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Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
Hola :3 Como estaaan? Me alegro que les haya gustado la Maraton wee Algo me dice que este Cap les gustará igual o mas *-* Ok, sin mas me retiro (?)
Allí estaba Nick, deambulando y observando aquella horrible decoración, negando con la cabeza mientras observaba desde lejos la cocina, decorada en blanco, blanco por todas partes.
—¿Qué significa eso? —preguntó _________ desde la cocina sin dejar de preparar el café.
—¿Qué significa qué?
—Ese gesto. Puedo verte desde aquí.
—Me preguntaba por qué estás tan obsesionada con el blanco.
—El blanco es muy práctico —dijo ella mirando a su alrededor—. Hace juego con cualquier cosa.
—Sí, sobre todo con el negro —dijo Nick irónicamente.
—A Chad le encantaba esta casa.
—Eso dice mucho de él —respondió Nick.
Pero, de pronto, se dio cuenta de algo.
—Has dicho «le encantaba». ¿Por qué lo has dicho en pasado?
_________ carraspeó. Sin darse cuenta había abierto la caja de Pandora. Ya no podía volverse atrás. Tenía que contarle la verdad. Nunca había sido una mentirosa. Odiaba las mentiras.
—Le llamé esta mañana con la intención de romper nuestro compromiso. Pero él se me adelantó.
—¿Ha roto vuestro compromiso?
—Sí. Ha descubierto que prefiere a una buena chica estadounidense. Se llama Caroline. Creo que ha pasado la noche con ella.
—¿Por eso has estado llorando?
—¿Tú qué crees?
—Creo que ha sido lo mejor que podía pasarte, Chad no te amaba.
__________ le dirigió a Nick una mirada de reproche mientras salía de la cocina con el café.
—Habló un experto en el tema —dijo _________ poniendo las tazas sobre la mesa y regresando a la cocina por galletas de chocolate.
—Si fueras mi prometida, no miraría a ninguna otra mujer —dijo Nick.
—Bueno, no te preocupes, eso no va a pasar nunca. Tuviste una oportunidad hace diez años y no quisiste aprovecharla. Me dejaste y nunca volviste a pensar en mí hasta que te encontraste el otro día conmigo por casualidad.
—Eso no es cierto. Desde que te abandoné hace diez años no he pasado un solo día de mi vida sin pensar en ti. ¿Por qué crees que nunca me he casado? Te diré por qué. Porque si no podía tenerte como esposa, prefería no tener a nadie. Esa es la verdad. Y si no volví por ti durante diez años, fue porque no podía darte lo que tú te merecías. Además, estás equivocada al pensar que el otro día nos encontramos por casualidad.
__________ le miró fijamente.
—Durante diez años he estado evitando venir a Sidney. Cualquier negocio que saliera aquí, cualquier cosa, la delegaba en otra persona. Debía mantenerme alejado de esta ciudad, de tu ciudad. Han pasado diez años. En los últimos tiempos he estado saliendo con esta chica italiana, y mi familia me ha estado presionando para que me case con ella. Al fin y al cabo, el tiempo pasa y me pareció estúpido aferrarme a nuestra historia de amor, por muy romántica que hubiera sido. Quería casarme y tener hijos. Sabía que no amaba a Claudia, pero me decía a mí mismo que los matrimonios entre italianos no siempre son por amor. Muchas veces son por conveniencia. Intenté convencerme a mí mismo de que podía funcionar.
_________ estaba sorprendida por lo mucho que se identificaba con sus palabras. Aquel viaje que ella había hecho a Italia, pensando continuamente que él podía estar allí, cerca de ella, sin poder encontrarlo, la había destrozado.
—Pero sabía que no podía hacerlo sin venir a Sidney antes. Necesitaba saber cómo me afectaría estar en tu ciudad. Hay un edificio abandonado en el Distrito de los Negocios que mi padre compró antes de morir. Le dije a mi madre que había llegado el mo-mento de utilizarlo para construir algo. En realidad, era una excusa para venir aquí. En cuanto aterricé, los recuerdos me asaltaron y supe que necesitaba saber qué había sido de ti. Pensaba que, siendo tan hermosa, estarías casada y tendrías ya varios hijos. Me quedé muy sorprendido cuando la agencia que contraté me dijo que seguías soltera y eras abogada. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando me dijo que trabajabas en Stedley & Paricinson. ¡Acababa de estar allí aquella tarde! Esa casualidad me volvió
loco. Tenía que verte. De modo que aquel día, cuando saliste del trabajo, te hice seguir. Así es como supe dónde estabas. No fue una casualidad.
__________ no sabía qué pensar. Ni qué sentir.
—¿Por qué no me dijiste la verdad aquel viernes?
—Ojalá lo hubiera hecho. Pero no estaba seguro de lo que tú sentirías por mí. O cómo sería tu vida. Me dije a mí mismo que sólo quería verte una última vez, cerciorarme de que eras feliz. Pero cuando empezamos a bailar… perdí la cabeza. Además, no olvidaba que te había mentido durante aquellos diez años. Sabía que no te sentaría bien. Cuando te tuve entre mis brazos, tuve miedo de perderte si te lo decía. Y eso fue lo que pasó. Me rechazaste en cuanto te lo dije y me destrozaste comprometiéndote con otro hombre.
—¡Podrías haberme dicho todo esto durante la cena! —dijo __________ tratando de no creerse todo lo que él le dijera sin discutirlo.
Con los años, por su trabajo, se había dado cuenta de que la gente distorsionaba la verdad constantemente.
—¿Después de haberme enterado que estabas comprometida con otro hombre? Vamos, ________, ¿lo habrías hecho tú? Tengo mi orgullo.
—¡Y yo el mío!
—No quiero discutir de estas cosas. He venido a contarte toda la verdad. A que veas las cosas como son.
—No todo el mundo ve las cosas de la misma manera —dijo _______.
—Una respuesta típica de una abogada.
—Una abogada que está cansada de que le mientan y la utilicen. Tus acciones siguen siendo más reveladoras que tus palabras.
—Son mis acciones las que me han traído aquí hoy. Podía haber tomado mi avión y haber regresado a Melbourne esta mañana. Pero no lo hice. He venido aquí para hablar contigo. Al menos, podrías escucharme.
—Sólo si quiero.
—No voy a irme hasta haberte contado todo lo que tengo que decirte.
—En eso caso tómate el café, se va a quedar frío.
Nick fue hasta la mesa y tomó la bandeja con las tazas y el café.
—¿Me quieres decir qué estás haciendo? —preguntó ___________ siguiéndole con la bandeja en la mano.
—Nos tomaremos esto en la terraza. Este sitio me da náuseas.
—Lo que pasa es que no tienes estilo. Esto es el último grito en minimalismo.
—Si estuviéramos en Nueva York, podría entenderlo. Pero, diablos, vives en Australia, una tierra llena de colores y contrastes. ¿Cómo puedes vivir en un sitio como éste? Al menos, desde la terraza, podemos ver el azul del mar y sentir el calor del sol.
—Parece que disfrutas criticando mi casa.
—La critico porque me preocupo por ti.
—¿Ah, sí? ¿Desde cuándo?
—Desde la primera vez que te vi. Ahora, por favor, vamos a dejar de discutir. ¿Puedes abrirme la puerta? Con la bandeja en las manos no puedo.
___________ hizo lo que le pedía.
Nick se sentía más esperanzado que unas horas atrás, cuando se despertó solo y leyó su nota.
Salieron a la terraza. Hacía un día precioso, cálido y no había demasiado viento a pesar de estar en agosto. Los barcos entraban y salían del puerto.
—No me digas que aquí no estamos mucho mejor —dijo Nick dejando la bandeja sobre una mesa y sentándose en una de las sillas.
—Hablaremos todo lo que haga falta, pero tranquilamente. No quiero que nos oigan los vecinos.
—Yo no quiero discutir más, ¿y tú?
—Desde luego que no.
—Perfecto. ¿Te parece que antes nos tomemos el café?
Nick se tomó el café rápidamente y comió algunas pastas. _________, en cambio, lo hizo con tranquilidad, a pequeños sorbos. Había perdido el apetito otra vez.
No quería caer de nuevo víctima de la seducción y el encanto de Nick. Ni de aquella súbita declaración de cariño.
—Quiero hacerte una proposición —dijo Nick.
—Estoy segura.
—No es esa clase de proposición.
—Entonces, ¿qué es?
—Quiero que vengas conmigo a Melbourne.
_________ le observaba fijamente.
—Ya sé lo que piensas. Crees que todo esto es falso, que en realidad no me importas, que lo único que quiero de ti es sexo. Quiero demostrarte que estás equivocada. Tendrás tu propia habitación durante todo el tiempo que estés conmigo. No habrá sexo. Nos dedicaremos a conocernos el uno al otro. De ese modo descubriremos si lo que sentimos el uno por el otro es amor o sólo deseo.
—¿Y si es amor? ¿Qué pasará entonces? No querrás casarte conmigo.
—Afrontaremos eso cuando llegue el momento —respondió Nick.
—Yo… no lo sé, Nick —dijo ________ tratando de ser fuerte, de conservar la calma.
Pero… ¿y si realmente él la amaba?
_________ tomó el último sorbo de su taza de café admitiendo para sí misma lo que durante tanto tiempo se había negado a reconocer: todavía le amaba, le había amado desde el primer día que le conoció y siempre le amaría.
Era imposible negarse. No tenía las fuerzas suficientes.
—Está bien —dijo con tranquilidad a pesar de darse cuenta de que con aquella decisión corría un gran riesgo, el riesgo de que, si salía mal, se quedaría con el corazón destrozado para siempre.
—¿Quieres decir que vendrás conmigo? —dijo Nick con una enorme sonrisa en el rostro.
—Hoy no. Mañana tengo que trabajar y todavía tengo que solucionar algunas cosas.
Tengo clientes, gente que depende de mí.
«Y un anillo que tengo que devolver a Chad», pensó.
—¿Por qué no dejas la empresa? Eres muy buena en tu trabajo, puedes encontrar trabajo en cualquier sitio. Por ejemplo, en Melbourne.
—Prefiero no hacerlo. Si las cosas no funcionan entre nosotros, no me quedaré allí.
—Funcionarán.
—Iba a dejar este trabajo de todas formas. Estoy agotada. Pensaba pasar una temporada lejos.
—Sé que estás cansada, se nota.
—No puedo prometerte nada —dijo _________ conmovida por el tono dulce y amable de la voz de Nick.
—No tienes que hacerlo.
—Si intentas seducirme, me iré inmediatamente.
—Te prometo que no lo haré.
_________ observó el puerto pensativa.
—Una semana. Te daré una semana —dijo ella finalmente.
—No es mucho tiempo.
—Eso es lo que hay —dijo __________ con firmeza.
—De acuerdo. Una semana.
Allí estaba Nick, deambulando y observando aquella horrible decoración, negando con la cabeza mientras observaba desde lejos la cocina, decorada en blanco, blanco por todas partes.
—¿Qué significa eso? —preguntó _________ desde la cocina sin dejar de preparar el café.
—¿Qué significa qué?
—Ese gesto. Puedo verte desde aquí.
—Me preguntaba por qué estás tan obsesionada con el blanco.
—El blanco es muy práctico —dijo ella mirando a su alrededor—. Hace juego con cualquier cosa.
—Sí, sobre todo con el negro —dijo Nick irónicamente.
—A Chad le encantaba esta casa.
—Eso dice mucho de él —respondió Nick.
Pero, de pronto, se dio cuenta de algo.
—Has dicho «le encantaba». ¿Por qué lo has dicho en pasado?
_________ carraspeó. Sin darse cuenta había abierto la caja de Pandora. Ya no podía volverse atrás. Tenía que contarle la verdad. Nunca había sido una mentirosa. Odiaba las mentiras.
—Le llamé esta mañana con la intención de romper nuestro compromiso. Pero él se me adelantó.
—¿Ha roto vuestro compromiso?
—Sí. Ha descubierto que prefiere a una buena chica estadounidense. Se llama Caroline. Creo que ha pasado la noche con ella.
—¿Por eso has estado llorando?
—¿Tú qué crees?
—Creo que ha sido lo mejor que podía pasarte, Chad no te amaba.
__________ le dirigió a Nick una mirada de reproche mientras salía de la cocina con el café.
—Habló un experto en el tema —dijo _________ poniendo las tazas sobre la mesa y regresando a la cocina por galletas de chocolate.
—Si fueras mi prometida, no miraría a ninguna otra mujer —dijo Nick.
—Bueno, no te preocupes, eso no va a pasar nunca. Tuviste una oportunidad hace diez años y no quisiste aprovecharla. Me dejaste y nunca volviste a pensar en mí hasta que te encontraste el otro día conmigo por casualidad.
—Eso no es cierto. Desde que te abandoné hace diez años no he pasado un solo día de mi vida sin pensar en ti. ¿Por qué crees que nunca me he casado? Te diré por qué. Porque si no podía tenerte como esposa, prefería no tener a nadie. Esa es la verdad. Y si no volví por ti durante diez años, fue porque no podía darte lo que tú te merecías. Además, estás equivocada al pensar que el otro día nos encontramos por casualidad.
__________ le miró fijamente.
—Durante diez años he estado evitando venir a Sidney. Cualquier negocio que saliera aquí, cualquier cosa, la delegaba en otra persona. Debía mantenerme alejado de esta ciudad, de tu ciudad. Han pasado diez años. En los últimos tiempos he estado saliendo con esta chica italiana, y mi familia me ha estado presionando para que me case con ella. Al fin y al cabo, el tiempo pasa y me pareció estúpido aferrarme a nuestra historia de amor, por muy romántica que hubiera sido. Quería casarme y tener hijos. Sabía que no amaba a Claudia, pero me decía a mí mismo que los matrimonios entre italianos no siempre son por amor. Muchas veces son por conveniencia. Intenté convencerme a mí mismo de que podía funcionar.
_________ estaba sorprendida por lo mucho que se identificaba con sus palabras. Aquel viaje que ella había hecho a Italia, pensando continuamente que él podía estar allí, cerca de ella, sin poder encontrarlo, la había destrozado.
—Pero sabía que no podía hacerlo sin venir a Sidney antes. Necesitaba saber cómo me afectaría estar en tu ciudad. Hay un edificio abandonado en el Distrito de los Negocios que mi padre compró antes de morir. Le dije a mi madre que había llegado el mo-mento de utilizarlo para construir algo. En realidad, era una excusa para venir aquí. En cuanto aterricé, los recuerdos me asaltaron y supe que necesitaba saber qué había sido de ti. Pensaba que, siendo tan hermosa, estarías casada y tendrías ya varios hijos. Me quedé muy sorprendido cuando la agencia que contraté me dijo que seguías soltera y eras abogada. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando me dijo que trabajabas en Stedley & Paricinson. ¡Acababa de estar allí aquella tarde! Esa casualidad me volvió
loco. Tenía que verte. De modo que aquel día, cuando saliste del trabajo, te hice seguir. Así es como supe dónde estabas. No fue una casualidad.
__________ no sabía qué pensar. Ni qué sentir.
—¿Por qué no me dijiste la verdad aquel viernes?
—Ojalá lo hubiera hecho. Pero no estaba seguro de lo que tú sentirías por mí. O cómo sería tu vida. Me dije a mí mismo que sólo quería verte una última vez, cerciorarme de que eras feliz. Pero cuando empezamos a bailar… perdí la cabeza. Además, no olvidaba que te había mentido durante aquellos diez años. Sabía que no te sentaría bien. Cuando te tuve entre mis brazos, tuve miedo de perderte si te lo decía. Y eso fue lo que pasó. Me rechazaste en cuanto te lo dije y me destrozaste comprometiéndote con otro hombre.
—¡Podrías haberme dicho todo esto durante la cena! —dijo __________ tratando de no creerse todo lo que él le dijera sin discutirlo.
Con los años, por su trabajo, se había dado cuenta de que la gente distorsionaba la verdad constantemente.
—¿Después de haberme enterado que estabas comprometida con otro hombre? Vamos, ________, ¿lo habrías hecho tú? Tengo mi orgullo.
—¡Y yo el mío!
—No quiero discutir de estas cosas. He venido a contarte toda la verdad. A que veas las cosas como son.
—No todo el mundo ve las cosas de la misma manera —dijo _______.
—Una respuesta típica de una abogada.
—Una abogada que está cansada de que le mientan y la utilicen. Tus acciones siguen siendo más reveladoras que tus palabras.
—Son mis acciones las que me han traído aquí hoy. Podía haber tomado mi avión y haber regresado a Melbourne esta mañana. Pero no lo hice. He venido aquí para hablar contigo. Al menos, podrías escucharme.
—Sólo si quiero.
—No voy a irme hasta haberte contado todo lo que tengo que decirte.
—En eso caso tómate el café, se va a quedar frío.
Nick fue hasta la mesa y tomó la bandeja con las tazas y el café.
—¿Me quieres decir qué estás haciendo? —preguntó ___________ siguiéndole con la bandeja en la mano.
—Nos tomaremos esto en la terraza. Este sitio me da náuseas.
—Lo que pasa es que no tienes estilo. Esto es el último grito en minimalismo.
—Si estuviéramos en Nueva York, podría entenderlo. Pero, diablos, vives en Australia, una tierra llena de colores y contrastes. ¿Cómo puedes vivir en un sitio como éste? Al menos, desde la terraza, podemos ver el azul del mar y sentir el calor del sol.
—Parece que disfrutas criticando mi casa.
—La critico porque me preocupo por ti.
—¿Ah, sí? ¿Desde cuándo?
—Desde la primera vez que te vi. Ahora, por favor, vamos a dejar de discutir. ¿Puedes abrirme la puerta? Con la bandeja en las manos no puedo.
___________ hizo lo que le pedía.
Nick se sentía más esperanzado que unas horas atrás, cuando se despertó solo y leyó su nota.
Salieron a la terraza. Hacía un día precioso, cálido y no había demasiado viento a pesar de estar en agosto. Los barcos entraban y salían del puerto.
—No me digas que aquí no estamos mucho mejor —dijo Nick dejando la bandeja sobre una mesa y sentándose en una de las sillas.
—Hablaremos todo lo que haga falta, pero tranquilamente. No quiero que nos oigan los vecinos.
—Yo no quiero discutir más, ¿y tú?
—Desde luego que no.
—Perfecto. ¿Te parece que antes nos tomemos el café?
Nick se tomó el café rápidamente y comió algunas pastas. _________, en cambio, lo hizo con tranquilidad, a pequeños sorbos. Había perdido el apetito otra vez.
No quería caer de nuevo víctima de la seducción y el encanto de Nick. Ni de aquella súbita declaración de cariño.
—Quiero hacerte una proposición —dijo Nick.
—Estoy segura.
—No es esa clase de proposición.
—Entonces, ¿qué es?
—Quiero que vengas conmigo a Melbourne.
_________ le observaba fijamente.
—Ya sé lo que piensas. Crees que todo esto es falso, que en realidad no me importas, que lo único que quiero de ti es sexo. Quiero demostrarte que estás equivocada. Tendrás tu propia habitación durante todo el tiempo que estés conmigo. No habrá sexo. Nos dedicaremos a conocernos el uno al otro. De ese modo descubriremos si lo que sentimos el uno por el otro es amor o sólo deseo.
—¿Y si es amor? ¿Qué pasará entonces? No querrás casarte conmigo.
—Afrontaremos eso cuando llegue el momento —respondió Nick.
—Yo… no lo sé, Nick —dijo ________ tratando de ser fuerte, de conservar la calma.
Pero… ¿y si realmente él la amaba?
_________ tomó el último sorbo de su taza de café admitiendo para sí misma lo que durante tanto tiempo se había negado a reconocer: todavía le amaba, le había amado desde el primer día que le conoció y siempre le amaría.
Era imposible negarse. No tenía las fuerzas suficientes.
—Está bien —dijo con tranquilidad a pesar de darse cuenta de que con aquella decisión corría un gran riesgo, el riesgo de que, si salía mal, se quedaría con el corazón destrozado para siempre.
—¿Quieres decir que vendrás conmigo? —dijo Nick con una enorme sonrisa en el rostro.
—Hoy no. Mañana tengo que trabajar y todavía tengo que solucionar algunas cosas.
Tengo clientes, gente que depende de mí.
«Y un anillo que tengo que devolver a Chad», pensó.
—¿Por qué no dejas la empresa? Eres muy buena en tu trabajo, puedes encontrar trabajo en cualquier sitio. Por ejemplo, en Melbourne.
—Prefiero no hacerlo. Si las cosas no funcionan entre nosotros, no me quedaré allí.
—Funcionarán.
—Iba a dejar este trabajo de todas formas. Estoy agotada. Pensaba pasar una temporada lejos.
—Sé que estás cansada, se nota.
—No puedo prometerte nada —dijo _________ conmovida por el tono dulce y amable de la voz de Nick.
—No tienes que hacerlo.
—Si intentas seducirme, me iré inmediatamente.
—Te prometo que no lo haré.
_________ observó el puerto pensativa.
—Una semana. Te daré una semana —dijo ella finalmente.
—No es mucho tiempo.
—Eso es lo que hay —dijo __________ con firmeza.
—De acuerdo. Una semana.
WhoIam13
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
aaahhh esperemos que nick la aproveche bien
jejejeje siguela porfaaa
jejejeje siguela porfaaa
chelis
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
Ohhhhhhhhhhh SIGUELA! Esta novela me gusta cada vez mas! Dios siguela pronto por favoooooor!
TeamJonas2
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
AAAAAH...!!ame el cap oooou por un instante pense que lo hiba a mandar al chorii...xP jajaja bueeh siguee espero cap..saludos
Bianca
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
JEEEEEEEEEEEEEEEELOOOOOOOOOOU Girls Eeeeeeeh terminado las Pruebaaaaaas y mañanaaaa Chau Torturaaa Hola Veraano c':
Espero que les guste el Cap.
—Ya sabes lo que quiero decir.
—No estoy seguro. No me he ofrecido a comprarte ropa con la intención de desvestirte y disfrutar del espectáculo, sino para decirte que eres una mujer muy hermosa que debería vestirse de forma más femenina. A veces me da la impresión de que se te ha olvidado.
—Ya te dije que había cambiado.
—Pues no ha sido para mejor.
—No he venido hasta aquí para discutir contigo.
—¿De verdad? Estabas deseando pelearte conmigo desde el momento en que bajaste del avión.
Aquella acusación enfureció a _____________, pero era cierta. Se había puesto en guardia nada más verlo con aquel espléndido traje gris, con su abrigo y su elegante bufanda alrededor del cuello. Se había sentido a disgusto, insegura.
Le gustaba más el Nicholas de diez años atrás, aquél que vestía siempre con pantalones vaqueros, camiseta de manga corta y hablaba con acento italiano. El Nick con el que estaba ahora era demasiado perfecto, demasiado elegante, demasiado inteligente.
—No debería haber venido —dijo _________.
—No digas tonterías. Te encontrarás mejor cuando lleguemos a casa y te tomes una copa de vino. Incluso cocinaré para ti si quieres. ¿Te gustaría?
—¿Todavía cocinas? —preguntó _________ mirándole a los ojos.
—No suelo hacerlo. Pero lo haré para ti.
—¿Puedo comprar yo la comida?
—Sólo si me dejas llevarte de compras mañana.
—Ahora eres mucho mejor negociador que hace diez años.
—Antes no necesitaba serlo. También tú eres muy cabezota a veces.
—Y tú siempre has sido un egocéntrico.
—Vale, renuncio a seguir hablando contigo. Me callaré hasta que lleguemos al coche y vayamos a casa —dijo tomando la bolsa con la mano derecha mientras la tomaba del brazo con la izquierda.
Cuando hubieron salido él la ayudó a entrar en la parte de atrás de una enorme limusina blanca.
—No necesitas impresionarme.
—Lo hago para que veas que no perderás tu situación económica por haber dejado a Chad Stedley.
—Puede que no te hayas dado cuenta, pero vivo muy bien siendo abogada. Tengo un piso que me encanta y un coche muy bonito.
—Y una ropa horrible.
—¿Quién está ahora intentando discutir?
—No puedo evitarlo.
—¿Por qué te crees un experto en moda femenina?
—Porque tengo seis hermanas.
—¡Seis!
—Dos mayores que yo y cuatro más pequeñas. Todas ellas son unas fanáticas de la ropa. Cuando salían de compras con mi madre, mi padre se negaba a ir, pero a mí me llevaban siempre con ellas, querían la opinión de un hombre.
—¿Por qué nunca me has contado que sois una familia tan grande? ¿Por qué me hiciste creer que eras hijo único? —preguntó ____________.
Nick tenía que hacerle comprender por qué le había mentido. Pero no iba a ser fácil.
—¿Sabes lo que significa ser el único hijo varón en una familia italiana?
—No.
—Yo soy el único hijo varón de mi padre y, por lo tanto, su heredero, el único que podía hacerse cargo de los negocios cuando él se retirara o muriera. Siempre recuerdo
a mi padre recordándome mis deberes, mi responsabilidad. Mi futuro estaba decidido desde el principio, no había discusión. Debía ser ingeniero como él, sentir la cultura y las raíces italianas como propias. Por eso me mandaron a estudiar a la Universidad de Roma.
Estuve con unos tíos hasta que me gradué, viviendo a la manera italiana. Mi tía me presentaba continuamente a chicas italianas en edad de casarse. Seguro que pensaba que eran dulces vírgenes inocentes. Por supuesto, ninguna lo era. Ni una.
—Ya.
—No me malinterpretes. Eran bonitas y muy simpáticas. Pero nunca me enamoré de ninguna de ellas. El caso es que, al fin, terminé los cuatro años de la carrera. Echaba mucho de menos Australia, tanto como estaba harto de aquella vida a la italiana. Yo había nacido en Italia, pero mi familia se fue a Australia cuando yo sólo tenía un año.
Australia era mi país, mi hogar. Además, estaba harto de que todo el mundo supiera que yo era el hijo del Sr. Nicholas Jonas. Nunca estaba seguro de si la gente me esti-maba por mí mismo o por mi padre —suspiró—. Cuando volví y mi padre me pidió que me pusiera al frente de los negocios, estallé. Le dije que no podía más, que necesitaba espacio, liberarme durante un tiempo del peso de ser su hijo. Contra su voluntad, aceptó concederme un año, seguramente porque vio que estaba decidido, que si no lo aceptaba, yo me marcharía para siempre. Me negué a decirle adonde iba a ir, pero al final se lo dije a mi madre. No dónde iba a vivir, pero sí dónde iba a trabajar. Por eso supo dónde encontrarme cuando mi padre enfermó.
Nick tomó la mano de ____________ y la envolvió con las suyas.
—Te prometo que no quería hacerte daño. Pero lo hice. Sólo era un chiquillo haciéndome pasar por un hombre. Fui un egoísta y un egocéntrico. Pero ahora he cambiado, ahora soy un hombre de verdad, capaz de preocuparme por los demás. Te prometo que no volveré a hacerte daño.
___________ quería creerle. Le creía. O, al menos, creía que tenía buenas intenciones. Pero él volvería a hacerle daño. Las historias como aquélla siempre estaban condenadas a repetirse.
Aquella enorme familia italiana, por ejemplo, era un obstáculo para afrontar un futuro juntos. Además, estaba aquella promesa que le había hecho a su padre. Él nunca se casaría con ella.
Pero nada de eso importaba mientras Nick envolvía su mano entre las suyas y la miraba a los ojos.
—Está bien, Nick. Ahora comprendo lo que ocurrió hace diez años. Y te perdono.
—No sabes lo que significa para mí escucharte decir eso.
—¿Sabe tu madre que existo?
—No.
—¿Vas a hablarle de mí?
—Sí.
—¿Cuándo?
—Si quieres, hoy mismo.
—No, no quiero que lo hagas todavía.
________ miró la calle a través de la ventanilla. Había empezado a llover.
—Nunca había estado en Melbourne —dijo ____________.
—Te gustará.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque yo vivo aquí.
—Eres tan arrogante…
—No es arrogancia. Es que estoy seguro. Eres abogada. Deberías saber reconocer la diferencia.
—Soy abogada… ¿Cómo me describirías? ¿En qué fue lo primero que pensaste cuando nos conocimos?
—Pensé que eras preciosa.
—Vaya, veo que no profundizaste demasiado que digamos.
Espero que les guste el Cap.
—Ya sabes lo que quiero decir.
—No estoy seguro. No me he ofrecido a comprarte ropa con la intención de desvestirte y disfrutar del espectáculo, sino para decirte que eres una mujer muy hermosa que debería vestirse de forma más femenina. A veces me da la impresión de que se te ha olvidado.
—Ya te dije que había cambiado.
—Pues no ha sido para mejor.
—No he venido hasta aquí para discutir contigo.
—¿De verdad? Estabas deseando pelearte conmigo desde el momento en que bajaste del avión.
Aquella acusación enfureció a _____________, pero era cierta. Se había puesto en guardia nada más verlo con aquel espléndido traje gris, con su abrigo y su elegante bufanda alrededor del cuello. Se había sentido a disgusto, insegura.
Le gustaba más el Nicholas de diez años atrás, aquél que vestía siempre con pantalones vaqueros, camiseta de manga corta y hablaba con acento italiano. El Nick con el que estaba ahora era demasiado perfecto, demasiado elegante, demasiado inteligente.
—No debería haber venido —dijo _________.
—No digas tonterías. Te encontrarás mejor cuando lleguemos a casa y te tomes una copa de vino. Incluso cocinaré para ti si quieres. ¿Te gustaría?
—¿Todavía cocinas? —preguntó _________ mirándole a los ojos.
—No suelo hacerlo. Pero lo haré para ti.
—¿Puedo comprar yo la comida?
—Sólo si me dejas llevarte de compras mañana.
—Ahora eres mucho mejor negociador que hace diez años.
—Antes no necesitaba serlo. También tú eres muy cabezota a veces.
—Y tú siempre has sido un egocéntrico.
—Vale, renuncio a seguir hablando contigo. Me callaré hasta que lleguemos al coche y vayamos a casa —dijo tomando la bolsa con la mano derecha mientras la tomaba del brazo con la izquierda.
Cuando hubieron salido él la ayudó a entrar en la parte de atrás de una enorme limusina blanca.
—No necesitas impresionarme.
—Lo hago para que veas que no perderás tu situación económica por haber dejado a Chad Stedley.
—Puede que no te hayas dado cuenta, pero vivo muy bien siendo abogada. Tengo un piso que me encanta y un coche muy bonito.
—Y una ropa horrible.
—¿Quién está ahora intentando discutir?
—No puedo evitarlo.
—¿Por qué te crees un experto en moda femenina?
—Porque tengo seis hermanas.
—¡Seis!
—Dos mayores que yo y cuatro más pequeñas. Todas ellas son unas fanáticas de la ropa. Cuando salían de compras con mi madre, mi padre se negaba a ir, pero a mí me llevaban siempre con ellas, querían la opinión de un hombre.
—¿Por qué nunca me has contado que sois una familia tan grande? ¿Por qué me hiciste creer que eras hijo único? —preguntó ____________.
Nick tenía que hacerle comprender por qué le había mentido. Pero no iba a ser fácil.
—¿Sabes lo que significa ser el único hijo varón en una familia italiana?
—No.
—Yo soy el único hijo varón de mi padre y, por lo tanto, su heredero, el único que podía hacerse cargo de los negocios cuando él se retirara o muriera. Siempre recuerdo
a mi padre recordándome mis deberes, mi responsabilidad. Mi futuro estaba decidido desde el principio, no había discusión. Debía ser ingeniero como él, sentir la cultura y las raíces italianas como propias. Por eso me mandaron a estudiar a la Universidad de Roma.
Estuve con unos tíos hasta que me gradué, viviendo a la manera italiana. Mi tía me presentaba continuamente a chicas italianas en edad de casarse. Seguro que pensaba que eran dulces vírgenes inocentes. Por supuesto, ninguna lo era. Ni una.
—Ya.
—No me malinterpretes. Eran bonitas y muy simpáticas. Pero nunca me enamoré de ninguna de ellas. El caso es que, al fin, terminé los cuatro años de la carrera. Echaba mucho de menos Australia, tanto como estaba harto de aquella vida a la italiana. Yo había nacido en Italia, pero mi familia se fue a Australia cuando yo sólo tenía un año.
Australia era mi país, mi hogar. Además, estaba harto de que todo el mundo supiera que yo era el hijo del Sr. Nicholas Jonas. Nunca estaba seguro de si la gente me esti-maba por mí mismo o por mi padre —suspiró—. Cuando volví y mi padre me pidió que me pusiera al frente de los negocios, estallé. Le dije que no podía más, que necesitaba espacio, liberarme durante un tiempo del peso de ser su hijo. Contra su voluntad, aceptó concederme un año, seguramente porque vio que estaba decidido, que si no lo aceptaba, yo me marcharía para siempre. Me negué a decirle adonde iba a ir, pero al final se lo dije a mi madre. No dónde iba a vivir, pero sí dónde iba a trabajar. Por eso supo dónde encontrarme cuando mi padre enfermó.
Nick tomó la mano de ____________ y la envolvió con las suyas.
—Te prometo que no quería hacerte daño. Pero lo hice. Sólo era un chiquillo haciéndome pasar por un hombre. Fui un egoísta y un egocéntrico. Pero ahora he cambiado, ahora soy un hombre de verdad, capaz de preocuparme por los demás. Te prometo que no volveré a hacerte daño.
___________ quería creerle. Le creía. O, al menos, creía que tenía buenas intenciones. Pero él volvería a hacerle daño. Las historias como aquélla siempre estaban condenadas a repetirse.
Aquella enorme familia italiana, por ejemplo, era un obstáculo para afrontar un futuro juntos. Además, estaba aquella promesa que le había hecho a su padre. Él nunca se casaría con ella.
Pero nada de eso importaba mientras Nick envolvía su mano entre las suyas y la miraba a los ojos.
—Está bien, Nick. Ahora comprendo lo que ocurrió hace diez años. Y te perdono.
—No sabes lo que significa para mí escucharte decir eso.
—¿Sabe tu madre que existo?
—No.
—¿Vas a hablarle de mí?
—Sí.
—¿Cuándo?
—Si quieres, hoy mismo.
—No, no quiero que lo hagas todavía.
________ miró la calle a través de la ventanilla. Había empezado a llover.
—Nunca había estado en Melbourne —dijo ____________.
—Te gustará.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque yo vivo aquí.
—Eres tan arrogante…
—No es arrogancia. Es que estoy seguro. Eres abogada. Deberías saber reconocer la diferencia.
—Soy abogada… ¿Cómo me describirías? ¿En qué fue lo primero que pensaste cuando nos conocimos?
—Pensé que eras preciosa.
—Vaya, veo que no profundizaste demasiado que digamos.
WhoIam13
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
jajajajjajaja
ese nick no es muy romantico que digamos...
pero creo que si lo sera
aaaii siguela porfaaa
ese nick no es muy romantico que digamos...
pero creo que si lo sera
aaaii siguela porfaaa
chelis
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
ahhh
siguela!!!
me gusto el pensamiento de nickkk
siguela!!!
siguela!!!
me gusto el pensamiento de nickkk
siguela!!!
jamileth
Re: Su Perdicion (Nick Jonas y Tu) Adaptacion [TERMINADA]
Oooooois que bueno es Nick y que mala es ____! Siguela por favooooooooor:)
TeamJonas2
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