Los Mejores Amigos [ Logan Lerman]

Tuve que viajar de vuelta a New York ese día que supe sobre los infarto de Larry. No fue fácil asistir al hospital teniendo miradas acusadoras de todos los socios y familiares de mi padre. Era como si me culparan a mi del tercer infarto, y la verdad es que quizás yo tenia la culpa, o parte de ella.
Bella había querido venir conmigo pero había preferido que se quedara en el departamento, tenia un importante examen que rendir y no quería que desperdiciara su tiempo en cosas así. Además a Larry ni a nadie - aparte de mis abuelos y a Lindsey - le haría gracia que viniera ella acompañándome.

- Eres un maldito estúpido - me empujo Lucas a penas lo vi por el pasillo donde estaba la habitación de Larry.
- Hey, sera mejor que te tranquilices sino quieres que te golpee.
- Por tu culpa, papa esta así - me culpo mientras se le salían un par de lagrimas.
- Lucas, por favor, tranquilízate - le pidió Lindsey acercándose a nosotros.
- ¿Estas por llorar, bebito? - me burle de el con una sonrisa en el rostro. - ¿Acaso Larry no te enseño que llorar es de niñas?
- ¡Cállate! - exclamo cerrando los puños con fuerza.
- ¿Me lo ordenas tu? ¿Con que derecho? - arquee la ceja mirándolo de arriba a bajo - Solo eres un crió, y el perrito faldero de su padre. Jamás llegaras a ser como yo Lucas - lo mire glacialmente esperando a que se resignara - Jamás podrás ser el primero en la lista de Larry. El solo te quiere porque tu eres el único imbécil que le hace caso en todo lo que dice, el que solo loe cree cuando el miente cada vez mas y mas.
- ¡Cállate de una maldita vez! - grito mi hermano menor intentando golpearme.
- ¡Basta, Lucas! - dijo Edgar tomándolo por detrás - Te sacaran del hospital si sigues tan escandalizo.
- ¡Por culpa de el mi papa esta internado! ¡Pareciera que a nadie le importa!
- Lucas... no sigas - rogó mi hermana poniendo sus manos sobre su rostro.

Lucas me miro con odio y se pudo zafar del agarre de mi abuelo. Paso por mi lado chocando mi hombro. Cerré los ojos con fuerza preguntándome que había echo para que mi hermano me odiara tanto.

- Hey, Lucas. Que los socios de papa no te vean o pensaras que eres Lindsey - y luego de eso me eche a reír.
- Ya es suficiente, Logan - me regaño Clarisse mirándome mal - Lo que menos necesitamos es que nos peleemos todo. No es momento de peleas y enfrentamientos sin motivos.
- Estas diciendo como si yo fuera el causante de todo. Fue tu querido nieto quien comenzó - replique dándole la mirada glacial. Lo único bueno que había sacado de Larry era la mirada intimidante - ¿Acaso tu también me culpas por lo que le paso?

Mi abuela dirigió la mirada hacia otro lado, mire a mi abuelo y el tampoco me dirigió la mirada. El corazón se me hizo trizas, esas dos personas que amaba con locura, que me criaron como si fuera su propio hijo pensaban que era todo mi culpa. SI en cierto modo lo era, no fue intencionalmente, yo no sabia los problemas del corazón de mi padre. Nunca lo había sabido hasta que Lindsey me llamo, sino, nunca lo hubiese esperado.

- Ya veo, le creen al estupido de Lucas ¿Eh? ¿Le creen a Larry? Bien. Adiós. - dije con frialdad dándome media vuelta.
- ¡Hermano! - me llamo Lindsey con la voz rota - Por favor, no te vallas, te necesito....

Me di media vuelta y observe como mi hermana tenia los ojos llenos de lagrimas que salían sin cesar de su rostro. Eran tan frágil y sensible que se me encogió con fuerza el corazón. Le di un gran abrazo acompañado por pequeñas palabras y un beso en la frente.

- Aquí nadie me quiere, Lindsey.
- Nosotros te queremos, Logan - mascullo mi abuela intentando acercarse. La mire con frialdad indicándole de que no se acercara mas, ella hizo caso - Pero debes aceptar que la discusión que tuviste con tu padre, lo afecto demasiado. Quizás, en verdad deberías hacerte cargo de la empresa. Ya tienes dieciocho años y conoces a la perfección el funcionamiento.
- Yo no quiero eso - replique enojado - Yo quiero ser un doctor, quiero ayudar a las personas. No quiero ser un empresario como Larry o como George, como todos los malditos infelices que he conocido.
- No es necesario que seas infeliz, hijo - repuso Edgar - yo trabaje para la empresa toda mi vida y no soy ningún miserable.
- Sabes que no lo digo por ti, abuelo - suspire con pesadez - quiero en verdad seguir un camino diferente. Esperen a que Lucas cumpla los dieciocho, el podrá hacerse cargo de la empresa.
- Esto es por Bella ¿Cierto? - inquirió mi abuela - ¿No quieres asumir el mando de la empresa por ella?

Negué con la cabeza. No se porque demonios metía a Bella en todo esto, ella no tenia nada que ver. Es cierto que quería seguir viviendo con ella los próximos tres años pero, tampoco quería pertenecer al mundo de los negocios. Larry y sus amigos me enseñaron como se podía terminar y no deseaba un futuro para mi así. Quería tener hijos de los cuales pudiera pasar tiempo con ellos, estar para ellos cuando me necesitaran.

- Bella puede trabajar en la empresa si quieres, Logan - sugirió mi abuelo - Incluso podrá vivir con nosotros, nunca nos cayo mal. Es como una nieta mas para nosotros, pero no queremos que tus sentimientos hacia ella cambien tus decisiones.
- Que mierda ¡Bella no tiene nada que ver en mis decisiones! - exclame furioso.
- ¡Claro que si! - replico Clarisse con lagrimas en los ojos - Por su culpa no fuiste a Italia por estar con ella ¿Vas a negármelo? ¡No quisiste ir a Italia por seguir a su lado!
- Es hora de que la dejes ir ¿No te parece? Ya has estado detrás de ella hace bastante tiempo.
- Logan ¿De que hablan? ¿Acaso estas enamorado de Bella?- susurro Lindsey confundida.

Mire con impotencia a mis abuelos ¿Como podían decir eso? ¿Como mierda podían pensar que mis decisiones eran por culpa de Bella? ¿No que la querían como a una nieta? No había ningún rastro de esas dos personas que tanto había amado. Me separe de Lindsey un poco y mire a los dos.

- Voy a dejarles algo bien en claro. Mi vida no les concierne a ninguno de los dos, sean quienes sean. No permití que Larry se metiera en mi vida, menos ustedes dos. Y vuelvo a repetirlo, jamás Bella tuvo consideración en mis decisiones, ella nunca me obligo a dejar la beca de Italia, es mas, estaba mas decidida a que yo valla allí que a Yale. ¿Y saben que mas? Dejaría todo por Bella, todo. Así que si no quieren quedarse sin un nieto, dejen de ser tan estupidos y de creerle a Larry sino saben la versión de toda la historia.

Antes de que mi abuelo pudiera decir algo, salio mi tío de la habitación de Larry con el seño fruncido.

- Bien ¿Qué demonios son esos gritos? Estamos en un hospital, no en la calle - nos regaño molesto. Su mirada se dirigió hacia mi hermana - ¿Lindsey? ¿Por qué lloras? Oh, cariño, tu papi se encontrara bien - la consoló acercándose a ella quien comenzaba a llorar con mas fuerza - Ya sabes el dicho, yerba mala nunca muere.

Lindsey río un poco con el pequeño chiste y yo solo reí fascinado, siempre había admirado a Robert por el puro corazón que tenia. El era el padre que nunca fue Larry, me sacaba a pescar cada vez que podía, me daba consejos sobre como conquistar a chicas, y me enseño a descubrir mis metas. Quería ser un gran doctor como el, un gran padre y amigo. Mi tío sin dudas era mi modelo a seguir.

- Mama ¿Por qué no llevas a Lindsey a tomar algo en el buffet de abajo? Quizás un helado le pueda sacar una sonrisa. Ya sabes, ustedes las mujeres con el tema de corazón siempre hay helado de por medio - bromeo mi tío cuando mi abuela le dirigió una mirada fuciladora.
- Siempre tan machista - negó con la cabeza Clarisse dándole una palmadita en el hombro - Vamos, cariño, dejemos a los hombres solos. Vamos a tener una tarde para nosotras dos solas y con tu hermano.
- Pero Lucas me tirara el helado - repuso Lindsey secándose las lagrimas - siempre lo hace.
- No creo que esta vez lo haga - dijo Clarisse dirigiéndome una mirada que no pude descifrar.

Las observe como se iban preguntándome sino había sido muy duro en lo que les había dicho a mis abuelos. Después mi mente voló hacia Lindsey, estaba tan preocupado por ella. No era muy fuerte que digamos para afrontar situaciones como estas, y sabiendo como era Lucas, la envenenaría en mi contra. Le rogué al cielo por que ella no me odiara.

- Bueno, ahora si puedo hablar con tranquilidad - suspiro Robert dirigiéndose a Edgar y a mi - Larry esta demasiado estresado, diría que ha alcanzado su punto máximo de todo esto. Por lo que no necesita emociones fuertes, ni discusiones, ni tampoco debe trabajar.
- ¿Debe tomar algún medicamento? - pregunte mostrando interés.
- Solo el medicamento que ya tenia recetado. Va a necesitar unas vacaciones largas para reponerse y volver al mando. Un mínimo de cinco meses. Si la situación no mejora, tendremos que hacerle un transplante de corazón.
- Dios, con lo testarudo que es, costara convencerlo de que tome unas vacaciones - el abuelo se paso una mano por su cabeza.
- ¿Podría ir a hablar con el? - le pregunte a Robert.
- ¿Para que? ¿Para causarle otro disgusto como la vez anterior? - espeto Edgar mirándome furioso. Me tomo el brazo con fuerza - Pareciera que quieres matar a tu propio padre.
- Y tu me estas matando con tus estupidas acusaciones - murmure sacándome de su agarre.

La mirada de mi abuelo se suavizo y me miro con total arrepentimiento. Camine con rapidez a la habitación de Larry sin esperar la respuesta de mi tío. Cerré la puerta silenciosamente, esperando no despertar a mi padre. Sin embargo, para mi sorpresa, el ya se encontraba despierto mirando a la nada. Su mirada se dirigió a mi, aunque no pude saber bien lo que quería decir con ella, había algo de alegría y dolor mezclado en sus ojos.

- Pensé que jamás vendrías - susurro y volvió a mirar a la nada.
- Veo que me he ganado la reputación que siempre tu tuviste - bromee mientras me sentaba en una silla al lado de la camilla - ¿Cómo te encuentras?
- Viejo, arruinado y cansado - soltó un suspiro.
- Pensé que siempre había sido así - dije con sarcasmo y con mi sonrisa egocéntrica en el rostro. Larry sonrío a medias. No todos los días tenia una conversación con Larry tan… agradable.
- Quizás el día de mañana me muera, y no he podido hacer lo que siempre he querido - volvió a suspirar.- tengo una lista de las cosas que quiero hacer y todavía no he empezado casi nada.
- ¿Así que una lista? Y por ejemplo ¿Cuáles no has cumplido?
- Bueno, todavía no me tire de paracaidismo, no he podido bailar árabe con una hermosa bailarina, no he podido dar ni una sola donación de todos los años que estoy en la empresa… y no he podido ser el mejor padre del mundo como pretendía - concluyo mirándome.

Algo dentro mio comenzó a arder con dolor. Aparte la vista de sus ojos. ¿Ser el mejor padre del mundo? Larry nunca podría serlo, nunca podría llegar a ser semejante cosa. El era frío, calculador, insensible, mentiroso y carecía de cariño dentro suyo. Hubo tantas veces que quise retorcerle el cuello, pero siempre me detenía a pensar sobre que pasaría con mis hermanos si le diera tal ejemplo. Sin embargo, todo eso se había ido por la borda dada las circunstancias. Lucas me odiaba, Lindsey no sabia de que lado estar, mis abuelos se habían vuelto tan desconocidos para mi…

- Podrás ser un buen padre, Larry - masculle segundos después - para Lucas y Lindsey. Ellos no han conocido tu otra parte… o al menos por ahora…
- ¿Y que sucede contigo, Logan? ¿No podré reparar el daño echo? - pregunte cerrando los ojos con fuerza.
- Para eso es demasiado tarde, Larry. - susurre intentando no sonar muy duro con el. El silencio se prolongo durante unos segundos que parecieron interminables - Y… ¿Cuáles fueron las cosas que se cumplieron en tu lista? - pregunte intentando desaparecer la tensión.
- Acostarme con Mary Coleman, la chica mas linda de toda la secundaria. Haberme ganado el torneo internacional de esgrima, haber sido padre… aunque no fui el mejor de todos. Y el mejor de todos fue… - La voz de Larry fue perdiendo potencia, su mirada se perdió - fue haberme casado con Lisa, con tu madre Logan.

Fruncí el seño algo confundido con tal confesión. El pecho se me cerro y comencé a pestañar con rapidez intentando comprender lo que me acababa de decir. Si supuestamente había sido lo mejor de todo haberse casado con mi madre ¿Por qué no la apoyo cuando ella lo necesito tanto en las quimioterapias? ¿Por qué no fue capas de quedarse en casa cuidándola? ¿Por qué no tuvo la voluntad de siquiera ir al velorio de su difunta esposa? ¿Por qué no le había comprado ni un maldito ramo de flores? Quería gritarle, quería golpearlo, decirle tantas cosas que se me cruzaran por la cabeza. Pero aunque mis deseos de hacerlo eran fuertes, me contuve antes de que pudiera articular palabra alguna. Larry no debía tener emociones fuertes ni disgustos. Decidí que esta vez, solo esta vez me callaría.

- Ya me imagino - comente intentando no sonar sarcástico - Debo volver a New Haven, tengo exámenes importantes. Ya sabes - me encogí los hombros tratando de mostrar que no me importaba lo que había dicho de mi madre, cuando en verdad era todo lo contrario - Cualquier cosa que suceda, no duden en avisarme.
- ¿En serio no te harás cargo de la empresa? - susurro mostrando una mueca de dolor.
- Dame hasta después de las navidades y luego te respondo - suspire mientras caminaba hacia la puerta.
- Prométeme que lo pensaras - dijo Larry una vez que tenia la mano sobre la manija - que pensaras no solo en ti, sino en tus hermanos, tus abuelos… en tu familia, Logan.

Aunque pensara miles de años, mi decisión seria la misma, y la seguiría al pie de la letra sin dudarlo ni una sola vez. Pero tampoco podía dejarle con la angustia a mi padre, no quería que me volvieran a echar la culpa de todo nuevamente, y menos que algo le volviera a pasar.

- Esta bien, lo hare - le prometí cerrando la puerta a mis espaldas.