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Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Este cap va dedica a adina Espero que te guste mñn subo mas por que ahora no puedo ya que tengo problemas con mi padre las quiero :hug: :hug:
La que se dirigía hacia él con aquel vestido largo, vaporoso y sin hombreras no podía ser ______ Fairlane.
No se parecía a ninguna novia que él hubiera visto, a pesar de que el traje era de color marfil. Parecía más bien una diosa antigua con aquel voluptuoso pañuelo anudado alrededor del pálido cuello y que le envolvía el hermoso pelo rojizo.
Joe había logrado dominar lo que sentía por ________ mientras ésta había parecido una abogada del tumo de oficio. Pero, de pronto, tenía la impresión de que no podía controlar ni su deseo, ni su ira.
_________ lo había hecho a propósito. Se había transformado en secreto para pillarlo desprevenido. Quizá para hacerle quedar como un tonto. Era una bruja, como todas las mujeres.
Pero había cometido un gran error al intentar jugar con él.
Él nunca se había puesto en ridículo por culpa de una mujer.
Si _________ creía que podía volverlo loco y luego darle calabazas, iba a llevarse una gran sorpresa. Si alguien iba a dar calabazas allí, sería él.
__________ trastabilló un poco al ver que Joe le sonreía. Le gustaba mucho más la cara de pasmo que había puesto un momento antes. Eso había sido muy gratificante.
Su sonrisa, en cambio, la ponía nerviosa. Porque era la sonrisa más malévola y sexy que había visto nunca.
No era muy amplia; sólo una leve curvatura del vértice de la boca, acompañada por una mirada con la que cualquier mujer habría soñado. Sus ojos negros parecían arder lentamente mientras recorrían el cuerpo de _______ de arriba abajo. ________ sintió la garganta seca y notó que empezaba a darle vueltas la cabeza.
Tragó saliva y siguió andando con mucho tiento por la terraza, hasta el lugar donde iba a celebrarse la ceremonia. Se obligó a proyectar una imagen fresca y despreocupada, mientras por dentro oleadas de calor recorrían su cuerpo envarado.
Por suerte, el corpiño del vestido llevaba forro y ballenas; si no, los pezones erectos la habrían delatado.
Si fijó en que el fotógrafo había empezado a hacer fotos de ella y de los tres hombres que la aguardaban. Holly tenía razón: estaban guapísimos, Pero ______ sólo tenía ojos para Joe, que estaba increíble. Seguía sin ser guapo en un sentido tradicional, pero tenía estilo y era endiabladamente sexy.
__________ tragó saliva otra vez.
-Pareces otra -murmuró Joe al tiempo que le tendía la mano, sin apartar la mirada de ella.
-Te dije que podía estar más guapa -contestó ella, esforzándose por parecer natural mientras le daba la mano.
-Cariño, hoy no estás sólo guapa -dijo él con otra sonrisa voluptuosa-. Como muy bien sabes.
_______ quizá le hubiera reprendido por llamarla «cariño», si hubiera podido articular palabra. Pero, consciente de que había logrado su objetivo, se limitó a mirar con enojo a Joe mientras el corazón le golpeaba tras las costillas.
Joe la deseaba. La deseaba de verdad. Ella lo notaba en sus ojos.
Él le apretó la mano, ofreciéndole un nuevo atisbo de su fortaleza, y se volvió para mirar al oficiante.
Su fuerza física la excitaba y, al mismo tiempo, la asustaba. Joe era sin duda un amante dominante. Fuerte, apasionado y vehemente, no aceptaría melindres por su parte. ________ se lo imaginaba ya arrancándole la ropa antes de arrojarla a la cama.
Al pensarlo se quedó sin aliento.
Fue un alivio que el oficiante se lanzara sin más tardanza a celebrar la ceremonia, dándole tiempo para respirar hondo varias veces. Pero durante los siguientes diez minutos no logró concentrarse. Debía de haber respondido correctamente a todas las preguntas, pero no guardaba recuerdo alguno de la boda. Por lo menos, hasta que el oficiante le dijo a Joe que podía besar a la novia.
Aquello la espabiló.
Joe la había agarrado de las dos manos. Hacía rato que el ramillete de orquídeas había ido a parar a manos de Alanna. Él hizo que _________ se diera la vuelta, la miró intensamente a los ojos y se llevó lentamente sus manos a la boca; luego besó primero el anillo de boda de su abuela y después cada uno de sus dedos.
______, que tenía los ojos como platos, sintió un estremecimiento con cada beso.
Aquél no era el amante que había imaginado. Aquél era un hombre delicado. Y con mucha experiencia erótica. Por más que la excitara la fantasía de que Joe se comportara como un troglodita con ella, aquella conducta resultaba también muy seductora.
________ ansiaba ya que se metiera uno de sus dedos en la boca y lo chupara. Le daba vueltas la cabeza cuando se lo imaginaba lamiendo otras partes, mucho más íntimas, de su cuerpo, y tuvo que abrir los labios para tomar aire porque de pronto estaba jadeando.
Joe le miró la boca con los ojos entornados y le soltó las manos para agarrarle la cara. Iba a besarla de verdad.
Los labios de ______ se tensaron al sentir el primer contacto con los de él, pero enseguida se ablandaron y se entreabrieron, trémulos, invitándolo a entrar. Cuando su lengua se deslizó profundamente en el cálido y húmedo orificio de la boca, ella lo rodeó con los brazos, ansiosa por sentirlo cerca.
_________ olvidó por completo dónde estaba. Aquello era lo que llevaba soñando un mes. Estar en brazos de Joe. Poder besarlo y tocarlo.
Al tacto, su cuerpo le pareció tan deseable como parecía. Y besaba aún mejor de lo que había imaginado.
Joe la apartó de pronto unos segundos después, y ______ se quedó de piedra. La fría mirada que le lanzó él antes de darse la vuelta para recibir las felicitaciones de los demás dejó a ________luchando, indefensa, contra los efectos de aquel beso. El corazón le latía vertiginosamente, notaba la cara ardiendo y tenía los pezones como balas debajo del vestido.
No sabía qué hacer, ni dónde mirar.
Alanna y Holly sacaron unos canapés y unas bandejas cargadas de copas llenas de champán. ________ tomó una copa llena hasta rebosar de chispeante líquido. Necesitaba desesperadamente algo que la ayudara a recuperar la compostura y a enfrentarse al hecho deprimente de que se había dejado arrastrar por su imaginación.
Sin duda Joe pensaba que estaba muy sexy. Y desde luego había estado muy convincente en el papel de novio enamorado delante del oficiante y del fotógrafo.
Pero de pronto a _________ le parecía evidente que todo aquello no había sido más que una actuación. Joe estaba deseando acabar con el beso. Y dejarla con sus amigas para irse a hablar con los chicos. Alanna se había equivocado, y ella estaba en lo cierto: no era el tipo de Joe. No lo sería nunca, por más que se arreglase.
-Un brindis por los novios -propuso Richard.
________ dejó escapar un gemido silencioso. Y Joe también, a juzgar por su cara. Si se marcharan el oficiante y el fotógrafo, pensó ___________ amargamente, podrían abandonar aquella espantosa farsa.
Siguieron más fotografías y más brindis, y el único alivio de _______ fue poder cambiar su copa, ya vacía, por otra llena. Se alegraba inmensamente de haberse negado en redondo a que hubiera tarta nupcial. Cortarla con Joe le habría resultado insoportable.
-Lamento meterles prisa -dijo el oficiante al fin-, pero tengo otra boda esta tarde y tengo que recorrer un camino bastante largo para llegar allí. Así que, si hacen el favor de firmar los papeles, yo me marcho.
Después de su partida, el fotógrafo también fue despachado, y los seis amigos se quedaron solo... La atmósfera, sin embargo, era un tanto tensa. Joe tenía cara de enfado y _______ sólo quería meterse en la cama y echarse a llorar.
-No quisiera ser grosero -les dijo de pronto Joe a sus amigos-, pero ya habéis hecho vuestro papel. La boda se ha terminado. Así que, ¿podríais iros a casa, por favor?
_________ se quedó boquiabierta cuando sus amigos hicieron inmediatamente lo que les pedía. Se marcharon.
Alanna y Holly consiguieron darle un breve abrazo de despedida, y Alanna le susurró al oído precipitadamente:
-Llámame por la mañana.
Pero un instante después, _______ se quedó a solas con Joe.
-Quizá no quisieras ser grosero -le espetó después de que él echara la cerradura de la puerta-, pero lo has sido. Al menos podrías haberles dado las gracias, no echarlos sin contemplaciones.
Él la miró con desdén.
-Por todos los santos, no te pongas tan dramática. Mis amigos saben cómo soy. Y lo que pienso de haberme casado así. A ellos tampoco les apetece estar conmigo cuando estoy de mal humor.
-A mí tampoco me apetece.
-Pues es una lástima, porque tendrás que aguantarme. Piensa en el dinero, cariño. Te voy a pagar muy bien para que me soportes una temporada -tomó una copa de champán intacta y bebió un buen trago antes de mirar a _________ con furia-. Me doy cuenta de que creías que esto iba a acabar de manera muy distinta. Pero has cometido un error.
__________ se puso tensa.
-¿Qué quieres decir?
Joe se acercó despacio a ella, cruzando la gruesa alfombra azul que los separaba.
-Creías que podías jugar conmigo -añadió-. Darme una lección que mi testosterona no olvidaría.
-No sé qué quieres decir -mintió ella, jadeante.
Joe se detuvo frente a ella y la miró con un brillo frío en los ojos.
-Lo sabes muy bien -replicó-. Eres una chica lista, __________. Lista y traicionera.
-No estaba jugando a nada -se defendió ella; el champán la había envalentonado-. Sólo quería que vieras que puedo estar atractiva y sexy. Llámalo vanidad femenina, pero no me gustó que criticaras mi aspecto.
-Llamemos al pan pan y al vino vino, ___________. Querías excitarme. Ésa es la verdad.
-Está bien -balbució ella-. Sí, quería que te excitaras.
-Pues lo has conseguido.
__________ se encogió por dentro.
-Aunque no te va a servir de nada -añadió él, enfadado.
_________ se preguntaría después si habría sido el champán lo que le dio valor para hablar con tanto descaro.
-No pretendo robarte el corazón si eso es lo que crees. Sólo quiero tu cuerpo.
Los labios de Joe se tensaron en una sonrisa cínica.
-Eso dicen muchas mujeres. Pero no es lo que piensan.
-Pues en mi caso lo es -insistió ella-. ¿Recuerdas lo que me dijiste el día que nos conocimos? Dijiste que necesitaba que me liberaras un poco. Y tenías razón. Después de lo mío con Brandon, había adquirido algunas malas costumbres en mi forma de vestir y en mi actitud hacia los hombres. Pero lo peor ha sido no mantenerme sexualmente activa. Estaba en peligro de convertirme en una solterona frígida. Pero, cuando apareciste tú, mis hormonas se despertaron. Eres un hombre muy sexy, Joe. Pero no podría enamorarme de ti -añadió apresuradamente-. Ni quiero seguir casada contigo. Pero quiero acostarme contigo. Créeme cuando te digo que nos divorciaremos en cuanto consigas tu ansiada participación en la empresa de Helsinger.
La que se dirigía hacia él con aquel vestido largo, vaporoso y sin hombreras no podía ser ______ Fairlane.
No se parecía a ninguna novia que él hubiera visto, a pesar de que el traje era de color marfil. Parecía más bien una diosa antigua con aquel voluptuoso pañuelo anudado alrededor del pálido cuello y que le envolvía el hermoso pelo rojizo.
Joe había logrado dominar lo que sentía por ________ mientras ésta había parecido una abogada del tumo de oficio. Pero, de pronto, tenía la impresión de que no podía controlar ni su deseo, ni su ira.
_________ lo había hecho a propósito. Se había transformado en secreto para pillarlo desprevenido. Quizá para hacerle quedar como un tonto. Era una bruja, como todas las mujeres.
Pero había cometido un gran error al intentar jugar con él.
Él nunca se había puesto en ridículo por culpa de una mujer.
Si _________ creía que podía volverlo loco y luego darle calabazas, iba a llevarse una gran sorpresa. Si alguien iba a dar calabazas allí, sería él.
__________ trastabilló un poco al ver que Joe le sonreía. Le gustaba mucho más la cara de pasmo que había puesto un momento antes. Eso había sido muy gratificante.
Su sonrisa, en cambio, la ponía nerviosa. Porque era la sonrisa más malévola y sexy que había visto nunca.
No era muy amplia; sólo una leve curvatura del vértice de la boca, acompañada por una mirada con la que cualquier mujer habría soñado. Sus ojos negros parecían arder lentamente mientras recorrían el cuerpo de _______ de arriba abajo. ________ sintió la garganta seca y notó que empezaba a darle vueltas la cabeza.
Tragó saliva y siguió andando con mucho tiento por la terraza, hasta el lugar donde iba a celebrarse la ceremonia. Se obligó a proyectar una imagen fresca y despreocupada, mientras por dentro oleadas de calor recorrían su cuerpo envarado.
Por suerte, el corpiño del vestido llevaba forro y ballenas; si no, los pezones erectos la habrían delatado.
Si fijó en que el fotógrafo había empezado a hacer fotos de ella y de los tres hombres que la aguardaban. Holly tenía razón: estaban guapísimos, Pero ______ sólo tenía ojos para Joe, que estaba increíble. Seguía sin ser guapo en un sentido tradicional, pero tenía estilo y era endiabladamente sexy.
__________ tragó saliva otra vez.
-Pareces otra -murmuró Joe al tiempo que le tendía la mano, sin apartar la mirada de ella.
-Te dije que podía estar más guapa -contestó ella, esforzándose por parecer natural mientras le daba la mano.
-Cariño, hoy no estás sólo guapa -dijo él con otra sonrisa voluptuosa-. Como muy bien sabes.
_______ quizá le hubiera reprendido por llamarla «cariño», si hubiera podido articular palabra. Pero, consciente de que había logrado su objetivo, se limitó a mirar con enojo a Joe mientras el corazón le golpeaba tras las costillas.
Joe la deseaba. La deseaba de verdad. Ella lo notaba en sus ojos.
Él le apretó la mano, ofreciéndole un nuevo atisbo de su fortaleza, y se volvió para mirar al oficiante.
Su fuerza física la excitaba y, al mismo tiempo, la asustaba. Joe era sin duda un amante dominante. Fuerte, apasionado y vehemente, no aceptaría melindres por su parte. ________ se lo imaginaba ya arrancándole la ropa antes de arrojarla a la cama.
Al pensarlo se quedó sin aliento.
Fue un alivio que el oficiante se lanzara sin más tardanza a celebrar la ceremonia, dándole tiempo para respirar hondo varias veces. Pero durante los siguientes diez minutos no logró concentrarse. Debía de haber respondido correctamente a todas las preguntas, pero no guardaba recuerdo alguno de la boda. Por lo menos, hasta que el oficiante le dijo a Joe que podía besar a la novia.
Aquello la espabiló.
Joe la había agarrado de las dos manos. Hacía rato que el ramillete de orquídeas había ido a parar a manos de Alanna. Él hizo que _________ se diera la vuelta, la miró intensamente a los ojos y se llevó lentamente sus manos a la boca; luego besó primero el anillo de boda de su abuela y después cada uno de sus dedos.
______, que tenía los ojos como platos, sintió un estremecimiento con cada beso.
Aquél no era el amante que había imaginado. Aquél era un hombre delicado. Y con mucha experiencia erótica. Por más que la excitara la fantasía de que Joe se comportara como un troglodita con ella, aquella conducta resultaba también muy seductora.
________ ansiaba ya que se metiera uno de sus dedos en la boca y lo chupara. Le daba vueltas la cabeza cuando se lo imaginaba lamiendo otras partes, mucho más íntimas, de su cuerpo, y tuvo que abrir los labios para tomar aire porque de pronto estaba jadeando.
Joe le miró la boca con los ojos entornados y le soltó las manos para agarrarle la cara. Iba a besarla de verdad.
Los labios de ______ se tensaron al sentir el primer contacto con los de él, pero enseguida se ablandaron y se entreabrieron, trémulos, invitándolo a entrar. Cuando su lengua se deslizó profundamente en el cálido y húmedo orificio de la boca, ella lo rodeó con los brazos, ansiosa por sentirlo cerca.
_________ olvidó por completo dónde estaba. Aquello era lo que llevaba soñando un mes. Estar en brazos de Joe. Poder besarlo y tocarlo.
Al tacto, su cuerpo le pareció tan deseable como parecía. Y besaba aún mejor de lo que había imaginado.
Joe la apartó de pronto unos segundos después, y ______ se quedó de piedra. La fría mirada que le lanzó él antes de darse la vuelta para recibir las felicitaciones de los demás dejó a ________luchando, indefensa, contra los efectos de aquel beso. El corazón le latía vertiginosamente, notaba la cara ardiendo y tenía los pezones como balas debajo del vestido.
No sabía qué hacer, ni dónde mirar.
Alanna y Holly sacaron unos canapés y unas bandejas cargadas de copas llenas de champán. ________ tomó una copa llena hasta rebosar de chispeante líquido. Necesitaba desesperadamente algo que la ayudara a recuperar la compostura y a enfrentarse al hecho deprimente de que se había dejado arrastrar por su imaginación.
Sin duda Joe pensaba que estaba muy sexy. Y desde luego había estado muy convincente en el papel de novio enamorado delante del oficiante y del fotógrafo.
Pero de pronto a _________ le parecía evidente que todo aquello no había sido más que una actuación. Joe estaba deseando acabar con el beso. Y dejarla con sus amigas para irse a hablar con los chicos. Alanna se había equivocado, y ella estaba en lo cierto: no era el tipo de Joe. No lo sería nunca, por más que se arreglase.
-Un brindis por los novios -propuso Richard.
________ dejó escapar un gemido silencioso. Y Joe también, a juzgar por su cara. Si se marcharan el oficiante y el fotógrafo, pensó ___________ amargamente, podrían abandonar aquella espantosa farsa.
Siguieron más fotografías y más brindis, y el único alivio de _______ fue poder cambiar su copa, ya vacía, por otra llena. Se alegraba inmensamente de haberse negado en redondo a que hubiera tarta nupcial. Cortarla con Joe le habría resultado insoportable.
-Lamento meterles prisa -dijo el oficiante al fin-, pero tengo otra boda esta tarde y tengo que recorrer un camino bastante largo para llegar allí. Así que, si hacen el favor de firmar los papeles, yo me marcho.
Después de su partida, el fotógrafo también fue despachado, y los seis amigos se quedaron solo... La atmósfera, sin embargo, era un tanto tensa. Joe tenía cara de enfado y _______ sólo quería meterse en la cama y echarse a llorar.
-No quisiera ser grosero -les dijo de pronto Joe a sus amigos-, pero ya habéis hecho vuestro papel. La boda se ha terminado. Así que, ¿podríais iros a casa, por favor?
_________ se quedó boquiabierta cuando sus amigos hicieron inmediatamente lo que les pedía. Se marcharon.
Alanna y Holly consiguieron darle un breve abrazo de despedida, y Alanna le susurró al oído precipitadamente:
-Llámame por la mañana.
Pero un instante después, _______ se quedó a solas con Joe.
-Quizá no quisieras ser grosero -le espetó después de que él echara la cerradura de la puerta-, pero lo has sido. Al menos podrías haberles dado las gracias, no echarlos sin contemplaciones.
Él la miró con desdén.
-Por todos los santos, no te pongas tan dramática. Mis amigos saben cómo soy. Y lo que pienso de haberme casado así. A ellos tampoco les apetece estar conmigo cuando estoy de mal humor.
-A mí tampoco me apetece.
-Pues es una lástima, porque tendrás que aguantarme. Piensa en el dinero, cariño. Te voy a pagar muy bien para que me soportes una temporada -tomó una copa de champán intacta y bebió un buen trago antes de mirar a _________ con furia-. Me doy cuenta de que creías que esto iba a acabar de manera muy distinta. Pero has cometido un error.
__________ se puso tensa.
-¿Qué quieres decir?
Joe se acercó despacio a ella, cruzando la gruesa alfombra azul que los separaba.
-Creías que podías jugar conmigo -añadió-. Darme una lección que mi testosterona no olvidaría.
-No sé qué quieres decir -mintió ella, jadeante.
Joe se detuvo frente a ella y la miró con un brillo frío en los ojos.
-Lo sabes muy bien -replicó-. Eres una chica lista, __________. Lista y traicionera.
-No estaba jugando a nada -se defendió ella; el champán la había envalentonado-. Sólo quería que vieras que puedo estar atractiva y sexy. Llámalo vanidad femenina, pero no me gustó que criticaras mi aspecto.
-Llamemos al pan pan y al vino vino, ___________. Querías excitarme. Ésa es la verdad.
-Está bien -balbució ella-. Sí, quería que te excitaras.
-Pues lo has conseguido.
__________ se encogió por dentro.
-Aunque no te va a servir de nada -añadió él, enfadado.
_________ se preguntaría después si habría sido el champán lo que le dio valor para hablar con tanto descaro.
-No pretendo robarte el corazón si eso es lo que crees. Sólo quiero tu cuerpo.
Los labios de Joe se tensaron en una sonrisa cínica.
-Eso dicen muchas mujeres. Pero no es lo que piensan.
-Pues en mi caso lo es -insistió ella-. ¿Recuerdas lo que me dijiste el día que nos conocimos? Dijiste que necesitaba que me liberaras un poco. Y tenías razón. Después de lo mío con Brandon, había adquirido algunas malas costumbres en mi forma de vestir y en mi actitud hacia los hombres. Pero lo peor ha sido no mantenerme sexualmente activa. Estaba en peligro de convertirme en una solterona frígida. Pero, cuando apareciste tú, mis hormonas se despertaron. Eres un hombre muy sexy, Joe. Pero no podría enamorarme de ti -añadió apresuradamente-. Ni quiero seguir casada contigo. Pero quiero acostarme contigo. Créeme cuando te digo que nos divorciaremos en cuanto consigas tu ansiada participación en la empresa de Helsinger.
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
:) gracias x el cap, me gusto mucho y espero q te arregles con tu papá, :)
adina
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
el champan si que ayudaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!11
jejeje siguela porfaaaa
jejeje siguela porfaaaa
chelis
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
ahhhhhhhhhh
joe se quiere llevar a la cama a la rayis...
siguela!!!!!!!!!!1
joe se quiere llevar a la cama a la rayis...
siguela!!!!!!!!!!1
jamileth
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Joe se quedó de piedra. Maldición, aquel discurso tenía que hacerlo él. Era él quien solía decir que no se enamoraría.
Suponía que debía alegrarse. La diosa acababa de darle luz verde para acostarse con ella sin ataduras de ninguna clase.
Así que, ¿por qué no se apresuraba a aprovechar la ocasión? ¿Por qué no le arrancaba aquel exasperante vestido y se ponía manos a la obra?
Ignoraba qué se le estaba pasando por la cabeza. Quizá fuera que no acababa de fiarse de ella. En las mujeres no se podía confiar del todo. No le gustaba que _________ se hubiera vuelto tan importante para él. No le hacía ni pizca de gracia el hecho de ignorar sus recelos y hacer lo que ella quería.
Pero resistirse a ella después de que se le hubiera ofrecido sin ataduras era imposible. Le miró la boca y deseó hacer que se derritiera bajo la suya, como cuando la había besado poco antes. Estaba deseando oírla gemir.
Le había gustado cómo se había aferrado a él y cómo le había clavado las uñas en la espalda.
«Te gusta demasiado», le dijo una vocecilla de advertencia.
Pero era demasiado tarde.
-Por mí bien -masculló, y comenzó a quitarle el pañuelo de la cabeza.
Cuando por fin lo arrojó a un lado, ella respiraba trabajosamente y su pecho subía y bajaba. También a Joe se le había acelerado el corazón. Al hacerla girarse para bajarle la cremallera de la espalda, se dijo que debía calmarse y tomarse su tiempo. A fin de cuentas, _________ era suya, no sólo por una noche, o una semana, sino hasta que se divorciaran. Podía jugar con ella y poseerla. Una y otra vez. Podía hacer realidad todas sus fantasías. Todas y cada una de ellas.
Cuando se divorciaran, ya se habría cansado de ella. Estaría harto, se dijo resueltamente.
Respiró hondo y miró a su alrededor con las manos posadas sobre los hombros sedosos de _______. El ático de Richard era fabuloso. Grande, luminoso y ventilado, decorado informalmente y con una atmósfera festiva.
Pero el cuarto de estar no era el lugar ideal para lo que Joe tenía en mente. El suelo de baldosas parecía frío, y el sofá de bambú no era lo bastante grande como para acoger a dos personas presas de la pasión.
Miró un instante la alfombra azul, que era bastante grande y gruesa. Al pensar en tumbar a ____________ en el suelo, se estremeció. Pero reprimió el deseo de entregarse a un capricho que podía resultar contraproducente. A muchas mujeres no les gustaban aquellas cosas. No, necesitaba una cama. Una cama muy grande.
El dormitorio principal tenía todo cuanto necesitaba. La cama era enorme, y el cuarto de baño espacioso, con una bañera triangular y una ducha construida para dos. El escenario ideal para las fantasías que atormentaban a Joe desde que conocía a ___________Fairlane.
La señora Stone, pensó. La señora de Joe Stone.
Era suya ante la ley.
Suya.
Sintió un escalofrío al pensarlo y agarró con fuera los hombros desnudos de ___________. Rozó con la boca la piel tersa de la base de su cuello, y sus fosas nasales se hincharon al sentir el perfume almizclado que llevaba. Ella recostó la cabeza contra su hombro con un leve gemido, y él estuvo a punto de tumbarla en la alfombra.
Pero logró resistirse a la tentación justo a tiempo, la hizo girarse y la levantó en brazos.
___________ dejó escapar un gemido de sorpresa.
-¿Adonde me llevas? -preguntó con voz trémula mientras él la conducía hacia los dormitorios con considerable velocidad.
El esbozó una sonrisa diabólica.
-A un sitio más confortable.
-Ah...
-A menos, claro, que te guste el sexo duro. ¿Te gusta? -preguntó él, parándose en medio del pasillo-. Sé sincera conmigo. Es mejor que sepa desde el principio lo que te gusta y lo que no.
Ella se quedó mirándolo. Por su cabeza desfilaban innumerables escenas distintas, algunas duras, otras tiernas, otras ligeramente inusuales. Todas ellas excitantes.
-Creo que me va a gustar todo -confesó, sorprendiéndose a sí misma y a él.
Pero el estupor de Joe sólo duró un segundo o dos. Luego se echó a reír.
-Entonces, eres mi tipo -dijo, y siguió andando por el pasillo, cruzó la última puerta y entró en lo que tenía que ser el dormitorio principal.
Ese día, al llegar al ático de Holly y Richard, _________ no había querido recorrer la casa. Sólo quería arreglarse y aplacar sus nervios. Así que no había visto el dormitorio.
Recorrió con la mirada la habitación, que era amplia y luminosa, con las mismas baldosas de color del resto del ático y las mismas paredes de color crema. Los muebles eran también de bambú, pero pintado de blanco. La cama era enorme y tenía una colcha de raso azul cielo. La pared que daba a la terraza era toda de cristal, con puertas corredizas. Unos visillos de finísima gasa descansaban a ambos lados de la cristalera, y la abundancia de luz le recordó a _________ que el sol no se había puesto aún.
Ni se pondría en varias horas, pensó tragando saliva.
Estaba a punto de hacer el amor a plena luz del día y con un hombre que era legalmente su marido, pero al que no conocía en realidad.
¿Por qué aquella perspectiva le parecía tan excitante? ¿Era simplemente una versión de la fantasía de acostarse con un extraño? ¿O se debía a otra cosa, a algo que ______ no quería repetir por segunda vez en su vida?
«Concéntrate en el sexo», se dijo mientras Joe la dejaba sobre la mullida alfombra blanca que se extendía junto a la cama. «No pienses en él, ni en el futuro. Piensa en el presente. Concéntrate en el placer de sus caricias. En el contacto de su cuerpo. Y en lo que puede hacer por ti».
«Mucho», pensó con un estremecimiento cuando él deslizó suavemente las manos por sus brazos.
-No puedes tener frío.
-No -dijo ella, crispada-. Por favor, Joe, no hables.
Él levantó las cejas.
-¿No te gusta hablar cuando estás en la cama con alguien?
-No.
-Um. Está claro que eres mi tipo.
________ sospechaba en su fuero interno que no lo era, pero intentaría serlo. Porque, ¿qué sentido tenía ser otra cosa? Quizá hubiera logrado que Joe la deseara físicamente ese día, pero no cualquier otro.
-¿Te importa que te desnude? -preguntó él bruscamente.
¿Le importaba?
¿Qué haría su tipo de chica?
Recordó que Alanna le había dicho que una de las ex novias de Joe era una exótica bailarina. Seguro que aquella chica no tenía reparos en mostrar su cuerpo. A________se le encogió el estómago cuando se giró para ofrecerle descaradamente la espalda.
«Puedo nacerlo», se dijo. «Una vez fui la amante de un espía».
Pero en cuanto Joe le bajó la cremallera y le soltó el corpiño, levantó las manos y se apretó el corpiño contra los pechos hinchados.
Joe le apartó las manos y le bajó el vestido hasta que quedó amontonado a sus pies.________permaneció allí parada, cubierta únicamente con un tanga de encaje blanco y unos zapatos de tacón de aguja de color marfil.
No sabía si se sentía excitada o avergonzada. Pero le ardía la cara.
-Eso está mejor -masculló él, y comenzó a acariciarle los pechos.
-Ah -________ gimió.
No recordaba haber sentido nunca los pezones tan grandes y tiesos. Se estiraban cada vez más, como dos exquisitos picos, ávidos de placer.
Joe los tomó firmemente entre los dedos y comenzó a pellizcarlos y retorcerlos hasta que ardieron. Hasta que ella empezó a arder.
Cuando él abandonó sus pechos para tomarla en brazos otra vez, _______había dejado de preocuparse.
Notó en la espalda la frescura de la colcha de raso. Joe la depositó en medio de la cama, con la cabeza sobre un montón de almohadas, y se detuvo para besarla ávidamente antes de ponerse en pie y mirarla fijamente.
-Es usted preciosa, señora Stone -masculló, y empezó a quitarse la ropa.
Ella lo observaba fascinada mientras iba exponiendo ante sus ojos su magnífico cuerpo. Joe era todo cuanto había imaginado. Tenía unos músculos soberbios y una figura que los hacía resaltar: pecho y hombros anchos, la tripa como una tabla de lavar, las caderas estrechas y las piernas de un gladiador.
Pero era lo que se alzaba entre sus piernas lo que atrajo más poderosamente su mirada.
-Y usted es un hombre muy bello, señor Stone -dijo sin poder resistirse con voz ronca.
-Creía que no te gustaba hablar.
-He cambiado de idea.
Él se encogió de hombros.
-Lo que te excite.
Con sólo mirarlo se excitaba.
Joe se quedó allí parado, mirándola.
Suponía que debía alegrarse. La diosa acababa de darle luz verde para acostarse con ella sin ataduras de ninguna clase.
Así que, ¿por qué no se apresuraba a aprovechar la ocasión? ¿Por qué no le arrancaba aquel exasperante vestido y se ponía manos a la obra?
Ignoraba qué se le estaba pasando por la cabeza. Quizá fuera que no acababa de fiarse de ella. En las mujeres no se podía confiar del todo. No le gustaba que _________ se hubiera vuelto tan importante para él. No le hacía ni pizca de gracia el hecho de ignorar sus recelos y hacer lo que ella quería.
Pero resistirse a ella después de que se le hubiera ofrecido sin ataduras era imposible. Le miró la boca y deseó hacer que se derritiera bajo la suya, como cuando la había besado poco antes. Estaba deseando oírla gemir.
Le había gustado cómo se había aferrado a él y cómo le había clavado las uñas en la espalda.
«Te gusta demasiado», le dijo una vocecilla de advertencia.
Pero era demasiado tarde.
-Por mí bien -masculló, y comenzó a quitarle el pañuelo de la cabeza.
Cuando por fin lo arrojó a un lado, ella respiraba trabajosamente y su pecho subía y bajaba. También a Joe se le había acelerado el corazón. Al hacerla girarse para bajarle la cremallera de la espalda, se dijo que debía calmarse y tomarse su tiempo. A fin de cuentas, _________ era suya, no sólo por una noche, o una semana, sino hasta que se divorciaran. Podía jugar con ella y poseerla. Una y otra vez. Podía hacer realidad todas sus fantasías. Todas y cada una de ellas.
Cuando se divorciaran, ya se habría cansado de ella. Estaría harto, se dijo resueltamente.
Respiró hondo y miró a su alrededor con las manos posadas sobre los hombros sedosos de _______. El ático de Richard era fabuloso. Grande, luminoso y ventilado, decorado informalmente y con una atmósfera festiva.
Pero el cuarto de estar no era el lugar ideal para lo que Joe tenía en mente. El suelo de baldosas parecía frío, y el sofá de bambú no era lo bastante grande como para acoger a dos personas presas de la pasión.
Miró un instante la alfombra azul, que era bastante grande y gruesa. Al pensar en tumbar a ____________ en el suelo, se estremeció. Pero reprimió el deseo de entregarse a un capricho que podía resultar contraproducente. A muchas mujeres no les gustaban aquellas cosas. No, necesitaba una cama. Una cama muy grande.
El dormitorio principal tenía todo cuanto necesitaba. La cama era enorme, y el cuarto de baño espacioso, con una bañera triangular y una ducha construida para dos. El escenario ideal para las fantasías que atormentaban a Joe desde que conocía a ___________Fairlane.
La señora Stone, pensó. La señora de Joe Stone.
Era suya ante la ley.
Suya.
Sintió un escalofrío al pensarlo y agarró con fuera los hombros desnudos de ___________. Rozó con la boca la piel tersa de la base de su cuello, y sus fosas nasales se hincharon al sentir el perfume almizclado que llevaba. Ella recostó la cabeza contra su hombro con un leve gemido, y él estuvo a punto de tumbarla en la alfombra.
Pero logró resistirse a la tentación justo a tiempo, la hizo girarse y la levantó en brazos.
___________ dejó escapar un gemido de sorpresa.
-¿Adonde me llevas? -preguntó con voz trémula mientras él la conducía hacia los dormitorios con considerable velocidad.
El esbozó una sonrisa diabólica.
-A un sitio más confortable.
-Ah...
-A menos, claro, que te guste el sexo duro. ¿Te gusta? -preguntó él, parándose en medio del pasillo-. Sé sincera conmigo. Es mejor que sepa desde el principio lo que te gusta y lo que no.
Ella se quedó mirándolo. Por su cabeza desfilaban innumerables escenas distintas, algunas duras, otras tiernas, otras ligeramente inusuales. Todas ellas excitantes.
-Creo que me va a gustar todo -confesó, sorprendiéndose a sí misma y a él.
Pero el estupor de Joe sólo duró un segundo o dos. Luego se echó a reír.
-Entonces, eres mi tipo -dijo, y siguió andando por el pasillo, cruzó la última puerta y entró en lo que tenía que ser el dormitorio principal.
Ese día, al llegar al ático de Holly y Richard, _________ no había querido recorrer la casa. Sólo quería arreglarse y aplacar sus nervios. Así que no había visto el dormitorio.
Recorrió con la mirada la habitación, que era amplia y luminosa, con las mismas baldosas de color del resto del ático y las mismas paredes de color crema. Los muebles eran también de bambú, pero pintado de blanco. La cama era enorme y tenía una colcha de raso azul cielo. La pared que daba a la terraza era toda de cristal, con puertas corredizas. Unos visillos de finísima gasa descansaban a ambos lados de la cristalera, y la abundancia de luz le recordó a _________ que el sol no se había puesto aún.
Ni se pondría en varias horas, pensó tragando saliva.
Estaba a punto de hacer el amor a plena luz del día y con un hombre que era legalmente su marido, pero al que no conocía en realidad.
¿Por qué aquella perspectiva le parecía tan excitante? ¿Era simplemente una versión de la fantasía de acostarse con un extraño? ¿O se debía a otra cosa, a algo que ______ no quería repetir por segunda vez en su vida?
«Concéntrate en el sexo», se dijo mientras Joe la dejaba sobre la mullida alfombra blanca que se extendía junto a la cama. «No pienses en él, ni en el futuro. Piensa en el presente. Concéntrate en el placer de sus caricias. En el contacto de su cuerpo. Y en lo que puede hacer por ti».
«Mucho», pensó con un estremecimiento cuando él deslizó suavemente las manos por sus brazos.
-No puedes tener frío.
-No -dijo ella, crispada-. Por favor, Joe, no hables.
Él levantó las cejas.
-¿No te gusta hablar cuando estás en la cama con alguien?
-No.
-Um. Está claro que eres mi tipo.
________ sospechaba en su fuero interno que no lo era, pero intentaría serlo. Porque, ¿qué sentido tenía ser otra cosa? Quizá hubiera logrado que Joe la deseara físicamente ese día, pero no cualquier otro.
-¿Te importa que te desnude? -preguntó él bruscamente.
¿Le importaba?
¿Qué haría su tipo de chica?
Recordó que Alanna le había dicho que una de las ex novias de Joe era una exótica bailarina. Seguro que aquella chica no tenía reparos en mostrar su cuerpo. A________se le encogió el estómago cuando se giró para ofrecerle descaradamente la espalda.
«Puedo nacerlo», se dijo. «Una vez fui la amante de un espía».
Pero en cuanto Joe le bajó la cremallera y le soltó el corpiño, levantó las manos y se apretó el corpiño contra los pechos hinchados.
Joe le apartó las manos y le bajó el vestido hasta que quedó amontonado a sus pies.________permaneció allí parada, cubierta únicamente con un tanga de encaje blanco y unos zapatos de tacón de aguja de color marfil.
No sabía si se sentía excitada o avergonzada. Pero le ardía la cara.
-Eso está mejor -masculló él, y comenzó a acariciarle los pechos.
-Ah -________ gimió.
No recordaba haber sentido nunca los pezones tan grandes y tiesos. Se estiraban cada vez más, como dos exquisitos picos, ávidos de placer.
Joe los tomó firmemente entre los dedos y comenzó a pellizcarlos y retorcerlos hasta que ardieron. Hasta que ella empezó a arder.
Cuando él abandonó sus pechos para tomarla en brazos otra vez, _______había dejado de preocuparse.
Notó en la espalda la frescura de la colcha de raso. Joe la depositó en medio de la cama, con la cabeza sobre un montón de almohadas, y se detuvo para besarla ávidamente antes de ponerse en pie y mirarla fijamente.
-Es usted preciosa, señora Stone -masculló, y empezó a quitarse la ropa.
Ella lo observaba fascinada mientras iba exponiendo ante sus ojos su magnífico cuerpo. Joe era todo cuanto había imaginado. Tenía unos músculos soberbios y una figura que los hacía resaltar: pecho y hombros anchos, la tripa como una tabla de lavar, las caderas estrechas y las piernas de un gladiador.
Pero era lo que se alzaba entre sus piernas lo que atrajo más poderosamente su mirada.
-Y usted es un hombre muy bello, señor Stone -dijo sin poder resistirse con voz ronca.
-Creía que no te gustaba hablar.
-He cambiado de idea.
Él se encogió de hombros.
-Lo que te excite.
Con sólo mirarlo se excitaba.
Joe se quedó allí parado, mirándola.
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiii porfiiinnn jejejej
siguela pporfaaa me facina esta nove
siguela pporfaaa me facina esta nove
chelis
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Hello nueva lectora!!
please siguela ahora!!
no la puedes dejar asi!!
please siguela ahora!!
no la puedes dejar asi!!
#Unbroken♥__#FastLife♥
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