Project: T.

Capítulo 005

peyton morrison

— Vamos, Peyton, ¡despierta!— la escandalosa voz de mi hermano mayor resonó en mi cuarto. ¿Desde cuando? Mierda.
— Lo tendré en cuenta si sales de arriba mío, Louis.— dije aun con los ojos cerrados. Sentí el peso de su cuerpo acomodarse a mi lado. Abrí los ojos para encontrarme con la blanca sonrisa del ojiazul. Esto no era algo de todos los días. A pesar de ser Louis, con el que mejor me llevaba, no acostumbraba a entrar a mi cuarto a las siete de la mañana, prácticamente, saltando de felicidad.— ¿A qué se debe tu grata presencia? ¿Ah? Cuéntame.
— ¡Deja de dormir!— me regañó cuando me volví a acomodar en la cama. Bufé por lo bajo, y su risa me contagió.— Ya, quiero planear las vacaciones, falta poco. Y los Morrison deben hacer algo grande. O quizá solo tú y yo. Los demás son demasiado, ¿cómo explicarlo?
— ¿Inútiles?— reí por mi comentario, mientras Louis negaba lentamente, sonriendo.— Espera, ¿tú y yo? Escucha, si es porque...
— Harry ya se sumo.— interrumpió el castaño, una sonrisa pícara se asomo en su rostro.
— Pues... me alegro por él.— me limité a decir, ¿qué tenia yo que ver con el idiota de su mejor amigo?— Lou, te quiero, pero hablamos luego, ¿si? Quiero dormir cinco minutos más. — Sonreí cuando ya no sentí su cuerpo en mi cara, le tiré una de las almohadas para que apurara su paso. Maldijo, y salió del cuarto. Había ganado, cerré mis ojos para seguir durmiendo. Y ahora yo me encontraba maldiciendo. Maldito Louis, ni siquiera pude cerrar los ojos que la alarma comenzó a hacer ese ruido insoportable. Sentí a mi mamá pelear con Niall en el cuarto continuo. Necesito dormir.
Me senté en la cama, tratando de pensar alguna escusa para faltar, pero nada, estaba seca. Ayer mis padres me habían visto peleando con Niall, ¿qué habría de pasarme en unas siete horas para enfermarme?
Me levanté tirando las sabanas al otro lado de la cama, me acomodé el pijama y salí de mi habitación, encaminándome al baño, vi como Liam salía también de su cuarto y corrí para ganarle.
— Lo siento, hermanito. — dije cerrándole la puerta en la cara. Dio un golpe, acompañado por un: mierda, Peyton.


Repetiré las palabras de mi madre textualmente: “Peyton, te quiero en casa temprano." El tono de su voz era el que usualmente utilizaba con Niall, no conmigo. Hoy voy a comportarme, si no lo hago, la señora Morrison, me hará ver las consecuencias.
Baje del auto de Louis, esperando encontrarme con alguna de mis amigas. Demasiado temprano, susurro mi hermano en mi oído. Idiota, fue lo único que llegue a decirle antes que desaparezca por las puertas de la escuela.
A veces creo que el mundo esta en mi contra, pensé al ver a Harry Mackenzie caminando hacia mi.
— Peyton Morrison. — susurró con su estúpida voz ronca. Suspire fuertemente, y le regalé una de mis hermosas sonrisas irónicas.
— Louis esta adentro, ¿sabes? — dije, señalando el establecimiento. Por un mínimo momento, me sentí pequeña ante su profunda mirada, pero no, Peyton, por favor.
—No busco a Lou. — sonrió exponiendo sus hoyuelos. Me removí incomoda, sin saber muy bien que decir, o que hacer. ¿Desde cuando Harold me ponía así? Trague fuerte, esperando simplemente desaparecer, o por lo contrario, que Harry desapareciese. — Quería hablar contigo, hermosa.
— Oh.— fingí una mueca de lastima. — Lo siento, ¿si? Pero debo irme. — lleve mi mano izquierda a su hombro, provocando una sonrisa en el idiota que tenía en frente. — Otro día será. — susurré, esta vez yo, en su oído tratando de que sonara lo más sensual posible. Le di una palmada, alejándome por donde mi hermano se había ido hace unos minutos. Sentí a Harry susurrar algo, no entendí muy bien, pero claramente “Peyton” estaba en la oración. Con eso, fue suficiente para que una sonrisa de satisfacción apareciera fugazmente en mi rostro.

Camine con tranquilidad hasta mi casillero, dirigiendo miradas hacia los alumnos que hacían lo mismo que yo, tratando de cruzar alguna cara conocida, cuando mi mirada se cruzó con la de Harry, quien sonrió coquetamente. Le guiñe un ojo, y seguí mi camino. Si alguien iba a caer, ese sería Harold, no Peyton Morrison. ¿Alguien como yo, con él? Ni en un millón de años.

Historia, dos horas seguidas con el profesor que más odiaba, hablando de cosas del pasado que ni siquiera me importaban. No me preocupo por el presente, ¿lo haría por el pasado?
Sentí el tono de mi celular sonar, avisando la llegada de un nuevo mensaje. Toda la clase comenzó a murmurar, mi mirada se dirigió a ambos lados, tratando de que el profesor Young  sacara su vista de mí. Sentí a Harry reírse detrás de mi, idiota, sabía que había sido él. Maldito Louis por pasarle mi número. Maldito Harry. Malditos todos, toda mi cordura desapareció en el momento que mi celular volvió a sonar.
— Morrison, sabe que el uso de aparatos electrónicos esta totalmente prohibido. — hablo el profesor mirándome fijamente. Coldplay sonaba avisándome que tenía una llamada entrante, Harry escondió una risa, nuevamente. Hijo de…— ¡Morrison! A dete…
— Detención, lo sé. — si iría a detención, iría por algo que realmente quise hacer, y no por el celular. Di media vuelta sobre mis talones, luego de juntar mis cosas y tirarlas en la mochila. Le sonreí a Harold, y le regale una linda y sonora cachetada. Sentí al profesor gritar mi nombre y apellido detrás de mí.
— Dirección, ahora. — señaló la puerta. — Morrison, su celular. — le entregué mi blackberry, bufando internamente..— Sabe, luego de la escuela, serán…— fingió contar las horas con los dedos de su mano izquierda. Estúpido. — Si, no tengo nada importante hoy. Tres horas de detención.
Sentí como mi boca se formaba una ‘’o’’, no. ¿Tres horas de detención? ¿Bromeaba? Mierda, ¿por qué soy tan impulsiva? Mire como Harold sonreía. El profesor volvió a señalar la puerta.
Estaba realmente jodida.

Luego de una larga charla sobre el uso de celulares en el horario escolar, y la violencia en contra de los alumnos, mi falta de modeles y recordarme que era una señorita, el director por fin, me libro. Caminé a mi siguiente clase, esperando no cruzar a Harry, porque iba a ser él, quien este jodido si llegaba a verlo cerca de mi. Busque con la mirada a alguno de mis hermanos. Mi vista se cruzó con la de Cassandra hablando con un chico, que raro. Ni siquiera me moleste en ir a hablarle. Nunca le pediría un favor a ella. ¿Niall? ¿Liam? ¿Charlotte? ¿Louis? ¿Ninguno? ¿En serio?

— Tessa. — susurré, moviéndola levemente. — ¡Tessa!
— ¿Ah? — preguntó sobresaltada. Teressa Mackenzie, la menor de ellos. Si, hermana del idiota de Harold. Ella era agradable, no entiendo como puede ser hermana de aquella bestia de rulos. — Oh, hola Pey. — saludó abrumada.
— Tessa, ¿me puedes prestar tu celular? — rogué. — Young me lo quitó hoy, gracias a tu hermano, pero esa es otra historia. — me interrumpí a mi misma. — Necesito llamar a Lou.
— Claro. — busco en su mochila. — Toma.
— Gracias. — guarde el celular en el bolsillo de mi sudadera y me levanté de mi asiento. — Hola, sé que una chica que debe de decir esto, pero… ya sabe, necesito ir al baño. Cosas de mujeres… si entiende. — mentí, tratando de sonar lo más segura posible. El profesor asintió repetidamente y hizo un ademán con la mano. Susurre un gracias, y salí del salón.

— Louis, soy Peyton. — dije cuando mi hermano se digno a contestarme.
— Niña, estas en un gran problema. Mamá no para de preguntarnos dónde estas, ya nos hizo un cuestionario a todos. Incluso a Cassie. Y si no vienes, ella terminara delatándote, la conoces. — habló rápido y susurrando. De seguro, mamá estaba cerca.
— Estoy en detención gracias al idiota de tu amigo, trate de sopórtalo. Créeme. — hablé de la misma manera que él. — Cúbreme, inventaré algo.
— Quizá no quieras volver a casa. — sabía que estaba sonriendo. — Te amo, hermana.

Corté y volví al salón. Le devolví el celular a Tessa, agradeciéndole. Mi mente se centró en lo que le iba a decir a mi madre. Nada bueno. Nada bueno me esperaba al salir de aquí, en dos horas y media.