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Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Con todas las palabrass!
AME EL capiiii!!!
Siguelaa porfisss!!
Cada dia soy mas adicta a esta nove!!!
Siguelaa
Att: tu siempreee mega adicta lectora!
AME EL capiiii!!!
Siguelaa porfisss!!
Cada dia soy mas adicta a esta nove!!!
Siguelaa
Att: tu siempreee mega adicta lectora!
Yhosdaly
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
-No intentes justificarla -contestó él-. Eligió su camino, y Tony y yo sufrimos las consecuencias.
___________ podía comprender su amargura. Pero, aun así, los niños juzgaban con dureza a sus padres. _________ decidió no mostrarse tan crítica con los suyos en adelante. A fin de cuentas, habían sido unos padres maravillosos. Cariñosos, atentos y responsables.
-¿Qué le ocurrió? -preguntó suavemente.
Joe se echó a reír. Una risa fría y hueca
-Murió de una sobredosis. Yo tenía nueve años. El pobre Tony sólo seis.
-¿Qué fue de vosotros después de eso? -preguntó _______-. ¿Os acogieron vuestros abuelos?
-¿Me tomas el pelo? Las autoridades se pusieron en contacto con ellos, pero dijeron que para ellos la drogadicta de su hija y sus mocosos estaban muertos. Así que nos llevaron a distintos hogares de acogida. Yo no me llevaba bien con ninguna de las familias de acogida. Así que acabé en una institución estatal.
-¿Quieres decir en un orfanato?
-Sí, en un orfanato.
-Oh, Joe...
Dios, no soportaba su piedad. Levantó la cabeza y cuadró los hombros.
-No fue tan terrible -mintió-. Había un hombre mayor, un tipo encantador. Un cuidador. Sabía mucho de ordenadores y notó enseguida que a mí me gustaban. Así que un año, por Navidad, me regaló uno suyo, ya viejo. Fred, se llamaba. El tío Fred. Nunca me he olvidado de él.
Eso era en parte verdad. Años después, había vuelto para devolverle a aquel hombre su amabilidad, pero descubrió que Fred había muerto sólo unos meses antes.
-Y así fue como te metiste en la informática.
-Sí. Programando me sentía como pez en el agua. No quería mirar atrás. No me saqué el título de bachillerato. Me negaba a presentarme a los exámenes. En aquel entonces era muy rebelde. Pero a largo plazo, no ha tenido importancia. Lo conseguí yo solo.
-Desde luego que sí -dijo ella de un modo que hizo que Joe se sintiera orgulloso-. Pero ¿qué le pasó a tu hermano, Joe?
Joe hizo una mueca. ¡Mujeres! Tenían que saberlo todo. No podían dejarlo a uno en paz.
-Murió cuando tenía ocho años. De meningitis. Sus padres de acogida no reconocieron los síntomas hasta que fue demasiado tarde. Creían que tenía la gripe. El pobre crío no tuvo ninguna oportunidad.
-Eso es terriblemente triste, Joe. Lo siento muchísimo.
-Ahora ya sabes por qué no quiero hacerme responsable de la vida de un niño. No podría soportar ser un mal padre.
-Pero no lo serías. Serías un padre excepcional, por esa misma razón. Te preocuparías más que la mayoría de los hombres.
-¿Tú crees?
-Sí, claro que sí -insistió ella.
Lo abrazó con fuerza, y Joe sintió una oleada de emoción. Si _________ de verdad creyera en él... Si pudiera confiar en sí mismo...
-¿Tú tendrías un hijo con un hombre como yo, ______? -se oyó preguntar, con la voz todavía cargada de escepticismo-. ¿Lo tendrías de verdad?
Los labios de ________, que habían estado depositando suaves besos sobre su espalda, se detuvieron.
Joe se imaginaba lo que le estaba pensando.
-Tal vez -dijo ella al fin.
Joe se giró para mirarla a los ojos.
-Lo dices por decir.
-No -contestó ella-. No es cierto. ¿Tú quieres que tengamos un hijo, Joe?
A él le dio un vuelco el estómago.
-Cielo santo, no -dijo-. Lo que quiero es que te quedes conmigo cuando nos vayamos de este yate. Quiero que vengas a vivir conmigo, no como mi esposa, sino como mi mujer.
Ella escudriñó sus ojos.
-¿Por cuánto tiempo?
-Mientras tú quieras.
Ella frunció el ceño.
-No puedo prometerte quedarme para siempre, Joe.
El sabía a qué se refería. Algún día, ella querría más de lo que él estaba dispuesto a ofrecerle.
Pero ese día no había llegado aún, pensó con decisión mientras la tumbaba en la cama.
-¿Cuánto tiempo tenemos antes de tener que vestimos para la cena? -preguntó con voz ronca al tiempo que la penetraba.
-Una hora, más o menos -respondió ella, gimiendo suavemente.
Una hora. Un día. Una eternidad.
Nunca habría tiempo suficiente, se dijo Joe entre oleadas de placer y desesperación. ¡Nunca!
-¿Estoy bien así, amor mío? -preguntó ________ paseándose delante de Joe con su vestido azul eléctrico. Los ojos negros de Joe brillaron al fijarse en su escote.
-No -gruñó-. Desde luego que no. Estás demasiado sexy. ¿Sabes cuántos millonarios habrá ahí fuera esta noche? Chuck me ha dicho que ha traído en avión a sus amigos ricachones de todo el mundo. Seguro que entre ellos hay algún donjuán al que no le importa seducir a esposas ajenas.
-Ah, pero esta esposa no se va a dejar seducir -ronroneó ________, acercándose a Joe, que estaba guapísimo con el mismo traje que había llevado en la boda-. Está muy satisfecha con su marido.
-La seducción no es siempre cuestión de sexo, _________ -replicó él-. ¿Y se puede saber por qué me llamas «amor mío»?
Ella se puso de puntillas para darle un beso en la boca.
-¿No te gusta?
-Yo no he dicho eso. Pero me extraña en ti. Suena... superficial.
Eso era porque Joe no se daba cuenta de que lo decía en serio, pensó _________ dándose la vuelta para ponerse los pendientes. Joe era su amor. Su amor y, con un poco de suerte, el padre de su hijo.
« ¿Y qué harás si te has quedado embarazada?», se preguntó al tiempo que se ponía los pendientes. « ¿Decírselo o abandonarlo sin decirle nada?»
Ello dependía de cómo se desarrollara su relación una vez pasada la luna de miel.
Pero, de momento, estaban de luna de miel, y ella disfrutaba de cada instante. El ansia sexual de Joe seguía siendo insaciable. No parecía cansarse, y a menudo se excitaba con sólo ver lo que ella llevaba puesto. O lo que no llevaba puesto.
Su ropa nueva había sido todo un éxito; sobre todo, el provocativo bikini negro que Alanna había insistido en que se comprara, y que se había puesto esa mañana para ir a la piscina. Joe no había podido apartar los ojos de ella. Se había mostrado impaciente por llevársela al camarote, supuestamente para cambiarse para la comida. Después habían compartido una ducha muy larga. También, a juzgar por el brillo de sus ojos, le habían encantado los pantalones pirata blancos que se había puesto para comer y, después, para holgazanear un rato en la cubierta. Aunque seguramente había sido la camiseta roja la que le había disparado la libido.
En ese momento, sólo llevaba debajo del vestido un tanga diminuto que le procuraba una conciencia sexual de su propio cuerpo que resultaba exquisitamente turbadora. El diseño del vestido realzaba aquella conciencia; el corpiño sin tirantes se ceñía a su cintura y empujaba sus pechos hacia arriba en un asombroso escote. La falda acampanada, que no le tocaba la piel de las caderas para abajo, dejaba que el aire corriera entre sus piernas y sobre su trasero casi desnudo.
-Espero que por lo menos lleves bragas -masculló Joe.
____________ sonrió maliciosamente mientras se miraba en el espejo del tocador.
-No sé. Quizá deberías averiguarlo.
Él dejó escapar un gruñido revelador.
A ____________ nada le gustaba más que volverlo loco de deseo.
Quizá fuera porque sabía que no la amaba. El deseo que sentía por ella era lo más parecido al amor que podía conseguir. Cuando Joe estaba dentro de ella, cuando gritaba incontrolablemente al llegar al orgasmo, cuando su cuerpo temblaba y se sacudía por la fuerza de la pasión, ella podía imaginarse que la quería.
-¿Y los pendientes? -preguntó, dándose la vuelta para mirarlo, y al girar las largas cuentas de diamantes se agitaron sobre sus hombros desnudos-. ¿También son demasiado provocativos?
Él sonrió con ironía.
-Estás intentando excitarme.
-Sí, claro -dijo ella batiendo las pestañas antes de fijar la mirada en su entrepierna.
Él se echó a reír.
-Si el primer día hubiera sabido que eras tan fogosa, te habría llevado derecha a la cama, como quería.
_______parpadeó, sorprendida.
-¿Querías llevarme a la cama aunque te pareciera un adefesio?
-Será mejor que lo creas.
Nada de cuanto había dicho había satisfecho tanto a ____________.
-No habría dicho que no -confesó.
-Y me lo dices ahora.
-No me caías muy bien, pero me parecías un hombre muy sensual.
-Me encantan tus cumplidos.
Ella le acarició la mejilla.
-Ahora me gustas mucho más. En todos los sentidos.
Joe dio un paso atrás y ella apartó la mano.
-Creo que deberíamos subir a la fiesta, ______. Aunque no me apetece que te miren todos los hombres, no quiero arriesgarme a echar a perder ese vestido tan bonito. Y puede que lo haga si nos quedamos aquí mucho más tiempo.
-Me encanta que digas cosas así.
-Lo sé. ¿Nos vamos?
-Cielo santo -murmuró _________ cuando se acercaban al salón principal-. Parece que por lo menos hay cien personas ahí dentro.
Joe le apretó la mano. No estaba bromeando cuando le dijo que le preocupaba que algunos invitados intentaran flirtear con ella. Esa noche estaba sumamente deseable con aquel hermoso vestido azul. Los vestidos sin tirantes le favorecían; sobre todo, con aquel peinado nuevo, tan sexy. A Joe le encantaba cómo le ondeaba el pelo alrededor de la cara y cómo rozaba sus hombros cuando caminaba.
A otros hombres también les encantaría. Hombres mucho más guapos que él. Y muchísimo más ricos.
-Chuck dijo que había invitado a algunas personas más en el último minuto -le dijo ________-. Mira, ahí llega la lancha. Y trae más gente.
Se pararon junto a la barandilla y se quedaron mirando con interés la lancha, que se había colocado junto al Rosalie. Un miembro de la tripulación fue ayudando a desembarcar a los recién llegados.
-¡Pero si son Rich y Reece! -exclamó Joe, lleno de sorpresa al reconocer a sus amigos.
-¡Y Alanna y Holly! -añadió _____ alegremente-. Oh, ¿no están preciosas?
A Joe le parecía que no podían compararse con su ________, pero estaban muy guapas para estar embarazadas de tantos meses. Alanna llevaba un vestido largo, blanco y vaporoso, y Holly iba de negro, con un chal plateado alrededor de los hombros.
Se llamaron y pronto se reunieron los seis en la cubierta e intercambiaron saludos y abrazos.
-¡Qué sorpresa tan agradable! -dijo Joe-. Aunque estoy confuso. ¿Cómo es que estáis aquí?
-Recibimos una invitación esta tarde -respondió Reece-. Ayer, después de pasar por Palm Beach Chuck decidió comprar una casa allí. Llamó a uno de sus amigos empresarios y le preguntó por el mejor agente inmobiliario de Sidney. Que soy yo, claro.
- Intenta no ser tan modesto, amor mío -dijo Alanna con una cálida sonrisa.
-La modestia no lleva a ninguna parte -dijo Reece con su desparpajo habitual-. El caso, Joe, es que le dije a Chuck que éramos amigos íntimos. Por eso insistió en que viniera esta noche a la fiesta, junto con mi mujer. Y yo le dije que, si de verdad quería quedar bien contigo, como parecía, que invitara también a Richard y a Holly.
-A fin de cuentas -dijo Richard-, si Chuck se compra una casa aquí, necesitará un banquero, ¿no?
- Sois un par de oportunistas -dijo Joe con sorna-. Por cierto, lo de asociarme con él es cosa hecha.
-Eso es estupendo, Joe-le felicitó Richard-. Entonces, ¿ha merecido la pena casarse?
¿Merecer la pena?
___________ podía comprender su amargura. Pero, aun así, los niños juzgaban con dureza a sus padres. _________ decidió no mostrarse tan crítica con los suyos en adelante. A fin de cuentas, habían sido unos padres maravillosos. Cariñosos, atentos y responsables.
-¿Qué le ocurrió? -preguntó suavemente.
Joe se echó a reír. Una risa fría y hueca
-Murió de una sobredosis. Yo tenía nueve años. El pobre Tony sólo seis.
-¿Qué fue de vosotros después de eso? -preguntó _______-. ¿Os acogieron vuestros abuelos?
-¿Me tomas el pelo? Las autoridades se pusieron en contacto con ellos, pero dijeron que para ellos la drogadicta de su hija y sus mocosos estaban muertos. Así que nos llevaron a distintos hogares de acogida. Yo no me llevaba bien con ninguna de las familias de acogida. Así que acabé en una institución estatal.
-¿Quieres decir en un orfanato?
-Sí, en un orfanato.
-Oh, Joe...
Dios, no soportaba su piedad. Levantó la cabeza y cuadró los hombros.
-No fue tan terrible -mintió-. Había un hombre mayor, un tipo encantador. Un cuidador. Sabía mucho de ordenadores y notó enseguida que a mí me gustaban. Así que un año, por Navidad, me regaló uno suyo, ya viejo. Fred, se llamaba. El tío Fred. Nunca me he olvidado de él.
Eso era en parte verdad. Años después, había vuelto para devolverle a aquel hombre su amabilidad, pero descubrió que Fred había muerto sólo unos meses antes.
-Y así fue como te metiste en la informática.
-Sí. Programando me sentía como pez en el agua. No quería mirar atrás. No me saqué el título de bachillerato. Me negaba a presentarme a los exámenes. En aquel entonces era muy rebelde. Pero a largo plazo, no ha tenido importancia. Lo conseguí yo solo.
-Desde luego que sí -dijo ella de un modo que hizo que Joe se sintiera orgulloso-. Pero ¿qué le pasó a tu hermano, Joe?
Joe hizo una mueca. ¡Mujeres! Tenían que saberlo todo. No podían dejarlo a uno en paz.
-Murió cuando tenía ocho años. De meningitis. Sus padres de acogida no reconocieron los síntomas hasta que fue demasiado tarde. Creían que tenía la gripe. El pobre crío no tuvo ninguna oportunidad.
-Eso es terriblemente triste, Joe. Lo siento muchísimo.
-Ahora ya sabes por qué no quiero hacerme responsable de la vida de un niño. No podría soportar ser un mal padre.
-Pero no lo serías. Serías un padre excepcional, por esa misma razón. Te preocuparías más que la mayoría de los hombres.
-¿Tú crees?
-Sí, claro que sí -insistió ella.
Lo abrazó con fuerza, y Joe sintió una oleada de emoción. Si _________ de verdad creyera en él... Si pudiera confiar en sí mismo...
-¿Tú tendrías un hijo con un hombre como yo, ______? -se oyó preguntar, con la voz todavía cargada de escepticismo-. ¿Lo tendrías de verdad?
Los labios de ________, que habían estado depositando suaves besos sobre su espalda, se detuvieron.
Joe se imaginaba lo que le estaba pensando.
-Tal vez -dijo ella al fin.
Joe se giró para mirarla a los ojos.
-Lo dices por decir.
-No -contestó ella-. No es cierto. ¿Tú quieres que tengamos un hijo, Joe?
A él le dio un vuelco el estómago.
-Cielo santo, no -dijo-. Lo que quiero es que te quedes conmigo cuando nos vayamos de este yate. Quiero que vengas a vivir conmigo, no como mi esposa, sino como mi mujer.
Ella escudriñó sus ojos.
-¿Por cuánto tiempo?
-Mientras tú quieras.
Ella frunció el ceño.
-No puedo prometerte quedarme para siempre, Joe.
El sabía a qué se refería. Algún día, ella querría más de lo que él estaba dispuesto a ofrecerle.
Pero ese día no había llegado aún, pensó con decisión mientras la tumbaba en la cama.
-¿Cuánto tiempo tenemos antes de tener que vestimos para la cena? -preguntó con voz ronca al tiempo que la penetraba.
-Una hora, más o menos -respondió ella, gimiendo suavemente.
Una hora. Un día. Una eternidad.
Nunca habría tiempo suficiente, se dijo Joe entre oleadas de placer y desesperación. ¡Nunca!
-¿Estoy bien así, amor mío? -preguntó ________ paseándose delante de Joe con su vestido azul eléctrico. Los ojos negros de Joe brillaron al fijarse en su escote.
-No -gruñó-. Desde luego que no. Estás demasiado sexy. ¿Sabes cuántos millonarios habrá ahí fuera esta noche? Chuck me ha dicho que ha traído en avión a sus amigos ricachones de todo el mundo. Seguro que entre ellos hay algún donjuán al que no le importa seducir a esposas ajenas.
-Ah, pero esta esposa no se va a dejar seducir -ronroneó ________, acercándose a Joe, que estaba guapísimo con el mismo traje que había llevado en la boda-. Está muy satisfecha con su marido.
-La seducción no es siempre cuestión de sexo, _________ -replicó él-. ¿Y se puede saber por qué me llamas «amor mío»?
Ella se puso de puntillas para darle un beso en la boca.
-¿No te gusta?
-Yo no he dicho eso. Pero me extraña en ti. Suena... superficial.
Eso era porque Joe no se daba cuenta de que lo decía en serio, pensó _________ dándose la vuelta para ponerse los pendientes. Joe era su amor. Su amor y, con un poco de suerte, el padre de su hijo.
« ¿Y qué harás si te has quedado embarazada?», se preguntó al tiempo que se ponía los pendientes. « ¿Decírselo o abandonarlo sin decirle nada?»
Ello dependía de cómo se desarrollara su relación una vez pasada la luna de miel.
Pero, de momento, estaban de luna de miel, y ella disfrutaba de cada instante. El ansia sexual de Joe seguía siendo insaciable. No parecía cansarse, y a menudo se excitaba con sólo ver lo que ella llevaba puesto. O lo que no llevaba puesto.
Su ropa nueva había sido todo un éxito; sobre todo, el provocativo bikini negro que Alanna había insistido en que se comprara, y que se había puesto esa mañana para ir a la piscina. Joe no había podido apartar los ojos de ella. Se había mostrado impaciente por llevársela al camarote, supuestamente para cambiarse para la comida. Después habían compartido una ducha muy larga. También, a juzgar por el brillo de sus ojos, le habían encantado los pantalones pirata blancos que se había puesto para comer y, después, para holgazanear un rato en la cubierta. Aunque seguramente había sido la camiseta roja la que le había disparado la libido.
En ese momento, sólo llevaba debajo del vestido un tanga diminuto que le procuraba una conciencia sexual de su propio cuerpo que resultaba exquisitamente turbadora. El diseño del vestido realzaba aquella conciencia; el corpiño sin tirantes se ceñía a su cintura y empujaba sus pechos hacia arriba en un asombroso escote. La falda acampanada, que no le tocaba la piel de las caderas para abajo, dejaba que el aire corriera entre sus piernas y sobre su trasero casi desnudo.
-Espero que por lo menos lleves bragas -masculló Joe.
____________ sonrió maliciosamente mientras se miraba en el espejo del tocador.
-No sé. Quizá deberías averiguarlo.
Él dejó escapar un gruñido revelador.
A ____________ nada le gustaba más que volverlo loco de deseo.
Quizá fuera porque sabía que no la amaba. El deseo que sentía por ella era lo más parecido al amor que podía conseguir. Cuando Joe estaba dentro de ella, cuando gritaba incontrolablemente al llegar al orgasmo, cuando su cuerpo temblaba y se sacudía por la fuerza de la pasión, ella podía imaginarse que la quería.
-¿Y los pendientes? -preguntó, dándose la vuelta para mirarlo, y al girar las largas cuentas de diamantes se agitaron sobre sus hombros desnudos-. ¿También son demasiado provocativos?
Él sonrió con ironía.
-Estás intentando excitarme.
-Sí, claro -dijo ella batiendo las pestañas antes de fijar la mirada en su entrepierna.
Él se echó a reír.
-Si el primer día hubiera sabido que eras tan fogosa, te habría llevado derecha a la cama, como quería.
_______parpadeó, sorprendida.
-¿Querías llevarme a la cama aunque te pareciera un adefesio?
-Será mejor que lo creas.
Nada de cuanto había dicho había satisfecho tanto a ____________.
-No habría dicho que no -confesó.
-Y me lo dices ahora.
-No me caías muy bien, pero me parecías un hombre muy sensual.
-Me encantan tus cumplidos.
Ella le acarició la mejilla.
-Ahora me gustas mucho más. En todos los sentidos.
Joe dio un paso atrás y ella apartó la mano.
-Creo que deberíamos subir a la fiesta, ______. Aunque no me apetece que te miren todos los hombres, no quiero arriesgarme a echar a perder ese vestido tan bonito. Y puede que lo haga si nos quedamos aquí mucho más tiempo.
-Me encanta que digas cosas así.
-Lo sé. ¿Nos vamos?
-Cielo santo -murmuró _________ cuando se acercaban al salón principal-. Parece que por lo menos hay cien personas ahí dentro.
Joe le apretó la mano. No estaba bromeando cuando le dijo que le preocupaba que algunos invitados intentaran flirtear con ella. Esa noche estaba sumamente deseable con aquel hermoso vestido azul. Los vestidos sin tirantes le favorecían; sobre todo, con aquel peinado nuevo, tan sexy. A Joe le encantaba cómo le ondeaba el pelo alrededor de la cara y cómo rozaba sus hombros cuando caminaba.
A otros hombres también les encantaría. Hombres mucho más guapos que él. Y muchísimo más ricos.
-Chuck dijo que había invitado a algunas personas más en el último minuto -le dijo ________-. Mira, ahí llega la lancha. Y trae más gente.
Se pararon junto a la barandilla y se quedaron mirando con interés la lancha, que se había colocado junto al Rosalie. Un miembro de la tripulación fue ayudando a desembarcar a los recién llegados.
-¡Pero si son Rich y Reece! -exclamó Joe, lleno de sorpresa al reconocer a sus amigos.
-¡Y Alanna y Holly! -añadió _____ alegremente-. Oh, ¿no están preciosas?
A Joe le parecía que no podían compararse con su ________, pero estaban muy guapas para estar embarazadas de tantos meses. Alanna llevaba un vestido largo, blanco y vaporoso, y Holly iba de negro, con un chal plateado alrededor de los hombros.
Se llamaron y pronto se reunieron los seis en la cubierta e intercambiaron saludos y abrazos.
-¡Qué sorpresa tan agradable! -dijo Joe-. Aunque estoy confuso. ¿Cómo es que estáis aquí?
-Recibimos una invitación esta tarde -respondió Reece-. Ayer, después de pasar por Palm Beach Chuck decidió comprar una casa allí. Llamó a uno de sus amigos empresarios y le preguntó por el mejor agente inmobiliario de Sidney. Que soy yo, claro.
- Intenta no ser tan modesto, amor mío -dijo Alanna con una cálida sonrisa.
-La modestia no lleva a ninguna parte -dijo Reece con su desparpajo habitual-. El caso, Joe, es que le dije a Chuck que éramos amigos íntimos. Por eso insistió en que viniera esta noche a la fiesta, junto con mi mujer. Y yo le dije que, si de verdad quería quedar bien contigo, como parecía, que invitara también a Richard y a Holly.
-A fin de cuentas -dijo Richard-, si Chuck se compra una casa aquí, necesitará un banquero, ¿no?
- Sois un par de oportunistas -dijo Joe con sorna-. Por cierto, lo de asociarme con él es cosa hecha.
-Eso es estupendo, Joe-le felicitó Richard-. Entonces, ¿ha merecido la pena casarse?
¿Merecer la pena?
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Ameee el capi!!!
Siguelaa porfisss!
Amo como escribesss!!!
Siguelaa porfisss!!
Att: tu siempre fiel lectora!
Siguelaa porfisss!
Amo como escribesss!!!
Siguelaa porfisss!!
Att: tu siempre fiel lectora!
Yhosdaly
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Nuevaa Lectora
me encanto la nove ..deverdad ame todo y cada uno de los caps!!
espero la sigas pronto!!!
:D amo tu nove!!
Siguelaaaaa!! :D porfis
me encanto la nove ..deverdad ame todo y cada uno de los caps!!
espero la sigas pronto!!!
:D amo tu nove!!
Siguelaaaaa!! :D porfis
☎ Jimena Horan ♥
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
siii que merece la penaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!1
aaaiii siguela porfaaaaa
aaaiii siguela porfaaaaa
chelis
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Jimee Jonas <3 escribió:Nuevaa Lectora
me encanto la nove ..deverdad ame todo y cada uno de los caps!!
espero la sigas pronto!!!
:D amo tu nove!!
Siguelaaaaa!! :D porfis
Aww Bienvenida me alegro que te guste
tkm
Pd: Me Das Tu Msn y De Que Pais Eres Para Que Ablemos Por Fiss :D :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Joe pensó en todo lo que había pasado en los días anteriores. Luego pensó en el futuro, y en el día en que __________ no formara ya parte de su vida.
-¿No esperarás de veras que Joe diga que vale la pena casarse? -dijo ________, riendo-. Aunque no creo que esté del todo descontento, ¿verdad, amor mío? -añadió con una mirada maliciosa.
-Amor mío, nada menos -dijo Reece alzando las cejas-. Parece que estáis disfrutando de una auténtica luna de miel.
-Creo que será mejor zanjar esta conversación -dijo Richard-. Chuck Helsinger viene para acá.
Joe se alegró de la aparición de Chuck. No le apetecía defender su relación con Joe, ni quería seguir analizando lo que sentía por ella.
Pero eso fue precisamente lo que se descubrió haciendo una y otra vez durante la hora siguiente, sobre todo cuando uno de los millonarios invitados a la fiesta intentó hablar con ________. Tenía unos cincuenta años. Era refinado, guapo, y rico como Craso. Casado, por supuesto. Pero eso no lo detuvo.
En cuanto Joe se dio la vuelta para decirle algo a Alanna, invitó a _________ a bailar en la cubierta, donde una banda estaba tocando y había ya algunas parejas bailando.
Los celos se apoderaron de Joe cuando vio a aquel ricachón rodear con sus enclenques brazos la espalda desnuda de _______como si fuera un pulpo. Cuando se pegó a ella, Joe comprendió que no podía quedarse de brazos cruzados.
-Sujeta esto -dijo, dándole la copa de champán a Alanna-. Mi mujer necesita que la rescate.
___________ estaba pensando en cuánto detestaba estar allí, bailando con aquel carcamal, cuando Joe apareció de repente y le dio unos golpecitos en el hombro a su pareja de baile.
-Es mi turno -anunció, arrancando a __________ de los brazos de aquel donjuán, que se quedó con la boca abierta.
Mientras giraban por la cubierta, en busca de un lugar más reservado, ella suspiró, llena de placer.
-¿Por qué has tardado tanto? -dijo con los ojos brillantes.
-A veces soy un poco lento.
-No lo había notado -dijo ella alegremente-. Veo que además eres un buen bailarín.
-Eso tienes que agradecérselo a Alanna. Fue ella quien me enseñó.
_________ se quedó sorprendida. Y también preocupada.
-Te gusta mucho Alanna, ¿verdad?
-Es una chica estupenda.
-No estarás enamorado de ella, ¿verdad?
-¿Qué? ¡No seas ridicula!
-Es muy guapa -insistió __________, celosa.
-Es la mujer de Reece.
-¿Y?
-Mira, no estoy enamorado de Alanna, ¿de acuerdo? -dijo con aspereza-. Ya te lo he dicho. ¡Yo nunca me enamoro!
Pero, mientras decía esas palabras, Joe comprendió que eran mentira.
La convicción de que se había enamorado de _________ despertó en él un tumulto de emociones. Primero, sintió una extraña euforia, seguida rápidamente por algo parecido a la desesperación.
Porque __________ no lo quería. ¿Cómo iba a quererlo? ¿Qué había en él que ella pudiera amar?
__________ sólo había aceptado quedarse con él un tiempo por el sexo. Una vez él hubiera cerrado el acuerdo con Helsinger y ella tuviera su segundo millón, se largaría para emprender una nueva vida con un tipo normal, de pasado corriente.
Joe no le deseaba una vida desgraciada. Demonios, quería que fuera feliz.
Pero no era masoquista. No podía seguir acostándose con ella sabiendo que la quería. Era un hombre dado a los extremos. Era todo o nada.
Hasta ese momento, en lo que a los sentimientos se refería, en su vida no había habido nada.
Podía vivir así.
El amor era demasiado duro. Demasiado sobrecogedor.
Por la mañana le diría a _________ que lo suyo se había acabado. Entre tanto, les quedaba una noche juntos. Resultaba difícil negarse aquel placer si compartía la cama con ella.
¿Difícil?
¡Casi imposible!
Por eso tenía que alejarse de ella lo antes posible.
-¿En qué estás pensando?
La pregunta de __________ lo sacó de su ensimismamiento.
-¿De veras quieres saberlo? -masculló contra su pelo, apretándola entre los brazos.
-Sí.
Joe se detuvo y dio un paso atrás para mirarla a los ojos.
«Estoy pensando que daría cualquier cosa por oírte decir esas dos palabras que siempre he odiado en boca de una mujer».
-Estaba pensando en tu ropa interior -mintió-. O en tu falta de ella. ¿Llevas bragas, mi querida esposa?
Ella se sonrojó.
-Pues sí -contestó, casi sin aliento-. Pero se quitan fácilmente.
El hecho de que siempre estuviera dispuesta a complacerlo sexualmente era algo que al mismo tiempo excitaba y exasperaba a Joe. Casi la odiaba cuando se comportaba así. Se parecía tanto a lo que él ansiaba... Y sin embargo estaba tan lejos.
-Púes ve a quitártelas -le ordenó-. Luego vuelve al salón. Te estaré esperando.
-Pero... ¿no vas a venir al camarote conmigo?
-No.
Iba a hacerla esperar. Y esperar. Y esperar.
Esa noche, sería cruel. Esa noche, la castigaría por hacer que la amara.
La hizo girar en sus brazos, la apretó contra sí para que notara su erección y acercó la boca a su oído con intención de susurrarle sus más oscuros deseos.
Pero, cuando ella ladeó la cabeza y exhaló un suspiro tembloroso, se limitó a besarle el lóbulo de la oreja. Luego la mejilla. La mandíbula. La garganta.
-Oh, Joe...
En labios de _________, su nombre era como una caricia que lo hacía derretirse¿Cómo iba a hacerle daño? ¿Cómo iba a castigarla?
La quería.
Esa noche le demostraría cuánto. Con ternura, no con crueldad. Si ésa iba a ser su última noche juntos, quería recordarla con orgullo, no con remordimientos, ni con vergüenza.
______ era una mujer maravillosa. Una mujer especial. Se merecía lo mejor que pudiera darle.
-Deberías volver a la fiesta -dijo con suavidad-. No te preocupes por las bragas por ahora. Luego te las quitaré, cuando estemos a solas.
-¿No esperarás de veras que Joe diga que vale la pena casarse? -dijo ________, riendo-. Aunque no creo que esté del todo descontento, ¿verdad, amor mío? -añadió con una mirada maliciosa.
-Amor mío, nada menos -dijo Reece alzando las cejas-. Parece que estáis disfrutando de una auténtica luna de miel.
-Creo que será mejor zanjar esta conversación -dijo Richard-. Chuck Helsinger viene para acá.
Joe se alegró de la aparición de Chuck. No le apetecía defender su relación con Joe, ni quería seguir analizando lo que sentía por ella.
Pero eso fue precisamente lo que se descubrió haciendo una y otra vez durante la hora siguiente, sobre todo cuando uno de los millonarios invitados a la fiesta intentó hablar con ________. Tenía unos cincuenta años. Era refinado, guapo, y rico como Craso. Casado, por supuesto. Pero eso no lo detuvo.
En cuanto Joe se dio la vuelta para decirle algo a Alanna, invitó a _________ a bailar en la cubierta, donde una banda estaba tocando y había ya algunas parejas bailando.
Los celos se apoderaron de Joe cuando vio a aquel ricachón rodear con sus enclenques brazos la espalda desnuda de _______como si fuera un pulpo. Cuando se pegó a ella, Joe comprendió que no podía quedarse de brazos cruzados.
-Sujeta esto -dijo, dándole la copa de champán a Alanna-. Mi mujer necesita que la rescate.
___________ estaba pensando en cuánto detestaba estar allí, bailando con aquel carcamal, cuando Joe apareció de repente y le dio unos golpecitos en el hombro a su pareja de baile.
-Es mi turno -anunció, arrancando a __________ de los brazos de aquel donjuán, que se quedó con la boca abierta.
Mientras giraban por la cubierta, en busca de un lugar más reservado, ella suspiró, llena de placer.
-¿Por qué has tardado tanto? -dijo con los ojos brillantes.
-A veces soy un poco lento.
-No lo había notado -dijo ella alegremente-. Veo que además eres un buen bailarín.
-Eso tienes que agradecérselo a Alanna. Fue ella quien me enseñó.
_________ se quedó sorprendida. Y también preocupada.
-Te gusta mucho Alanna, ¿verdad?
-Es una chica estupenda.
-No estarás enamorado de ella, ¿verdad?
-¿Qué? ¡No seas ridicula!
-Es muy guapa -insistió __________, celosa.
-Es la mujer de Reece.
-¿Y?
-Mira, no estoy enamorado de Alanna, ¿de acuerdo? -dijo con aspereza-. Ya te lo he dicho. ¡Yo nunca me enamoro!
Pero, mientras decía esas palabras, Joe comprendió que eran mentira.
La convicción de que se había enamorado de _________ despertó en él un tumulto de emociones. Primero, sintió una extraña euforia, seguida rápidamente por algo parecido a la desesperación.
Porque __________ no lo quería. ¿Cómo iba a quererlo? ¿Qué había en él que ella pudiera amar?
__________ sólo había aceptado quedarse con él un tiempo por el sexo. Una vez él hubiera cerrado el acuerdo con Helsinger y ella tuviera su segundo millón, se largaría para emprender una nueva vida con un tipo normal, de pasado corriente.
Joe no le deseaba una vida desgraciada. Demonios, quería que fuera feliz.
Pero no era masoquista. No podía seguir acostándose con ella sabiendo que la quería. Era un hombre dado a los extremos. Era todo o nada.
Hasta ese momento, en lo que a los sentimientos se refería, en su vida no había habido nada.
Podía vivir así.
El amor era demasiado duro. Demasiado sobrecogedor.
Por la mañana le diría a _________ que lo suyo se había acabado. Entre tanto, les quedaba una noche juntos. Resultaba difícil negarse aquel placer si compartía la cama con ella.
¿Difícil?
¡Casi imposible!
Por eso tenía que alejarse de ella lo antes posible.
-¿En qué estás pensando?
La pregunta de __________ lo sacó de su ensimismamiento.
-¿De veras quieres saberlo? -masculló contra su pelo, apretándola entre los brazos.
-Sí.
Joe se detuvo y dio un paso atrás para mirarla a los ojos.
«Estoy pensando que daría cualquier cosa por oírte decir esas dos palabras que siempre he odiado en boca de una mujer».
-Estaba pensando en tu ropa interior -mintió-. O en tu falta de ella. ¿Llevas bragas, mi querida esposa?
Ella se sonrojó.
-Pues sí -contestó, casi sin aliento-. Pero se quitan fácilmente.
El hecho de que siempre estuviera dispuesta a complacerlo sexualmente era algo que al mismo tiempo excitaba y exasperaba a Joe. Casi la odiaba cuando se comportaba así. Se parecía tanto a lo que él ansiaba... Y sin embargo estaba tan lejos.
-Púes ve a quitártelas -le ordenó-. Luego vuelve al salón. Te estaré esperando.
-Pero... ¿no vas a venir al camarote conmigo?
-No.
Iba a hacerla esperar. Y esperar. Y esperar.
Esa noche, sería cruel. Esa noche, la castigaría por hacer que la amara.
La hizo girar en sus brazos, la apretó contra sí para que notara su erección y acercó la boca a su oído con intención de susurrarle sus más oscuros deseos.
Pero, cuando ella ladeó la cabeza y exhaló un suspiro tembloroso, se limitó a besarle el lóbulo de la oreja. Luego la mejilla. La mandíbula. La garganta.
-Oh, Joe...
En labios de _________, su nombre era como una caricia que lo hacía derretirse¿Cómo iba a hacerle daño? ¿Cómo iba a castigarla?
La quería.
Esa noche le demostraría cuánto. Con ternura, no con crueldad. Si ésa iba a ser su última noche juntos, quería recordarla con orgullo, no con remordimientos, ni con vergüenza.
______ era una mujer maravillosa. Una mujer especial. Se merecía lo mejor que pudiera darle.
-Deberías volver a la fiesta -dijo con suavidad-. No te preocupes por las bragas por ahora. Luego te las quitaré, cuando estemos a solas.
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
NUEVAAA LECTORA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELAAA
ME ENCANTA COMO LA DEJAS ASIII
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELAAA
ME ENCANTA COMO LA DEJAS ASIII
nickian
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
nickian escribió:NUEVAAA LECTORA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELAAA
ME ENCANTA COMO LA DEJAS ASIII
Jejej Awww Bienvenida me algra mucho que te gusta :D
Micaa *-*
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