Re: Enamorada del candidato equivocado (Harry Styles y tu) ADAPTADA //CAPITULO 56//

por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:29 am

EmmaSin SanAlv escribió:Siguela!!!
Esta tan knfjdashfbhdsbfh es inexplicable!!
Sigue BaBY!
Besos xx

Jajaja enseguida subo
Besoooooooooosososososos

por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:31 am

kissesOfSugar escribió: OMG!!!! Sube prontooooo, gracias por los capítulos! Fueron geniales, me encantaron jajajajaja!!! Esta genial la novela, y aparte me gusta mucho las historias de época, espero que lo que tenias que hacer se solucionase de la mejor manera y éxito. Un beso y siguelaaaaa!!:3

Enseguida subo. No fue nada, era lo menos q podia hacer despues de ausentarme un tiempo. Siii fueron askljflkdfjkl cuando los lei me quede :O jajaja. Me alegra q t guste, es una de las mejores novelas q lei.

por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:32 am

Marti1D escribió:Nueva lectora!!!!!! dios A-M-O ESTA NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAAA ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, SIGUELAAAAAAAAAAAAAA!

BIENVENIDAAAAAAAAAAAA. YO TAMBIEN LA AMO.
ENSEGUIDA SUBO

por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:33 am

Capitulo 21

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TN no respondió. De repente, al dejar a la vista sus heridas recordó todo lo que había pasado... a veces soñaba con él, y a la mañana siguiente despertaba toda sudada y temblando. Hacía ya mucho tiempo que no lo recordaba; sin embargo, además de las heridas físicas tenia las internas... y ellas siempre estaban allí, latentes, desangrándose cada vez más...
Cerró los ojos, aunque no quería hacerlo. Y lo vio a él, a ese vejestorio que asesino a su madre, que hizo de sus primeros años de vida un infierno en carne propia, y no tan solo a ella, también a los demás esclavos que el compraba en la frontera.
Era un hombre alto, corpulento, arrogante. De solo mirarlo causaba escalofríos. Arriba de sus ojos verdes tenía unas pobladas cejas que de lo largas que eran se unían. Un gesto de incredulidad de estas y estabas perdido. Ella lo estuvo muchas veces y logro liberarse gracias a un poco de suerte... sin embargo, los demás no tenían esa suerte. Tenía que escucharlos gritar... a algunos llorar y suplicar... esas voces nunca se irían de su cabeza; sobre todo la de su madre...
Lord Byron fácilmente podía aprovecharse de TN por ser pequeña y débil. Alice Hawthorne siempre la había protegido, y eso fue la razón por la que Lord Byron la mato cuando cumplió los cinco.
A pesar de ser una niña, odiaba a ese hombre con todo su ser. No le deseaba la muerte, porque su madre siempre le había dicho que no debía hacerlo, que todos siempre tenían lo merecido. No le deseaba la muerte, pero si una agonía espantosa... dolorosa, tendida de un hilo. Quería que ese hombre sufriera todo lo que les hacía a los esclavos.
Y el maldito había muerto a causa de una nueva compra. Cuando esa noticia apareció en los diarios locales, y esa información llego a los oídos de TN... no sintió nada. Ni alivio, ni alegría. Nada. <> había dicho la Reina. Pero lo que ella no sabía era que nunca estarían a salvo... él era como un demonio, un espectro que nunca descansaría en paz. Que la perseguía... que perseguía a todos los seres humanos que maltrato con azotes y puñetazos.
Aun recordaba el tono de su voz: áspero, grueso, descabellado y malicioso. También los insultos para ella y para su madre, Alice.

Harry observo que su piel se había erizado, y apenas rozo con el dedo una de sus heridas cuando la escucho sollozar.
-¿Señorita TN? ¿Acaso le lastime?- ello no podía ser posible, si apenas la había tocado.
TN ya estaba un mar de lágrimas. Y negó en respuesta.
-tranquila... -susurro suavemente- permítame...
Unió los extremos del vestido, prendió cada botón con movimientos suaves y mágicos... TN logro sentir esa magia y esa suavidad. Le llego al corazón de una forma extraña... y cuando el ato el lazo que sujetaba el resto del vestido, lo hizo rápidamente pero sin ser brusco.
Entonces poso ambas manos en sus hombros descubiertos. TN se estremeció y con lentitud dejo que él la girara para mirarlo.
-lamento haberla expuesto de esta forma... imagino que para usted cicatrizar estas heridas es muy difícil.
-tanto las superficiales como las internas, alteza. Yo lamento ponerme así... usted no tiene por qué verme llorar... pero es que...
El sintió que se le encogía el corazón. Nunca soporto ver una mujer llorar... sin embargo esta... le llegaba más al alma.
Le ofreció un pañuelo y ella lo recibió con una mano temblorosa. Maldito canalla ese de Lord Byron ¿Cuantas almas inocentes pudo haber dañado? Tenía en frente a una. Que a pesar de estar quebrada en ese instante, sintió una oleada de admiración por ella. El nunca recibió ese maltrato físico y/o emocional. De vez en cuando algún que otro regaño por cometer una travesura de niño pequeño. Pero nunca sus padres pasaron de ese límite.
Sintió el impulso de abrazarla. Y lo hizo, sin ser demasiado consiente si estaba bien o mal.
TN frunció el ceño al estar pegada en su pecho, y más cuando la rodeo con sus brazos a la altura de los hombros.
Había sido un movimiento lento y sutil. Detestaba que las personas le tuvieran lastima por su pasado. Pero él lo único que hizo fue abrazarla... nunca antes la habían abrazado. O si, si lo han hecho. Sin embargo... siempre había sentido una cierta aprensión al recibirlos. No recordaba ese tipo de acto afectivo, ni siquiera que su madre se lo haya dado...
Pero este abrazo podría reemplazar a todos lo que habría recibido en toda su vida. Era cálido, sus brazos eran cálidos y fuertes... tanto que se desborono en ellos y el la apego más. Como diciéndole que no tuviera miedo, que el estaría allí siempre.
Absurdo. Se dijo. Era solo un simple abrazo. Nada más. Pero se sentía tan bien... tanto que parecía que nada malo podría pasar... tanto que se dejó perder en el más profundo abismo por los latidos de su corazón que atravesaban su camisa y chaleco. Podía sentir su palpitar, lento y sereno ¿Es que ese hombre estaba allí para darle a ella lo que más necesitaba? ¿Paz, algo de cariño y algo así como "jamás te dejare sola"? No. Recapacito de repente. El abrazo estaba mal; todo lo que estaba sintiendo en ese instante era totalmente inadecuado.
Con el corazón hecho trizas se apartó, muy lentamente, para no parecer irrespetuosa. Hubiera sido mejor que se quedara dónde estaba, porque se encontró con su mirada... con su perfección, y que Dios la perdonase, pero había sentido el impulso de besarlo. ¿Quién no querría hacerlo?
-es usted una mujer admirable, señorita TN... señorita TN... -repitió pensativo- ¿Cuál es su apellido?
TN, por fin en toda la noche, esbozo una media sonrisa.
- Hawthorne, alteza. TN Hawthorne.
-TN Hawthorne -replico el, creando una sonrisa en sus labios- ahora puedo nombrarla más adecuadamente. Señorita Hawthorne.
-claro... alteza... yo, debo irme. No es muy bien visto mi presencia a estas horas, ¿Comprenderá, cierto?
-por supuesto. Además, sé que para usted las horas de dormir son limitadas.
Se despidieron y cuando TN estuvo en el pasillo... quiso darse vuelta y volver... pero eso sería estúpido e inadecuado. No importaba cuantas horas le quedaban para dormir, sabía desde ya que no iba a pegar un solo ojo en toda noche.
Y cuando por fin pudo conciliar el sueño, lo primero que le aprecio fue la imagen de ese hombre endemoniado. ¿Es que desde el más allí ¡¿también la torturaba?!
-¡No! -grito y sentó en la cama medio dormida. Hasta que logro recuperarse, supo que aún estaba en su chocita. Y Bonita, su querida y adoraba Bonita también se había despertado por su grito y estaba en su regazo.
-lo siento, no quería despertarte.
Bonita intuía que algo le sucedía, entonces se acurruco en su regazo.
-quisiera poder dormir ahora, estoy tan cansada... pero sé que si vuelvo a cerrar los ojos lo veré otra vez y no quiero, Bonita... no quiero.
Esa sensación de angustia e impotencia otra vez. Intentaba convencerse de que por ser demasiado pequeña no pudo salvar a su madre, pero se echaba la culpa de todo lo que había pasado y nadie podría hacerle cambiar de opinión.
La perrita la miro, con los ojitos brillantes bajo ese manojo de chuschas que tenía por pelos, y se enterneció, y era como si quisiera decirle que le contara lo que la estaba angustiando. Sabía que no iba a ser fácil, de hecho lo estuvo intentando por años, quitarse ese peso que tenía en el pecho, ese dolor incurable y que cada vez le desgarraba más. Contarlo no era un alivio, porque nadie podía volver el tiempo atrás y cambiar las cosas... sin embargo, necesitaba hablar con alguien, si quiera una persona que sepa todo lo que había pasado, en este caso, mejor dicho, que un perrito lo sepa no sería nada malo. Era alguien con quien hablar de todos modos.
-te contare mi historia, Bonita. ¿Sabes? Yo tampoco tengo mama, murió cuando era pequeña, no tanto así como tú, pero murió por culpa de un... hace años. Mi padre se llamaba Chace Hawthorne, y era un boticario. ¿Sabes lo que es un boticario?
Bonita murmuro algo, como diciéndole que no.
-pues... ellos tienen una vida nómada, por así decirlo, andan de aquí para allá en busca de plantas medicinales y preparan pociones que curan ciertos padecimientos. Mi madre se llamaba Alice Steel, pero al casarse con mi papa; Alice Hawthorne, ella era sirvienta, al igual que yo. Y era el sustento de la casa donde vivíamos antes de que mi padre se fuera... Sí, nos abandonó, ciertamente para buscar otros ingredientes para sus pociones, pero nunca volvió. Yo apenas tenía tres años, así que no lo recuerdo mucho... lo que si recuerdo es que nos dejó a mi madre y a mi con varias
deudas.
Vivíamos en una granja, muy lejos de aquí, y cuando mi padre se fue mi madre no podía con todo, y ciertamente no nos alcanzaba el dinero para mantener a los animales. Así que estuvo en busca de un trabajo y cuando consiguió uno estable nos mudamos. Mi madre lo único que sabía hacer era servir, entonces consiguió una bacante en un castillo en Londres. El hombre supuestamente pagaba bien y permitía que yo me quedara con mi mama en una zona alejada del castillo. Algo así como estoy ahora, con la diferencia que la habitación estaba pegada al ala sur de ese castillo.
Recuerdo que mi madre, en el camino, me decía que debía ser educada y callada con ese señor.
Y que no debía hacer travesuras porque solo por solidaridad me dejaba quedar con ella.
También recuerdo que apenas lo vi me dio escalofríos. Era un monstruo, un monstruo oculto bajo una máscara de buena casta. Su sola presencia me intimidaba, me sentía mucho más pequeñita de lo que ya era.
Mientras relataba, su mente viajo a esos tiempos, a esos momentos.
El castillo de Lord Byron era grande e imponente, uno de los más importantes de Londres. Se decía que no ejercía bien su deber en la sociedad. De hecho, si no brindaba banquetes cinco veces por año, podía hablarse pestes de él.
Cuando se mudaron a una pequeña habitación de ese gran castillo, Alice jamás pensó lo que podría sucederles lo que les sucedió.
Desde el primer día sabía que algo en ese castillo no andaba bien. Además, Lord Byron la miraba con ojos lujuriosos y maliciosos. Ella ya no era una jovencita ilusa, ya estaba cruzando los cuarenta, y le parecía demasiado impetuoso que ese hombre le mirara de esa forma. A su pequeña hija a penas la había mirado, el mismo le había dicho que no le gustaban para nada los niños, que aquella vez solo era una excepción.
Alice también sabía que su pequeña hija no causaría líos, no era muy comunicativa y podía quedarse encerrado todo un día sin problemas. Total... ella ya estaba acostumbrada a estar sola.
Ello no quería decir que no se ocupaba de ella o que no tenían una relación madre e hija como debía ser. Se proponía que eso no debía suceder. Le daba todo el cariño y amor que la pequeña necesitaba y la trataba como si fuera lo único en su vida. De hecho, así era.
TN recordó su primer recorrido por el castillo, era un lugar sombrío... oscuro y con un aire pesado. Y ocultos entre las sombras se encontraban los demás sirvientes, todos tenían un aire triste y desolador, ninguno sonreía, ninguno hablaba. Solo estaban allí, temerosos de cualquier otra presencia. Lo que a TN le llamo la atención era que eran personas de una piel mucho más oscura que la de ella, eran como carbón, le había hecho ese pequeño comentario inocente a una de Issie, se llamaba, y era una mujer joven, que al escuchar su comentario le sonrió dulcemente.
Ella extrañamente se había ido dos días después. Y algunos de todos los que estaba empezando a conocer también se iban y venían unos nuevos, de la misma piel, con ese mismo aire triste y desolador.
Alice comenzaba a sospechar. Lord Byron en si irradiaba misterio, pero que sea un criminal era algo totalmente distinto. Y cuando se dio cuenta de ello... ya era demasiado tarde.
Meses después, había recibido su primer azote en un establo que se encontraba dentro de los terrenos del castillo, un lugar por el cual habría corrido demasiada sangre, "La cueva de los castigos" solían llamarlo los esclavos. No importaba si ella era lastimaba, lo que realmente le ponía los nervios de punta era que su pequeña hija tuviera que vivir con eso tan cerca, y rogaba para que Lord Byron nunca se atreviera a tocarla. Pero tampoco pudo evitarlo.
Hubo un tiempo en que Lord Byron era un hombre considerado y paciente, y según los esclavos, sus días de azotar y golpear sin parar a los esclavos había estado muerta por un tiempo, todo se debía a una mujer. Pero esa mujer lo abandono y los golpes habían vuelto irreversiblemente. Antes de Alice y TN Hawthorne llegaran.
-mi madre nunca pudo regalarme algo para mi cumpleaños, yo nunca le reprendí por ello. Sin embargo... cuando cumplí los cinco, ella entro en nuestra pequeña habitación esa noche con algo oculto en la espalda. Y era un pequeño pastel que hizo a escondidas en la cocina. Era del tamaño de un pastelillo, pero cuando lo vi me pareció el mejor pastel de cumpleaños del mundo. Ella siempre me decía que llegaría el día que saldríamos de allí y nos iríamos lejos, muy lejos para rehacer nuestras vidas. Ese día nunca llego y murió antes de poder cumplir esa promesa.
Cuando quise comer la primera rebanada del pastelillo saco una velita de no sé dónde y la hundió encima de él y cuando la encendió me dijo que debía pedir tres deseos. ¿Te comento algo curioso?
Aun los recuerdo. Aún recuerdo mis tres deseos. En el primero pedí que ella nunca se fuera de mi lado, el segundo que Lord Byron dejara de ser malo y el tercero que podamos salir de allí sanas y salvas. Y sople, luego ella me abrazo y me dijo:
<<-te prometo que en tu próximo cumpleaños hare un pastel enorme y te regalare una muñeca. >>
-la que yo tenía... Lord Byron la lanzo a la hoguera como castigo... no recuerdo que hice, pero si recuerdo que llore toda la noche por eso... cuando me separe del abrazo de mi madre el entro de repente, lanzando chispas.
<<-¿¡Con que has sido tú, eh!? Ahora veras lo que les sucede a las ladronas>>
-estaba acusando a mi madre de robo... yo no sabía qué hacer, solo agarro a mi madre de los cabellos y se la llevo a los tirones... minutos después podía escuchar sus gritos... Lord Byron la estaba azotando de nuevo, podía escuchar sus gruñidos también. Era como si empleara todas sus fuerzas en esos azotes... después esos gritos se callaron... estaba esperando que ella volviera como siempre, pero no lo hizo, solo llego él y me miro con sumo desprecio, luego cerró la puerta tras si de un portazo y me encerró. Recuerdo que llame a mi madre toda la noche... y nunca llegaba... me preguntaba si se había olvidado de mí, de nuestra meta... y dos días después...
cuando uno de los esclavos vino a escondidas a darme comida me entere que había muerto. Ella siempre me enseño que el odio era un sentimiento indigno, pero yo lo sentí, lo sentí fluyendo por mis venas y lo único que quería era que ese maldito muriera... que lo azotaran de la misma forma como lo había hecho con mi madre hasta morir
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por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:37 am

Capitulo 22

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-Ella siempre me enseño que el odio era un sentimiento indigno, pero yo lo sentí, lo sentí fluyendo por mis venas y lo único que quería era que ese maldito muriera... que lo azotaran de la misma forma como lo había hecho con mi madre hasta morir

TN estuvo encerrada durante meses, y cuando el banquete y la gran fiesta que Lord Byron ofreció pudo salir. Nando, uno de los esclavos, le había dicho que podía salir y escaparse, ya que el señor estaba muy ocupado en el salón de fiestas agradando a la sociedad.
Y así era, lo estaba observando desde la puerta ventanal que delimitaba el pasillo principal del gran salón. Ya no tenía lágrimas, había derrochado todas esos últimos meses, y lo único que guardaba en su corazón era un gran odio hacia ese hombre. El había intentado abusar de ella, la zarandeo, golpeo y azoto con todo lo que tenía al alcance y no solo eso, también asesino a su madre el día de su cumpleaños... deseaba con todas sus fuerzas que el muriera, que sufriera de la misma forma que todos los esclavos. Pero allí estaba, bien parado y contando chistes de mala muerte a toda esa gente bonita. Apretó los puños y se echó a llorar otra vez.
-lo odio, lo odio, lo odio.
Se dijo que debía irse de allí, era su oportunidad, él estaba distraído. Pero al girarse choco con una falda. O más bien... una mujer.
-¿A dónde ibas con tanta prisa, pequeña?
Era una mujer alta, bien bonita y de tez blanca. A penas si pudo controlar el pulso cuando ella se agacho a su altura.
-¿Por qué lloras? -le pregunto con un tono de voz suave- me llamo Angélica Bennington, ¿Y tú?
-¿Qué haces pedazo de... ¡Majestad! -Exclamo sorprendido- ¿Que la trae por aquí?
Angélica de puso de pie, con la frente en alto.
-vine a pedido de mi madre, Lord Byron.
-es un honor tenerla por aquí, una mujer de sangre noble y bien parecida como usted nunca está de más.
Dios, como le repugnaba la actitud de ese hombre.
-claro, siempre es un honor asistir a este tipo de eventos de sociedad.
TN no sabía que hacía en ese cuadro, así que intento escurrirse, pero Lord Byron la sujeto por los cabellos y tironeo de ella.
-¿¡Pero qué clase de trato es ese para una niña!? -replico Angélica, claramente indignada. La pequeña se retorcía y quería liberarse- dejadla ir en este instante.
-siempre tan convaleciente ¿Eh, majestad? Esta escoria no es digna ni siquiera de sentir pena. Ahora, si me permite, debo llevarla. ¿Con que querías escaparte? ¡Inténtalo cuantas veces quieres, estúpida!
La llevaba arrastrando, desapareció en una esquina y de allí segundos después escucho un portazo. Luego volvió, con una inusual sonrisa. Como si no hubiera hecho nada.
-esa pequeña no es tan inocente como usted cree, majestad. La tengo bajo castigo, para el tipo de actitud que tiene ella hay que tener mano firme, siempre lo he dicho, ¿Desea acompañarme al salón, majestad? -hizo ademan.
-por supuesto -fingió una sonrisa y pasó el brazo por el suyo. Su sola colonia le producía nauseas.

Apenas si podía concentrarse en la conversación. Quería salvar a esa pequeña... se veía que era una niña sufrida, por sus ojeras bajo sus ojitos, por su piel sucia y por su carita que tenían marcas de lágrimas. Había pasado una hora, se dijo, era el momento para dar el golpe.
Se acercó a Lord Byron y le susurro, discretamente.
-disculpe... ¿Dónde se encuentra el tocador? Necesito darme un retoque.
-oh, pero usted no necesita retoques. Se ve preciosa.
Ella fingió una sonrisa.
-gracias, es usted muy amable. Pero sabe cómo somos nosotras las mujeres. Además... no me tardo, si es eso lo que le preocupa.
-de acuerdo -asintió- está por ese pasillo -le señalo con la mirada- hasta el final a la derecha.
-muchas gracias, enseguida vuelvo-inclino la cabeza y se retiró con un contoneo en las caderas despreocupado.
Lo cierto es que cuando desapareció de la vista de todos, sobre todo la de Lord Byron, se dirigió rápidamente hasta el pasillo por el cual había desaparecido con la pequeña, pero un hombre alto le impidió el paso.
-usted debería estar en la fiesta. -le dijo, con un acento portugués.
-debería, si. Pero... ¿Usted desea que Lord Byron pague por todos sus crímenes?
Nando abrió los ojos de par en par.
-tranquilo -dijo ella- se todo, estoy al tanto de todo. Y os prometo que en cuanto pueda los liberare. Por el momento necesito sacar a esa pequeña de aquí. Supongo que usted sabe de quién hablo.
-¿usted puede ayudarla? -pregunto con ligero brillo de esperanza y desolación en los ojos.
-y a ustedes también. Por el momento ella necesita salir de aquí. Por favor, ¿Puede ayudarme?
-ese canalla mato a su madre hace poco. Está destrozada, y más le vale cuidarla y protegerla. No tiene a nadie más en el mundo.
-¿Lord Byron mato....? Por supuesto. ¿Puede ayudarme?
El hombre miro tras ella y luego a ambos costados, y muy sigilosamente la dirigió hasta la puerta donde la pequeña estaba encerrada.

TN cuando escucho que el cerrojo se giraba a cuatro pies se escondió bajo la cama. Luego escucho unos pasos y la puerta cerrarse otra vez. Donde se encontraba podía observar sus pies, que más estaban ocultos bajo una falda de satén morada.
-pequeña... -susurro- ¿Dónde estás? No tienes que esconderte de mí... -entonces se acercó al borde de la cama, y se agacho lo suficiente hasta que pudo divisar su pequeña figura- allí estas... ven -le tendió la mano- tranquila... no quiero hacerte daño, vine a sacarte de aquí. Vamos, pequeña, no me tengas miedo...
Ella le dio la mano, con desconfianza, esa mujer la ayudo a salir. Y cuando estuvo parada frente a ella, esta se arrodillo y la miro fijamente. Pero había algo en sus ojos verdes con puntitos marrones alrededor del iris. Algo así como ternura.
-sé que no me conoces. Pero confía en que os voy a sacar de aquí, ¿De acuerdo? Tranquila.
Quiso alzarla, pero TN retrocedió, temerosa.
-tranquila, cariño. No te hare daño.
Y cuando TN por fin quiso tomar confianza, Lord Byron entro, furioso.
-está muy lejos del tocador, majestad.
Angélica se puso de pie, bien erguida y decidida.
-ya lo sé, zoquete. Y ahora que estamos aquí, quería deciros que estoy al tanto de todas sus fechorías. Todo Londres lo sabe, pero le tiene miedo. Yo no, Lord Byron. Yo le voy a hacer pagar todo lo que les ha hecho a esos esclavos y a esta niña.
-¿Usted lo creéis de verdad? -sonrió, sombría y maliciosamente, cerrando la puerta tras si-es usted una mujer muy ilusa, majestad. Debería aprender que algunas cosas se hacen porque son necesarias.
-¿Y maltratar, matar, comprar y vender personas es necesario?
-es muy sensata ¿Verdad? -Se cruzó de brazos- creo que podríamos arreglar esto de una forma civilizada ¿No le parece?
-usted no tiene nada de civilizado, canalla. Y por su bien le ordeno que me deje ir.
-tal vez, pero si pretende irse con eso -señalando a TN- desde ahora le digo, con sumo respeto, que no le permitiré siquiera atravesar esta puerta.
-dejadme ir en este instante, Lord Byron. O me las pagara.-añadió con firmeza, sin embargo la amenaza no llego a ese hombre.
-¿y que podría hacer? Majestad, no sé si se habrá dado cuenta... pero estamos usted y yo nada más. La pequeña no cuenta.
Angélica aspiro con indignación.
-¡Es usted un zoquete estúpido! ¡Dejaos irme en instante!
Ser mujer a veces no es un privilegio, más en esos tiempos. Donde se las consideraba débiles y sumisas. Lord Byron sabia de ello, y se aprovechó.
Siendo un semejante hombre Angélica no podía luchar contra él, ya era una batalla perdida... y hay quienes dicen que la diplomacia serbia de algo. Justamente a ella no, para nada.
TN observaba todo con los ojos bien abiertos, sintiéndose impotente. Tenía que hacer algo ¿Pero qué? El la había tumbado sobre la cama y pretendía hacer algo de adultos con ella. Claro que la mujer forcejeada, pataleaba y se retorcía para que el malnacido no lograra su cometido.
De nada le valía gritar, todos estaban en el gran salón, con la orquesta y hablando de cosas sin importancia, mientras tanto ella intentaba zafarse.
La pequeña sujeto un florero, sin saber por qué, solo sabía que se estaba dirigiendo muy sigilosamente a ellos, y pretendía golpearlo con el mismo. No obstante, cuando el objeto estallo en pedazos sobre su nuca, no le hizo nada. Solo lo enfureció más y la miro como si quisiera matarla, ya lo había hecho muchas veces, pero esa vez su mirada era más intensa. Y cuando quiso jalarla de los pelos, Angélica dio el golpe, más bien el rodillazo en su estómago y en su ingle, empleando el resto de fuerzas que le quedaban.
Al menos eso sirvió para que retorciera un rato, en tanto ella recobro el aliento, y se reincorporo.
-Bien hecho, pequeña. Vámonos -se quitó rápidamente el chal que le cubría los hombros y la envolvió a ella- ¿Confías en mí?
TN asintió, con la mandíbula temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.
-ven, cariño -la alzo en sus brazos e hizo que escondiera el rostro en su cuello. Y se echó a correr tan rápido como sus tacos y falda se lo permitían.
Se subieron a un carruaje, y antes de entrar ordeno que partieran rápido de allí. Sabía que varios de los invitados la habían visto, y no dijeron nada. Pero si veían a Lord Byron sería diferente, el no podría huir, y tampoco sería objeto de los chismes, era un hombre orgulloso y reservado.
-vas a quedarte conmigo, ¿de acuerdo? -Le dijo, con la respiración más tranquila mientras el carruaje se disponía a avanzar- no seré como tu madre, pero si seré tu amiga. Te prometo que nada malo volverá a sucederte, estarás a salvo en mi castillo.
TN estaba frente a ella y le había tomado ambas manos. Estaba temblando y cuando se dirigió a la pequeña ventana vio que el gran castillo se iba quedando atrás y se echó a llorar.
-oh cariño... ven aquí -la sentó en su regazo cuidadosamente y con un pañuelo le seco las lágrimas.
-quiero a mi mama... me prometió que nos iríamos juntas.
Tenía conciencia de que ella jamás volvería, pero aun albergaba una esperanza en su corazón, quizá estaba mal herida, no muerta.
A Angélica se le encogió el corazón. Y se le cerró la garganta, ¿Cómo decirle a una pequeña de cinco años que su madre jamás volvería?
-ella... -apenas si podía articular palabra- ella hubiera querido que estés bien. Y lo estarás, te lo prometo...
La abrazo contra su pecho y allí se quedó. Lord Byron cobraría cada una de sus fechorías Angélica se encargaría de ello, aunque le costara.
TN volvió al presente... lentamente... estaba al margen de ambos tiempos, entre el pasado y el presente. Y cada vez era más difícil mirar hacia el futuro... un futuro el cual imaginaba lejos de allí. Winchcombe no estaba muy alejado de Londres, eran como dos mundos distintos, pero ambos lugares poseía recuerdos que pretendía olvidar.
Bonita estaba lloriqueando, cuando TN termino de relatar.
-y eso es todo, Bonita -finalizo con un suspiro- como veras, tenemos otra cosa en común, ambas somos huérfanas. Ven aquí -la abrazo contra su pecho, y luego la perrita alzo la cabecita y comenzó a "besarle" la mandíbula y la mejilla, TN no hizo más que soltar una leve risita- yo también te quiero. ¿Me prometes que te quedaras conmigo?
Bonita ladro en respuesta.
-yo también, siempre estaré contigo. -le beso la cabecita y minutos después, del cansancio se quedó dormida. Solo quedaban un par de horas y minutos, pero al menos recuperaría parte de sus fuerzas en ese último tiempo.
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por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:47 am

Capitulo 23

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-yo también, siempre estaré contigo. -le beso la cabecita y minutos después, del cansancio se quedó dormida. Solo quedaban un par de horas y minutos, pero al menos recuperaría parte de sus fuerzas en ese último tiempo.

Y la mañana empezó con una ligera llovizna. Luego, pasando las diez de la mañana se había aclarado bastante y el sol estaba en todo su esplendor.
TN estaba sudada y exhausta cuando llego Robín montado sobre Rayo.
-Viento se ha lastimado -le dijo.
-¿qué? -TN entre cerro los ojos para mirarlo- ¿Que le ha sucedido esta vez?
-no lo sé -se encogió de hombros-acompañadme al bosque, allí esta, no se quiere mover.
-id entonces, yo voy enseguida.
El asintió y se alejó a todo galope. Suspiro cansada, apenas había terminado con los fardos y ahora tenía que asistir a Viento, que era un semental recién llegado. TN recordaba que el animal no se dejaba tocar cinco meses atrás, pero ella había logrado calmarlo un poco cuando tenía tiempo para visitar al resto de los caballos, estaba nervioso, eso era todo; y los vaqueros no le felicitaron, pero siempre se decían entre ellos que ella tenía un poder con los animales. Además... a todos y a cada uno les puso nombre.
Cuando llego a las cercanías del bosque, Viento, el semental marrón oscuro estaba tumbado boca abajo, pero cuando la vio, levanto majestuosamente el largo de su cuello y bufo.
-¿Que te ha sucedido esta vez, precioso?
El sacudió la cabeza y escucho a Robín reír cuando salió de entre los árboles.
-se declara inocente. Se ha lastimado la pata delantera izquierda otra vez. Le dije a Roy que no debíamos dejarlo correr, que aun tenia convaleciente la pata.
-ven, Viento, en los establos poder curarte.
-¡Oh! No quiere mover ni un pelo, TN. No creo que puedas... -se quedó boqui abierto de repente, Viento se levantó lentamente- ¿Cómo hacéis eso?
-no lo sé -el caballo se acercó a ella, cojeando- pero ayuda, ¿O no? ve al pueblo y buscad algo para vendarlo, en tanto yo le limpiare la herida.
-como usted diga, señora. -hizo un gesto con el sombrero y se fue.
TN hizo un gesto de negación y suspiro.
-ven, tranquilo..., iremos bien despacito, así que no te precipites.
El caballo acerco el hocico a su mejilla, como a modo de caricia.
-eso no te liberara del regaño. Por ahora estas perdonado. Vamos. Pasito a pasito llegaremos.

Ciertamente el trayecto hasta los establos fue eterno. El caballo y ella estaban exhaustos cuando atravesaron la entrada. Lo dejo en su debido lugar, al lado de Relámpago y Tormenta.
-¿Acaso necesitareis de mi ayuda?
Se dio vuelta abruptamente, un hombre alto estaba en la entrada, con un maletín en la mano.
-¿Quién es usted? -pregunto, recobrando el aliento.
-Robín me ha informado sobre la situación, y pensó que tal vez podrá servir de algo. Soy veterinario.
Él se acercó, cautelosamente.
-ah. Yo le dije a Robín que fuera por unas vendas, no por un veterinario.
-si me presencia no es tan bien recibida entonces...
-espere -le dijo, cuando él se disponía a girarse para irse- lo siento, es que... no importa. Su ayuda es bien recibida. ¿Señor...
- Payne. Liam, Payne.
-señor Payne -inclino la cabeza a modo de saludo- pase, "su paciente" esta por aquí.
Caminaron juntos, y fueron recibidos con tres suspiros seguidos.
-sí que son hermosos, ¿Y cuál de los tres es?
Y como si entendiera que venía para curarlo, Viento relincho seguido de un movimiento de cabeza.
-es en un semental bien entendido ¿Eh? -Sonrió, luego cruzo la guarda que lo delimitaba, pero luego se volvió a TN- ¿enserio no me recuerdas?
-disculpe, ¿Debería?
-supongo que el nombre Sophie Amelia Payne, no te dice nada ¿Verdad?
Ese era el nombre de su amiga... y causalmente el tenía su mismo apellido ¿O solo era mera coincidencia?
-soy yo, Liam, ¿Recuerdas? El primo de Sophie, el que llego hace unos meses de viaje.
TN cayó en cuenta por fin... ¡No lo había reconocido! La última imagen que tenia de él era un chico flacucho de diecisiete y tantos, con abundantes espinillas en la cara y con el cabello alborotado.
Ahora ni siquiera tenía rastros de espinillas, tenía un cutis por así decirlo perfecto, no era flacucho, sino musculoso, más alto de lo que recordaba y... el cabello sedoso y bien peinado hacia atrás.
-¿Eres tu...? -TN estaba atónita, y el solo rio- ¡Me he llevado una gran sorpresa! Cielos... es que, no os reconocí... es que... estas tan diferente...
-lo sé, lo entiendo -dijo el, sonriente- mi prima también me desconoció, de hecho, por poco me hecha a patadas de la casa.
-me lo puedo imaginar -rio levemente- Sophie es muy temperamental.
-demasiado, diría yo. Pero en fin. Al final me conoció. Pero al menos tú lo hiciste en poco tiempo.
-si no me lo decías tal vez no lo hubiera hecho. Creedme, ¡Estas irreconocible!
-lo que un poco de ejercicio y recetas de la abuela pueden lograr, ¿no? -Bromeo el- pero ya habrá tiempo para hablar de mí, además de aprovechar la oportunidad de veros, vine a auxiliar a este muchacho.
- de acuerdo -dijo TN con una sonrisa- voy por algo de heno, este muchacho necesita comer algo.
Se alejó y Liam no le quitaba la mirada de encima, cuando ella se agacho para alzar un fardo de heno, la miro con mas atención.
Viento bufo, percibió la intensidad de su mirada al verla, y por ello, para sacarlo del trance, le mordisqueo el hombro y le relincho en la cara, a modo de reproche.
-¡auch!
TN soltó una carcajada mientras se acercaba, luego dejo frente a él el fardo de heno.
-muy rara vez le simpatizan los desconocidos, pero tranquilo, no te pateara.
-Sí, claro. Tranquilo -le dijo con una voz suave mientras le acariciaba el lomo- ¿Cuál es la pata herida?
Ella hizo que Viento la levantara.
-oh, muy bien.
Comenzó a examinarlo, mientras Relámpago y Tormenta estiraban los cuellos para asomarse.
-quedaos quietos ustedes dos -les dijo TN con los brazos cruzados.
-¿Qué cosa? -Liam alzo la cabeza.
-nada, son Relámpago y Tormenta, estaban curioseando.
-ah, pero no me molesta. Espera un momento, ¿Relámpago y Tormenta? El de Robín se llama Rayo, este Viento, ¿Por qué le pones ese tipo de nombres? Yo les pondría Kikkie o algo así.
Y los tres relincharon en repuesta. TN sonrió victoriosa.
-a ellos no les molesta. De hecho, tienen razones para llamarse así.
-¿De verdad? Dime cuales son.
-Él es Relámpago -lo señalo y se puso frente a el para acariciarle el hocico y las orejas- le puse así porque es uno de los más veloces. A Tormenta -se puso delante de el- porque su madre lo pario en una, y a Viento porque... no es muy veloz, pero corre a la velocidad del viento cuando se lo propone.
-¿Y a Rayo, por qué? -pregunto el, curioso.
-porque estuvo cerca de uno una vez, cuando era un potrillo. Se había desatado una tormenta fuerte y los caballos estaban como locos, entonces se echaron a correr y él iba con el montón cuando cayó uno cerca.
-entiendo. Eso sí es una historia interesante.
Minutos después ya había terminado de dar la última vuelta a su pata.
-este muchacho debe quedarse una semana sin mover la pata.
-eso sí que va a ser complicado, él es muy inquieto.
-entonces... deberéis cuidarlo, apuesto que si no estabas aquí el no habría dejado que lo curara.
-tal vez... él es un buen chico, ¿verdad que si? -Se acercó a Viento y le acaricio el cuello- eres un buen chico.
-eres muy suertudo, amigo mío -le susurro al caballo-yo nunca logre que me tratara así.
-mmmm ¿Y por qué será? -inquirió TN pícaramente.
-porque me gustabas -dijo el, lanzándole una mirada significativa- y de hecho, ese sentimiento no cambio. Para nada.
TN se quedó sin respiración por un instante.
-Liam... yo...
-no hace falta que digas algo, TN. Lo entiendo. Además... ahora debo irme.
-le diré a Robín que te de algunos peni...
-no vine para cobrar dinero. Fue sencillo, no hace falta -dijo el con una sonrisa.
-tenemos que pagarte por tu trabajo.
-¿Y a ti te pagan por estar con ellos? -TN no contesto- es por eso que me dedique a esto. No precisamente por el dinero. Sino para ayudar a los animales.
-ese es una de las acciones más nobles que jamás he visto.
El dedico una media sonrisa, TN se había sonrojado de repente. Definitivamente estar frente a hombres guapos le causaba ese efecto.
-me alegra que pienses eso. Si le duele o se le inflama, me avisas de inmediato. Vendré no tan rápido como un rayo, pero llegare.
TN sonrió y el acomodo sus cosas en el maletín y se encamino hacia la entrada del establo.
-por cierto -volteo la cabeza- Sophie me dijo que te saludara por si acaso te veía.
-mandadle saludos de mi parte también.
-os extraña mucho. Pregunta que te ha hecho la sangrona de Michelle.
-me traslado aquí, eso paso. Hace semanas que no trabajo dentro del castillo. Y como los hombres hacen las compras en el pueblo -encogió los hombros- no salgo de aquí.
-entonces... supongo que mi prima vendrá a verte pronto, y quien sabe, tal vez yo también me escabulla de vez en cuando ¿Te agradaría?
-si vienes con buenas intenciones... -inquirió ella desviando la mirada y sonriendo pícaramente.
-creedme, siempre tengo buenas intenciones -contesto el sonriente.
Se despidió con la mano, y al avanzar el primer paso, se resbalo y cayó sobre la "popo" de caballo. Para su suerte, de espaldas.
TN se tapó la boca para contener una carcajada. Él se levantó a regañadientes y mascullando maldiciones.
-¡Perfecto! Mi camisa nueva -espeto con fastidio- son gajes del oficio supongo –añadió como si no le importara, luego miro a TN y frunció el ceño- ¿Te estas burlando de mí?
-no -negó ella rápidamente, conteniéndose-
-por supuesto. ¿Cómo harías algo aso? Hazlo, de todos modos ibas a hacerlo.
Dejo de contenerse y rio con ganas hasta que se compadeció.
-lo siento. ¡Es que fue muy graciosa tu caída! Eso te pasa por no prestar atención, siempre que caminas por un establo debes fijarte por donde así no te llevas una sorpresa desagradable.
Hasta los caballos movieron las cabezas y relincharon como burlándose también. Liam se puso serio y TN rio de nuevo.
-era lo único que me faltaba -bufo.
-ven aquí, sangrón, te lavare la camisa.
-¿Qué? No, ire al pueblo y lo hare yo mismo.
-Sophie no te dejara pasar por la puerta. Y todos en el pueblo se burlaran.
-no me importa lo que piensen.
-bien por ti -asintió ella- pero Sophie no te dejara pasar, es más higiénica que yo.
-en eso tienes razón -miro detrás del hombro- ¡Iuug! ¿Qué comen?
TN soltó otra carcajada.
-lo que un caballo debe comer. Aunque creo que esa es de Relámpago, tuvo problemas intestinales la semana pasada.
Y el corcel se hizo escuchar como a modo de aprobación.
-¿y se supone que eso debe consolarme? -inquirió enarcando una ceja.
-no. Precisamente no.
TN lo llevo al siguiente establo, donde tendrían un poco de privacidad. Él estaba detrás de la tina de madera, quitándose la camisa. Mientras ella lo esperaba. Cuando el apareció, con el torso desnudo para entregarle la prenda, no pudo evitar quedarse boquiabierta. El notando su estado rio, maliciosamente.
-¿Os sentíos bien? -pregunto divertido.
Ella sacudió la cabeza y recibió la prenda como si nada.
-por supuesto. Ahora la.... La lavo y en unos minutos estará seca, más o menos. Supongo.
Rápidamente se alejó de él y fue hasta un rincón, donde tenía otra tina, de un tamaño mediano que la anterior y puso la prenda en remojo.
¿Por qué tenía que estar así? El hecho de que tuviera unos que otros abdominales no deberían de haberla impresionado. Pero lo chistoso es que así fue... por todos los cielos, además de tener una sonrisa encantadora poseía un cuerpo escultural por el cual cualquier mujer se derretiría o se quedaría más de mil horas observando con detenimiento.
-tengo la sensación de que estas nerviosa... y ¿Sabes? Eso me agrada.

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por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:49 am

Capitulo 24

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¿Por qué tenía que estar así? El hecho de que tuviera unos que otros abdominales no deberían de haberla impresionado. Pero lo chistoso es que así fue... por todos los cielos, además de tener una sonrisa encantadora poseía un cuerpo escultural por el cual cualquier mujer se derretiría o se quedaría más de mil horas observando con detenimiento.
-tengo la sensación de que estas nerviosa... y ¿Sabes? Eso me agrada.
Le recorrió un escalofrió por toda la espalda... ¿Es que pretendía coquetearle? ¡Lo había intentado por años! Desde que eran unos niños... poco más de diez años, en ese entonces lo tomaba como un juego. Pero después, al crecer un poco más... el asunto iba enserio, Sophie se burlaba y decía que TN jamás seria para él. De hecho así era. Sin embargo su querida amiga se refería a lo físico... no era por ser mala, pero en esos tiempos Liam no era muy agraciado... para nada. Y TN lo quería como un amigo y le caía bien. Sin embargo con el tiempo y los años se volvió tedioso.
Estuvo ausente desde los veinte, ella en ese entonces tenía dieciocho, ahora que tenía veintidós el debía tener veinticuatro. Dos años de diferencia nada más...
-he cambiado, TN, ya no soy el mismo pesado y persistente de antes.
Estaba detrás de ella, corriéndole los mechones de cabello para atrás. Una suave y tierna caricia que le puso la piel de gallina. Se levantó rápidamente y se topó con su imponte figura. Cielos, se sintió tan pequeña... ¡Eso le pasaba por ser una inexperta! Inexperta en el sentido de que ningún hombre se le había acercado de esa forma...
-Liam... -musito apenas. Él puso un dedo en sus labios. Pidiéndole también con la mirada que guardara silencio.
-sé que han pasado años... pero aun así, este sentimiento que siento por ti -tomo la mano de TN y la coloco justo en el hueco de su pecho- jamás cambio. Ni siquiera desvaneció. Y sé lo que piensas. De niños y hasta hace poco tomabas mi atención hacia ti como una broma. Pero nunca fue así... nunca fue una broma para mí. Enserio me enamore de ti la primera vez que te...
-¡Éramos solo unos niños! - protesto ella, simulando una sonrisa. Siendo que estaba temblando de pies a cabeza.
-para el amor no existe la edad, ni tampoco las limitaciones, ¿O lo olvidas?
La estaba mirando de una forma intensa... siempre había dicho que el tenía unos ojos color Cafe preciosos, pero hasta ese momento no se dio cuenta de cuantas cosas podía transmitir aquellos ojos.
-Liam-se apartó y lo aparto a él un poco- escucha - dijo suavemente - entiendo que ahora estas... - lo miro rápidamente - muy diferente. Y no me refiero precisamente a lo físico - ambos sabían perfectamente que así era - pero yo... es decir, ambos... nunca...
El ya sabía lo que quería decir.
-se a qué te refieres. Y te he dicho que he cambiado.
-de eso no me cabe ninguna duda... es solo que...
-¿Puedo tomarme la libertad de pedirte algo?
TN suspiro ligeramente.
-¿Que queréis pedirme?
-un beso. Siempre he querido besarte... - y recorrió con la yema del dedo pulgar la comisura de sus labios, con suma sutileza y delicadeza. TN sintió un cosquilleo tras esa caricia y por un momento pensó que se estaba cediendo ante él. No. Ello no podía ser posible, ni siquiera pensable.
Se sintió mareada. El calor que emanaba su cuerpo la estaba desorientado, más de la cuenta. ¡Lo hacía a propósito! El muy pícaro sabía que su musculatura la intimidaría y que cedería fácilmente. Por un momento lo logro, TN debía admitirlo, pero no se dejaría influenciar fácilmente por unos ojos bonitos y un torso escultural.
En todos esos segundos en que se quedó pensando el ya había avanzado... podía percibir su aliento, como una tibia brisa en los labios. Y cada vez avanzaba más... con lentitud, una lentitud de muerte...
De repente, se escuchó una protesta a lo lejos.... era más bien un relinche de uno de los caballos. En la entrada del establo. TN volteo lentamente y era...
-¡Alteza! - exclamo con los ojos abiertos como dos platos.
-señorita Hawthorne, - asintió Harry, montado sobre Tormenta - caballero - volvió a asentir con la cabeza a modo de saludo.
TN se quedó helada. ¿Pero qué estaba haciendo allí?
-señor Payne, para usted - replico Liam, notablemente fastidiado.
-señor Payne - repitió Harry.
Era imaginación suya... ¿O había un cierto aire de enojo en su voz? Agradeció que el haya aparecido. Sin embargo... le pareció demasiada extraña toda la situación. Ambos hombres no se quitaban la mirada de encima... como estudiándose el uno a otro. ¿Con que propósito? Quién sabe.
-será mejor que os cubráis - le dijo Harry a Liam - hace un tiempo fresco.
-¡Harry! - grito Zayn a lo lejos, Harry volteo y le grito también:
-¡Ahora voy! Lamento haberos interrumpido, necesitaba hablar con usted, señorita Hawthorne. Sin embargo la buscare después ¿De acuerdo?
-de acuerdo - asintió ella, confusa. Y el agito las riendas y desapareció.
-¿Él es el famoso príncipe de Gales? ¿El que se va a casar con la princesa Caitlin en primavera?-cuestiono Liam.
-aja - asintió TN, medio perdida, luego lo miro y asintió con más fuerza- si él es. ¿Oísteis hablar de el?
-todo el día... todos los días hablan de el... -contesto, con cierto aire de cansancio.
-claro... es normal. Tu camisa ya debe estar lista.
-no te preocupes; tengo un abrigo y me ire con el puesto.
-pero...
-tienes cosas que hacer, TN. No hice más que retrasarte. Volveré mañana por la camisa – le sonrió, y le acaricio la mandíbula - tal vez mañana pueda concretar lo ese príncipe interrumpió.
TN trago saliva disimuladamente.
-¿no te tendrás frio? Lo digo porque el trayecto de aquí al pueblo es un poco largo... no te vayas a enfermar...
-lo dudo. Soy persistente y resistente, ¿Lo olvidas? -le dedico una sonrisa y tras despedirse minutos después se fue, cubierto por un abrigo de cuero que dejaba al descubierto parte de su pecho. Lo más seguro, pensó TN, es que muchas mujeres lo perseguirían por todas partes.
Por todos los cielos... Liam estuvo a unos centímetros de besarla, y el príncipe Harry llego justo a tiempo. Sin embargo, hubo algo en su tono de voz que le inquieto... y que le atrajo a la vez. Se veía tan viril y voraz montado en Tornado... nunca un hombre le pareció tan guapo montado sobre uno de los caballos.
Un momento, no podía pensar en el de esa forma... era guapo, nadie podía quitarle eso, pero para ella no era posible verlo de esa forma... estaba deliberadamente prohibido.
Una vez despejada toda su mente, salió del establo para dirigirse al otro, donde estaban los demás caballos... esperándola.
Se detuvo en seco, en la entrada estaba Tornado, aun con Harry sobre el... estaba por elevar la pierna para bajarse cuando el caballo respingo y se movió, avanzando para entrar al establo. Y Harry inevitablemente termino en el suelo. TN reprimió una risita y corrió hasta él.
-alteza, ¿Se encuentra bien?
Estaba tumbado de espaldas, TN le tendió la mano y lo ayudo a pararse.
-de maravilla... supongo. Ese caballo tiene algo en mi contra ¿O es mi imaginación?
TN rio, y Harry, mientras se sacudía la miro enarcando una ceja.
-es que no está acostumbrado a ser montado por la realeza, eso es todo. Ya le regañare por eso.
-¿Usted regaña a los caballos?
-no, solo les hablo y ellos comprenden.
-¿Como lo hace? -le pregunto, enderezándose y mirándola fijo a los ojos.
-¿hacer que, alteza?
-es la primera persona que conozco que tenga tal afinidad con los animales... ¿usted los entiende?
-se podría decir que si... los entiendo más que a los humanos... si me permite decirlo -añadió con una risita y el sonrió- pero... no es una ciencia el entenderlos.
Escucho unos pasos, era Tornado acercándose.
-así que ahí estabas. Ven acá -le ordeno TN, y Tornado sacudió la cabeza y bufo- sin
Protestar, Tornado.
El termino acercándose y rozo el hombro de TN con el hocico.
-supongo que sabéis lo que hicisteis, ¿Verdad?
La sonrisa de Harry se ensancho... nunca conocería una mujer como ella, ni en un millón de años.
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por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:52 am

Capitulo 25

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Él termino acercándose y rozo el hombro de TN con el hocico.
-supongo que sabéis lo que hicisteis, ¿Verdad?
La sonrisa de Harry se ensancho... nunca conocería una mujer como ella, ni en un millón de años.
-discúlpate con el príncipe Styles. Además... ¿Qué te he dicho sobre voltear a las personas cuando intentan bajarse?
Tormenta relincho otra vez.
-espero que lo aprendas esta vez -le acaricio el largo del hocico- ahora, discúlpate con su alteza.
Harry reprimió una carcajada. La cabeza del caballo estaba frente a él, este la bajo, como arrepentido, luego la levanto y lo miro con sus ojos marrones brillando de inocencia.
-estas perdonado -le dijo mientras lo acariciaba y rio sin poder evitarlo-en verdad que eres hermoso ¿Eh?
Detrás de él escucho que otros dos querían ser elogiados también.
-¿Quiénes son ellos? -le pregunto a TN.
-el de la izquierda es Relámpago, y el del medio es Viento. Tiene la pata lastimada y no correrá en una semana.
-oh.
Tormenta sacudió levemente la cabeza, indicándole a Harry que dejara de acariciarlo y se fue para ubicarse en el corral derecho.
-alteza -en la miro- ¿Que quería decirme?
Harry frunció el ceño, extrañado.
-porque... cuando llego... justo... bueno, usted sabe. Me dijo que quería buscarme para decirme algo... ¿Tiene tiempo para decírmelo ahora?
-¡Ah! Oh, sí, sí... primero quera disculparme por... haberlos interrumpido-mintió, había provocado el relinche del caballo apropósito, y no se arrepentía.
-ah. No tiene por qué disculparse, además no interrumpió nada importante -claro que sí, y le agradecía por ello, pero él no tiene que saberlo-solo...
-pero si mi vista no me ha fallado... estaban a punto de besaros ¿O no?
TN negó con la cabeza y soltó una risita nerviosa.
-no, por supuesto que... solo estaba -¿Por qué tenía que dar explicaciones? ¿Acaso a él le importaba? ¿O a ella?- nada. Eh... ¿Me buscaba por algo en especial?
-¿Usted y ese caballero tienen una relación afectuosa?-soltó sin pensarlo. O más bien, si esperar la expresión que mostro el rostro de TN.
-¿relación afectuosa? ¿Se refiere a...?-estudio la expresión de Harry unos segundos- ¡Oh! No, no, claro que no... Es decir, somos -Amigos no era la palabra correcta- nos conocemos desde pequeños...
-ah... -asintió Harry, dubitativo.
-¿Por qué lo pregunta, alteza?
-no por nada -contesto despreocupado- simple curiosidad -encogió los hombros.
-ah, de acuerdo. Ahora, no es por ser molesta... pero, ¿Por qué me buscaba, alteza? ¿Necesitad algo en particular?
A Harry se le ocurrieron miles de cosas. Sacudió la cabeza. ¿Pero qué demonios le sucedía?
-si... yo. En realidad quería preguntarle algo. Algo... personal.
-decidme entonces.
-usted conoce a su alteza Caitlin desde pequeña ¿Cierto?
-desde que tenía cuatro años, sí. Pero no éramos muy cercanas, si eso es lo que me pregunta ¿Por qué?
-ah... porque... porque, quería saber cuáles eran sus -¡Que una idea se le ocurriera pronto!-flores favoritas -había un calificativo para cómo se sentía en ese instante: como un estúpido.
-¿Sus flores favoritas? -replico TN, considerablemente confundida.
-sí. Bueno... como no tenemos mucha comunicación... pero eso cambiara con el tiempo, lo sé. Es soplo que... ya quiero ir conociendo sus gustos.
-¿Para darle un regalo sorpresa?
-¡Sí! -acertó, emocionado y aliviado a la vez. Por lo que TN se quedó mirándolo- si -agrego más tranquilo- un regalo sorpresa.... ¿Un regalo sorpresa, para qué? -se había preguntado a si mismo, pero lo dijo en voz alta y TN lo escucho.
-su cumpleaños es unas semanas ¿A caso lo olvido? -replico ella, confundida.
-¿Cumpleaños? -Repitió tontamente- ¡oh sí! Por supuesto que lo sabía, como olvidarlo. Por supuesto. Sí.
TN no pudo contenerse y se rio. Harry también rio con ella, se sentía peor que un niño descubierto justo antes de cometer una travesura.
-sus flores favoritas son las Lilas, también lo son los claveles.
-ah. ¿Y para una ocasión especial, como su cumpleaños, debería regalarle unos...?
-claveles -termino TN por el- le fascinan.
-de acuerdo; claveles. Los tendré en cuenta.
En realidad, no fue hasta allí por eso. Para saber los gustos, ya sea de cualquier cosa, de la princesa tenia a Zayn, quien lo sabía todo de ella... o casi todo, pero sabía lo más esencial.
La razón por la cual estaba allí era solo para verla. La excusa sobre las flores se le ocurrió en el momento. No obstante se encontró con una escena que no hubiera querido ver, pero sí que pudo interrumpir.
Cuando le pregunto a TN sobre él se puso nerviosa y se sonrojo. Así que no son tan solo unos conocidos desde hace años... además... la forma en la que la miraba delataba todo. Sin embargo ella estaba pérdida... como sumida en profundos pensamientos. ¡Pero estaba quieta! ¿Y qué significaba eso? Que si no llegaba el tal vez ese la hubiera besado... ya con el hecho de que estuvieran a centímetros de distancia le provoco un revoloteo en su interior. Una sensación que le recorrió las venas. No era una pacificadora por supuesto.
Se despidió de ella al poco tiempo y se encamino hacia el castillo. Donde en la puerta principal lo esperaba Zayn, como siempre fastidiado, y con los brazos cruzados.
-¡Por fin! Pensé que tendría que mandar a alguien a buscarte.
Harry no le dijo nada, paso por su lado como si nada.

TN al día siguiente estaba revisando la pata herida de Viento.
-te vas a recuperar, precioso. No te preocupes.
Después de las cuatro, mientras estaba recogiendo el heno de la gran fuente de madera para llevárselo a los caballos, sintió la presencia de alguien detrás.
-hola TN.
Por supuesto, era Liam. Se giró y le dedico una sonrisa despreocupada.
-¿Que tal, Liam? Vienes por la camisa... ¿O para revisar a Viento?
Estaba sudada y agitada por el esfuerzo.
-vine por mi camisa. Después podría revisarlo, no hay problema.
-lo vi hace rato y está bien... hicisteis un buen trabajo.
-no me llaman el mejor por nada -sonrió.
TN volvió a los pocos minutos con su camisa.
-aquí la tienes... sin ningún rastro desagradable.
La sujetaba con ambos antebrazos, porque estaba perfectamente doblada. Entonces cuando él la recibió, recorrió el largo de sus brazos con las palmas de las manos, y luego retiro la prenda.
-quisiera retomar lo que dejamos inconcluso ayer, pero no quiero hacer algo que no deseas.
Eso era una estrategia, pensó TN. Si el realmente quisiera besarla, le sujetaría ambos brazos y la jalaría hacia si para devorarla... Liam siempre había sido muy impulsivo e impetuoso. No necesitaba preguntar.
-eso es muy considerado. Y no es que no... Quiera. Es decir, cualquier mujer en este planeta querría hacerlo. Sin embargo, y lamento en el alma decirlo, no es mi caso.
-¿Estas enamorada de otro, TN? ¿Eso es? -pregunto calmadamente.
No, pensó, pero no contesto. Lo pensó unos instantes... si bien el único hombre que daba vueltas en su cabeza era Harry Styles, más conocido como su alteza Styles, sin embargo... no estaba enamorada de él, o no sentía algo lo suficientemente fuerte para estarlo... ¿O si?
-claro, lo supuse-dijo Liam, resignado- ¿Y quién es el afortunado?
-nadie. No estoy enamorada de nadie, Liam. Es solo que... mi pasado con los de su género no es muy bueno y... prefiero evitarme problemas, eso es todo.
No era una mentira después de todo. Temía encontrar a alguien como Lord Byron, por ejemplo. Pero Harry no era como Lord Byron...
-arriesgarse a amar es un problema, en cierto sentido. La historia está hecha por personas que se animaron a enfrentar sus temores... se cuál es el tuyo, TN. Y lo comprendo, más de lo que imaginas. Sin embargo -sujeto su mano- siempre estaré para ti, para lo que necesites. Nunca lo dudes -y le beso los nudillos con ternura- gracias por la camisa. Mañana vuelvo para revisar a Viento, acabo de recordar que tengo que volver a casa de Sophie. Nos vemos.
Se fue. Y TN se quedó estúpidamente inquieta. ¿Acaso sentía algo más por el príncipe Styles?
¿Sería posible que se estuviese enamorando de el?
-no, claro que no. Que locura.
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por **EliDirectioner12** Jue 27 Feb 2014, 11:54 am

HOLA!!! acabo de recordar q nunca les explique el motivo de mi ausencia, LO SIENTO.
Bueno la razon fue q me habian baneado y tuve q esperar a q me habilitaran la cuenta. Tratare de subir el finde y luego el lunes o martes ya que el miercoles comienzo las clases (infiernoooooooo)
Espero q les hayan gustado los caps >>se pondran cada vez mas interesante<<
BESOS

por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 9:48 pm

Capitulo 26

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Dos semanas después...
-quiero que todos tengáis unas máscaras, que todos los invitados están con máscaras.
-Ese es el motivo de este año, Caitlin? -le pregunto Angélica.
-sí, el del año pasado fue de disfraces. Ahora quiero con máscaras, será interesante ¿No lo crees así, madre?
-lo que tú digas hija estará bien. De todos modos es tu cumpleaños.
-gracias, madre. –asintió con una sonrisa.
-¿Las sirvientas usaran mascaras también? -le pregunto, antes de que Caitlin se retirara.
-por supuesto que no. Ellas estarán sirviéndoles a los invitados y no querrás que los invitados confundan a una lady con una de ellas ¿O si?
-supongo que no.

Michelle estaba más mandona que de costumbre, ese día de la fiesta. Un viernes por la tarde, sin embargo todas estaban organizando y decorando el salón principal con el motivo que ordeno la princesa.
-¿Quién va a entregar el resto de las invitaciones?
-pero si fuimos la semana pasada a entregarlas -dijo Leslie.
-la princesa hizo otras, me dijo que se había olvidado de unas cuantas.
-son como ciento cincuenta invitados, ¿Y todavía se olvidó de unos cuantos más? –añadió Louisa.
-ya saben, la princesa hace nuevas amistades todos los años. Ahora, ¿Quién puede hacerlo? Yo debo estar aquí.
-yo estoy con la comida, por cierto, debo ir a ver como esta -dijo Louisa y se fue.
-¿Y tú? -señalo a Leslie.
-yo estoy con las decoraciones.
Michelle giro los ojos y trato de serenarse.
-de acuerdo, dile a TN que las entregue. Ella fue la unica que no hizo nada en toda la semana.
Leslie quiso decir lo contrario, pero discutir con Michelle sobre ello era caso perdido. Así que recibió las invitaciones y fue con ella hasta los establos.
TN estaba terminando de cepillar a Rayo.
-¿Estas ocupada? -pregunto Leslie, entrando tímidamente.
-no. ¿Por qué?
-debes ir al pueblo. A entregar estas invitaciones.
-pero si fueron la semana pasada.
-y así fue. Sin embargo, estas son de última hora. Michelle dice que vayas a entregarlas de inmediato.
-¿Cuantas son? -las recibió y comenzó a contarlas.
-me tome la libertad de contarlas, y son cincuenta.
-y a quienes debo entregárselas están dispersos por todo el pueblo... -abrió los ojos como dos platos- y a las afueras... no creo que pueda entregarlas a todas.
-entrega todas las que más puedas. O Michelle pondrá el grito en el cielo.
-en qué demonios estaba pensando la princesa... cielos... me voy, con protestar no gano nada, solo pierdo tiempo.

Y así fue como en las últimas tres horas entrego solo cuarenta y cinco de las invitaciones. Para entregar las últimas cinco debía alejarse más allá del pueblo. Ya había oscurecido y se acercaba la hora de la fiesta, aunque quisiera los demás invitados no llegaron a tiempo. La princesa era estricta con el horario, quería que todos sus invitados ya estuvieran en el salón para cuando ella bajara. Lo más chistoso de toda la situación era que ella hacia su aparición una hora, dos tal vez, o media hora después. Era una costumbre que Angélica siempre le reprochaba, la Reina y/o princesa jamás debía hacerse esperar.
TN pensó que podría quedarse unas horas en casa de Sophie, por lo menos para recobrar el aliento. Hacía semanas que no la veía.
-¡Amiga! -la recibió alegremente y la abrazo- que bueno que has venido. Ven, pasa.
El lugar donde Sophie vivía era acogedor, tenía solo tres habitaciones para sus seis hermanos. Maribel y ella eran las únicas mujeres. En ese momento Sophie estaba sola, sus hermanos habían salido para comprar verduras en Londres y Maribel estaba en Gales, visitando a su prometido.
-al fin el viento te trajo por aquí -le dijo Sophie en tono divertido.
-más bien mis pies me trajeron hasta aquí -se sentó rendida en una de las butacas- estuve el resto de la tarde entregando invitaciones.
-¿No se suponía que ya las habían entregado la semana pasada?
-la princesa invito a otros cincuenta en el último momento. Aunque creo que llegaran solo unos cuarenta y cinco. Los demás están lejos de Winchcombe.
-además no se dará cuenta de quienes faltan y quiénes no. Solo se concentra en si misma. Ya sabes.
-no hace falta que me lo recuerdes -suspiro pesadamente- ¿Tendrías algo de agua? Por favor.
-por supuesto.
Ella volvió a los pocos segundos.
-gracias. -y bebió unos sorbos.
-estas devastada, mujer. ¿Cuándo le dirás a la Reina que te de unas vacaciones? Desde que tienes dieciocho has trabajado para los Bennington.
-lo sé, ¿Pero tu descansas de la verdulería?
-por supuesto. Con mis hermanos nos dividimos. Ya sabes eso.
-si... sin embargo no le pediré vacaciones. No tiene sentido. Además... me falta poco para llegar.
-¿Te refieres a tus ahorros? ¡Ya debes tener una fortuna!
-no, estoy en la mitad. Me falta poco -bebió el ultimo sorbo.
-¿Vas a ir al castillo?
-¿Me dejarías quedarme solo por esta noche? Es que mañana por la mañana todo estará de cabeza y no estoy para soportar a Michelle.
-te comprendo perfectamente -rio Sophie- por supuesto que puedes quedarte. Maribel esta en Gales y no volverá hasta dentro de dos días. Además... los hombres están fuera hasta mañana aso que tenemos toda la noche para contarnos todo -agrego con una sonrisa pícara.
-por cierto ¿Cuál es el motivo de este año? -pregunto Sophie minutos después, mientras acomodaban las sabanas. Ya estaban listas para acostarse.
-de máscaras, creo.
-¿De máscaras? ¡Qué emoción! Sera una fiesta interesante. Nadie se reconocerá. ¿No te parece?
-no lo sé -encogió los hombros- supongo que si.
-¿Y las demás también llevaran mascaras? Me refiero a Michelle, Louisa y Leslie.
-no. La princesa no lo permitió, dijo que podrían confundirse.
-esa mujer le quita el sentido de diversión a la fiesta. Y tú no irías de todos modos porque estas en los establos.
-ciertamente -asintió TN, distraída. Estaba muy concentrada en mantener lisa de las sabanas.
-y nadie sabría si irías ya que estas aquí, y trabajas en los establos... -siguió diciendo Sophie, con aire pensativo.
-aja -dijo TN como si nada.
A Sophie se le prendió la lucecita de una idea.
-¿Y si vas a la fiesta? ¿Te gustaría?
-claro... -asintió TN, luego lo escucho detenidamente y se giró para mirarla con incredulidad- ¿Que dijisteis exactamente?
Los ojos de Sophie brillaban intensamente, y tenía una expresión divertida.
- ¿Hace cuánto que vives en el castillo?
-no vivo allí, exactamente.
-pero estas ahí, ¿O no?
-desde los cinco. Lo sabes. -Dios... cuando Sophie tenía esa expresión era para ponerse a temblar de los nervios.
-entonces tienes tanto derecho como todos de estar ahí, no como una sirvienta. Si no como una invitada más.
-¿Un bicho te pico o que te sucede? ¿Te sientes bien, Sophie?
-¡Me siento de maravilla! -exclamo ella, sonriente- y sé que tu también lo estarás.
-lo dudo.
Entonces vio que comenzó a dar vueltas, a ir y venir hasta que busco algo dentro del armario que estaba pegado a la pared, que media como un metro y medio de alto y ancho.
Buscaba con tal desesperación de arriba y abajo que pensó que se estaba volviendo loca.
-¿Se puede saber lo que estás haciendo? -cuestiono TN, impaciente.
-iras a esa fiesta. Tienes tanto derecho como los demás en ir y despejarte.
-¿¡Que!? -exclamo TN con los ojos como dos platos.
A Sophie se le chiflo el moño, pensó. Y No era la primera vez.
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por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 9:54 pm

Capitulo 27

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El reloj indico las nueve y cincuenta de la noche. Todos, bien vestidos y parecidos con sus máscaras que ocultaban su identidad, esperaban impacientes a la princesa. Aunque algunos que otros estaban concentrados en diversas conversaciones.
-creo que la princesa nunca tomo en cuenta la frase "Nunca se debe hacer esperar dos horas a los invitados" -comento uno de ellos, en medio de la pista.
-tranquilo -pacifico el otro- creo que quiere hacer una entrada triunfal, es normal. Y es su cumpleaños.
-como sea. Yo ya quiero irme.
-¿Pero qué te pasa, Harry? Siempre has disfrutado de las buenas fiestas.
-esta vez no, Zayn. De verdad, quiero irme. Además... no conozco a nadie, me siento como un tonto -le susurro.
-¿Acaso yo no cuento? Que desagradecido eres -le dijo Zayn con los ojos entrecerrados.
-si no hubiera tanta gente, te golpearía.
Zayn sonrió victorioso.
-gracias. Al menos tienes sentido común.
Harry le dedico una mirada fulminante, y se alejó de la parte principal para dirigirse más bien a los ventanales. Casi no podía oír ni sus propios pensamientos. La música que tocaba la orquesta era tranquila, sin embargo los invitados estaban alborotados y parloteaban por doquier.
Después desvió la mirada hacia la entrada... y pensó si aquella figura esbelta que vio entrar con cierta timidez era una alucinación.
-cielos... -suspiro, con el corazón acelerado de repente. ¿De dónde habría provenido esa criatura? ¿Acaso era un ángel caído del cielo? ¿La belleza personificada?
Aquella mujer llevaba un vestido blanco, precioso y brillante bajo la luz de las velas. Era de esperar que los invitados que pasaban por allí se quedaran mirándola. Ella bajo la mirada, y quiso pasar desapercibida, sin embargo, ya había capturado la atención de unos ojos verdes. Los cuales no estaban dispuestos a perderla de vista.
No era un vestido provocador, pero el detalle de sus hombros descubiertos, con fino chal, daba mucho de qué hablar. Era una tendencia que se estaba poniendo de moda, sin embargo, por ello, todos, especialmente las mujeres, no le quitaban la mirada de encima.
-fue un error tremendo el venir -murmuro ella, y al querer girar para irse, se topó con hombre alto que le impidió el paso.
-no lo creo así -le dijo el- de hecho, es una bendición para mis ojos que haya venido.
-disculpe... yo... esto... es un error, yo no debería estar aquí...
Entonces el poso delicadamente la mano sobre su brazo.
-¿Por qué debería serlo, milady?
-no estoy casada-replico ella.
-¿De verdad? ¿Una belleza como usted sin dueño? Entonces estoy de suerte -sonrió.
Ella sonrió también, pero nerviosa.
-no lo creo. No soy un partido para nadie, señor. Ahora, si me permite debo retirarme. Como le dije, fue un error venir.
-que no la intimide las miradas de los demás -se acercó y le susurro al oído, el aroma de su cabello recogido le recorrió los sentidos- están impactados con su belleza, eso es todo. Además -se apartó de ella- no creo que quiera irse cuando está a punto de comenzar el baile.
-¿Baile? Entonces, con más razón me ire.
El soltó una leve risa.
-¿Acaso se está burlando de mí? Sea como se llame.
-no, claro que no señorita. Es solo que me conmueve su actitud. Primero hace una entrada triunfal y luego en medio del festín se va.
-por lo que veo -dio una mirada rápida a todo el salón- no es tan así, ¿La princesa aún no se hizo presente, verdad?
-dos horas y contando -respondió el con un suspiro.
Ella no pudo evitar sonreír.
-el año pasado se retrasó tres horas.
-¿De verdad?
-si, ya todos estaban dispuestos a irse cuando ella apareció y comenzó todo el "Festín".
-entiendo. ¿Usted cree que tardara ese tiempo esta vez?
-no lo sé, puede que sí, puede que no. La princesa es muy impredecible.
-de eso ya me di cuenta.
Y rieron, sin saber por qué.
Algo en él le llamo la atención, tenía una máscara, como todos los demás y como ella. Solo que dorado y brillante como los detalles de su chaleco. Estaba elegante, pensó, y encantador. Un príncipe enmascarado salido de un cuento ¿Tal vez?
La dichosa mascara le cubría la frente hasta la altura de la nariz, de allí formaba una U, cubriendo también sus mejillas. Su rostro era ovalado, dedujo, y por ello la máscara le sentaba bien. Podía distinguir unos ojos pequeños bajo esa mascara, unos ojos que brillaban como dos pedacitos de estrellas en el cielo... y la barbilla y los labios.
Ella, al igual que el vestido, llevaba una máscara blanca con muchos brillos. Más bien parecía un antifaz, dejaba una vista estupenda de sus ojos, de su mentón y sus labios...
Alguien hizo un anuncio a lo lejos, referido a la ausencia de la princesa. Entonces, la orquesta comenzó a tocar el baile típico del pueblo. Por el cual, todos los invitados, despreocupados comenzaron a danzar a ese ritmo. Normalmente se esperaba la presencia de la agasajada para comenzar el baile... pero debido a que todos ya estaban aburridos de esperar, un baile para levantar los ánimos no vendría mal.
-¿Me concedería esta pieza? -pregunto el cortésmente y ofreciéndole la mano.
-he vivido aquí desde pequeña, y lo creerá estúpido pero... no se bailar -añadió con una mueca.
Pero el ritmo se calmó, y ahora era una típica balada con violines y violonchelos.
-entonces, aprenderemos juntos -dijo el, con una media sonrisa, sin mover la mano que estaba tendida en el aire, esperando que su delicada mano la recibiera. Ella llevaba unos guantes de seda blanco que le llegaba hasta los codos, y su mano pareció de porcelana en los dedos.
Ella le dedico una media sonrisa, tímida pero adorable y se dirigieron a la pista. Junto con los demás invitados.
¿De verdad no sabía bailar? Por lo menos antes sus ojos era un delicado cisne, que se movía con precisión, con cierta aprensión tal vez, como si nunca lo hubiera hecho, pero a medida que la balada avanzaba, retomaba confianza. Y sonreía.
Habían comenzado con una reverencia, y finalizado de la misma forma de repente. Ya que anunciaron que la princesa estaba bajando majestuosamente por las escaleras.
El chisto con la lengua, y su gesto se convirtió de encantador a fastidioso.
-venga conmigo. No quiero estar aquí.
Antes de que ella pudiera contestar, él ya le había tomado de la mano y la estaba llevando lejos de todos, pasando desapercibidos prácticamente ya que todos centraron su atención en las escaleras principales.
Estaban en los ventanales que daban vista al jardín, y giro el pomo confianzudo y la jalo, obviamente sin ser brusco hasta unas escaleras de piedra que ascendían hasta la segunda planta del castillo. Era un lugar aparte que nadie solía visitar, y como todos estaban en el salón, nadie iría.
-¿Usted quería quedarse para felicitar a la princesa? -le pregunto el, al terminar de subir el ultimo escalón.
-necesariamente.... No.
-yo tampoco -contesto complacido con una sonrisa.
-No le cae bien la princesa ¿Eh?
-no es eso.... Es solo que.... Nada. Prefiero estar aquí, rodeado de tantas personas que ni siquiera conozco me asfixia.
-yo soy una desconocida, señor.
-pero usted es diferente. Debo agradecer a los cielos por su presencia.
Entonces detecto un ligero rubor en sus mejillas bajo la luz blanca de la luna.
-no debería de hacer esos comentarios, señor.
-¿Por qué no? podría estar toda una noche, tal vez toda una vida admirándola... y jamás me cansaría.
-creo que usted se pasó de copas esta noche.
-cómo cree. Estoy en mis cabales, gracias al cielo.
-eso espero, si no me veré obligada a retirarme.
-por favor, no lo haga -le suplico con un brillo de inocencia en la mirada.
- de acuerdo... ¿Y es de por aquí? -le pregunto, avanzando hacia el barandal de mármol, que ciertamente daba una vista preciosa hacia la luna, y al bosque que los rodeaba.
-no -contesto el, siguiéndola- me mude aquí hace unas semanas... semanas... que digo, fue hace meses.
-¿Y le agrada Winchcombe?
-ciertamente no tuve la oportunidad de recorrerlo, pero me parece un pueblo acogedor.
-de hecho lo es.
-¿Usted también es de por aquí?
-desde que tengo memoria, sí.
-mmmm -asintió el, apoyándose de costado sobre el barandal para tener una vista de su perfil-¿cómo es que nunca la he visto?
-¿Que no era que no ha tenido la oportunidad de recorrer el pueblo?
-ciertamente sí, pero prácticamente todos los habitantes de Winchcombe vienen a ofrecer ofrendas a la Reina, a cambio de que los ayude con algunos problemas.
-exacto, pero nunca he visitado a la reina por esos motivos. Además... ¿Por qué me tomaría en cuenta si es que alguna vez me haya podido ver?
-la tomaría muy en cuenta, señorita. Jamás olvidaría una belleza como la suya, nunca.
Ella rio levemente y se mordió el labio, con el corazón acelerado.
-llevamos solo unos cuantos minutos de conocernos, y aun no nos hemos presentado. ¿Cuál es su nombre, bella enmascarada?
Debía pensar en un nombre rápido, no tenía pensado revelar el verdadero.
- Cailin -soltó.
-¿Cailin? ¿Cómo en el nombre de la princesa pero sin la "t"?
-exacto -asintió ella.
-curioso -musito el, pensativo- ¿Y su apellido?
-¿Para qué querría saberlo? ¿Acaso es un detective?
-ciertamente no -contesto riendo- era solo simple curiosidad.
-entiendo. Ahora le toca a usted ¿Cómo se llama?
-creo que no le agradaría saberlo.
-¿De Verdad? ¿Por qué no?
-es una noche mágica ¿No lo ve así? No tengo pensado arruinarla revelándole mi identidad.

-¿Es un ex convicto o algo así?
-lo dejare a su criterio, señorita Cailin.
-guapo y misterioso... me agrada -espero no haber dicho esas palabras en voz alta, y a juzgar por su sonrisa, lo había hecho.
-usted es bella y encantadora... también me agrada.
Su sexto sentido le dijo que estaba pisando terreno peligroso al estar a solas con él. Sin embargo, su corazón saltaba de alegría, y no entendía por qué su sonrisa amenazaba con hacerle perder el juicio en cualquier momento.
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por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 10:02 pm

Capitulo 28

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Su sexto sentido le dijo que estaba pisando terreno peligroso al estar a solas con él. Sin embargo, su corazón saltaba de alegría, y no entendía por qué su sonrisa amenazaba con hacerle perder el juicio en cualquier momento.
-espero no haberla incomodado -agrego poco después.
-no, claro que no. Es solo que... no estoy acostumbrada a que me... halaguen, como usted lo está haciendo.
-eso si es interesante. ¿Cómo es que no lo hacen?
-porque soy invisible. Paso desapercibida.
-¿De verdad? Eso no es lo que note cuando entro. Además de mis ojos muchos más se fijaron en usted.
<> pensó, a la mañana siguiente todo sería igual.
-y por ello me sentí muy cohibida. Tantas miradas posadas sobre mí era demasiado.
-la princesa está muy acostumbrada a que la miren -comento de repente.
-si. Porque ella si es una belleza, además... si no fuera la princesa también llamaría la atención. Siempre fue así y siempre lo será.
-mmmm... detecto un tono de desdén en su voz, ¿O es cosa mía?
-es cosa suya -respondió Cailin con una sonrisa- ¿Podríamos hablar de otro tema?
-¿Quisiera sugerir? De verdad, hoy no tengo temas de conversación.
Pero de la nada surgieron unos cuantos. Y el enmascarado quedo aún más fascinado de ella.
Se respiraba la magia, se podía sentir una sensación extraña en el ambiente... como si todo hubiera estado previamente planeado. Como si ambos deberían estar allí. Como si el destino les tuviera algo preparado... algo que él estaba dispuesto a averiguar.
-lo consideraría una falta de respeto ¿Si le hago una pequeña proposición? -pregunto el con cautela.
-¿En qué consiste su proporción, hombre de nombre misterioso?
El sonrió.
-sí que apenas llevamos unos minutos, tal vez horas hablando. En realidad ¿Que importa? Me la he pasado bien. Mejor que en muchos días.
-yo también. Es agradable hablar con usted. Tengo pocas posibilidades de hablar con hombres como usted.
-¿Hombres como yo?
-me refiero a... hombres inteligentes, respetuosos, amables y... encantadores.
-¿Me considera usted un hombre encantador?
Y le fascino ver como se ruborizaba.
-si -contesto ella, tímidamente- y... guapo, también.
-¿Guapo? Tengo la máscara. No puede saber muy bien si lo soy.
-pero tiene una sonrisa encantadora...
-¿De verdad? Es lo más tierno que me han dicho. Gracias.
Cailin estaba a punto de perder el sentido común. Dios... ¿Es que esa era su noche de suerte? Debía aprovecharla. Momentos así no le surgían todos los días. Ni hombres como él.
-¿Le han dicho que... bajo la luz de la luna, se ve maravillosa?
-me lo ha dicho usted.
-¿Nunca nadie le ha cortejado? ¿Ni siquiera alabado? ¿O amado?
-no. Ciertamente no.
-es una lástima...
El, de pronto extendió la mano para acariciarle la mejilla. Pero ella retrocedió, asustada. Sin saber por qué.
-lo siento -se disculpó el- no quería parecer impetuoso.
-para nada. Es solo que... fue un impulso. Lo siento.
-¿Se siente incómoda?
-no... Por supuesto que no. Solo algo nerviosa, supongo. Y es una vergüenza para mi tener que admitirlo... no suelo sentirme así... ¿Entiende?
-¿se refiere a que no está acostumbrada a que la cortejen, y/o alaben?
-exacto. Para nada acostumbrada.
-¿Y eso como la hace sentir?
-extrañamente... bien. Nunca me he sentido así como me siento ahora.
-lo entiendo. Y me apena tener que ponerla más nerviosa.
-¿Más nerviosa?
-necesito hacerle una proposición. Más bien... un pedido.
-si no lo hace no sabré si es algo que debería ponerme más nerviosa.
El guardo silencio. Un silencio enternecedor. En el cual él se había quedado mirándola a los ojos... jamás había visto un brillo como aquel, una profundidad como aquella... hasta que desvió la mirada hacia sus labios, instintivamente se los rozo con los dedos.
-oh, no temas, bella dama. No pretendo hacerte daño.
-eso lo sí... ¿Pero cuál es su dichosa proposición? Debo decir que me tiene los nervios de punta esta espera.
El rio, lenta y sensualmente.
-no quería incomodarte. Solo estaba buscando las palabras correctas y sutiles. Imagino que usted no querría que se lo soltara todo de una sola vez, ¿O si?
-La verdad, no tengo idea de que es peor -dijo riendo.
-bien... su espera ha terminado.
¿Debía sentirse aliviada o...? en realidad. ¿Que debía sentir?
-quiero pediros la oportunidad de... -pauso unos segundos, esperando que ella le diera el consentimiento para continuar. Así que avanzo el último paso que los separaba. Estaba a una distancia considerable, pensó. Lo suficiente para no incomodarla y lo suficiente para tener una vista perfecta de sus ojos. Que en ese momento titilaban expectantes.
-de besar sus labios... –agrego al fin.
Cailin sintió que se desmoronaba, pero increíblemente se mantuvo de pie. ¿Es que los hombres guapos pedían permiso antes de besar? Eso era reconfortante, en cierto sentido. Sin embargo....
Había algunos que avanzaban sin saber si serian correspondidos. En la mayoría de los casos así era. Pero... en el suyo, deseo que él no lo hubiera preguntado directamente. Si no que lo hiciera.
De todas formas ella no iba a negarse... aunque no supiera como besar.... Aunque hiciera el ridículo... deseaba tanto como el un beso.
Ella no tuvo ninguna reacción, ni de rechazo o de aprobación. Simplemente se quedó quieta. Y pensó si esta vez no retrocedería al acariciarla.
Y no lo hizo. Recorrió con la yema del dedo pulgar el contorno de sus labios... y sintió la sensación de suavidad bajo su piel. Si no la besaba, aquel escape de la fiesta de cumpleaños de la princesa habría sido en vano. Aunque no del todo, de todas formas disfruto de una conversación agradable y productiva con ella. Sin embargo, aquel impulso de querer besar sus labios le estaba martillando la cabeza. Los había visto, en toda esa última hora. Y se preguntaba como sabrían, si sabrían moverse al compás de los suyos... si realmente sentiría esos cursis sentimientos que aparecían en los poemas de los grandes autores... deseaba experimentar algo así... aunque sea una última vez.
-¿Quiere besarme, hombre de nombre misterioso? -musito ella al fin.
-si... ¿Me lo concedería?
-si... -espero no haber parecido una estúpida al decirlo en la manera en que lo dijo, sin aliento. Él le sonrió... la sonrisa más perfecta y encantadora que jamás haya visto.
-¿La han besado antes, Cailin?
Ella negó ligeramente en respuesta, estaba perdida en sus ojos verdes.
-entonces... me considero dichoso, afortunado de ser el primero en probar sus... hermosos labios -los acaricio con la yema del dedo pulgar-he sentido el deseo de besarlos desde hace minutos... ¿Está preparada?
¿Que debía hacer? ¿Remojárselos con la punta de la lengua? ¿Comer algo refrescante? ¿Estirarlos? ¿Retraerlos? ¿Y por qué demonios en el último momento se estaba haciendo las preguntas?
-aja.... Si, eso espero-contesto, disimulando el temblor en la voz.
Y la espera se hizo eterna. Ya no podía escuchar lo último que le había dicho. Pero si le dio a entender que no temiera... que él no le haría daño... ¿Es que podía hacer algo malicioso con esos labios?
Jamás sintió algo así como lo que estaba sintiendo. Era hermosa, de eso no le cabía duda. Pero había algo en sus ojos, algo que le parecía extrañamente familiar. No podía omitir aquello, pero tampoco podía omitir el repentino aceleramiento de su corazón... estaba temblando, por el amor de Dios... estaba nervioso... ella decía que era su primera vez. Y quería ir con lentitud, con suavidad. Para que ella recordase ese momento para toda la vida. Él lo haría.
Le acaricio suavemente la mejilla, luego avanzo un medio centímetro. Era medio cabeza más alto que ella. Así que Cailin tuvo que echarse un poco para atrás, para así el agacharse lo necesario.
Se quedó sin aliento, sin respiro. Él estaba tan cerca que le rozo la nariz con la suya, una tierna caricia... un tierno contacto. La miraba fijo a los ojos... como si quisiera allanar su alma... como si quisiera averiguar lo que en ese momento estaba pidiendo a gritos: ser amada.
Cerro los ojos, aquello era demasiado. Luego sintió su aliento contra los labios... un aliento tibio, que le hizo perder toda razón de ser. Apenas sabía si podría seguir manteniéndose de pie.
Por todos los cielos... ¿Siempre era así? ¿Siempre la agonía de la espera era tan desesperante? ¿O era solo ella la que veía todo en cámara lenta?
Le acaricio el mentón, y ella abrió débilmente los ojos para cerrarlos nuevamente. Estaba lista.
Y el también.
La agonía termino por fin. Primero lo sintió acercarse con suma sutileza, luego sintió sus labios sobre los suyos. Por el amor de Dios ¿Así se sentía? ¿Así era ese famoso acto? Sintió que podía derrumbarse. Pero el nuevamente la beso, aplicando un poco más de presión. Ella no reacciono, no hizo nada. Se quedó quieta. Estúpidamente quieta como una estatua de mármol.
-respire -le pidió el susurrando. Ella soltó una risita nerviosa.
-estoy bien -para nada, casi no podía respirar.
El esbozo una media sonrisa, rogo que no se estuviera burlando de ella. Por su inexperiencia y su reacción.
-lo hare otra vez -susurro, con una voz suave, casi celestial... que la hizo perderse aún más-relájese... no piense en nada más.
Pensaría en lo maravilloso que sería recordar ese momento para el resto de su vida.
Entonces la beso de nuevo. Encajaban perfectamente.
Cailin se sintió en las nubes... sentía que podía volar con todas las sensaciones que la estaban invadiendo.
El tiempo pareció detenerse a su alrededor. Nadie más existía, solo ellos dos y aquel beso. Que era sutil... lento... con movimientos suaves y precisos. El procuraba no ir demasiado rápido. De hecho lo estaba logrando... y no sintió que podría ir tan deprisa. Lo estaba disfrutando, tal vez mas de la cuenta ¿Y que importaba? Ese era una de los momentos más mágicos y románticos de toda su vida.
Ella era delicada, como una flor... o tal vez un capullo. Que estaba floreciendo ante el de una forma... celestial. Fantástica.
Minutos... tal vez horas después se apartaron lentamente para respirar.
-cielos... -suspiro Cailin, admirada, anonadada. Encantada...
El soltó una leve risita.
-también debería decir lo mismo.
Se miraron a los ojos. Algo nuevo renació. Algo nunca que antes ninguno de los dos había experimentado.
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por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 10:04 pm

mmm q pasara?? ustedes q creen?? bueno tendran q esperar al martes para saberlo
Nos vemos

por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 11:06 pm

Capitulo 29

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Ella era delicada, como una flor... o tal vez un capullo. Que estaba floreciendo ante el de una forma... celestial. Fantástica.
Minutos... tal vez horas después se apartaron lentamente para respirar.
-cielos... -suspiro Cailin, admirada, anonadada. Encantada...
El soltó una leve risita.
-también debería decir lo mismo.
Se miraron a los ojos. Algo nuevo renació. Algo nunca que antes ninguno de los dos había experimentado.
-hombre de nombre misterioso. Ya que hemos compartido este momento tan… especial ¿No sería momento de revelar su identidad?
-no quisiera arruinar este momento.
-¿Por qué lo haría? ¿Acaso oculta alguna cicatriz bajo esa mascara?
-para nada. Tengo algunas que otras cicatrices, pero no son superficiales.
-¿Le han roto el corazón?
El noto un brillo triste en sus maravillosos ojos, y le acaricio la mejilla.
-no debe sentir lastima por mí por eso. La verdad es que ya no les doy ninguna importancia.
-¿De verdad?
-de verdad -asintió el con una sonrisa-y con respecto a mi identidad… sería injusto, usted me ha revelado su nombre. Me encantaría poder mantener el misterio… pero supongo que no duraría mucho.
-yo me quitaría mi mascara si usted se la quita primero.
-¿De verdad? ¿Me dejaría ver su hermoso rostro?
-no lo sabrá si no se lo quita.
-me siento chantajeado. Pero me encanta -sonrió- está bien… espero no decepcionarla.
-¿Por qué lo haría?
Él se apartó unos centímetros. Luego suspiro ligeramente y se llevó las manos a la cabeza. Para desatar el nudo que le sujetaba la máscara.
Cailin esperaba, sonriente y ansiosa. Pero cuando él se quitó la máscara, y se pasó una mano por el pelo… la sonrisa se le borro como cenizas al viento.
-¿Y? ¿La he decepcionado, verdad?
TN, si, TN apenas si podía hablar.
-al... al... ¿Alteza?
-por favor, llamadme Harold o Harry, es más fácil.
Se quedó sin aire en los pulmones. Por el amor de Dios… ¡Beso al Príncipe Styles! ¡Al guapísimo y encantador Príncipe Styles! ¿Ahora que se suponía que debía sentir?
-he cumplido con mi parte, ahora… ¿Me dejaría ver su rostro?
Cuando Harry se acercó para acariciarle la mejilla, ella retrocedió, como si se tratara de fuego.
-eh… yo… lo lamento, alteza… Harry... como sea… debo irme, inmediatamente.
Cuando ella se giró, él le sujeto delicadamente el brazo.
-no, ¿Por qué debe irse? ¿Acaso la he decepcionado? Mi rango no tiene por qué asustarla. Además yo…
-se va a casar con la princesa en un mes… quizás en unas semanas. Y me ha besado, sin siquiera conocerme -eso no era del todo cierto, eso era lo que más le dolía- no debería de haber venido. Fue un error…
-¿Es que no le ha gustado? Sabía que si revelaba mi identidad me rechazaría. Pero Cailin, por el amor de Dios. Soy un hombre, soy un hombre igual que cualquier otro.
-es un príncipe. No es igual, y está comprometido. Debo irme, alteza. Olvide este momento, por más de que haya sido maravilloso.
TN se levantó un poco la falda del vestido y se echó a correr lo más rápido que sus tacos le permitieron.
-¡Cailin! -le grito Harry varias veces, pero ella no lo escucho. Simplemente bajo las escaleras, y atravesó el ventanal.
Harry casi logro alcanzarla, pero la perdió de vista en el montón de invitados del gran salón.
-Harry, ¿Que estás haciendo? ¿Dónde estabas? -se interpuso Zayn.
-Zayn, ahora no.

TN en tanto corrió fuera del castillo, por el pequeño sendero de piedras. Se le doblo el taco del zapato, y tropezó.
-¡Cailin! –escucho su voz a lo lejos, estaba en la entrada del castillo, y estaba corriendo hasta ella. Se incorporó rápidamente y a pocos metros estaban un grupo de corceles, reconoció a uno de ellos y se le acerco.
-hola, Nora. -Le acaricio su cabello blanco y resplandeciente- preciosa, llévame al pueblo. Tan rápido como puedas.
Se subió a su lomo tan rápido como la falda se lo permitía, agito las riendas y le ordeno que corriera.
Harry la observo subirse y marcharse con su cabello al viento, y galopando a toda velocidad, lejos de él.
-¡Cailin! -le grito una vez más. Pero ella ya había desaparecido por el sendero, y seria inútil si intentaba perseguirla.
-maldición -mascullo, recuperando el aliento. Se pasó una mano por el pelo con frustración y clavo la vista en un punto brillante del suelo. Se agacho para recoger ese punto y era un pendiente. Su pendiente, dedujo. Al menos, conservaría algo de ella. Lo contemplo mientras se ponía de pie y, muy a su pesar, volvió al castillo.
El peinado que le había hecho Sophie se deshizo, al igual que su corazón. Cuando llego a la entrada de la casa de su amiga, se detuvo y al bajarse le dijo a la yegua:
-gracias, ahora vuelve al castillo, preciosa. Ve... Ve…
Le dio un golpecito y la yegua se alejó a toda velocidad. TN entro a la casa de Sophie sin necesidad de tocar, ella la estaba esperando sentada en una butaca junto a la chimenea.
-¿Tan rápido termino la fiesta? -Luego la miro detenidamente- ¿Por qué respiras así?
Se quitó la máscara y suspiro pesadamente.
-¿Me ayudas con el vestido? A penas puedo respirar.
-de acuerdo.
Se encaminaron hasta la habitación, y Sophie comenzó a sacárselo.
-¿Que sucedió, amiga? Estas muy rara.
-rara no sería el calificativo correcto para describir mi estado de ánimo en este momento.
-¿La princesa te reconoció?
-por supuesto que no. Ni siquiera me vio.
-entonces…
-fue un error el haber ido. No debí seguirte la corriente.
-mírame -la giro por los hombros y la miro fijamente- te merecías una noche para despejarte. Por el amor de Dios, trabajas como una esclava todos los días. Eres mi mejor amiga, y eres una gran persona TN. Todos se deberían dar cuenta de eso pero son tan…
-Sophie. Tranquilizaos ¿Si? Mejor ayudadme con esto, no soporto el corsé.
Sophie sabía que algo malo sucedió, y no pararía hasta averiguarlo.
-vamos amiga, dime que sucedo, solo estuviste una hora. Ni siquiera creo que hayas degustado de un canapé.
¿En realidad fue una hora? Para ella, el tiempo, ni nada ni nadie había existido en esos momentos con él, con el príncipe Styles, cielos.
-no me creerías si te lo dijera.
-¡Aja! Así que si sucedió algo. Vamos, contadme todo. Siempre lo hicimos.
TN cerró los ojos y se sintió liberada cuando por fin el corsé dejo de apretarle las costillas.
-no fue malo después de todo. La verdad, creo nunca me he sentido tan plena como me he sentido hoy.
-mmmm… -murmuro Sophie pícaramente- ¿Que paso? ¿Encontraste a un príncipe azul?
Que irónico, pensó TN.
-más que eso… -su amiga la miro con una ceja elevada- conocí a un hombre maravilloso… bailamos juntos una pieza, y cuando apareció la princesa me tomo la mano y me llevo lejos… subimos hasta el balcón, ese que da una vista a todo el bosque… estuvimos allí un rato hablando… sonriendo… riendo de cualquier tontería y… cortejándonos mutuamente.
-¿Cortejándose? ¡Uyuyuuii! ¿Y que más?
-después… me dijo que quería besarme.
-¿besarte?
TN asintió, y a Sophie se le encendió una chispa picaresca y alegre en la mirada.
-¿Y se besaron? ¿Te beso? -no le hizo falta que su amiga le contestara- ¡Ahhh! -Grito de emoción- ¡Tu primer beso! Que ternura… ¿Y cómo fue? ¿Qué sentiste?
-muchas cosas… -se sentó en la cama, resignada- demasiadas, diría yo. Fue un momento mágico ¿Sabes? Muy… hermoso para ser verdad.
-awww -dijo su amiga conmovida- eso es maravilloso amiga, pero… si fue tan lindo, tan mágico como tú dices ¿Porque estas tan triste?
-porque ese momento jamás debió suceder. Jamás debí acceder a esta loca idea de disfrazarme para infiltrarme a una fiesta a la cual no fui invitada.
-ya deja eso. Te lo mereces y no quiero reproches. ¿Qué paso, TN? Cuéntame… ¿Acaso ese hombre te hizo una propuesta indecorosa?
-es demasiado caballero para hacerla. Y de todos modos, jamás llegaría a más allá de eso.
-¿Y qué paso, entonces?
TN estaba tan cansada, tan destruida, pero debía contárselo a alguien, Sophie nunca lo revelaría o la pondría en problemas.
-Él no me dijo su nombre, pero yo si le di el mío. En realidad mi segundo nombre ¿Lo recuerdas?
-si, lo recuerdo. Cailin… ¿Pero por qué diste tu segundo nombre?
-no quería que nadie me descubriera…
-ay TN -le reprocho Sophie.
-eso no importa. La cuestión es que después del beso, yo le pedí que me dejara ver su rostro. Y cuando me mostro quien era, juro que casi me desmayo.
-¿Tenía una horrible cicatriz? ¿Quemaduras? ¿Una espinilla?
-¡No! si las hubiera tenido creo que habría sido mejor, pero no. Es precioso, Sophie, el hombre más… encantador que jamás he conocido. Sin embargo, debo olvidarlo.
-¡TN me estas desesperando! ¿Quién demonios era como para que estés así?
-¿Segura que queréis oírlo?
-¡Por supuesto!
-Harry Styles, príncipe de Gales.
Sophie se lo tomo con una risita.
-¿Estas de broma, cierto?
-no. Bese al príncipe Styles, probé los carnosos y deliciosos labios de Harry Styles. ¿Ahora entiendes porque estoy así?
-¿besaste al prin…? ¿Estas segura? -su suspiro exasperado le respondió- de acuerdo ¿Y por ello estas así? ¡Ay, TN por favor! Lo besaste y que. No es un pecado. ¿Y cómo se sintió?
-Sophie -la fulmino levemente con la mirada.
-¿Qué? -Encogió los hombros de manera inocente- amiga, no puedes martirizarte de esa forma. Además si el sentimiento fue mutuo…
-quizá, pero él no sabía quién era, le di mi segundo nombre y no sospecha que fui yo, TN. ¿Entiendes? Prefiero olvidarlo… él se casara en un mes y, no quedara nada más.
-nada más que tu corazón roto, amiga. ¿Por qué no le dices mañana que fue a ti a quien beso?
-¿estás loca? No pienso hacerlo, dejare todo como esta. Para mañana él ya me habrá olvidado, y yo también -aseguro, aunque no del todo segura. Sabía perfectamente que no podría olvidar su beso… o a él.

-Harold, ¿Te volviste loco?
Zayn estaba detrás de él. Harry en tanto se estaba acomodando el cuello de la camisa y el chaleco frente al espejo de marco de bronce, junto a la pared.
-por supuesto que no.
-¿Y realmente piensas que yo voy a empezar una investigación para encontrar a esa tal Cailin? ¡Estás de remate! ¿Y quién es? Por cierto.
-la mujer de mis sueños. Estoy seguro -dijo, decidido. Zayn lo miro, incrédulo.
-¿La mujer de tus… ¿¡Que!? Te recuerdo y te advierto que tienes un compromiso con…
-ya lo sé -bufo, fastidiado- por eso quiero que la encuentres, para despedirme… aunque no quiero hacerlo.
-¿Y para que remover el terreno que no hay que remover? Olvídala.
-no creo poder hacerlo…
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por **EliDirectioner12** Dom 02 Mar 2014, 11:10 pm

coloque un cap mas porq ocurrio una confusion. Modifique a partir del cap 25 ya que me habia salteado uno. Lo siento

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