BROKEN GIRL AND BAD BOY || Zayn y _______ ¡¡ULTIMOS CAPITULOS!!

"No soy feliz... pero puedo aparentar, ¿sirve?."

-________ necesito hablar contigo un momento- la señorita Lambert me llamo desde la puerta, observe a las otras chicas del círculo de apoyo, la chica que hablaba hace unos segundos seguía sollozando pero había parado su trágica historia en la que su madre le había obligado para empezar su camino por la anorexia, me sentí mal por ella.

Aún así llevaba todo este tiempo en estos círculos de apoyo y no llegaba chica que superara el daño que me habían hecho. Eso no quería decir que ellas no estuvieran mal, de hecho, las personas que entraban a este lugar habían sufrido cosas inimaginables.

-Ok- dije, me lavante y observe a la chica que lloraba -Tu madre es un bastarda que no pudo cumplir sus sueños y cree que si frustra los tuyos se sentirá mejor. Si no sabe comportarse como una madre y no sabe valorarte entonces no le des el privilegio de llamarla tu madre, eres una chica linda y tienes grandes virtudes, no dejes que esa mujer arruine tu vida, sal de aquí con la frente en alto y muéstrale que eres más mujer que ella- la chica dejo de sollozar y me miro directo a los ojos, era rubia y de fuertes ojos azules, estaba consternada por lo que le había dicho, los otras chicas también me observaron sorprendidas; yo sólo me di la vuelta y salí de allí. Ya no era esa niña débil y sumisa que se dejaba de todos, ya había aprendido a odiar y a defenderme, a las malas, pero lo había aprendido,

-Que ocurre señoría Lambert?- pregunte mientras ella caminaba a toda prisa delante de mi
-Ha llegado una información que es muy importante- se limitó a responder
-Información?- pregunte casi meditando la palabra -¿De dónde? ¿De quien?- estaba realmente confundida
Antes de responder ya habíamos llegado a las oficinas donde estaba el despacho de la directora, la señorita Lambert entro junto a mi a su oficina y casi por ósmosis nos sentamos a la par en las sillas frente al escritorio de la señora Hilmton, una anciana de más o menos 50 años, pero con una buena pinta, de esas mujeres adultas bien conservadas, ella me observaba con compasión, se decía que era una señora de buen corazón y que como todas nosotras, había tenido un pasado fuerte, por consiguiente había decidido fundar "One More Chance" la fundación y centro de rehabilitación para jovencitas con problemas psicológicos, que ahora se había convertido en el único hogar que tengo.
-_________ querida que bueno conocerte al fin- informo la directora, me quede pensando porque sería de importancia conocerme para la directora de una fundación que trata tantos casos como el mío
-Al fin?- pregunte confundida
-Si!- sonrió y se acercó más al escritorio -Camille me a hablado de ti, obvio que de manera superficial. Ella debe cumplir su voto de silencio como psicóloga- observe a la señorita Lambert o bueno Camille si deseábamos llamarla por su nombre, ella me sonreía con ternura, media sonrisa se escapó de mis labios, tal vez si le importaba después de todo.
-oh, esta bien- fue lo único que dije -También es un placer conocerla directora Himlton- observe a la directora 
-Dime Marie- sólo asentí ante su petición, cuando noto que no planeaba decir otra cosa inició su explicación -¿Antes vivías con tu madre en un departamento no es verdad?- un sabor amargo se apoderó de mi boca al escucharla nombrar como mi madre, esa mujer no podía hacerse llamar mi madre.
-Si- me límite a responder bajando la mirada a mis manos sudorosas
-Bueno tu madre vendió el departamento como ya sabrás- creía sentir que si volvía a decir que era mi madre estallaría en aquel momento. Camille lo noto al parecer e intervino al instante
-La relación de _________ y la señora Jasmine no era la mejor así que por favor dígale por su nombre y no por "su madre"- dijo Camille observándome, o eso creo ya que no despegaba mi mirada de la madera del escritorio de la directora, era un tanto diferente, casi única, estaba manchada de manera natural y no era por completo café sino un poco más gris, ya había visto esa madera, pero no recordaba cuando.
-Lo lamento- dijo Marie y prosiguió -El departamento de tu Ma... De Jasmine no era de su pertenencia, está a nombre de James Thompson- mi mirada se posó rápidamente en los grises ojos de la directora casi de inmediato al escuchar el nombre de mi padre
-Es imposible- hable -Nos mudamos allí después de la muerte de mi padre, mi madre lo consiguió con una amiga o algo así- mi mirada estaba más confundida que cualquier otra cosa
-Al parecer el departamento ya estaba en nombre de tu padre y ya era de vuestra propiedad- informo la directoria mientras sacaba una carpeta de pasta y la colocaba frente a mi - el departamento fue comprado en el año de tu nacimiento y según las escrituras estaba a tu nombre, así pues cuando cumplieras la mayoría de edad sería para ti- continuo sin dejar de mirarme a lo ojos, cosa que me intimidada, jamás fui buena para mantenerle la mirada a las personas, no era lo suficientemente fuerte ni siquiera para eso, por un momento aquellos ojos miel trataron de colarse en mi mente, rápidamente esquivé aquel pensamiento concentrándome en lo que la señorita Lambert decía.
-lo que queremos decirte ________, es que estarás en "libertad condicional" ya has cumplido la mayoría de edad y esas son las normas- mis ojos se abrieron tanto como mi cara se los permitió- Pero estarás en constante revisión, vendrás a mis consultas cada mes y seguirás tomando tus medicamentos hasta nuevo aviso- asentí como lo haría una niña pequeña que quiere salir a jugar pero su mama la retiene diciéndolo un monton de bobadas de que se cuide y se abrigué.
-Haré lo que sea para salir- afirme con una enorme sonrisa en mis labios.

Observe a ambas mujeres las cuales no parecía tan felices como yo, sus rostros eran tensos, parecían tomarse el momento con mucha seriedad.

-_________ se que la noticia puede ser muy emocionante pero quiero que tengas claro las condiciones de esto, una libertad condicional es un tratado de suma delicadeza, cualquier indicio de reincidencia en cualquiera de tus problemas te traerá de vuelta por un muy buen tiempo, y cuando digo es cualquier es cualquier pequeño detalle de auto-lesión, de anorexia o bulimia...- había olvidado lo dura que podía ser la señorita Lambert cuando de echarte tus problemas en cara se trataba.
-Entiendo- dije antes de que continuara con la larga lista de cosas que me habían metido en este lugar.
-Espero que si- dijo esta vez la directora -No me gustaría saber que entras aquí de nuevo- informo con seriedad, yo asentí observando la ventana de su oficina, pronto estaría del otro lado de esta, sin restricciones, sin horarios, sin enfermeras y sin medicamentos molestos.
-Te vas en dos semanas- dijo la directora finalizando aquella conversación. Me levanté con aires de grandeza, como si todo allí adentro no fuera más que un sueño estúpido. Iba por el umbral de la puerta, cerrándola a mis espaldas cuando una conversación me atrajo, Camille y Marie empezaron a hablar en susurros que pretendían no ser escuchados por mis oídos, cosa que no ocurrió con éxito. Entrecerré la puerta para que pareciese que estaba del todo cerrada y no me delatara, pero que me permitiera dejar un espacio por donde escuchar las voces dentro de la habitación.
-¿Su benefactor ya lo sabe?- pregunto Camille a la directora
-La comunicación con el señor "M" se perdió hace ya más de un mes, sabes que el sólo manda dinero y una que otra nota preguntando por ella- informo Marie con desgano
-Pero cuando ella este afuera ya no deberán pagar sus gastos médicos- informo Camille
-Lo se, por eso esta mañana le he escrito diciéndole que sus colaboraciones ya no serán de ayuda- informo Marie de nuevo-omitiendo el hecho que ella saldría del establecimiento, no sabemos que clase de hombre es este y hay que mantenerla a ella a salvó de cualquier cosa-
-¿por que un hombre querría ayudar a una chica desconocida como ella?- se cuestiono Camille y sonó como se movía en su silla
-El señor "M" dejo muy claro que esas preguntas no debamos hacérselas- soltó con dureza Marie
-Si lo se- soltó con cansancio Camille -Pero podemos especular ¿no? ¿Al menos sabes de donde vienen las transacciones bancarias?- dijo Camille.
-Estados Unidos- respondió con seriedad Marie, dando como terminado ese tema.

De allí la conversación tomo un rumbo demasiado aburrido para mi gusto. Gire sobre mis talones y salí de ese lugar.
¿Un benefactor? ¿Para mi? ¿Señor "M"? ¿Pero de que rayos estaban hablando? Tenía entendido el lugar tenía muchos benefactores generales, como empresas y celebridades, pero jamás oí hablar de uno que fuera específico con un paciente.
Además creía que Liam era quien daba lo que necesitaba, aunque a este paso ya podía jurar que Liam se había olvidado de esa responsabilidad y cualquiera cosa referente a mi, de seguro por eso el tal señor "M" me ayudaba económicamente, de seguro Camille y Marie lo habían buscado y lo habían convencido de ayudarme así no tendrían que sacarme de este lugar a patas, por ser una chica pobre y sin nada en la vida.

{...}

Camine directo a la cafetería con las manos dentro de mi buso, la ropa que usábamos entre semana era patética, sólo podíamos utilizar sudaderas del mismo color, según ellos para no fomentar la expresión de manera autoritaria, sólo el día de visitas y fines de semana dejaban que nos vistiéramos con libertad.
Tenía puestos mis audífonos, al menos esto si lo permitían, bueno con una constante revisión semanal del contenido de tu reproductor, hasta ahora no sabía que existían canciones sobre anorexia y bulimia. Observaba mis viejos converse, los mismos que llevaba el fatídico día en el que me encerraron aquí, la ULTIMA vez que vi a Liam, Harry y Trisha.

¿Todavía esperan que crea que lo hicieron para ayúdame?

Si cada vez que había visitas los esperaba como tonta en el patio delantero a la espera de verlo a cualquiera entrar por aquella enorme puerta de metal, quedando como "la pobre niña que no visitaron" frente a todos los demás; pero después de el sexto día de visitas lo supe, supe que ellos no querían ayudarme, sólo se estaban deshaciendo de un peso, de una carga con la que no podían, sólo le pasaban el problema a alguien más ,y ese problema era yo.

{...}

Las chicas a los lados me observaban y me sonreirían, todas me creían una heroína, ja! Eso era un buen chiste, aún recuerdo sus rostros de la vez que conté mi historia en el grupo de apoyo, el chisme no demoro en esparcirse por todo el lugar, ninguna tocaba el tema ninguna me preguntaba pero en sus rostros se veía la curiosidad, era de los casos de más conmoción que habían entrado aquí.

Como siempre aquí tampoco tengo amigas, aunque se que puedo confiar en las chicas que hay aquí, aquí no hay jerarquías, aquí no hay discriminaciones, aquí sólo habían personas luchando por continuar con una vida digna.

-________!- escuche el grito de alguien a mis espaldas, me detuve y gire sobre mis talones. La chica del grupo de apoyo corría a mi, con sus cabello rubio atado en una larga coleta y con sus ojos azules brillando por la luz del medio día, era sin duda una chica guapa, hubiera dado lo que fuera por ser como ella, tal vez luciendo así hubiera podido enamorar de verdad a Za... Mentalmente me abofetee por pensar en eso; para evitar pensar más en el tema me fije en la chica frente a mi.
-me necesitas?- pregunte a la chica que se detenía frente a mi. Por mi mente pasó la idea que la chica se indignaría y me reclamaría por lo que le dije en el grupo de apoyo pero fue todo lo contrario
-Quería agradecerte, lo que me haz dicho me a hecho reflexionar mucho estos días- dijo con su ojos azules puestos en mi. La observe confundida por un momento para luego esbozar media sonrisa, ya no era de esas chicas que sonreía mucho, de hecho prefería no hacerlo.
-No es nada- me límite a responder y me dispuse a continuar por mi camino
-______- me llamo de nuevo la chica, pude detectar un poco de nerviosismo en su voz -Es tu nombre verdad?- pregunto cuando estábamos de nuevo frente a frente
-Si- respondí
-Soy Alice- el escuchar su nombre provoco un escalofrío en todo mi cuerpo, un escalofrío tan poderoso que me hizo retroceder por instinto -¿ocurre algo?- pregunto un tanto preocupada, sacudí mi cabeza deshaciendome de cualquier recuerdo doloroso, repitiendo los pasos que la señorita Lambert me había enseñado. Respira, reflexiona, distingue y controla tus emocionas, concentrate y vuelve a la realidad.
-No, nada- respondí a la pregunta de Alice -Es un gusto conocerte- sonrei de medio lado de nuevo, era lo máximo que conseguiría de mi parte.
-¿Vas a la cafetería?- pregunto sonriente
-Si. ¿Quieres acompañarme?- le pregunte por cortesía, la chica se veía buena onda. Los ojos azules de Alice se hicieron más pequeños por la sonrisa que se estiro en sus brazos
-Me encantaría- respondió con un tono de voz un tanto infantil.
-Espera!- la detuve al recordar un tema importante -En que sector estas?- pregunte con el ceño fruncido, su sonrisa hizo tranquilizar un poco mi semblante
-Tranquila ya salí de revisión, hace dos semanas ya estoy con ustedes- dijo mientras empezábamos a encaminarnos en dirección de la cafetería, por la entrada de "Nivel 3".

La cafetería se dividía en 3 niveles de revisión. El nivel 3 era para quienes podían comer sin necesidad alguna de recriminarte a ti misma o sus efectos colaterales. 

El nivel 2 era para quienes parecían estar en mejor condición, pero aún así necesitaban de alguna supervisión por posible falencias en su evolución. 

Pero luego estaba el nivel uno. Cuando entras y tienes anorexia o bulimia vas directo al nivel 1, el lugar más infernal en la historia de la humanidad, aún recuerdo con desgraso mis 5 meses de estancia en ese lugar, es el infierno de los pensamientos y lamentaciones, dividido por mesas para cada chica, con una horrible enfermera enorme y robusta que custodiaba como comían y que no salieras de ese lugar en menos de 5 horas, que era el tiempo de absorción de alimentos, era una cárcel mental, agobiada por tus mayores miedos y peores dolores, la desesperación se apodera de ti, pero no hay nada que hacer tienes que quedarte allí. No diré que fui muy juiciosa, siempre huía las primeras veces, no podía y hacia lo posible por vomitar o no comer. Fueron días completamente infernales.

Para cualquier chica que tuviera Ana o Mia ese lugar era el mismísimo infierno.

-Supe que te darán "libertad condicional"- dijo Alice con sus dedos haciendo comillas en el término que la fundación le había dado a dejarte ir bajo palabra.
-Como vuelan los chismes- le dije mientras agarraba mi bandeja y me unía a la fila que no era muy larga.
Alice se encogió de hombros con una sonrisa resplandeciente.
¿Acaso no se cansaba de sonreír tanto?
Alice también agarraba su bandeja y se unía a la fila.
-Aquí hay oídos por todos lados, más sobre alguien como tu- empezamos a andar mientras servían nuestras porciones. Esto no era un bufete así que nosotros no escogíamos la cantidad o que sí y que no, ellos te servían y debías comerlo a todo, como cuando eras pequeña y tu madre no te dejaba levantar de la mesa si no comías los vegetales, sólo que aquí, si no comes todo, no es un regaño de mama, sino un falta, cuando acumulabas tan sólo 2 debías bajar de nivel, y ese podía ser el peor castigo.
-¿Alguien como yo?- pregunte confundida
-Si, eres la Kim Kardashan de este lugar, todos quieres saber cada detalle de tu vida- caminamos a la mesa más cercana mientras hablábamos
-Ja! Quien diría que aquí soy así, mientras que en mi antiguo instituto era el papel tapiz del salón de profesores- Alice soltó una carcajada un tanto envidiable
-Pues son los juegos del destino- dijo Alice antes de meter el primer bocado en su boca, cerró los ojos como si estuviera probando el mejor plato de un chef reconocido y no un simple puré de papa. -A veces olvidó lo delicioso que era comer sin presiones ni ataduras- susurro aún con los ojos cerrados.

Aquello era verdad.

Alice abrió los ojos justo cuando estaba por meter mi primer bocado a mi boca, su mirada se quedo congelada en las maracas en mis muñecas. Era normal, el instituto estaba hecho sólo para chicas con problemas alimenticios, sólo un grupo pequeño de chicas teníamos el problema de la auto-lesión, aún así las psicólogas lo trataban aunque no de una manera muy directa.

La mirada de Alice salió del trance en que había entrado y se fijó en mis ojos que la observaban directamente a la espera de su respuesta.

-Oh! Lo siento no fui nada discreta discúlpame- bajo la mirada y se concentra en partir su pedazo de carne
Espere uno segundos y ella seguía en silencio, nerviosa, lo sabía por que sus manos temblaban con los cubiertos en ellas. No separe la vista de ella pero ella no hablo más así que lo hice yo.
-Anda pregunta, se que quieres hacerlo- le dije de la manera más comprensiva que pude.
Ella negó aún con la mirada en su plato pero ya sin ni siquiera tocar la comida.
-Alice- la llame para que me observara y así lo hizo -Tranquila, no me molesta que lo hagas- le sonreí de medio lado. Ella dudo por unos segundo y luego hablo.
-Es... Es doloroso?- pregunto con notable timidez en su voz. Me encongi de hombros y pensé la pregunta por unos momentos.
-Tal vez, algunas veces dolía pero casi siempre eso era lo que buscaba, que el dolor de la cuchilla me hiciera olvidar todo lo demás que me lastimara- le respondí con completa sinceridad.
Alice asintió con confusión en la mirada pero comprensión en las pupilas.
Bajo la cabeza y se quedo pensando. Sabía que estaba guardandose algo.
-Anda pregunta no te lo guardes - la anime, ella me miro confundida y yo sólo le insisti con la mirada
-Es... Es verdad que tu novio te... - pero se detuvo allí. La pregunta me había cogido desprevenida, pero reaccione rápidamente
-Mi novio ¿que?- la alenté a preguntar. Por primera vez estaba interesada en lo que se decía de mi en este lugar
-¿Que tu novio te golpeo?- pregunto Alice avergonzada. Abrí los ojos como plato en ese instante. Zayn pudo haber hecho muchas cosas horribles, pero ahora que lo pensaba, el jamás había puesto uno mano sobre mi, por primera vez me deje pensar en su nombre completo pero rápidamente me concentré en la respuesta que le daría a Alice antes de que su imagen se pasara por mis pensamientos
-No- respondí -El jamás coloco una mano en mi, el hizo muchas cosas malas, pero esa no fue una de ellas- termine con un extraño dolor en el pecho
-Y... Y aún... Aun lo amas?- pregunto de nuevo Alice con un tono de miedo en los labios.

Aquella fue un poco más difícil de responder. Amar... La verdad me preguntaba si en verdad supe que era el amor. La verdad si sabía que era sentirlo si sabía lo que era amar a alguien incondicionalmente, pero jamás supe lo que era ser amada.
Aún asi debía responde a Alice, amar... Amarlo era algo que me costaba decifrar. Todo este tiempo me negué a pensar en la repuesta a esa pregunta, me negué a todos los pensamientos que me llevarán a recordar todo lo ocurrido hace un año.
Pero bueno debía responder.

-No. Ya no lo amo- dije con firmeza. Con más convencimiento en lo voz que en mi mente.
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holaa: