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Stuck In Love | Audiciones cerradas
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Re: Stuck In Love | Audiciones cerradas
Liiiiiiiiiiiiiiiili bueno, ya no sé que ando haciendo audicionando en todas las cosas que haces pero.. es que ... DIOS !! quiero infiltrarme en tu mente !!
Bueno, aunque lees Al Diablo Con El Diabl, acá te dejo otro mío que no se si leiste jajajaja
Bueno, aunque lees Al Diablo Con El Diabl, acá te dejo otro mío que no se si leiste jajajaja
- Love beyond Time:
Aún recuerdo cuando lo vi por primera vez, en el autobús de vuelta hacia mi casa, cuando accidentalmente caí sobre él, tras una torpe maniobra del chofer.
Nunca olvidaré las primeras palabras que me dirigió, cuando me preguntó si estaba bien, para luego pedirme amablemente que saliera de su regazo, ya que estaba aplastando su mochila.
Tampoco seré capaz de olvidar nunca como estuvimos todo el viaje parloteando alegremente sobre literatura, psicología, música, y todos los temas que se nos pasaron por la mente en la hora con cuarenta y cinco minutos que duró nuestro viaje.
Nunca olvidaré como se bajó del autobús, saludándome con una gran sonrisa, prometiendo volver a buscarme en el mismo autobús, a la misma hora, al otro día. Toda la esperanza, las ilusiones, y el deseo de volver a encontrarme con él, el muchacho de cabello color caramelo y ojos pardos que había atraído mi mirada desde el primer momento, se volvieron una realidad al otro día, cuando al subir al autobús, efectivamente allí estaba él, Liam, sentado en uno de los asientos dobles, con el sol iluminándole el lado derecho del rostro, mientras leía concentrado un ejemplar de Hamlet.
Lentamente me acerqué a su lado, y juntos, compartimos otra hora con cuarenta y cinco minutos, en donde nos despedimos, por segunda vez, prometiendo de nuevo vernos al otro día.
Y así pasaron dos semanas. Todas las tardes Liam y yo coincidíamos en el mismo autobús y juntos compartíamos esa maravillosa hora con cuarenta y cinco minutos. Poco a poco fuimos conociéndonos, encariñándonos cada vez más el uno con el otro.
Dos semanas bastaron para que me diera cuenta de lo que sentía por Liam. En veinte horas con treinta minutos, que habíamos compartido viajando, durante esas dos semanas, me había ilusionado por completo con él, ya que el noventa por ciento del tiempo mi mente solo se ocupaba de imaginarlo en mis momentos más importantes, en las reuniones de mi familia, y porque mi corazón ya quería que él fuera parte de mi vida. ¿Quién podría culparme? Con tan solo 16 años, lo único que yo quería era vivir mi historia de amor con besos, abrazos, regalos y todas las cursilerías que el “noviazgo” conllevaba.
El día número 15 de nuestros encuentros, subí al autobús expectante, con una gran sonrisa, esperando el momento de verlo sentado leyendo otra obra de literatura antigua, pero mi sonrisa se esfumó cuando, me encontré con un hombre calvo, de ojos tristes y cara pálida, en lugar de sus ya conocidos y cálidos ojos marrones. Comencé desesperada a buscarlo con la mirada por todo el autobús, pero nunca logré verlo.
Comencé a especular la posible razón por la cual podría haberse retrasado y tomado el autobús siguiente. Y como, ninguna enfermedad, resfrío, o un simple retraso me parecían causas razonables, traté de llevar lo mejor que pude esa hora con cuarenta y cinco minutos en soledad.
Días pasaron, y no volví a ver a Liam nunca más. En ninguno de los autobuses, y puedo dar fe de aquello, porque en el afán por querer verlo de nuevo, estuve un día completo en una de las paradas del autobús, esperando verlo bajar de alguno, pero nunca pasó.
Con tan solo 16 años, sufrí mi primera desilusión en el amor, me maldije a mí misma por nunca haberle pedido siquiera su número telefónico, y esa fue la primera vez que lloré tanto por un muchacho. Aprendí, de la peor manera, que tendría que dejar de creer en el típico “cliché” Hollywoodense del verdadero amor, y comenzar a pensar en la realidad.___________________________________
Mi adolescencia pasó sin ningún inconveniente, más que algún que otro grano o molesto punto negro que rápidamente me encargaba de eliminar. Obviamente conocí nuevas personas y, créanlo o no, volví a enamorarme, y como nunca. Del hombre que años después se convertiría en mi marido y posteriormente, padre de mi hija.
Mi vida fue plena, viví desde mis 30 años en Florencia, Italia, con mi marido y mi bella hija. Mi vida fue de lo mejor, recibí amor de mi hija a más no poder, mi esposo era un hombre adorable, luego llegaron mis dos nietos, y mi felicidad fue plena. Pero secretamente, nunca olvidé a Liam, y siempre tuve presente cada una de las horas con cuarenta y cinco minutos que pasamos juntos.
A mis sesenta años, mi amado marido Steven falleció por una enfermedad que afectaba su corazón hace años. La tristeza me invadió, haciéndome revolver entre viejas pérdidas amorosas y no tanto, pero fue esa tristeza la que me ayudó a tomar la decisión de dejar Florencia cinco años después, para volver a Londres, mi amada ciudad natal.
Me instalé en la casa de Myrtle, mi hermana menor, que me recibió junto con su familia, con los brazos abiertos. Recuerdos me invadían por todos lados, cada calle, paredón y cada insignificante rincón me hacía acordar a mi adolescencia, y por lo tanto, recordé a Liam.
Recordé los viajes en autobús y mis ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas al recordar la repentina forma en la que me había abandonado. Entonces decidí caminar hacia la vieja parada de autobús, y me sorprendí al ver que la misma línea seguía utilizando el mismo recorrido que cuando yo tenía 16 años. Al llegar el autobús, melancólica subí a él, y saqué el boleto.
Mi corazón dio un vuelco al revivir esa imagen. La imagen de Liam, siendo iluminado por el sol, en el lado derecho de su cara, me invadió repentinamente. Y logré reconocerlo sentado en el mismo asiento, sin importar el pelo que había perdido, o la cantidad de arrugas que ahora enmarcaba sus brillantes ojos pardos.
Temblorosa tomé asiento a su lado, haciéndolo sobresaltar y, por consiguiente, haciendo que posara su cansada mirada en mí. Supe desde que levantó su rostro, que me había reconocido y que, también él, había recordado todos nuestros encuentros. Esta vez, fue más de una hora con cuarenta y cinco minutos la que pasamos juntos. Desde ese día Liam y yo, nos dimos la oportunidad que no habíamos podido aprovechar a los 16 años.
Me hizo rejuvenecer, no física sino espiritualmente. Me sentía como una adolescente enamorada de nuevo. ¿Quién diría que a mis setenta años no podía enamorarme de nuevo? ¿Quién había dicho que a mis setenta años no podía disfrutar de mi vida con un nuevo amor?
Cinco años enteros pasamos juntos, en una relación, y la felicidad se completó cuando mi hija y mis nietos Rachel y Peter, se mudaron a Londres conmigo. Tenía a mi hija, mis nietos, y a Liam, no podía pedir más.
Cinco años de felicidad, hasta que una horrible y mortal enfermedad atacó mi cuerpo, debilitándome completamente. No tenía fuerzas para seguir adelante, y comencé ver como Liam sufría conmigo también, esa fue una situación que mi corazón no pudo soportar. Verlo consumiéndose, cuando en realidad la que poseía la enfermedad era yo, me partía el alma a la mitad, así que un día, decidí dejarlo libre. Le dije a Liam que se fuera y me dejara, lo alejé para no hacerlo sufrir, aunque nunca jamás lo entendió así._______________________________________
La abuela _______ dejó de hablar, se limpió la lágrima que recorría su mejilla izquierda, luego de contarme su historia, y giró la cabeza para mirar, desde la camilla, por la ventana del hospital donde se encontraba, momento que yo aproveché, para limpiar las lágrimas que caían también por mis mejillas.
Un mes había pasado desde que todo había ocurrido, desde que mi abuela había alejado a Liam para no hacerlo sufrir. Un mes completo desde que todo había ocurrido, y dos semanas desde la repentina muerte de Liam. Sí, Liam estaba ahora muerto, había enfermado sin motivo aparente, justo cuatro días después que mi abuela lo dejara.
Recuerdo que mal se había sentido Liam, que ya era parte de la familia para mí. Recuerdo su preocupación constante por mi abuela, como venía al hospital cuando era mi turno de cuidarla, y la observaba mientras ella dormía, tomando su mano y susurrando cosas que, creo yo, solo ellos dos podían entender.
Recuerdo como lo vi desmejorarse desde ese momento, y también llevo grabadas en la mente, las palabras que me dijo la última vez que lo vi antes de su muerte: “Rachel, he estado enamorado de tu abuela desde la primera vez que la vi, a los 16 años. Todo este tiempo ha sido mi más grande amor, sin importar los caminos que hayamos tomado. Y sin ella, simplemente ya no tengo razón ninguna para seguir en esta vida.” Dos días después, Liam falleció. Mi abuela cree que murió de un ataque al corazón, nunca la había visto tan mal como el día en que se lo dijimos pero, la verdad la hubiera herido mucho más, y queríamos que disfrutara el poco tiempo de vida que le quedaba.
Al pasar unos minutos, la abuela ______ volvió su vista hacia mí y finalizó su discurso.
-Nunca dejé de amar a Liam. No me malinterpretes Rachel, también quise a tu abuelo, y lo quise muchísimo, por algo lo elegí para ser el padre de mis hijos. –La abuela dejó escapar una leve risa. – Pero la enseñanza de todo esto, preciosa, es que nunca debes rendirte en cuestiones del amor. Sino mírame a mí, encontré el verdadero amor de mi vida a los setenta años, y nunca fui más feliz. –Una resplandeciente sonrisa melancólica se escapó de sus labios. – Y me voy en paz, Rachel, sin miedo, porque sé que Liam está esperándome del otro lado, con los brazos abiertos, como lo ha estado siempre.
Y luego de decir eso tomó mi mano, la apretó fuertemente, me miró con los ojos más brillantes que nunca, me sonrió y cerró sus ojos, con una sonrisa pacífica en el rostro, para tomar una siesta. Aunque yo sabía que esa, había sido su despedida definitiva. Y no me equivoqué, ya que, exactamente una hora con cuarenta y cinco minutos después, mi abuela estaba en un mejor lugar, seguramente siendo recibida en brazos de Liam nuevamente.
Nunca en mi vida había creído en el amor a primera vista, ni en el amor verdadero, o en el hecho de que una persona pudiera tener un “amor de su vida”, pero la historia de mi abuela revivió esa esperanza en mí. Y hoy en día, no hay momento en el que no me guste recordar la enseñanza que dejó en mí, por consecuencia acordándome de mi abuela, Liam y su historia de amor más allá del tiempo.
Emily Malik
Re: Stuck In Love | Audiciones cerradas
Emily Malik escribió:Liiiiiiiiiiiiiiiili bueno, ya no sé que ando haciendo audicionando en todas las cosas que haces pero.. es que ... DIOS !! quiero infiltrarme en tu mente !!
Bueno, aunque lees Al Diablo Con El Diabl, acá te dejo otro mío que no se si leiste jajajaja
- Love beyond Time:
Aún recuerdo cuando lo vi por primera vez, en el autobús de vuelta hacia mi casa, cuando accidentalmente caí sobre él, tras una torpe maniobra del chofer.
Nunca olvidaré las primeras palabras que me dirigió, cuando me preguntó si estaba bien, para luego pedirme amablemente que saliera de su regazo, ya que estaba aplastando su mochila.
Tampoco seré capaz de olvidar nunca como estuvimos todo el viaje parloteando alegremente sobre literatura, psicología, música, y todos los temas que se nos pasaron por la mente en la hora con cuarenta y cinco minutos que duró nuestro viaje.
Nunca olvidaré como se bajó del autobús, saludándome con una gran sonrisa, prometiendo volver a buscarme en el mismo autobús, a la misma hora, al otro día. Toda la esperanza, las ilusiones, y el deseo de volver a encontrarme con él, el muchacho de cabello color caramelo y ojos pardos que había atraído mi mirada desde el primer momento, se volvieron una realidad al otro día, cuando al subir al autobús, efectivamente allí estaba él, Liam, sentado en uno de los asientos dobles, con el sol iluminándole el lado derecho del rostro, mientras leía concentrado un ejemplar de Hamlet.
Lentamente me acerqué a su lado, y juntos, compartimos otra hora con cuarenta y cinco minutos, en donde nos despedimos, por segunda vez, prometiendo de nuevo vernos al otro día.
Y así pasaron dos semanas. Todas las tardes Liam y yo coincidíamos en el mismo autobús y juntos compartíamos esa maravillosa hora con cuarenta y cinco minutos. Poco a poco fuimos conociéndonos, encariñándonos cada vez más el uno con el otro.
Dos semanas bastaron para que me diera cuenta de lo que sentía por Liam. En veinte horas con treinta minutos, que habíamos compartido viajando, durante esas dos semanas, me había ilusionado por completo con él, ya que el noventa por ciento del tiempo mi mente solo se ocupaba de imaginarlo en mis momentos más importantes, en las reuniones de mi familia, y porque mi corazón ya quería que él fuera parte de mi vida. ¿Quién podría culparme? Con tan solo 16 años, lo único que yo quería era vivir mi historia de amor con besos, abrazos, regalos y todas las cursilerías que el “noviazgo” conllevaba.
El día número 15 de nuestros encuentros, subí al autobús expectante, con una gran sonrisa, esperando el momento de verlo sentado leyendo otra obra de literatura antigua, pero mi sonrisa se esfumó cuando, me encontré con un hombre calvo, de ojos tristes y cara pálida, en lugar de sus ya conocidos y cálidos ojos marrones. Comencé desesperada a buscarlo con la mirada por todo el autobús, pero nunca logré verlo.
Comencé a especular la posible razón por la cual podría haberse retrasado y tomado el autobús siguiente. Y como, ninguna enfermedad, resfrío, o un simple retraso me parecían causas razonables, traté de llevar lo mejor que pude esa hora con cuarenta y cinco minutos en soledad.
Días pasaron, y no volví a ver a Liam nunca más. En ninguno de los autobuses, y puedo dar fe de aquello, porque en el afán por querer verlo de nuevo, estuve un día completo en una de las paradas del autobús, esperando verlo bajar de alguno, pero nunca pasó.
Con tan solo 16 años, sufrí mi primera desilusión en el amor, me maldije a mí misma por nunca haberle pedido siquiera su número telefónico, y esa fue la primera vez que lloré tanto por un muchacho. Aprendí, de la peor manera, que tendría que dejar de creer en el típico “cliché” Hollywoodense del verdadero amor, y comenzar a pensar en la realidad.___________________________________
Mi adolescencia pasó sin ningún inconveniente, más que algún que otro grano o molesto punto negro que rápidamente me encargaba de eliminar. Obviamente conocí nuevas personas y, créanlo o no, volví a enamorarme, y como nunca. Del hombre que años después se convertiría en mi marido y posteriormente, padre de mi hija.
Mi vida fue plena, viví desde mis 30 años en Florencia, Italia, con mi marido y mi bella hija. Mi vida fue de lo mejor, recibí amor de mi hija a más no poder, mi esposo era un hombre adorable, luego llegaron mis dos nietos, y mi felicidad fue plena. Pero secretamente, nunca olvidé a Liam, y siempre tuve presente cada una de las horas con cuarenta y cinco minutos que pasamos juntos.
A mis sesenta años, mi amado marido Steven falleció por una enfermedad que afectaba su corazón hace años. La tristeza me invadió, haciéndome revolver entre viejas pérdidas amorosas y no tanto, pero fue esa tristeza la que me ayudó a tomar la decisión de dejar Florencia cinco años después, para volver a Londres, mi amada ciudad natal.
Me instalé en la casa de Myrtle, mi hermana menor, que me recibió junto con su familia, con los brazos abiertos. Recuerdos me invadían por todos lados, cada calle, paredón y cada insignificante rincón me hacía acordar a mi adolescencia, y por lo tanto, recordé a Liam.
Recordé los viajes en autobús y mis ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas al recordar la repentina forma en la que me había abandonado. Entonces decidí caminar hacia la vieja parada de autobús, y me sorprendí al ver que la misma línea seguía utilizando el mismo recorrido que cuando yo tenía 16 años. Al llegar el autobús, melancólica subí a él, y saqué el boleto.
Mi corazón dio un vuelco al revivir esa imagen. La imagen de Liam, siendo iluminado por el sol, en el lado derecho de su cara, me invadió repentinamente. Y logré reconocerlo sentado en el mismo asiento, sin importar el pelo que había perdido, o la cantidad de arrugas que ahora enmarcaba sus brillantes ojos pardos.
Temblorosa tomé asiento a su lado, haciéndolo sobresaltar y, por consiguiente, haciendo que posara su cansada mirada en mí. Supe desde que levantó su rostro, que me había reconocido y que, también él, había recordado todos nuestros encuentros. Esta vez, fue más de una hora con cuarenta y cinco minutos la que pasamos juntos. Desde ese día Liam y yo, nos dimos la oportunidad que no habíamos podido aprovechar a los 16 años.
Me hizo rejuvenecer, no física sino espiritualmente. Me sentía como una adolescente enamorada de nuevo. ¿Quién diría que a mis setenta años no podía enamorarme de nuevo? ¿Quién había dicho que a mis setenta años no podía disfrutar de mi vida con un nuevo amor?
Cinco años enteros pasamos juntos, en una relación, y la felicidad se completó cuando mi hija y mis nietos Rachel y Peter, se mudaron a Londres conmigo. Tenía a mi hija, mis nietos, y a Liam, no podía pedir más.
Cinco años de felicidad, hasta que una horrible y mortal enfermedad atacó mi cuerpo, debilitándome completamente. No tenía fuerzas para seguir adelante, y comencé ver como Liam sufría conmigo también, esa fue una situación que mi corazón no pudo soportar. Verlo consumiéndose, cuando en realidad la que poseía la enfermedad era yo, me partía el alma a la mitad, así que un día, decidí dejarlo libre. Le dije a Liam que se fuera y me dejara, lo alejé para no hacerlo sufrir, aunque nunca jamás lo entendió así._______________________________________
La abuela _______ dejó de hablar, se limpió la lágrima que recorría su mejilla izquierda, luego de contarme su historia, y giró la cabeza para mirar, desde la camilla, por la ventana del hospital donde se encontraba, momento que yo aproveché, para limpiar las lágrimas que caían también por mis mejillas.
Un mes había pasado desde que todo había ocurrido, desde que mi abuela había alejado a Liam para no hacerlo sufrir. Un mes completo desde que todo había ocurrido, y dos semanas desde la repentina muerte de Liam. Sí, Liam estaba ahora muerto, había enfermado sin motivo aparente, justo cuatro días después que mi abuela lo dejara.
Recuerdo que mal se había sentido Liam, que ya era parte de la familia para mí. Recuerdo su preocupación constante por mi abuela, como venía al hospital cuando era mi turno de cuidarla, y la observaba mientras ella dormía, tomando su mano y susurrando cosas que, creo yo, solo ellos dos podían entender.
Recuerdo como lo vi desmejorarse desde ese momento, y también llevo grabadas en la mente, las palabras que me dijo la última vez que lo vi antes de su muerte: “Rachel, he estado enamorado de tu abuela desde la primera vez que la vi, a los 16 años. Todo este tiempo ha sido mi más grande amor, sin importar los caminos que hayamos tomado. Y sin ella, simplemente ya no tengo razón ninguna para seguir en esta vida.” Dos días después, Liam falleció. Mi abuela cree que murió de un ataque al corazón, nunca la había visto tan mal como el día en que se lo dijimos pero, la verdad la hubiera herido mucho más, y queríamos que disfrutara el poco tiempo de vida que le quedaba.
Al pasar unos minutos, la abuela ______ volvió su vista hacia mí y finalizó su discurso.
-Nunca dejé de amar a Liam. No me malinterpretes Rachel, también quise a tu abuelo, y lo quise muchísimo, por algo lo elegí para ser el padre de mis hijos. –La abuela dejó escapar una leve risa. – Pero la enseñanza de todo esto, preciosa, es que nunca debes rendirte en cuestiones del amor. Sino mírame a mí, encontré el verdadero amor de mi vida a los setenta años, y nunca fui más feliz. –Una resplandeciente sonrisa melancólica se escapó de sus labios. – Y me voy en paz, Rachel, sin miedo, porque sé que Liam está esperándome del otro lado, con los brazos abiertos, como lo ha estado siempre.
Y luego de decir eso tomó mi mano, la apretó fuertemente, me miró con los ojos más brillantes que nunca, me sonrió y cerró sus ojos, con una sonrisa pacífica en el rostro, para tomar una siesta. Aunque yo sabía que esa, había sido su despedida definitiva. Y no me equivoqué, ya que, exactamente una hora con cuarenta y cinco minutos después, mi abuela estaba en un mejor lugar, seguramente siendo recibida en brazos de Liam nuevamente.
Nunca en mi vida había creído en el amor a primera vista, ni en el amor verdadero, o en el hecho de que una persona pudiera tener un “amor de su vida”, pero la historia de mi abuela revivió esa esperanza en mí. Y hoy en día, no hay momento en el que no me guste recordar la enseñanza que dejó en mí, por consecuencia acordándome de mi abuela, Liam y su historia de amor más allá del tiempo.
AY DIOJ! no puedo creer que estés audicionando! kjkasdskdasdlsakdjflaksdf
ih my god, oh my god. OH MI GOD! kjdkajsdkjsafkjdfkdgkjdahfkajsf .___.
okyaaaas, me dio algo. jksdjkdlfslkasfdadf
MakeItRain
Re: Stuck In Love | Audiciones cerradas
Oh god!
Los resultados,los resultados. *Hiperventila* *Cae al piso* Aire,necesito aire..
sdgaksdb
Los resultados,los resultados. *Hiperventila* *Cae al piso* Aire,necesito aire..
sdgaksdb
Scared,Angel?
Re: Stuck In Love | Audiciones cerradas
RESULTADOS
Holiiii lindaas, hermosas preciosas!Aquí la parte difícil, los resultadooos.
Después de pensarlo mucho... decidi que dos co-escritoras son mejores que una so...
Ahora somos tres :)
1. Emily Malik
2. .Neverland.
Muchas graciaas a todaas por participar! Lamentablemente no podían quedar todas, pero no se desanimen, todas escriben super bien!
Besoos, Lili
MakeItRain
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