ya es mañana subee cap
necesito leer cap
JB&1D2
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
Capitulo 6
El muchacho estaba en el ejército y salía con ___________. Joe se sintió incómodo tratando de sacarle información. Se preguntó si Nick estaría seriamente interesado en ____________, pero no tenía derecho a preguntárselo. Ella estaba revisando unas facturas. Joe la observó en silencio con una mezcla de curiosidad y celos.
____________ necesitó unos minutos para calmarse los nervios, pero lo consiguió. Alzó los ojos cuando Joe se acercó al mostrador.
—El pedido llegará el viernes —dijo con el tono más profesional y educado que fue capaz de articular—. Pero si quieres puedo decirle al señor Mannheim que llame para que lo envíen antes.
—No hace falta —aseguró Joe con brusquedad y tratando de no mirarla directamente a los ojos. ______________ tenía el rostro sonrojado y sin duda se sentía inquieta. Debido seguramente al joven que estaba en el mostrador, pensó él molesto—. De acuerdo, entonces vendré a principios de la semana que viene, o enviaré a alguien.
Se despidió de Nick con una inclinación de cabeza y salió del almacén sin mirar a ________________.
Nick apretó los labios y se dio cuenta de que ella se había sonrojado.
—Así que es él —murmuró—. Parece que muerde más de lo que puede masticar.
—¿Qué quieres decir?
—Nada —respondió el joven, pensando para sus adentros que Joe parecía un hombre que había olvidado más cosas sobre las mujeres de las que ____________ llegaría a saber sobre los hombres.
Adam tenía un aspecto demasiado sofisticado para ser ganadero, y sin duda estaba acostumbrado a dar órdenes. _____________ era demasiado joven y muy poco sofisticada.
—¿Qué me dices de lo del cine? —Le preguntó cambiando de tema—. Hoy estrenan tres películas.
Fueron a la única sala de multicines del pueblo. Escogieron una película de dibujos animados que les gustó mucho. _____________ se quedó preocupada dejando a su madre y a Selene solas, pero la señora Peale se negó a que sacrificara su noche. Cuando Nick la llevó después a casa, se despidió de ella con un beso en la mejilla.
—Eres una gran chica, _______________. Ojalá…
—Sí, ojalá —respondió ella leyéndole el pensamiento—. Pero a veces la vida tiene otros planes. ¿Cuándo tienes que volver a incorporarte al servicio?
—Dentro de una semana, pero mi tía tiene cada minuto de mi tiempo planificado —Nick se puso muy serio—. Si alguna vez necesitas ayuda, confío en que me la pidas. Haré lo que pueda por ti.
_______________ le sonrió.
—Lo sé. Gracias, Nick. Yo te diría lo mismo, pero no sé en qué podría ayudarte.
—Te enviaré mi dirección —dijo él—. Puedes enviarme esa foto para tranquilizar a mi amigo.
—Lo haré, no lo dudes —aseguró _____________ riéndose.
—Te llamaré antes de irme. Cuídate.
—Tú también.
Nick se marchó de allí en su camioneta. _____________ se acercó despacio al porche y entró en casa. Aún no había entrado al salón cuando se dio cuenta de que una de las voces que se escuchaban era la de un hombre.
Joe Adam la miró desde el sofá, donde estaba sentado con su madre. Se dio cuenta de que la señora Peale sonreía de manera misteriosa.
—El señor Adam ha venido a ver cómo me encontraba. ¿No es un encanto? —le preguntó a su hija.
—Sí, lo es —contestó _____________ con educación.
—¿Te has divertido? —le preguntó Joe. No sonreía.
—Sí —respondió ella—. Era una película de dibujos animados.
—Para niños —murmuró él. Algo en sus ojos azules provocó que a ____________ le diera un vuelco el corazón.
—Todos somos niños en el corazón. Seguro que se refería a eso, ¿verdad, señor Adam? —preguntó la señora Peale con dulzura.
—Por supuesto —se apresuró a responder él sonriéndole—. A mí también me gustan.
—Nick va a telefonearnos antes de marcharse al extranjero —le comentó ____________ a su madre.
—Es un muchacho muy amable —aseguró la señora Peale sonriendo—. ¿Le gustaría tomar algo de beber, señor Adam? _____________ podría hacer café.
Joe consultó su reloj.
—Tengo que irme. Pero gracias de todas maneras. Sólo quería asegurarme de que estaba bien —le dijo a la señora sonriendo—. El… amigo de ____________ mencionó que iba a llevarla al cine, así que pensé que se quedaría aquí sola.
______________ le dirigió una mirada heladora.
—Le dejé a mi madre el móvil por si ocurría cualquier cosa —dijo con sequedad.
—Sí, así es —se apresuró a añadir la señora Peale—. Me cuida mucho. Yo insistí en que saliera con Nick. Hace dos o tres años que ___________ no sale de noche.
Joe se revolvió incómodo.
—Ella no quiere dejarme nunca sola —continuó la señora Peale—. Pero no es justo para ella. Es demasiada responsabilidad para su edad.
—Nunca me ha importado —la interrumpió su hija—. Te quiero.
—Ya lo sé, cariño, pero deberías conocer a jóvenes agradables. Algún día te casarás y tendrás hijos. No puedes pasarte toda la vida pegada a una anciana enferma y a una niña.
—Por favor —dijo ____________ herida—. No quiero pensar en casarme hasta dentro de muchos años.
El rostro de la señora Peale reflejaba su preocupación.
—No tendrías por qué haberte quedado sola para afrontar esto —se lamentó—. Si al menos tu padre hubiera… Bueno, nosotras no pudimos hacer nada.
—Acompañaré al señor Adam a la puerta —se ofreció ____________. Parecía dispuesta a arrastrarlo hasta la puerta antes de permitir que su madre siguiera haciéndole pasar semejante vergüenza.
—¿Me marcho? —preguntó Joe.
—Parece que sí —respondió _____________ echándose a un lado y señalando la puerta de entrada con la cabeza.
—En ese caso, buenas noches —dijo él sonriéndole a la señora Peale—. Espero que sepa que puede llamarme cuando necesite ayuda. No estoy en el ejército, pero también puedo ser útil.
—Por aquí, señor Adam —lo interrumpió _____________ con énfasis agarrándolo firmemente del brazo.
—Buenas noches, señor Adam —se despidió su madre—. Gracias por venir.
—De nada —Joe siguió a _____________ hasta el porche. Ella cerró la puerta y Joe alzó las cejas—. ¿Por qué cierras? ¿Es que vas a darme un beso de buenas noches y no quieres que tu madre lo vea?
Ella se sonrojó.
—¡No te besaría por nada del mundo!
Joe jugueteó con el sombrero de ala ancha que tenía entre las manos.
—Ese soldado parece un buen chico —comentó—. Responsable. No muy maduro todavía, pero ya crecerá.
______________ sentía deseos de golpearlo.
—Pertenece a uno de los cuerpos de élite del ejército —le recordó—. Ha participado en misiones en el extranjero.
Joe alzó las cejas.
—¿Ese es uno de los requisitos que les pides a los hombres con los que sales? ¿Qué sepan esquivar balas?
—¡Yo nunca he dicho nada semejante! —exclamó ella.
—Puede ser una buena habilidad, esquivar objetos… Quiero decir, si eres de esas mujeres a las que le gusta arrojar sartenes y cosas así a los hombres.
—Yo nunca le he lanzado nada a un hombre —afirmó ___________ tajante—. Pero si quieres entrar en mi cocina, podría hacer una excepción contigo.
Joe sonrió. Estaba seguro de que no le hablaba así a su amigo el soldado. ___________ tenía agallas, y a él le gustaba comprobar qué era capaz de hacerla enfadar.
—¿Qué clase de olla estás pensando en tirarme? —la retó.
—Cualquiera hecha de acero —murmuró _______________—. Aunque seguro que me la abollas.
—No tengo la cabeza tan dura.
Joe dio un paso para acercarse y observó divertido su reacción. Estaba claro que la ponía nerviosa.
Se puso el sombrero en la cabeza y lo echó hacia atrás. Puso uno de sus largos brazos alrededor de la cintura de ____________ y la atrajo hacia sí.
—Tienes valor —murmuró con la vista clavada en su dulce boca—. No te arredras ante los problemas ni las responsabilidades. Eso me gusta.
—No… no deberías abrazarme así —protestó ella débilmente.
—¿Por qué no? Eres suave y dulce y me gusta cómo hueles —Joe comenzó a inclinar la cabeza—. Creo que también me va a gustar tu sabor.
Joe no necesitaba un manual para darse cuenta de lo inocente que era. Le encantaba el modo en que lo agarraba, casi con miedo, y lentamente apoyó la boca contra los labios ligeramente abiertos y cálidos de ______________.
—Nada fuerte —susurró mientras su boca jugueteaba con la suya—. Todavía es muy pronto para eso. Relájate. Tú relájate, _____________. Es como bailar despacio.
La boca de Joe cubrió la suya suavemente, abriéndole despacio los labios, tentándolos para permitir una lenta incursión. Las manos de ____________ se relajaron y dejaron de agarrarle los brazos con tanta fuerza mientras el ritmo lento comenzaba a aumentar los latidos de su corazón y su respiración sonaba áspera y agitada. Joe era muy bueno haciendo aquello, pensó algo mareada. Sabía perfectamente cómo hacer que se estremeciera de emoción. Jugueteaba con su labio inferior, mordisqueándolo y lamiéndolo hasta que ella se puso de puntillas y exhaló un gemido de frustración, buscando más pasión.
Joe le mordió el labio inferior.
—Quieres más, ¿verdad, cariño? —le susurró con voz ronca—. Yo también. Aguanta.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
______________ le deslizó las manos por los anchos hombros mientras hundía la boca en la suya con avidez. Abrió los labios con un estremecimiento, cerrando los ojos.
Era una sensación tan dulce que ____________ gimió ante la ardiente pasión que encendía en ella. Nunca había sentido cómo su cuerpo se estremecía de aquella manera cuando un hombre la abrazaba. Nunca la habían besado tan apasionadamente y con tanta sabiduría. Rodeó con más fuerza el cuello de Joe con los brazos mientras él la apretaba poderosamente contra su cuerpo, como si también hubiera perdido el control.
Un minuto más tarde, Joe recuperó la cordura. _____________ sólo tenía diecinueve años. Trabajaba para él, aunque ella no lo supiera. Pertenecían a mundos completamente distintos. ¿Qué diablos estaba haciendo?
Se apartó bruscamente de ella. Los ojos azules le brillaban de emoción y le temblaban ligeramente las manos cuando trató de recuperar el control de la respiración. Los celos que sentía por el soldado lo habían colocado en la posición que había intentado evitar al marcharse del pueblo durante el fin de semana. Ahora tenía que apechugar con las consecuencias.
______________ se quedó donde estaba mirándolo con ojos soñadores y el rostro sonrojado por el placer de aquel impetuoso intercambio.
—Esto ha sido un error —dijo Joe con brusquedad soltándola.
—¿Estás seguro? —preguntó ella mareada.
—Sí, lo estoy.
—Entonces, ¿por qué lo has hecho? —quiso saber ____________.
Tenía que pensar en una respuesta adecuada, y el cerebro no le funcionaba del todo bien. La había apartado de sí en su último encuentro y se sintió culpable por ello. Ahora no sabía cómo salir de aquella situación.
—Quién sabe —dijo con pesadumbre—. Tal vez sea la luna llena.
Ella lo miró con gesto sombrío.
—No hay luna llena. Está en cuarto creciente.
—La luna es la luna —respondió Joe con obstinación.
—Esa es tu excusa y te agarras a ella —aseguró _____________.
Joe se la quedó mirando. Le remordía la conciencia.
—Tienes diecinueve años, _____________ —dijo finalmente—. Yo tengo treinta y uno.
Ella parpadeó.
—¿Qué me quieres decir con eso?
—Te quiero decir que eres demasiado joven para mí. Y no sólo en edad.
______________ alzó las cejas.
—No resulta precisamente fácil adquirir experiencia cuando vives en un pueblo pequeño y tienes que mantener a tu familia.
Joe apretó los dientes.
—No me refiero a eso.
Ella alzó la mano.
—Hoy has tomado demasiado café y la cafeína te ha hecho saltar sobre mujeres que no esperabas.
Joe frunció el ceño.
—No he tomado demasiado café.
—Entonces debe de tratarse de mi excepcional belleza o de mi encanto sin igual —aseguró
______________ cruzándose de brazos y esperando a que él saliera con alguna teoría alternativa.
Joe se caló el sombrero hasta los ojos.
—Ha sido como un ramalazo.
—Vaya, es el cumplido más bonito que me han dicho en mi vida —murmuró—. Estabas solo y yo era la única mujer a mano.
—Lo eras —le espetó él.
—¡Vaya! Bueno, también está la señora Harmon, que vive a un kilómetro de aquí.
—¿La señora Harmon?
—Sí. Su marido falleció hace quince años. Tiene cincuenta, pero lleva faldas ajustadas y mucho maquillaje. No está mal.
Joe frunció todavía más el ceño.
—No estoy tan desesperado.
—Debes de estarlo, para ponerte a ligar con niñas de diecinueve años —lo atacó _______________.
—¡No estaba ligando! —aseguró él alzando las manos.
Ella le dirigió una mirada sarcástica.
—Bueno, tal vez sí —reconoció Joe encogiéndose de hombros—. Tengo conciencia. Eso es lo que ocurre.
Así que ésa era la razón por la que la había rechazado en el almacén. ____________ sintió que se le animaba el alma. El problema no era que la encontrara poco atractiva; sólo pensaba que era demasiado joven.
—Cumplo veinte el mes que viene —le dijo ella.
No sirvió de mucho.
—Yo cumpliré treinta y dos dentro de dos.
Era una sensación tan dulce que ____________ gimió ante la ardiente pasión que encendía en ella. Nunca había sentido cómo su cuerpo se estremecía de aquella manera cuando un hombre la abrazaba. Nunca la habían besado tan apasionadamente y con tanta sabiduría. Rodeó con más fuerza el cuello de Joe con los brazos mientras él la apretaba poderosamente contra su cuerpo, como si también hubiera perdido el control.
Un minuto más tarde, Joe recuperó la cordura. _____________ sólo tenía diecinueve años. Trabajaba para él, aunque ella no lo supiera. Pertenecían a mundos completamente distintos. ¿Qué diablos estaba haciendo?
Se apartó bruscamente de ella. Los ojos azules le brillaban de emoción y le temblaban ligeramente las manos cuando trató de recuperar el control de la respiración. Los celos que sentía por el soldado lo habían colocado en la posición que había intentado evitar al marcharse del pueblo durante el fin de semana. Ahora tenía que apechugar con las consecuencias.
______________ se quedó donde estaba mirándolo con ojos soñadores y el rostro sonrojado por el placer de aquel impetuoso intercambio.
—Esto ha sido un error —dijo Joe con brusquedad soltándola.
—¿Estás seguro? —preguntó ella mareada.
—Sí, lo estoy.
—Entonces, ¿por qué lo has hecho? —quiso saber ____________.
Tenía que pensar en una respuesta adecuada, y el cerebro no le funcionaba del todo bien. La había apartado de sí en su último encuentro y se sintió culpable por ello. Ahora no sabía cómo salir de aquella situación.
—Quién sabe —dijo con pesadumbre—. Tal vez sea la luna llena.
Ella lo miró con gesto sombrío.
—No hay luna llena. Está en cuarto creciente.
—La luna es la luna —respondió Joe con obstinación.
—Esa es tu excusa y te agarras a ella —aseguró _____________.
Joe se la quedó mirando. Le remordía la conciencia.
—Tienes diecinueve años, _____________ —dijo finalmente—. Yo tengo treinta y uno.
Ella parpadeó.
—¿Qué me quieres decir con eso?
—Te quiero decir que eres demasiado joven para mí. Y no sólo en edad.
______________ alzó las cejas.
—No resulta precisamente fácil adquirir experiencia cuando vives en un pueblo pequeño y tienes que mantener a tu familia.
Joe apretó los dientes.
—No me refiero a eso.
Ella alzó la mano.
—Hoy has tomado demasiado café y la cafeína te ha hecho saltar sobre mujeres que no esperabas.
Joe frunció el ceño.
—No he tomado demasiado café.
—Entonces debe de tratarse de mi excepcional belleza o de mi encanto sin igual —aseguró
______________ cruzándose de brazos y esperando a que él saliera con alguna teoría alternativa.
Joe se caló el sombrero hasta los ojos.
—Ha sido como un ramalazo.
—Vaya, es el cumplido más bonito que me han dicho en mi vida —murmuró—. Estabas solo y yo era la única mujer a mano.
—Lo eras —le espetó él.
—¡Vaya! Bueno, también está la señora Harmon, que vive a un kilómetro de aquí.
—¿La señora Harmon?
—Sí. Su marido falleció hace quince años. Tiene cincuenta, pero lleva faldas ajustadas y mucho maquillaje. No está mal.
Joe frunció todavía más el ceño.
—No estoy tan desesperado.
—Debes de estarlo, para ponerte a ligar con niñas de diecinueve años —lo atacó _______________.
—¡No estaba ligando! —aseguró él alzando las manos.
Ella le dirigió una mirada sarcástica.
—Bueno, tal vez sí —reconoció Joe encogiéndose de hombros—. Tengo conciencia. Eso es lo que ocurre.
Así que ésa era la razón por la que la había rechazado en el almacén. ____________ sintió que se le animaba el alma. El problema no era que la encontrara poco atractiva; sólo pensaba que era demasiado joven.
—Cumplo veinte el mes que viene —le dijo ella.
No sirvió de mucho.
—Yo cumpliré treinta y dos dentro de dos.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
—Bueno, durante un mes tendremos casi la misma edad —bromeó ____________.
Él se rió brevemente.
—Doce años es mucha diferencia.
—No lo es en una visión general —señaló _________________.
Joe no contestó.
—Gracias por pasar a ver cómo estaba mi madre —le dijo ella—. Es muy amable por tu parte.
Él se encogió de hombros.
—Quería comprobar si el soldado te gustaba.
—¿Perdona?
—Ni siquiera te dio un beso de buenas noches.
—Eso es porque está enamorado de la novia de su mejor amigo.
—¿En serio? —preguntó Joe con expresión radiante.
—Yo sólo soy alguien con quien poder hablar de ella —le aseguró—. Y ésa es la razón por la que no salgo mucho, a menos que un hombre quiera hablarme del amor de su vida y pedirme consejo.
_______________ se lo quedó mirando unos instantes antes de decir:
—Supongo que tú no tendrás problemas sentimentales, ¿verdad?
—Lo cierto es que sí. Estoy intentando no tener una relación poco adecuada con cierta mujer.
—Oh, ya veo —respondió ella riéndose.
Joe se acercó un poco más y jugueteó con uno de los mechones de su corto cabello.
—Supongo que no le haría daño a nadie si salgo por ahí contigo de vez en cuando. Nada serio —añadió con firmeza—. No estoy buscando una amante.
—Me alegro, porque no tengo intención de serlo —contestó _______________.
—Eso me anima —aseguró él con una sonrisa—. Me alegra ver que tienes suficiente fuerza de voluntad para que no perdamos ninguno la cabeza.
—Tengo a mi madre —replicó ____________—, que te dispararía a los pies si sospechara que me estás llevando a una vida de pecado. Es muy religiosa. Ojalá pudiera hacer algo para ayudarla más.
—Quererla es probablemente lo que más la ayude —aseguró Joe antes de inclinarse y besarla suavemente en los labios—. Hasta mañana.
Comenzó a descender los escalones, se detuvo y se giró para mirarla.
—¿Seguro que lo del soldado no es nada serio?
—Seguro —respondió ella sonriendo.
Joe inclinó el sombrero hacia un lado y sonrió también.
—De acuerdo.
Joe pasó una mala noche recordando lo dulce que era besar a _____________. Llevaba semanas luchando contra aquella atracción, y había terminado perdiendo. Era demasiado joven para él. Lo sabía. Pero por otro lado, era independiente. Fuerte. Acostumbrada a las responsabilidades. Llevaba años siendo la cabeza de familia, la que llevaba el pan a casa.
Y además, Joe se sentía demasiado atraído hacia ella como para dejarla marchar. Se estaba arriesgando. Pero se había arriesgado en otras ocasiones de su vida por mujeres que estaban muy por debajo de ____________. No haría daño a nadie si iba despacio y veía hacia dónde los llevaba aquello. Después de todo, podía marcharse cuando quisiera, se dijo. El problema iba a ser la distancia que los separaba socialmente. _____________ no sabía que él había crecido en medio del lujo, que sus padres estaban relacionados con la mayoría de las casas reales de Europa, que su hermano y él se habían hecho famosos en el mundo entero por sus toros de raza. Estaba acostumbrado a alojarse en hoteles de cinco estrellas, a comer en los mejores restaurantes y a viajar en limusinas en cada ciudad que visitaba. Viajaba en primera clase. Tenía mundo y era sofisticado. ____________ estaba acostumbrada a un pueblo pequeño. No entendería su mundo. Probablemente no sería capaz de ajustarse a él.
Pero se estaba planteando problemas que todavía no se habían dado. No estaba enamorado de ______________ ni sentía la necesidad de correr hacia el altar de su mano, se dijo. Sólo iba a salir con ella un par de veces. Tal vez la besara de vez en cuando. Nada que no pudiera controlar. Le haría compañía mientras montaba el nuevo rancho. Cuando tuviera que marcharse, le diría la verdad. Sonaba sencillo. Era sencillo, se aseguró a sí mismo. No era más que otra chica, otra relación superficial.
La disfrutaría mientras durara.
Se fue a dormir finalmente tras haber resuelto todos los problemas en su cabeza.
Al día siguiente, Joe regresó al almacén con otra lista, esta vez de cosas que iba a necesitar para la casa. Estaba deseando ver a ______________ otra vez. El recuerdo de aquel beso le había provocado sueños picantes.
Pero cuando llegó, se encontró con Buck Mannheim en el mostrador. Parecía preocupado. Joe esperó a que el hombre terminara de despachar a un cliente y luego se acercó.
—¿Dónde está _________________? —preguntó.
—Me llamó desde su casa —aseguró Buck consternado—. Su madre se puso muy mal. Tuvieron que llamar a una ambulancia y llevársela a Billings, al hospital más cercano. _______________ estaba llorando.
Buck estaba hablando solo, porque Joe ya había salido por la puerta.
Encontró a ____________ y a la pequeña Selene en la sala de espera de urgencias, abrazadas y tristes. Cuando lo vieron entrar, las dos corrieron a sus brazos en busca de consuelo.
Joe se sintió raro. Era la primera vez que se sentía importante para alguien que no fuera de su círculo familiar. Se sentía necesitado.
—Cuéntame que ha pasado —susurró al oído de ______________ mientras abrazaba a las dos.
Ella se retiró un poco y se limpió los ojos con la manga de la blusa. Estaba claro que no había dormido.
—Tiró su vaso de agua, en caso contrario no me habría dado cuenta de que algo iba mal. Corrí a ver qué había ocurrido y la encontré respirando con dificultad. Estaba tan mal que llamé al doctor Bates a toda prisa. Él envió una ambulancia y se puso en contacto con el equipo de oncólogos del hospital. Llevan con ella dos horas. Nadie nos ha dicho nada. Joe las ayudó a sentarse.
—Quedaos aquí —dijo con dulzura—. Averiguaré qué está ocurriendo.
_____________ dudaba mucho de que a un vaquero, aunque fuera capataz, le facilitaran más información que a la propia familia del paciente, pero sonrió.
—Gracias.
Él se giró y avanzó con decisión por el pasillop..
Él se rió brevemente.
—Doce años es mucha diferencia.
—No lo es en una visión general —señaló _________________.
Joe no contestó.
—Gracias por pasar a ver cómo estaba mi madre —le dijo ella—. Es muy amable por tu parte.
Él se encogió de hombros.
—Quería comprobar si el soldado te gustaba.
—¿Perdona?
—Ni siquiera te dio un beso de buenas noches.
—Eso es porque está enamorado de la novia de su mejor amigo.
—¿En serio? —preguntó Joe con expresión radiante.
—Yo sólo soy alguien con quien poder hablar de ella —le aseguró—. Y ésa es la razón por la que no salgo mucho, a menos que un hombre quiera hablarme del amor de su vida y pedirme consejo.
_______________ se lo quedó mirando unos instantes antes de decir:
—Supongo que tú no tendrás problemas sentimentales, ¿verdad?
—Lo cierto es que sí. Estoy intentando no tener una relación poco adecuada con cierta mujer.
—Oh, ya veo —respondió ella riéndose.
Joe se acercó un poco más y jugueteó con uno de los mechones de su corto cabello.
—Supongo que no le haría daño a nadie si salgo por ahí contigo de vez en cuando. Nada serio —añadió con firmeza—. No estoy buscando una amante.
—Me alegro, porque no tengo intención de serlo —contestó _______________.
—Eso me anima —aseguró él con una sonrisa—. Me alegra ver que tienes suficiente fuerza de voluntad para que no perdamos ninguno la cabeza.
—Tengo a mi madre —replicó ____________—, que te dispararía a los pies si sospechara que me estás llevando a una vida de pecado. Es muy religiosa. Ojalá pudiera hacer algo para ayudarla más.
—Quererla es probablemente lo que más la ayude —aseguró Joe antes de inclinarse y besarla suavemente en los labios—. Hasta mañana.
Comenzó a descender los escalones, se detuvo y se giró para mirarla.
—¿Seguro que lo del soldado no es nada serio?
—Seguro —respondió ella sonriendo.
Joe inclinó el sombrero hacia un lado y sonrió también.
—De acuerdo.
Joe pasó una mala noche recordando lo dulce que era besar a _____________. Llevaba semanas luchando contra aquella atracción, y había terminado perdiendo. Era demasiado joven para él. Lo sabía. Pero por otro lado, era independiente. Fuerte. Acostumbrada a las responsabilidades. Llevaba años siendo la cabeza de familia, la que llevaba el pan a casa.
Y además, Joe se sentía demasiado atraído hacia ella como para dejarla marchar. Se estaba arriesgando. Pero se había arriesgado en otras ocasiones de su vida por mujeres que estaban muy por debajo de ____________. No haría daño a nadie si iba despacio y veía hacia dónde los llevaba aquello. Después de todo, podía marcharse cuando quisiera, se dijo. El problema iba a ser la distancia que los separaba socialmente. _____________ no sabía que él había crecido en medio del lujo, que sus padres estaban relacionados con la mayoría de las casas reales de Europa, que su hermano y él se habían hecho famosos en el mundo entero por sus toros de raza. Estaba acostumbrado a alojarse en hoteles de cinco estrellas, a comer en los mejores restaurantes y a viajar en limusinas en cada ciudad que visitaba. Viajaba en primera clase. Tenía mundo y era sofisticado. ____________ estaba acostumbrada a un pueblo pequeño. No entendería su mundo. Probablemente no sería capaz de ajustarse a él.
Pero se estaba planteando problemas que todavía no se habían dado. No estaba enamorado de ______________ ni sentía la necesidad de correr hacia el altar de su mano, se dijo. Sólo iba a salir con ella un par de veces. Tal vez la besara de vez en cuando. Nada que no pudiera controlar. Le haría compañía mientras montaba el nuevo rancho. Cuando tuviera que marcharse, le diría la verdad. Sonaba sencillo. Era sencillo, se aseguró a sí mismo. No era más que otra chica, otra relación superficial.
La disfrutaría mientras durara.
Se fue a dormir finalmente tras haber resuelto todos los problemas en su cabeza.
Al día siguiente, Joe regresó al almacén con otra lista, esta vez de cosas que iba a necesitar para la casa. Estaba deseando ver a ______________ otra vez. El recuerdo de aquel beso le había provocado sueños picantes.
Pero cuando llegó, se encontró con Buck Mannheim en el mostrador. Parecía preocupado. Joe esperó a que el hombre terminara de despachar a un cliente y luego se acercó.
—¿Dónde está _________________? —preguntó.
—Me llamó desde su casa —aseguró Buck consternado—. Su madre se puso muy mal. Tuvieron que llamar a una ambulancia y llevársela a Billings, al hospital más cercano. _______________ estaba llorando.
Buck estaba hablando solo, porque Joe ya había salido por la puerta.
Encontró a ____________ y a la pequeña Selene en la sala de espera de urgencias, abrazadas y tristes. Cuando lo vieron entrar, las dos corrieron a sus brazos en busca de consuelo.
Joe se sintió raro. Era la primera vez que se sentía importante para alguien que no fuera de su círculo familiar. Se sentía necesitado.
—Cuéntame que ha pasado —susurró al oído de ______________ mientras abrazaba a las dos.
Ella se retiró un poco y se limpió los ojos con la manga de la blusa. Estaba claro que no había dormido.
—Tiró su vaso de agua, en caso contrario no me habría dado cuenta de que algo iba mal. Corrí a ver qué había ocurrido y la encontré respirando con dificultad. Estaba tan mal que llamé al doctor Bates a toda prisa. Él envió una ambulancia y se puso en contacto con el equipo de oncólogos del hospital. Llevan con ella dos horas. Nadie nos ha dicho nada. Joe las ayudó a sentarse.
—Quedaos aquí —dijo con dulzura—. Averiguaré qué está ocurriendo.
_____________ dudaba mucho de que a un vaquero, aunque fuera capataz, le facilitaran más información que a la propia familia del paciente, pero sonrió.
—Gracias.
Él se giró y avanzó con decisión por el pasillop..
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
Capitulo 7
Joe tenía dinero y poder, y sabía cómo utilizar ambas cosas. En menos de dos minutos lo habían llevado al despacho del administrador del hospital. Le explicó quién era, por qué estaba allí y pidió información. Hasta en Billings se conocía el imperio de los Jonas. Cinco minutos más tarde estaba hablando con el médico que estaba al cargo del caso de la madre de _____________. Joe se ofreció a pagar la factura y preguntó si se podía hacer algo más de lo que ya se estaba haciendo.
—Por desgracia, sí —aseguró el médico tajante—. Pero estamos atados de pies y manos por las dificultades económicas de la familia. La señora Peale tiene seguro, pero nos ha dicho que, sencillamente, no puede permitirse nada más que medicinas para paliar los síntomas. Si consintiera, podría someterse a una operación para extirpar el pulmón cancerígeno y luego recibir radioterapia y quimioterapia para asegurar su recuperación. De hecho, tiene buen pronóstico.
—Si lo único que hace falta es dinero, asumiré gustosamente todos los gastos. No importa lo que cueste. Así que, ¿a qué esperamos? —preguntó Joe.
El médico sonrió.
—¿Hablará con el responsable de finanzas?
—Ahora mismo.
—Entonces yo hablaré con la paciente.
—Ellas no saben quién soy —le informó Joe—. Esa es la única condición que pongo, que no se lo diga. Creen que soy capataz en un rancho.
El médico frunció el ceño.
—¿Hay alguna razón para ello?
—Al principio lo hice para asegurarme de que los precios no se dispararan debido a que mi nombre era conocido —confesó—. Y luego ya era muy tarde para cambiar las cosas. Ellas son mis amigas, y no me gustaría que me miraran de otra manera.
—¿Cree que eso podría suceder?
—La gente ve fama, poder y dinero, y no a las personas. Al menos, al principio.
El otro hombre asintió.
—Creo que lo entiendo. Pondré el proceso en marcha. Lo que está haciendo es algo maravilloso —añadió—. La señora Peale habría muerto muy pronto.
—Lo sé. Es una buena persona.
—Y muy importante para su pequeña familia, por lo que veo.
—Sí.
El médico agarró a Joe del hombro.
—Haremos todo lo que esté en nuestras manos.
—Gracias.
Cuando hubo arreglado los asuntos financieros, Joe regresó a la sala de urgencias. ________________ estaba recorriéndola arriba y abajo. Selene se había hecho un ovillo en una silla con la mejilla apoyada en el brazo. Estaba profundamente dormida. ________________ lo miró con los ojos muy abiertos y expresión maravillada.
—¿Cómo lo has hecho? ¡Van a operar a mamá! El médico dice que pueden salvarle la vida, que puede recibir radioterapia y quimioterapia, que hay un fondo para gente sin recursos… ¡Puede vivir!
La voz se le quebró por el llanto. Joe la estrechó entre sus brazos y la acunó, apoyándole la boca contra la sien.
—Todo va a salir bien, cariño —le dijo suavemente—. No llores.
—Estoy tan contenta… —sollozó ____________ en sus brazos—. Tan contenta… No sabía que hubiera fondos para este tipo de casos. Creí… creí que tendríamos que verla morir.
—No mientras a mí me quede aliento —susurró Joe.
Una oleada de emoción lo recorrió. Había ayudado a gente de varias formas a lo largo de su vida, pero aquélla era la primera vez que era capaz de hacer algo semejante por alguien que le importaba. Le había tomado cariño a la señora Peale, pero pensaba que su caso estaba desahuciado. Le daba gracias a Dios porque aquella urgencia hubiera obligado a ______________ a llevar a su madre al hospital.
—Gracias por ayudarnos a salvar a mamá —dijo entonces la pequeña Selene con solemnidad—. La queremos mucho.
—Y ella te quiere mucho a ti —respondió Joe—. A tu edad, eso debe de ser fantástico.
Estaba diciendo algo sin decirlo. _____________ envió a la niña a la máquina a por un zumo y se giró hacia él.
—¿Cómo era tu madre cuando tú eras pequeño?
—Yo no tuve madre cuando era pequeño —respondió él con dureza—. A mi hermano y a mí nos crío un tío.
—¿Pero tus padres todavía viven? —preguntó _______________ asombrada.
—Sí, pero no nos querían —Joe desvió la mirada—. Crecimos sin ellos y empezamos a verlos otra vez el año pasado. Ha sido duro —confesó—. Hemos construido barreras y guardamos muchos resentimientos. Pero estamos trabajando en ello.
—Lo siento —le dijo _____________ con sinceridad—. Mi madre ha estado ahí toda mi vida, me ha curado las heridas, me ha dado cariño, ha luchado por mí… No sé qué habría sido de mí sin ella.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
—A mí me habría gustado tener una madre como ella —aseguró Joe con sinceridad mirándose en sus ojos verdes—. Es la persona más positiva que he conocido en mi vida. Y, en su situación, eso tiene mucho mérito.
Joe le rodeó la cintura con sus grandes manos y la mantuvo agarrada. Sus ojos miel estaban muy solemnes.
—Nunca entró en mis planes implicarme contigo —le dijo con sinceridad—. Ni con tu familia. Pero, al parecer, ya formo parte de ella.
_______________ sonrió.
—Sí. Eres parte de nuestra familia.
—Sólo quiero dejar claro que mi interés no es puramente fraternal —añadió. El brillo de sus ojos provocó que a ______________ se le acelerara el corazón.
—¿De verdad?
—De verdad.
Ella sintió que podía volar. La expresión de su rostro hizo que a Joe le entraran deseos de ir a un lugar más privado. Cuando estaba a punto de dejarse llevar por un impulso y besarla, entró el médico que había ingresado a la señora Peale. Con él iba un colega alto y moreno.
—Señorita Peale, éste es el doctor Barton Crowley —le dijo a ____________—. Va a operar a su madre mañana a primera hora.
—Me alegro mucho de conocerlo —____________ le estrechó la mano con calidez.
—Su madre estaba encantada cuando hablé con ella —aseguró el médico con una sonrisa—. Me contó que le preocupaban más sus hijas que su enfermedad. Una dama excepcional.
—Sí, lo es —reconoció _______________.
—Bueno, en cuanto la operemos mañana veremos la extensión del tejido canceroso y después hablaremos. Intenten descansar un poco.
—Lo haremos.
Los médicos se despidieron y desaparecieron por el pasillo.
—Ojalá hubiera traído una manta —murmuró ______________ mirando las sillas de espalda recta que había en la sala—. Puedo dormir sentada, pero en los hospitales hace frío.
—¿Sentada? —Joe no entendía nada.
—Ya conoces nuestra situación —aseguró ella—. No podemos permitirnos una habitación de motel. Siempre duermo en la sala de espera cuando mamá está ingresada —_______________ señaló con la cabeza hacia Selene, que ahora estaba dormida en una esquina—. Las dos. Aunque Selene cabe mejor en la silla porque es muy menuda.
Joe estaba conmocionado. Era una visión de primera mano de cómo vivía el resto del mundo.
—No pongas esa cara —le pidió ella—. No me importa ser pobre. Tengo tantas bendiciones que no sé ni por dónde empezar a contarlas. Tengo una madre que se sacrificó para criarme y que me quiere con toda su alma. Tengo una hermana pequeña que piensa que soy Juana de Arco. Tengo un techo bajo el que resguardarme, comida y un buen trabajo en el que, gracias a Dios, ya nadie me molesta. Soy feliz.
______________ no tenía nada. Literalmente nada. Pero podía contar sus riquezas como si fuera más rica que una reina. Él lo tenía todo, pero su vida estaba vacía. Todo el poder y las riquezas que había acumulado no le hacían feliz. Estaba solo. Tenía a Kevin y a su familia, a sus padres, pero en realidad estaba solo.
—Estás pensando en que no tienes una familia propia —adivinó ____________ por su expresión—. Pero la tienes. Me tienes a mí, a mamá y a Selene. Nosotras somos tu familia —la joven vaciló porque Joe parecía agobiado—. Ya sé que no somos gran cosa, pero…
Él la estrechó contra sí.
—No te hagas de menos. Yo nunca he escogido a mis amigos por su cuenta bancaria. Lo que cuenta es el corazón.
______________ se relajó, pero sólo un poco. Joe estaba demasiado cerca y a ella le latía el corazón muy deprisa.
—Me gustas tal y cómo eres —dijo con dulzura antes de inclinarse para besarla con cariño. Luego se acercó a Selene.
—¿Qué haces? —exclamó ______________ cuando tomó en brazos a la niña dormida y se dirigió hacia la salida.
—Voy a llevar a la niña a pasar la noche a una modesta habitación. Tú puedes venir también si quieres.
_______________ parpadeó.
—Joe, no puedo permitirme…
—Si vuelvo a oír eso otra vez —la interrumpió él—, voy a soltar una palabrota. No querrás que lo haga delante de la niña, ¿verdad?
Selene estaba dormida y no podría oírlas, pero Joe tenía razón y estaba siendo muy generoso. _______________ se rindió y sonrió.
—Está bien. Pero tendrás que descontármelo de mi sueldo, ¿de acuerdo?
Joe sonrió por encima de la cabeza de Selene, que estaba apoyada en su pecho.
—De acuerdo, cariño.
Aquella palabra provocó que _____________ se sonrojara y él se rió en voz baja. Pasó delante de ella para llegar hasta su furgoneta.
Joe le rodeó la cintura con sus grandes manos y la mantuvo agarrada. Sus ojos miel estaban muy solemnes.
—Nunca entró en mis planes implicarme contigo —le dijo con sinceridad—. Ni con tu familia. Pero, al parecer, ya formo parte de ella.
_______________ sonrió.
—Sí. Eres parte de nuestra familia.
—Sólo quiero dejar claro que mi interés no es puramente fraternal —añadió. El brillo de sus ojos provocó que a ______________ se le acelerara el corazón.
—¿De verdad?
—De verdad.
Ella sintió que podía volar. La expresión de su rostro hizo que a Joe le entraran deseos de ir a un lugar más privado. Cuando estaba a punto de dejarse llevar por un impulso y besarla, entró el médico que había ingresado a la señora Peale. Con él iba un colega alto y moreno.
—Señorita Peale, éste es el doctor Barton Crowley —le dijo a ____________—. Va a operar a su madre mañana a primera hora.
—Me alegro mucho de conocerlo —____________ le estrechó la mano con calidez.
—Su madre estaba encantada cuando hablé con ella —aseguró el médico con una sonrisa—. Me contó que le preocupaban más sus hijas que su enfermedad. Una dama excepcional.
—Sí, lo es —reconoció _______________.
—Bueno, en cuanto la operemos mañana veremos la extensión del tejido canceroso y después hablaremos. Intenten descansar un poco.
—Lo haremos.
Los médicos se despidieron y desaparecieron por el pasillo.
—Ojalá hubiera traído una manta —murmuró ______________ mirando las sillas de espalda recta que había en la sala—. Puedo dormir sentada, pero en los hospitales hace frío.
—¿Sentada? —Joe no entendía nada.
—Ya conoces nuestra situación —aseguró ella—. No podemos permitirnos una habitación de motel. Siempre duermo en la sala de espera cuando mamá está ingresada —_______________ señaló con la cabeza hacia Selene, que ahora estaba dormida en una esquina—. Las dos. Aunque Selene cabe mejor en la silla porque es muy menuda.
Joe estaba conmocionado. Era una visión de primera mano de cómo vivía el resto del mundo.
—No pongas esa cara —le pidió ella—. No me importa ser pobre. Tengo tantas bendiciones que no sé ni por dónde empezar a contarlas. Tengo una madre que se sacrificó para criarme y que me quiere con toda su alma. Tengo una hermana pequeña que piensa que soy Juana de Arco. Tengo un techo bajo el que resguardarme, comida y un buen trabajo en el que, gracias a Dios, ya nadie me molesta. Soy feliz.
______________ no tenía nada. Literalmente nada. Pero podía contar sus riquezas como si fuera más rica que una reina. Él lo tenía todo, pero su vida estaba vacía. Todo el poder y las riquezas que había acumulado no le hacían feliz. Estaba solo. Tenía a Kevin y a su familia, a sus padres, pero en realidad estaba solo.
—Estás pensando en que no tienes una familia propia —adivinó ____________ por su expresión—. Pero la tienes. Me tienes a mí, a mamá y a Selene. Nosotras somos tu familia —la joven vaciló porque Joe parecía agobiado—. Ya sé que no somos gran cosa, pero…
Él la estrechó contra sí.
—No te hagas de menos. Yo nunca he escogido a mis amigos por su cuenta bancaria. Lo que cuenta es el corazón.
______________ se relajó, pero sólo un poco. Joe estaba demasiado cerca y a ella le latía el corazón muy deprisa.
—Me gustas tal y cómo eres —dijo con dulzura antes de inclinarse para besarla con cariño. Luego se acercó a Selene.
—¿Qué haces? —exclamó ______________ cuando tomó en brazos a la niña dormida y se dirigió hacia la salida.
—Voy a llevar a la niña a pasar la noche a una modesta habitación. Tú puedes venir también si quieres.
_______________ parpadeó.
—Joe, no puedo permitirme…
—Si vuelvo a oír eso otra vez —la interrumpió él—, voy a soltar una palabrota. No querrás que lo haga delante de la niña, ¿verdad?
Selene estaba dormida y no podría oírlas, pero Joe tenía razón y estaba siendo muy generoso. _______________ se rindió y sonrió.
—Está bien. Pero tendrás que descontármelo de mi sueldo, ¿de acuerdo?
Joe sonrió por encima de la cabeza de Selene, que estaba apoyada en su pecho.
—De acuerdo, cariño.
Aquella palabra provocó que _____________ se sonrojara y él se rió en voz baja. Pasó delante de ella para llegar hasta su furgoneta.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
La idea que tenía Joe de una habitación modesta horrorizó a ___________ cuando se pararon delante del mostrador del mejor hotel de Billings para registrar a _____________ y a Selene.
La niña se revolvió dormida en los fuertes brazos de Joe. Abrió los ojos y bostezó.
—¿Y mamá? —preguntó preocupada.
—Mamá está bien —le aseguró Joe—. Vuelve a dormir, cielo. Quédate en este sillón hasta que arregle todo, ¿de acuerdo? —La colocó con delicadeza en un sillón de aspecto cómodo que había cerca de la recepción—. Será mejor que te quedes con ella mientras yo os registro —le dijo Joe a _____________. No quería que lo escuchara hablando con el recepcionista cuando le diera su nombre verdadero para pagar la habitación.
—De acuerdo, Joe —dijo ella apartándose del mostrador.
Él se giró hacia el recepcionista con expresión grave.
—Su madre está en el hospital a punto de ser operada de cáncer. Quiero que les dé una habitación cerca de la mía, a ser posible.
El joven recepcionista sonrió con simpatía.
—Hay una justo al lado de la suya, señor Jonas. Es una doble. ¿Le parece bien?
—Sí.
Cuando el recepcionista hubo hecho el registro, Joe volvió con Selene, la levantó con dulzura y se dirigió hacia ____________, que estaba mirando la mesita de cristal que había al lado de los sillones.
Se detuvo ante una columna cuando se acercaron al ascensor.
—Dios, esto parece mármol de verdad —murmuró antes de correr hacia el ascensor para que no se le fuera—. Joe, este lugar debe de ser muy caro.
—Me aseguraré de que Buck te lo descuente de tu sueldo durante varios meses, ¿de acuerdo? —le dijo con una sonrisa.
_______________ estaba nerviosa. Aquello iba a suponer un gran recorte en sus ingresos. Pero Joe había sido tan amable que se sentía culpable.
—Claro, perfecto.
Al salir del ascensor, Joe abrió la puerta de su dormitorio con la tarjeta con una mano mientras sostenía a Selene con la otra. Pasó por delante de _____________, que entró tras él cerrando tras de sí y encendiendo las luces. La habitación fue una revelación. Había dos camas grandes, cuadros en las paredes, una mesa redonda con dos sillas, teléfono y una televisión gigantesca.
—Esto es un palacio —murmuró ________________ maravillada con todo lo que estaba viendo. Echó un vistazo al baño y contuvo el aliento—. ¡Tiene secador! —exclamó.
Joe había acostado a Selene en una de las dos camas y observaba con atención a ________________. Su vida había transcurrido en un pueblo pequeño y en medio de la pobreza. No sabía nada sobre la buena vida. Incluso aquel hotel, que no estaba mal pero que no alcanzaba el lujo de un establecimiento de cinco estrellas, le resultaba opulento.
Joe se apoyó en el quicio de la puerta del baño mientras ella examinaba los paquetes de jabones y botellitas de champú y gel.
—Guau —susurró.
Acarició las gruesas toallas blancas y las comparó con las gastadas y desteñidas toallas que había en su casa. Miró con timidez a Joe.
—Lo siento —dijo—. No estoy acostumbrada a este tipo de sitios.
—No es más que un hotel, _______________ —aseguró él con dulzura—. Supongo que, si nunca has estado en ninguno, al principio te sorprende.
—¿Cómo sabes que nunca he estado en un hotel? —quiso saber ella.
Joe se aclaró la garganta.
—Bueno, es obvio.
_____________ se sonrojó.
—¿Quieres decir que estoy actuando como una *******?
—No he querido decir eso en absoluto —Joe se apartó de la puerta y la agarró de la cintura, atrayéndola hacia sí antes de inclinarse para besarla con pasión.
Ella se dejó llevar, aliviada por su madre, aunque preocupada por la operación, y agradecida a la intervención de Joe.
—Has hecho un milagro por nosotras —dijo cuando él la soltó.
Joe miró sus ojos verdes y brillantes.
—Tú has hecho otro por mí —respondió. Y no lo decía de broma.
—¿Ah, sí? ¿Cómo?
Las manos de Joe sujetaron su pequeña cintura.
—Digamos que me has enseñado el valor de las pequeñas bendiciones. Supongo que tengo tendencia a dar las cosas por supuestas —entornó los ojos—. Tú aprecias las cosas más simples de la vida. Eres… optimista. _____________. Me haces sentir humilde —añadió.
—¡Vaya, ésa sí que es buena! —se rió ella—. Una pueblerina como yo haciendo que un caballero sofisticado como tú se sienta humilde.
—Estoy hablando en serio —replicó Joe—. No tienes muchas cosas materiales, pero eres feliz sin ellas —se encogió de hombros—. Yo tengo mucho más que tú y me siento… vacío —dijo finalmente mirándola a los ojos.
La niña se revolvió dormida en los fuertes brazos de Joe. Abrió los ojos y bostezó.
—¿Y mamá? —preguntó preocupada.
—Mamá está bien —le aseguró Joe—. Vuelve a dormir, cielo. Quédate en este sillón hasta que arregle todo, ¿de acuerdo? —La colocó con delicadeza en un sillón de aspecto cómodo que había cerca de la recepción—. Será mejor que te quedes con ella mientras yo os registro —le dijo Joe a _____________. No quería que lo escuchara hablando con el recepcionista cuando le diera su nombre verdadero para pagar la habitación.
—De acuerdo, Joe —dijo ella apartándose del mostrador.
Él se giró hacia el recepcionista con expresión grave.
—Su madre está en el hospital a punto de ser operada de cáncer. Quiero que les dé una habitación cerca de la mía, a ser posible.
El joven recepcionista sonrió con simpatía.
—Hay una justo al lado de la suya, señor Jonas. Es una doble. ¿Le parece bien?
—Sí.
Cuando el recepcionista hubo hecho el registro, Joe volvió con Selene, la levantó con dulzura y se dirigió hacia ____________, que estaba mirando la mesita de cristal que había al lado de los sillones.
Se detuvo ante una columna cuando se acercaron al ascensor.
—Dios, esto parece mármol de verdad —murmuró antes de correr hacia el ascensor para que no se le fuera—. Joe, este lugar debe de ser muy caro.
—Me aseguraré de que Buck te lo descuente de tu sueldo durante varios meses, ¿de acuerdo? —le dijo con una sonrisa.
_______________ estaba nerviosa. Aquello iba a suponer un gran recorte en sus ingresos. Pero Joe había sido tan amable que se sentía culpable.
—Claro, perfecto.
Al salir del ascensor, Joe abrió la puerta de su dormitorio con la tarjeta con una mano mientras sostenía a Selene con la otra. Pasó por delante de _____________, que entró tras él cerrando tras de sí y encendiendo las luces. La habitación fue una revelación. Había dos camas grandes, cuadros en las paredes, una mesa redonda con dos sillas, teléfono y una televisión gigantesca.
—Esto es un palacio —murmuró ________________ maravillada con todo lo que estaba viendo. Echó un vistazo al baño y contuvo el aliento—. ¡Tiene secador! —exclamó.
Joe había acostado a Selene en una de las dos camas y observaba con atención a ________________. Su vida había transcurrido en un pueblo pequeño y en medio de la pobreza. No sabía nada sobre la buena vida. Incluso aquel hotel, que no estaba mal pero que no alcanzaba el lujo de un establecimiento de cinco estrellas, le resultaba opulento.
Joe se apoyó en el quicio de la puerta del baño mientras ella examinaba los paquetes de jabones y botellitas de champú y gel.
—Guau —susurró.
Acarició las gruesas toallas blancas y las comparó con las gastadas y desteñidas toallas que había en su casa. Miró con timidez a Joe.
—Lo siento —dijo—. No estoy acostumbrada a este tipo de sitios.
—No es más que un hotel, _______________ —aseguró él con dulzura—. Supongo que, si nunca has estado en ninguno, al principio te sorprende.
—¿Cómo sabes que nunca he estado en un hotel? —quiso saber ella.
Joe se aclaró la garganta.
—Bueno, es obvio.
_____________ se sonrojó.
—¿Quieres decir que estoy actuando como una *******?
—No he querido decir eso en absoluto —Joe se apartó de la puerta y la agarró de la cintura, atrayéndola hacia sí antes de inclinarse para besarla con pasión.
Ella se dejó llevar, aliviada por su madre, aunque preocupada por la operación, y agradecida a la intervención de Joe.
—Has hecho un milagro por nosotras —dijo cuando él la soltó.
Joe miró sus ojos verdes y brillantes.
—Tú has hecho otro por mí —respondió. Y no lo decía de broma.
—¿Ah, sí? ¿Cómo?
Las manos de Joe sujetaron su pequeña cintura.
—Digamos que me has enseñado el valor de las pequeñas bendiciones. Supongo que tengo tendencia a dar las cosas por supuestas —entornó los ojos—. Tú aprecias las cosas más simples de la vida. Eres… optimista. _____________. Me haces sentir humilde —añadió.
—¡Vaya, ésa sí que es buena! —se rió ella—. Una pueblerina como yo haciendo que un caballero sofisticado como tú se sienta humilde.
—Estoy hablando en serio —replicó Joe—. No tienes muchas cosas materiales, pero eres feliz sin ellas —se encogió de hombros—. Yo tengo mucho más que tú y me siento… vacío —dijo finalmente mirándola a los ojos.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
Pero tú eres el hombre más bueno que he conocido en mi vida —argumentó _____________—. Haces cosas por la gente sin pensarte siquiera dos veces los problemas que eso puede acarrearte en el proceso. Eres una buena persona.
Los ojos fascinados de ______________ le provocaron un cosquilleo interior. En los últimos años, las mujeres lo habían buscado porque era rico y poderoso. Y ahora tenía delante a una que lo quería porque era bueno. Aquello le abrió los ojos.
—Tienes una expresión extraña —comentó ______________.
—Estaba pensando —dijo él.
—¿En qué?
—En que es tarde y necesitas dormir. Mañana nos espera un día duro.
El horror regresó con toda su fuerza. La alegría se borró de su rostro y fue remplazada por el miedo y la incertidumbre. Joe la abrazó y la acunó.
—Ese cirujano es muy conocido —le aseguró—. Es uno de los mejores oncólogos del país. Ya verás como todo sale bien.
—Intento pensarlo —dijo _____________—. Hemos venido tantas veces al hospital… —confesó con pesadumbre.
Joe no había tenido que pasar nunca por algo así con nadie de la familia. Bueno, estaba la primera esposa de Kevin, que murió en un accidente de equitación. Eso fue muy traumático. Pero desde entonces, Joe no había tenido ningún familiar enfermo. Había sido muy afortunado, pensó.
—Estaré aquí al lado —le prometió.
Ella se apartó y lo miró con ojos fascinados.
—¿En serio? ¿No tendrás problemas con tu jefe?
—No —aseguró Joe—. Pero aunque así fuera, no te dejaría por nada del mundo.
_______________ se sonrojó y sonrió.
—Después de todo —bromeó él—, soy parte de la familia, ¿no?
Luego se inclinó y le deslizó un beso suave en los labios. Tuvo que hacer un esfuerzo para apartarse de ella.
—Y ahora ve a la cama.
—De acuerdo. Gracias, Joe. Gracias por todo.
Él no respondió. Se limitó a guiñarle un ojo.
La operación duró varias horas. ____________ se mordió las uñas hasta el nacimiento. Selene se sentó muy cerca de ella y le tomó de la mano.
—No quiero que mamá se muera —dijo.
_____________ la abrazó.
—No se morirá —le prometió—. Se va a poner mejor, ya lo verás —aseguró rezando para que no fuera mentira.
Joe se había acercado al mostrador de cirugía. Regresó con una sonrisa.
—¡Cuéntame! —exclamó ____________.
—Han conseguido retirar todo el tejido canceroso —dijo—. Se muestran muy optimistas. Creen que tu madre se recuperará y podrá llevar una vida plena.
—¡Oh, Dios mío! —Exclamó _____________ abrazando con fuerza a Selene—. ¡Se va a poner bien!
—¡Qué contenta estoy! —aseguró la niña abrazándola a su vez.
—Yo también.
______________ la soltó, se puso de pie y corrió a abrazar a Joe. Apoyó la mejilla contra su enorme pecho y él la estrechó entre sus brazos. ____________ se sentía en casa allí.
—Gracias —murmuró—. Gracias por todo.
Joe sonrió.
—¿Y ahora qué va a pasar? —quiso saber ella.
—Tu madre necesita recuperarse antes de volver a casa, y luego tendremos que traerla aquí a recibir los tratamientos. El doctor Crowley dice que eso llevará varias semanas, pero que exceptuando las náuseas y la debilidad, lo soportará perfectamente.
—¿Tú vas a venir con nosotras? —preguntó ______________ asombrada.
Él la miró con el ceño fruncido.
—Por supuesto que sí —aseguró indignado—. Soy parte de la familia. Tú misma lo has dicho.
Ella dejó escapar un largo y profundo suspiro. Estaba cansada y preocupada, pero se sentía como si hubiera vuelto a nacer.
—Eres el hombre más bueno que he conocido en mi vida —dijo.
Joe alzó una ceja.
—¿Más que el soldado?
________________ sonrió.
—Más bueno incluso que Nick.
Joe miró por encima de la cabeza de _____________ y frunció todavía más el ceño.
—Hablando del rey de Roma…
Un hombre alto y de cabello oscuro vestido con el uniforme del ejército se dirigía por el pasillo hacia ellos.
Los ojos fascinados de ______________ le provocaron un cosquilleo interior. En los últimos años, las mujeres lo habían buscado porque era rico y poderoso. Y ahora tenía delante a una que lo quería porque era bueno. Aquello le abrió los ojos.
—Tienes una expresión extraña —comentó ______________.
—Estaba pensando —dijo él.
—¿En qué?
—En que es tarde y necesitas dormir. Mañana nos espera un día duro.
El horror regresó con toda su fuerza. La alegría se borró de su rostro y fue remplazada por el miedo y la incertidumbre. Joe la abrazó y la acunó.
—Ese cirujano es muy conocido —le aseguró—. Es uno de los mejores oncólogos del país. Ya verás como todo sale bien.
—Intento pensarlo —dijo _____________—. Hemos venido tantas veces al hospital… —confesó con pesadumbre.
Joe no había tenido que pasar nunca por algo así con nadie de la familia. Bueno, estaba la primera esposa de Kevin, que murió en un accidente de equitación. Eso fue muy traumático. Pero desde entonces, Joe no había tenido ningún familiar enfermo. Había sido muy afortunado, pensó.
—Estaré aquí al lado —le prometió.
Ella se apartó y lo miró con ojos fascinados.
—¿En serio? ¿No tendrás problemas con tu jefe?
—No —aseguró Joe—. Pero aunque así fuera, no te dejaría por nada del mundo.
_______________ se sonrojó y sonrió.
—Después de todo —bromeó él—, soy parte de la familia, ¿no?
Luego se inclinó y le deslizó un beso suave en los labios. Tuvo que hacer un esfuerzo para apartarse de ella.
—Y ahora ve a la cama.
—De acuerdo. Gracias, Joe. Gracias por todo.
Él no respondió. Se limitó a guiñarle un ojo.
La operación duró varias horas. ____________ se mordió las uñas hasta el nacimiento. Selene se sentó muy cerca de ella y le tomó de la mano.
—No quiero que mamá se muera —dijo.
_____________ la abrazó.
—No se morirá —le prometió—. Se va a poner mejor, ya lo verás —aseguró rezando para que no fuera mentira.
Joe se había acercado al mostrador de cirugía. Regresó con una sonrisa.
—¡Cuéntame! —exclamó ____________.
—Han conseguido retirar todo el tejido canceroso —dijo—. Se muestran muy optimistas. Creen que tu madre se recuperará y podrá llevar una vida plena.
—¡Oh, Dios mío! —Exclamó _____________ abrazando con fuerza a Selene—. ¡Se va a poner bien!
—¡Qué contenta estoy! —aseguró la niña abrazándola a su vez.
—Yo también.
______________ la soltó, se puso de pie y corrió a abrazar a Joe. Apoyó la mejilla contra su enorme pecho y él la estrechó entre sus brazos. ____________ se sentía en casa allí.
—Gracias —murmuró—. Gracias por todo.
Joe sonrió.
—¿Y ahora qué va a pasar? —quiso saber ella.
—Tu madre necesita recuperarse antes de volver a casa, y luego tendremos que traerla aquí a recibir los tratamientos. El doctor Crowley dice que eso llevará varias semanas, pero que exceptuando las náuseas y la debilidad, lo soportará perfectamente.
—¿Tú vas a venir con nosotras? —preguntó ______________ asombrada.
Él la miró con el ceño fruncido.
—Por supuesto que sí —aseguró indignado—. Soy parte de la familia. Tú misma lo has dicho.
Ella dejó escapar un largo y profundo suspiro. Estaba cansada y preocupada, pero se sentía como si hubiera vuelto a nacer.
—Eres el hombre más bueno que he conocido en mi vida —dijo.
Joe alzó una ceja.
—¿Más que el soldado?
________________ sonrió.
—Más bueno incluso que Nick.
Joe miró por encima de la cabeza de _____________ y frunció todavía más el ceño.
—Hablando del rey de Roma…
Un hombre alto y de cabello oscuro vestido con el uniforme del ejército se dirigía por el pasillo hacia ellos.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
Ahi estan chicas sus dos capis
El de ayer y el de hoy
Perdon por no haberme conectado
Es que se habia ido la luz, y volvio tarede en la noche
Incluso me acoste tarde haciendo las tareas del cole :¬¬: :¬¬: :¬¬:
Pero ahi estan DISFRUTENLOS :happy:
y por cierto me encantan muchisimo estos dos capis
Joe es tannnnnnnnnnn LINDO!!!!!!!!!! :arre: :arre: :arre:
El de ayer y el de hoy
Perdon por no haberme conectado
Es que se habia ido la luz, y volvio tarede en la noche
Incluso me acoste tarde haciendo las tareas del cole :¬¬: :¬¬: :¬¬:
Pero ahi estan DISFRUTENLOS :happy:
y por cierto me encantan muchisimo estos dos capis
Joe es tannnnnnnnnnn LINDO!!!!!!!!!! :arre: :arre: :arre:
♫ Laura Jonas ♥
Re: El secreto de Joe (TERMINADA)
o Por Dios mas hermoso no puede ser este hombre!!!!...me encanta!!!!!es tierno amable..y de seguro sus labio son cautivantes...definitivamente lo amo!!!!!
espero mañana cap!!!!!!
y gracias por subir..me haces muuuy feliz
beshitos
espero mañana cap!!!!!!
y gracias por subir..me haces muuuy feliz
beshitos
Julieta♥
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