BROKEN GIRL AND BAD BOY || Zayn y _______ ¡¡ULTIMOS CAPITULOS!!

"-Solas otra vez- sonrió la depresión del otro lado de la habitación" 


-Feliz cumpleaños a mi... Feliz cumpleaños a mi, feliz cumpleaños -se quebró mi voz -quería ______, feliz cumpleaños a ti- un sollozo se escapó de mis labios y no pude continuar. Abrace más mis pierna a mi pecho, estaba en la bañera de mi habitación, la habitación 304-B, frente a mi habían 5 belitas redondas y aplastadas, estaba en la bañera y tan sólo en ropa interior, celebrando mi décimo noveno cumpleaños sola al igual que el décimo octavo y el décimo séptimo, a diferencia que ese último lo pase al menos en mi casa mientras que estos dos últimos los pase encerrada n este lugar, aún no puedo creer que nadie los recordara, que nadie me llamara, pero bueno quien iba a hacerlo, si no tengo a nadie, no tengo amigos ni familia estoy sola en este asqueroso mundo y en vez de dejarme ir en paz lo que hacen es aferrarme a esta tortura de soledad y dolor a l que llaman vida. Llevaba ya un año acá, había entrado dos días antes de mi cumpleaños número 18 y ahora mismo en este lugar estaba celebrando mi cumpleaños bueno 19. Cerré mis ojos e imagine mi vida perfecta, con mis padres en la vieja casa, con un pastel de fresas y muchas velas en el, todos cantando y riendo, con uno que otro regalo encima del piano, en el techo colgando unas bombas o unas tiras de colores, tal vez con amigos o familiares todos deseándome feliz cumpleaños hasta algunos dando sermones de vida, observo al fondo y esta mi papa tocando el piano y tomando una copa de vino mientras mi abuela lo hace sonreír como siempre, miro a su lado y esta mi mama con un vestido de olandes rosa riendo y con un pedazo de pastel en su mano, me mira y veo en sus ojos ese amor que siempre quise de ella, me grita un te amo y yo río divertida, observo en la sala y están Liam y Harry jugando, mi miran y corren a abrazarme y desearme feliz cumpleaños, hay chicos y chicas que no conosco pero me sonríen como a una vieja amiga y me felicitan, de repente la puerta de la entrada se abre y entran un par de botas negras, subo un poco y veo unos jeans negros, más arriba hay una camisa blanca y una chaqueta de cuero negro, en las manos de aquel personaje hay un ramo de rosas rojas que cumbre su rostro, pero no necesito verlo para saber quien es, sonrió inconscientemente y camino hacia el, el ramo empieza a bajar, lo primero que veo es ese cabello negro el cual sólo puede estar alborotado pero arreglado al mismo tiempo, baja un poco más y veo sus ojos, color miel, profundos, adornados con aquellas pestañas negras y frondosas, baja un poco más y está su nariz recta y perfilada, finalmente descubre su mandíbula y veo sus labios que extienden una amplia sonrisa dedicada sólo a mi. 
-Hola princesa- 

Abrí los ojos y observe que de nuevo los azulejos de baño recordándome donde estoy. Baje la mirada y note como la última vela se apaga para dejarme en la oscuridad del baño, contra mis fuerzas me levante y encendí la llave del baño, volví a sentarme y agarre mis piernas para pegarlas con mi pecho, los sollozos poco a poco se empezaron a mezclar con las gotas de la ducha que chocan con la bañera y mi cuerpo. 
Cuando acabará esta pesadilla? Fue lo único que pensé, quiero dejar de estar sola, quiero importarle a alguien, quiero salir de este lugar. 

(...) 

Me observe una vez más en el espejo, había más carne en mis huesos de la última vez que me habían permitido observarme al espejo, no sabía que pensar no sabía si sentirme mal o sentirme mejor, era contradictorio y al mismo tiempo agotador, si, estaba girada de esta constante pelea interna por cambiar y mejorar o quedarme aquí estancada, por querer subir de peso o sentirme gorda, por cortarme o no, por odiar a todos o olvidarlos, por amarme o no, eran tantas peleas en mi interior que me tenían agotada. 

-Lo notas _______, ya todo irá mejorando- susurro la señora Lambert, mi psicóloga, la única en este lugar que parece no tratarme como una más de las internadas. Pero bueno era su trabajo así que técnicamente también me trataba como una loca más que en algún momento atentó con su vida-Quiero que me digas que piensas al ver tu reflejo en el espejo?- me gire y la observe sentada en su sofá de cuero con una libreta en sus manos, el cabello rojizo estaba suelto en su ondas naturales, sus ojos color miel se escondían en sus gafas de montura roja y su piel blanca estaba más alumbrada de lo normal. 
-No lo se- respondí y volví mi vista a el espejo. 
-Que es lo que no sabes?- buena pregunta 
-No se como debería sentirme, no se como me siento, siento mucho y nada al mismo tiempo- observe mi ropa, agradecía poder vestirme como quisiera, al menos en eso era libre en este lugar, mis shorts dejaban ver mis muslos, todavía había espacio entre ellos, pero al menos la carne que los cubría era más al igual que la que cubría todo cuerpo. 
-Ok que es lo que sientes pero no sientes- dijo pero la verdad estaba muy concentrada observando mi reflejo, hace mucho no me veía a un espejo, era parte de las políticas del lugar, nada de espejos, de tijeras, cuchillas o elementos corto-punzantes, nada de teléfonos, nada de puertas con seguro y sobre todo y más importante nada de privacidad, siempre hay cámaras o enfermeras que te vigilan lo que haces o dejas de hacer, todo. 
-_________ me escuchaste?- 
-Que?- la mire confundida 
-Ven siéntate- estiro su mano señalando mi lugar, o al menos yo lo veía así 
-Pero...- dije observando el espejo con anhelo
-Ya a sido bastante por hoy no te parece?- asentí con resignación y fui a sentarme frente a ella -Entonces dime, que piensas al verte en el espejo o al observar tus muñecas- por instinto baje la mirada a mis manos y levanté la manga de mi buso, 15 y 17, derecha e izquierda, esa era la cantidad y su número no había cambiado desde hace ya 6 meses, debía acepta que los primero meses aquí no habían sido nada fáciles y había dado pelea, pero ya no importaba había aceptado el hecho que sin importar lo que hagas no puedes huir de lugares como estos, que la única salida es hacerles creer que estas mejorando y que todo va bien. 
-Mmm... No lo se?- la observe dudosa 
-Que piensas en este mismo instante?- pregunto. Lo pensé por un rato, las observe y a mi mente sólo vinieron mis noches de llanto, los puños, las patadas, los gritos y las humillaciones, a mi mente vino un par de ojos miel, pero no, detuve mis pensamientos, ya no me permitía pensar en eso, siempre que mi mente iba por ese camino lo evitaba, era como cuando te daba miedo la oscuridad y cuando sabías que debías apagar la luz o pasar por un lugar oscuro sólo salías a correr y te escondidas para que tu mayor temor no te comiera vivo. 
-Recuerdo- me límite a responder 
-Recuerdas? Que recuerdas?- pregunto anotando algo en su libreta 
-Las razones que me llevaron a hacerlo- me límite a responder 
-Cuales son esas razones?- pregunto curiosa 
-Cuanto te pagan?- pregunte de golpe, mirándola fijamente 
-Como?- me observo confundida 
-Si. Cuanto te pagan por oír a cada loco que esta internado aquí y decirles cosas que en verdad no va arreglar sus problemas de un momento a otro como todos creen- ella sonrió y se relajó, yo permanecí observándola y luego posé mi mirada en su oficina 
-Crees que no me interesas verdad?- pregunto como si fuera muy obvio 
-No lo creo, lo se. A nadie le importó, no le importé a mi novio, no le importé a mis amigos, ni siquiera le importé a mi madre. Mucho menos le voy a importar a una completa desconocida-le solté en la cara -Yo soy un error de la naturaleza- repetí las palabras que una vez me había dicho mi madre. Me levanté y me dispuse a salir del despacho de la señorita Lambert
-_________ aunque creas que no me importas es mentira si me importas y le importas a tus amigos, ellos te metieron aquí para que seas feliz, para que te recuperes y puedas lleva una buena vida- dijo justo antes que abriera la puerta. Gire el picaporte y antes de desaparecer por la puerta de madera le respondí 
-Acaso me veo feliz? Dime. Una vida buena? Después de lo que me han hecho llevar una vida buena es lo último que puede pasarme, ya no puedo recuperarme- finalice y luego salí de aquella agobiante oficina. 

Observe el pasillo, con sus paredes blancas y sus infinitas enfermeras que parecían salir de un fábrica privada, parecían nunca acabarse las estúpidas enfermeras que a toda hora te trataban como si fueras un peligro para la sociedad como si estuviéramos en una cárcel, aunque bueno para mi eso era precisamente una cárcel. 
Camine hacia el patio delantero, mis sesiones con la señorita Lambert eran siempre los días de visita que tenían lugar en este patio, creían que no lo notaba pero yo sabía que lo hacían para hacerme sentir menos peor por el hecho de que nadie venía a visitarme, y luego la señorita Lambert me decía que si le importaba a mis amigos, ja! Si les importara estarían aquí conmigo en el césped compartiendo algún momento, pero desde que me habían dejado en este lugar habían desaparecido, ya había optado por creer que lo único que querían era deshacerse de mi, yo era una carga para ellos, un problema con el que no sabían lidiar, y no los juzgaba, eso era precisamente un problema con el que ellos no debían cargar. 

El centro de rehabilitación se dividía en cuatro secciones en un espacio rectangular de terreno, en la esquina derecha estaba la entrada y el patio delantero, daban un buen aspecto del lugar, después de esto estaban las instalaciones de las oficinas, no era muy grande sólo la recepción y las oficinas de la dirección, la administración y una que otra vacía, después de esta había un edificio más grande unido por un túnel, en este enorme edificio estaban todas nuestras habitaciones, ya al final había dos pequeños edificios y un jardín, el primero era una biblioteca -mi lugar favorito después del jardín- y el otro era un pequeño hospital donde te atendían si llegabas a engañar la seguridad y agredirte a ti misma o bueno si llegabas o enfermarte u otra cosa. 

Observe las familias y los grupos sentados en el césped disfrutando, suspire y salí de allí, camine de nuevo a las instalaciones y fui directo a mi habitación. Justo en el momento en que cerré la puerta mis lágrimas dieron paso a el desastre que se iba a desatar en mi, estaba sola y era lo que más me dolía.
Pero aunque no hubiera nadie quien me esperara afuera iba a salir de una u otra manera de este lugar.

hola: