Project: T.

Capítulo 002

zayn mackenzie

—Bien hecho, Zayn—Gus esbozó una sonrisa, y alzó su mano, esperando a que la mía hiciera contacto con la de él—. A este paso ganaremos la competencia—murmuró, y bajó su brazo, me dio unos cuantos golpecitos en la espalda como gesto de felicitación, y añadió—: Sigue así.

Me alejé de él con el casco en la mano, y subí a la motocicleta. Ya era hora de regresar. Aumenté la velocidad, más allá de lo permitido, y en menos de cinco minutos estaba a dos cuadras de casa; sin embargo, no me dirigía precisamente a ese lugar. Necesitaba pensar, estar solo, fumar.

— ¡Suéltame, imbécil! —un grito gutural se escuchó dentro de un callejón obscuro. Estaba más que seguro de que se trataba de una mujer, así que fui a aquél logar a ver qué ocurría.
—No te enfades de esa manera, preciosa—trató de calmarle una voz mucho más rasposa y grave—. Sé que es tarde para pedir disculpas, pero debo decirte algo. Peyton quería hacerlo, yo no—susurró quien parecía ser el hombre—. Una cosa llevó a la otra, y yo terminé teniendo sexo con ella, pero te aseguro—rió levemente—, que no fue nada. ¿Comprendes? No significó nada para mí, ni para ella.
—Bradwell—mi mandíbula se tensó involuntariamente al escuchar el nombre del chico que jugaba fútbol en el instituto. El gilipollas más grande que jamás pude haber conocido—, ya no me importa, ¿vale? No quiero saber más acerca de esa mierda, porque no me importa. Ahora véte de aquí antes...
— ¿Antes de qué? —le cuestionó Bradwell de forma burlona— Nadie podrá oírte, pequeña aprendiz de puta.

Entonces se escuchó un golpe, y algo parecido a un jadeo. Corrí hacia el lugar, guiándome tan sólo con la escasa luz que me entregaba el sol, y golpeé con tanta fuerza al capullo de Bradwell, que creí que por un momento, le podría haber dejado sin vida. La chica llevó sus manos a su boca, horrorizada, y me miró con los zafiros que llevaba por ojos.

— ¿Qué le hiciste? —me preguntó, no sin antes golpear mi pecho con sus minúsculas y débiles manos— Yo estaba... yo lo tenía bajo control—murmuró con tanta firmeza, que casi caí en su burda mentira.
—Cassie—jadeó Bradwell en el suelo. De su nariz emanaba sangre a borbotones, y sus ojos a duras penas se mantenían abiertos.

Pateé su estómago, y ahora sólo sabía que estaba vivo, por el constante sube y baja que su pecho producía.

— ¡Déjalo tranquilo, hijo de puta! —exclamó, y esta vez, no pude contenerme. Le miré, y recordé de quién se trataba.

Cassandra Morrison Ocean. Aquella chica conocida por ser más fácil que... ¿la tabla del uno? Probablemente, más aún. Chicos con novia, solteros, marginados, populares, profesores, alumnos. Podía contar con los dedos de una mano, el número de chicos que aún no se habían metido bajo su falda; y afortunadamente, yo era parte de ese pequeño grupo.

—Creo que mi madre no es la puta aquí—esbocé una media sonrisa, y metí ambas manos en los bolsillos delanteros de mis patalones.

Había herido su orgullo, y ahora no había nada que pudiera decirme. Zayn 1, Cassandra 0. Se cruzó de brazos, y caminó por el lugar de donde yo había venido. No tuve más remedio que seguirle, y cuando iba a subir a mi motocicleta, ella se acercó con pasos rápidos y firmes, y sacando un clavo de su bolsillo, pinchó una de las ruedas.

— ¿Quién gana ahora?