Project: T.

Capítulo 004

valerie mackenzie

Qué asco.

Frunzo el entrecejo y la nariz cuando capto el hedor que proviene de mi cuerpo. Esto de hacer deporte bajo el sol abrasador no es una idea muy inteligente. Estúpido profesor. Revuelvo los ojos y paro con mi simulación de carrera, me he caído más de cinco veces con los obstáculos y ya tengo algunos raspones en las piernas.

Excelente, Valerie, excelente.

—¡A correr holgazana! —apoyo las manos sobre mis rodillas e inhalo una profunda bocanada de aire. Me duele el estómago y ahora los oídos con los estridentes gritos del barrigón-come-donas que es mi profesor de Educación Física— ¡Mackenzie! —alarga la última vocal y volteo a verlo con el ceño fruncido.
—¡Estoy recuperando el aliento¡ ¿No ve? —le grito el doble de fuerte y me dejo caer a una de las gradas. Me bebo una porción grande de mi botella de agua y refriego mis ojos.

Estoy tan cansada.

—Regresa a correr —brinco del susto y abro los ojos como platos cuando lo veo frente a mí. Su camiseta gris de algodón está tan empapada de sudor que mi estómago da volteretas.

Iagh. Así he de lucir yo. Estoy en mis pantalones de yoga negros y la sudadera oficial del instituto. Por más calor que haga no quiero lucir como langosta cocinada, tengo vida social.

—Sr. Brown, he tenido la oportunidad de mentirle y decirle que estoy a punto de morir y que me quedan solamente 2 horas de vida… —hago una pausa y pongo mi mejor cara, esa que le hago a papá cuando no quiere prestarme las llaves del coche— ¿Puedo descansar un minuto más, por favor? —me revuelve los ojos exageradamente y suelta un bufido.
—A tu edad yo corría maratones de cientos de kilómetros sin parar…
—¿Y qué le pasó? —me pone mala cara y señala con su dedo índice la pista de atletismo— No —hago pucheros y me levanto tambaleándome— Por favor, Sr. Brown… solamente quedan 5 minutos de clase… vea, estoy toda sudada —me paso una mano por la frente y se la coloco frente a su rostro.
—Deberías ser atlética, Valerie, tus hermanos son muy buenos aquí… —niega con la cabeza y una sonrisa de victoria se acomoda en mi rostro— Anda, vete a las duchas…
—¡Sí! —grito y pego un salto, cojo mi botella y le doy un beso en la mejilla— Gracias —y corro a toda velocidad rumbo al gimnasio.
—Dijiste que estabas cansada —lo oigo reclamar a lo lejos, pero bueno. Ya me salí con la mía.

Como siempre.

Volteo unos instantes hacia atrás para saludarlo y regalarle mi mejor sonrisa, pero en cuestión de segundos me veo frenada por un ancho pecho masculino y caigo de trasero directamente al duro y frío piso.

Chillo y hago una mueca de dolor.

¡Mi coxis!

—Eh… ten más cuidado, pequeña —alzo la cabeza cuando capto el sonido de esa melodiosa y sexy voz. Ay no, ¿tenía que chocar con él?
—Eh, sí, sí… disculpa —tomo su mano tendida y me levanto, sacudo los escombros de mi pantalón y suspiro— ¿Qué hay, Morrison?
—Nada interesante… vengo a entrenar —recorro su cuerpo con mis ojos, embobada; y una sonrisita de suficiencia se acomoda en su rostro de bebé.

Bien. Le escanee descaradamente y ahora mis mejillas arden.

Bravo.

Pero… lleva esa ajustada musculosa blanca con la que acostumbra a vestir cuando practica fútbol y esos shorts negros que caen deliciosamente por sus caderas. Sus brazos fuertes y marcados y la dura línea de su mentón. Su cabello rubio… sus hermosos ojos azules y esos pequeños lunares esparcidos alrededor de…

—Bueno… Valerie —hace una pausa y pestañeo unas cien veces, despejando mi cerebro y poniendo mi mejor cara de “no te deseo”— Un gusto haber chocado contigo… eh… me saludas a Harry —y de pronto ya no lo tengo frente a mis narices.

Ah… ¿por qué tiene que ser tan guapo?

—Eres una maldita —escucho el grito ahogado de mi mejor amiga a mis espaldas y como trata de regularizar su ritmo cardíaco. Me vuelvo lentamente y alzo las manos— Tú… —me apunta con su dedo y se deja caer de rodillas al suelo— Solamente haces tu cara de no rompo ni un plato y el imbécil de Brown te deja ir antes… —pongo los ojos en blanco y le paso mi botella. La arranca de entre mis dedos y se la bebe por completo.
—Cállate, Jade —se pone de pie y me fulmina con sus ojos grises— Anda, camina más rápido… nos ganarán las duchas —suspira pesadamente y empujamos la puerta del gimnasio.
—Vi a Niall salir de aquí… ¿te lo topaste? Que diga —hace una mueca pervertida— ¿Te le trepaste? —le doy un golpe con mi hombro y rebota contra el marco de la puerta— ¡Oye! ¡Deja la violencia de lado, Val! —frunce las cejas y se soba el brazo.
—No digas tonterías entonces… —le contesto a la defensiva. Abro mi casillero y saco la mochila donde llevo un cambio y los artilugios para la ducha.
—Bueno… ya —suspira y cierro la puerta. Está recargada contra las taquillas, con aquella sonrisa de medio lado que me saca canas verdes.

¡La odio!

—¿Por qué no vas directo al grano, y ya? —niega con la cabeza— Tienes a cientos de chicos babeando por ti… lamiéndote el trasero —hago una mueca— ¡En sentido literal! Agh —bufa y me río levemente.
—Porque no… Niall —suspiro— Niall es completamente diferente… él es un Morrison… se supone que los hijos de los Morrison y los Mackenzie se odian a muerte —elevo los hombros— Niall está prohibido… es solamente… mi sueño guajiro —la pelinegra niega con la cabeza y me da un golpe en la nuca.
—Si sigues con esa clase de tonterías… te lo van a ganar —se va caminando directamente a las regaderas y cierra la puerta— Mete el trasero aquí al lado antes de que lleguen las demás.

Pero yo estoy muy petrificada como para moverme.

Ya me morí. Trágame tierra. Llévame al núcleo y no me expulses después.

—¿Cómo es eso de que te gusta Niall Morrison, Valerie? —los exigentes ojos azules de mi hermana mayor taladran mi cráneo…

Voy a llorar.

—Cállate Sky, anda… no le digas a nadie más… por favor —abro mis ojos y rodeo su cintura con mis brazos— Por favor… no seas mala —entierro la cabeza en su vientre y escucho cuando bufa.
—Aléjate… qué infantil eres —aleja mis brazos de su cuerpo y frunce las cejas— Tu secreto está salvado… pero —me apunta y sonríe cómplice— Me debes una… y grande.

Y se va. Y yo me quedo allí.

Voy a llorar.

A Skyler Mackenzie no se le va ni una, creo que despertaré sin un brazo mañana…